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Por favor, abra su Biblia en 1 Corintios 12. El título de nuestro mensaje de esta noche es el Cuerpo de Cristo. En los últimos años, mucho se ha hablado sobre este tema en particular. Y en el marco del cristianismo hoy en día, existe una rebelión contra las denominaciones y contra la iglesia organizada. Y también un énfasis extremo en el cuerpo de Cristo con un formato no estructural. Ninguna organización de ningún tipo, para nada.

Y, por supuesto, creo que eso ha ido demasiado lejos, ya que en el Nuevo Testamento las estructuras organizativas estaban muy claramente determinadas. Obviamente, había ancianos, presbíteros y obispos. Por supuesto, todos eran lo mismo; significa pastores. No es una jerarquía. También había diáconos que ministraban. Había ancianos ordenados en cada ciudad. Había quienes tenían a su cargo el cuidado del rebaño. Había un grado de organización determinado, que era necesario para asegurar que cada rebaño en particular tuviera un pastor y tuviera a  quien le ministrara. Existía un mínimo de organización.

Y últimamente, se ha contendido mucho la idea del cuerpo de Cristo. Y decididamente, lo más triste de toda la discusión, es la ignorancia del tema por parte de la mayoría de la gente. Cuando es, de hecho, tal vez el tema más importante para comprender las relaciones cristianas. No sabemos realmente dónde pertenecemos o quiénes somos sin entender el concepto del cuerpo de Cristo.

Y cuando lo entendemos, no sólo comprendemos nuestra obligación para con Dios y la relación con Él a través de Cristo, sino también nuestra obligación y relación con todos los demás creyentes en el mundo. Y que nuestros ministerios deben estar juntos; por lo cual es muy, muy estratégico que adquiramos el concepto del cuerpo de Cristo.

En la actualidad, existen tantas organizaciones y estructuras, que es cierto que la verdadera iglesia a menudo se pierde en la nebulosa. Y muchas de las principales denominaciones no son más que grandes grupos de personas que quieren reunirse alrededor de un algo distinto que Jesucristo. Lamentablemente, ese es el caso. Y simplemente existen como una estructura organizativa sin vida. Sin ningún tipo de función apropiada en relación a Jesucristo.

Y en muchos casos, están aisladas. ¿Qué es la iglesia? ¿Qué somos nosotros, el cuerpo de Cristo? ¿Qué significa eso? Bueno, antes de mirar específicamente al cuerpo de Cristo, quiero que veamos exactamente qué somos como iglesia, mirando varias metáforas dadas en el Nuevo Testamento.

Algunas de estas metáforas provienen del Antiguo Testamento. Tres son muy dominantes; si están tomando notas, querrán anotarlas. Tres metáforas muy dominantes que el Nuevo Testamento usa para describir a la iglesia, que también son metáforas del Antiguo Testamento para describir a Israel son: la novia, la viña y el rebaño.

Cada una de estas metáforas era una designación del Antiguo Testamento de Israel. Israel era la novia de Dios, la viña de Dios y el rebaño de Dios. Todas ellas se repiten en el Nuevo Testamento. Nosotros somos la novia de Cristo, somos las ramas de la cual Él es la vid; y también somos Su rebaño, del cual Él, es el Pastor.

En el Antiguo Testamento, Oseas nos dice que Dios contempló a Israel en su juventud. Dios tomó a Israel para Sí mismo. Dios hizo un pacto matrimonial con Israel. Espiritualmente, Israel se convirtió en el pueblo que era la novia de Dios. Y desde ese momento, Dios tuvo que lidiar con la infidelidad continua de Israel, los continuos actos de adulterio espiritual de Israel que incesantemente fue tras otros dioses.

E Israel, dice Oseas, era verdaderamente una mujer infiel. También en el Nuevo Testamento, la iglesia es vista como una vid; tal como se nos ve como una novia. Y en el Antiguo Testamento, la vid o la viña, representaba a Israel. Dios dijo que fue y plantó un viñedo. Él dijo que lo plantó en una colina fértil. Y ésta era una imagen de Dios sacando a Israel de Egipto y situándolos en Canaán. Dios dijo: "los removí y planté esta viña en esta ladera muy fértil." Allí echó raíces y llenó la tierra.

Y entonces, Dios construyó una torre de vigilancia; y desde allí custodiaba la viña. Y también erigió un lagar para preparar la vendimia. Y Él miró Su viña, nos dice Isaías; y quería que Su viña produjera juicio. Pero la viña dio uvas silvestres de iniquidad, vileza, clamor y pecado.

Entonces, Isaías 51 nos dice que Dios devastó Su viña. Y lo hizo. La tercera metáfora del Antiguo Testamento que Dios usó comparó a Israel con un rebaño; y Él era el pastor de Israel. Él llevó a José como a un rebaño, dice la Biblia. Tal como Él los había redimido de Egipto, dice Isaías, los llevó y los cargó, como si llevara un cordero.

Así que después de la cautividad de Babilonia, Isaías dice otra vez, Él reunió a los corderos en sus brazos y llevó suavemente a las recién paridas. Y Dios tiene una relación con Israel que es la de un pastor con su rebaño. Vemos las tres imágenes que Dios usó para determinar Su relación con Israel en el Antiguo Testamento.

Cada una de estas imágenes muestra la relación de Dios con Israel. Y enfatiza, noten esto, que el trato de Dios con Su pueblo era directo. Era directo y era un ministerio de salvación soberano, así como también un ministerio de protección. Por lo tanto, en el Antiguo Testamento, Dios escogió a Israel como Su novia. Él plantó a Israel como Su viña. Él guió a Israel como Su rebaño.

Cuando llegamos al Nuevo Testamento, Jesús audazmente aplica estas mismas metáforas a la iglesia. Él enfatiza aún más la relación personal. Permítanme ilustrarlo. En primer lugar, la metáfora del Antiguo Testamento del matrimonio. Jesús la aplica a nosotros diciendo que Él es el novio y nosotros somos ¿qué? La novia. Él dice: "Yo soy el novio"; y recuerden que en los Evangelios, cuando el esposo se presentaba, el ayuno era innecesario. Continuemos con los festejos, el esposo está aquí.

Pablo describe esta metáfora con más detalle con referencia al amoroso sacrificio de Cristo por la iglesia. Habla también sobre el liderazgo de Cristo en la iglesia; Su propósito final para la iglesia. Cristo ha tomado a la iglesia como una novia -y este es el libro de Efesios- "a fin de presentársela a Sí mismo una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha." En otras palabras, nos junta como a una virgen casta y pura.

Y así nosotros, como iglesia, nos relacionamos con Cristo como una novia con el novio. De hecho, al final de Apocalipsis cuando vayamos a estar con Jesucristo en la gloria, la Biblia dice que tendremos una cena. ¿Qué tipo de cena es? Es una cena de bodas.

No sólo eso, en 2 Corintios capítulo 5, dice que: "Dios nos ha dado las arras del Espíritu." Y la palabra griega arras significa literalmente anillo de compromiso. Y la razón por la que sabemos que vamos a estar casados con Jesucristo es porque tenemos un anillo de compromiso que es el Espíritu Santo. La metáfora del matrimonio está a lo largo de toda la escritura de Pablo en particular; y culmina con la visión de Juan de la gran cena de bodas del cordero en la nueva Jerusalén al final del libro de Apocalipsis.

Por lo tanto, Jesús utiliza la metáfora del matrimonio para describir a la iglesia. Jesús también tomó la imagen de la viña en la parábola del esposo malvado en Marcos 12. Y allí se refiere a Israel, y también la extendió, porque en Juan capítulo 15 dice: "Yo soy la vid, vosotros los pámpanos". Allí se utiliza la misma metáfora. La iglesia son los pámpanos que dependen de la vid. Debemos permanecer en Él y tenemos que estar sujetos a la purificación del viñador. Nosotros somos las ramas y Él es la vid.

Y así, Jesús usó la metáfora de la vid. Pero no se detuvo ahí, también utilizó la metáfora del pastor. Juan 10, somos un rebaño. "Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco y ellas me siguen." Y Jesús es el buen pastor. Él va al desierto para salvar a tan solo una de Sus ovejas perdidas. Él da Su vida por las ovejas. Él conduce a las ovejas a buenos pastos. Las protege de los lobos. Esta metáfora se expande a lo largo de todo el Nuevo Testamento.

Estas son las tres metáforas básicas del Antiguo Testamento que Jesús aplicó para la iglesia. Estas son las principales. Hay otras cuatro. Estas son las principales que se encuentran en el Antiguo Testamento. Hay otras cuatro a las que se alude en el Antiguo Testamento que Cristo también utiliza o que el Nuevo Testamento aplica a la iglesia.

Son las siguientes: el pueblo de Dios también es un reino. Y un reino es un dominio donde alguien es soberano. Y nosotros, amados hijos, hermanos, hijos de Dios, hermanos de Cristo, estamos bajo el dominio del gobierno de Dios y de Cristo. En estos momentos, estamos literalmente en Su reino espiritual en el sentido que Él nos rige. Somos un reino.

Por ejemplo, Pablo dice en Colosenses 1:13: "El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo". Así es, Su querido hijo. Y Cristo ejerce Su dominio sobre nosotros por medio del Espíritu Santo. Si usted lee cuidadosamente, entre líneas, eso es lo que se está diciendo. Esto es lo que dice Romanos 14:17: "Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo."

Somos literalmente un reino. Hay otra metáfora con la que se nos designa en el Nuevo Testamento: también somos un hogar o una familia. Somos hijos de Dios y hermanos de Cristo. Somos coherederos de acuerdo a Romanos capítulo 8. Hermanos, de acuerdo a Hebreos capítulo 2.

Dios nos ha hecho nacer de nuevo en Su familia. Él nos ha adoptado. Él ha enviado Su Espíritu Santo a nuestros corazones por el cual le llamamos Abba, Padre... que en griego significa papá, una expresión de cariño o cercanía. Y no debemos tener ningún pensamiento ansioso acerca del mañana, porque sabemos que nuestro Padre conoce nuestras necesidades antes de que siquiera pensemos en ellas. Hemos de ocuparnos del reino de Dios y todas las demás cosas nos serán añadidas.

En tercer lugar, no sólo somos un reino y un hogar o una familia, somos también un edificio. La iglesia es un edificio. Un edificio no hecho con manos, por cierto, pero sin embargo una construcción. ¿Quién es nuestro sostén? Pablo dijo: "Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo."

Y somos construidos sobre esa base. Los Apóstoles fueron los primeros en la base; y de allí en adelante seguimos nosotros. Somos un edificio de Dios. A continuación, en cuarto lugar, somos un cuerpo, el cuerpo de Cristo. Y esta metáfora en particular, no tiene ningún equivalente en el Antiguo Testamento. Ninguno. Las tres primeras tienen una importante equivalencia en el Antiguo Testamento. A las tres siguientes, se las alude de un modo no tan significativo en el Antiguo Testamento. De ésta, no se hace alusión en el Antiguo Testamento en absoluto. El concepto ni siquiera existe en el Antiguo Testamento.

Usted preguntará eso qué importa. Ésta es nuestra posición única en Cristo. Somos el cuerpo de Cristo. Esto es único. No tiene ningún equivalente en el Antiguo Testamento. Es nuestra única identidad. Somos el cuerpo de Cristo. No somos un edificio. Estos edificios donde estamos ahora son totalmente irrelevantes. Contamos con ellos porque tenemos que venir y sentarnos en algún lugar para escuchar la Palabra de Dios. La iglesia no es un edificio físico. Somos un edificio espiritual, como hemos dicho, no físico. Esta no es la iglesia, usted es la iglesia. Yo soy la iglesia. No somos una organización. Somos una koinonia. Somos una comunión. Somos una comunión de un cuerpo, el cuerpo de Cristo.

Ahora bien, esta metáfora única va a formar la base para nuestro estudio esta noche. Y por cierto, por muchas semanas por venir, a medida que estudiemos el libro de Efesios versículo a versículo       - el cual nos cuenta la doctrina del Cuerpo de Cristo.

Antes de que vayamos a Efesios, notemos 1 Corintios 12. Quiero que vean tres cosas sobre el cuerpo; y le explicaremos lo que el cuerpo de Cristo significa. Esto es estratégico y quiero ponga mucha atención.

Tres cosas que quiero que observen. Tres cosas que caracterizan al cuerpo y que están completamente detalladas en el capítulo 12. Número uno, la unidad; número dos, la diversidad; número tres, la armonía. Unidad, diversidad, armonía.

Son cosas claves para que usted entienda. Parte del motivo por el que iglesia está tan deteriorada es porque las personas no están funcionando como el cuerpo. Palabras estratégicas. En primer lugar, miremos a la unidad. La primera característica dominante de un cuerpo es su unidad.

1 Corintios 12:12: "Porque así como el cuerpo es uno," -y aquí se está hablando de un cuerpo físico- "y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo." Aquí Pablo menciona al cuerpo físico; y dice a la gente que ellos deben saber que un cuerpo físico debe ser uno. No se puede tomar un cuerpo físico y poner un brazo aquí y una pierna allá, un par de metros más allá una cabeza y un corazón; y luego decirle al cuerpo que haga algo.

No se le puede decir a los miembros desconectados: únanse y funcionen. Un cuerpo es una unidad; o no existe. Debe ser uno. Pablo dice: "El cuerpo es uno y tiene muchos miembros". El cuerpo físico. No se puede cortar. Si lo hace, morirá. La esencia de un cuerpo es la unidad. Somos uno. "Así también Cristo." Somos un cuerpo. Cristo es la cabeza. Nosotros somos el cuerpo, todos los miembros. Somos uno.

Si nos separamos, estamos muertos. No podemos separarnos. Funcionamos como una unidad o no funcionamos. Somos uno; y Cristo es la cabeza del cuerpo de la cual proviene toda la instrucción, todo el poder cerebral, toda la energía y todos los recursos para hacer que cada parte del cuerpo funcione. La cabeza es la vida. Usted puede cortar la mano y el brazo; y la cabeza mantendrá la vida. Y usted puede cortar partes del cuerpo y la vida continúa ahí.

Pero si le corta la cabeza, la vida se acaba. Y lo mismo es cierto en el cuerpo de Cristo. Una analogía perfecta. Cristo, nuestra cabeza, es la fuente de nuestra vida. Efesios 5:23, Pablo dice: "Cristo es cabeza de la iglesia". En Colosenses 1:18 dijo: "Y Él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia". Cristo es la cabeza.

Algunas personas piensan que son la cabeza. Piensan que son la cabeza de la iglesia. Conozco a un hombre que tiene ese título. Él no es el cabeza de la iglesia. Jesucristo es cabeza de la iglesia. Todos los creyentes son uno en Él, un solo cuerpo, una unidad. Recibimos todos los recursos,  todas nuestras fuerzas, toda nuestra sabiduría y nuestras instrucciones de la misma cabeza.

Noten el versículo 13. Así es como uno pasa a formar parte del cuerpo. Cómo comienza el cuerpo, la unidad del cuerpo, versículo 13: "Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo". Noten cuántas veces se usa la palabra uno. Versículo 12, dos veces. Verso 13, tres veces.

¿No cree que él quería enfatizar la unidad en esta lista? "Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu." Somos uno. Y la salvación es el punto inicial de nuestra unidad. Todos llegamos al cuerpo por el mismo Espíritu.

Todos llegamos de la misma manera. ¿Cuál? Jesucristo, una puerta, Jesucristo. Estamos en un solo cuerpo, porque todos fuimos bautizados por un solo Espíritu en un mismo cuerpo... y ahora tenemos a ese mismo Espíritu morando en nosotros. Versículo 13: "Por un solo Espíritu, fuimos todos bautizados en un cuerpo."

¿Qué dice la gente que es el bautismo del Espíritu Santo? En este versículo, está claramente definido. Es el Espíritu Santo de Dios colocando al creyente en el cuerpo de Cristo. Eso es exactamente lo que dice ahí. "Por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo". Usted entró en el cuerpo de Cristo en el momento de la salvación al ser colocado allí por la energía del Espíritu. Desde el momento en que usted recibió a Jesucristo, usted formó parte de ese único cuerpo; y fue puesto allí por ese mismo Espíritu.

No sólo se le colocó en ese lugar; el versículo 13 dice que también tiene el mismo Espíritu que mora en nosotros. A todos se nos dado a beber de un mismo Espíritu. ¿Se da cuenta que está haciendo hincapié en nuestra unidad? Es el punto. Está haciendo hincapié en nuestra unidad. Hemos nacido del Espíritu, ¿no es cierto? Nosotros ponemos la fe en Jesucristo. Hemos nacido del Espíritu. Por el mismo Espíritu colocados en el cuerpo de Cristo.

Al ser colocados en el cuerpo de Cristo, se nos dio el mismo Espíritu. El Espíritu nos ha redimido por la fe en Cristo; el Espíritu hace realmente el trabajo de regeneración. El Espíritu nos regenera, nos coloca en el cuerpo de Cristo, viene a morar en nosotros. Usted se pregunta si en todos los cristianos vive el Espíritu Santo. Delo por seguro. Romanos 8:9 dice: "Si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él." No existe el creyente que no tenga el Espíritu Santo. No existe tal cosa.

"Si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él." Inviértalo. Si usted le pertenece a Él, usted tiene el Espíritu Santo. Recibe el Espíritu Santo... primero que nada, Él lo ha regenerado, colocado en el cuerpo; entonces usted Le recibió, bebió de Él, Él vino dentro suyo. Ahora, ¿ve que nuestra unidad está sujeta en el Espíritu? Por eso Pablo dice en Efesios 4:3 que tenemos "la unidad del Espíritu." Debido a que es el mismo Espíritu que nos regenera, nos bautiza en el cuerpo y mora en nosotros. Nuestra unidad entonces no se basa en una base de denominación artificial. No se basa en el hecho de que sólo somos todos creyentes en Cristo, se basa en el hecho de que hemos sido identificados por el trabajo de un solo Espíritu.

Ese es el punto de nuestra unidad. Tenemos un solo Espíritu. Él es el mismo tanto en mí como en usted. Mismo espíritu. Llegué a Jesucristo, creí en Él, fui regenerado por el mismo Espíritu y de la misma manera, colocado en el mismo cuerpo por el mismo Espíritu de la misma manera, habitado por el mismo Espíritu de la misma manera, que usted. Y por lo tanto, nuestra unidad está en el Espíritu. Es por eso que cuando un creyente opera en la carne, opera de manera contraria al buen funcionamiento del cuerpo, porque el cuerpo debe funcionar en la unidad del Espíritu.

No hay otra manera de entrar en el cuerpo de Cristo, sino siendo bautizado en el cuerpo por el Espíritu. Y sólo hay una manera de ser bautizado en el cuerpo por el Espíritu; y es siendo redimido por Jesucristo. Todos venimos de una manera por medio de un Salvador, por medio de un solo Espíritu, por solo una salvación; y así comienza nuestra unidad. En el cuerpo de Cristo, todos llegamos a través de la sangre de Jesucristo por el Espíritu de Dios.

Así comenzamos con la unidad esencial. ¿No es interesante cómo una vez que todos hemos conseguido esa unidad y estamos en el cuerpo, nos dispersamos? Todos vinimos de la misma manera, experimentamos el mismo Espíritu, tenemos el mismo Espíritu que reside en nosotros y nos diseminamos. Y entonces pasamos todo nuestro ministerio tratando de poner el cuerpo junto nuevamente para darnos cuenta de nuestra unidad. Somos uno solo. No existen cosas tales como los súper santos. No los hay.

Un pastor dijo: "La iglesia es tan fría y el cuerpo está tan muerto que cuando alguien llega con una temperatura de 37 grados centígrados... creemos que está enfermo. Creemos que tiene fiebre; pero es normal." Tranquilícenlo, está frenético.

Estar totalmente comprometidos con Jesucristo y totalmente absortos en el ministerio del Espíritu no es ser maravilloso, es ser normal.

Usted vino por un Espíritu a un cuerpo, al igual que el resto del mundo. Ese es el punto de nuestra unidad. No hay nadie que se pueda poner de pie en el cuerpo de Cristo y decir: "Yo llegué aquí de este modo. Tu, quédate ahí abajo". No, vinimos de la misma manera. Y fue por gracia. No fue por obras. Si fuera por obras, todos nos estaríamos jactando, ¿no es así? Todos somos trofeos de la gracia, traídos al cuerpo de la misma manera. No tenemos nada en que gloriarnos, nada de qué presumir, nada para ponernos de pie y decir: "Yo voy a enseñorearme de ti"; y la dicotomía entre los laicos y el clero no es bíblica. Yo no estoy por encima de usted, excepto que esta plataforma tiene, quizás, 1 metro de altura.

Es la única prominencia que tengo sobre usted. Y si le molesta, predicaré desde ahí abajo. Yo no soy alguien que está por encima de usted; y usted no es alguien por encima de otra persona; y que está por debajo de otra persona. Somos uno. Entiéndalo. No hay jerarquía en el Nuevo Testamento. Hay diferentes dones, pero no jerarquía. Si quiere un organigrama del cristianismo, tiene a Cristo en la cabeza y luego, desde ahí, es un gran círculo. Eso es todo.

Todos llegamos al cuerpo de la misma manera. Todos somos trofeos de la gracia de Dios. No hay jerarquía. Todos somos uno. Recuérdelo. Hace unos minutos, presentamos metáforas. Metáforas de la iglesia. ¿Ha notado cómo cada uno de ellas, sin excepción, enfatiza la unidad?

Mire esto. Somos una esposa con un marido. Somos un solo rebaño con un Pastor. Somos un grupo de ramas de una vid. Somos un reino con un rey. Somos una familia con un solo Padre. Somos un edificio con un cimiento. Somos un solo cuerpo con una sola cabeza, Jesucristo. Somos uno. La Biblia no distingue ramas gruesas y ramas flacas; u ovejas cojas y ovejas extraordinarias.

El mensaje del cuerpo de Cristo es el mensaje de unidad. Somos uno. Somos uno en Cristo. No hay lugar para la jerarquía. No hay lugar para la clase alta, la clase baja. Y le diré algo más, no existe tal cosa como un creyente aislado. No hay ningún creyente que sea parte del cuerpo que esté sentado aquí solo. Usted está en el cuerpo. Es parte de él tanto como yo o cualquier otra persona.

No hay cosas tales como la clase superior y la clase inferior de cristianos. Y no hay ninguno que esté fuera del cuerpo. Ustedes están todos en el cuerpo. Sólo para enfatizar su unidad, permítame leer el catálogo de la misma. Lo estudiaremos en las próximas semanas. Efesios 4:4:  "un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos." Un, un, una, un, una, un, un ¿lo ve?

Y me gusta esto; 1 Corintios, capítulo 1, sólo para ilustrar esto. Saben lo que pasó en el cuerpo de Cristo en Corinto; se dividieron y preguntaban: "¿Con quién estás?" Algunos decían que estaban con Apolos; otros con Pablo; otros con Cefas…

Bueno, escuchen, yo sigo a Cristo. Siempre hay alguien así en la multitud. Así estaban en 1 Corintios 1:12: "Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo."

Luego, versículo 13: "¿Acaso está dividido Cristo?" ¿No ven qué tipo de sandez es ésa? ¿Por qué están dividiendo al cuerpo? Ustedes no son seguidores de éste o aquel. ¿Está dividido Cristo? Capítulo 3, versículo 21. "Así que, ninguno se gloríe en los hombres." Uno no va por ahí diciendo le sigo a él o a este otro. No se gloría en eso. "Porque todo es vuestro: sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo por venir, todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios."

Acaben con esta división y regresen a la unidad. Una poderosa sección en el capítulo 3. Él dice que todo lo que uno se pueda imaginar, las cosas por venir, la muerte, la vida, todo... es todo tuyo, eres uno. Usted es uno con Cristo y Cristo con Dios.

Pablo hace hincapié en nuestra unidad. La iglesia es un pueblo, una asamblea de redimidos que debe su existencia incomparable, su vida en común, al hecho de que fueron colocados por un  Espíritu en un solo cuerpo en donde mora el mismo Espíritu. No somos creyentes aislados. Somos uno. ¿Sabía usted que su vida nunca termina? Simplemente empieza donde empieza la mía, y todo el cuerpo de Cristo sigue delante de esa manera. No hay separación. Es una cadena sin fin.

Hemos sido llamados a la comunión con su Hijo, Jesucristo nuestro Señor. Todos formamos parte de Su cuerpo. Usted se preguntará qué nos trajo aquí. Somos los escogidos por Dios. Somos la ekklesia de Dios. Aquellos a quien Dios elige. Llamados a apartarnos del mundo para existir como una entidad separada. Su cuerpo, con Él a la cabeza; y debemos llevar una vida digna de Su llamado.

Para que podamos llegar a ser en carácter y conducta lo que somos en estatus, escogidos, santos. Separarnos para Él, Su cuerpo. Entonces, la iglesia es, pues, el pueblo de Dios. Escogidos y separados para existir para Él. Uno en santidad, uno en misión. Todos tenemos la misma misión. Uno en sufrimiento y uno en gloria; somos uno.

Efesios 2:12, escuchen esto: "En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque Él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno" - que es judío y gentil- "derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en Su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en Sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo."

Y luego continúa diciendo: "Porque por medio de Él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre." Somos uno. Gálatas 3:28: "Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús". Ninguna de esas distinciones existe en la iglesia en términos de nuestra posición en la bendición de Cristo. Somos este hombre nuevo. Un hombre nuevo, un cuerpo nuevo, el cuerpo de Cristo, algo nuevo. Antes no existía.

Y Cristo ha abolido todas las barreras que nos hacen uno. Ha suprimido las barreras de nacionalidad, las barreras de raza, las barreras de clase, las barreras de sexo; cada barrera ha sido abolida para formar a un hombre nuevo. Eso es algo glorioso, somos uno. No importa quién eres, si amamos a Jesucristo, somos uno. Algunas personas no pueden entender esto. Piensan que existen cristianos aquí arriba y luego aquellos de clase baja. Eso no es así.

Así que los días de la discriminación se han acabado. La iglesia que Cristo ha creado encabezada por Cristo no tolera las diferencias, en absoluto. Ninguna. Hay algunos lugares en los que no se puede predicar este mensaje sin ser enviado a la cárcel.

El apóstol Pablo nos repite el mensaje nuevamente en Romanos 10:12-13. "Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan;  porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo." Todas las barreras desaparecen. No hay barreras en Jesucristo. Somos un nuevo hombre.

Y como resultado, todos los cristianos, ya sean judíos o gentiles, hombres o mujeres, esclavos u hombres libres, analfabetos, salvajes o griegos educados, sea cual fuere el caso, somos todos conciudadanos. Pablo nos llama cuatro cosas usando palabras griegas. Nos llama conciudadanos, coherederos, miembros, copartícipes. Uno, una unidad.

En todas las metáforas, se hace hincapié en la unidad. Es mi oración por esta iglesia que por lo menos esta parte del cuerpo de Cristo pueda sentir nuestra unidad. Necesito sufrir cuando usted sufre. Y usted tiene que estar dolido cuando yo estoy dolido. Y tengo que ser sensible a sus necesidades; y usted tiene que ser sensible a las mías. Y yo tengo que darle amor cuando necesita amor; y necesito que usted me lo de cuando yo lo necesite. Y exhortarlo cuando usted necesita que lo exhorten; y que me exhorten cuando yo lo necesito. Y cuando necesite reprimenda, reprenderlo; y cuando necesito reprensión, que me reprenda a mí. Eso va para todos, excepto mi esposa.

No quiero que se entusiasme. Ella ya lo hace. Usted y yo tenemos que funcionar en conjunto, ser sensibles el uno por el otro. Usted no quiere aislarse como cristiano; quiere entrar en la corriente de la vida del cuerpo. Muchos cristianos hoy, vienen a la iglesia el domingo por la mañana, se sientan y piensan que Dios se siente bendecido por su presencia aquí.

Y no tienen el concepto de operar en la corriente de la vida del cuerpo; por lo que funcionan como miembros incapacitados y mutilan al cuerpo de Cristo. Y el resto de nosotros andamos cojeando, tratando de compensar sus incapacidades. Se debe estar en la corriente principal de la vida del cuerpo. Usted debe ser sensible a mí y yo tengo que ser sensible a usted. Somos uno.

Esto es lo que quería Jesús. Desesperadamente. Juan capítulo 17 -un capítulo precioso, una mirada al corazón de Jesucristo. Escúchenlo a Él, orando a su Padre. Atiendan por lo que Él ora. Podría haber orado por muchas cosas, pero oigan por lo que ora.

Juan 17: 20: "Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en Mí por la palabra de ellos." En otras palabras, no sólo estoy orando por Mis discípulos, estoy orando por los que han de creer en Mí por la palabra de ellos en el futuro. Ahora, ¿por qué voy a orar? Versículo 21: "para que todos sean uno, como Tú, oh Padre, en Mí y yo en Ti". Extra sensibles el uno por el otro.

¡Es tan hermoso! "Que ellos también sean uno en nosotros. Para que el mundo crea que Tú me has enviado." ¿Saben lo que convencerá al mundo acerca de quién es Jesús? Cuando seamos uno. "La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno." Él nos otorgó Su gloria.

Para que pudiéramos ser uno; y Su gloria es el Espíritu Santo. La presencia del Espíritu Santo es nuestro punto de unión. Todos con el mismo Espíritu, que es nuestro enlace para la unidad. "Yo en ellos, y Tú en Mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que Tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a Mí me has amado." Cuando seamos uno, realmente eliminaremos la complacencia de este mundo.

Si esta iglesia llegara a ser una, en términos de la vida del cuerpo, y comenzara a ministrar a las necesidades espirituales de los demás y sintiera una unidad extra sensible, el mundo nunca podría contra eso. Debido a que liberaríamos la unidad del Espíritu y toda la energía que eso incluye.

Usted se preguntará cómo trabaja esta unidad. La clave está basada en la humildad. Vayamos a Filipenses 2:2. Jesús oró para que fuéramos uno. Pablo también deseaba lo mismo y los filipenses, evidentemente, no habían cumplido con esto. Quizás nos pueden dar un buen ejemplo de lo que necesitamos oír.

Versículo 2. Pablo dice a los filipenses: "completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa." ¿Ve lo que Pablo quiere que sean? Uno, sólo sean uno. Tengan el mismo tipo de amor. El mismo amor; sean uno, sean de un mismo sentir. ¿Qué sentir? Versículo 5.

"Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús". ¿Cuál es?  Versículo 6:  "El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse sino que se despojó a Sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a Sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz ."

Ese es el espíritu de humildad condescendiente. Aquí está la mente de Cristo. Él estaba allí, vino y fue obediente hasta la muerte. Esa es la humildad. Ya sabe cómo llegamos a ser uno,  versículo 4: "no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros." ¿Ya sabe cómo llegamos a ser uno? Siendo como Jesús y diciendo mira, no importa mi persona. Sólo quiero venir aquí; y si eso significa sufrir para mostrar mi amor, voy sufrir. La humildad sólo dice que yo no me preocupo por mi persona. Solo me importas tú. ¿Se imagina lo que pasaría si todos nosotros no nos preocupáramos para nada por nosotros mismos y por todo para los demás? Usted estaría muy bien cuidado; todo este cuerpo cuidaría de usted.

Pero la mayoría de los cristianos pasa mucho tiempo cuidando de sí mismos. Si alguna vez aprendiéramos -y por el Espíritu de Dios podemos- simplemente empezar a preocuparnos por los demás, nos ahogaríamos en cuidado y amor. Es la mente de la humildad. Yo no importo. ¿Por qué debería preocuparme por mí mismo? Yo sólo quiero cuidar de ti.

No hay egos heridos, no se ofende a nadie. La mente de la humildad era la mente de Cristo. Cuando Cristo llegó aquí, nunca trató de mantener su ego. Le escupieron; y ahí permaneció parado. Le clavaron en la cruz. Colgaba de allí. No dijo que no podían hacerle eso a Él, que no lo toleraría.

La mente de humildad dice que si esto significa tu salvación y si esto significa tu beneficio y tu bendición, voy a sufrir; porque sólo me preocupo por ti. Eso suena extraño. Tristemente; pero eso es lo que el concepto de cuerpo significa. Es cuidar del otro y no cuidar de uno mismo, ¿lo sabía? De eso se trata.

En Romanos 12:3, dice Pablo: "Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros". Todos estamos en el cuerpo de Cristo. ¿Cómo hacemos para obtener nuestra unidad? Al no pensar en mí, sino en ti.

Usted no tiene que preocuparse acerca de su propio ego. Usted no tiene que preocuparse de sus pequeños problemas. Usted no tiene que ser tan egocéntrica en todos sus pensamientos que siempre sean acerca usted. Simplemente, extienda la mano y toque la vida de alguien y olvídese de sí mismo.

Somos uno. Y el punto de fusión para nuestra unidad debe ser la humildad. Usted preguntará hasta dónde. Usted podría ser pisoteado. Que le pisoteen. ¿Cree que Dios le puede restaurar? Sí. 1 Corintios 6. Espero que ninguno de ustedes esté en litigio en este momento. 1 Corintios capítulo 6, está a punto de ser devastado. 1 Corintios 6:7-8, me encanta. Aquí Pablo está condenando a un cristiano que demanda a otro cristiano; va a la corte y argumenta públicamente  con él. "Por cierto es ya una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados?"

¿Por qué no dejarme más bien ser defraudado? Sólo aprenda que no podría importarle menos lo que le ha pasado. ¿Y quiere saber algo? Algún hermano le puede haber defraudado, pero algún otro hermano le va a ayudar, ya que una persona generosa y una persona cariñosa recibe lo que da y recibe de vuelta el amor que entregó.

Cristo es nuestra cabeza, nosotros somos el cuerpo y estamos para servir el uno al otro en amor. La humildad es la clave. Hay una segunda clave, como la humildad; y es el amor.

Y hay un versículo que es tan conmovedor, Juan 13:34. Cuando Jesús dice: "Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros" ¿Ahora ve lo que significa el amor? Al amor no le importa lo que pase. El amor no depende de las circunstancias. El amor sólo se irradia hacia fuera, no importa lo que hagan. Eso es amor. El amor no elige. El amor está ahí y todo el que se interponga en el camino recibe amor.

Hay personas que dicen “yo amo a esa persona en el Señor”. Que es como decir que la odia. Es lo mismo, ¿no? No puede amar a alguien en el Señor. Usted la ama o no. Y Jesús dijo: Esto no es una opción; este es un nuevo mandamiento. Usted dice, bueno no tenemos la capacidad. Oh, sí. Romanos 5:5: "el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones". "Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros" Y cuidado con esto "En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros".

¿Sabe usted cómo convencer al mundo de que Jesús es real y que realmente Le amamos? La mayor evangelización en el mundo es tanto amor que el mundo no pueda entenderlo. Si el principio que trae nuestra unidad es la humildad, la marca de nuestra unidad es el amor.

Pablo se lo dijo a los tesalonicenses: "el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros". Juan dijo que este es el mensaje que habéis oído desde el principio, que os améis los unos a los otros. ¿Está seguro que usted ama? ¿Ama como Cristo amó? ¿O es tan protector de su ego que cada vez que algo sale mal, toma represalias y reacciona y se amarga? Y si todo no es como le gusta y si la iglesia no es como le gusta; y si tal hermana y si tal hermano… ¿es ese el tipo de persona que es? ¿O es usted la clase de persona amorosa que no importa cuáles sean las circunstancias, su amor sólo brota y todo lo que hay ahí fuera lo recibe?

Somos uno; y el principio de nuestra unidad es la humildad y la marca de la unidad es el amor. Es el tipo de amor que humilla. Es el tipo de amor que se dirige a su hermano y dice: hermano, he tenido un resentimiento contra usted y quiero pedirle que me perdone y quiero comenzar a amarle. Esa es la clase de amor que es.

Y entonces, es el tipo de amor que dice hermano, yo te perdono. Y es la clase de amor que dice:  hermano, lo siento. Lo siento. Es el tipo de amor que no critica a los demás para edificarse. Y es la clase de amor que ama sin importar el costo, el dinero, el prestigio, la posición;  no importa.

Nuestra unidad escalará y afectará nuestra humildad y amor. Ahora voy a decirlo de esta manera. Si usted siente algo que no sea amor por algún creyente, para que el cuerpo de Cristo sea alguna vez saludable, usted va a tener que orar a Dios, arrepentirse y confesar; e ir a ese creyente y arreglar las cosas.

Tenemos que tener su amor. Así es, el suyo. Escuchen todos, debemos tener su amor para la unidad del cuerpo. Nunca la tendremos sin el suyo. Tenemos unidad posicionalmente, tenemos que tenerla en la práctica o el mundo nunca la conocerá. Y experimentaremos la alegría de la vida del cuerpo. Y por eso somos uno, practiquemos nuestra unidad posicional.

La segunda cosa sobre el cuerpo, regresemos un minuto  a 1 Corintios 12. Si el primer aspecto del cuerpo es la unidad, el segundo aspecto es la diversidad. Diversidad, somos uno y sin embargo, somos muchos. Ahora, el versículo 14 de 1 Corintios 12: "Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos". La unidad es nuestra base, la diversidad es cómo funcionamos.

El cuerpo es uno; y sin embargo hay brazos y dedos y todas las diversas partes y oídos, ojos y todas los diferentes miembros del cuerpo; cada una claramente con una función única de funcionamiento; y sin embargo como uno solo. El versículo 14 dice: "Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos." Hay diversidad dentro del cuerpo.

Todos somos diferentes. Romanos 12: "teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada." En otras palabras, si Dios le da un don espiritual, Él le da la cantidad de fe para ponerlo a  funcionar. ¿Se imagina lo que sucedería si Dios le hubiera dado un don en particular y no la fe para desempeñarlo? Sería frustrante. O si Dios le hubiera dado demasiada fe con respecto al don que Él le ha dado. Dios equipara la medida de la fe con los dones para que usted siempre tenga la cantidad exacta de fe para desarrollar el don adecuado.

Estos van a ser breves. Solo se los mencionaremos, pero la diversidad es importante. Todos tenemos dones diferentes. Vamos a hablar de los dones del Espíritu cuando estemos en Efesios, por lo que no vamos a agotar el tema. El versículo 4 de este capítulo, permítanme que se los lea. "Ahora bien, hay diversidad de dones". Estos no son talentos. No son habilidades innatas. Estos son dones otorgados por el Espíritu. Cuando usted se convierte en cristiano, Dios, a través del

Espíritu, le provee a usted de un don específico.

Son dados por el Espíritu, dones divinos que usted posee. "Hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo." Ahora podrá ver que el cuerpo necesita esto, ¿verdad? Tenemos que complementarnos. Nosotros no podemos ser todo, ¿no es cierto? Yo puedo hacer una cosa, usted puede hacer una cosa, alguien más puede hacer otra cosa y así nos ministramos. Por la salud del cuerpo.

Cualquier órgano que no funciona, mutila y paraliza el cuerpo. Hay diversidad de dones con el mismo Espíritu. Hay diversidad de ministerios, el mismo Señor. Hay diversidad de actividades, pero el mismo Dios. Es la diversidad en la unidad. "Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu". Algunas personas lo tienen o lo aprenden. Ellos conocen la Palabra de Dios. "A otro, fe". ¿Sabía usted que la fe es un don dado por el Espíritu? Algunas personas tienen ese don. Algunas personas no.

Todos tenemos la fe para creer en Dios, pero algunos tienen el don de la fe, que es la fe más allá del tipo normal de fe. "A otro, dones de sanidades", por el mismo Espíritu. "A otro, el hacer milagros". "A otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas." Y por supuesto, si estudia cuidadosamente la Palabra de Dios, se dará cuenta de que hay todo tipo de dones mencionados en Romanos 12 y en Efesios también.

Algunos de ellos son temporales, algunos de ellos son permanentes, algunos de ellos son para los incrédulos, algunos de ellos son para la edificación del cuerpo. No vamos a detenernos en todo eso. Pero, básicamente, hay diversidad de dones. Versículo 11: "Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como Él quiere." Con el fin de permitir el funcionamiento en el cuerpo, para que todos podamos ministrarnos unos a otros. Y para que yo pueda trabajar con ustedes y pueda ser para usted lo que no usted puede ser -yo puedo instruirlo a usted y tal vez usted pueda hacer algo ejerciendo otro don para mí; todos podemos trabajar juntos, el Espíritu ha dividido los dones en un equilibrio hermoso.

Y voy a decirlo de manera simple, si usted no está utilizando su don, alguien está siendo  estafado. Efesios nos dice que incluso la diversidad de los dones conducirá a la unidad. ¿Lo sabía? Efesios 4:11-12: "Y Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe." Como verá, la diversidad de los dones trae unidad.

Usted preguntará ¿cómo? Bueno, a medida que todos no ministramos unos a otros y todos estamos siendo ministrados y ejerciendo nuestros dones en un intercambio perfecto, estamos madurando todos juntos. Y cada miembro recibe el cumplimento perfecto de los dones. Así nos estamos uniendo. Porque si usted me está ministrando; y yo le estoy ministrando a usted; y juntos estamos ejerciendo los dones que Dios nos ha dado, estamos todos juntos creciendo en un cuerpo maduro perfecto.

Y así, la diversidad es muy importante. Sus dones espirituales son una bendición dada por un Dios soberano; y hay que utilizarlos. La Biblia no dice que encuentre una organización e imparta su don en ella. No dice eso.

Si usted tiene un don espiritual, ejérzalo. Si usted tiene el don de ayudar, vaya a ayudar a alguien. No necesita la organización de la iglesia. Hágalo. Si usted tiene el don de enseñar, busque a una clase y enseñe. Busque a alguien que necesita ser enseñado.

Si usted tiene el don de evangelizar, busque a alguien que no conoce a Jesucristo y evangelícelo. No necesita la organización de la iglesia. Muchas personas están quietas, tienen dones espirituales que el cuerpo de Cristo anhela. Y alguien necesita que le ministren. No espere a que la organización le de un puesto. Vaya a buscar a alguien y practique su don.

Y si usted no puede encontrar a alguien a quien ayudar con su don, entonces usted, para empezar, probablemente no está en la corriente principal de la vida del cuerpo. Necesitamos que su don sea ejercido. El Espíritu no se lo otorgó para dejarlo apoyado sobre un estante. Usted dirá bueno, yo no sé cuál es mi don. Averígüelo. Lea la lista de dones en Romanos 12, 1 Corintios 12 y Efesios 4. Descubra cuál es el suyo por medio de la oración y mediante el estudio de los dones y la determinación de qué es lo que le gusta hacer y qué hacer con la bendición del Espíritu.

Usted sabe que no tiene el don de ser pastor o maestro si usted es una mujer. Eso queda eliminado. En segundo lugar, usted sabe que usted no tiene el don de evangelismo si no puede estar delante de la gente y hablar -al menos en gran escala. Si le gusta trabajar con la gente, tal vez tenga el don de ayudar. Si usted es un gran organizador, tal vez usted tiene el don de administrar o gobernar. Sea cual fuere, usted los descubrirá y le prometo que si usted es honesto y quiere saberlo, el Espíritu Santo se lo mostrará.

Y no se preocupe por esta iglesia. No se preocupes por Grace Community Church, encuentre a alguien que necesita ser ministrado y minístrelos. Usted no necesita a esta organización para ejercer su don. Si lo hace, está apoyado en una muleta. Utilice su don, si no hay vacante en la estructura, vaya a ministrar a alguien más. Vaya a enseñar a alguien. Vaya a buscar a alguien que quiere saber. Usted dice: ¿dónde están? Esta misma noche, la iglesia está llena de personas que necesitan conocer la Palabra de Dios.

Probablemente podría comenzar un conocido, ir a la casa de alguien, reunirse con ellos un día y sentarse a enseñarles algunas cosas. Hay tantos cristianos nuevos en esta iglesia que necesitan aprender. Encuentre un ministerio. Si su ministerio es el ministerio de la compasión, del cuidado de las personas, visite a algunos enfermos. Tenemos una lista de ellos. Llame a la oficina, búsquelos. No espere a la estructura. Ministre su don. ¡Hágalo ya!

El punto tres, la armonía. La última cosa que el cuerpo debe tener es la armonía. Todos estamos ministrando nuestros dones y se tienen que combinar.  Versículo 15. Si no hay armonía en el cuerpo, es ridículo. "Si dijere el pie: porque no soy mano, no soy del cuerpo. ¿Por eso no será del cuerpo?" Por supuesto que no.

"Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?" La idea de la insignificancia. Yo soy tan insignificante, que ni siquiera pertenezco a esta situación. Eso no es verdad, usted tiene una función.

Versículo 17: "Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato?" por eso Pablo dice: "Si todo el cuerpo era un ojo ¿dónde estaría el oído? Si todo el cuerpo fuera oído ¿dónde estaría el olfato?" Tiene que existir la diversidad. No hay lugar para la envidia o los celos, porque no hay jerarquía. Usted no tiene por qué envidiar los dones de nadie. Dios le ha dado el suyo. Son tan absolutamente 100% decisivos para la vida del cuerpo como el mío o el de cualquier otro.

Y luego, en el versículo 18: "Mas ahora Dios ha colocado los miembros." Dios sabe lo que está haciendo. Cada uno de ellos en el cuerpo, como Él ha querido. Él tiene un plan maestro para la unidad. Y si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Todos somos parte de un mismo cuerpo. Tenemos cosas que hacer.

A continuación, la humildad es la clave. Versículo 21: "Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros." Es la idea de señorío sobre el otro.

Me gusta el versículo 22: "Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios." En otras palabras, él dice que es lo que sucede en el fondo lo que puede ser realmente necesario.

Así se aprende esto en el ministerio. Veo a gente que viene a Cristo; y descubro que alguien ha estado trabajando con ellos. Algunos pies o manos en el cuerpo han estado trabajando. Yo soy la boca que se eleva y tiene la preeminencia. Pero eso no prueba nada. Mi don no es más importante que el suyo. De hecho, tal vez sea menos necesario que el suyo.

Versículo 23: “Y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro." Como los miembros que no son tan apuestos y elegantes, ellos son los que realmente están haciendo el trabajo. Eso realmente desarma a alguien que se jacta y dice que es realmente la parte más hermosa del cuerpo.

Versículo 24: "Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba." Los órganos internos que son feos, que no son para nada agradables, son la esencia de la vida. No son sólo las cosas bellas visibles.

Es esa parte que hace el trabajo que no es algo para mirar, pero funciona para mantener la vida en el cuerpo. Y tenemos que estar seguros de no recibir este tipo de dicotomía. Versículo 25: "Para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros." No hay ninguna diferencia.

"De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan." Usted es el cuerpo de Cristo, en unidad y los  miembros en particular, diversos, están en armonía. No establezca una jerarquía. Tenemos que ser un cuerpo saludable. Debemos serlo. Debemos estar sanos; y le necesitamos. No necesitamos más unidad estructural. No necesitamos más organización. Necesitamos más unidad del cuerpo, más ministerio del cuerpo.

Eso es por lo que Jesús oró. Respondamos a Su oración. Nuestra unidad es la unidad del Espíritu, no la unidad de una denominación o iglesia u organización. Y habrá verdadera unidad espiritual cuando nos humillemos, cuando miremos a todo hombre en las cosas de los demás, cuando amemos con un amor al que no le importa lo que nos suceda. Y cuando empecemos a ministrar nuestros dones espirituales entre nosotros con armonía.

Pido a Dios, cada día, que ese sea el caso aquí. Y que el mundo nos mire y diga, sí, Jesús es real. Podemos decirlo a causa del amor que tienen.

Padre, te damos gracias esta noche por estas palabras. Las hemos sintetizado un poco Señor, pero Tu sabes. Muchas gracias por enseñarnos sobre el cuerpo. ¡Qué gloriosa verdad es! Gracias por Jesús, quien es nuestra cabeza de la cual surgen el poder, la energía, los recursos, la sabiduría y la tracción para este cuerpo. Oh Dios, enséñanos a actuar. Enséñanos a funcionar. Ayúdanos a ir y encontrar un lugar donde ministrar nuestro don; que realmente podamos comenzar a trabajar para Ti, para la salud del cuerpo. Para que podamos estar tan unidos que establezcamos una antorcha que brinde llama en todo el mundo.

Deseo que ore una breve plegaria conmigo. Cristo, reconozco mi lugar en el cuerpo. Quiero tres cosas; en primer lugar, Cristo, enséñame a ser humilde. Número dos, enséñame a amar. Número tres, muéstrame mi don, enséñame a usarlo. Enséñame a ser humilde, a amar, a conocer mi don y a usarlo. Usted puede tener más de uno, la mayoría de los cristianos los tienen.

Yo sé que el Espíritu de Dios honrará su oración. Le necesitamos. Desesperadamente, el cuerpo necesita que usted funcione, que sea sensible.  Yo le necesito. Tenemos que trabajar juntos. Cueste lo que cueste, cuidar de nosotros mismos como si fuéramos uno. Eso es por lo que Jesús oró, eso es lo que queremos para Su gloria.

 

 

 

 

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org 
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