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En nuestro estudio de esta mañana llegamos al capítulo 15 de Juan y al que es, en realidad, uno de los capítulos más importantes de toda la Biblia; y al mismo tiempo un capítulo muy difícil debido a algunos problemas de interpretación. Al llegar al capítulo 15, lo hacemos con gran entusiasmo -al menos de mi parte. Por mucho tiempo he esperado llegar al capítulo 15 de Juan. Y durante las últimas tres o cuatro semanas, he estado estudiando este capítulo, el cual ha llegado a formar parte de mí. Creo que será unos de los capítulos más conmovedores que hemos estudiado juntos. Lo que el Espíritu de Dios me ha enseñado en este capítulo me conmueve; así como también el efecto que ha tenido en mi propia vida cristiana a nivel personal. Y creo que Dios puede realmente moverse de manera poderosa a través de las verdades de este capítulo en particular.

Esta mañana veremos tan sólo los primeros tres versículos. Incluso considerando un pasaje tan breve como este, será difícil examinar todo; porque hay mucho en este pasaje en particular. Éste es realmente un capítulo clásico. Es uno de los pasajes más ricos y significativos, y al mismo tiempo, difíciles de toda la Biblia. Sin embargo, es uno que no podemos pasar por alto. Muchas personas lo hacen. Muchas personas lo pasan por alto, sin pensar mucho en él, haciendo tan solo unos comentarios pasajeros. Pero es algo que necesita ciertamente ser estudiado en profundidad; y procuraremos hacerlo. Es uno de esos magníficos pasajes “Yo soy” de Juan. Hemos hablado de muchos de ellos: “Yo soy la luz del mundo, Yo soy el pan de vida, Yo soy el camino, Yo soy la puerta.” Y todos esos hemos tocado. Y ahora llegamos a: “Yo soy la vid.” Nuevamente vemos esas palabras “Yo soy” haciendo referencia al nombre de Dios y nuevamente refiriéndose a la deidad de Jesucristo.

Ahora, en este conjunto de versículos en particular que estaremos estudiando, y estaba realmente considerando llegar hasta el versículo 17, pero particularmente para esta mañana, los primeros tres. Estos versículos tienen mucho contenido que debemos comprender y tendremos que ser estudiantes diligentes de la Palabra de Dios para poder extraer todo lo que el Espíritu de Dios tiene aquí para nosotros. Creo que en estos versículos, hasta el versículo 17, encontramos la base de la vida cristiana. Quizás este es el pasaje más importante de todo el Nuevo Testamento acerca de la vida cristiana. Y podrá pensar que eso estaría en las epístolas, pero los principios que se presentan aquí son explicados en las epístolas; pero los elementos básicos están aquí. El concepto, por ejemplo, de permanecer en Cristo está aquí. El concepto de lo que significa dar fruto como creyente está aquí. Y estas son verdades básicas de la vida cristiana; permanecer en Cristo y dar fruto. Las epístolas, entonces, se vuelven algo definitivo acerca de lo que se involucra en estos dos conceptos.

Pero para hoy, solo vamos a comenzar con la interpretación básica de las características de esta analogía. Es acerca de una vid. Jesús habla de una vid. Aquí naturalmente están involucrados los pámpanos o las ramas y la persona que cuida de la vid, el que atiende la vid, el jardinero por así decirlo. Pero la clave de este pasaje es la discusión de las ramas mismas; y vamos a ver esto en detalle esta mañana para ver quiénes son en realidad las ramas.

Hay grupos de ramas en este pasaje. Voy a darles algo de introducción y después haremos una breve explicación. Hay ramas que dan fruto. Observe el versículo dos, al final, habla de ramas o pámpanos que dan fruto. También en el versículo ocho habla de ramas que dan fruto. También hay ramas que no dan fruto y a esas se hace referencia en el versículo dos, al comienzo del versículo; y también en el versículo seis encontramos una referencia ampliada a las ramas que no dan fruto.

Ahora, la pregunta que surge aquí es ésta. Las ramas que dan fruto obviamente son cristianas. Las ramas que no dan fruto se convierten entonces en las ramas problemáticas, ¿quiénes son? ¿Acaso las ramas que no dan frutos son cristianos o son incrédulos? El problema, entonces, se convierte en que las ramas que no dan fruto son arrojadas al fuego y son quemadas. Si son cristianas, entonces ¿qué significa eso? ¿Que los cristianos de hecho pueden perecer? ¿O significa que los cristianos son castigados y disciplinados por una falta de dar fruto? ¿Acaso significa que puedes perder tu salvación sino das fruto? ¿O significa que Dios te castigará si no das fruto? O como dijo un comentador, y cito: “La idea de quitar y quemar simplemente significa levantarte a nuevas alturas de esfuerzo espiritual.” Fin de la cita. No sé de dónde sacó eso, pero sin embargo, pasó dos páginas hablando de eso.

Ahora, quiero que nosotros realmente sepamos a partir de la palabra de Dios quiénes son estas ramas, estos pámpanos. Y creo que es tan claro como el Espíritu de Dios quiso que fuera si tan sólo examinamos fielmente, conectándolo con el resto de la Palabra de Dios. Y sé que para cuando terminemos en esta mañana, probablemente va a saber lo que usted cree que yo creo es la solución a este problema. Y espero que lo vea a la luz de la revelación de Dios conforme la tomamos en términos globales.

Esta es la noche antes de la muerte del Señor Jesús. Y en este momento como usted sabe, Él está hablando Sus discípulos. Examiné el contexto de este pasaje y una y otra vez para tratar de determinar qué sería lo que estaría pensando Jesús. ¿Por qué parece entrar de manera repentina a esta analogía? ¿Qué causa que lo haga? ¿Qué está en Su mente conforme la presenta? Y creo que los pensamientos de Jesús en esa noche, conforme he analizado esto cuidadosamente, involucraba lo que estaba rodeando, ese pequeño grupo de personas con la que estaba. Había drama que se estaba desarrollando en esa noche. Ahí había once hombres sentados con él. Estaba consciente de esos once hombres. Él pasó todo ese capítulo 14 confortándolos, ¿no es cierto? Él estaba consciente del Padre, porque sabía que iba a estar aislado, separado de Dios el Padre cuando muriera al día siguiente. Había otro hombre del que estaba consciente y era Judas, porque Él había despedido Judas de la comunión de ese grupo; y le dijo que fuera e hiciera lo que tenía que hacer. Y Él sabía en Su mente lo que Judas estaba planeando y que estaba tramando Su traición. Y creo que en la mente de Jesús, Él estaba llevando todo esto a un enfoque de los personajes en el drama de la noche final. Yo creo que Él vio en el ojo de su mente a los once a quien amaba de manera profunda y apasionada y que lo amaban también. Y creo que Él vio al Padre, a quien también amaba, con un amor infinito y Él lo amaba también. Y después creo que vio a Judas, a quien también amaba con ese mismo amor infinito pero quien no lo amó. Y entonces, en este drama final del aposento alto, estos son los personajes que están girando en torno a la escena.

De esta manera, cuando llegamos al capítulo 15, nuestra clave para el capítulo es determinar a qué se está refiriendo; y lo más probable es que tiene referencia a estos mismos personajes en este mismo drama. Y por lo tanto, la vid aquí es Cristo; el que cuida de la vid es el Padre, las ramas o los pámpanos que dan fruto serían esos once discípulos que son los legítimos y cualquiera como ellos que vivirán a lo largo de la época de la Iglesia; y las ramas o los pámpanos que no dan fruto son los pámpanos - como Judas - que nunca fueron reales desde el principio.

Si comparamos, por ejemplo, el capítulo 13, versículo 10, y debemos darles estos pensamientos de introducción, capítulo 13, versículo 10: “Jesús le dijo: “El que está lavado no necesita sino lavarse los pies.” En otras palabras, una vez que ha sido salvo, una vez que ha sido limpiado, sólo necesitas una simple limpieza de pies de manera periódica. En otras palabras, una vez que has recibido a Jesucristo como tu Salvador personal, no necesitas volver a ser salvo, no necesitas otro baño, sólo necesitas desempolvarte un poco los pies a diario. Y ése es el perdón continuo de Dios.

Pero después, dicen el versículo 10, al final: “Y vosotros limpios estáis, aunque no todos.” Vosotros; y Él se está refiriendo a los discípulos. Y después, aclara: “Aunque no todos,” versículo 11, “porque sabía quién le iba a entregar, por eso dijo no estáis limpios todos.”

Jesús está consciente de esta distinción entre Sus propios discípulos, que están limpios pero no todos porque hay uno que está sucio. Hay uno que no ha sido limpiado. Jesús, entonces, tiene en Su mente el contraste obvio entre Judas y los 11. Y creo que ese es el contraste que es llevado en el capítulo 15. Ese concepto, ese conocimiento de que Judas está ahí traicionándolo en el momento mismo está obviamente en la mente del Hijo de Dios. Y creo que los pámpanos caen simplemente en esas categorías que explicaremos conforme vemos el pasaje en un momento.

Ambos grupos tuvieron contacto directo con Jesús. Los once estuvieron con Él. Judas estuvo con Él. Estuvieron con Él durante la misma cantidad de tiempo. Aparentemente, todo se veía bien. Judas fue honrado al recibir la responsabilidad de mantener las finanzas. Pero Judas, aunque aparentemente estaba en la Biblia, era una rama o un pámpano que nunca dio fruto. Y Dios finalmente lo quitó; y ese pámpano fue quemado, y todavía se está quemando, en el infierno.

Algunas personas vienen y dicen que bueno, que eso significa que Judas perdió su salvación y que si no das fruto, entonces tú pierdes tu salvación. Juan 10:28 dice esto: “Y yo les doy vida eterna y no perecerán jamás ni nadie las arrebatará de Mi mano.” La Palabra de Dios es absolutamente clara en el área de la seguridad. Jesús dijo: “Todo lo que el Padre me da vendrá a Mi.” Él dijo: “Y no he perdido ninguno de ellos.” Entonces, nos damos cuenta que Él no puede estar hablando de un verdadero creyente que deja de dar fruto y pierde su salvación y es condenado al infierno; sino que más bien está hablando de una rama, Judas, que aparentemente está en la vid, quien desde el punto de vista externo tiene una conexión superficial y parece pertenecer pero nunca fue real; nunca hubo una verdadera sangre de vid que estaba entrando en esa rama; y por lo tanto nunca dio fruto. Judas tuvo una relación con Jesús que fue superficial; no obstante tuvo una relación. Pero la abandonó. Él, de manera voluntaria, se apartó de esa relación. Y lo que fue deliberado por su parte, se convirtió judicial por parte de Dios. Y entonces, me parece natural que esto es lo que está en la mente de Cristo, que al final de la plática con sus amados once, Él va a unir todas las relaciones dentro de ese pequeño grupo. Ahora, recuerde usted, está en el aposento alto hablando con ellos y hablando de pámpanos que no dan frutos y son quitados y arrojados al fuego; y Él se está refiriendo a hombres como Judas. Hombres que inclusive hoy en día viven cerca de Jesucristo pero son apóstatas y están condenados a un infierno eterno. Hombres, mujeres que asisten a la iglesia, que quizás están involucrados en actividades religiosas, y quizás en sus mentes tienen cierta conexión con Jesucristo; pero no son legítimos. Y nuevamente, me parece natural que los pámpanos que dan frutos son esos once discípulos y todos los que son como ellos, que verdaderamente permanecen en Cristo y muestran que permanecen en Cristo por el fruto que dan.

Este también es un contraste que se da de manera repetitiva en el Evangelio de Juan. Y podríamos estudiar un poco más eso en algún otro momento. Usted lo puede estudiar. Observe cuántas veces en el Evangelio de Juan Jesús hace un contraste entre el discípulo verdadero y falso. Y lo hace por todos lados; y es el mismo patrón.

Muy bien, entonces, veamos al texto con eso a manera de introducción. Y explicaremos y profundizaremos esos mismos pensamientos. Y quiero que veamos estos tres versículos y la identidad de estos personajes nuevamente… la vid, el que cuida la vid, otra palabra para el que se encarga de cuidarla, del que la poda y los pámpanos. Observe, en primer lugar, la vid en el versículo uno. Jesús le dice a los once: “Yo soy la vid verdadera.” Y ahí nos detendremos.

Esa declaración tiene tanto en ella, para comenzar, que es extremadamente frustrante tratar de condensarla. “Yo soy la vid verdadera.” Esta mañana, usted escuchó a Phil leer de los Salmos, uno que describe a Israel como la vid de Dios. Y en el Antiguo Testamento, de hecho Israel era la vid de Dios. Pero eran una vid degenerada. Jeremías, Isaías, Ezequiel, todos hablan de Israel como una vid degenerada. Y de hecho, Jesús viene y dice: “Yo soy la vid verdadera.” La vida de Dios antes era derramada a través de Israel. La conexión con Israel antes traía la bendición de Dios; pero eso se terminó. Israel perdió su derecho de ser la vid, Yo soy la vid verdadera.

Es interesante que Él escoja la figura de una vid. Lo hace por diferentes motivos. Creo que Él desea mostrar muchas cosas al llamarse a sí mismo una vid… Está mostrando humildad, habla de Su humildad, una vid plantada en el suelo; y ciertamente Cristo vino en forma de un hombre plantado en la tierra. Creo que la figura de una vid muestra unión, la vid y los pámpanos; no hay una unión más íntima que esa, los pámpanos son totalmente dependientes de la vid, muestra dependencia. Y creo que la ilustración es una ilustración clásica para mostrar a alguien que da fruto, como la rama da fruto; pero no por sí misma. Usted no ve pámpanos que están corriendo por todos lados dando fruto. Tienen que estar conectados a una vid. Y hablaremos más de eso.

Pero creo que la vid es la ilustración perfecta de muchas relaciones. Es una gran ilustración de pertenencia; por ejemplo, nada pertenece más a una vid que una rama. Para todos sus recursos, es totalmente dependiente.

Y entonces, Jesús escoge la figura de la vid. Y después dice: “Yo soy la vid verdadera.” Como he dicho, Israel fue la vid de Dios en el Antiguo Testamento. Eso es, a través de Israel, Dios operaba. Dios era el labrador, Israel era la vid. Él se encargaba de cuidar a Israel. Cuidaba a Israel. Podaba a de Israel. Trabajaba con Israel. Quitaba las ramas de Israel que no estaban dando fruto y las hacía a un lado. Y la bendición vino al estar pegado o dependiente del pueblo del pacto de Dios, Israel. Claro que la fe jugaba una gran parte en esto, obviamente. Eso era lo que traía la salvación. Pero simplemente ser un judío traía gran bendición. Y entonces, la vid de Dios en el Antiguo Testamento de Israel.

Permítame mostrarle un pasaje, Isaías capítulo 5, simplemente los primeros 7 versículos, que nos ayudan a ilustrar esto. Isaías 5: “Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña.” La viña de Dios es Israel. “Tenía mi amado una viña en una ladera fértil. La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas.” Este es Dios plantando a su viña, Israel. “Había edificado en medio de ella una torre y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas y dio uvas silvestres.”

Versículo 3: “Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña. ¿Qué más se podía hacer a mi viña que Yo no haya hecho en ella?” Dios pregunta qué más podría haber hecho para plantar a Israel en un monte fructífero, para darle a Israel toda oportunidad de dar fruto. Pero en vez de dar uvas, dieron uvas silvestres; “¿Cómo esperando Yo que diese uvas ha dado uvas silvestres?”

Versículo 4: “¿Que más se podía hacer a mi viña que Yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando Yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres? Os mostraré, pues, ahora lo que haré Yo a mi viña: le quitaré su vallado y será consumida; aportillaré de su cerca y será hollada.” Esto es que la va a dejar desprotegida. Eso es exactamente lo que sucedió en todas las cautividades de Israel. “Haré que quede desierta; no será podada ni cavada y crecerán el cardo y los espinos; y aún a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella. Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel.”

Como puede ver, en este pasaje, Isaías retrata a Israel como la viña de Dios. Israel perdió su derecho de existir por no dar fruto. Es interesante que la viña inclusive se hubiera vuelto en el símbolo de Israel. En las monedas que fueron producidas durante el período macabeo, el cual es el período entre el Antiguo y Nuevo Testamento, la viña era el símbolo que estaba en la moneda. El templo de Herodes, durante el tiempo de Cristo, tenía una viña tremenda cubierta de oro que algunos han estimado que valía 12 millones de dólares. Israel siempre ha sido la viña de Dios. Pero Israel se había vuelto en una viña vacía; y ahora había una nueva viña. Y no fue a través de la relación de pacto con Israel que un hombre recibiría bendición; ya no más era a través de estar conectada con Dios a través de las promesas a Israel; sino que la nueva viña ¿era quién? Jesucristo. Y ahora, para que un hombre conozca fruto en su vida, él tiene que estar conectado con Jesucristo. Él era la vid verdadera.

Ahora, la palabra “verdadera” es muy interesante y tiene varios significados. Alethinos puede significar muchas cosas. Y creo que aquí su gran énfasis se encuentra en el hecho de que significa verdad en el sentido de eterno, celestial o divino. Ahora, ese es un significado para la palabra verdadero o verdadera que es muy común en las Escrituras. Hubo un retrato de una vid en el Antiguo Testamento, Israel; Cristo es la realidad de una vid. Él es la vid verdadera. Él es la perfecta, en distinción a la imperfecta. Él es la verdadera en distinción al tipo. Israel fue un tipo de la obra de Dios y bendición de Dios; y Cristo fue la realidad.

Hay un versículo que viene a mi mente, Hebreos, capítulo 8, versículo 2. “Ministro del santuario y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor y no el hombre.” Y ahí tiene usted, como lo acabo de decir, ese mismo contraste. Y la palabra “verdadero” es usada en ese contexto. Es el Señor quien ha plantado a Cristo como la viña perfecta. Ahora, todo lo que podía ser simbolizado en una vid se cumple en Cristo. Quizás es esto lo que Pablo está pensando en Colosenses 2:7 cuando dice que estamos arraigados y sobreedificados en Él. Quizás él está viendo a Cristo como la vid.

Y entonces, Cristo es la vida verdadera. Él es la vid verdadera en el sentido, por ejemplo, de que Él era la luz verdadera. Se acuerda de que en Juan 1:9 habla acerca de Cristo como la luz verdadera. Muchas veces, Dios reveló Su luz anteriormente, pero Cristo es la revelación perfecta de luz. Todo lo que puede ser concebido en el concepto espiritual de luz espiritual se concibe en Cristo. Él es de la calidad espiritual más elevada, la esencia más elevada de luz en distinción de la luz humana o terrenal, en distinción de la luz física, en distinción de creyentes que son la luz del mundo, Cristo es todo lo que podría ser concebido como luz en un sentido espiritual.

Él también es el verdadero pan. ¿Recuerda esa declaración en Juan seis? La misma palabra, alethinos, Él es el pan verdadero. En otras palabras, han habido muchas maneras en las que Dios los había sustentado. Ha habido muchos tipos de pan, maná, el pan del cielo. Pero Cristo es el sustento perfecto de lo cual todo lo demás no es más que un tipo. ¿Ve lo que estoy diciendo? Entonces, ha habido muchas maneras mediante la cual Dios ha derramado Sus energías en Su pueblo. Ha habido otras viñas anteriormente, pero Cristo es todo lo que ese concepto podía imaginarse que se puede expresar en una vid perfecta. E Israel era tan sólo un tipo de viña perfecta, Jesucristo. Entonces, todo lo que la metáfora de la vid podía expresar de valor espiritual es verdadero de Jesucristo y es cumplido en Él.

Observe también esto, todavía estamos en esa misma breve frase: “Yo soy la vid verdadera.” Simplemente, para enfatizar un poco el hecho de que Cristo es la vid verdadera, enfatizando el aspecto del “Yo soy” o el aspecto de Cristo. Es asombroso cuantos cristianos y muchos de los que se dicen cristianos tienen otras vides en su propia vida de las cuales buscan recursos. Ahora, yo me volví muy analítico en mi propia vida para tratar de determinar cuáles eran las vides en mi vida. Y realmente no son vides, pero las he hecho vides. ¿Cuántas cosas realmente intentamos tener en nuestra vida para las que vivimos?¿De cuántas cosas dependemos en nuestra vida? Algunas personas piensan que su vid es su cuenta bancaria. Otras personas creen que su vid es su educación, su preparación académica. Otras personas creen que su vid es el impulso sexual. Otras personas creen que su vid es la popularidad, la fama, la capacidad personal, las relaciones con otras personas, las posesiones. Algunas creen que la Iglesia es su vid. Ellos creen que estar dependiendo de un sistema de religión es la manera de vivir. Otras personas, han hecho a la Iglesia a un lado y su vid no es más que ellos mismos. ¿La vid es quién? Jesucristo. La vid no es la Iglesia. No necesita usted depender de la Iglesia, eso no sería una relación de vid/pámpano; eso sería una relación de parásito. Usted debe crecer a partir de Cristo como una rama natural y entonces su viña es Cristo, no un pequeño grupo de estudio bíblico, no la Iglesia como la conocemos, no su cuenta bancaria, no sus capacidades personales, sus talentos o sus relaciones o cualquier otra cosa. Jesucristo es su sustento para la vida. Él es todo. Ese es otro sermón.

Israel, entonces, fue la vid en el Antiguo Testamento. Cristo es la vid alethinos, el cumplimiento perfecto de una vid. Y es interesante, conforme estudia el Antiguo Testamento y estudia a Israel como la vid y ve que cada vez que habla de Israel como la vid, siempre habla de Israel como una vid degenerada. La vid en el Antiguo Testamento nunca se presenta fuera de una vid degenerada. Pero, lo que es maravilloso presentar como contraste a eso, es Jesucristo, quien es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Es ese tipo de vid del cual quiero depender. ¿Y usted?

Entonces, esa es la vid. Ahora, veamos al labrador. “Yo soy la vid verdadera y Mi Padre es el labrador.” Ahora, Cristo se presenta a sí mismo como una planta; pero retrata al Padre como una persona. Algunos teólogos simplemente se exceden aquí en su explicación y dicen: “Aquí tenemos un problema terrible. Eso prueba que Cristo no es deidad, porque si Cristo fuera deidad, el Padre sería la raíz de la vid, ¿ven lo que estoy diciendo? Entonces, Él está conectado con Cristo. El hecho de que el Padre sea una persona que está separada; y Cristo es tan sólo una viña muestra la desigualdad y la naturaleza menor y la esencia de Cristo.” Y yo digo que eso es absolutamente ridículo. El punto de la analogía no es enseñar la unión del Padre y el Hijo, es enseñar el cuidado del Padre por el Hijo y las ramas. Entonces, debe asumir en esa la parábola y ¿quiere saber qué es lo que está tratando de enseñar? Obviamente, Él no está tratando de enseñar la unión del Padre y del Hijo. Ya enseñó eso en muchas, muchas maneras en el Evangelio de Juan. Él aquí está enfatizando el cuidado del Padre hacia el Hijo y hacia aquellos que son del Hijo, los pámpanos. Y entonces, Él ve al Hijo como la viña y al Padre como el que cuida a la vid y a los pámpanos. Es una relación hermosa. Es el cuidado del Padre por Su propio Hijo y aquellos que son de Su Hijo por fe.

Y entonces, aquí el énfasis no es un intento por presentar la unión de la deidad de Cristo sino de presentar el cuidado del Padre por Cristo y los pámpanos. Cristo ya ha presentado cuidadosamente la deidad de Cristo y Su igualdad de manera repetida. Entonces, debe tomarlo en contexto.

Muy bien, ahora observe, tenemos en la palabra “labrador”. Éste es el que cuidaba de la vida Es un granjero, es lo que era, quien mantenía a la vid. No sé absolutamente nada acerca de ser un granjero de vides o de cualquier otra cosa excepto lo que he leído. Y entonces, tuve que estudiar bastante para ver cómo operaban las viñas. Pero un labrador realmente tenía dos deberes específicos fuera de la preparación de la tierra y de plantar la viña y demás. En referencia directa a la vid, él tenía dos cosas de las cuales era responsable. Era responsable de cortar las ramas que no daban fruto porque quitaban la energía de las ramas que sí daban fruto y necesitaban ser quitadas para que más fruto creciera en las otras ramas para que la energía no fuera disipada en la rama que no tenía la capacidad de dar fruto.

Lo segundo que hacía el labrador era estar podando constantemente las ramas que daban fruto, quitando los pequeños brotes y cosas para que la energía no se disipara sino que se concentrara… Ser capaz de concentrarse en dar más fruto. Notarán al final del versículo 2 que Él la limpia para que lleven más fruto... más fruto. Y más adelante, usted verá en el versículo 8, que Él no sólo quiere quede más fruto, sino mucho fruto.

Entonces, la idea era que quien cuidaba de la vid cortara y tirara las ramas que no daban fruto. Incidentalmente, las ramas de la vid que no servían para nada, ni siquiera para calentar la casa… Ni siquiera podían ser quemadas con el fuego. Y entonces eran simplemente arrojadas y consumidas, ni siquiera se queman bien para ser útiles. Eran arrojadas. Se deshacían de ellas porque estaban quitando la energía que las otras ramas necesitaban. Entonces, él tenía que podar las ramas para que dieran más fruto, esas que ya habían dado fruto.

Profundizaremos un poco en eso. Notará el trabajo del Padre que se bosqueja en el versículo 2. El Padre es el labrador. “Todo pámpano que en Mí no lleva fruto, lo quitará.” Esto es lo primero que el Padre hace, lo quitará. Ese es el primer ministerio del Padre hacia los pámpanos. Es un ministerio de castigo. El Padre quita al pámpano que no da fruto. Él lo quita. Él no dice que Él lo arregla, dice que lo corta. En el versículo 6 dice: “El que en Mí no permanece será echado fuera como pámpano y se secará; y lo recogen y los echan en el fuego y arden.” Y hablaremos de eso más adelante. Se trata con estas ramas de manera definitiva. Es un verbo que es final, son cortadas y eso es todo. Son quitadas.

Ahora, si esto se refiere un cristiano, tenemos verdaderos problemas; lo veremos en un momento. Yo creo que lo que aquí sucede es que toda persona que profesa tener una relación con Jesucristo que aparentemente está en la vid, que aparentemente es un seguidor, un tipo de Judas, pero que nunca ha sido realmente salvo, y es obvio que él nunca ha sido salvo porque nunca da fruto. Eso es obvio. Él es quitado en cierto punto, en el tiempo del Padre para la vid y la salud de la vid y las otras ramas; y él es hecho a un lado. Ese es el primer deber del Padre. Los supuestamente llamados cristianos que realmente no son salvos, y es obvio que no lo son porque nunca dan fruto, son quitados.

El segundo trabajo del Padre está también en el versículo 2. Observe que ahí dice: “Y todo aquel que lleva fruto,” aquí viene su segundo trabajo, “lo limpiará.” El Padre tiene dos ministerios con los pámpanos, quitar los que no dan frutos y limpiar los que dan fruto. Ahora, el verdadero cristiano está aquí, eso es obvio para todo el mundo. Todo pámpano que da fruto. Ése tiene que ser el verdadero creyente.

Observe que es interesante que el Padre también tiene que hacer el mismo trabajo en los cristianos y no es un trabajo final, es un trabajo continuo. Es una limpieza continua. Ahora, la palabra limpiará significa limpiar, significa podar. Y le voy a decir cómo funciona eso en un momento. Pero la idea de esto es que cuando el Padre limpia o poda una rama que da fruto, Él lo hace para que la rama de más fruto y eventualmente mucho fruto. Entonces, tenemos los dos deberes del Padre… Quitar las ramas que no dan fruto y limpiar las otras.

Ahora, veamos el tercer punto, los pámpanos; y ésta será realmente la clave. Y como he dicho, hay dos tipos de pámpano. Los pámpanos en la vid crecen mucho. Crecen rápidamente. Y deben ser atendidas con cuidado. Es necesario podar de manera drástica. Un labrador que realmente tendrá una vid fructífera debe podar y quitar aquellas ramas sin frutos por el bien de la salud de la vid y el producto, el fruto. Él también tiene que podar con cuidado todos los otros brotes que están ahí afectando a la vid que da fruto que tienden a quitarle su fuerza.

Cuando una vid era plantada, y esto podría aún ser el caso, era el caso en estos días, cuando una vid era plantada por tres años, nunca se le permitía dar fruto. Siempre era podada cada año de manera drástica para que pudiera fortalecerse y cultivar energía; y después, el cuarto año estaba lista para dar fruto. Estaba llena, rica, cargada con gran capacidad para dar fruto. Había sido cortada, podada, para que cuando fuera el momento de dar fruto, sus energías estaban concentradas. Una vid madura normalmente era podada en diciembre o enero. Las ramas fructíferas eran podadas, listas para dar fruto.

Jesús dijo que Sus seguidoras son así. Son como ramas que dan fruto, que necesitan ser podadas. Algunas de ellas son como ramas que no dan fruto y finalmente van a ser eliminadas por completo y arrojadas al fuego. Veamos esas dos ramas.

En primer lugar, la rama profesante. “Todo pámpano que en Mí no lleva fruto, lo quitará.” Creo que este no podría ser un cristiano por varias razones. Número uno, yo creo que no puede ser un cristiano porque creo que el fruto está en la vida de todo cristiano. Usted preguntará si todo cristiano da fruto. Absolutamente, todo cristiano da fruto. A algunos cristianos hay que mirarlos muy de cerca y durante mucho tiempo para encontrar un par de uvas en algún lugar, pero eventualmente las encontrarás en algún lugar. La esencia misma de la nueva vida en Cristo es que es productiva. Ahora, fruto significa muchas cosas; y nuevamente, esto es futuro en nuestro estudio, pero todo creyente da fruto. Efesios 2:10, quiero apoyar esto con algunos pasajes. Efesios 2:10 y creo que esto será muy útil para nosotros: “Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.”

En otras palabras, el fruto de salvación son buenas obras. Por ejemplo, también en Santiago, y no voy a leer la indicación completa de esto, sino simplemente señalar lo más sobresaliente. Santiago 2 habla de esto en diferentes maneras. Versículo 17, por ejemplo: “Así también la fe si no tiene obras es…¿qué?… muerta en sí misma.” En otras palabras, ni siquiera es legítima. Toda fe salvadora legítima es productiva aún si es en un sentido mínimo. Y él continúa hablando de esto. Versículo 22: “¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras y que la fe se perfeccionó por las obras?” Y eso no quiere decir que usted es salvo por obras, eso significa que la evidencia de su salvación son obras. Y entonces, vemos que todo verdadero creyente, todo individuo verdaderamente salvo, da fruto.

Ahora, quiero mostrarle otros pasajes porque considero que esto es muy importante. En Mateo capítulo 7, leemos palabras muy importantes de nuestro Señor. Versículo 16: “Por sus frutos los… ¿qué?… los conoceréis.” Eso se convierte en una manera definitiva por medio de la cual un individuo puede saber que alguien más es creyente. No puede haber un creyente sin fruto porque esa es la manera en la que usted puede identificar a un cristiano. “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos?” Observe esto: “Así, todo buen árbol da buenos frutos.” ¿Cuántos árboles buenos dan buen fruto? ¿Cuántos? Todos. Todos. No hay algo tal como un creyente que no da algún buen fruto. Versículo 20, repite nuevamente: “Así que por sus frutos los conoceréis.”

Capítulo 12, versículo 33 de Mateo: “O hacer el árbol bueno y su fruto bueno o hacer el fruto malo y su fruto malo porque por el fruto se conoce el árbol.” Capítulo 3 de Mateo, y me estoy quedando en Mateo porque quiero que usted vea que se repite tres veces en el mismo libro. Mateo 3:7: “Al ver el que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a Su bautismo, les decía: “Generación de víboras, ¿quién os enseño a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento.”” En otras palabras, frutos que están relacionados con la salvación. Como puede ver, la salvación y los frutos van de la mano. Así es como usted puede saber si alguien es salvo. Romanos 6:20: “Porque cuando erais esclavos del pecado erais libres acerca de la justicia. ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis?” No eran salvos, ¿qué fruto tenía? ¿Cuál es la respuesta implícita? Nada. Ninguno, y si no tenía ninguno, era fruto del pecado. Pero, versículo 22: “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación y como fin la vida eterna.” Todo creyente tiene vida eterna y todo creyente da fruto. Eso es lo que Él dice. No existe algo tal como un cristiano que no da fruto.

Después, cuando regresamos a Juan 15, encontramos algunas personas que no dan fruto. ¿Son cristianos? No puede ser, no hay manera. No pueden ser creyentes. Usted dirá que hay varias cosas acerca de eso que le molestan. Bueno eso es bueno, voy a tratar eso. Lo que me molestó más fueron dos palabras al principio del versículo 2. ¿Las ve allí? Todo pámpano… ¿Cuáles son las siguientes tres palabras?… Que en Mí. Eso me molestó, ¿no es cierto? ¿Le molestó a usted? El hecho es que así es. Observe la frase que en Mí. Se oye como si realmente son cristianos, ¿no es cierto? Estamos hablando de estar en Cristo, se oye bien. ¿Significa salvación? No creo. No creo que signifique salvación. Permítame darle varias ilustraciones rápidas, se nos está acabando el tiempo.

Capítulo 9 de Romanos, simplemente escríbalas, no las busque, versículos 6 al 8. Voy a hacer unos comentarios. Dice: “No todos los que descienden de Israel son israelitas.” ¿Escuchó eso? Puede estar en Israel y no ser realmente de Israel, ¿verdad? Permítame darle otro pensamiento. Permítame leerle este, Lucas 8:18 dice lo siguiente: “Mirad pues como oís… Porque al que todo el que tiene se le dará y a todo el que no tiene, aun lo que piensa tener… Escuche esto… Se le quitará.” ¿Oyó eso? Es una apariencia.

Usted recuerda que en Romanos 11, aquí hay otro para usted, Romanos 11:16 al 24, ¿se acuerda cómo Israel aquí es vista como un olivo? ¿Se da cuenta de que alguna de esas ramas que estaban en el olivo no eran salvas? Romanos 11 dice que Dios quitó algunas de las ramas y las tiró. Como puede ver, es posible, en una analogía, estar conectado a algo y no siempre puede empujar esa analogía en la conclusión final. Cuando vemos el “en Mí” en Juan 15, la referencia es una aparente conexión con Cristo, así como en Romanos 11, las ramas en el olivo realmente no permanecieron en el árbol y realmente no tuvieron su vida del árbol y fueron tiradas, fueron quitadas. Y ese no es un problema, es obvio ahí, nos dice lo que sucedió, nos dice quiénes eran, eran incrédulos. Y por incredulidad fueron quitadas y arrojadas. Y entonces, usted tiene en las ramas de la vid aquí la misma analogía. E inclusive pudo haber leído en 1 Juan 2:19 donde dice claramente que salieron de nosotros porque no eran de nosotros para que se supiera que no eran de nosotros.

Este es un mensaje serio. Un individuo puede vivir aparentemente conectado con Jesucristo pero en realidad no estar conectado en absoluto. Y Pablo simplemente advierte acerca de eso y yo le advierto, querido amigo, el día de hoy, que si usted es religioso o si viene a la Iglesia o tiene un compromiso superficial con Jesucristo, escuche lo que Pablo dice en 2 Corintios 13:5. Escuche con atención. “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe. Probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos que Jesucristo está en vosotros a menos que estéis reprobados?” En otras palabras, más vale que revise su vida para asegurarse que su salvación es real. Es una fuerte advertencia, amigo mío, porque las ramas que no dan fruto, Él las quita y las arroja al fuego; y esa es una ilustración del infierno. Y los hombres que las recogen, hablaremos de quienes son esos hombres en las próximas semanas, la preparación para el juicio, los hombres que las recogen las arrojan al infierno.

Entonces, ¿de qué está hablando Jesús aquí? Él está hablando de dos tipos de ramas. Él está hablando de las ramas que son verdaderos discípulos y está hablando de las ramas Judas, las que están cerca de Él, que en cierta manera tienen una fachada de fe, que se ven como que creen, que superficialmente se relacionan con Él pero son ramas Judas; y cuando llega la prueba, ya no están. Y cuando ellos muestran de manera deliberada ese tipo de naturaleza, el Padre las quita y nunca pueden regresar.

¿Me permite añadir un comentario más? La gente que dice que estos se refieren a cristianos que pierden su salvación se coloca en una posición muy difícil porque si usted observó, una vez que el pámpano es quitado, es quemado. Eso diría que si usted perdió su salvación, nunca podría volverla a obtener. Eso es como Hebreos 6, la gente me dice todo el tiempo que Hebreos 6 significa que se puede perder la salvación. Si fuera así, amigo mío, también dice que es imposible que usted la vuelva a obtener. Y si usted cree que puede perder su salvación, entonces sólo la perderá una vez, de acuerdo con todo pasaje que habla de eso. Pero si estudia el pasaje con cuidado, verá que todos esos pasajes tienen que ver con apóstatas que superficial y aparentemente se identifican con Cristo pero desde el principio nunca realmente fueron verdaderos. Y entonces, conocemos a las primeras ramas, las ramas profesantes.

Rápidamente, vea a las ramas que poseen. Las conocemos el final del versículo. “Todo aquel que lleva fruto, lo limpiará para que lleve más fruto.” No es que algunas de las ramas son limpiadas. Todas. A quien el Señor ama, ¿qué?... disciplina. “Toda rama, todo aquel que lleva fruto, lo limpiará para que lleve más fruto.” Si usted puede ver sus problemas de esa manera, ¿no es eso algo fresco? Simplemente diga Señor, este un gran problema porque cuando termine va a haber más frutos. ¿Se da cuenta? Esto es fabuloso. Podría, de hecho, comenzar a orar por problemas. A pedir problemas. No he comenzado a hacer esto, pero usted podría. Pero la idea es que el Padre limpia el pámpano para que produzca más fruto. Es fabuloso.

La idea de la palabra “limpiará” viene de una palabra griega kathairo que significa limpiar. Y era utilizada en granjas para muchas cosas. Hay sólo otro lugar en la Biblia, pero fuera de la Biblia era utilizada en el lenguaje griego para limpiar el maíz; cuando los desechos del maíz eran separados del mismo. Era usada para limpiar la tierra de las malezas antes de plantar un cultivo. Filo dijo usando esta palabra, y cito: “Conforme los brotes superfluos crecen en las plantas, las cuales son un gran daño para los brotes genuinos, los cuales el labrador limpia,” y utilizó la palabra kathairo y demás. Entonces, él habló de esta palabra con referencia a limpiar las ramas de esos brotes que merman su vida.

Cuando usted limpiaba una rama, podía hacerlo de varias maneras. Había un proceso de pellizco mediante el cual un individuo tomaba el brote de la punta de la rama entre sus dedos y lo arrancaba. Y al remover esa parte, no crecía de manera tan rápida y en su debilidad, el viento no la rompería. Otro modo era quitando uno o dos pies de una rama bastante larga; y eso prevenía que se perdiera el viento o que perdiera fuerza a medida que crecía demasiado o se volvía demasiado larga. Luego, otro proceso era adelgazarla; y esto sería cortando los racimos de flores o los racimos de uvas de la rama. Eran procesos mediante los cuales cortaban los brotes pequeños para que la rama estuviera limpia; y de esta manera no se perdiera nada.

Y ciertamente, en el caso de nuestra limpieza espiritual, la cual el Padre nos hace a todos nosotros, es el proceso de quitar todas las cosas… escuche esto… que estorban nuestra producción de fruto. ¿Se da cuenta? El Padre quiere que operemos a una capacidad máxima de producción de fruto. Y para que nosotros operemos a una capacidad máxima de dar fruto, Él cortará cosas de manera periódica: pecados, estorbos y pequeñas cosas que se pegan a nosotros, son cosas que nos quitan fuerza y las otras enfermedades y pestes que pueden estar en nosotros como ramas y el Padre tiene que quitar eso.

Una de las mejores maneras, si no es que LA mejor manera es mediante el sufrimiento o el problema o las aflicciones. Esta es una manera muy eficaz de limpiar la vida, claro, de limpiar el pámpano. Debe ser hecha con un cuchillo. Inclusive en su vida, conforme el Padre limpia, algunas veces el cuchillo es doloroso, ¿no es cierto? Algunas veces duele. Algunas veces nos preguntamos si realmente Dios sabe lo que está haciendo porque duele mucho. Algunas veces nos preguntamos si estamos tan mal que necesitamos tanta limpieza y la otra rama que está a nuestro lado nunca es limpiada. Pero el Padre sabe lo que está haciendo. Y las lecciones valiosas de sufrimiento son las que nos llevan a darnos cuenta de aquello que no es necesario en nuestra vida, que tiene que ser quitado. El Padre puede causar esta limpieza de muchas maneras. Puede ser enfermedad, puede ser dificultad, puede ser pérdida de bienes materiales, puede ser calumnia, puede ser persecución, puede ser la pérdida de seres queridos, puede ser tristeza en particular en relaciones, puede ser la agonía por otras personas, puede ser guerra… Todas estas cosas se presentan en la Biblia como problemas que rodean al creyente. Puede haber muchas cosas que el Padre usa, Dios ordenó los problemas para limpiar a las ramas… Y todas las cosas pequeñas que quitan la energía de nuestra vida y nos roban la capacidad de dar fruto.

Pero le voy a decir algo, ¿no es maravilloso saber que al Padre le preocupa que nosotros demos mucho fruto? ¿Se ha sentido así alguna vez? ¿Piensa usted a veces que Dios está allí arriba con una especie de látigo diciendo “da fruto… da fruto o te voy a dar”? Pero no es así. El Padre está aquí con Sus tijeras, ayudándonos a dar fruto, ¿se da cuenta? No estamos aquí tratando de agradar al Padre por nosotros mismos, el Padre está aquí cortando los brotes, limpiando la rama para que podamos tener fruto. ¿No le da gusto que Dios esté involucrado en su vida para que usted de fruto? Claro que son problemas, pero los problemas nos despiertan a nuestras necesidades. ¿Ve usted a sus problemas de ese modo o cae en grandes lapsos de autocompasión, de queja? O quizás piensa que Dios tiene algo bueno en mente, simplemente no sabe cómo hacerlo, ya, está cansado. O simplemente dice “¿Por qué Dios? ¿Por qué yo? Pero si tiene en mente que lo que Dios tiene en mente es más fruto y mucho fruto, entonces el proceso de limpieza puede ser gozo porque usted ve más allá de la limpieza y ve lo que sucederá. Esto es algo fabuloso: reconocer que el Padre quiere hacer esto nuestras vidas… Quiere causar que demos más fruto y mucho fruto.

Quiero leerles sólo un versículo, Hebreos 12:7: “Si soportáis la disciplina, Dios os trata como hijos, porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?” Luego, vea el versículo 10: “Y aquellos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero este para los que nos es provechoso, para que participemos de Su santidad.” Somos limpiados para que participemos de Su santidad y demos fruto.

Ahora, el cuchillo de la limpieza duele un poco pero ¡vale la pena! Un labrador usa un cuchillo; y con este aspecto voy a finalizar. Él utiliza un cuchillo. ¿Cuál es el cuchillo del Padre? ¿Ha pensado alguna vez en eso? ¿Cuál es el cuchillo del Padre? Yo he pensado en eso. ¿Cuál es el cuchillo del Padre? Usted dirá que es el sufrimiento. No lo creo. Creo que el cuchillo es la Palabra de Dios. Observe el versículo 3: “Ya vosotros estáis limpios… ¿Por qué?… Por la Palabra que os he hablado,” limpiado es la misma idea, limpio nuevamente. Limpio, podado. Usted es limpiado a través de la Palabra. La Palabra de Dios es el cuchillo. La aflicción o el problema es sólo el mango del cuchillo. Es de ese modo que Dios simplemente agarra. El cuchillo es la Palabra de Dios. ¿Alguna vez ha notado cuánto más sensible usted es a la Palabra de Dios cuando está en problemas? ¿Ha notado alguna vez cómo de pronto está leyendo la Biblia y tiene un problema en particular, tiene una ansiedad en particular y llega un versículo que tiene que ver con eso y simplemente salta de la página? El Espíritu de Dios la aplica a su corazón. Como verá, en esas adversidades la Palabra de Dios cobra vida, lleva a cabo la cirugía pero el problema lo hace obvio para usted, abre la oportunidad. Hay muchas maneras de expresar eso y explicarlo; pero creo que usted entiende. Una prueba nos presiona. Nos ayuda a desarrollar músculos espirituales. Pero la Palabra es el cuchillo, es la Palabra de doble filo que corta.

Spurgeon dijo esto, y cito: “Es la Palabra que limpia al cristiano. Es la Verdad lo que lo limpia. Las Escrituras hechas vivas y poderosas por el Espíritu Santo limpian al cristiano. La aflicción es el mango del cuchillo. La aflicción es la piedra que afila la Palabra. La aflicción es el labrador que quita nuestra ropa suave y desnuda la carne enferma para que el cuchillo del cirujano pueda llegar ahí. La aflicción meramente nos prepara para la cirugía de la Palabra de Dios. Pero el verdadero podador es la Palabra en las manos del gran labrador” Fin de la cita.

Entonces, somos limpiados a través de la Palabra. Observe lo que Él le dice a esos discípulos que son los verdaderos pámpanos: “Ya vosotros estáis limpios por la Palabra que os he hablado.” Su salvación inicial vino a través de la Palabra y el ser podados de manera continua es realizado por la Palabra de Dios. Cuando usted está en aflicción, piensa más en la Palabra, la ve aplicada en usted, siente su fuerza en su vida; y Él usa la Palabra para arrancar el problema.

Así comenzamos. Conocemos a la vid, conocemos al labrador y a los pámpanos. Decimos: “¿Qué lecciones hay aquí para mí?” Tantas… Muchas. ¿Es consciente del propósito del Padre en su limpieza? ¿Sabe lo que está pasando en su vida cuando tiene problemas? ¿Sabe cuál es el propósito? Para que usted de más fruto. ¿Es usted un pámpano que está dando fruto? ¿Es un verdadero creyente? ¿O tan sólo se está identificando de manera externa y está expuesto al gran peligro del infierno porque un día el Padre lo quitará, usted no es genuino? ¿Sabe usted que su única fuente de vida verdadera es la Vid verdadera, Jesucristo? Que Dios bendiga estas verdades en esta mañana.

Padre, te damos gracias. Sólo te damos gracias porque nos has enseñado de Tu Palabra. Que apliquemos estas verdades en el nombre de Jesús. Amén.

 

 

 

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