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Abra su Biblia en Efesios capítulo 6; Efesios capítulo 6. El versículo clave realmente aquí en el Nuevo Testamento que nos da el diseño de Dios para la crianza de los hijos es el versículo 4. Simplemente dice: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.” Es una afirmación tremenda en ese versículo. De nuevo, con una economía de palabras, cubre un campo inmenso. Se han escrito libros, tratados, volúmenes acerca de la crianza de los hijos; Dios lo ha reducido a una afirmación. “No provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.”

Este es el patrón de Dios para la crianza de los hijos. Y conforme comenzamos, quiero recordar algo; es muy importante desde el principio. Como el pueblo redimido de Dios, somos llamados a ser únicos. Somos llamados a ser diferentes. Somos llamados a ser distintos. Somos llamados a estar separados del mundo. De hecho, la epístola entera de Efesios apunta a la realidad de que no debemos vivir como vive el resto del mundo. Vivimos en la luz, no en las tinieblas. Vivimos en sabiduría, no en necedad. Andamos en el Espíritu, no en la carne. Somos entonces únicos porque tenemos el conocimiento de Dios, tenemos la Palabra de Dios, tenemos el Espíritu de Dios y Dios nos ha llamado a vivir de maneras únicas y distintivas.

De hecho, eso inclusive se extiende a nuestras relaciones en la familia. No conducimos las relaciones en la familia de la manera que la gente no regenerada lo hace, la manera en la que el mundo lo hace. Tenemos un plan y patrón totalmente diferentes. En Levítico, capítulo 18, cuando Dios estableció el estándar de conducta para Israel, Él señaló esta realidad de la identidad única. Esto es lo que dijo: “No haréis como hacen en la tierra de Egipto, en la cual morasteis; ni haréis como hacen en la tierra de Canaán, a la cual Yo os conduzco, ni andaréis en sus estatutos. Mis ordenanzas pondréis por obra, y Mis estatutos guardaréis, andando en ellos.”

En otras palabras, son diferentes. No hacen las cosas como las hace el mundo. No conducen sus vidas o sus relaciones como el mundo lo hace. Más adelante, en ese mismo capítulo 18 de Levítico Dios añade: “En ninguna de estas cosas os amancillaréis; pues en todas estas cosas se han corrompido las naciones que yo echo de delante de vosotros... Guardad, pues, mi ordenanza, no haciendo las costumbres abominables que practicaron antes de vosotros, y no os contaminéis en ellas. Yo Jehová vuestro Dios.” Un llamado a ser diferentes. Un llamado a ser distintos.

Y Dios ha mantenido este deseo para Su pueblo a lo largo de todo el tiempo. Estamos separados. Los estándares, los principios, los estatutos, los mandamientos mediante los cuales conducimos nuestras vidas delante de Dios en la familia y delante del mundo son únicos. Estamos apartados. Debemos tener una identidad única no contaminada. Debemos seguir principios que en ningún sentido están asistidos por la sabiduría humana ni son refinados o definidos por la sabiduría humana. No debemos sucumbir a la presión del mundo. No debemos escuchar a los diagnósticos del mundo de lo que puede estar mal con la gente o los matrimonios o las familias. Debemos volvernos a la Palabra de Dios. Debemos vivir de manera distintiva. Y Dios nos está diciendo algo diferente en la actualidad. Él todavía está diciendo: “Hazlo a Mi manera.”

Y hablando de la función de los padres, eso también se resume de manera magnifica en este versículo que acabo de leer y aquí se encuentra el patrón de Dios. No se oye en nada como la psicología moderna. No se oye como las cosas que se nos han dicho acerca de la educación infantil, acerca de cómo criar a un hijo. No se oye nada como lo que el mundo está diciendo en la actualidad. Y no debe ser así, porque es divino.

Ya hemos visto que los patrones para los maridos es completamente distinto al del mundo, el patrón para las esposas es completamente distinto al del mundo, el patrón para los hijos en respuesta a sus padres es distinto; y así lo es el de los padres con respecto sus hijos. Este no es el mensaje de la psicología secular. Este no es el mensaje de la sabiduría convencional. Este no es el mensaje de lo que es apropiado en términos políticos. Esta es la Palabra de Dios. Y el lugar donde tenemos que comenzar es con el reconocimiento de que todos los niños vienen de Dios. Dios nos los ha dado a nosotros y después nos ha dado el manual para que sepamos cómo criarlos.

Génesis 4:1: “Y ella concibió” - esta es Eva - “y dio a luz a Caín y dijo “He recibido a un hombre de Jehová.”” Desde el principio, Eva sabía quién era la fuente de los hijos que ella tenía. Ella fue más allá de Adán hasta llegar a Dios. En Génesis 4:25 en el mismo capítulo, más adelante: “Dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo.” Los hijos, dice el Antiguo Testamento, son herencia de Jehová. Son regalos de Dios; son dados para ser alabanza de Su gloria y como una bendición para nosotros.

Pero con qué frecuencia los hijos se vuelven un dolor de corazón y quebrantan el corazón porque el patrón de Dios para los padres no es seguido de manera apropiada. Conforme vemos el estándar divino entonces, estamos viendo nuestra responsabilidad y estamos viendo el camino al gozo y a la bendición en las vidas de los hijos y también en nuestras vidas. La instrucción que es dada aquí de manera clara es dada a los padres en el versículo 4.

De hecho, la palabra ‘padres’ ocasionalmente en el Nuevo Testamento se traduce padres en términos genéricos, padre y madre. No podemos excluir a la madre en este punto en particular; debemos incluirla conforme ella viene bajo el liderazgo de su marido. La instrucción es dada a los padres porque tienen la responsabilidad, hablando de los padres, masculino. La guía, la supervisión de llevar a sus hijos al lugar adonde ellos honrarán a Dios.

Ahora, el estándar que es establecido aquí no es sólo único en nuestra sociedad sino que también era único en la sociedad de Pablo. Por ejemplo, simplemente para ilustrar lo que estaba sucediendo en el mundo en el cual el apóstol Pablo escribió esto, había una ley romana llamada la patria potestas, significa literalmente el poder del padre. Y bajo la patria potestas un padre romano tenía poder absoluto sobre su familia. Como señalé esta mañana, la perspectiva de liderazgo en el mundo gentil era una de una dictadura dominante y eso funcionaba también en la familia.

Por ejemplo, un padre podía vender a sus hijos como esclavos. Un padre podía hacerlos trabajar en los campos en cadenas, si así lo quería. Y hay ilustraciones de esto en la literatura antigua. Podía tomar la ley en sus propias manos y castigar a sus hijos; e inclusive bajo la ley romana podía ejecutar a sus propios hijos. Mientras que el padre viviera, no había un límite de edad. No había límite en cuanto a por su control; de hecho, cuando un niño nacía no era raro que ese niño fuera colocado a los pies de su padre y si el padre se agachaba para levantar al niño, significaba que reconocía al hijo y podía vivir. Si le daba la espalda y se iba, el hijo podía ser echado a la calle para que se muriera o fuera tomado y criado como una prostituta o un esclavo.

Una carta de Hilarión a su esposa, Alis en el año 1 a. C. encontrada en fuentes antiguas dice esto: “Hilarión a Liz, su esposa. Saludos cálidos.” Ahora, caballeros, ustedes realmente no deben comenzar así una carta para su esposa; pero así lo hizo él. “Debes saber que estamos todavía en Alejandría,” él escribe, estando fuera. “No te preocupes y cuando los demás regresan, yo me quedo en Alejandría. Te ruego que cuides del pequeño niño y tan pronto como recibamos nuestro sueldo, te lo enviaré. Y si, buena suerte, si tienes un niño, si es niño que viva y si es niña, deséchala.”

Esto está documentado desde tiempos antiguos. Los niños indeseados eran de manera común dejados en el foro de Roma. Por la noche eran recogidos por personas que los alimentaban para hacerlos esclavos y meterlos en casa de prostitutas de Roma con ellos. Séneca, el conocido orador romano dijo: “Matamos a un buey feroz; estrangulamos a un perro loco, metemos el cuchillo en el ganado más enfermo y a los niños que nacen débiles y deformados, los ahogamos.” Fin de la cita.

Entonces, Pablo está describiendo un mundo donde los niños eran abusados y los niños eran asesinados así como en nuestro mundo son matados por millones muchas veces antes de que ni siquiera salgan del vientre a través del aborto. Pero por lo menos 1.500.000 de niños anualmente, probablemente más que eso, a quienes se les permiten nacer, son después golpeados, quemados y abusados por sus padres al grado que tienen que ser quitados de sus familias… más de 1.500.000 al año, dos mil de los cuales mueren después de ser maltratados por sus padres luego de ser quemados, ahogados, arrojados por las ventanas, puentes, matados con cuchillos, martillos, navajas, lo que se le ocurra.

Nuestro mundo en la actualidad no es muy diferente de ese mundo antiguo. La revista Time reportó en una encuesta que el 70% de los padres, si tuvieran que volverlo hacer todo de nuevo, no tendría hijos. Son demasiado molestos. En algún punto, entre 30,000 a 50,000 niños al año son usados para pornografía. Un tercio de todos los niños que nace termina en hogares en donde no están sus padres porque los padres no los quieren con ellos. Millones se quedan en casa solos para ser criados por la televisión mientras que sus madres van a trabajar. El director del distrito escolar de alumnos de la ciudad de Nueva York que tiene 1,000,000 de alumnos dijo y cito: “La sociedad se ha vuelto en contra de los niños.” Fin de la cita. Hostilidad hacia los niños en tiempos antiguos, inclusive en tiempos modernos.

A la luz ese trasfondo de la sociedad romana antigua y el trasfondo en el que vivimos en la actualidad, oímos las palabras de Pablo. “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.” De nuevo, patēr, el término padres es normalmente utilizado para referirse a la cabeza masculina de la familia. Pero algunas veces se usa para hablar de los padres. Así es traducido, por ejemplo, en Hebreos 11:23. Dice: “Por fe, Moisés, cuando nació, fue escondido tres meses por sus padres.” Y ciertamente, la madre está involucrada con el padre y podemos extenderlo aquí para incluirla. Proverbios 4:3 muestra esta función doble; dice: “Fui hijo de mi padre, delicado y único delante de mi madre.” Proverbios 1:8: “Oye la instrucción de tu padre y no menosprecies la ley de tu madre.” Ambos padres están involucrados bajo el liderazgo del marido al criar al hijo.

Un estudio se condujo hace varios años a lo largo de varios años; estuvo a cargo de los sociólogos Sheldon y Eleanor Glueck de Harvard. Ellos identificaron después de todo este estudio cuatro factores cruciales al predecir a los niños que no iban a ser delincuentes. Este fue un estudio que duró varios años y se descubrió que tuvo un 90% de precisión. Dijeron que hay cuatro factores esenciales para prevenir la delincuencia; simplemente a partir de observación pura de esas personas mundanas. Uno, la disciplina del padre justa, firme y constante. Dos, la supervisión de la madre en el hogar sabiendo en dónde están los niños todo el tiempo, sabiendo lo que están haciendo y estando disponible para ellos. Tres, el afecto incesante de los padres demostrado el uno al otro y a los niños de manera frecuente. Y número cuatro, la unidad de la familia, el tiempo que pasan juntos.

Ambos padres deben estar involucrados en este privilegio maravilloso, en esta oportunidad maravillosa. Y conforme vemos así lo que significa en este versículo, nos dará que hay un negativo y después un positivo en términos de la instrucción. Y vamos a considerar a ambos. El negativo es este: ‘no provoquéis a ira a vuestros hijos’. Así es como la Palabra de Dios resume lo que usted no debe hacer, usted no debe hacer que sus hijos enojen, no debe provocarlos a enojo, no debe provocarlos a hostilidad o amargura. No debe hacer que se vuelvan en contra de usted y todo lo que para usted es algo preciado. Colosenses añade: “No sea que se desanimen.” No debe destruirlos.

Provocarlos, usted notará, ese término es utilizado solo aquí y en Romanos 10:19. Y significa irritar. Es una forma intensa de hacer enojar. No haga aquello que hace enojar a sus hijos. No haga lo que los irrita, lo que los provoca, lo que los frustra, lo que los exaspera o los amarga. ¡Y hombre!, hay tantas cosas de esas que se están haciendo en la actualidad… Niños de esos: enojados, amargados. Simplemente, en los últimos días, tres niños pequeños, uno de ellos de 6 años de edad tratando de matar a un infante de un mes de edad. Una hostilidad y enojo inimaginables. Diez a quince por ciento de los niños ha contemplado o ha intentado suicidarse.

Un cuarto de las admisiones a la unidad psiquiátrica de los hospitales infantiles está relacionadas con el suicidio. Inclusive los niños a una edad tan temprana como de 6 y 7 años han tratado de quitarse la vida. Un artículo de Los Ángeles Times de unos años atrás dijo, y cito: “El niño de 11 años se había cortado las muñecas. ‘Quiero irme al cielo,’ lloraba él. ‘No puedo soportar estos dolores de estómago y estar infeliz. Si tan sólo pudiera morir, es difícil vivir. Vivir es horrible, sólo quiero morir porque a nadie le importa si muero. Y entonces, simplemente quiero morir.’” Fin de la cita

Y durante años, los psicólogos y los expertos cuestionaron si los niños pequeños realmente podían sufrir de depresión severa y buscar de manera intencional la muerte. Ahora, saben que pueden. Algunas veces, tragando veneno, algunas veces corriendo y metiéndose en donde hay mucho tráfico. Una niña de 12 años de edad colgó a su muñeca por el cuello, drogó a su pequeña hermana, le cortó ambas piernas con tijeras, se cortó las venas y la encontraron con una sobredosis de drogas hipnóticas. “Estaría mejor muerta,” ella explicó, “de esta manera nadie tendría que volver a ver mi cara horrible.”

Un niño de 11 años intentó matar a su perro, intentó sofocar a su hermano bebé con una almohada y se clavó alfileres en su estómago. Y cuando se le preguntó por qué, él respondió: “Porque mamá no tienen nada de amor en ella para mí.” Un niño de 6 años de edad sintiéndose emocionalmente rechazado por su madre dijo ‘quiero morir porque nadie me ama.’” Otro dijo: “Prefiero morir a que me peguen. Me quieren muerto.” Un niño golpeado de 10 años de edad cuyo hermano de 13 años de edad se había suicidado anteriormente dijo: “Todos matan y todos mueren. No hay salida.”

Un niño de 11 años de edad preocupado por la muerte y la idea de unirse a su abuela muerta amenazó con arrojarse frente a un automóvil; y así lo hizo. Fue golpeado y quedó con el rostro desfigurado, no murió y finalmente, saltó de la ventana de un edificio de dos pisos. Él quería estar con alguien que él pensaba que lo amaba. Una niña de 5 años de edad obsesionada con cuchillos quemó a su hermana de tres años de edad, trató de ahogarla con un cordón, amenazó a su madre con un cuchillo y salió corriendo de la casa para meterse en donde había mucho tráfico. Un niño de 6 años de edad quería morir porque dijo: “nadie me ama.” Se cortó a sí mismo con la rasuradora de su padre y fue encontrado más tarde colgando de una ventana de un segundo piso. Usted no necesita oír más ilustraciones; están por todos lados.

El juez Burton Katz de la corte de Los Ángeles dijo, y cito: “Se vuelve algo muy molesto ver los ojos huecos y las expresiones de los jóvenes cuando están totalmente alejados de la sociedad, totalmente removidos del sistema de tal manera que no hay esperanza en absoluto.” Fin de la cita. Usted puede convertir a su hijo en un hijo trágico; usted puede convertir a sus hijos en una historia como esas. Y quizás no sea por lo que usted les hace. Lo más probable será por lo que usted no les hace y lo que no hace por ellos. ¿Cómo puede provocar a su hijo llevarlo a la tragedia? ¿Cómo puede provocar a su hijo a enojo? ¿Cómo puede terminar con un delincuente amargado, antisocial?

Aquí hay algunos pasos fáciles. Échelo a perder. Dele todo lo que quiera tener, más inclusive de lo que usted puede pagar, simplemente cárguelo a su cuenta para quitárselo de encima. Cuando él hace algo mal, amenácelo pero no lo discipline corporalmente. Fomente su dependencia en usted. No le enseñe a ser responsable de manera independiente. Mantenga su dependencia en usted para que más tarde las drogas y el alcohol puedan reemplazarlo cuando sea mayor de edad. Protéjalo de todos esos malos maestros que quieren disciplinarlo de vez en cuando y amenace con demandarlos sino lo dejan en paz. Tome todas las decisiones en lugar de él porque quizás él pueda cometer errores y aprender de ellos si usted no las toma. Critique a su padre delante de él o a su madre, para que su hijo o su hija pierda el respeto por sus padres.

Cuando él se mete en problemas, sáquelo. Además, si él enfrenta alguna consecuencia real, podría afectar su propia reputación. Nunca deje que él enfrente las consecuencias de su conducta. Siempre entre usted en escena y resuélvale los problemas para que dependa de usted y corra a usted cuando las cosas se pongan difíciles y nunca aprenda él a resolver sus problemas. Si usted quiere convertir a su hijo en un delincuente, déjelo expresarse a sí mismo como él quiera. No esté a cargo de su vida, deje que él esté a cargo de la de usted. No lo moleste con tareas en la casa. Haga todo por él para que él pueda ser irresponsable toda su vida y culpe a otros cuando las cosas no salen bien. Y asegúrese de ceder cuando él hace un berrinche. Crea sus mentiras porque es demasiado molesto el tratar de desenmarañar lo que está diciendo para llegar a la verdad.

Critique a otros de manera abierta, critique a otros de manera rutinaria, para que él continúe dándose cuenta de que él es mejor que cualquier otra persona. Dele mucho dinero que pueda gastar y no lo haga hacer nada por tenerlo. Alábelo por qué bien se ve, nunca por su virtud. Y así continúa.

¿Quiere un hijo obsesivo? Sea crítico, legalista, dominante, arrogante. ¿Quiere un hijo que tiende a meterse en accidentes? Peleen el uno con el otro, ignore al hijo y el hijo se va a lastimar a sí mismo para llamar su atención. Y así continúa.

El punto es este: usted tiene este tesoro, usted tiene a este hijo y usted puede provocarlo a ira. ¿Cómo es que hacen eso los padres? Le acabo de dar una lista de cosas que usted puede encontrar en un libro típico de la crianza de los hijos acerca de cómo criar a un delincuente. Pero permítame darle mi propia lista aquí de cómo provocar a un hijo a ira. Le voy a dar esta lista rápidamente, así que sígame.

Diez maneras. Número uno, mediante sobreprotección. Mediante sobreprotección. Manténgalos cerca, nunca confíe en ellos. No les dé la oportunidad de desarrollar independencia. Y la privación infundirá el enojo. Los padres deben darle a sus hijos lugar para expresarse a sí mismos, para descubrir su mundo, para tratar una nueva aventura, liberándolos gradualmente para que vivan de manera independiente. Suéltelos. La sobreprotección frustra y provoca a ira a un hijo. Vivimos en un mundo en donde ésa es una tendencia entre los cristianos. Manténgalos bajo su control todo el tiempo. Usted tiene que ser muy cuidadoso en eso o los va a provocar a ira.

En segundo lugar, lo puede hacer mediante el favoritismo. Isaac favoreció a Esaú en lugar de Jacob. Rebeca favoreció a Jacob en lugar de Esaú. Y los resultados tristes son bien conocidos. No los compare el uno con el otro. Cada uno es único. Ámelos igual, sin parcialidad. Si un niño siente que usted ama al otro en esa familia más, esa es una experiencia muy, muy frustrante.

En tercer lugar, usted puede provocar a un hijo a ira al establecer metas no realistas. Algunos padres literalmente aplastan a sus hijos con presión, presión para que salgan bien en la escuela, presión para hacerlos mejores en los deportes, en la música, en cualquier actividad que hagan. Y realmente tiene poco que ver con el hijo y todo que ver con la reputación que el padre quiere tener. Esto se vuelve muy frustrante cuando el hijo no tiene sentido de haber alcanzado una meta, ningún sentido de haber cumplido con una expectativa. Lleva al enojo y a la amargura.

Y he enfrentado a hijos así. He enfrentado a hijos así que se han matado a sí mismos. Pienso en una niña en particular que se mató para deshacerse de sus padres. Ella nunca podía tener suficientes méritos como para satisfacerlos. Y ella estaba tan enojada que quería lastimarlos en la manera más profunda que pudiera y por eso se quitó la vida para que ellos tuvieran que vivir con el dolor de causar eso. Devastador.

Usted puede provocar a su hijo a ira al darles todo lo que quieren, al estar recogiendo lo que dejan detrás de ellos, al permitirles culpar a otros. Puede provocarlos a ira al dejarlos pecar y dejarlos que se salgan con la suya para que aprendan a hacer eso con éxito. En últimas, cuando enfrentan al mundo y las personas no les sirven y no asumen la responsabilidad por sus malas decisiones y se van a enojar, se amargarán y se volverán violentos. Es exactamente el tipo de generación que estamos viendo siendo criada en la actualidad.

En quinto lugar, usted puede provocar a ira a sus hijos mediante el desánimo. Y creo que eso se manifiesta de dos maneras. Una falta de entendimiento y la falta de recompensa porque ambos destruyen la motivación y destruyen el incentivo. Usted debe entender a sus hijos. Entienda lo que están pensando. Entienda lo que están tratando de alcanzar, de lograr. Entienda por qué cierto asunto sucedió, por qué cierta conducta ocurrió, por qué es cierto incidente salió del modo que salió. Concédales un oído que los escucha y un corazón que los entiende y recompénselos con amabilidad, con gracia y de manera generosa, con amor. Apruébelos y hónrelos y sea paciente con ellos; de lo contrario, se van a desanimar y eso se convierte en enojo.

Usted puede provocar a sus hijos a ira, número seis, al no sacrificar por ellos. En otras palabras, al hacer sentir al niño como si constantemente fuera una interrupción en su vida, una interrupción constante, siempre una molestia. Usted quiere hacer lo que usted quiere hacer. Usted y su marido quieren ir a donde quieren ir y simplemente dejan a sus niños en algún lugar, los deja. Que alguien más los cuide. Usted no va a cambiar su estilo de vida, usted hará lo que quiera ser. Usted va a disfrutar de la vida, va a divertirse, va a disfrutar del placer y el niño simplemente tendrá que atenderse a sí mismo. Déjelo. Deje que ellos se preparen sus propias comidas.

No los lleve a lugares porque usted no puede ser molestado por ellos y ellos van a resentir el hecho de que usted no está disponible y está centrado en usted mismo. Y a usted no le preocupan sus hijos. Y esa es una de las cosas por la que estoy tan agradecido en mi propia familia y es la devoción de Patricia para nuestros hijos todos los años cuando estaban creciendo en el hogar. Muchos años, cuando estuve estar saliendo y viajando; y ella no hizo eso porque ella quería estar con esos niños todo el tiempo.

Número siete, usted puede provocar a sus hijos a ira al no permitir que crezcan. ¿Qué quiere decir eso? Déjelos fallar un poco. Bromear un poco. Cometer errores. Entonces, si ellos tiran algo en la mesa, ríase. No tienen todavía la destreza manual o la coordinación. Dele algún trabajo y si lo hacen de una manera inaceptable, pero hay un poco de progreso, felicítelos. Déjelos compartir algunas de sus ridículas ideas. Déjelos planear algunas cosas torpes y hágalas. Y no los condene. Simplemente espere progreso, no perfección.

Los mejores hombres no son perfectos, no son perfectos. La tecnológica de Nueva York hace muchos años atrás derrotó a la Politécnica de Rensselaer 21 a 8. En ese juego, el único tal touchdown de Rensselaer fue anotado por una jugada en la cual hubo un pase de 63 yardas, dice el periódico. En la jugada, pareció haber un problema en la defensa de la tecnológica. La siguiente semana, cuando evaluaron el vídeo, el entrenador de la tecnológica, Marty Senall, notó que en la jugada, el defensa trasero, el alumno de primer año de la Universidad John Smith, se quedó congelado en un lugar cuando el receptor corrió a su lado y anotó el touchdown que les dio el partido. “Oye, Smith, ¿por qué no te moviste?,” gritó el entrenador. Ni dijo: “No podía, mi lente de contacto se acababa de salir y lo cubrí con mi pie esperando que hubiera un momento para poder volvérmelo a meter. Si yo me hubiera movido, nunca lo volvería a haber encontrado en ese pasto y mis papás me habría matado por haberlo perdido.” Fin de la cita.

Ahora le digo esto, cuando usted está en el juego grande y usted ha vivido con tanto temor de sus padres, tiene un problema. Deje que sus hijos fallen. Van a perder cosas. Oiga, yo me acuerdo cuando Matt tiró mi reloj en un excusado. Yo le pregunté por qué hizo eso. Él dijo: ‘sólo quería ver cómo se veía cuando bajaba’. ¿Lo discipliné? No. De hecho, me hubiera gustado ver cómo se veía cuando estaba bajando. De algo de margen para que crezcan. Para algunos experimentos.

Número ocho, usted puede provocar a sus hijos a ira mediante el descuido. Si hay alguna ilustración bíblica de esto, es probablemente David y Absalón. David no pasó tiempo con él, no pasó tiempo moldeándolo. Y Absalón, en últimas, odió a su padre de manera apasionada, trató de darle un golpe de estado para derrocar a su padre y tomar su lugar. Descuido. ¿El peor tipo de descuido? Falta de disciplina constante. Ése es el peor tipo de descuido. No estoy hablando del descuido del tiempo y las cosas. Estoy hablando del descuido de la disciplina. Enséñelos, disciplínelos, de manera constante usando la vara en amor.

Número nueve, usted puede provocar a sus hijos a ira mediante palabras abusivas. Usted entiende que un niño pequeño tiene un vocabulario muy limitado y usted tiene uno muy amplio. El abuso verbal es algo terrible. Una multitud de palabras bien escogidas de su vocabulario adulto puede despedazar el corazón de ese pequeño y hacerlo añicos. Y lo que es tan devastador como cualquier otra cosa son palabras de enojo, palabras de sarcasmo o palabras de ridículo. Francamente, le decimos cosas a nuestros hijos que nunca le diríamos a nadie más.

Y después, en último lugar, mediante abuso físico. Un hijo enojado con frecuencia es un hijo golpeado, abusado, castigado de manera excesiva; normalmente por un padre enojado, vengativo, a quien sólo le preocupa que alguien le ha causado algún inconveniente o ha sido irritado, no que el niño necesita corrección para su propio bien.

Bueno, esas son algunas cosas muy prácticas. Si usted quiere provocar a su hijo a ira, puede hacerlo mediante sobreprotección, favoritismo, al establecer metas no realistas, al satisfacer sus deseos de manera excesiva, desaliento, al no sacrificar por ellos para que puedan ver el amor que usted tiene por ellos, al no permitirles crecer, al descuidar la disciplina firme, constante, amorosa; mediante palabras abusivas y también el abuso físico. No haga eso.

Ahora, pase a lo positivo conmigo. “Sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.” En el sustento y amonestación del Señor como dice una versión. Críelos. Ellos no van a llegar ahí por sí mismos, debo decirlo. Usted tiene que criarlos. No van a llegar ahí solos, usted tiene que criarlos. Proverbios 29:15 dice: “Un niño dejado a sí mismo avergüenza a su madre.” Y eso es lo que le dije antes. No es lo que los padres le hacen a los niños tanto, aunque obviamente se hacen cosas que son abusivas y son dolorosas, tienen sus efectos. Pero es lo que los padres no hacen lo que provoca a ira a los hijos, la falta de disciplina, la falta de amor, la falta de cuidado. Usted debe criarlos. Este es un llamado a criar a sus hijos, a enfocarse en ello.

Ahora, permítame darle un poco de instrucción práctica en este punto. ¿Cómo lo hace? ¿Cómo cría a su hijo? ¿Cuál es la clave real para esta obra, para este trabajo tan desafiante? Le voy a dar la clave. Pase en su Biblia a Proverbios 4:23; Proverbios 4:23. Y aquí realmente vamos a irnos a la médula del asunto. Al meollo del asunto. Este principio aquí nos dice lo que está mal con todos sus hijos y con todos mis hijos. Es el mismo problema. Proverbios 4:23 dice: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón porque de él mana la vida.” Ahora, lo que usted tiene aquí es una declaración inspirada por Dios clara, que afirma que todo lo que pasa en la vida sale del corazón. Todos los asuntos de la vida proceden del corazón.

En Marcos 7, en el versículo 21, Jesús dijo: “Porque de dentro del corazón de los hombres salen los malos pensamientos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, avaricia, impiedad como también los engaños, sensualidad, envidia, calumnia, orgullo e insensatez.” Todas estas cosas de dentro salen. Y lo mismo esencialmente se registra en Lucas capítulo 6, versículo 45: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.”

Ahora, lo que usted debe reconocer con su hijo es esto. Usted tiene un problema de corazón. Usted no está lidiando con asuntos de conducta; usted está lidiando o tratando con el corazón. De hecho, permítame ir más allá de eso y decir que la conducta no es el punto crucial. Cambiar la conducta de su hijo no es el punto crucial. De hecho, un cambio en conducta sin un cambio en el corazón no es nada más que hipocresía. Es una farsa porque el pecado y la rebelión todavía están ahí y sólo es retrasada en cuanto a su expresión. Toda la conducta está ligada a alguna condición de corazón, alguna actitud del corazón. Y padres, escuchen: su tarea como padres es enfocarse en el corazón del niño. En primer lugar, ayudarle al niño a entender que él o ella tienen un corazón muy pecaminoso. Y que es esa corrupción interna lo que se levanta y causa todas las palabras malas y pensamientos y hechos malos. La crianza de los hijos debe concentrarse en el corazón, no debe concentrarse en la conducta o de lo contrario es superficial.

Y como le dije la última vez en nuestro estudio, la crianza de los hijos, en primer lugar, es redentora. Va por el corazón y lo primero que su hijo necesita saber es que tiene un corazón impío, pecaminoso que está alejado de Dios y es la fuente de toda iniquidad inimaginable. Y que algo tiene que pasar para cambiar ese corazón. Eso lleva al hijo a la salvación y a la santificación. Un escritor lo dice de esta manera, y cito: “El campo de batalla más pequeño del mundo es el corazón del niño. Y la conquista del mismo llama a un combate abierto mano a mano.” Fin de la cita. El corazón de su hijo es un campo de batalla en donde el pecado y la justicia están en conflicto. El problema con su hijo no es la falta de madurez. El problema con su hijo nos la falta de experiencia o la falta de entendimiento. Eso va a contribuir al problema. Pero el problema con su hijo es un corazón impío. Y escuche esto: nadie vence la depravación, nadie.

Entonces, el objetivo de la crianza de los hijos es criarlos en la disciplina y amonestación del Señor. La meta de la crianza de los hijos no es control. No es sujetarlos para que estén bajo control. No es producir en ellos una conducta socialmente apropiada. No es hacerlos amables y respetuosos. Ni siquiera es hacerlos que se conduzcan a sí mismos de una manera que es moralmente aceptable. No es hacerlos obedientes. No es darle a usted como padre algo de lo que pueda sentirse orgulloso. La meta de la crianza de los hijos no es que actúen para que usted los apruebe. La meta de la crianza de los hijos es la salvación y la santificación. La meta de la crianza de los hijos es ver a su hijo salvado del pecado y su castigo eterno; y después, seguir el camino de la santificación.

Escuche. Cualquier objetivo menor que eso es únicamente una modificación de la conducta. El problema de fondo es su corazón. Y usted tiene que entender que usted tiene a un pecador que está depravado hasta el núcleo de su ser, que necesita salvación y perdón y santificación. Y usted comienza al hacer que ese niño esté consciente de una condición pecaminosa y el juicio de Dios. Y como le dije antes, inclusive hace que su hijo esté consciente de un infierno eterno.

No sólo críe a su hijo para que se controle a sí mismo y aprenda a decir ‘no’ cuando quiere algo. Críe a su hijo para que entienda la tentación y la resista, porque los pecados de avaricia y lujuria y egoísmo y codicia y gratificación deshonran a Dios y alimentan a un corazón impío. Castigue el pecado pero enseñe que el problema es el corazón. Los hijos pecaminosos, no salvos, no santificados están gobernados por los mismos deseos, exactamente por los mismos deseos que sus padres. Sus hijos son gobernados por los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida. Son egoístas, están centrados en sí mismos y quieren todo lo que pueden ver ahora. En este momento.

Corríjalos, no para satisfacer al padre ofendido, irritado, frustrado… Eso es enojo, eso es venganza. Sino para satisfacer a Dios quien ha sido ofendido. Y Dios no sólo ha sido molestado. Y recuérdeles que Dios, ha sido ofendido y busque una reconciliación con ellos a través de la confianza en Jesucristo. Esta es la meta de toda la crianza de los hijos. Es el corazón y es la salvación. Esto significa reprensión, corrección, el uso de la vara – amorosamente, no obstante, de manera constante. Hemos hablado acerca de eso. Usted nunca debe usar la vara, escuche, usted nunca debe usar la vara como castigo por el pecado. Ese no es su trabajo. Usted nunca debe usar la vara como pago por el pecado. Usted usa la vara como corrección para evitar el juicio en manos de Dios.

Y la vara tiene un lugar muy importante. Esta semana recibí una pequeña carta hermosa de un niño en nuestra congregación de 8 o 9 años de edad. Se llama Esteban. Me escribió lo siguiente. Me lo entregó el domingo pasado. “Gracias por la tarjeta de cumpleaños.” Le envié una tarjeta de cumpleaños como lo hago con muchos de los niños. “Fue muy amable de tu parte mandarme una tarjeta con tu foto. Realmente, me gustó tu mensaje acerca de disciplinar a los niños. Un día mientras que me disciplinaba, mi papá rompió su vara. Unos días después, decidí hacerle una nueva vara. Terminó siendo más grande de lo que me hubiera gustado que fuera.” Me encanta eso. “Me gustaría que todo pastor predicara la Palabra como tú. Esteban.” Creo que Esteban entiende, ¿usted no? ¡Qué niño tan dulce que fue a conseguirle una vara a su papá!

Criadlos, criadlos significa enfocarse en el corazón. Permítame llevarlo a un pasaje del Antiguo Testamento que va a definir aún más esta instrucción centrada en el corazón. En Deuteronomio capítulo 6, se da una fórmula muy importante aquí para la crianza de los hijos. Deuteronomio 6 es realmente un capítulo que instruye a los padres. En el versículo 7 habla de enseñarles a tus hijos. Esto habla de instrucción familiar, un capítulo muy, muy importante. Se refiere a instruir a hijos de nuevo varias veces más adelante en el capítulo.

Ahora, conforme los cría, les enseña y conforme los instruye, ¿qué les enseña? Comencemos desde el principio, versículo 4. Lo primero que les enseña en esta sección: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.” Lo primero que les enseña es a reconocer al Dios verdadero y que Él es soberano. Reconocer a Dios, el Dios verdadero, el Señor que es uno. Eso es lo primero. Enseñarles acerca de Dios. Segundo lugar, versículo 5, enseñarles a amar a Dios. “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.” Ese es el segundo elemento esencial al criarlos.

En tercer lugar, versículo 6, enséñeles a obedecer a Dios. “Y estas palabras que Yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.” Enséñeles acerca de Dios, enséñeles a amar a Dios con todo su corazón y alma y fuerzas y enséñeles a obedecer a Dios, a todos Sus mandamientos.

Después, en cuarto lugar, enséñeles a seguir su ejemplo. Versículo 7: “Y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.” En otras palabras, enséñele a sus hijos que en todo momento en su vida, en todas las experiencias de su vida, en la punta de su lengua, siempre está la Palabra del Dios vivo. Permítales ver que la vida de usted está dominada por la verdad divina. Permítales ver la vida entera como un salón de clases. Toda ocasión en la vida es una oportunidad para enseñar. Toda experiencia la vida es una oportunidad para apuntarlos al cielo. Todo lo que les sucede es un camino de regreso a las Escrituras.

Jesús fue el maestro absoluto en extraer realidades espirituales del mundo que le rodeaba. De agua, de higueras, de semillas de mostaza, de aves y pan y uvas y perlas y trigo y cizaña y copas y platos y redes y cenas y vides y zorros y hombres y mujeres y luz y oscuridad. Todo lo que sucedía en la vida, abría una ventana para la realidad divina.

Debo ser sensible a mis hijos al ver la mano de Dios y oír la voz de Dios y ver la huella de Dios en toda flor, toda roca, toda montaña, todo mar, todo cielo, el arroyo, los árboles que susurran, el cantar de un grillo, la caída del agua en una cascada, el azote gentil de las olas contra las rocas, la fragancia de una flor, la sal en el aire, los pequeños bebés, zarzamoras frescas calientes, pan caliente con mantequilla, un cachorro, una ardilla; y así con todo. Todo en la vida es un salón de clases para llevarlos de regreso a Dios.

Y también es esencial en criarlos, versículos 8 y 9, que recuerden de manera repetida estas verdades, que recuerden al Dios verdadero, amar a Dios, obedecer a Dios y seguir Su ejemplo. ¿Cómo lo hace? “Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.” Todo eso son simplemente maneras de decir ‘recuérdales esto constantemente, todo el tiempo, constantemente, en todo momento.’ Por así decirlo, tienes que tenerlo enfrente de tu mente. Ahí en tus manos. Colócalo en las huestes de tu casa y en tus puertas de tal manera que de manera incesante estás llevándolos de regreso a la verdad de Dios.

Y después, otra lección. Enséñeles a ser cuidadoso con el mundo que les rodea. Versículo 10: “ Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob que te daría, en ciudades grandes y buenas que tú no edificaste, y casas llenas de todo bien, que tú no llenaste y cisternas cavadas que tú no cavaste,” en otras palabras, van a apoderarse de una civilización muy avanzada que ya estaba operando, “viñas y olivares que no plantaste, y luego que comas y te sacies, cuídate de no olvidarte de Jehová, que te sacó de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.”

Advierte a tus hijos que cuando salgan al mundo y comiencen a ver todo lo que está ahí y comiencen a tocar y explorar y probar y experimentar y percibir, que no olviden a Dios. Enséñeles acerca del Dios verdadero, enséñeles a amarlo con todo su corazón, con toda su alma, con todas sus fuerzas. Enséñeles a obedecerlo. Enséñeles a seguir el ejemplo de ustedes. Muéstreles que la vida es un salón de clases, sin importar cuál sea la escena. Recuérdenles constantemente esas cosas que son preciadas para ellos y para ustedes. Y enséñeles a tener cuidado con el mundo.

Con eso en mente, regresamos Efesios 6 y vamos a llevar a esto a una conclusión. En Efesios, capítulo 6, aquí un par de palabras claves. En primer lugar: “criadlos en la disciplina.” La palabra griega es paideia. Significa criar a un hijo. Involucra preparación, entrenamiento, instrucción, aprendizaje. Es también usada en Hebreos 12 versículos 5 al 11 acerca de disciplina. Esencialmente significa entrenamiento. Incluye disciplina. Realmente, puede ser resumida de esta manera. Conformidad implementada. Conformidad implementada del corazón y la vida a Dios y Su verdad. Conformidad implementada del corazón y la vida a Dios y Su verdad. ¿Cómo lo implementa? Mediante castigos y recompensas. Críelos, entrénelos, prepárelos con disciplina y entrenamiento e instrucción y aprendizaje y conformidad implementada de corazón y vida a Dios y a los principios de Su Palabra.

Susana Wesley tuvo 17 hijos, incluyendo a Juan y a Carlos. Y escribió esto una vez, y cito: “El padre que estudia para sujetar la obstinación en su hijo trabaja junto con Dios en la salvación de un alma. El Padre que satisface la voluntad personal hace el trabajo del diablo, hace de la religión impráctica, la salvación inalcanzable y hace todo lo que está en él para ahogar a su hijo en alma y cuerpo para siempre.” Fin de la cita. No satisfaga la voluntad de un niño, sujétela. Romper la voluntad personal es la clave.

Enséñeles que son pecaminosos y que la voluntad personal es una expresión pecaminosa que es una ofensa en contra de Dios por lo cual Dios los castigará eternamente. Enséñeles que son llamados obedecer la ley de Dios la cual deben cumplir pero no pueden fuera de la gracia de Dios operando en sus corazones. Muéstreles su pecado y muéstreles que no pueden hacer nada al respecto, que sólo Dios puede cambiar sus corazones a través de su fe en Cristo. Y que conforme ejercen fe simple en Cristo cuando son jóvenes, acepte cada paso que toman. Sólo Dios sabe cuándo la verdadera conversión se lleva a cabo. Aliente todo paso hacia Él.

La palabra “amonestación,” criadlos en amonestación o instrucción es la palabra nouthesia. Tiene la idea de advertencia en ella. Y eso nos lleva de regreso a lo que hemos estado diciendo antes. Tenemos que advertirles a los hijos que no sólo hay obviamente consecuencias físicas en la familia por su conducta, sino que hay consecuencias mucho más serias que vienen de Dios. ¡Tan importante! Entrenamiento. Preparación, la palabra “disciplina” puede referirse a lo que se le hace un niño en términos de disciplina, pero la palabra instrucción se refiere a lo que se le dice al hijo. Esa instrucción verbal con miras al juicio.

En otras palabras, debes hacer esto porque si haces aquello, hay consecuencias. Fue dicho de los hijos de Elí en 1 Samuel; fue dicho de los hijos de Elí. Esta es una afirmación trágica. Que sus hijos trajeron una maldición en sí mismos y Elí no los reprendió. Si usted lee la triste, triste historia de la familia de Elí tiene la clave ahí. No fue por algo que él les hizo; fue por lo que no les hizo. No les advirtió.

La Comisión de Crímenes de Minnesota dice esto, y cito: “Todo bebé comienza su vida como un pequeño salvaje. Él es totalmente egoísta y está centrado en sí mismo. Él quiere lo que quiere cuando lo quiere. Su biberón, la atención de su madre, sus compañeros de juego, su juguete, el reloj de su tío. Niéguele usted esto una vez y él es controlado por el enojo y la agresividad, la cual llegaría al homicidio si él no fuera tan inútil. Él está sucio, no tiene valores morales, no tiene conocimiento, no tiene ninguna aptitud desarrollada. Esto significa que todos los niños nacen como delincuentes si se les permite continuar en su mundo centrado en sí mismos de infancia, si se les da rienda suelta para satisfacer todas sus acciones impulsivas, para satisfacer todo deseo, todo niño terminará siendo un criminal, un ladrón, un homicida y un violador,” fin de la cita.

No está mal viniendo de la Comisión de Crímenes de Minnesota. Lo que están describiendo es ¿qué? La depravación. La tarea es monumental. Y la realidad es que sólo Dios puede cambiar el corazón. La meta no es modificar su conducta. La meta es que Dios cambie el corazón. Llevar a su hijo a Cristo y después, cuando su hijo reconoce a Cristo, llevar a ese hijo a la santificación mediante la disciplina y la instrucción. Pase su tiempo ayudándole a su hijo a entender lo pecaminoso que él es. Pase su tiempo ayudándole a él o a ella a entender que sólo Dios puede cambiar el corazón. Pase su tiempo disciplinando a ese hijo para que se conforme con la ley de Dios. Pero más que eso, a amar a Dios con todo su corazón y alma y mente.

Un padre, viendo el proceso de crianza de hijos en retrospectiva, tuvo algunas cosas prácticas que añadir a eso. Y cito: “Si estuviera comenzando con mi familia nuevamente,” dijo esto, “amaría a mi esposa más enfrente de mis hijos. Me reiría con mis hijos más de nuestros errores y nuestros gozos. Escucharía más a nuestros hijos, inclusive al más pequeño. Sería más honesto acerca de mis debilidades y no pretendería la perfección. Oraría diferente por mi familia. En lugar de enfocarme en ellos, me enfocaría en mí. Haría más cosas con mis hijos. Alentaría más. Los alabaría más. Pondría más atención a las cosas pequeñas. Hablaría acerca de Dios de manera más íntima. De todo asunto ordinario, de todo día ordinario, los apuntaría Dios.” Fin de la cita.

Y realmente, eso es todo. No creo que todos los detalles de la conducta sean el problema. No creo que si su hijo se queda quieto o está corriendo en círculos sea el problema. No creo que si su hijo se sienta como un pequeño conde con su ropa planchada sobre un banco o si salta de atrás del sofá eso sea necesariamente el problema. Lo que es el problema es el corazón y si esa pequeña vida puede ser enseñada a amar a Dios y a comprender que sólo Dios puede cambiar su corazón. Ése es el camino de la crianza de los hijos. Ése es el camino que debe tomar. Y es un trabajo de corazón y es un campo de batalla. Y no sólo demandan gran instrucción y disciplina, sino un ejemplo totalmente constante.

Permítame contarle acerca de un pequeño niño enfermo conforme cierro. Enfermo con fiebre reumática y diferentes enfermedades, tanto que ese pequeño niño estuvo en cama gran parte de los primeros años de su vida, nació con un defecto congénito de corazón que causó cierta restricción en la actividad. El niño tendía a meterse en accidentes y problemas, atravesó varias cirugías y accidentes debido a que era muy inquieto. El niño era travieso, hizo cosas tan terribles como dejar salir a las aves favoritas de los vecinos de sus jaulas para que pudieran salir volando.

Una mañana, tomando una docena de huevos del refrigerador, los colocó en el pasillo, tomó un martillo y los rompió todos simplemente para ver lo que un martillo le hacía a un huevo. Huyó varias veces de su casa, normalmente tan lejos como podía para llegar a la casa de la señora que hacía esos buenos pasteles. Dirigía el tráfico ahí, en la mitad de la calle, incendió la cocina, le dijo a su maestra que orara por su papá, porque su papá se había cortado el pie - simplemente porque él quería contar la mejor historia. Mordió a las personas de tal manera que su papá tuvo que ponerle un letrero colgando de su cuello que decía “No jueguen conmigo, muerdo.”

Ahora, conozco muy bien a ese pequeño niño. Fui yo. Y así fue, inclusive cuando mi papá tuvo que venir en una ocasión y sacarme de la cárcel. ¿Por qué fui así? ¿Fue porque mis padres no me amaban? No. ¿Fue porque de alguna manera me dice disciplinaron corporalmente e hirieron mi psiquis? No. Fue porque realmente era como todos los demás, depravado hasta la médula. Y si hubiera sido dejado a mí mismo, quién sabe en qué actividades criminales pudiera haber terminado. Pero la oración persistente y la instrucción persistente de padres amorosos me llevó a Jesucristo y a la salvación y al camino de la santificación; y a estar de pie aquí ante ustedes como predicador.

Podría ver usted a su pequeño y decir: “Esta es depravación doble, no estoy seguro que puede enfrentar esto.” Usted no puede, pero Dios sí. Quédese de rodillas y entienda que lo que está usted haciendo, es trabajo de corazón para salvación y santificación. Y el resto fluye de eso.

Padre, gracias por un tiempo maravilloso en esta noche que nos diste para pensar en estas cosas que conocemos y sin embargo, necesitan ser repetidas una y otra y otra vez, conforme enfrentamos esa responsabilidad diaria de guiar a nuestros pequeños al conocimiento de Jesucristo y a Ti. Ayúdanos a ser fieles para Su gloria. Amén.

  

 

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