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En primer lugar, dijimos que debemos estudiar la Biblia porque es la fuente de verdad. Jesús dijo en Juan 17:17: “Tu Palabra es verdad”, una gran declaración. Y hablamos del cinismo de Pilatos, quien dijo: “¿Qué es verdad?”. En segundo lugar, le dijimos que debemos estudiar la Biblia, porque la Biblia no solo es la fuente de verdad, sino que es la fuente de felicidad, es la fuente de gozo. De hecho, citamos de las palabras de Jesús, que ‘si oyes mis Palabras y las guardas, mi gozo permanecerá en vosotros’; las palabras de Juan: “Estas cosas os he escrito para que vuestro gozo sea cumplido”; las palabras de Proverbios: “Feliz o bienaventurado es el hombre que me oye”; las palabras de Lucas 11:28: “Bienaventurados los que oyen la Palabra de Dios, y la obedecen”; esa es la fuente de gozo. Usted estudia la palabra, usted oye lo que dice, usted extrae sus principios, usted obedece esos principios porque su corazón anhela obedecerlos, y Dios derrama la bendición y el gozo.

¿Quiere saber algo? Por otro lado, permítame decirle esto: Usted podría esforzarse por ser obediente en toda manera legalista en la que usted quisiera, pero si en su corazón usted no quisiera hacerlo y estuviera peleando contra eso, Él nunca le daría el gozo; porque, como puede ver, el hacer obras buenas sin un corazón correcto no cuenta. Permítame mostrarle lo que quiero decir. La Biblia habla de fruto, habla de diferentes tipos de fruto; y habla del fruto del Espíritu y esas son actitudes. Y antes de que jamás esté el fruto en su vida, así como ganar a gente para Cristo, o estudiar la Palabra de Dios, o cualquier cosa de lo que habla la Biblia como fruto, alabanza, ofrenda, todas las buenas obras; pero antes de que el fruto por fuera signifique algo, tiene que salir del fruto del espíritu del interior. Ahora, escuche esto: El fruto de acción, las cosas que usted hace sin la actitud, sin el fruto de actitud, lo que usted siente es legalismo puro, eso es fariseísmo; usted puede hacer lo que usted quiera por fuera, puede ser un legalista del más meticuloso como los fariseos y nunca conocerá el gozo.

Por otro lado, si su corazón es un corazón de obediencia y un corazón de actitud, puede fracasar por fuera y Dios le dará el gozo porque Él ve el espíritu de obediencia, de gracia en su corazón, eso es lo que Él busca. Entonces, la promesa es ésta, estudie la Biblia, ¿por qué? Número 1, es la fuerte de verdad; número 2, es la fuente de regocijo. Dice usted: “Oye MacArthur, realmente valoro lo que estás diciendo; tengo noticias para ti: Estudio la Biblia todo el tiempo y tengo mucho dolor, tengo muchos problemas”, bueno, tengo un versículo para usted afortunadamente, no quiero dejarlo ahí volando con ese pensamiento; Dios no solo le dice exactamente que va usted a recibir el gozo, ¿verdad? Dios no le dice exactamente cuándo es que usted va a recibir el gozo, ¿verdad? Quizá tenga que esperar un poco de tiempo.

Entonces, en Juan 16 Él está viendo a los discípulos y les dice: “Yo ya me voy”, y están ahí sentados, usted sabe, ahí todos tristes, todo mundo ha dejado su profesión, han estado siguiendo a Jesús por tres años, y Jesús se levanta y dice un día: “Ya me voy caballeros, los voy a dejar y me voy a ir”, así es; y todos están diciendo: “Oye, ¡espera un momento, hombre! Yo me uní a este asunto pensando que el Reino iba a venir, ¿qué pasó? Algo sucedió”, y tienen mucha tristeza, están muy tristes, y Jesús dice en Juan 16:20: “De cierto, de cierto os digo, os digo que lloraréis o lamentaréis, pero el mundo se regocijará, y vosotros estaréis tristes”, ahora escuchen: “Pero vuestra tristeza se convertirá en gozo”; en otras palabras, tiene que reconocer que algunas veces va a haber tristeza antes de que llegue a haber gozo.

De hecho, ¿quiere oír algo interesante? Si usted no conociera la tristeza, usted no entendería el gozo cuando viniera, y es correcto; si usted no conociera el dolor, no conocería el placer. Y, ¿sabe una cosa?, estaba leyendo recientemente un artículo interesante que estaba hablando de la diferencia entre ‘comezón’ y entre ‘cosquilla’ y que no podía ser definida médicamente; sin embargo, la cosquilla es algo que lo hace estar feliz, y la comezón es algo que irrita; hay una línea muy fina entre estas dos. ¿Sabía usted que la diferencia entre el placer y el dolor es también una línea muy fina? Por ejemplo, hombre, usted sabe, no hay nada más maravilloso que un regaderazo caliente, y usted sabe, lo calienta mucho y mete usted su codo, y simplemente dice: “Muy bien”; en cierta manera entra, y es dolor, dolor, y de pronto es ¡ah!, es placer; hay una línea delgada entre el dolor y el placer. Y, ¿sabe una cosa?, yo jugué futbol americano cuando estuve en la universidad; y a lo largo de la universidad, como usted sabe, yo enfrenté una línea fina entre el dolor y el placer, y usted sabe cómo es; usted tortura su cuerpo como algún tipo de maníaco, es dolor, dolor, dolor; pero, al mismo tiempo, le encanta a usted con una especie de placer horrendo; la línea fina entre el dolor y el placer.

Y creo que si no conociéramos el dolor, no conociéramos el placer; si no conociéramos el dolor, no conoceremos el gozo que el placer puede traer; y creo que una de las razones por la que Dios permite que enfrentemos tristeza en nuestras vidas, es para que entendamos el gozo cuando viene. Y entonces Él dice: “Van a tener tristeza por un poco de tiempo, sean pacientes”. Escuchen: Si obedece la palabra de Dios, Él le va a dar ese gozo, tal vez no instantáneamente cuando usted lo quiere, pero siempre cuando usted lo necesita. Entonces, ¿por qué debo estudiar la Biblia? ¿Qué me debe motivar al estudio bíblico? Número 1, la Biblia es la fuente de verdad. Número 2, la Biblia es la fuente de gozo. Y le voy a decir una cosa, no importa lo que sucede en mi vida externamente y circunstancialmente; cuando yo estudio la Palabra de Dios, hay una emoción y un gozo que no es tocado por circunstancia alguna.

Tercera cosa, una tercera fuerza motivadora, una tercera razón por la que debe estudiar la Biblia es que la Palabra es la fuente de victoria. No sé usted, pero a mí me gusta ganar, a mí no me gusta perder; pierdo mucho, pero no me gusta, me gusta ganar. Yo creo que si usted va a hacer algo, hágalo bien. Mi papá solía decirme de vez en cuando, cuando era un pequeño: “Mira, escucha Johnny –él decía–, si lo vas a hacer, hazlo conforme a lo mejor de tu capacidad o no vale la pena que lo hagas”, y así crecí, buscando la excelencia; me gusta ganar, no me gusta perder; me gusta ganar, y veo eso en mi propia vida cristiana. No me gusta darle una ocasión al adversario, no me gusta darle la ventaja… como dice en Corintios, no me gusta ver a Satanás victorioso, no me gusta ver al mundo dominarme, no me gusta ver a la carne vencer al espíritu, quiero ganar, tengo un deseo por ganar.

Me acuerdo que mi entrenador de futbol americano solía darnos la clásica plática de que necesitas ganar, y creo que así debemos ser como cristianos; no hay razón por la cual tenemos que ceder al enemigo. Y conforme usted estudia la Biblia, va a descubrir que la Palabra de Dios se vuelve la fuente de victoria. David dijo esto, y usted lo recuerda también como yo: “En mi corazón he guardado tus dichos para no (¿qué?) pecar contra ti”. La Palabra entonces es la fuente de victoria sobre el pecado; la Palabra de Dios es absorbida, se vuelve el recurso que el Espíritu Santo usa para dirigirnos; el Espíritu Santo la usa para fortalecernos contra la tentación. Usted no tiene manera de prevenir el ser llevado a pecar, a menos de que la Palabra de Dios esté ahí, para que el Espíritu Santo la active en su mente consciente. Y le voy a decir algo simple: Como cristiano, usted nunca funcionará en base a lo que usted no conoce, nunca sucederá; usted nunca va a poder operar en base a un principio que nunca conoció; usted nunca podrá aplicar la verdad que no ha descubierto.

Entonces, conforme usted alimenta su mente, la Palabra de Dios se vuelve una herramienta que el Espíritu de Dios usa para dirigirlo y guiarlo. Ahora, veamos por ejemplo, en el cuarto capítulo de Mateo, la ilustración gráfica de enfrentar a Satanás con la Palabra de Dios; y aquí vemos a Jesucristo y dice en el versículo 1: “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser probado, tentado por el diablo”. En lo que a Dios concernía, era una prueba porque Él no fracasaría; en lo que a Satanás concernía, era una tentación, porque él esperaba que Jesús fallara. La palabra puede significar cualquiera de las dos; ‘peirasmos’ puede significar ‘prueba o tentación’, es una palabra neutral; podría significar ‘bueno o malo’. Desde el ángulo de Satanás, quería que fuera malo; desde el ángulo de Dios, Él sabía que sería bueno. Entonces, el Espíritu lo llevó al desierto sabiendo que él pasaría la prueba; Satanás estaba ahí esperándolo, esperando que Jesús fracasara; y después de que Él había ayunado por 40 días y 40 noches, Él tuvo hambre.

No es sorprendente, pero me parece interesante que debido a que Jesús era un ser un humano tan perfecto, sin pecado, su cuerpo debió haber tenido poderes más allá de lo que nosotros jamás podríamos experimentar; Él debió haber sido tan fuerte, tan viril, tanto de lo que la humanidad habría sido en su potencial maximizado –por lo menos como la conocemos– que Él no tuvo hambre aparentemente a lo largo de estos 40 días, sino hasta después, cuando Él realmente conoció los dolores, el deseo intenso del hambre. Finalmente, después de 40 días, vino el tentador y le dijo… Y aquí él le da tres tentaciones, y usted las recuerda; pero en cada uno de los casos, Jesús respondió con la Palabra de Dios. Primero él dijo: “Si eres Hijo de Dios, manda estas piedras que se conviertan en pan”.

Lo que él realmente le está diciendo: “Escucha, tú eres el Hijo de Dios, tú eres Dios en carne humana, tú eres el Mesías, tú mereces algo mejor que esto. ¿Qué estás haciendo aquí?, –en la tentación– ¿qué estás haciendo aquí sufriendo? ¿Qué estás haciendo aquí en este desierto miserable habitado por bestias salvajes y cosas que se arrastran? ¿Qué estás haciendo aquí muriéndote de hambre? ¡Tú eres el Hijo de Dios! Satisface tu hambre, has algo de pan, ¡te lo mereces!”, y él realmente lo estaba tentando a ir en contra del plan para buscar su propia satisfacción, él estaba diciendo: “Has lo que quieras, no dependas de Dios. Dios todavía no ha satisfecho tu necesidad. Aquí has estado 40 días, tienes hambre; tú eres digno de más que esto”; él realmente lo está tentando a desconfiar del cuidado de Dios. Él le respondió y le dijo: “Escrito está, –y Él citó Deuteronomio– no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”.

Lo que él estaba diciendo era: “Mira, Dios prometió que Él cuidaría de mí, yo voy a mantener mi confianza en su promesa; yo nunca usaré mis propios poderes para violar la promesa de Dios”; Él rechazó la tentación con la Palabra de Dios. Después el diablo lo lleva a la Santa Ciudad, a Jerusalén, lo eleva hasta el pináculo del templo; probablemente esa parte que salía del templo, ahí por el Valle de Hinom, que estaba sobre el Valle de Hinom, el cual era una caída de varios metros, y lo colocó ahí y le dijo: “¿Por qué no te avientas? Simplemente aviéntate. Después de todo, –y el diablo dice– ¿quieres citar las Escrituras? Te las voy a citar también: ‘Él encargará a sus ángeles acerca de ti, y en sus manos te sostendrán para que tu pie no tropiece en piedra’. ¿Quieres confiar en Dios? ¿Vas a aferrarte a Dios? ¿No vas a hacer pan? ¿Vas a creer en Dios? Bueno, ¿por qué no crees realmente en Dios y te avientas aquí un clavado para ver si Él cumple su Palabra?”, se oye bien, Satanás es inteligente.

“¿Quieres decirme cuánto confías en la Palabra de Dios?, aquí hay una buena manera de probarlo. Aviéntate, que Él te atrape”; Jesús le dijo: “Escrito está: ‘No tentarás al Señor, tu Dios’”. “Confía en Dios –dijo Jesús–, no presumas de Dios. Cree en que Él va a cuidar de ti a lo largo del viaje. No te coloques ahí en la autopista”, ¿te das cuenta? Ahí está la diferencia. Satanás entonces le muestra desde un monte alto los reinos del mundo, y le dice: “Mira, te voy a dar todo eso, si postrado me adorares”; Jesús le dijo: “Sal, vete Satanás. Una fue bastante mala, la dos fue intolerable, y la tres es absolutamente suficiente. Vete, porque escrito está: ‘Al Señor, tu Dios, adorarás, y a Él solo servirás’”, y entonces el diablo le dejó, y vinieron ángeles y le sirvieron, y Dios cumplió todas sus promesas. El punto es este: Jesús respondió la tentación de Satanás tres veces, y cada vez que lo hizo, Él citó directamente del Antiguo Testamento.

Escuche: Como cristiano, es el capturar la verdad bíblica en su mente consciente, que le da la capacidad de derrotar a Satanás; no lo puede hacer por sí solo. Jesús literalmente triunfó sobre el diablo a través de la Palabra de Dios; es la fuente de victoria. Usted no puede razonar, usted no puede tratar simplemente de hacer a un lado a Satanás; usted sabe, es increíble, la gente con frecuencia imagina que pueden discutir con Satanás usando su propia lógica; no puede ser hecho. Otra ilustración interesante es Lucas 4:33: “Había en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de un demonio, de un espíritu inmundo, y él clamó a gran voz”, él era un hombre que estaba poseído por demonios en la sinagoga, lo cual debió haber sido bastante molesto para los servicios ahí; hemos tenido algunos en nuestra iglesia de vez en cuando, entonces creo que conozco el sentimiento.

Y él decía: “Déjanos, ¿qué tenemos que ver contigo Jesús de Nazaret? ¿Has venido para destruirnos?”, el hombre está lleno de estos demonios, y todos están gritando: “Sé quién eres, el Santo de Dios”, y Jesús lo reprendió diciendo: “Calla. Sal de él”. Y cuando el demonio lo había aventado en medio de ellos, salió de él y no lo lastimó, y todos estaban sorprendidos y hablaban entre sí mismos diciendo: “¿Qué palabra es ésta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos y le obedecen?”. ¿Sabe usted lo que Jesús hizo? Ahí Él estableció su autoridad y su poder sobre Satanás por su Palabra. Con una palabra, Él podía derrotar a los demonios; con una palabra, Él dijo: “Vete Satanás”; con una palabra, Él echó a la legión de demonios de un maníaco en Gadara. Y ellos decían de Él: “Nunca un hombre habló como este hombre. Él habla como un hombre de autoridad; no como los escribas y los fariseos”.

Escuche: La Palabra de Jesucristo es absolutamente autoritativa. Ahora, cuando usted conoce la Palabra de Dios, usted conocerá la victoria. Permítame mostrarle otra ilustración: En Efesios 6:17, en la discusión de Pablo acerca de la armadura del cristiano, encontramos que él termina con esta gran parte de armadura, versículo 17: “Tomad el yelmo de la salvación, y la Palabra del Espíritu que es la Palabra de Dios”, este es un texto tremendo. Ahora, él dice que la parte final de la armadura es la espada del Espíritu, la cual es la Palabra de Dios. Ahora, cuando usted piensa en una espada de un soldado romano, usted piensa en algo así largo, eso no es lo que es; esa es la palabra griega ‘rhomphaia’. La palabra aquí, la palabra griega para espada es ‘machaira’, y ‘machaira’ era una palabra griega que se refería a una daga corta, pequeña.

La espada del Espíritu no es una espada grande, ancha, que usted simplemente mueve por todos lados esperando cortarle la cabeza a algún demonio tarde o temprano, no es algo usado de manera indiscriminada sin control, no es comprar una Biblia grande y pegarle a los demonios en la cabeza con ella; no es eso en absoluto. La espada del Espíritu es una ‘machaira’, es una daga, es corta, es incisiva; debe entrar en un lugar vulnerable, o de lo contrario no hace ningún daño; la espada del Espíritu entonces no es algo general sino específico. Ahora, observe además, la palabra aquí no es la palabra ‘logos’, la palabra griega normal ‘logos’ sería usada de una palabra general; la Biblia es la ‘logos’, Cristo es el ‘logos’; una palabra general es el ‘logos’. Cuando la Biblia quiere hablar de algo específico, habla la palabra ‘rhema’ o ‘rhemata’. Ahora, observe esto. Esto significa una declaración específica.

Ahora, ¿está listo para oír esto? La Palabra del Espíritu es la declaración específica de la Palabra de Dios, que entra en el punto específico de la tentación. La gente dice: “Bueno, tengo la espada del Espíritu, yo soy dueño de una Biblia”; escuche, usted podrá ser dueño de una Biblia, de una bodega de Biblias, y no tener la espada del Espíritu. Tener la espada del Espíritu no es ser dueño de una Biblia, sino conocer el principio específico en la Biblia que se aplica en el punto específico de tentación; y la única manera en la que usted conocerá la victoria en la vida cristiana, es conocer el principio de la Palabra de Dios, para hacer esa aplicación en el punto específico en donde Satanás ataca, en donde la carne ataca, en donde al mundo ataca; conforme usted se llena a sí mismo de la Palabra de Dios, se convierte en la fuente de la victoria.

Ahora, como puede ver, usted ni siquiera puede vivir la vida cristiana sin el estudio bíblico; es la fuente de verdad, es la fuente de gozo, es la fuente de victoria. Permítame darle un cuarto. La Palabra de Dios es también la fuente de crecimiento. Todo mundo quiere crecer; como usted sabe, si usted alguna vez ha visto, en nuestra iglesia tenemos un ministerio maravilloso para la gente mentalmente discapacitada; algunos de ellos, créalo o no, tienen 30 años de edad, y tienen la mente de un bebé, y todavía están en pañales; y usted sabe, esto es algo triste. Que Dios bendiga estas queridas personas, los amamos, y Dios los ama, y yo creo que tienen una parte muy especial en su Reino; pero es algo tan triste ver a alguien que no creció. ¿Y sabe una cosa que es casi tan triste? Ver a cristianos que no crecen; retrasados, con un crecimiento estancado, nunca crecen; y la razón por la que no crecen es porque no se meten a la Palabra. Pueden ir a la iglesia y sentarse ahí, usted sabe, y llegan a la iglesia y se llena, y se van; nunca nada pasa, es triste. Pedro dice esto, y este es un gran texto, 1ª de Pedro 2:2: “Desead como niños recién nacidos la leche espiritual no adulterada, para que por ella (¿qué?) crezcáis”.

En otras palabras, la Palabra es la fuente de crecimiento. ¿Sabe una cosa? Todo mundo quiere crecer. Le voy a decir una cosa, cuando yo era un cristiano más joven, me acuerdo cuando estaba en el seminario; en la universidad usted en cierta manera… yo estaba involucrado en todo tipo de cosas, y estaba perdiendo el tiempo; no crecí mucho. Llegué al seminario, hombre, y probé la Palabra de Dios, y simplemente la quería tanto, quería tanto de esa Palabra, que difícilmente podía estar sin ella; quería crecer y crecer, y crecer, y tuve este deseo tremendo por crecer, y me di cuenta de que había solo una manera en la que iba a suceder, y eso era si yo me metía en el estudio de la Palabra de Dios. Entonces, durante mis días de seminario, determiné a que realmente iba a comenzar a estudiar sistemáticamente la Palabra de Dios, y allí es cuando comencé a crecer. Mi crecimiento –y le voy a decir de manera franca–, mi crecimiento es directamente proporcional al tiempo, a la cantidad de tiempo y esfuerzo que paso en el estudio de la Palabra de Dios.

Cuando tengo un periodo de tiempo, cuando quizá no estudio la Palabra de Dios, me estanco; y cuando comienzo a estudiar, acelero. Creo que quizá los peores tiempos en mi vida, en términos de crecimiento, son mis tiempos de vacaciones, cuando en cierta manera yo me estanco, no hago nada; pero eso es bueno, porque medito un poco, pero el patrón de crecimiento realmente no se acerca a cuando realmente me meto a la Palabra. Y lo que es interesante en el versículo 1, en cierta manera presenta la base; dice que en primer lugar, tenemos que desechar: “Desechando pues toda malicia”, la palabra griega ‘kakia’, que significa ‘maldad general’, tiene que hacer a un lado la maldad, el engaño; ‘engaño’ quiere decir ‘engañar’, es la palabra griega para un anzuelo para un pez; hipocresía, envidia, y hablar mal. En otras palabras, usted hace un lado todas las cosas malas, confiesa su pecado, endereza su vida, limpia su vida; después entra la Palabra con un deseo tremendo, y después comienza a crecer. Ahí es cuando la Palabra puede hacerlo crecer.

Y, ¿sabe una cosa?, entre más crece usted, más emocionante se vuelve. La Palabra es una fuente de vida, usted madura, usted es enriquecido, usted se fortalece; y conforme usted crece, y conforme usted se vuelve más fuerte, usted puede derrotar a Satanás; y conforme usted crece, usted conoce más acerca de Dios y su naturaleza; usted es enriquecido de toda manera… usted es enriquecido en toda manera posible. En Juan 6:63 Jesús dijo esto: “Las palabras que yo os hablo son Espíritu y son vida”; Jeremías dijo: “Fueron halladas tus Palabras por mí y yo las comí”, alimentarse de la Palabra de Dios; y después en Juan 1:18 dice: “Él de su voluntad nos hizo nacer por la Palabra de verdad”. La Palabra da vida, la Palabra sustenta la vida, la Palabra edifica la vida; es nutrición tremenda. Creo que es 1ª de Timoteo 4 que añade a nuestro entendimiento esto; versículo 6 dice: “Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo”, escuche esta gran línea, esta gran frase: “Nutrido con las palabras de la fe”.

La Palabra nos nutre, nos alimenta, nos edifica, hace que crezcamos. Al final de 2ª de Pedro, después de que él ha dado las declaraciones tremendas acerca del colapso del universo, y él ha hablado de los elementos que se van a derretir con calor ardiente y todas esas otras cosas, y cómo todo va a terminar; él dice: “¿Qué debemos hacer? Debemos crecer en la gracia y el conocimiento del Señor Jesucristo”, crecer, crecer, y crecemos conforme nos alimentamos de la Palabra de Dios. Dios quiere que maduremos, Él quiere que nos edifiquemos, Él quiere que nos fortalezcamos; y, de hecho, si usted examina 1ª de Juan 2, usted encuentra el patrón del crecimiento exactamente ahí; una de las escrituras más importantes en toda la Biblia, escuche lo que dice: “Os he escrito a vosotros padres, porque habéis conocido al que es desde el principio; os escribo a vosotros jóvenes, porque habéis vencido al maligno; os escribo a vosotros hijitos, porque han conocido al Padre”.

Ahora, usted ve ahí tres categorías: Padres, jóvenes, y a los niños pequeños; y usted notará tres diferencias: “Os escrito a vosotros pequeños, que han conocido al Padre; os escribo a vosotros jóvenes, porque habéis vencido al maligno; os he escrito a vosotros padres, porque conocéis al que era desde el principio”. Ahora, ¿sabe qué son esas tres cosas? Son categorías de crecimiento espiritual; esos no son literalmente niños pequeños, jóvenes y padres; no serviría de nada escribir el versículo a pequeños, de cualquier manera no lo podrán leer; está hablando de niveles de crecimiento espiritual. Ahora, todos comenzamos como niños pequeños, todos comenzamos y conocemos al Padre; ese es el ‘bah-bah’ espiritual. Usted no conoce mucho cuando es un nuevo cristiano, pero usted sabe que Jesús me ama, esto sé pues la Biblia dice así: “Dios es mi Padre, y es maravilloso, y demás”; estamos balbuceando, ‘bah-bah’ espiritualmente, ¿se da cuenta? Pero usted no debe quedarse ahí, eso es realmente triste; usted llega al segundo nivel: jóvenes.

¿Cuál es la característica de un joven? “Él ha vencido al maligno”, tiempo pasado; ¿quién es el maligno? Satanás. Dice usted: “¿Me estás diciendo que yo puedo llegar al lugar en mi vida, en el cual puedo, de hecho, vencer a Satanás?”, eso es absolutamente correcto. “¿Me estás diciendo que puedo decir: ‘He vencido al maligno’?”, eso es correcto. “¿Cómo?”, versículo 14: “Os he escrito a vosotros padres, porque habéis conocido al que es desde el principio; os he escrito a vosotros jóvenes, porque sois fuertes, y la Palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno”. Ahora, escuche esto: Para vencer al maligno Satanás, necesita ser fuerte; solo hay una manera en la cual usted puede ser fuerte, y eso es que la Palabra permanezca en usted.

Ahora, escuche: ¿Sabe quién es un joven espiritual? Un joven espiritual es alguien que realmente conoce la Palabra, y esta es la razón por la que digo esto: Satanás, de acuerdo con 2ª de Corintios 11, viene disfrazado como un ángel de luz; yo creo que Satanás, de acuerdo con la Biblia, pasa el 99.9% de su tiempo en sistemas de religión falsos; yo creo que los bares, y los programas de prostitución, y el crimen, y la lujuria, y el mundo, y el materialismo, y el resto de esas cosas, yo creo que todas esas cosas realmente están cubiertas por la carne; lea usted Gálatas capítulo 5, las obras de la carne son éstas, y enlista todas. No creo que Satanás anda por todos lados, picándole las costillas por algún pequeño pecado; yo creo que Satanás está desarrollando sistemas de maldad a nivel mundial.

Satanás se está apareciendo como ángel de luz, sus ministros son ángeles de luz, él trabaja en las religiones falsas; y un joven espiritual –escuche– es alguien que vence a Satanás en el sentido de que él sabe lo suficiente acerca de la Palabra de Dios, como para no verse tentado por las religiones falsas, sino que más bien él se enoja por ello. Por ejemplo, la característica de un niño espiritual es, de acuerdo con Efesios 4:14, es que él es llevado por doquier por todo viento de doctrina; los bebés espirituales tienen problemas con la falsa doctrina; los jóvenes espirituales son personas que conocen su Biblia, conocen su doctrina, de tal manera que la falsa doctrina de Satanás no les apela en lo absoluto. Pero hay un tercer nivel; él dice: “Os he escrito a vosotros padres, porque habéis conocido al que era desde el principio”.

Ahora, escuche esto: ¿Sabe quién es el padre? Esa es la persona que ha ido más allá de la página; él no solo conoce a la doctrina, él conoce al Dios que está detrás de la doctrina, ¿se da cuenta? Ahora, en estos tres pasos usted tiene el progreso de crecimiento espiritual; comenzamos como bebés, conforme nos alimentamos de la Palabra nos fortalecemos; nunca vencemos la carne, pero podemos vencer al mundo. Nuestra fe hace eso, 1ª de Juan 5 dice: “Podemos vencer los esfuerzos de Satanás de la religión falsa”, la doctrina hace eso; nunca venceremos la carne, ese siempre será un problema; pero podemos tener el gozo de vencer los sistemas falsos de religión de Satanás. He visto eso suceder.

Le puedo decir, cada vez que un hombre o una mujer llega al lugar de ser un joven espiritual, invariablemente llegan al punto en donde la religión falsa los hace enojar, y quieren salir, y quieren pelear con las sectas; y después conforme maduran más allá de eso, ya no están tan preocupados por pelear con las sectas, comienzan a probar quién es Dios, comienzan a entrar a las profundidades de la mente del Dios Eterno, y comienzan a ir más allá de que son padre espiritual, y comienzan a caminar en la presencia del Santo. Ahí es a donde debemos ir nuestro crecimiento. Escuche: Usted pierde si se queda como bebé, usted pierde si se queda como un joven espiritual y lo único que conoce es la doctrina, usted tiene que llegar al lugar en el que ha comenzado a caminar en la presencia misma del Dios del universo, en donde usted realmente comienza a tocar a la persona misma de Dios; ese es el fin del crecimiento.

Entonces, cuando usted estudia la Palabra, se vuelve la fuente de crecimiento; y así como es la fuente de verdad, la fuente de gozo, y la fuente de victoria. Permítame darle tan solo dos más. Yo creo también que la Palabra de Dios debe ser estudiada, porque es la fuente de poder. ¿Sabe una cosa? Es la Palabra de Dios la que nos infunde de poder, y no hay nada peor que sentirse como un cristiano impotente. Usted sabe, lee Hechos 1:8: “Pero recibiréis poder”, y algún hombre llega y dice: “La palabra ‘poder’ es ‘dunamis’, y serán dinamita”, usted sabe, y le oye decir: “¡Hombre! Deberías estar explotando por todo el mundo”, y usted se pregunta a sí mismo: “¿Explotando? ¡Yo ni siquiera tengo una chispa! Nada, no tengo el poder”, y alguien le dice: “Deberían salir y ganar a gente para Jesucristo”, y dice usted: “¿Estás bromeando? Yo no. Usted sabe, yo soy como Moisés, yo no puedo hablar”, y realmente peleamos con nuestra impotencia. No sabemos qué es el poder. Escuche: La Palabra de Dios lo infunde de poder.

Escuche: A partir de mi propia vida, le puedo decir, entre más conozco la Palabra de Dios, menos temo cualquier situación, porque sé cuál es el recurso para esa situación. La Palabra de Dios se convierte en una fuente de poder; de hecho, es una fuente de poder; del ángulo que usted la vea, es una fuente de poder. En el libro de Hebreos lo dice en el 4:12: “La Palabra de Dios es viva y eficaz, viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos. Y penetra hasta partir el alma y el espíritu, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”; este es un libro poderoso. Permítame decirle algo: Usted levante esto y la va a leer, y lo lee, y lo va a cortar; ¡es algo poderoso! Es un libro poderoso.

El apóstol Pablo dijo: “Porque no me avergüenzo del Evangelio de Cristo, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”, ¿y sabe una cosa?, algunas veces usted está ahí hablando con un hombre, y comienza a abrir el Evangelio, y puede ver el poder del Evangelio de Dios simplemente aplastando toda filosofía en la cual pasó este hombre 20 años. En Efesios 4:23 dice: “Renovaos en el espíritu de vuestra mente”; en Romanos 12 dice que podemos ser transformados por la renovación de nuestro entendimiento; en 2ª de Corintios 3:18 dice que podemos literalmente ser transformados por el Espíritu Santo, en la gloria misma de Jesucristo. Conforme usted se enfoque en la Palabra de Dios, tiene un poder en su vida que es increíble; conforme usted medite en ella, lo capacita.

¿Sabe una cosa? Es como el asunto de la computadora; usted entiende el asunto de que lo que mete a la computador eso sale; lo que usted mete a su computadora es lo que va a salir en su propia vida; conforme usted se alimenta de la Palabra de Dios, conforme usted mete la Palabra de Dios, va a salir cuando sus botones son empujados. Es la fuente de energía, la fuente de poder. De hecho, en Efesios, ahí en el capítulo 3, es un capítulo tremendamente rico; los primeros tres capítulos de Efesios, ahí el apóstol Pablo está diciendo: “Ahora quiero que aprendan esto, y aprendan esto, y aprendan esto”, y no es nada más que teología, teología, teología, hasta el versículo 13; más teología, teología, teología; grandes verdades, verdades increíbles. “Hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales, hemos sido perdonados, hemos sido redimidos, aceptados en el Amado; se nos ha dado sabiduría, se nos ha dado la información del conocimiento de las épocas para conocer el plan eterno de Dios; se nos ha concedido el Espíritu Santo, hemos sido sellados con el Espíritu, tenemos la garantía del Espíritu, y estas cosas increíbles que son nuestras”.

Y él sigue, y sigue, y sigue: “Hemos sido hechos un nuevo hombre, somos la habitación del Espíritu, somos la casa de Dios, somos la familia de Dios; la pared intermedia entre judío y gentil ha sido derribada, y hemos sido unidos en un cuerpo, el cuerpo de Jesucristo, tenemos las riquezas inescrutables de Cristo que son nuestras; se nos han dado los misterios de Dios, riquezas increíbles son nuestras”, y él sigue, y sigue, y sigue, y él ora en el capítulo 1: “Oro a Dios porque entiendan que los ojos de su entendimiento sean abiertos, que puedan entender y comprender estas verdades increíbles”. Y después de haber dicho todo eso, si entienden esas verdades, si aprenden estas verdades, él dice esto en el 3:20, escúchelo: “Y Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas más allá de lo que podemos pedir o entender, según el poder que actúa en nosotros”, ¿se da cuenta? ¡Hombre, los recursos!

¿Alguna vez ha pensado en el hecho de que usted puede ser lo que usted piense? ¿Usted a veces ha llegado a pensar en el hecho de que usted puede hacer mucho más allá de lo que pueda pensar? ¿Alguna vez llega a pensar en el hecho de que usted puede hacer mucho más abundantemente de lo que puede pedir o entender? Eso es mucho poder, ¿no es cierto? Francamente no tiene sentido estar allí en la orilla con ese tipo de recursos. Conforme usted se alimenta de la Palabra de Dios tiene un efecto poderoso; hace que su vida sea una fuente de energía en la confrontación con cualquier persona en cualquier momento. Entonces, debemos estudiar la Palabra de Dios porque es la fuente de la verdad, la fuente de la felicidad, la fuente de la victoria, la fuente del crecimiento, la fuente del poder; y uno más: Debemos estudiar la Biblia porque es la fuente de guía, guía. ¿Sabe una cosa? Cuando yo quiero saber lo que Dios quiere que yo haga, voy a la Palabra.

La gente dice: “Oh, estoy buscando la voluntad de Dios”, usted los oye decir eso todo el tiempo. Escribí un libro acerca de eso que se llama ‘Encontrada la Voluntad de Dios’, simplemente para que la gente sepa que no estaba perdido; todo mundo quiere encontrar dónde está la voluntad de Dios; creen que Dios juega a las escondidas, y se esconde y esconde su voluntad, y le dice a la gente: “Más. Tibio, tibio, tibio. Caliente”, eso no es verdad. La voluntad de Dios es fácil de encontrar, está aquí en su libro; si usted estudia la Biblia, usted va a encontrar una y otra vez la frase ‘esta es la voluntad de Dios’, ‘esta es la voluntad de Dios’, ‘esta es la voluntad de Dios’, y usted puede conocer la voluntad de Dios al estudiar la Palabra de Dios. ¿Qué dice el Salmo 119:105? Simplemente dice que: “Lámpara es a mis pies tu Palabra, y lumbrera a mi camino”, bastante simple, la Palabra es una guía; conforme abro la Palabra de Dios, me guía.

Es sorprendente ver cómo Dios me habla a través de su Palabra. Si tengo que tomar una decisión, encuentro lugar en la Biblia, quizás en donde alguien en el Antiguo o Nuevo Testamento luchó con una decisión semejante, trato de ver cómo Dios los llevó ahí; o voy a un texto en la Biblia que me da una respuesta directa. Dios nos guía a partir de su libro, Él nos dirige a partir de su libro. Hay un elemento subjetivo en esto también, como usted sabe; como cristiano, tenemos al Espíritu Santo. 1ª de Juan 2:20 dice que el Espíritu mora en nosotros; 1ª de Juan 2:27 dice que tenemos una unción de Dios; no necesitamos sabiduría humana, el Espíritu Santo nos va a enseñar, y lo que sucede es esto: Cuando usted estudia la Biblia, el Espíritu Santo en usted, toma la Palabra de Dios, y hace una aplicación personal que le va a dar guía; es una combinación increíble tener la verdad, y al maestro de la verdad, residiendo en nosotros, y en combinación guían al creyente.

¿Qué hemos dicho entonces? Grandes cosas. Los beneficios de estudiar la Biblia es la fuente de la verdad, felicidad, victoria, crecimiento, poder, y guía. Ahora, permítame decirle esto, y vamos a concluir por ahora: Cuál debe ser su respuesta cuando usted dice: “Bueno, debería actuar en base a esto si realmente es verdad, si la Biblia va a hacer todas estas cosas, entonces, ¿qué tengo qué hacer?”. Permítame darle algunas rápidas, ¿está lista?, ¿está listo?, ahora escuche: Número 1, créala, créala; y con esto, quiero decir, si lo dice, créala, créala en lo profundo de su vida, créala en lo profundo de su vida. Jesús le dijo a Pedro en una ocasión: “¿También te quieres ir?”, y él dijo: “Señor, ¿a dónde vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna. No te vas a poder deshacer de mí si quisieras. Encontré la fuente, me voy a quedar aquí”, si es verdad, entonces aférrese a ella, créala. En segundo lugar, hónrela; si es la Palabra de Dios, entonces hónrela. En Job 23:2 se encuentra usted esta declaración magnífica de Job, en donde él dice: “He atesorado las Palabras de su boca más que mi necesario alimento”.

Escuche: Si esta es la Palabra de Dios, y va a ser todo lo que acabamos de decir, créala y hónrela. De hecho, en el Salmo 138:2 el salmista dijo: “Dios ha magnificado su Palabra –escuche esto– por encima de todo su nombre”, ¿no es eso increíble? Dios honra la Palabra. ¿Sabe una cosa? En Éfeso adoraban a la diosa Diana o Artemis; hombre, le digo una cosa, pensamos en la diosa Diana, usted sabe, como algo hermoso, esbelto; la diosa Diana era una bestia horrible, fea, negra, que era una de las cosas más horrendas que jamás ha visto usted; pero adoraban a esa cosa tan horrible al ojo, ¿y sabe por qué?, porque había una superstición que decía que había caído del cielo, y si caía del cielo era digna de honor. Permítame decirle algo acerca de la Biblia: Cayó del cielo; esa estatua no cayó; ésta es realmente cayó, es digna de honor, entonces créala y hónrela. En tercer lugar, quiero decirle: Ámela. Si todo esto es verdad, más vale que la ame.

El salmista clamó y dijo: “Oh, cuánto amo yo tu ley. Oh, cómo amo yo tu ley”, Salmo 119, ahí lo dijo; y me encanta el Salmo 19, él dijo: “La ley es más dulce para mí que la miel del panal, y deseable más que el oro, sí, más que el oro afinado”. Lea el Salmo 19:7 al 10, una de las porciones más hermosas. Si esto es lo que dice, entonces créala, y hónrela, y ámela. Y permíteme darle una cuarta cosa, simplemente para recordarle lo que dijimos antes: Obedézcala. Si realmente es verdad, obedézcala; responde a ella, responda a ella, diga ‘sí’ a ella cuando habla, continúe en ella. Siga la amonestación de 1ª de Juan 2:5: “Todo aquel que guardare su Palabra, en él verdaderamente el amor de Dios es perfeccionado”. Si realmente es lo que dices ser, entonces créala, hónrela, y ámela, y obedézcala a cualquier precio. De hecho, en Romanos 6:16 dice: “A quien ustedes se entregan, a quien ustedes ceden como siervos, ustedes obedecen”. Si ustedes ceden como siervos a Dios, obedecen a Dios; simplemente es parte del asunto, obedézcala.

En quinto lugar, y me gusta ésta: Pelee por ella. Si realmente es verdad, pelee por ella. De hecho, en Judas 3 dice: “Contendáis ardientemente por la fe”, y la fe ahí significa ‘el cuerpo de verdad revelada’. Agonice por ella, involúcrese a sí mismo en una batalla por defender la Palabra de Dios. Si realmente es verdad, si realmente puede hacer las cosas que dijimos, créala, hónrela, ámela, obedézcala, y pelee por ella. Permíteme darle otra: Predíquela. 2ª de Timoteo 4:2, Pablo simplemente dijo esto: “Timoteo (¿qué?) predica la Palabra”. Si realmente es verdad, predíquela. Finalmente, créala, hónrela, ámela, obedézcala, pelee por ella, predíquela. ¿Está listo para ésta?: Estúdiela. De hecho, a Timoteo le dijo en 2ª de Timoteo 2:15: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la Palabra de verdad”; y la palabra ‘usa bien’ significa ‘cortar derecho’, ‘cortarla derecho’. Córtala derecho, hombre; estúdiala para que puedas cortarla derecho, interpretarla apropiadamente; córtala derecho.

Y Pablo estaba usando el lenguaje de un fabricante de tiendas, y un fabricante de tiendas hacía una tienda usando diferentes pieles de animales, y él tomaba cada una de esas pieles de animales y cortaba cada pieza, cada parte de manera apropiada para que pudiera unir todo. Si usted no corta toda parte de manera correcta, no va a encajar el todo; y lo que él está diciendo es que no puedes tener teología sin exégesis; no puedes tener una teología total del cristianismo, a menos de que tengas los versículos correctamente interpretados. Córtala derecho, y eso demanda estudio. Spurgeon dijo: “Todo cristiano debería estudiar la Biblia hasta que su sangre sea biblina”. ¿Sabe usted lo que decían de Apolos? Ellos reconocieron a Apolos en el Nuevo Testamento, dijeron que era poderoso en las Escrituras. Entonces, mi oración por usted entonces para comenzar, es que usted estudie la Palabra de Dios, que la proclame, que pelee por ella, que la obedezca, que la ame, que la honre, que la crea. Ahora, en nuestros siguientes dos estudios, vamos a hablar de cómo estudiar la Biblia.

Oremos juntos. Padre, gracias porque podemos acercarnos a tu libro con tal expectativa, sabiendo lo que hará en nuestras vidas, y a través de ello podemos glorificarte. En el nombre de Jesús. Amén.  

 

 

 

 

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