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Para esta noche quiero que veamos Hechos 27; y ese quizás es un lugar muy extraño en donde buscar para hablar del tema del que quiero hablar en esta noche; y ese es el tema del liderazgo bíblico o cuáles son las características de un líder verdadero. Pero esto es algo en lo que he pensado y he leído y he estudiado durante muchos años, desde que he estado en el ministerio.

Tratando de entender realmente el liderazgo, he asistido a seminarios de liderazgo y ninguno de ellos realmente ayudó, me imagino. Pero hay algunos principios que simplemente saltaron de la página algunos años atrás cuando estaba leyendo a lo largo del capítulo 27 de Hechos.

Y, de hecho, me pareció algo interesante porque estaba predicando el capítulo 27 de Hechos mientras que estuve aquí en Grace Community Church hace algunos años atrás. Y sabía que la semana misma en la que tuve que preparar esto también tenía que preparar un estudio de liderazgo para una conferencia en una Iglesia en donde estaba hablando. Y debido a que no tuve tiempo de hacer dos cosas, traté de entender cómo el liderazgo podía encajar en el capítulo 27 de Hechos. Y en cierta manera, le pedí al Señor que me diera algo de entendimiento para que pudiera duplicar la preparación, en cierta manera. Y fue sorprendente cómo se encuentra implícito en lo que sucede aquí en este capítulo, esta es una narrativa. No dice nada absolutamente acerca del liderazgo. El tema del liderazgo simplemente, en cierta manera, sale de la situación; y entre más he meditado en esto, y entre más he estudiado esto, más claro fue en mi mente el ver cómo esta es una base buena para hablar del liderazgo.

Ahora, esto no es lo que usted llamaría una exposición cuidadosa de Hechos 27. Es muy suelta. Y simplemente, es una intención de ilustrar a partir de este capítulo, principios del liderazgo que se manifiestan en la conducta del apóstol Pablo.

Ahora, el liderazgo es un tema importante el día de hoy. Y hay innumerables seminarios en las iglesias acerca del liderazgo. De hecho, hay innumerables seminarios acerca del liderazgo y punto. Hay algunas personas que viven hablándole a ejecutivos y líderes corporativos y cobran tanto como $1500 a $2000 por conferencias, simplemente por hablar acerca de principios del liderazgo debido a la necesidad tremenda que hay de liderazgo adecuado, para hacer cualquier cosa - Sea en la educación no sea en el comercio, en los negocios, o en lo que sea. Y es verdad en la Iglesia.

El mundo enfrenta una crisis del liderazgo. Y no es diferente en la Iglesia. Sea que usted esté hablando de política o el departamento de policía o el comercio o en la Iglesia o lo que sea, y todo lo que está adentro y afuera de esas categorías, el liderazgo es vital.

Pero en particular, nuestro interés está en la Iglesia. Y hay muchos, muchos problemas relacionados con el liderazgo en la Iglesia o la ausencia del liderazgo o el liderazgo inadecuado, inepto o mal informado. Y entonces, es un área crítica. De hecho, he visto hasta cinco publicaciones cristianas en la última semana. Y cada una de ellas estaba promoviendo un seminario de liderazgo. Si usted es cristiano, probablemente tiene alguna responsabilidad de liderazgo. Sea en su hogar o sea en un estudio bíblico o sea en un trabajo, probablemente, tiene a alguien quien, en alguna manera, es responsable ante usted. Y claro que eso es algo ascendente. Hasta algunos de ustedes que pueden estar en posiciones de corporaciones ejecutivas o en ministerios, a cargo de muchas personas. Inclusive, algunos aquí en nuestros comités de ancianos o pastorales. Pero el liderazgo es algo vital.

Conforme viajo, y particularmente este verano, me di cuenta de que conforme hablaba con pastor, tras pastor, tras pastor, los problemas en común que emanan conforme ellos platican son problemas que se relacionan con mucha frecuencia a una lucha de poder buscando el liderazgo o a una incapacidad de resolver el hecho de quién es el líder o errores cometidos en la posición de liderazgo.

Hay todo tipo de enfoque al liderazgo que se ha ofrecido. Se ha ofrecido todo tipo de estrategias en referencia al liderazgo. El mundo tiene un enfoque tradicional que tiene que ver con el líder fuerte, natural. Y la industria busca esto más y más. De hecho, un artículo en la revista Harper indicó que las industrias y las corporaciones grandes están buscando ahora no a personas que están muy bien preparadas académicamente para posiciones de liderazgo, porque ellos creen que entre más usted busca prepararse académicamente, entre más usted busca la educación, más limitado usted está. Y entre más capaz usted es para conformarse en la investigación, menos indica usted creatividad.

Ahora, no sé si eso es verdad, pero lo que están buscando es a alguien que tiene un tipo de liderazgo latente que se encuentra en la categoría de un líder fuerte natural. Y los caracterizan de la siguiente manera: el líder natural fuerte es visionario. Siempre ve más allá de lo que está pasando. Grandes visiones.

Ahora, mientras que estoy explicando esto, usted va a pensar en algunos pastores que usted conoce, que se encuentran en esta categoría. Yo estoy pensando en alguien que yo conozco. Gran visión. Ellos realmente nunca ven lo que está pasando. Siempre están ahí afuera construyendo el siguiente edificio, conquistando el siguiente continente o ganando el siguiente planeta o lo que fuere.

En segundo lugar, están orientados a la acción. Esto es, todo el tiempo quieren estar moviéndose. Rara vez se sientan y contemplan. Siempre están moviéndose. En tercer lugar, son valientes. Y si usted es un líder natural fuerte cristiano y usted es valiente, la gente lo llama fe. Realmente, es valentía. Usted tiene la suficiente fortaleza como para hacer algunas cosas que nadie haría en muchos casos.

En cuarto lugar, dice que un líder natural fuerte tiene energía. Si fuera un niño, lo llamaría hiperactivo. En quinto lugar, un líder natural fuerte tiende a estar orientado hacia los objetivos, en lugar de estar orientado hacia la gente. Él tiende a ver el alcance de una meta en lugar de ver a la persona involucrada o a la gente involucrada. Y con mucha frecuencia, la gente simplemente es una herramienta pequeña que usted usa para alcanzar su meta.

En sexto lugar, los líderes naturales fuertes tienden a ser paternalistas. Esto es, tienden a jugar la función de padre. De sentirse que ellos son la gran mamá gallina con las alas por encima del resto de la gente, asegurándose de que el resto de la gente se encuentre bajo la protección que ellos ofrecen.

En séptimo lugar, normalmente son egocéntricos. Esto es, su mundo entero gira en torno a sí mismos. En octavo lugar, siempre son intolerantes de la incompetencia en otros. Lo que los voltea de cabeza es cuando alguien no puede hacer lo que ellos esperan que haga. Y en noveno lugar, siempre son indispensables. Usted nunca podría llevarse bien sin ellos.

Entonces, la perspectiva tradicional del liderazgo es el líder natural fuerte. Y él se caracteriza por ser visionario, estar orientado a la acción, valiente, como alguien que tiene energía, que está orientado a los objetivos, que es paternalista. Está centrado en sí mismo, es intolerante de la incompetencia en otros y es indispensable.

Ahora, cuando usted tiene a eso en la Iglesia como pastor, usted tiene algunos problemas. Realmente, los tiene. Usted tiene a muchas personas que están tratando de sobrevivir mientras que este hombre está tratando de vivir sus fantasías. Y me imagino que realmente niega, en cierto sentido, el requisito primordial del liderazgo bíblico; y eso es que usted va a cumplir las metas de Dios mediante la gente de Dios, no al hacerlo todo por sí mismo.

Entonces, hay una diferencia. Y no es fácil ser un líder, créame. No es fácil. No es fácil guiar bien. Es lo más difícil en el mundo. Como lo dijo Snoopy: “odio ser el beagle principal…” Simplemente, hay algo en esa posición que es difícil. Con frecuencia he dicho que el trabajo más difícil en el mundo es ser un pastor. Y no estoy amargado por ello, me encanta. Pero es el trabajo más difícil en el mundo, ser un pastor. Porque como puede ver, usted tiene que organizar y guiar a muchas personas, quienes son voluntarios. A ninguno de los cuales usted los puede mandar. A todos, lo único que le puede decir es: “Oh, por favor.” A ninguno de ellos los puede despedir. Y muchos de ellos, cuando usted comete un error, con prontitud le dicen. Es difícil, muy difícil.

Y a lo largo de su ministerio de liderazgo, y estar en el pastorado es liderazgo, pero a lo largo de esto, siempre hay suficientes éxitos como para mantenerlo involucrado y suficientes fracasos como para mantenerlo en sus rodillas. Y la gente que le recuerda de ambos. No es fácil.

Hay tensiones en el liderazgo. Permítanme decirles cuáles creo yo que son algunas. Creo que ser un líder lo lleva a usted a enfrentar con ansiedad real. La primera es la que yo llamo subestimación personal o el temor al fracaso. Los líderes, en cierta manera, viven con el temor al fracaso porque no hay manera de arrastrarse amablemente. Ahí está usted en toda su gloria, tropezándose. ¿Se da cuenta? El temor al fracaso. Eso es algo que usted tiene que enfrentar. La realidad es que, en su humanidad, en su debilidad, usted tiene a toda esta gente siguiéndolo a usted. Y usted puede caer. Usted puede fracasar. Y entonces, usted tiende a subestimarse a sí mismo y a volverse temeroso. Eso es algo que usted tiene que enfrentar.

En segundo lugar, creo que los líderes sufren de la atención de no confiar en su propio juicio. Y con eso quiero decir que algunas veces, usted tiene que tomar decisiones que son bastante difíciles. Digo, algunas veces usted tiene que tomar una decisión que inclusive usted tomaría. Un amigo se le va a acercar y le va a preguntar qué debe hacer. Y lo coloca a usted en una posición difícil, ¿no es cierto?

Usted ahora está en la posición de líder. ¿Qué es lo que va a decir? Y quizás, su primer pensamiento es: “hombre, no quiero decir nada. Porque si digo lo equivocado, entonces estoy muerto.” Y entonces, hay algunas personas que nunca asumen una posición de liderazgo, porque tienen una desconfianza tan grande en su juicio personal. Y todos los líderes, creo yo, tienen que enfrentar eso. Es muy difícil tener confianza absoluta en su juicio. Esa es la razón por la que el único lugar en el que yo jamás querría ser un líder sería en la Iglesia de Jesucristo, bajo el poder del Espíritu Santo, para que lo tuviera a Él como parte del proceso.

En tercer lugar, creo que los líderes no sólo sufren de la tensión de la subestimación personal o el temor al fracaso y la atención de la desconfianza en su propio juicio personal. Y entonces, algunas veces titubean en tomar decisiones, sino que, en tercer lugar, creo que es un problema con mucha frecuencia para los líderes debido a una falta de confianza de la gente. Conozco a un pastor que terminó con un ataque nervioso simplemente porque él no tuvo la capacidad de darle a alguien algo que hacer; y después, dejar que ellos lo hicieran. Él constantemente quería supervisarlos para asegurarse de que se hicieran bien las cosas, por temor de que él fuera acusado por estar haciendo un trabajo mal hecho.

Entonces, hay una falta de confianza en la gente. Y esta es una tensión en el liderazgo. Usted teme que alguien no vaya a hacer algo. Y usted va y les dice: “aquí está tu área que quiero que hagas.” Y si ellos no hacen eso, eso es una tensión para usted. Y claro, eso es legítimo porque en un sentido usted es responsable.

En cuarto lugar, yo creo también que los líderes, yo me conozco a mí mismo, y los líderes también tienen que luchar con la idea de que ser culpables de ser autoritarios. Ser culpables por ser autoritarios. Yo realmente enfrento esto en mi propia vida, porque tiendo simplemente a ser autoritario cuando llego a la palabra de Dios. Y algunas veces, alguna persona querida se me acerca y dice: “oh, aquí está mi problema.” Me cuenta su problema yo le digo: “bueno, claro, la Biblia dice…” usted sabe, y le presentó cuatro versículos. “Ahora vaya y resuelva su problema.” Y en cierta manera, salen intimidados, usted sabe.

¿Y sabe una cosa?, usted se da cuenta de que, en una posición de liderazgo, usted tiene que ser fuerte y usted tiene que adoptar una posición de autoridad, en un sentido. Y usted tiene cierta cantidad de culpabilidad, porque usted ha empujado a la gente a estas cosas y usted cree que está en lo cierto. Usted tiene que enfrentar eso. Y creo que lo que siempre está en su mente es, si usted es un líder, es que alguien en algún lugar está enojado con usted. Siempre. Y si es solo únicamente una persona, está muy bien. Pero debido a que ustedes autoritativo y debido que usted adopta una postura fuerte, siempre afecta a alguien en todo momento. Y entonces, tiene que enfrentar con esa culpabilidad.

Y después, en quinto lugar, creo que otra tensión en el liderazgo es ser defensivo, porque usted quiere protegerse a sí mismo todo el tiempo, y por ello, tiende a tratar de explicar todo lo que hace en lugar de hacerlo simplemente y ya. Usted, en cierta manera, quiere mantener todo claro.

Entonces, hay algunas tensiones en ser un líder. El temor al fracaso, el no confiar en su juicio personal, ausencia de confianza en otras personas, usted teme que no van a cumplir lo que deben hacer, culpabilidad por ser autoritario y ser defensivo, tratando de aplicar todo para justificar lo que ha hecho.

Ahora, si usted puede enfrentar todo eso, y no son fáciles, simplemente se las estoy presentando para que las piense, y se da cuenta que, en primer lugar, usted va a fracasar. Eso está bien. Me acuerdo la primer gran propuesta que jamás presente en Grace Community Church. No había estado aquí durante más de seis meses y se me ocurrió una gran idea para la Iglesia dominical. Trabajé en ella durante meses, la llevé al Comité de educación cristiana. Hombre, la tenía escrita al pie de la letra. Oh, era hermosa. Presenté todo esto y fue rechazado de manera unánime por todos. Usted va a fracasar. Usted va a fallar. Bueno, va a tener que enfrentarlo.

En segundo lugar, usted va a cometer errores de juicio personal. Usted va a confiar en ciertas personas y no va a funcionar. Usted va a colocar a personas en lugares de responsabilidad que no van a hacer lo que deben. Usted va a cometer un error al juzgar a alguien. Usted va a cometer un error en su propia sabiduría. Usted va a decirle a alguien que haga algo y no fue lo correcto. Necesita reconocer eso.

En tercer lugar, la gente no va a hacer lo que debe. Habrá ocasiones en las que usted tiene una gran ambición y grandes planes y grandes esperanzas y lo presenta y alguien dirá, “lo voy a hacer”. Y no lo harán y todo se va a desmoronar.

Y, algunas veces usted va a ser demasiado autoritario y algunas veces, usted va a cruzar los límites del tipo de autoridad correcto, la cual será la que es bíblica. Y usted va a ser autoritario en un área de opinión; y usted estará equivocado. Y usted no le caerá bien a la gente. Y algunas veces, usted necesita ser defensivo, porque algunas veces, necesitará explicar por qué usted hizo algo.

No es fácil ser un líder. Eso lo que estoy tratando de decir. Los estándares del mundo no son nuestros estándares, pero las tensiones son las mismas. Y el recurso que tenemos para enfrentar todo esto es este: que Dios nos ha dado esta responsabilidad. Todavía, no ha habido un líder perfecto fuera de Jesucristo. ¿No es cierto eso? Todo el mundo comete errores. Usted tiene que aceptar la responsabilidad, con todas sus fallas, y avanzar.

Ahora, veamos los principios de liderazgo que fluyen de este capítulo 27. Creo que realmente es emocionante. Permítame decirle lo que está pasando. Para cuando llegamos a Hechos 27, Pablo está siendo enviado a Roma. Ya por algo de tiempo, él ha sido prisionero en Cesárea durante dos años. Él fue llevado como prisionero a Cesárea después de su tercer viaje misionero. Él regresó del mundo gentil en donde él tuvo un ministerio maravilloso de establecer iglesias. Él regresó a las fiestas en Jerusalén. Él realmente quería conciliar a la Iglesia en Jerusalén. Entonces, trajo mucho dinero de regreso de la Iglesia gentil.

Y mire, había una división básica entre los cristianos judíos y los cristianos gentiles. Era algo racial que había durado durante mucho tiempo y Pablo pensó que una gran manera de unir a estos dos elementos era tomar dinero y una ofrenda de todas las iglesias gentiles y traerla como un regalo a la Iglesia judía en Jerusalén, para que la Iglesia judía viera entonces el amor de los gentiles. Y él no sólo trajo el dinero, sino que él trajo a algunos de los representantes gentiles de las diferentes iglesias con él.

Entonces, él llegó a Jerusalén y él hizo su mejor esfuerzo por conciliar, pero no funcionó. Y en el medio de la efervescencia que surgió, en el medio de toda la furia y el clamor que se estaba llevando a cabo en Jerusalén, se llevaron a Pablo como prisionero. Las autoridades, no la Iglesia, las autoridades.

Se lo llevaron a Cesárea y lo dejaron ahí como prisionero durante dos años. Y finalmente, al final de ese tiempo, él dice: “miren, este caso no va a ningún lado. Yo apelo a César,” y él como ciudadano romano, tenía el derecho de hacer eso. Y él dijo: “quiero que mi caso sea presentado ante el César. Quiero algún tipo de solución en esto. Quiero algún tipo de definición final.” Y él, entonces ahora está siendo transportado a Roma para que su caso sea presentado ante las Cortes del César en Roma. Francamente, él no era culpable de nada en absoluto.

Y entonces, conforme lo tomamos a partir del capítulo 27, versículo 1, él está en el barco listo para partir. Y conforme lo vemos, veremos fluyendo del texto algo muy interesante. Observe, y esto es lo que sucede. Cuando el viaje comienza, el último hombre en el rango del barco es Pablo. Él es un criminal. Él es un prisionero. Él es colocado en la parte de abajo del barco sin autoridad en absoluto y punto.

Hay un centurión romano, quien sería un soldado sobre 100 hombres, y debajo de él, habría otros oficiales de rango. Y después, estaban aquellos que eran los soldados del grupo de Augusto mismo. Y después, estaba el capitán del barco y después, estaba su asistente. Y después, estaban los marineros. Y había muchas personas que tenían mucho más rango, por encima de Pablo. Él no conocía nada de las cosas que necesitaban conocer en particular acerca de viajar por el Mediterráneo hasta Roma. Él no conocía nada acerca de la organización y la estructura del ejército romano como para que le pudieran dar una posición de liderazgo.

Pero lo que es tan sorprendente es esto: ya para cuando el barco sale del puerto y va en su viaje, Pablo se adueña del viaje entero. Y antes de que termine, él está a cargo de la vida de todo individuo en el barco. ¿Por qué? Porque un líder es un líder. Y los líderes van a subir a la parte de arriba como la crema. Y eso es exactamente lo que sucede. Y así como Pablo, a partir de la posición de debilidad e inferioridad, se eleva hasta la parte de arriba, remos una por una las características de su vida.

Ahora, algunas de ellas son más obvias que las otras y otras simplemente se presentan de manera implícita, de manera vaga. Y voy a tratar de explicarle la diferencia. Versículo 1: “Cuando se decidió que habíamos de navegar para Italia,” habíamos, refiriéndose a Pablo y a Lucas, sin duda, porque Lucas es el autor de los Hechos. Y él usa el nosotros, “entregaron a Pablo y a algunos otros presos a un centurión llamado Julio, de la compañía Augusta. Y embarcándonos en una nave adramitena,” este es el puerto con el que se identificaba la nave, “que iba a tocar los puertos de Asia, zarpamos,” lo cual significa navegar, “estando con nosotros Aristarco, macedonio de Tesalónica. Al otro día llegamos a Sidón.”

Ahora, ellos estaban en Cesárea, Sidón estaba a más de 100 km arriba de la costa de Israel, no muy lejos de Israel en absoluto. Llegaron a Sidón y esto es interesante. “Y Julio,” Julio siendo el comandante del centurión de la compañía augusta, “y Julio, tratando humanamente a Pablo, le permitió que fuese a los amigos, para ser atendido por ellos.”

Ahora, conforme leí eso quedé sorprendido. Pablo es un prisionero. Pablo no sólo es un prisionero, él es un prisionero importante. Él es un prisionero quien es odiado mucho por la población judía en Jerusalén. Y su disposición podría haber tenido ramificaciones volátiles para Roma. Él no es alguien a quien quieran suelto ahí en la tierra de Palestina. Ellos también, sabiendo que él es un ciudadano romano, debieron haber sentido algo de responsabilidad por protegerlo de algunos que habrían querido quitarle la vida.

Entonces, él era un prisionero muy importante. Y un prisionero no es alguien a quien dejas suelto. Pero lo que me parece sorprendente en el versículo 3 es que un día después de que partieron, y llegan a Sidón, Julio deja a Pablo ir a la ciudad a ver a sus amigos para ser atendido por ellos. ¡Qué impresionante! “Pablo, has estado en la nave todo el tiempo, ve a ver a tus amigos. Él es un prisionero, un prisionero político. Y ahí veo yo la primera característica de un líder real, comenzando a emerger. Un líder es confiable. Él es confiable. De alguna manera, en un día, Pablo había convencido a Julio de que él era digno de confianza.

Ahora, ¿sabe una cosa? ¿Qué le pasaba a un soldado romano que perdía a un prisionero? Perdía la vida, no es cierto. Esa es la razón por la que el carcelero de Filipos sacó una espada cuando se cayó la cárcel en el terremoto y se iba a suicidar. Él pensó que el suicidio sería mejor que la ejecución romana que vendría como resultado de que él había perdido a sus prisioneros. Aun así, si ellos habían salido en un terremoto, un soldado romano pierde el prisionero y pierde su vida. Y, sin embargo, aquí hay un soldado romano, Julio. Y este hombre está dejando que ese hombre esté suelto después de un día. Usted pregunta cómo es posible que él pudiera hacer eso. Sólo de una manera: él confiaba en él. Él confió en él. Él le permitió que fuese a sus amigos, para ser atendido por ellos. Eso es sorprendente. Él debía haber tenido mucha, mucha confianza.

Hay algo más que veo aquí y eso es esto: sus amigos también debieron haber confiado en él. Sabe una cosa, habría sido fácil para ellos decir: “oh, ese es Pablo, él es un prisionero. Me pregunto lo que él hizo.” Y comenzar a menospreciarlo y ya no considerarlo como su amigo. Como puede ver, él había sido prisionero ya por mucho tiempo. Más de dos años. Ellos bien pudieron haberlo descartado, pero todavía son sus amigos. Porque después de dos años, todavía confiaban en él sin importar cómo se veían las circunstancias y aunque se veía como si él había cometido algo mal, después de todo, a usted no le gusta estar cerca de criminales. Aquí hay un centurión que confió en él en un día. Y aquí hay un grupo de cristianos que confían en él dos años después. Aunque durante esos dos años, él había sido considerado un criminal, nunca perdieron su confianza en él. Y yo creo que lo primordial con un líder es que confían en él.

A usted se le sorprendería lo que la gente hace si creen en usted: si realmente confían en usted. Padres, realmente los sorprendería lo que sus hijos harían. Aquellos de ustedes que enseñan una clase o guían un estudio bíblico, aquellos de ustedes que tienen alguna responsabilidad de liderazgo en su negocio o en cualquier otro lugar, les sorprendería lo que la gente haría si confiaran en ustedes.

Usted pregunta qué estoy diciendo. Le estoy diciendo esto: le voy a traducir la palabra confianza en un concepto para usted. Ellos tienen la confianza de que usted todavía tiene los mejores intereses de ellos en el corazón de usted. ¿Sabe usted lo que Julio creyó? Si yo puedo ver esto en el texto, Julio creyó que Pablo nunca haría algo que resultaría en que Julio fuera lastimado. ¿Escuchó eso? La gente confiará en un líder cuando creen que ese líder tiene los mejores intereses de ellos en el corazón del líder.

Y yo creo que lo que realmente está diciendo es que, si usted realmente va a guiar, usted realmente tiene que guiar desde el punto de vista de ser un siervo. Pablo lo dice en Primera de Corintios 4, “cuando todo ha sido hecho y dicho, que sea dicho de nosotros que fuimos los huperetes de Cristo,” los remeros, de tercer nivel de galeón. Que sea dicho de nosotros que fuimos siervos. Primera de Corintios 3 dice: “¿qué somos, sino siervos?” Jesús dijo: “aun Yo no vine a ser servido sino a, ¿qué?, A servir el ministerio.”

Como puede ver, usted guía desde el punto de vista del servicio y la gente cree que usted busca los intereses de la gente y ellos van a confiar en usted. Tan pronto como la gente comience a creer, ahora, escuche esto, que usted tiene a usted mismo en su corazón, van a dejar de confiar en usted. Comenzarán a sentir que están siendo usados para lograr que usted alcance sus propios fines. Entonces, un líder debe, y lo digo con firmeza, debe ser alguien en quien se puede confiar.

Y la manera en la que se confía en él es porque la gente que lo sigue cree con todo su corazón que en el corazón de este líder están los intereses de ellos. Y cuando ellos dejan de creer, se acabó todo. Es tan despedazador. Despertar un día y encontrar que alguien que usted creía que se preocupaba por usted, realmente no se preocupaba. ¿Sabe una cosa? En mi certificado de ordenación, tengo el primer nombre ahí. El nombre del primer hombre que firmó mi ordenación me dio una palmada en la espalda y estrechó mi mano, “felicidades, joven. Dios te va a usar.” Él era un pastor de una iglesia en Los Ángeles. Su congregación realmente confiaba en él. Hombre, la Iglesia creció. Era una Iglesia que estaba creciendo. Todo el mundo sabía de su ministerio. La gente solía ir ahí para saber cómo hacerlo. De pronto, un día se descubrió que él había estado teniendo relaciones ilícitas con no menos de cinco mujeres diferentes. ¿Y sabe una cosa? Todas esas personas se dieron cuenta de que él estaba satisfaciendo únicamente los deseos de un corazón. Y ese era el de él, a expensas de su familia y su Iglesia entera. Él no se preocupaba por ellos. Él, de hecho, negó la fe, dejo el ministerio y terminó enseñando filosofía en la Universidad del Sur de California. Creo que todavía está ahí. Él no pensaba en los intereses de ellos. Y el día en el que ellos los descubrieron, se acabó. Como puede ver, debe poderse confiar en un líder. Y para ser alguien en quien se pueda confiar, debe ser alguien en quien se puede creer, porque usted tiene el corazón de un siervo.

En Mateo, capítulo 20, versículo 25, “Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad.” ¿Se da cuenta? Él dice: hombre, ¿saben ustedes cómo los líderes gentiles lo hacen? Ellos usan la autoridad. Ellos son dictadores.

Observe el versículo 26: “Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro,” ¿Qué?, “servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar Su vida en rescate por muchos.”

¿Ve usted la diferencia? El liderazgo del mundo es una dictadura dominante. El liderazgo del cristiano es servicio dulce. Y la gente que cree que realmente usted está pensando en sus intereses, va a confiar en usted y seguirlo. Pablo convenció a un hombre en un día.

En segundo lugar, Hechos 27, el segundo principio del liderazgo sale del versículo 4 al 10. Esto es tan fascinante, vea esto: “Y haciéndonos a la vela desde allí,” esto es después de una pequeña visita a Sidón, esta historia se vuelve fascinante, conforme avanzamos, “y haciéndonos a la vela desde allí, navegamos a sotavento de Chipre,” no voy a tratar con todos los términos náuticos; simplemente queremos entender el punto principal. Usted puede escuchar los sermones de Hechos 27, hicimos eso.

“Y haciéndonos a la vela desde allí, navegamos a sotavento de Chipre, porque los vientos eran contrarios. Habiendo atravesado el mar frente a Cilicia y Panfilia,” la costa del sur de Galacia, “arribamos a Mira.” Incidentalmente, Mira era un puerto importante que servía a las naves egipcias. Y Egipto era el granero de Italia. Entonces, había muchas naves que ahí eran cargadas de granos y se transportaban de Egipto a Italia.

Entonces llegaron a Mira, ciudad de Licia. Todo ese territorio en la parte sur de Galacia, en Asia Menor, y demás, esa área, “Y hallando allí el centurión,” este es Julio, él es mencionado en el otro versículo, “una nave alejandrina que zarpaba para Italia, nos embarcó en ella.” Tuvieron que haber tenido ahí una transferencia para encontrar una nave que iba más hacia el oeste, a Italia. “Nos embarcó en ella. Navegando muchos días despacio, y llegando a duras penas frente a Gnido, porque nos impedía el viento, navegamos a sotavento de Creta, frente a Salmón. Y costeándola con dificultad, llegamos a un lugar que llaman Buenos Puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea.”

Ahora, todo eso simplemente para decir que están progresando más bien lento. Que parecía que ellos simplemente no podían ir demasiado lejos y que se detenían todo el tiempo. Finalmente, llegaron a buenos puertos. Ahora, observe lo que sucede. Todo lo que está pasando en buenos puertos, tratando de negociar lo que estaba pasando ahí en esa nave, tratando de comprar una carga o de deshacerse de una carga o algo, tomó tiempo.

Y entonces, en el versículo 9: “Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo ya peligrosa la navegación,” por cierto, esto quizás fue en mi cronología, en algún punto entre el 14 de septiembre y el 11 de noviembre, la cual era la temporada peligrosa para navegar el Mediterráneo. En algún punto en lo que conocemos como el otoño. “Por haber pasado ya el ayuno,” observe esto, “Pablo les amonestaba,” usted pregunta qué tiene que ver Pablo con esto. “Él es un prisionero.” Aquí está el segundo principio del liderazgo: los líderes siempre toman la iniciativa. Los líderes siempre toman la iniciativa. “Diciéndoles: Varones, veo que la navegación va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no sólo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras personas.” Deténgase ahí.

Miren, señores, no podemos irnos ahora. Es el tiempo del peligro. No podemos irnos. Percibo que, si nos vamos, vamos a tener muchos problemas. Y usted pregunta por qué Pablo no simplemente se sienta ahí y cierra su boca. ¿Quién es él? ¿Por qué no eres un buen prisionero? Hombre, ¿por qué estás gritando? Tienen a muchos otros prisioneros en esta nave. De hecho, esta nave estaba literalmente llena de gente. No eran simplemente ocho o seis personas aquí. De hecho, en el versículo 37 dice: “Y éramos todas las personas en la nave doscientas setenta y seis.” Entonces, 276 personas en este barco. ¿Quién eres tú, hombre? Pero él dice: “yo percibo, caballeros, que necesitamos proceder de cierta manera.”

Lo que él está haciendo es tomar la iniciativa. ¿Y sabe una cosa? Usted siempre puede identificar a un líder porque eso es lo que él hace. Es la marca de un líder. Aunque su rango es un lugar de subordinación, él toma la iniciativa. Y una vez que él tomó la iniciativa en este viaje, él nunca la volvió a dejar. Imagine una situación como ésta.

Esta es una historia verdadera. En el año 444 a. C., la situación de Jerusalén fue terrible. La ciudad estaba en destrucción. Había estado en destrucción y desolada durante más de 150 años. La ciudad amada por Dios, Jerusalén. El pueblo judío había regresado de la cautividad durante más de 80 años, pero el trabajo de reconstruir el muro, como vimos cuando estudiamos Zacarías y la ciudad principal, realmente nunca se había acabado. Pero hubo un hombre llamado Nehemías. Y Nehemías tomó la iniciativa. Nehemías estaba todavía por ahí en Babilonia y un día se dijo a sí mismo: “tengo que ir ahí y hacer algo por eso.” Él tomó la iniciativa.

Ahora, permítame darle cinco principios para tomar la iniciativa. ¿Cómo lo hace usted? Principio número uno, vamos a usar el libro de Nehemías; lea el libro de Nehemías y usted lo verá a todo ahí. En primer lugar, Nehemías, y aquí está el primer principio de tomar la iniciativa, él se identificó la necesidad. El liderazgo tiene una manera de cristalizar el problema, concretar el problema y reconocer la necesidad. Hay una necesidad por ahí. Hay un problema por ahí y tenemos que resolver el problema. Entonces, él reconoció la necesidad.

En segundo lugar, capturar la iniciativa significa que no solo usted identifica la necesidad y se identifica con la necesidad, sino que, en segundo lugar, usted propone una solución. Y Nehemías hizo un plan. Y fue con el rey y lo propuso.

Lo tercero que un líder hace al tomar la iniciativa es que él toma acción. Eso es lo que Nehemías hizo. Él recibió la aprobación y se fue a hacer lo que quería hacer, reconstruir esa ciudad. Él se identificó con la necesidad, propuso una solución, tomó acción.

Número cuatro, él delegó responsabilidad. Él delegó la responsabilidad. Él preparó a familias. Él dijo: “familias, vayan allá. Familias, aquí. Construyan este muro, ustedes son parte de esto. Familia, construye este muro.” Él delegó a familias la construcción de toda parte del muro. Él delegó autoridad.

En quinto lugar, tomar la iniciativa involucra finalmente trabajar junto la gente. Jeremías 5:16 dice: “yo también estuve en el trabajo del muro y no adquirí tierra.” No estuve por todos lados haciendo crecer mi propia cuenta de banco. No estuve por todos lados comprando tierra. Yo tomé mi herramienta y mi espada y yo construí con la gente.

Ahora, observe esto. Tomar la iniciativa significa esto. Usted ve una necesidad. Usted personaliza esa necesidad y siente la ansiedad de esa necesidad. Usted desarrolla una solución. Usted toma una acción. Usted delega la responsabilidad y usted se mueve junto a la gente que está terminando eso. Eso es lo que realmente es un líder. Alguien que toma la iniciativa. Usted ve una necesidad. Quizás es en la Iglesia. Quizás, es en su hogar. Quizás, es un grupo de estudio bíblico. Quizás esa es una clase de Hechos. Quizás es en su trabajo. No lo sé, donde sea. Ejercer liderazgo significa tomar la iniciativa por resolver el problema. Y Nehemías es un ejemplo perfecto.

Ahora, él enfrentó a oposición increíble. En Nehemías capítulo 4, nos cuenta acerca de la oposición. Lo ridiculizan. Conspiran en contra de él, tratan de desanimarlo. Hubo una cantidad increíble de avaricia que había ahí. Hubo engaño y tramaron, tratando de tenerlo. Pero una vez que él tomó la iniciativa, él nunca cedió. Y la Biblia dice que en cincuenta y dos días el construyó el muro entero. Algo que los israelitas no pudieron hacer en 80 años sin él. Cincuenta y dos días. Él es un líder.

Un líder es respetado porque confían en él, en primer lugar. En segundo lugar, un líder toma la iniciativa. ¿Sabe usted lo que necesito ver en la Iglesia? Lo que oro a Dios es porque veamos en la Iglesia a menos críticos y más iniciadores. Se da cuenta, es fácil sentarse y decir: “bueno, esto no va bien por aquí. Bueno, si no debe ser.” Todos podemos jugar ese juego, pero lo que necesitamos es gente que diga: “miren, hay una necesidad. Voy a identificarme con esa necesidad, voy a proponer una solución, voy a salir, delegar esa responsabilidad y voy a trabajar en esto hasta que esté bien.” Gracias a Dios por eso.

Ahora, en nuestro ministerio aquí, ése es el tipo de gente que buscamos. Usted pregunta: “¿de dónde sacamos a nuestro personal y de dónde sacamos a nuestros ancianos y dónde encontramos a gente para el liderazgo?” Observamos y vemos quién inicia. Eso es liderazgo. No importa cuál sea el rango o la posición, la gente me dice: “bueno, tu Iglesia es tan grande, no creo que me gustaría venir aquí, porque siempre he sido un líder en mi Iglesia. Pero si vengo aquí, ¿para qué tienes a tantos otros líderes? No sé si llegaría a ser visto.” Oh, serías visto. Hay muchas cosas que no se están haciendo aquí. Muchas cosas que usted podría iniciar. Veríamos.

Tercera cosa, me gusta esto. El versículo 9 de nuevo. La tercera cosa acerca de un líder es que usa el buen juicio. En el versículo 9: “Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo ya peligrosa la navegación,” como vimos, “por haber pasado ya el ayuno,” era entre el 14 de septiembre y el 11 de noviembre. Pablo dijo: “oigan señores, vamos a tener problemas si seguimos. Heridas, daño, etcétera.”

Ahora un líder, normalmente no juega apuestas en las cosas esenciales. Él es cuidadoso. Él puede tomar un riesgo calculado, pero no va a jugar a las apuestas de manera pura. Él no confía en la suerte. Él no dice: “bueno, vamos, hombres y esperemos lo mejor.” Un líder usa de buen juicio. Me atrevería a decir que este es el temor más grande, la tensión más grande en el ministerio para mí. No es que de pronto voy a perder mi voz y no voy a poder predicar. No es que de pronto voy a robar un banco, cometer algún crimen o algún acto inmoral. Eso no es. El temor más grande que tengo en el ministerio es que yo haga algo torpe. Y que todo el mundo diga: “no podemos seguir a ese hombre.” La próxima vez, lo vamos a seguir todos y nos vamos a caer del puente.

¿Y sabe una cosa? En mis pocos años de ministerio en tener consejería con pastor, tras pastor, tras pastor, la razón más común por la que los hombres fracasan en el pastorado no es debido a un problema moral, no es debido a su predicación, no es debido a que no visitan o hacen lo que la Iglesia espera. Es porque no usan el buen juicio. Se meten demasiado rápido en ciertas cosas, sin considerar realmente el costo. Necesitan ser cautelosos. Necesitan ser cuidadosos. Necesitan ser sensibles. Necesitan buscar consejo sabio. Es tan, tan importante.

De hecho, me acuerdo cuando vimos esto, fue hace unos ocho años aquí, ¿cómo es que realmente me iba a asegurar de que no hiciera demasiadas cosas torpes? Tenía una historia de hacer cosas torpes, en serio. Yo no era un gran éxito. Simplemente, dos cosas vinieron a mi corazón ese día. Una fue: hay sabiduría en mucho consejo. En la primera junta que jamás tuve con los ancianos de Grace Community Church determiné que jamás iba a tomar una decisión grande, punto, por mí mismo. Y los arrastré en la primera. Y fue una grande, algunos de ustedes quizás la recuerdan. Y yo les dije: “oigan, hombres, si morimos, morimos juntos. Yo no voy a salir ahí solo.” Oh, eso es lo primero. Y la Biblia simplemente está cargada de textos acerca del hecho de que buscamos consejo sabio. Proverbios, muchos, muchos textos.

Y lo segundo fue esto. Determiné que nunca iniciaría algo que no pensara que ya había sido iniciado por el Espíritu Santo, de tal manera que la dirección en la que me estuviera moviendo, el Espíritu de Dios ya estaba ahí y yo estaba seguro; porque como ustedes se imaginarán, he visto tantos hombres en el ministerio proponiendo y pensando grandes planes e inventan estas grandes ideas. Hombre, tienen un programa fabuloso, tengo que hacer esto, tengo que hacer aquello y vamos a hacer aquello. Y pasan semanas y meses en este programa y lo organizan todo, organizan a veinticinco personas y se va por la coladera. Y la gente dice: “¿sabes una cosa? Este hombre desperdició todo su tiempo haciendo estas cosas que nunca funcionaron.”

Estaba leyendo Hechos, capítulo 6 y hombre, me impactó. Dice en Hechos, capítulo 6, hubo un pequeño argumento en la primera Iglesia. Y el argumento fue porque las viudas griegas, esto es las viudas que no eran de Jerusalén, no estaban recibiendo tanto alimento como las viudas de Jerusalén. Había una pequeña preferencia y entonces, dijeron: “oigan, apóstoles, no estamos recibiendo lo que nos toca del alimento.” Los apóstoles dijeron: “muy bien, escojan entre ustedes a hombres llenos del Espíritu Santo, diáconos, y desígnenlos sobre ello.” Esa es la primera afirmación en el Nuevo Testamento acerca de la organización de la Iglesia.

¿Quiere oír usted algo que es interesante? La Iglesia únicamente se organizó para acomodar un ministerio que ya estaba llevándose a cabo. ¿Escuchó eso? El ministerio a las viudas fue espontáneo. Y cuando la Iglesia nació, comenzaron a compartir y comenzaron a ministrar. Y no fue sino hasta que enfrentaron una dificultad que la Iglesia entró y ayudó a organizarla. Y determiné que dos cosas: número uno, hazlo con otras personas para que lo hagan juntos. Y número dos, nunca lo hagas hasta que creas que Dios ya ha comenzado a hacerlo. ¿Se da cuenta? Vamos bien, en los nueve años que hemos estado aquí, en cierta manera, nos hemos unido a lo que Dios ya ha estado haciendo. Usted tiene que usar algo de sabiduría, algo de juicio sano en el liderazgo.

Y pienso en otra cosa, la gente siempre me dice: “y bueno John, si vas a una Iglesia a pastorear y vas a un estudio bíblico, a una clase, o a algún tipo de ministerio y simplemente no hacen las cosas como deben hacerse, ¿qué vas a hacer? ¿Acaso no vas ahí y lo volteas y lo tomas del cuello?” Y le digo, usted sabe: “no”. Siempre digo, no, simplemente métete ahí y con mucho amor y gentileza comienza a enseñar los pasajes de las Escrituras que se relacionan con el asunto hasta que Dios comienza a operar en los corazones. Y deja que Dios lo cambie a través de la Palabra. Usa el buen juicio. Como un líder, a usted no se le permite cometer demasiados errores sin que se derribe la confianza. Entonces, un líder es alguien en quien se puede confiar. Un líder toma la iniciativa y un líder usa de buen juicio.

En cuarto lugar, Pablo usó buen juicio aquí. Creo que ni siquiera tengo que explicar eso. Eso es obvio. Pero entremos un poco más en la narrativa. Versículo 11: “pero el centurión daba más crédito al piloto.” Literalmente, en el griego, el piloto y al patrono capitán de la nave, dos personas diferentes, quizás, “que a lo que Pablo decía.” Mmm. Bueno, eso parece estar bien, digo, usted también lo haría, no es cierto. Bueno, usted tampoco le creería el piloto ni al capitán de la nave antes de que usted le creyera a algún hombre que estaba ahí abajo, quien es un prisionero y que está gritando ahí en la cubierta: “oigan, no creo que debemos ir”. “Ah, cállate hombre, no sabes de qué estás hablando.” “Está muy avanzando el año.”

Entonces, el centurión, ¿qué sabe él? Él dice: “vamos.” “Y siendo incómodo el puerto para invernar,” en otras palabras no eran tan cómodo el lugar para pasar el invierno, “la mayoría acordó zarpar también de allí.” ¿En base a que se tomó la decisión? El gobierno de la mayoría, una manera mala en muchos casos. Y entonces, “La mayoría acordó zarpar también de allí, por si pudiesen arribar a Fenice, puerto de Creta que mira al nordeste y sudeste, e invernar allí. Y soplando una brisa del sur,” hombre, se veía tan bien, “pareciéndoles que ya tenían lo que deseaban, levaron anclas e iban costeando Creta.” Todo era maravilloso. El viento del Sur simplemente iba soplando de manera tan hermosa. Como puede ver, no era el viento del Sur lo que temían, era el viento del norte. Y mientras el viento del sur soplaba, todo era maravilloso.

“Pero no mucho después dio contra la nave un viento huracanado llamado Euroclidón.” Esto no fue lo que ellos habían planeado. Eso es exactamente lo que Pablo esperaba. Como puede ver, él sabía. Él fue sabio, él uso del juicio cuidadoso. “Y siendo arrebatada la nave, y no pudiendo poner proa al viento, nos abandonamos a él y nos dejamos llevar.”

En otras palabras, no podían pelear contra el viento para mantenerse en curso. Simplemente, dejaron que el viento llevara la nave. “Y habiendo corrido a sotavento de una pequeña isla llamada Clauda, con dificultad pudimos recoger el esquife.” Y eso significa el bote salvavidas. Había un bote salvavidas y tuvieron dificultad en asegurarlo. Solían arrastrar el bote salvavidas detrás de la nave grande con una cuerda. Y no podían mantenerlo amarrado al barco. Temían perderlo. Porque si usted perdía el bote salvavidas, usted estaba en muchos problemas, porque entonces, si usted tenía un accidente o algo, usted no tenía manera de salir de la nave y encontrar seguridad en otra nave. Entonces, lo necesitaban. Pero difícilmente podían asegurarlo.

Versículo 17: “Y una vez subido a bordo,” ellos finalmente lo habían subido a bordo, “usaron de refuerzos para ceñir la nave.” Ahora, esta era una costumbre antigua. Y lo que era ceñir la nave era que tenían estas cuerdas grandes que rodeaban el casco de la nave. Literalmente, las colocaban alrededor del casco de la nave. Las amarraban a un torno y las jalaban, porque lo único que mantenía unida la nave eran ganchos. Y entonces, ceñían la nave, literalmente jalando cuerdas para mantenerla unida para que se mantuviera firme. Porque de otra manera, simplemente se despedazaba en la tormenta. Entonces, realmente están en pánico. Subieron el bote salvavidas, ciñeron la nave, “y teniendo temor de dar en la Sirte…”

Ahora, la Sirte incidentalmente, es la tumba de las naves en la costa del norte de África. Ahora, usted conoce la tierra de Israel y cómo baja así. Y después, la parte norte de África está por aquí. Y estaban aquí arriba. Y vendría el viento del norte y arrojaba a esta nave al arrecife o a Sirte y simplemente, despedazaba esta nave. Y ahí, a lo largo de la historia ha habido restos de nave en esa área, porque eso es exactamente lo que sucede cuando esos vientos tempestuosos del norte comienzan a soplar. La nave no puede mantener su curso y es aventada a la Sirte y es destruida y los hombres se ahogan.

Entonces, con este gran temor, “arriaron las velas,” esto es bajaron sus instrumentos, “y quedaron a la deriva. Pero siendo combatidos por una furiosa tempestad, al siguiente día empezaron a alijar, y al tercer día con nuestras propias manos,” dice Lucas, “arrojamos los aparejos de la nave.” Todas las cosas que necesitaban para guiar la nave. “Y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad no pequeña, ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos.” Ya para este momento alguien está diciendo “¿Cuál es el nombre del prisionero que está ahí abajo? ¿No dijo algo acerca de que esto iba a pasar?” Y la confianza en Pablo probablemente está comenzando a crecer.

Y versículo 21, Pablo se da cuenta de que ese es el momento: “Entonces Pablo, como hacía ya mucho que no comíamos, puesto en pie en medio de ellos,” ahora, ya de pronto no hay prisionero alguno y ya no hay soldado alguno y ya no hay marinero alguno; hay un grupo de hombres desesperados en una nave, peleando por vivir. Y Pablo se aparece y “dijo: Habría sido por cierto conveniente, oh varones, haberme oído,” ¿no odia usted a ese tipo de personas?, Los mariscales de campo el lunes por la mañana, “y no zarpar de Creta tan sólo para recibir este perjuicio y pérdida.” Les dije. Y él refuerza su credibilidad.

Y me gusta esto: “Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave.” Siempre me ha gustado esto. Nadie se ahogará, únicamente perderemos la nave. Sí, todos simplemente vamos a flotar ahí alrededor del Mediterráneo. Bueno, ¿cómo sabes eso, Pablo?” “Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo.” ¿No es eso maravilloso? Él dice: “oigan, todo el mundo, cálmense, todo va a estar bien porque Dios ha hablado.”

¿Sabe usted lo que esas queridas personas necesitaban en ese momento? Ellas necesitaban simplemente lo que Pablo hizo. Es el cuarto principio del liderazgo, él habló con autoridad. Él habló con autoridad. Usted sabe, denuedo. Usted pregunta cómo es que él pudo ser tan valiente. Número uno, él conocía su tema. Y número dos, él lo creyó.

¿Y sabe una cosa? Eso es lo que usted tiene que tener en el púlpito. Eso es lo que usted tiene que tener cuando enseña la Biblia, autoridad. En Mateo, capítulo 7, versículo 29 dijeron de Jesús, “habla como quien tiene ¿qué? Autoridad.” Y hombre, eso era nuevo. Él conoció su tema y lo creyó. Y Pablo dice: “yo conozco mi tema, Dios me dijo y digo, esto realmente va a pasar.” Y él podía hablar con autoridad. ¿Y sabe una cosa? Esa es la razón por la que puedo hablar con autoridad. Si alguien se me acercara y me dijera: “bueno, ¿qué piensas acerca de la situación del canal de Panamá?” De hecho, un hombre me preguntó qué creo acerca de lo que deberíamos hacer en el canal de Panamá. Me acuerdo cuando estuve en la ciudad de Panamá una vez, los insectos están realmente fuertes ahí. Tenían estas cosas en las calles que mataban a los insectos. Zzzz, usted sabe. Los mataba. Y eso es lo único que me acuerdo. No sé, supongo que no sé qué haría.

Alguien me dice: ¿qué piensas acerca de la inmoralidad? Le voy a decir lo que creo acerca de la inmoralidad. Lo dice aquí en la Palabra. ¿Se da cuenta?, es algo totalmente diferente. ¿Por qué? Porque conozco el tema y lo creo, porque tengo una autoridad.

La gente está buscando una autoridad. ¿Sabía usted eso? ¿Qué cree usted que se habría hecho si Pablo se hubiera puesto de pie y hubiera dicho: “señores, yo, eh, yo, creo que quizás sobreviviremos”? ¿Se da cuenta? Eso no habría ayudado. Escuche, si usted tiene la verdad, háblela con autoridad. ¿No es cierto? No hay nada de qué avergonzarse. Hablará con autoridad cuando usted conoce la verdad y la cree. Un líder debe hablar con autoridad. Y si usted va a hablar con autoridad, más vale de que se asegure que su autoridad de Dios, ¿verdad?

Pablo habló con autoridad. Oh, eso es tan bueno. Jesús dijo: “toda potestad o autoridad me ha sido dada.” Y después, Él nos la trasmitió. Grandioso. Pablo habló con confianza. Pablo habló con convicción. En base a la Palabra de Dios, en esa noche, para él, y amados, si usted es un líder, entonces, hablé con autoridad. Usted no tiene que estar dándole vueltas al asunto o estar apenándose y estarle dando la vuelta y estar evadiendo el hablar la Palabra de Dios, la verdad de Dios. Háblela. ¿Sabe una cosa? Es sorprendente. Usted tiene a muchas personas en una discusión, por ejemplo, acerca del tema del cáncer. Uno es un mecánico, uno es un predicador, una es una ama de casa y otro es un cirujano. Todo el mundo dudará lo que las otras tres personas primeras digan. Y van a creer lo que el cirujano diga, porque él habla como uno que tiene autoridad. La gente confía en aquellos que creen que tienen autoridad. Eso es parte del liderazgo. Y eso no es ser grosero con otros e imponerse sobre otros. Es ejercer un tipo de autoridad suave que depende del conocimiento de la verdad. Y en su ocupación, si sabe que es lo correcto, permanezca fiel a eso. Eso es liderazgo.

Pablo le dice a Timoteo en Primera de Timoteo 4:11, le dice: “escucha, estas cosas, me encanta esto, esto manda y enseña.” El otro día estábamos hablando en la junta de pastores y alguien dice: “bueno, sí, parece que Dios sugiere eso en las Escrituras.” Y alguien dijo: “¿realmente crees que Dios sugiere?” Digo, ¿tenemos las diez sugerencias o los diez mandamientos?” “¿Alguna vez usted oye a Dios diciendo me gustaría compartir algo con ustedes? Tengo un pensamiento. Podría valer la pena que lo consideren.” “Así dice Jehová.” Si es verdad en la Biblia y usted lo cree, háblelo con autoridad. Eso es liderazgo.

Vayamos a un quinto principio. Al tener confianza y al hablar con autoridad, es sorprendente cómo usted en quinto lugar, fortalece a otros. Es otra característica del liderazgo. Fortalece a otros. Y sabe una cosa, eso también puede ser utilizado en una mala manera. Hitler hizo esto. Habló con autoridad e hizo que una nación entera sintiera que era invencible. En el versículo 22, él dice: “pero ahora os exhorto a tener buen ánimo. Y sigue y sigue. Y después, si se otra vez en el versículo 25: “por tanto, varones, tened buen ánimo, porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho.” Y lo que realmente sucede es que está derramando toda esta autoridad y simplemente, está llegando a la gente a la que él está tratando de guiar. Y ellos están comenzando a sentirse mejor acerca de todo. Aún en el mismo desastre, pero sintiéndose mejor.

¿Sabe una cosa? Básicamente hay tres tipos de personas con las que los líderes tienen que tratar. Primera vez Tesalonicenses 5:14, ¿está listo para escuchar esto? Tres tipos de personas que usted en cierta manera tiene que edificar. Número uno dice: “también os rogamos hermanos que amonestéis a los ociosos.” El primero son los ociosos. ¿Sabe usted quienes son los ociosos? Son las personas que no saben dónde están los límites. Están por todos lados: “shhhhh, shhhhh, shhhhh.” Y usted les dice: “mira, amigo mío, permíteme levantar algunas rejas, algunos límites. Mira, esto es lo que es permisible. ¿Lo ves? No puedes salirte de ahí. Tengo que advertirte porque si lo haces, mmm…, problemas.” Entonces, amonestas a los ociosos. ¿Y sabe una cosa?, quieren vivir todo el tiempo al límite, corriendo hasta el límite y jugando con todo cerca de la orilla, se da cuenta. Entonces, usted tiene que trazar algunos parámetros.

En segundo lugar, él dice en 1 Tesalonicenses 5:14: “que alentéis a los de poco ánimo.” Ahora, eso es lo opuesto. Esa es la gente que está ahí escondiéndose a la mitad por el temor de que puedan llegar a la orilla, ¿se da cuenta? Son los legalistas. Oh, no quieren intentar nada. Y entonces, cuando usted está trabajando con la gente, usted tiene que evitar que algunas personas salgan desbocadas y usted tiene que hacer que algunas personas empiecen a moverse.

Entonces, usted detiene a los ociosos, los de poco ánimo, a los tímidos que necesitan ser empujados y después, usted tiene a los débiles. Los débiles son aquellos que necesitan atención especial en algún área. Entonces, un líder tiene que fortalecer a otros. Fortalecer a los ociosos significa trazar algunos parámetros, algunos límites. Fortalecer a los de poco ánimo significa que empujarlos a que se aventuren a hacer algo. Y fortalecer a los débiles significa prestar atención especial a su debilidad para edificarlos en esa area. Y Pablo tuvo la capacidad de hacer eso mediante su gran confianza, mediante su gran valentía, fortaleció a otros. Entonces, un líder es respetado y la gente confía en él. Toma la iniciativa, usa el buen juicio, habla con autoridad, fortalece a otros.

En sexto lugar, y me gusta esto. Esto viene de los mismos versículos. Él es optimista y entusiasta. Alguien me dijo esta mañana, y me lo dijeron buscando ser amables, así lo tomé. Ellos me dijeron: “sabes una cosa, realmente me da gusto que estés de regreso… No es que lo que tengas que decir es mejor que lo que cualquier otra persona, sino que simplemente es cómo lo dices, con tanto entusiasmo.” Bueno, eso es bueno. Quiero ser entusiasta.

Tenía un artículo aquí, se los iba a dar. Se titula Enciéndete, escrito por una dama aquí. Y estaba en el diario. Y dice: “estaba hablando con Lorraine y me dejó sintiéndome como el nido de pájaros del año pasado, toda vacía y desgastada; todo hueco. Usted ha conocido a gente como Lorraine, ¿no es cierto? Claro que sí, millones de ellas. Son tan comunes, de hecho, son tan comunes que amenazan en convertirse en una epidemia nacional.

¿Cuál es el problema con ellas? ¿Están en muchos problemas? No más que el ciudadano promedio. ¿Enfermos? No. ¿Aplastados por la tristeza, el remordimiento o la desesperanza? Difícilmente. Entonces, ¿cuál es el problema con ellos? La mancha más antigua en la tierra, carecen de entusiasmo. ¿Nacieron de esa manera? No, de hecho. ¿Acaso las vitaminas los curarán? No hay chance. Son tan saludables como un animal de Texas, pero algo remontándose en el pasado de su comienzo, no demasiado serio, ni demasiado pequeño, quizás tratarlos como sirvientes de manera excesiva o un par de padres robots, todo eso ha dado lugar a su estado actual en el que viven.

Y lo peor del caso es que no lo saben. No hay uno en un millón que se dé cuenta que existe una ausencia profunda y abismal en su personalidad. Son arrastrados de manera complaciente, viendo a este mundo caótico, enfrentando sus tareas de rutina sin que nunca se eleve su presión arterial. Simplemente, un grupo de vacas contentas.

Y a lo largo del proceso, este mundo agrupándose como una manada está llenas de desafíos y aventuras, grandes sueños, experimentos impresionantes, belleza que derrite el corazón. Y todo esto deja el apático frío fuera de ir al dentista una vez al año, se rehúsan a ser movidos y realmente, se molestan si usted trata de encender una chispa en ellos.

“Pero no lo pueden evitar, alguien protesta, simplemente nacieron de esa manera. No todos podemos estar brincando como grillos. Algunos de nosotros somos callados y algunos de nosotros, no lo somos. Es verdad, prójimo, pero todos podemos aprender del entusiasmo. Nadie nace siendo entusiasta. Sólo usted puede hacer que esté interesado en el mundo que le rodea.” Y ella sigue y sigue y al final, dice: “deje de estar acariciando su primera pequeña acumulación de memorias y quejas personales. Observe las maravillas que están esperando afuera. Sea curioso y esté dispuesto. Emociónese. Enciéndase.” Se oye como un entrenador de fútbol americano. Creo que un poco de entusiasmo es bueno en este mundo. No sé acerca de usted, pero si yo soy un cristiano, soy entusiasta. Y si tengo el privilegio de predicar la Palabra de Dios, las riquezas inescrutables de Jesucristo, no puedo evitar sino ser entusiasta.

Y Pablo es así. Él no dice nada más: “ahora, caballeros, quiero que sepan que todo estará bien.” Estuve en una conferencia bíblica con un predicador así. Se puso de pie. Una de sus lecciones era de los gozos de la vida espiritual. Él comenzó al decir, casi puedo imitar algo de lo que dijo, “mis queridos amigos, me gustaría hablarles de los gozos de la vida espiritual.” (Ronquido). Cuando Pablo les habla, él les dice: “tengan buen ánimo. Tengamos una fiesta aquí. Emocionémonos por esto.” Si usted va a guiar a alguien, más vale que sea entusiasta, ¿se da cuenta? Eso es optimismo, ¿no es cierto? Pablo dice en Hechos 20: “yo estoy listo para ir a Jerusalén.” Tengo que ir a Jerusalén. Y alguien le pregunta por qué tiene prisa. “Bueno, tengo que cumplir con el ministerio que Cristo me ha dado ahí.” “Sí, pero, ¿qué va a pasar cuando llegues ahí?” “Oh, cadenas y aflicciones me esperan, pero eso está bien. Tengo que terminar el ministerio.” Entusiasta.

Entonces, un buen líder es respetado. Él toma la iniciativa, usa el buen juicio, habla con autoridad, fortalece a otros y es optimista y entusiasta de manera interminable.

En séptimo lugar, un buen líder nunca hace concesiones con sus absolutos. Él nunca hace concesiones con sus absolutos. Ahora, observe. Él dice: “con todo, es necesario que demos en alguna isla…” Versículo 26… “Venida la decimocuarta noche…” Eso es mucho tiempo. “Y siendo llevados a través del Mar Adriático, a la medianoche, los marineros sospecharon que estaban cerca de tierra.” Hombre. No habían visto nada durante semanas.

“Y echando la sonda, hallaron veinte brazas; y pasando un poco más adelante, volviendo a echar la sonda, hallaron quince brazas.” Lo cual significa que es menos profundo. Entonces, están acercándose a la tierra. Y van a ser hechos pedazos. “Y temiendo dar en escollos, echaron cuatro anclas por la popa, y ansiaban que se hiciese de día.” Aventaron cuatro anclas simplemente para mantener la nave sin moverse. Las aventaron por atrás, la popa. Simplemente para detenerla y ansiaban que se hiciese de día.

“Entonces los marineros procuraron huir de la nave, y echando el esquife al mar,” en otras palabras, dejaron caer el bote salvavidas e iban a dejar la nave. “Aparentaban como que querían largar las anclas de proa.” Pretendiendo colocar anclas por el frente de la nave, realmente están bajando el bote salvavidas para tratar de escapar. Los marineros estaban tratando de escapar.

Ahora, estás en muchos problemas cuando la tripulación se va. “Pero Pablo dijo al centurión y a los soldados: Si éstos no permanecen en la nave, vosotros no podéis salvaros.” Escuche, hay una regla aquí. Dios dice” todos ustedes serán salvados únicamente si se quedan en la nave.” ¿Y sabe una cosa? “Entonces los soldados cortaron las amarras del esquife y lo dejaron perderse.” Y todo el mundo se quedó y hay un principio simple. Pablo dijo hay una regla aquí, así es como Dios lo estableció. No podemos hacer concesiones. El liderazgo nunca hace concesiones con sus absolutos. Puede haber algunas cosas en las que usted puede negociar, pero usted nunca hace concesiones con sus absolutos.

Y yo creo que toda persona tiene que determinar cuáles son sus absolutos. Cada uno de nosotros tiene que determinar las verdades de la Palabra de Dios de las que dependemos y usted no puede hacer concesiones con ellas. Siempre existe esa tentación. La Palabra de Dios enseña cierto principio acerca de algo, pero la persona es tan amable. Usted simplemente no quiere implementar la Palabra de Dios. Usted no puede hacer concesiones. Tan pronto como usted empieza a hacer concesiones, usted comienza a perder su integridad. Y tan pronto como usted pierde su integridad, usted pierde a sus seguidores. Usted debe determinar qué absolutos hay. Usted debe determinar un estándar justo. Usted debe determinar lo que es correcto para lo que usted está guiando, lo que está haciendo. Y nunca hacer concesiones con eso.

Y cuando usted comienza a hacer concesiones, usted entrega su virtud. Y cuando usted entrega su virtud, usted entrega su alma. Y cuando usted entrega su alma, usted es entregado a sí mismo. Entonces, un líder nunca hace concesiones con los absolutos. Lo que es verdad, siempre es verdad. Y siempre tiene que ser verdad.

Ahora, permítame tan sólo terminar al darle unos cuantos más aquí. Rápidamente, este es el número ocho. Me encanta esto. Un líder se concentra en objetivos. No en obstáculos. Versículo 33: “Cuando comenzó a amanecer, Pablo exhortaba a todos que comiesen, diciendo: Este es el decimocuarto día que veláis y permanecéis en ayunas, sin comer nada.” Ellos no han comido durante catorce días. Nada. No han comido durante catorce días. “Por tanto, os ruego que comáis por vuestra salud; pues ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá.” Pablo nunca ni siquiera pensó en la tormenta. Él nunca ni siquiera pensó en los problemas. Él dijo: oigan, hombres, tenemos que comer aquí para que podamos enfrentar esto cuando venga. Es evidente que él había visto más allá de los obstáculos a lo que iba a suceder. Él no estaba preocupado por la tormenta. Él no estaba preocupado por el naufragio. Él simplemente quería asegurarse de que todos estuvieran con buena salud cuando llegaran a la costa para que pudieran llegar ahí nadando y sentirse bien. Así es con un líder. El líder es como un buen corredor de vallas. Él nunca ve la valla. Él simplemente ve la línea de llegada. Y la valla no es algo que lo distrae a usted en absoluto. Usted simplemente pasa por encima de ella. Él siempre ve los resultados, no al camino para llegar ahí.

Bueno, ¿sabe una cosa?, usted podría decir: “bueno, hay algo que deberíamos hacer, pero hombre, es tan difícil hacer eso. Es tan difícil lograr eso. No sé si algún día podamos hacer que todo el mundo coopere.” Oh, sí, un líder simplemente ve el objetivo. Los obstáculos son algo a lo que usted le da la vuelta para llegar ahí.

Y después, aquí está la clave para todo: el liderazgo guía mediante el ejemplo. Versículo 34, Pablo habiéndoles dicho todos que deberían comer, dice: “Por tanto, os ruego que comáis por vuestra salud; pues ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá. Y habiendo dicho esto,” ¿qué?, “tomó el pan y dio gracias a Dios en presencia de todos, y partiéndolo, comenzó a comer.” Él estableció el modelo. Y aquí está la clave para todo. Realmente creo esto. El liderazgo guía mediante el ejemplo. El liderazgo guía mediante el ejemplo. Esa es la razón por la que dije esta mañana, el apóstol Pablo dijo, “las cosas que habéis oído y recibido y oído y visto en mí, ¿qué?, esto haced. El liderazgo guía mediante el ejemplo.

Él le dijo a los corintios: “sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.” Pablo le dijo a Timoteo: “se un ejemplo a los creyentes.” Pedro les dijo a los ancianos: “sean un ejemplo.” El escritor de Hebreos le dijo la congregación de los hebreos: “vean a aquellos que los guían y sigan la fe de ellos.” Simplemente, vivir la vida, ser el ejemplo, mamá y papá haciendo el patrón de piedad para sus hijos. Maestro en un salón de clases, ser el patrón piadoso para ese grupo de pequeños niños o adultos o jóvenes. Usted, quien tiene una responsabilidad en cualquier tipo de liderazgo en la Iglesia, en la manera en la que sea, usted debe ser un modelo de piedad mediante el cual la gente pueda cultivar ese patrón en su vida.

Como puede ver, Dios únicamente puede operar mediante modelos humanos. Eso es lo que Él ha escogido hacer. Entonces, el líder guía mediante el ejemplo. Entonces, Pablo, el alimento y él es el primero en comerlo. ¿Ha notado algo a lo largo de todo esto? Simplemente, me encanta esto. ¿Ha notado de que desde que comenzamos este viaje Pablo hizo que todo el mundo hiciera todo? Él tiene a soldados cortando las cuerdas y a alguien consiguiendo el alimento y a alguien pasándolo; y en el versículo 36, dice: “entonces, todos, teniendo ya mejor ánimo, comieron también. Y ahí están doscientos setenta y seis.

¿Ha notado cómo hizo que todo el mundo hiciera todo? Ese es el número diez en mi lista pequeña. Un líder activa a la gente. Él tiene a todo el mundo trabajando. A todo el mundo involucrado. A todo el mundo haciendo cosas. Amados, Pablo iba a una ciudad, me encanta esto, él iba a Tesalónica. Usted sabe, estaba ahí dos semanas y en dos semanas, cuando él dejaba la ciudad, hubo una Iglesia establecida. No sólo una Iglesia, sino una Iglesia cuyo testimonio en unos cuantos meses se oyó por toda Macedonia y Acaya y por todo el mundo. En dos semanas, él había levantado el liderazgo, les había dado responsabilidad y siguieron adelante. Él supo cómo delegar.

El suegro de Moisés vino a él en una ocasión y le dijo en Éxodo capítulo 18, él le dijo: “Moisés, debe ser más inteligente de lo que eres. Hombre, no puede ser el único líder en Israel. Tienes que dividirlo. Tienes que tener a alguien sobre miles y a alguien sobre cientos y a alguien sobre decenas.” Y ellos organizaron a muchos líderes. Léalo, Éxodo 18. El liderazgo es capaz de delegar autoridad. Tiene que hacerlo.

Bueno, ¿qué sucedió como resultado de todo esto? Escúchelo. Versículo 38: “Y ya satisfechos, aligeraron la nave, echando el trigo al mar. Cuando se hizo de día, no reconocían la tierra, fue un shock porque no era lo que pensaban. Pero veían una ensenada que tenía playa, en la cual acordaron varar, si pudiesen, la nave. Cortando, pues, las anclas, las dejaron en el mar, largando también las amarras del timón; e izada al viento la vela de proa, enfilaron hacia la playa. Pero dando en un lugar de dos aguas,” dos corrientes cruzando ahí, “hicieron encallar la nave; y la proa, hincada, quedó inmóvil, y la popa se abría con la violencia del mar. Entonces los soldados acordaron matar a los presos, para que ninguno se fugase nadando.” Porque si escapaban, perdían su vida.

“Pero el centurión, queriendo salvar a Pablo, les impidió este intento, y mandó que los que pudiesen nadar se echasen los primeros, y saliesen a tierra; y los demás, parte en tablas, parte en cosas de la nave, “y me encanta, “Y así aconteció que todos se salvaron saliendo a tierra.” ¿Quiere saber algo acerca de un líder así? Él tiene éxito. ¿Notó eso? Él tiene éxito.

Pablo se levantó del lugar de un prisionero al lugar de un líder. Él manifestó confianza, iniciativa, buen juicio, autoridad al hablar, él fortaleció a otros. Él fue entusiasta, optimista. Él nunca hizo concesiones en sus absolutos, él se concentró en los objetivos en lugar de los obstáculos, él guió mediante el ejemplo, él delegó responsabilidad y al final, él tuvo éxito. Y todos llegaron a tierra.

No hay duda en mi mente de que todas esas personas vieron fija y largamente a este prisionero y probablemente, dijeron: “¿qué hombre es este?” Dios necesita líderes. Dios necesita líderes en toda dimensión con Su Palabra. Estos son los principios. Usted los ve y dice como yo, ‘hombre, estoy muy lejos de cumplir con todos estos.’ Yo sé que usted se siente así, porque yo me siento así. Pero es bueno saber cuáles son las metas, ¿no es cierto? Oro a Dios porque de esta congregación de ustedes, personas amadas, Él levante a más y más líderes para continuar con Su obra.

Oh, espero que esto haya sido útil para usted en esta noche. Oremos juntos.

Padre, Te damos gracias porque Tú has estado en medio de nosotros en esta noche conforme hemos compartido, inclusive en este tiempo largo, realmente nos has bendecido porque nos hemos enfocado una vez más en lo que es tan necesario en Tu Iglesia. Que seamos el tipo de líderes que quieres que seamos. Me presento a mí a Ti, en primer lugar, porque yo quedo corto de estas cosas conforme las veo manifiestas en Pablo en la Palabra de Dios. Y, sin embargo, estas son las cosas que anhelo tanto ser. En el equilibrio correcto, para que pueda guiar de una manera que pueda representar Tu guía a través de mí.

Y después, Padre, hay ancianos aquí, en el consejo pastoral, gente ministrando en posiciones de liderazgo. Ellos también necesitan guiar según Tu patrón. Que así sea en la vida de ellos. Y después, están los ancianos y los diáconos y diaconisas y maestros y obreros y líderes de estudio bíblico; y ellos también guían. Padre, que ellos también guíen con un gran deseo en su corazón para moverse hacia este tipo de principios.

Y después, Padre, quizás hay muchas personas que aun no tienen posiciones de liderazgo, pero está latente en su corazón ese llamado divino a un lugar de dirección y liderazgo. Que ellos comiencen ahora a prepararse. Quizás, algunos de ellos son mayores. Quizás, algunos son jóvenes.

Dios, levanta al liderazgo para Tu Iglesia aquí, para Tu Iglesia alrededor del mundo, para los campos misioneros necesitados que están clamando. Levanta a grandes líderes, no grandes en su propia fortaleza, sino grandes en Ti. Levanta a grandes pastores y ancianos y diáconos y diaconisas y a grandes maestros entre los hombres y las mujeres.

Y que esta Iglesia, en los días y años venideros, por así decirlo, sea un invernadero para el nacimiento y el crecimiento de líderes. Para que salgan a Tu mundo y lleven a cabo Tu obra a Tu manera. Y te daremos todos a Ti gracias y te alabaremos en el nombre de Jesús. Amén.

Bueno, que Dios los bendiga a todos ustedes. Han sido pacientes conmigo en esta noche y los amo por eso. Siempre lo son. Han sido pacientes conmigo como su líder en muchas maneras y les doy gracias también. Y deseo que ustedes oren por nosotros y por todos aquellos que guiamos. Oremos unos por otros, inclusive por aquellos de ustedes que son mamás y papás guiando a esa pequeña tribu de niños en casa. Es difícil, ¿no es cierto? Realmente difícil. Seamos el tipo de líderes que Dios quiere que seamos.

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