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: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez

Profecía, "lo perfecto" y ¿el fin de qué?

Código: B140320

El último argumento que John Piper hizo en su transmisión en apoyo de la continuación de la profecía falible tiene que ver con la identidad y el tiempo de “lo perfecto” en 1 Corintios 13:8-12. [1] Esto es lo que él dijo:

Considero que la perspectiva del futuro es evidentemente cuando venga Cristo. Cuando venga lo perfecto, en el momento de la edad adulta, cuando ya no esté hablando como un niño, el tiempo de ver cara a cara, ya no más por un espejo, sino más bien completo como yo fui conocido. Ese no es ningún tiempo en esta era. Ese es el fin de los tiempos, cuando sabremos completamente tal como nosotros hemos sido conocidos por completo.

Entonces es ahí que se detiene el don de la profecía. Por consiguiente, considero que este texto es un argumento bastante claro de que el don de la profecía y de las lenguas continuará hasta que Jesús regrese. Y creo que el motivo por el cual dice que cesan es precisamente porque son imperfectas. No tienen la autoridad a nivel de la Escritura, ya que el versículo 9 dice ek merous prophteuomen - eso es el griego - nosotros profetizamos ek merous, profetizamos en parte, al igual que un niño que trata de razonar, pensar y hablar; y cuando crece y se convierte en hombre en el futuro, ya no necesitará ese tipo de ayuda. [2]

Ese resumen refleja lo que se ha convertido en una interpretación común de 1 Corintios 13:8-12. Debido a su popularidad, muchos no son conscientes de que se basa en suposiciones sin fundamentos y que es totalmente contraria a los exégetas respetados tanto a lo largo de la historia de la Iglesia, como a los de hoy en día. Pero, concentrándose en lo que realmente dijo Pablo, creo que podemos despejar la confusión que los continuistas han insertado en este texto.

¿Qué es “lo perfecto”?

La palabra traducida “perfecto” viene de téleios; y es utilizada para describir algo que es moralmente perfecto, completamente desarrollado, maduro o completo. Las diferentes connotaciones de téleios han dado lugar a varias interpretaciones de a lo que “lo perfecto” se refiere: F.F. Bruce dijo que “lo perfecto” es el amor en sí; B.B. Warfield, el canon completo de la Escritura; Robert Thomas, la iglesia madura; Richard Gaffin, el regreso de Cristo; y Thomas Edgar, la entrada individual del creyente a la gloria celestial. [3]

De manera significativa, a pesar de que no están de acuerdo en lo referente a “lo perfecto,” cada uno de esos eruditos respetados del Nuevo Testamento es un cesacionista comprometido. Claramente - y contrariamente a lo que afirma muchos continuacionistas - el caso cesacionista no se sostiene o derrumba en 1 Corintios 13:8-12. Como dice el estudioso del Nuevo Testamento Anthony Thistleton: “Pocos o ninguno de los argumentos cesacionistas serios dependen de una exégesis específica de 1 Corintios 13:8-11… esos versículos no deberían ser utilizados como una polémica por ningún partido en este debate.” [4] Incluso el erudito continuacionista D. A. Carson admite que las palabras de Pablo en 1 Corintios 13 no significan necesariamente que un don carismático no podría haber sido retirado antes que la parousia.” [5]

Dicho esto, creo que la mejor manera de entender el tiempo de “lo perfecto” está más cerca de la visión de John Piper. He aquí lo que yo escribí en Fuego Extraño:

De todas las interpretaciones posibles, la entrada del creyente en la presencia del Señor se ajusta mejor al uso de Pablo de “lo perfecto” en 1 Corintios 13:10. Esto tiene sentido con la declaración posterior de Pablo en el versículo 12 acerca de que los creyentes verán “cara a cara” a Cristo y poseerán un conocimiento completo que no puede experimentarse de este lado de la gloria. [6]

Entonces, así como los cesacionistas pueden estar en desacuerdo entre ellos sobre lo que “lo perfecto” es; y aún así seguir siendo cesaciónistas, John Piper y yo podemos estar de acuerdo en cuándo “lo perfecto” viene y sin embargo no estar de acuerdo acerca de cuándo los dones milagrosos cesaron.

Esto demuestra que un estudiante minucioso de la Escritura - ya sea cesacionista o continuista - no debería mirar a 1 Corintios 13:8-12 como un triunfo en su discusión, imaginando que una simple cita de un pasaje deja en claro que su punto de vista es el correcto. Este texto tiene que ser cuidadosamente manejado para dejar en claro la intención del autor (2 Timoteo 2:15). En el resto de esta publicación espero poder hacer eso formulando dos preguntas trascendentales acerca de este texto.

¿Qué es lo que falta (puntualmente) en la profecía del Nuevo Testamento?

El contraste en 1 Corintios 13 no es entre lo imperfecto/falible y lo perfecto/infalible, sino más bien entre lo parcial y lo completo. Pablo dijo claramente: “Porque en parte conocemos y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.” (vv. 9–10, énfasis añadido).

Pero Piper toma “perfecto” en el sentido de “infalible” y “en parte” en el sentido de “falible.” He aquí lo que él dijo mientras citaba los versículos 9-10 (sus comentarios están marcados con itálicas):

Porque nosotros en parte conocemos y en parte profetizamos - esa es una afirmación muy importante: ‘En parte profetizamos’; mas cuando venga lo perfecto - como si las profecías no lo fueran [es decir, no perfectas] - lo incompleto se acabará. [7]

No pase por alto la conclusión interpretativa que Piper ha insinuado allí (es especialmente clara en el audio). Él ve el contraste entre “en parte profetizamos” y “más cuando venga lo perfecto” como una sugerencia de diferencia cualitativa entre el don de la profecía practicado entre los corintios y lo que está sucediendo en el tiempo de lo perfecto. Para él, eso significa que el don de la profecía del Nuevo Testamento no debe ser perfecto - es decir que no debe ser infalible.

Pero no hay absolutamente ninguna justificación para ello. Profetizar “en parte” no significa profetizar de manera falible o inexacta; significa que las profecías no proveen el tipo de conocimiento exhaustivo que los creyentes poseerán cuando entren en la presencia de Cristo. Se puede decir lo mismo de la profecía del Antiguo Testamento: era infalible, pero también era “en parte porque no proveía el cumplimiento completo de la revelación de Dios encontrado en el Nuevo Testamento. Inclusive los dos Testamentos juntos no pueden proveer el conocimiento exhaustivo que los creyentes disfrutarán en la gloria, el cual es precisamente el punto de Pablo en 1 Corintios 13:8-12.

Por lo tanto, no debemos entender que “en parte” significa “falible” sino “incompleto” o “parcial.” Y no debemos entender que “perfecto” significa “infalible” sino “completo.” La declaración de Pedro en 1 Corintios 13:9-10 debe ser entendida de la siguiente manera: en parte conocemos y parte profetizamos; pero cuando aquello que es completo venga, aquello que es incompleto se acabará. Lo que falta a la profecía del Nuevo Testamento es la consumación (una cuestión cuantitativa) y no la precisión (una cuestión cualitativa). La perfección cualitativa de la profecía del Nuevo Testamento nunca estuvo en cuestión hasta los desafíos modernos del movimiento carismático.

¿Qué (exactamente) acabará?

Luego de que Piper argumenta que el tiempo de “lo perfecto” es el fin de los tiempos, cuando nosotros vemos a Cristo (algo con lo que estoy de acuerdo), él llega a esta conclusión: “Entonces es ahí que termina el don de la profecía.” [8] Y es ahí donde yo dejo de estar de acuerdo. El versículo 8 no dice que el don de la profecía - singular - acabará; dice que las profecías - plural - acabarán. El cese del cual Pablo habla no se relaciona con el don de la profecía sino las profecías, que son el resultado o producto del don de la profecía.

He aquí como lo explica Sam Waldron:

Por lo tanto, el énfasis no está en el don de la profecía en sí, sino en las varias revelaciones o profecías dadas por medio de ese don. Por consiguiente, el versículo 8 enfatiza no al don de la profecía sino a los contenidos de la profecía - las profecías en plural dadas a través del don de la profecía. El énfasis, por consecuencia, del contexto anterior no es sobre el don de lenguas y de profecía. Está claramente en el conocimiento - el conocimiento parcial - asociado con esos dones. [9]

Ahora, a menos que usted considere que Waldron está haciendo una distinción demasiado sutil, reflexione cavilosamente por un momento en los versículos 9 y 10.

John Piper cree que “en parte” en el versículo 10 es una declaración cualitativa que se refiere al don de la profecía falible. Él querría que nosotros leyéramos el pasaje de la siguiente manera: porque nosotros sabemos faliblemente y profetizamos de manera falible; pero cuando venga lo perfecto, los dones falibles acabarán. Pero a fin de mantener el paralelo de Pablo entre “en parte” y “lo perfecto”, la interpretación de Piper nos forzaría a concluir que “lo perfecto” se refiere a un don. Así es como suena: porque sabemos de manera falible y profetizamos de manera falible; pero cuando vengan los dones perfectos, infalibles de la profecía y el conocimiento, los dones falibles acabarán.

Por lo tanto, ¿debemos esperar recibir los dones perfectos, infalibles de la profecía y el conocimiento cuando veamos a Cristo cara a cara? De ninguna manera. Piper ya nos ha dicho que “lo perfecto” no es un don en absoluto sino que es “evidentemente cuando Cristo viene.” Esta discrepancia interna hace evidente el error. Por un lado, el paralelismo muestra el contraste entre “en parte”, lo cual es falible y “lo perfecto”, lo cual es infalible. Pero ese paralelismo es ignorado en la próxima instancia para mantener que “lo perfecto” no es un don infalible si no la consumación de conocimiento que los creyentes disfrutan cuando ven a Cristo cara a cara. Hay que escoger.

Entonces, Waldron tiene razón. “En parte” no se refiere al don de la profecía en sí, sino más bien al conocimiento parcial (y al mismo tiempo infalible) que resulta del ejercicio de este don. Este conocimiento parcial no se contrasta con un don perfecto de conocimientos sino con el conocimiento perfecto, íntegro que los creyentes disfrutarán cuando vean a Cristo cara a cara. [10] Con eso en mente, puede alejarse de los detalles del texto para descubrir el propósito. Pablo no está tratando de enseñar a los corintios acerca de cuándo cesarán los dones, sino que el conocimiento trasmitido a través de esos dones cesará.

Tal como he escrito en Fuego Extraño:

Es importante señalar que el propósito de Pablo en este capítulo no fue identificar cuál sería la duración de los dones espirituales en los siglos posteriores a la historia de la Iglesia, ya que eso no habría tenido ningún sentido para los lectores originales de esta carta. Más bien, el apóstol estaba estableciendo un punto que concernía en específico a la audiencia del primer siglo: cuando los creyentes corintios entraran a la perfección glorificada de la eternidad en el cielo, los dones espirituales que ahora apreciaban tanto, ya no serían necesarios (porque la revelación parcial que proporcionan se haría completa). Sin embargo, el amor tiene un valor eterno, por lo que la búsqueda del amor es superior a cualquier don (v.13). [11]

Thomas Edgar resume el tema con estas palabras:

Si, como parece evidente en el pasaje, teleion [”lo perfecto”] se refiere a la presencia de la persona con el Señor, este texto no alude a un cierto punto profético en la historia. Estos factores significan que este pasaje no enseña cuándo los dones cesarán o cuánto tiempo van a durar. Sirve para recordarles a los corintios la naturaleza permanente del amor en contraste con los dones, los cuales por su misma naturaleza son sólo temporales, sólo para esta vida. [12]

Por lo tanto, a pesar de que se utiliza a menudo como un texto contundente para apoyar al continuismo, 1 Corintios 13 no enseña nada acerca de cuándo los dones cesarán. Pablo nuevamente está tratando de corregir a los creyentes corintios - quienes estimaban altamente al conocimiento, que se produjo como resultado de los dones proféticos, que un día sería eclipsado por el carácter perdurable del amor. En lugar de tratar de exhibir de manera ostentosa sus dones unos a otros, deberían de enfocar su energía en amarse unos a otros.

Conclusión

Esta ha sido la tercera publicación con respecto todo a los textos que John Piper utilizó para apoyar la profecía falible (1 Tesalonicenses 5:19-21; 1 Corintios 11:4-5; 1 Corintios 13:8-12). Ninguna de las interpretaciones continuistas de estos pasajes nos obliga a abandonar la doctrina del cesacionismo. Lo que yo he proporcionado no es nada nuevo. Es simplemente la posición histórica de la Iglesia, la cual es fiel a la perspectiva bíblica de la profecía.

Espero que los cristianos vean que el apoyo a la profecía falible y a la continuidad de los dones milagrosos es exegéticamente sospechoso; y no resiste el escrutinio bíblico. Y espero que desafíen a todo aquel que intente reducir o degradar el poder completo de la Palabra profética de Dios mediante la redefinición de acuerdo a presupuestos continuistas.

No existe ninguna virtud de permitir que el error continúe sin cesar y sin ser comprobado. A menudo no es agradable para las personas involucradas; pero es lo más amoroso que hacer. Tendré más para decir acerca del deber pastoral de confrontar y corregir el error, como una cuestión de genuino amor cristiano, en mi próxima publicación.

[1] Asegúrese de no perderse las publicaciones anteriores: La profecía redefinida, La falibilidad y los

profetas femeninos.

[2] Preguntéle al Pastor John, episodio 215, 6:04–7:19.

[3] John MacArthur, Fuego Extraño, p. 148.

[4] Anthony Thistleton, La primera epístola a los corintios (NIGTC), pp. 1063–64. [5] D.A. Carson, Showing the Spirit, p. 70.

[6] John MacArthur, Fuego Extraño, pp. 148–49.

[7] Preguntéle al Pastor John, episodio 215, 5:31–5:46.

[8] Preguntéle al Pastor John, episodio 215, 6:34–6:38.

[9] Sam Waldron, To Be Continued?, pp. 63–64.

[10] Vea también Thomas Edgar, Satisfied by the Promise of the Spirit, p. 245: “Las profecías y el conocimiento en este pasaje no son dones en sí mismos, tal como la mayoría de los intérpretes parecen asumir, sino el contenido asociado con los dones. Existen varios motivos para comprender el pasaje de este modo. Los dones no son parciales, ni habrá un día cuando los dones parciales serán reemplazados por dones completos.”

[11] John MacArthur, Fuego Extraño, p. 149.

[12] Thomas Edgar, Satisfied by the Promise of the Spirit, p. 246; cf. Sam Waldron, To Be Continued?, p. 64: “La conclusión debe ser que Pablo está enseñando el cese del conocimiento parcial en favor del conocimiento perfecto en el versículo 10. El no hace ninguna mención a cuando los dones de la profecía y de lenguas acabarán. Él sólo se refiere al conocimiento presente y parcial fue trasmitido por medio de sus dones. Él deja abierta la pregunta acerca del tiempo de finalización de los dones de la profecía y las lenguas. Este pasaje es, por lo tanto, no definitivo para la continuación del don de la profecía. Ese tema debe ser decidido en base a otros fundamentos.”

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