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Nos encontramos en nuestro estudio de la Palabra de Dios en el punto en donde nuestro Señor está ofreciendo su vida por los pecados de hombres y mujeres. Abra su Biblia en Mateo, capítulo 26. Llegamos a un nuevo párrafo en nuestro estudio esta mañana. Versículo 57 en adelante. Esta es la sección que nos da el registro del juicio ilegal, injusto de Jesús. Y quiero tratar de establecer un cimiento para nosotros en esta mañana para entender la naturaleza del juicio de Cristo, para que podamos entender verdaderamente cuán ilegal e injusto fue, y cómo a pesar de eso, demuestra su majestad santa, perfecta. Es una porción sorprendente, sorprendente de la Escritura.

Permítame darle un poco de trasfondo. Los judíos siempre se han jactado de su sentido de justicia, de su sentido de equidad, y de manera apropiada, porque básicamente tienen un cimiento de justicia que ha beneficiado al mundo entero. El sentido de justicia y jurisprudencia que tenemos inclusive en Estados Unidos, encuentra su origen en el sistema judicial judaico, al igual que el resto de los sistemas equitativos alrededor del mundo.

El sistema judío de jurisprudencia y ley y juicio, dependía de un pasaje del Antiguo Testamento primordialmente, y es Deuteronomio 16, versículos 18 al 20. Esto es lo que dice: “Designarás jueces y oficiales en todas tus ciudades que el Señor, tu Dios, te da según tus tribus, y juzgarán al pueblo con juicio justo. No distorcionarás la justicia ni serás parcial, ni recibirás soborno, porque un soborno ciega los ojos de los sabios y pervierte las palabras de los justos. La justicia, y solo la justicia seguirás, para que viváis y poseáis la tierra que Jehová vuestro Dios te da”.

Ahora, ahí tiene usted el estándar medular de Dios para el juicio y la justicia. Jueces locales juzgando al pueblo con justicia y rectitud, nunca distorcionando lo que es verdad, sin ser parciales; nunca recibiendo un soborno; justicia y únicamente justicia. La buscas para que puedas vivir y poseer la tierra que Jehová tu Dios te da. Y a lo largo de la historia del pueblo judío ha existido ese sentido de justicia y juicio como un estándar para su sistema de jurisprudencia.

Ahora, conforme comienzan a implementar la aplicación práctica de Deuteronomio, capítulo 16, en cualquier área o región, o lugar, en donde habían 120 hombres como cabezas de familias; en ese lugar debía haber un concilio local en donde usted tenía por lo menos a 120 hombres como cabezas de familias, tenía suficiente gente para constituir un concilio local. Realmente era una comunidad de sinagoga, esa comunidad era lo suficientemente grande como para tener una sinagoga; y después, claro, para tener este concilio local. Los concilios llegaron a ser conocidos como Sanedrín, ese es un término hebreo; pero básicamente, trasliterado de un término griego que significa “sentados juntos”.  Eran un grupo de hombres que venían y se sentaban juntos para emitir juicios, para decidir asuntos de aspectos civiles y criminales.

Entonces, en cualquier grupo de 120 hombres que eran cabezas de familias en cualquier lugar, tenían un Sanedrín, un concilio en donde se sentaban juntos. El concilio estaba constituido de 23 hombres; siempre un número impar, claro, para que en cualquier votación siempre hubiera una mayoría. Estos 23 hombres habrían sido tomados de los ancianos de la aldea; actuaban como jueces y jurado en todos los asuntos. Ahora, en donde usted tenía una aldea o ciudad más pequeña de 120 hombres que eran cabezas de familias, había un grupo o de tres o siete ancianos escogidos para liderar esas aldeas más pequeñas; y ellos emitían juicios y veredictos en casos de conflicto o de actividad criminal. Estos concilios o Sanedrín, constituyeron básicamente el gobierno sobre una comunidad de sinagoga. Ahora, uno de ellos en los concilios, fueran grandes o pequeños, era llamado el principal gobernante.

Entonces, en los Evangelios del Nuevo Testamento cuando usted lee acerca del principal, él es el que prescide sobre ese concilio local; pero todos ellos servían como una corte. Y en donde usted lee como en Mateo 5:22 o Mateo 10:17, o en algún otro lugar, que usted sería traído hacia el concilio, eso es lo que se tiene en mente: El grupo gobernante local de jueces que se sientan sobre cualquier localidad dada, cualquier comunidad de sinagoga dada de judíos. Ahora en Jerusalén, lo cual obviamente fue la ciudad capital, el gran centro religioso de la vida de Israel, estaba lo que se llamaba el gran Sanedrín, el gran Concilio. Este estaba constituido probablemente de 70 hombres que eran ancianos: 24 principales sacerdotes, 24 ancianos, 23 escribas más el sumo sacerdote llega a 71.

Entonces tienen un número impar pero incluía al sumo sacerdote; eran la corte final de apelación. Cualquier persona que pensaba que una decisión hecha a un nivel más bajo no era justa podría apelar al Sanedrín, y al nivel de corte suprema en Jerusalén, y bajo algunas condiciones sin duda alguna se le daba una audiencia. Eran el cuerpo gobernante definitivo y más elevado en Israel. Los hombres que estaban en ese grupo eran escogidos debido a su sabiduría, eran escogidos de los concilios más bajos; llevaban a cabo su obra de aprendices al servir en un concilio más bajo; y si probaban que eran sabios de manera única, eran llevados al nivel del Sanedrín. También la gente era invitada para sentarse en el Sanedrín que se volvían conscientes de sus deberes y que llegaban a entender la función a ser pupilos que se sentaban a los pies de otros del Sanedrín.

Entonces, estaba constituido de alumnos y pupilos del grupo mismo como también aquellos tomados de grupos locales llevados a ese punto debido a su gran estima y su registro probado de sabiduría, imparcialidad y demás. Ahora, el Sanedrín en términos de procedimiento criminal le garantizaba a una persona que estaba siendo procesada varias cosas. Habían tres cosas primordiales en relación al procedimiento criminal que las leyes de jurisprudencia mantenían en alto en el Sanedrín garantizada a una persona.

Número uno: Juicio Público. Juicio Público. En otras palabras, no debían haber juicios escondidos, secretos, clandestinos. Todo debía ser abierto y debía estar expuesto para que nadie pudiera ser colocado en una situación de ejecución, algún tipo de castigo sin que se llevara a cabo un juicio justo. Los jueces siempre entonces estaban bajo el escrutinio del pueblo quien podía ver y asistir, y hasta cierto punto por lo menos saber qué estaba pasando; y las cortes en la actualidad han mantenido lo mismo.

En segundo lugar, el Sanedrín garantizaba para cualquier persona traída a un procedimiento criminal el derecho de defensa personal, esto es, debía haber un defensor, debía haber alguien que proveyera una defensa para el acusado; él tenía el derecho de traer una defensa de sí mismo en la boca de otros testigos que podían participar en el juicio. En tercer lugar, nadie podía ser condenado de algo, a menos de que fuera condenado o que se mostrara que era culpable por dos o tres testigos.

Entonces, básicamente esas tres cosas: Juicio público, el derecho a la defensa, y un caso sólido en base a la evidencia de más de un testigo. Esas cosas permanecen con nosotros inclusive en la actualidad bajo la garantía básica de cortes en nuestra propia sociedad. Y entonces, eso estaba en su lugar para el tiempo de nuestro Señor, y es muy importante saber eso conforme vemos este juicio porque verá usted cómo violaron todo este tipo de cosas y muchas más como veremos. Podría añadir en este punto que el tener testigos falsos era un crimen tan serio porque sus castigos eran tan rápidos y serios que cualquier persona que daba un testimonio falso era castigado con el castigo mismo que el testigo falso buscaba traer sobre la persona en contra de la cual testificó.

En otras palabras, si usted llegaba a la corte para dar testimonio de que alguien había cometido un homicidio y usted estaba dando un testimonio falso, usted pagaba con la pena de muerte. Fuera cual fuera la pena que usted buscaba, usted la recibía si su testimonio era falso. Y eso viene de Deuteronomio 19, versículos 16 al 19: “Si un testigo falso se levanta en contra de un hombre para acusarlo de hacer algo mal, entonces ambos hombres —esto es el acusado y el acusador— que tengan la disputa se pondrán de pie ante el Señor, ante los sacerdotes y los jueces que estarán en esos días”. En otras palabras, el Señor va a traer su voluntad a través de ese grupo, y los jueces investigarán minuciosamente. “Y si el testigo es un testigo falso y él ha acusado a su hermano de manera falsa, entonces le harás a él así como él quería hacerle a su hermano, y de esta manera quitarás la maldad de entre vosotros”. Deuteronomio 19:16-19.

Te deshaces de un testigo falso si se dan cuenta de que aquello que buscan falsamente es aquello que van a recibir si son sorprendidos. Porque, obviamente, el sistema de justicia depende tanto de testigos verdaderos; también cada caso debía ser oído públicamente, ningún acto injusto permitía proceder tras puertas cerradas; y creo que es muy interesante señalar que en cualquier caso en donde la muerte era prescrita como la sentencia, la ejecución no podía ser implementada hasta el tercer día. Por ejemplo, si hoy la sentencia era emitida, este sería el primer día; un día completo mañana sería el segundo día, y no sino hasta la mañana del tercer día el concilio podía volverse a reunir y reafirmar la sentencia de muerte y ejecutar a la persona ese mismo día. Y el día, a la mitad era un día, para asegurarse que toda la evidencia estaba adentro y que no había más necesidad para testimonio. Y, por cierto, los testigos que daban testimonio en contra de la persona que traían la pena de muerte eran aquellos que tenían    que arrojar la primera piedra en la ejecución. Los testigos eran los ejecutores.

Entonces, usted debía estar muy seguro de que su testimonio fuera verdad, de lo contrario, no solo sería culpable de mentir, sino que sería culpable de homicidio. Y entonces, tendían a protegerse a sí mismos de testigos falsos al hacer que el testigo mismo fuera el ejecutor. Y eso añadía el último grado de certeza, oh, ayudaría al añadir el último grado de certeza al testimonio que la persona daba. Ahora, esto está basado en Deuteronomio 17:7, y es lo que nuestro Señor tenían en mente. Recordará cuando todas estas personas acusaron a esta mujer tomada en el adulterio y dijeron: “Ella ha cometido adulterio”, y Jesús les dijo: “Muy bien, ustedes son los testigos contra ella, entonces que el que está sin pecado, aviente la primera piedra”. En otras palabras, ese habría sido el procedimiento normal: “Si ella es culpable entonces vamos a ejecutarla y ustedes que han dado testimonio contra ella van a arrojar las piedras”. Lo único que dijo es que, si no han hecho lo mismo, entonces tienen el derecho de arrojar esa piedra. La implicación ahí, claro, es que los testigos eran los ejecutores, y ese era el sistema, esa era la manera en la que operaba.

Ahora, quiero ayudarle a entender un poco esto y es esencial hacer esto para entender el procedimiento de un juicio del Sanedrín. Hay un libro muy útil escrito por Simon Greenleaf titulado “El testimonio de los Evangelistas”, y ahí hay una sección entera escrita por José Salvador en este asunto del procedimiento del juicio del Sanedrín. Creo que es tan esencial que quiero compartirlo con usted. Escuche. “Y sabremos lo que debería haber pasado en el juicio de Cristo. En el día del juicio, los oficiales ejecutivos de justicia hacían que la persona acusada se apareciera. A los pies de los ancianos eran colocados hombres que bajo el nombre de auditores o candidatos seguían de manera regular las reuniones del concilio”.

En otras palabras, el concilio era supervisado por algunos hombres objetivos que investigaban todo lo que estaba pasando para asegurarse de que se conformara con la justicia y la equidad. Los papeles en el caso eran leídos y los testigos eran llamados en sucesión. El presidente dirigía su exhortación a cada testigo, y cito: “No es conjetura o cualquier tipo de rumor público que haya sido traído a ustedes que les pedimos; consideren qué gran responsabilidad reposa sobre ustedes, que no estamos ocupados por un asunto como un caso de intereses insignificantes en el cual la herida podría ser reparada. Si ustedes causan la condenación de una persona acusada injustamente, su sangre y la sangre de toda la posteridad de él, de quienes ustedes habrían privado la tierra, caerá sobre ustedes y Dios demandará de ustedes cuentas como demandó de Caín cuentas por la sangre de Abel. Ahora hablen”.

Ahora, eso en cierta manera se filtró y nos llegó a lo largo de los años expresado en “coloca tu mano sobre la Biblia y jura delante de Dios que vas a decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad”, y eso sale de ese concepto judío el cual inclusive da un paso más hacia adelante. Dice: “Si pronuncias una sentencia culpable —que significa muerte— su sangre va a estar sobre ti, no solo su sangre sino toda la sangre de toda la posteridad no nacida que nunca alcanzará esta tierra porque tú has quitado su vida, y tú vas a ser culpable de sangre delante de Dios. Ahora que sabes eso, habla”.

Además, Salvador nos dice: “En el proceso del Sanedrín una mujer no podía ser un testigo porque ella no habría tenido la valentía para dar el primer golpe a la persona condenada, ni podía un niño que es irresponsable, ni un esclavo ni un hombre de mala reputación, ni alguien que tenía algo que evitaba que disfrutara de manera plena sus facultades físicas y morales”. La confesión simple de un individuo en contra de sí mismo, la declaración sin importar cuán renombrado fuera, no podía decidir una condenación; es muy importante. En la ley judía ninguna persona puede testificar en contra de sí misma, y en base a ese testimonio único, ser culpable.

Y tenemos ese mismo tipo de situación en la actualidad conforme ha sido adquirida de esta percepción básica. De hecho, dijeron: “Tenemos como un principio fundamental que nadie debe prejuzgarse a sí mismo. Si un hombre se acusa a sí mismo ante un tribunal no debemos creerle, a menos de que el hecho sea confirmado por dos o tres testigos”. Y después dijeron: “Los testigos deben dar testimonio de la identidad de la persona y decir el mes, día y hora, y circunstancia del crimen”. En otras palabras, no podía ser lo que oyeron o generalidades. Después de una evaluación de estas pruebas, los jueces que creen que la persona inocente afirmó o estableció sus razones, aquellos que creían que era culpable hablaban después y con la más grande moderación.

Si a uno de los auditores o supervisores se le encomendaba por parte del acusado su defensa, o si él quería en su propio nombre presentar alguna aclaración a favor de la inocencia, se le permitía hacer eso. Él podía dirigirse a los jueces y a la gente, pero esta libertad no se le era concedida si su opinión estaba a favor de la condenación. En otras palabras, realmente se inclinaban del lado de misericordia. Fuera de un juez, podía hablar únicamente si estaba hablando a favor de la inocencia de la persona, no si estaba hablando a favor de la culpabilidad porque no querían comenzar un problema, una respuesta emocional que podría traer la culpabilidad por la pasión, culpabilidad por la influencia de la multitud, culpabilidad por emoción.

Finalmente, cuando la persona acusada misma quería hablar, le prestaban la más profunda atención; y cuando la discusión se acababa, uno de los jueces repasaba el caso y después sacaban a todos los espectadores. Los escribas escribían los votos de los jueves, uno de ellos señalaba quién estaba a favor del acusado, el otro a aquellos que lo condenaban; 11 votos y solo 23 estaban ahí; inclusive en la gran Sinagoga, 23 era un quórum. Si solo 23 estaban en la gran Sinagoga o los 23 en los menores, quiero decir el gran Sanedrín, o 23 en los menores, 11 votos de los 23 eran suficientes para liberar; se necesitaban 13 para condenar.

Si una mayoría de votos lo libraba, el acusado era soltado instantáneamente. Si él debía ser castigado, los jueces posponían pronunciar la sentencia hasta el tercer día. Y durante el día intermedio no podían estar ocupado con nada más que la causa y se abstenían de comer, tenían que ayunar, y esa es una nota muy importante porque eso nos indica que nunca podían tener este tipo de juicio el día antes de un día festivo o habrían estado ayunando en una festividad y violando su ley judía. Esa es otra violación del juicio de Cristo. Tenían que abstenerse de alimento, de vino, licor, o cualquier cosa que pudiera afectar sus mentes y hacerlas menos capaces de la reflexión.

Después, por la mañana del tercer día, este era el procedimiento. Regresaban al asiento de juicio, y cada juez que no había cambiado su opinión decía: “Continúo teniendo la misma opinión y condeno”. Cualquiera que inicialmente había condenado, podía liberar en esta ocasión; pero el que una vez había liberado, no podía cambiar de parecer para condenar. Si una mayoría condenaba, dos magistrados inmediatamente acompañaban a la persona condenada afuera al lugar de castigo. En otras palabras, lo ejecutaban el mismo día en el que lo sentenciaban.

Esto, claro, es coherente con el pasaje del Antiguo Testamento en Eclesiastés, capítulo 8, que donde usted tiene castigo pronto, usted tiene crimen decreciente. Los ancianos se sentaban en los lugares correspondientes en el salón del juicio, mientras que el hombre era sacado hacia su lugar de ejecución. Colocaban en la entrada del salón de juicio un oficial de justicia con una bandera en su mano; un segundo oficial de justicia se subía un caballo y montaba siguiendo a esa persona que se dirigía a la ejecución; él seguía al prisionero y constantemente volteaba y miraba hacia atrás al hombre con la bandera. Durante este intervalo, si alguna persona venía a anunciarle al Sanedrín alguna evidencia nueva a favor del prisionero, el primer oficial movía su bandera, y el segundo tan pronto como la veía traía de regreso al prisionero.

Si el prisionero le declaraba a los magistrados que él había encontrado nuevas razones que no había considerado, algunos pensamientos que no había considerado. Lo traían ante los jueces no menos que cinco veces. Si no ocurría ningún incidente, la procesión avanzaba lentamente precedida por un heraldo; y el heraldo que estaba en frente se dirigía a la gente con voz alta y decía: “Este hombre —y decía su nombre— es llevado al castigo por tal crimen. Los testigos que han jurado en contra de él son —y él nombraba a las personas—. Si alguien tiene evidencia a su favor, venga rápidamente”. Esto era gritado a voz fuerte conforme iban avanzando, de tal manera que la parte de en frente de la procesión estaba gritando: “Si hay alguna evidencia dígannos.” En la parte de atrás de la procesión estaban viendo hacia atrás para ver si alguien venía, y el hombre con la bandera estaba ahí lista para moverla y detener el proceso. Y finalmente, si llegaban al lugar del castigo sin que nada los hubiera detenido, hacían que el hombre tomara una bebida que adormeciera sus sentidos para hacer que la llegada de la muerte fuera menos terrible, y lo ejecutaban.

Ahora, cuando usted ve esa escena entera, usted diría: “Hombre, si estuvieras en las manos del Sanedrín habrías estado en muy buenas manos”. Estas personas tienen un sentido tremendo de justicia mezclado con un sentido de misericordia, y han incorporado algunos controles aquí que van a hacer que sea algo bastante bueno para alguien que es inocente porque usted tiene todo tipo de oportunidades para regresar con testimonio. Y el crimen tremendo de dar testimonio falso es una buena prevención también; y el cuidado del ayuno, el reflexionar durante un día entero, y todas estas cosas, hacen que se oiga como si habría sido un lugar seguro en donde estar, pero no resultó ser así para Cristo. Permítame decirle por qué.

En el juicio judío de Jesucristo, y aquí está el punto clave, violaron toda ley de justicia y jurisprudencia que ellos conocían. Violaron cada una de ellas deliberadamente. De tal manera, que el juicio de Jesucristo es el juicio más injusto en la historia humana. Tiene que serlo. Porque esta corte condenó a la muerte a la única persona verdaderamente inocente que jamás vivió. Es una burla de la justicia, es una violación de todo en su sistema de jurisprudencia. El axioma del Sanedrín era este: El Sanedrín está para salvar, no para destruir la vida. Bueno, eso no fue verdad en este caso.

Ningún juicio criminal podía llevarse a cabo en la noche; este lo fue. Los jueces que condenaban a un criminar tenían que tener un día intermedio antes de la ejecución y tenían que ayunar todo el día; no lo hicieron. Mataron a Jesús el mismo día. Tenía que haber testigos que dieran testimonio contra él; no hubo ninguno. Tenía que haber una defensa; no hubo defensa. Ni siquiera hubo una condenación, no hubo nada, no hubo crimen; y eso y muchos otros constituyen una lista de cosas que hicieron para violar las leyes que ellos mismos afirmaron.

Ahora, permítame darle otra especie de dato básico que usted necesita entender al entrar a esto. Jesús tuvo dos juicios primordiales, dos juicios primordiales. Primero, tuvo un juicio. religioso eclesiástico judío y después un juicio político secular romano, y la razón es esta: Los judíos eran un pueblo bajo la autoridad de Roma y los controlaba, y los judíos no tenían el derecho de ejecutar a nadie, no podían matar a un criminal, no tenían el derecho a la pena capital. Los romanos se reservaban ese derecho. Entonces, los judíos podían condenar a Jesús a la muerte, pero no podían ejecutarlo. Entonces, lo que podían lograr en su juicio religioso, tenían que convencer a los romanos de apoyarlos, porque los romanos eran los que tenían que matar a Jesús.

Y esa es la razón por la que usted tiene que tener dos juicios primordiales: Un juicio ante los judíos y después la evidencia y la supuesta evidencia, y el crimen supuesto, que Jesús comete, es llevado a los romanos quienes ven esto como un crimen viable y una razón para ejecutarlo e implementar la ejecución. Entonces, usted ve conforme se desarrolla este juicio un aspecto judío del juicio, y uno también gentil.

Ahora, le voy a dar otro pensamiento. El juicio judío y el juicio gentil, cada uno de ellos tuvo tres fases, cada uno de ellos tiene tres fases; entonces, en total realmente hay seis diferentes juicios que Jesús enfrentó. El juicio judío comenzó cuando Jesús fue llevado a Anás; Anás lo envió a Caifás, y el Sanedrín a la mitad de la noche, y después la tercera fase, Caifás y el Sanedrín se volvieron a reunir en la mañana después de que amaneció para tratar de legitimar su obra malvada; y esas son las tres fases del juicio judío. Anás, después Caifás y el Sanedrín, y pues Caifás y el Sanedrín de nuevo en la mañana.

Ahora, después de que habían terminado su trabajo, lo llevaron a los romanos y eso significó llevarlo a Pilatos. Primero, Él fue a Pilatos, Pilatos lo envió a Herodes, Herodes lo envió de regreso a Pilatos, y Pilatos lo condenó a la muerte. Son las tres fases del juicio romano. Tanto los judíos como los romanos violaron toda la justicia, toda la verdad, toda la equidad, y cometieron crímenes horrendos en contra de un hombre inocente. De Getsemaní Él fue llevado a Anás para lo que iba a ser una condenación; Anás iba a operar como el gran juzgado presentando una condenación; de Anás, Él fue enviado a Caifás y el Sanedrín para el juicio judío primordial.

Ellos hicieron lo que querían hacer, y de después de ahí, en la mañana después de que amaneció para que pudieran hacerlo legal tuvo que suceder en el día, tuvieron algo muy breve, quizás duró unos 10 minutos, y después reafirmaron su condenación de Jesucristo, y después de ahí él fue enviado a Pilatos, y después Pilatos lo envía a Herodes porque Pilatos sabía que Él era inocente. Después Herodes lo envió de regreso a Pilatos, y Pilatos bajo la presión de los judíos que los judíos le impusieron, que le dirían a Cesar que él era un gobernante inepto, decidió condenar a Jesús a la muerte y esa es la secuencia. Y toda esta serie de juicios lleva a la ejecución de Jesucristo. Y no es que encontraron algo en Él y por lo tanto lo mataron, es que lo querían muerto y tenían que inventar medios para implementar su muerte. La sentencia ya se había determinado, fue el crimen lo que no tenían.

Ahora, conforme comenzamos a ver los elementos del juicio injusto ilegal de Jesús, comencemos con el primer aspecto: La confrontación ilegal injusta. Observe el versículo 57: “Y los que prendieron a Jesús le llevaron a Caifás, al sumo sacerdote, en donde los escribas y los ancianos estaban reunidos”, y vamos a detenernos ahí. Ahora, Mateo dice que lo llevaron a Caifás, el sumo sacerdote, y eso es verdad; pero Mateo no nos da la fase antes de esa, Mateo simplemente entra al juicio primordial. Para entender la primera fase tenemos que ir a Juan, capítulo 18, entonces hagamos eso y es una porción muy importante de esta historia.

En Juan, capítulo 18, llegamos a la primera parte: La confrontación ilegal e injusta, la condenación inicial. Observe el versículo 12. Después el grupo cesa la espera, el grupo romano, pudieron haber sido tanto como 600 hombres los soldados de Roma, y el capitán, su quilliarca, su líder, y los oficiales de los judíos quienes habrían sido la policía del templo, “llevaron”, y la palabra “llevaron” es una palabra técnica usada a veces de arresto; a Jesús y lo prendieron, lo amarraron y lo llevaron a Anás primero.

Ahora, Juan entonces nos ayuda aquí a entender la historia completa. Como usted sabe, al estudiar los Evangelios es un compuesto aquí. La vida de Cristo es dada en cuatro pinturas diferentes en un sentido, cada una de las cuales enfatiza diferentes características y aspectos de la misma escena. Y entonces, primero él fue llevado a Anás. Él está amarrado. Creo que es interesante señalar eso, el sacrificio—Salmo 118:27 dice que “sacrificio estaba amarrado a los cuernos del altar”, esos cuernos estaban ahí para amarrar el sacrificio, y Cristo está amarrado casi en un cumplimiento de la tipología del sacrificio. Él está amarrado, así como Isaac fue amarrado para ser sacrificado, y Él viene como un criminal amarrado para ser ofrecido como un sacrificio y Él es llevado a Anás.

Ahora, la idea de llevarlo a Anás es que Anás es el cerebro detrás de todo. Anás odia a Jesucristo. Jesús es una amenaza para su seguridad, su poder, su prestigio, todo. Él resiente la santidad de Jesús porque él es tan impío, él resiente la perfección de Jesús porque él es tan vil; todo acerca de Jesús lo hace enojar, y él está bajo la dirección, claro, del gran coreógrafo que está dirigiendo toda la escena aquí y ese es Satanás mismo, y todos sus demonios. “Este es tu hora, Jesús”, dijo, y el poder de las tinieblas.

Entonces, él es uno de los personajes manipulado por el infierno mismo, y él tiene un odio venenoso hacia Jesucristo; hay razones para esto, las cuales le daré en un momento. Pero él básicamente está detrás de todo. Él está detrás de todo. Y entonces, le mandan a Jesús a él en su casa, lo cual es ilegal, es ilegal porque es de noche y está en su casa, y procedimientos así no debían ocurrir de esa manera.

¿Quién es Anás? Anás había sido sumo sacerdote por unos cinco o seis años, pero eso fue 20 años antes de eso; él ahora no es el sumo sacerdote que estaba ejerciendo, Caifás lo era; él fue el sumo sacerdote ese año. Juan 18:13 dice—eso es algo interesante porque bajo el diseño de Dios los sumos sacerdotes eran sumos sacerdotes de por vida, usted no los tenía que escoger cada año o algo así, pero se estaba volviendo una posición tan política y era comprada y vendida en un sentido, y después estaba tan relacionada con poder doblar la rodilla ante Roma, que los sumos sacerdotes venían y se iban rápidamente.

Y de lo que entiendo de la historia, los romanos de hecho habían presionado a Anás para que saliera del cargo de sumo sacerdote porque él estaba acumulando tanto poder. Él era un hombre inteligente y malo, y entonces él había sido sacado como sumo sacerdote después de unos cinco o seis años, pero todavía lleva el nombre porque un sumo sacerdote debía ser sumo sacerdote de por vida. Pero cuando Anás salió como sumo sacerdote, cinco de sus hijos y un yerno, Caifás, quien se casó con su hija, lo sucedieron, y entonces él mantuvo el control, esto estaba en la familia por así decirlo.

Y él mantuvo este título de sumo sacerdote y él era el jefe, él era la cabeza de todo, él estaba detrás de todo. De hecho, todos los cambistas y la venta y la compra en el templo, todo eso era llamado los “Bazares de Anás”; él recibía un pedazo de toda esa acción, él era el gran jefe, por así decirlo, en la mafia del templo. Los procedimientos criminales del templo de extorsión él lo controlaba todo.

Le doy una pequeña ilustración. Cuando usted como judío llegaba al templo, usted nunca venía con las manos vacías, usted nunca venía con nada. Bueno, usted no viene a Dios con nada en su mano. Y entonces, cuando un judío venía o traía un sacrificio, una ofrenda, si usted compraba una ofrenda, usted traía algunas monedas para meterlas en esos receptáculos en forma de campana que estaban ahí en el muro en donde él daba su ofrenda; el problema es que él no podía meter ahí monedas paganas ahí, porque las monedas paganas con frecuencia tenían una inscripción de una imagen, y una imagen para un judío es un, ¿qué?, es un ídolo.

Entonces, lo que tenía que pasar es que tenía que haber un intercambio de sus monedas por monedas del templo. Y cuando él venía con su dinero y hacía el intercambio se aprovechaban de él, por así decirlo, era exorbitante, era una extorsión; y los cambistas estaban cargándole a la gente mucho más de lo que debían. No dándoles una devolución justa en la moneda del templo. Por otro lado, digamos que un judío venía con su cordero, digamos que él había traído un cordero de su propio rebaño y él venía a ofrecerlo al Señor, o un ave, dependiendo de su capacidad económica; y él venía y lo primero que él tenía que hacer es llevar su animal a un grupo de sacerdotes y esos sacerdotes examinaban al animal para ver si estaba sin tacha.

Lo más probable es que si usted no compraba en el templo tenía un problema, estaba defectuoso, ¿lo entiende? Usted podía evitar todo eso al venir sin nada, ir ahí a los animales del templo y comprar un animal que ya estaba aprobado, a unas tres veces el precio de lo que costaba en realidad. Pero ¿qué alternativa tenía usted si su animal era rechazado? Y entonces, otra manera mediante la cual ellos extorsionaban a la gente, este es el Bazar de Anás, así es como él se está enriqueciendo y volviéndose influyente.

La primera cosa que Jesús hizo cuando Él vino a la ciudad de Jerusalén en Juan, capítulo 2, fue limpiar el templo, ¿se acuerda de eso? Juan 2: 13-17, Él entró y volcó las mesas de los cambistas y expulsó a todo mundo. Ahora, ese fue su contacto inicial con Anás y su operación, y usted tiene una pequeña idea de por qué Anás no quería a Jesús, ¿verdad? Y después de nuevo, cuando Jesús regresó, si usted lee en Marcos, capítulo 11, versículos 15 al 18, cuando él entró a la ciudad, esta Semana de la Pasión, Él entró al templo y usted recuerda que Él limpió el templo, volcó las mesas de los cambistas, no dejaba que nadie sacara nada de ahí, y dice que los judíos entonces se reunieron para discutir cómo podían matarlo. Él estaba alterando todo, Él estaba alterando su enseñanza religiosa, Él estaba alterando su poder y autoridad, Él estaba alterando sus negocios; Él realmente era un problema.  

Y Él dijo en ese momento, ¿se acuerda usted? “Cómo es que la casa de mi Padre, si debe ser una casa de oración ustedes la han convertido en (¿qué) una cueva de ladrones”. Y, de hecho, llamó a Anás y a todos sus asociados un grupo de ladrones. Entonces, Anás quería deshacerse de Jesús. Y los judíos sabía que él era el cerebro detrás de todo, pensaron que era un buen lugar donde comenzar. Anás va a actuar como el gran jurado, él va a inventar algún tipo de condenación, “Y vamos a traer esa condenación contra Jesús, lo vamos a llevar al Sanedrín, condenarlo y ejecutarlo”.

Ahora, observe Juan 18:19 y vea lo que pasó: “El sumo sacerdote entonces le preguntó a Jesús de sus discípulos y de su doctrina”. Anás dijo: “Quiero saber lo que enseñas y quiero saber de tus seguidores, qué tan amplio es tu movimiento y quiénes son tus seguidores”. Ahora, no conocemos todo detalle específico que se implica en esa idea, pero él preguntó acerca de discípulos y de doctrina: ¿Quién te sigue? ¿Cuál es el rango de influencia que tienes y qué es lo que enseñas? Y Anás viola aquí todo sentido de justicia. Si usted trae una persona para ser acusado usted le dice lo que han hecho, usted no les pregunta, no les pregunta que hablen generalidades esperando que pueda descubrir un crimen para el cual usted ya ha emitido una sentencia; esto es ilegal e injusto.

Y la respuesta de Jesús lo indica. Es una respuesta tremenda. Versículo 20: “Jesús le respondió: Hablé abiertamente al mundo, siempre enseñé en la Sinagoga y en el templo en donde los judíos siempre están, y en secreto no he dicho nada. ¿Por qué me estás preguntando?”. En otras palabras, Él de hecho dice: “Si tienes una acusación, preséntala. Pregúntale a los que me oyeron lo que les he dicho, y aquí ellos saben lo que dije. Si tienes una acusación veamos tus testigos. Anás, no me preguntes. Yo no me puedo acusar a Mí mismo. Si tienes una acusación, muéstrala”. Él llama a un procedimiento apropiado. Él muestra la injusticia mala, fea, de Anás.

Él no iba a presentar evidencia en contra de Sí mismo, Él no se iba a condenar a Sí mismo como su propio testigo. “Llama a tus testigos, Anás. Todo lo que dije lo he dicho de manera abierta y pública, la gente lo ha oído, hay suficientes personas, puedes llamarlos, te van a decir; si quieres justicia, está ahí afuera; si quieres testimonio, está ahí afuera. Llama a tus testigos”. Anás estaba avergonzado. Él estaba frustrado, él fue desenmascarado, y estaba tan tensa la situación—créame que a Anás no le llegaba a la mente infinita de Jesucristo.

Y cuando la situación está tan tensa y todo mundo está tenso, y es un momento de mucha vergüenza, alguien rompe el hielo; y en el versículo 22, cuando él había dicho así, uno de los oficiales que estaba de pie golpeó a Jesús con la palma de su mano diciendo: “¿Le respondes así al sumo sacerdote?”, le golpeó en el rostro y dijo: “¡Cómo te atreves a responderle así al sumo sacerdote!”. Él había acorralado a Anás y lo había desenmascarado como un hombre que estaba violando las leyes de justicia. Y este hombre, queriendo defender a su jefe, que había quedado humillado, abofeteó a Jesús.

Y el Señor básicamente no ofreció una respuesta emotiva. Usted recuerda en Hechos 22, versículo 30, Pablo fue traído ante el mismo Sanedrín, y en el capítulo 23, Pablo da testimonio de cómo él ha vivido con una conciencia limpia delante de Dios y él ha sido fiel y demás; y el sumo sacerdote se enoja y él le dice a uno de sus siervos: “Golpea a ese hombre”, y después Pablo le dice al sumo sacerdote: “Dios te golpeará a ti, sepulcro blanqueado”. Digo, eso se oye como yo reaccionaría. Pero así no es como Jesús reaccionó, Jesús no reaccionó así.

Cuando le maldecían, dice Pedro en 1ª de Pedro 2:23, “No respondía con maldición”, ¿verdad? Él nunca reaccionó de esa manera. Esta era la hora de su muerte, Él estaba determinado, Él estaba listo, este era el momento del infierno; Él lo enfrentaría, Él había establecido eso en el huerto, en la voluntad del Padre; Él estaba moviéndose hacia la cruz. No hay nada qué decir con respecto a dar una respuesta enojada. Él le respondió en una de las respuestas más maravillosas, Él dijo: “Si he hablado mal, den testimonio de la maldad. Si he dicho algo malo o he dicho algo malo, trae a tus testigos. Si he hablado mal, ¿por qué me pegaste?”, bueno, no hay respuesta por esto. Fuera de decir: “Te pegué porque avergonzaste al sumo sacerdote”, quien debería haberse avergonzado.

Jesús siempre el Maestro de la respuesta. “Si tienes una acusación, preséntala; si no, ¿por qué me estás pegando? Si soy culpable, pruébalo; si soy inocente, ¿por qué me estás golpeando?”.  Bueno, ¿qué hizo Anás? Bueno, lo único que podía hacer, versículo 24, Anás lo envió amarrado a Caifás; digo, él había acabado, ¿qué podía hacer? Digo, es la mitad de la noche, ni siquiera son las 3:00 de la mañana todavía porque el gallo no ha cantado. El gallo canta a las 3:00, el gallo canta de las 12:00 a las 3:00, entonces ni siquiera es el fin del periodo en el que canta el gallo, cuando canta el gallo para marcar el fin de ese tiempo alrededor de las 3:00 de la mañana.

Y sabemos que no son las 3:00 de la mañana porque Pedro todavía no lo ha negado, entonces es antes de las 3:00 de la mañana, es la mitad de la noche. Anás está en su propia casa en la oscuridad, noche clandestina, tratando de presentar una acusación, no puede, termina avergonzado; tiene que ser su siervo abofetee a Jesús, y después dice: “Sáquenlo de aquí, llévelo a Caifás”. Entonces, va Caifás, sin ninguna acusación—no hay crimen, ¿es esta una confrontación ilegal, injusta con Anás? Lo es. Es la mitad de la noche, eso es ilegal; fue sin testigos, eso es ilegal; no hubo crimen, no hubo acusación. Anás no tenía autoridad legal, ni siquiera era un acusador oficial de ninguna manera, y su hogar fue un lugar impropio para atender algo así. Pero no le sorprenda si una de muchas ilegalidades. Simplemente se acumulan y acumulan, y acumulan, y acumulan.

Regresemos a Mateo, capítulo 26, y de manera muy breve esto. Vemos la confrontación ilegal, injusta—ahora observe la reunión ilegal injusta en el versículo 57, y vamos a retomarlo ahí. “Y los que habían prendido a Jesús después de Anás lo llevan a Caifás, el sumo sacerdote, donde estaban los escribas y los ancianos —eso constituye el concilio Sanedrín— reunidos”. Los principales sacerdotes, la policía del templo, los ancianos, los soldados, llevan a Jesús amarrado de Anás a Caifás, y Caifás es igual de miserable, igual de malo; claro, todo lo que le gusta a Anás a él le gusta; todo lo que odia Anás, él lo odia; están metidos en lo mismo y él es una herramienta manipulada de Satanás por igual, él se siente amenazado, él es posesivo, él tiene hambre de poder, él es avaro, él odia la verdad, él odia la justicia, él odia la santidad, él odia a Jesucristo.

Entonces, en la oscuridad de la noche, Jesús es transportado de la casa de Anás a la casa de Caifás en algún lugar cerca del templo; los escribas y los ancianos todos están reunidos. De hecho, los estaban reuniendo cuando Él estuvo en la casa de Anás. Al tenerlo en casa de Anás, les dio tiempo de reunir a todo mundo. Y por cierto, según Marcos 14:53 dice que todos ellos estuvieron ahí. No obstante, me gustaría sugerir que en base a Lucas 23:50-51, por lo menos hay uno que no estuvo ahí, y eso no viola la idea de todos; todos significa todos ellos en el sentido de un gran número de ellos estaban ahí. Pero me gustaría sugerirle que José de Arimatea no estuvo ahí, porque dice en Lucas 23:50-51 que ese hombre quien le dio la tumba a Jesús era un hombre bueno y justo, y no consintió en la muerte de Cristo con ellos, no estuvo ahí para votar en eso.

Y entonces, fuera digamos de él, la mayoría de ellos quizás inclusive todos los que quedaban estaban ahí, listos para cometer su acto malo en contra de Cristo. Y claro, estoy seguro de que algunos de ellos ni siquiera se dieron cuenta de lo que estaba pasando, eran instrumentos totales de posesión e influencia satánica. No hubo un juicio público aquí, no hay defensa, nadie que diera testimonio para Cristo, nadie. Y aquí están en casa de Caifás, absolutamente ilegal. Lucas 22:54 dice que se reunieron en la casa de Caifás en una habitación grande. Cuando Él fue a la casa de Anás, Él estuvo en un patio; esas casas eran grandes porque eran hombres muy ricos; habrán tenido un muro afuera, usted pasaba por la puerta y hay un patio ahí.

En el caso de Anás, Él se quedó en el patio, pero ahora Él entra en el patio y Él es llevado a una habitación grande que estaba junto al patio. En el patio hay una fogata y algunos soldados, versículo 58, y Pedro quien lo está siguiendo de lejos, entra al patio del sumo sacerdote y se sienta con los guardias para ver el fin. Él quería ver lo que estaba a punto de pasar, él está atrapado entre la cobardía y la curiosidad, él no tiene la suficiente valentía como para ser fiel a Cristo; pero él tiene la suficiente preocupación como para, en cierta manera, estar a distancia, y es en ese contexto que él termina negando a Jesucristo en tres ocasiones.

Entonces, él está afuera en el patio y sin duda puede ver por las puertas o ventanas en esta habitación grande en donde esto le está pasando a Cristo, conforme Él es confrontado por el Sanedrín y Caifás. La ley de Israel dijo que nadie debía ser juzgado en ningún otro lugar que el salón del juicio, debía ser durante el día, debe ser público, debe ser en el salón del juicio el cual estaba en el complejo del templo; y ellos, por cierto, iban a regresar ahí temprano por la mañana después de que amaneciera para hacer un juicio breve y corto para que todo quedara en un formato legal durante el día para hacer que se viera bien.

Entonces, Jesús entra para ser confrontado por el Sanedrín, y van a tener que inventar acusaciones y esto viola la ley también porque el Sanedrín era un juez y juzgado, no un acusador. Y ellos no podían inventar un crimen, no pueden inventar una acusación, eso estaba más allá de su autoridad; no debían ser el origen de acusaciones, su ley decía eso; solo podían investigar acusaciones que habían sido presentadas. Y debido a que la sesión con Anás no presentó una acusación no tenían nada con qué trabajar, entonces tuvieron que traer acusadores, tenían que inventar un crimen, y después juzgarlo. Lo único que tenían era una sentencia. Tenían que inventar un crimen para ir con ella.

Entonces, todo era ilegal e injusto. El tiempo era de noche, eso es ilegal; el lugar, la casa del sumo sacerdote, ilegal; el procedimiento, no hay crimen; la función, acusador en lugar de juez y juzgado; la temporada, estaban haciendo esto en el día de una fiesta, en el tiempo de la fiesta, cuando algo así no podía llevarse a cabo. El soborno de un traidor llamado Judas, y no se toleraba el soborno, claro, como leímos en el pasaje en Deuteronomio 16. Y entonces, todas las ilegalidades del juicio ante Anás son multiplicadas en esa reunión del Sanedrín y Caifás en su casa.

Y otro pensamiento que quiero darle hoy es la conspiración ilegal injusta, la conspiración ilegal injusta. Simplemente vea brevemente el versículo 59. Ahora, los principales sacerdotes y los ancianos y todo el concilio buscaron testigos falsos en contra de Jesús para matarlo. ¿Sabe usted lo que querían hacerle a Jesús? ¿Descubrir la verdad? ¡No! No querían descubrir la verdad. ¿Querían hacer qué? ¿Cuál es el propósito? Matarlo, querían matarlo. Ahora, la única manera en la que usted puede matar un hombre inocente es que haya personas que mientan acerca de él. Los únicos testigos que podían dar testimonio en contra de Jesús eran mentirosos porque Él era una persona perfecta, Él era Dios perfecto en carne humana, y la perfección no viola nada.

Entonces, nunca hubo un crimen, Él nunca hizo algo mal jamás en ningún momento, de ninguna forma; por lo tanto, las únicas personas que podían condenarlo serían mentirosos. Entonces, salieron a la mitad de la noche tratando de agitar a encontrar algunos mentirosos que entrarían y harían aquello que su ley condenaba de manera tan vehemente. Pero sus pasiones estaban tan controladas por el odio, y tan dominadas por Satanás, y las fuerzas demoniacas que estaban detrás de esta actividad; y esto estaba tanto dentro del consejo predeterminado de Dios que Jesús iba a morir por los pecados del mundo, que era como si fueran arrastrados en una inundación absoluta.

Y aquí están haciendo aquello que han pasado su vida entera no haciendo: Tratando de salvar a personas del testimonio de testigos falsos, y ahora tratando de conseguir a testigos falsos para que mientan y así matar a alguien. Impensable que los jueces hagan algo así, pero estaban tramando su muerte. Ahora, tenían que tener testigos porque dice Números 35, Deuteronomio 17, Deuteronomio 19 que usted debe tener dos o tres testigos. Y entonces, todos los principales sacerdotes y ancianos del concilio, todo el Sanedrín, buscó testigos falsos en contra de Jesús para que pudieran matarlo.

Como puede ver, Jesús nunca estuvo en un juicio justo. Él no fue condenado por algo que Él había hecho, Él fue condenado debido a odio. Y el versículo 60 dice—subraye estas palabras: “Pero no la hallaron, pero no hallaron ninguno”. Nadie tuvo éxito. Dice usted: “¿Acaso nadie vino?”; oh, sí, algunos vinieron, seguro. El versículo 60 dice: “Aunque muchos testigos falsos vinieron, no encontraron nada”, digo, nadie podía presentar un testimonio viable. Hubieron algunas personas que quisieron hacerlo y estoy seguro que el infierno generó todo lo que pudo, pero nada funcionó, nada que tuviera sentido. Y peor que eso, no podían encontrar a dos de ellos que, ¿qué?, que estuvieran de acuerdo. Mentirosos. Es difícil para los mentirosos estar de acuerdo debido a que están mintiendo, debido a que no hay hechos con qué tratar es difícil para ellos estar de acuerdo.

Dice en Marcos 14:56: “Porque muchos dieron testimonio falso en contra de Él, pero su testimonio no estuvo de acuerdo”, su testimonio no estuvo de acuerdo. Consiguieron a este hombre, este hombre, este hombre, este hombre, y todo mundo inventó una mentira diferente y no podían encontrar continuidad alguna. Bueno, la frustración se incrementa hasta que finalmente dos testigos falsos vinieron. Aquí vienen dos que se han reunido y en cierta manera han alineado su historia, y dicen: “Este dijo: —versículo 61— Puedo destruir el templo de Dios y construirlo en tres días”. Lo único que podían inventar era lo que este hombre dijo. Eso es sorprendente.

Digo, esa fue una generalización grande. “Este hombre dijo”. En Marcos, el pasaje paralelo, de nuevo, 14, versículo 57, escuche esto: “Estos dos testigos dijeron: Destruiré este templo que es hecho con manos, y en tres días construiré otro sin manos”. Es interesante. El Señor nos ha dado estas dos, uno de ellos tiene un testimonio registrado en Mateo, el testimonio del otro está registrado en Marcos; observe la diferencia. El hombre en Mateo dice: “Yo puedo destruir el templo”; el del registro de Marcos: “Destruiré el templo”; el hombre en Mateo dice: “Y lo edificaré en tres días”; el hombre en Marcos dice: “Y en tres días edificaré otro sin manos”.

Esto ni siquiera está de acuerdo. Lo que es interesante es que Jesús dijo esto, y Él no dijo eso. En Juan 2:19 Él dijo: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré”. Y Él habló del templo de su cuerpo. Pero están tratando de inventar una mentira acerca de Él diciendo: “Yo haré o yo puedo destruir el templo”, Él nunca dijo eso. Él dijo: “Destruyan este templo y yo lo voy a construir”. Pero se unieron y torcieron y pervirtieron esto. El problema es que los dos no estuvieron de acuerdo, simplemente no era la realidad, y los sacerdotes lo sabían e hicieron a un lado el asunto después de esto.

Ahora, quiero que escuche algo. Estas personas nunca debieron haber sido admitidas como testigos. Como mencioné antes, un testigo tenía que conocer el año, el mes, el día, la hora del día, y el lugar del testimonio dado de la supuesta acusación que estaba siendo presentada. Y había reglas muy estrictas acerca de los límites de desacuerdo que eran tolerados entre testigos. No habrían calificado en absoluto.

Ahora, quiero llevar esto a una conclusión con un pensamiento muy importante, escuche. Si yo no supiera que Jesucristo era perfecto, si yo no supiera que Jesucristo era absolutamente sin pecado, el Hijo de Dios como Él dijo serlo, este incidente por sí solo me convencería que lo era. Realmente no necesitaría nada más y le voy a decir por qué: El infierno está a cargo de todo esto. Satanás ha entrado en Judas, esta es la hora del poder de las tinieblas; lo mejor que tiene el infierno, el cerebro del infierno, Satanás y todos sus demonios más brillantes, poderosos, están buscando una acusación en contra de Jesús; y todos los líderes de la tierra en ese lugar también están buscando una acusación en contra de Jesús.

Escuche: Cuando toda la tierra y todo el infierno capacitados por recursos e inteligencias sobrenaturales, y desea desesperadamente encontrar algo en contra de Jesucristo, no pueden encontrar algo, eso me dice que no hay nada que encontrar. ¿Entendió eso? Este es una de las más grandes apologéticas para la perfección de Jesucristo que se encuentre en algún otro lugar en las páginas de la Escritura. Si hubiera algo que Él llegó haber hecho mal lo habrían encontrado. Si tuviera que haber sido revelado por los demonios, lo habrían encontrado. Pero no había ningún crimen. Perfección absoluta. Este es Dios en carne humana nada menos, nada menos. No podían encontrar nada. Absolutamente nada.

¿La ilegalidad de esto? Estas personas fueron testigos sobornados, representaron de manera errónea lo que Él dijo; y nadie podía ser ejecutado por lo que Él dijo de cualquier manera, especialmente si era verdad. ¿Y dónde estuvo su defensa? ¡Es absolutamente ilegal cada parte de esto! Una confrontación ilegal con Anás, una reunión ilegal del Sanedrín y una conspiración ilegal en contra de Jesucristo. Y en medio de todo esto está todo el infierno y la tierra, y lo peor que hay en el mundo sobrenatural y natural se unen en contra de Jesucristo y nadie puede inventar algo. Nada.

Qué Salvador bendito tenemos, ¿amén? Perfecto. Y hallado como tal ante el tribunal de hombres malos. Como puede ver las únicas personas que fueron juzgadas este día realmente fueron las personas que estaban acusando a Jesús, y se manifestaron como hombres miserables, impíos, pecaminosos, injustos. Cristo siempre por su presencia misma marcará aquellos que son de Satanás. Cuando usted es confrontado por Cristo usted será exhibido, y así lo fueron en ese día. En este punto, Caifás trata de tomar las riendas y lo que sucede es muy dramático. Regrese en dos semanas y le voy a contar.

Inclinémonos en oración. Padre, conforme vemos esta escena de nuevo, una escena en la que Jesucristo pudo haber sufrido una humillación tan grande, en la que Él pudo haber sido presentado de manera aparente como un perdedor irremediable. Él es majestuoso, sin embargo, Él es glorioso; Él permanece como lo que es, Él permanece siendo puro, perfecto y sin mancha y sin pecado y santo. Y la corte que lo juzga es criminal, impía y vil.

Y Padre, que recordemos que solo hay dos lugares que alguien puede adoptar en este mundo. Uno es afirmar la majestad y la deidad y perfección de Cristo, y el otro es estar con aquellos que niegan eso. Padre, oramos porque todos los que están aquí, todos que oyen este mensaje, estén con aquellos que afirman la perfección de Jesucristo. Cuando todo lo que la tierra y el infierno puede traer en contra de Él, lo dejaron sin mancha, sabemos que Él es el Hijo de Dios perfecto, sin pecado, nuestro Salvador. Y voluntariamente soporta esto para que pueda ir a una cruz que no merecía, para morir por nosotros que merecíamos estar en esa cruz. Gracias por un Salvador con tanta gracia.

Mientras que sus cabezas están inclinadas en un momento de conclusión, si usted no conoce al Señor Jesucristo, si nunca lo ha recibido como Salvador, si no le ha abierto su corazón a Él, este es el día, este es el día, ahora es el tiempo. No esté con aquellos que rechazan a Cristo. Quizás no sienta en su corazón que quiere identificarse con ellos, pero lo hace si usted lo rechaza a Él, si usted lo ha juzgado en la corte de su propio corazón, y el veredicto es que Él no es quien decía ser, y usted no lo quiere en su vida, usted está con aquellos en la corte de ese día en Jerusalén. Pero abra su corazón a Cristo.

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