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Bueno, vayamos a la Palabra de Dios, Marcos 14, necesitamos avanzar rápidamente en Marcos como ustedes saben, y probablemente están conscientes de que el próximo domingo es domingo de resurrección, y no hay manera alguna en la que estemos en la resurrección para el domingo próximo, entonces estaremos ahí unas cuantas semanas después de eso.

Entonces vamos a tener una celebración de domingo de celebración la próxima semana, pero el mensaje va a ser de la experiencia de nuestro Señor en Getsemaní, Getsemaní. Celebraremos la resurrección, pero vamos a quedarnos con la cronología conforme avanzamos en el Evangelio de Marcos, estos son días maravillosos para nosotros, estamos cubriendo mucho rápidamente, pero creo que es una manera maravillosa de experimentar estas últimas horas de la vida terrenal de nuestro Señor.

Quiero llevarlo al capítulo 14 de Marcos, y versículos 17 al 26. Marcos 14, versículos 17 al 26. “Y cuando llegó la noche vino él con los doce. Y cuando se sentaron a la mesa, mientras comían, dijo Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me va a entregar. Entonces ellos comenzaron a entristecerse, y a decirle uno por uno: ¿Seré yo? Y el otro: ¿Seré yo? El, respondiendo, les dijo: Es uno de los doce, el que moja conmigo en el plato. A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, más ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuere a ese hombre no haber nacido.”

“Y mientras comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos. Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada. De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios. Cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos.”

Esto se lleva a cabo, como usted sabe el jueves por la noche de la semana de la pasión. Es en el calendario judío el día catorce de Nisán, el año 30 d. C. y en esa noche de jueves es la celebración de pascua para todos los judíos de Galilea. En Galilea celebraban su pascua el jueves, porque marcaban el día de la pascua del amanecer hasta el atardecer. Los judíos de Judea en el sur celebraban su pascua el viernes, porque marcaban la pascua del atardecer al atardecer. Esta diferencia la sabemos a partir de los escritos del Mishna judío, los cuales son documentos oficiales acerca de la conducta de los judíos, y también de la historia de Josefo.

Eso es importante, porque eso le permitió a nuestro Señor celebrar la pascua el jueves por la noche, por muchas razones críticas, y todavía ser la Pascua el viernes, porque habían dos celebraciones autorizadas y legítimas. Esta pascua es monumental. Durante mil quinientos años, desde el éxodo, la pascua ha sido celebrada en esa época del año por los judíos, sin descanso. Esta es la última pascua, esta es la última pascua legítima. Esto marca el final de lo antiguo y el comienzo de lo nuevo. No solo es la última pascua, es la primera comunión. Nuestro Señor mismo hace la transición tomando los componentes de la última pascua, y redefiniéndolos como los elementos de Su mesa.

El antiguo testamento se acabó, el nuevo testamento ha venido. Ahora, es esencial que nuestro Señor sea la pascua el viernes y muera a las tres en punto, en el tiempo exacto en los que los de Judea estaban matando los corderos para Su pascua, porque Él es el Cordero de la pascua, Y Dios hizo que el tiempo fuera perfecto porque Jesús murió exactamente en ese tiempo el viernes. Pero también es crucial que Él celebre la pascua, y de esta manera esta tradición de una el jueves y una el viernes, encaja perfectamente en el propósito y plan de Dios quien está en control, después de todo, de la historia.

El Señor necesita celebrar esta pascua final, porque se manda hacer y eso le vuelve a permitir como siempre, cumplir toda justicia. Él también necesita celebrarla para que Él pueda definirla como el final, y para que Él pueda inaugurar el nuevo memorial que llamamos la comunión, y hacer la transición. También es crítico que Él tenga tiempo, tiempo prolongado desde el comienzo mismo de la tarde, hasta después de la medianoche para instruir a Sus discípulos. Y toda esa instrucción está contenida en Juan capítulo 13 hasta el capítulo 16. Es un área crítica de instrucción bíblica y es culminada por la gran oración sumo sacerdotal de nuestro Señor registrada en Juan 17.

Dentro de eso hay promesas acerca del futuro, como también una lista de todos los recursos necesarios para su supervivencia en lo que estaba por venir. La promesa primordial que nuestro Señor les dio durante esas horas fue la promesa de la venida del Espíritu Santo.

También proveyó una oportunidad para Él, en Su agenda, en Su tiempo, cuando Él lo quería hecho, de iniciar la acción de Judas para llevar a su muerte exactamente en la agenda de Dios. Una tarde crucial de jueves, entonces.

Ahora habiendo dicho que esos son los componentes de esa tarde, no conocemos toda la secuencia cronológica con alguna precisión, realmente no es importante saber que siguió a que, solo importa saber lo que sucedió. Todas estas cosas son importantes, están presentadas para nosotros por los cuatro escritores de los evangelios, que escriben acerca del jueves por la noche, y de manera colectiva tenemos el panorama completo, sino está en algún tipo de orden. Lo que sucedió es crítico, la secuencia no lo es. El cordero para el sacrificio era escogido el lunes, y Dios escogió Su Cordero el lunes y conforme el resto trajeron sus corderos a la ciudad el lunes, entonces nuestro Señor entró a la ciudad de Jerusalén como el Cordero escogido de Dios, en el día en el que los corderos eran escogidos.

Los corderos entonces eran matados, o era jueves o viernes, sea que usted fuera un galileo o uno de Judea, determinaba eso. Eran matados por los sacerdotes, y después comidos por aquellos que traían su cordero. No obstante, este cordero no fue matado por los sacerdotes, el Cordero verdadero de Dios sería matado por Dios mismo. Agradó al Señor hacer eso. La pascua era un memorial muy simple, miraba hacia atrás al éxodo en Egipto. La plaga final, como usted recordará, en el libro de Éxodo, era la matanza de los primogénitos en toda familia. Y la única manera en la que usted podía evitar el ángel de muerte que viniera y matara a su primogénito era sacrificando un cordero y esparciendo la sangre de ese cordero, en el marco, las partes de madera de la puerta.

Y en dónde el ángel de la muerte veía eso, él pasaba, y de esa manera se llamaba la pascua. Lo que eso decía era que la protección del juicio de Dios, liberación de la ira de Dios, demanda muerte, y requiere, escuche, la muerte de un sustituto inocente. Eso es lo que el sistema sacrificial comunicaba. Muy simple. En la liberación del juicio de pecado de la ira divina, puede ser provista por la muerte de un sustituto inocente. El cordero era inocente desde un punto de vista de iniquidad, pero ningún cordero jamás satisfizo a Dios. Esa es la razón por la que millones de ellos habían sido matados a lo largo de esos mil quinientos años.

Pero ahora, esta sería la última pascua legítima, porque al día siguiente Aquel que era el verdadero Cordero de la pascua, 1 Corintios 5:7, Cristo nuestra pascua, sería matado. Y la realidad vendría, la sustancia vendría, y los símbolos y las sombras cesarían. La matanza de estos corderos se había llevado a cabo durante siglos, pero ahora solo un día más. Exactamente en la hora de la matanza, el viernes por la tarde, el verdadero Cordero moriría, el velo en el templo sería rasgado de arriba hacia abajo, y el sistema de sacrificio, el sistema levítico llegaría a su fin. Y no sería terminado por Judas, y no por Herodes, ni por Caifás, y no por los líderes judíos del Sanedrín, y no por los romanos, sería terminado por Dios, quien ofreció a Su propio Hijo como Su sacrificio perfecto.

Y ahora de nuevo, es jueves por la noche. Pedro y Juan han ido a preparar lo necesario. Los discípulos conforme el jueves comenzó, recordará usted, dijeron: ¿Dónde vamos a tener la pascua? Hay trece de nosotros, ¿dónde vamos a tener la pascua? Ahora, recuerde, ahora, son galileos que han tenido un ministerio itinerante, no solo por toda Galilea, sino en el último año del ministerio de nuestro Señor en Judea, y tenían que quedarse con alguien. Nuestro Señor incluso dijo, “las zorras tienen agujeros, las aves tienen nidos, el Hijo del Hombre no tiene dónde colocar su cabeza.”

Se habrían estado quedando esa semana en la casa de María, Marta y Lázaro, pero la pregunta es: ¿en dónde vamos a celebrar la pascua? Y el Señor responde la pregunta al enviar a Pedro y a Juan, Lucas nos dice eso en Lucas 22:8, para encontrar un hombre que estaba cargando un contenedor de agua y síganlo, y el Señor obviamente había preparado eso, y él los va a llevar al lugar. Fueron al lugar, Pedro y Juan y nunca se fueron.

Entonces cuando el jueves por la noche, los otros diez y el Señor se dirigen hacia un lugar desconocido. ¿Por qué el secreto? Judas. Ese es el porqué. El Señor sabía lo que Judas estaba tramando, Él sabía lo que él estaba planeando, y Él sabía que habría sido un lugar perfecto para que Él fuera llevado por la policía del templo bajo el liderazgo del Sanedrín. Si Él estaba en un cuarto de noche, las calles estaban vacías, el lugar había estado oscuro, no habría estado en público, y si ellas sabían que iba a estar ahí Él habría estado indefenso y habrían venido y se lo habrían llevado.

Y para evitar que Judas tuviera la oportunidad de saber dónde era el lugar, y que fuera a decirle a los líderes de Israel, Él se aseguró de que nunca supiera hasta que él llegara ahí, entonces Judas no podría ir, de lo contrario todo habría sido expuesto. Él se iría, pero no se iría hasta que el Señor lo comisionara para irse para que todo sucediera de acuerdo a la agenda del Señor y no la de Judas o la de los líderes judíos.

Entonces, eventualmente todos llegan, y eso es lo que vemos en el versículo 17 en la tarde noche de ese jueves y él vino con los doce. Y de nuevo, no tenemos una cronología fija, pero esta tarde entonces comienza cuando la tarde comienza con la puesta del sol, y va más allá de la media noche. Es una cena larga. En esa tarde los cuatro evangelios encajan los siguientes componentes. La comida misma de la pascua; cuando Judas es desenmascarado; la acción de Satanás; la confrontación de Pedro acerca de su negación; la discusión entre los apóstoles acerca de quién de ellos será el más grande; el acto sin paralelos de lavar sus pies; la enseñanza de Juan 13 al 16, la cual incluye la promesa del Espíritu Santo y la persecución y los demás recursos que van a estar disponibles para ellos; la oración de Jesús en Juan 17; y algunas otras advertencias a los apóstoles.

Todo eso ocurre y está entretejido y en torno a los acontecimientos que se llevan a cabo durante las muchas horas de la pascua. De nuevo, los componentes son cruciales, la secuencia no lo es. Dividámoslo simplemente en dos partes: la pascua final y la primera comunión. ¿Muy bien? Veamos la pascua final, versículo 17. La puesta del sol oficialmente comienza en la pascua tradicionalmente, los corderos han sido matados antes de eso, el lugar ha sido establecido, es desconocido para nosotros, sé que hay un lugar tradicional en la ciudad de Jerusalén en dónde dice que el Señor tuvo Su última pascua.

Pero ese es puramente un lugar tradicional, no hay nada en el Nuevo Testamento que indique en dónde fue, y eso tiene sentido. Si usted está tratando de mantenerlo como un secreto en ese momento, quizás los discípulos ni siquiera sabían de quien era el lugar dónde estuvieron ahí. No sabemos con certeza lo que sabían, pero sabemos que no tenemos información alguna acerca de eso, tenía que ser secreto, absolutamente secreto para que nuestro Señor cumpliera lo que Él quería cumplir, para que Judas no pudiera decirles a los que lo querían muerto, y Él fuera arrestado, para que Él no tuviera interrupciones, para que Él tuviera el tiempo completo para cubrir todas las cosas que necesitaban ser cubiertas esa noche. Toda esa enseñanza increíblemente crítica, contenida en Juan 13 al 16, incluso en algún punto incluyendo su gran oración sumo sacerdotal de Juan 17.

Ahora, esta noche es una transición monumental. No puedo enfatizar eso demasiado. Lo viejo se fue, lo nuevo ha llegado. En el versículo 17, recogemos: “Cuando llegó la noche vino él con los doce, y cuando se sentaron a la mesa, mientras comían.” Deténgase ahí, lo suficiente es solo para decir que esta no es una comida rápida, esta no es una cena rápida, se reclinaron y cuando querían una comida reclinada eso era es lo que hacían, sus cabezas estaban en la mesa, sus pies reclinados lejos de la mesa. No colocaban los pies bajo como lo hacemos, nos sentamos en una silla, colocamos nuestros pies bajo la mesa. Estaban en algún tipo de mueble en el que se reclinaban de algún tipo, con los pies lejos de la mesa, y sus cabezas hacia la mesa, esto es lo que hacían cuando tenían una experiencia prolongada en una comida.

No obstante, originalmente, si usted regresa al éxodo, se acuerda de la instrucción, la instrucción de Dios era esta: “Coman con sus lomos ceñidos, esto es, con su cinto puesto, con todos los cabos sueltos amarrados, su calzado puesto, con su vara en su mano, de pie, a prisa.” Y debían hacer eso, y tradicionalmente hicieron eso por algunos años, porque estaban recordando la realidad rápida del éxodo. Esa costumbre había cambiado, esa tradición había cambiado y la pascua se volvió una experiencia diferente. Al reclinarse tenían la oportunidad que nuestro Señor cumpliera todo lo que Él quería cumplir.

Ahora Josefo el historiador, nos dice que no menos de diez hombres y no más de veinte, se comían un cordero de la pascua. Entonces, habrían escogido su cordero, habrían ido al templo, habría sido matado por el sacerdote, ofrecido en el altar, algo de la carne se había quedado, algo de la carne se había quemado, el resto habría sido llevado por los discípulos de regreso al lugar de la pascua y estaban listos para comérselo. Según Éxodo 12:43-46 tenían que comérselo todo.

Y entonces, habrían pasado la tarde el número apropiado de hombres, 11 de ellos más Judas, más Jesús dentro del marco de diez a veinte, y habrían disfrutado de esa comida de pascua. Ahora, permítame darle una idea de lo que pasaba en una pascua, y lo que usted tiene que entender es que esta es una serie de cosas, una secuencia de cosas en la pascua, en la pascua y en torno a ella que estaban entrelazadas con los otros elementos que sabemos que estaban ocurriendo en esta noche.

Primero comenzaba con una oración de gracias, y era seguida por la primera copa de vino rojo diluida en dos partes con agua. La primera copa de vino tinto diluida en dos partes con agua. Después de esa primera copa, lo cual en cierta manera lo inicia, de hecho, se lavaban sus manos porque comían sus manos. Y había un significado ceremonial en esto porque simbolizaba la necesidad de limpieza y la necesidad de santidad.

Entonces, la copa de apertura y después la limpieza después de la oración de gracias. Me parece que este podría ser un buen lugar para asumir que mientras que estaban hablando de la necesidad de limpieza, mientras que estaban hablando de su falta de santidad quizás ahí es cuando el Señor señaló un problema con ellos porque Lucas 22:24 dice: “Se levantó una disputa entre ellos acerca de quién de ellos debía ser considerado el más grande.” Igual que siempre, ¿verdad? Es muy probable que en ese momento conforme están apenas empezando esto, y el asunto se vuelve un punto de santidad de corazón, que nuestro Señor confronta esa discusión acerca de quién va a ser el más grande, esa soberbia horrenda, para hacer lo que Juan 13 dice que hizo.

Jesús se levantó de la cena, hizo a un lado su vestimenta, tomó una toalla y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y Él les dio una lección profunda acerca de, ¿qué? humildad. Eso tenía que ser presentado en contraste a su discusión acerca de cuál de ellos iba a ser el más grande, y una manifestación tan abierta de soberbia. Y después, Él les dijo que: “Os he dado un ejemplo para que hagáis como yo os he hecho a vosotros.” Y después incluso les dijo, como es registrado en Lucas 22:25-26: “Los reyes de los gentiles se enseñorean de ellos, ellos es lo que los gentiles hacen, pero no debe ser así con vosotros.” Él procedió a decir: “El mayor entre vosotros se vuelve como el menor, como el siervo, el esclavo.”

Entonces, simplemente al entrar en la pascua, ya están demostrando su pecaminosidad, el símbolo del lavado habría sido un tiempo perfecto para que ellos confrontaran esa pecaminosidad, nuestro Señor quizás hace eso en ese intervalo y después lava sus pies para darles una lección de la humildad. Esto fue seguido entonces, este lavado, al comer las hierbas amargas. Esto es cuando el pan era roto, era un plan plano, no una hogaza grande, pan plano, roto y distribuido y después metido en una pasta hecha de fruta y de nueces.

Y después, después de eso, esa en cierta manera habría sido el primer tiempo. Cantaban el Hallel, el Hallel de la cual obtenemos la palabra aleluya, es una serie de himnos que alaban a Dios, del Salmo 113 al Salmo 118 y las cantan todas en la pascua. Tradicionalmente cantaban el Salmo 113 y 114. Y después venía la segunda copa de vino, y después de esa copa vendría la comida del cordero. La comida, se comían la comida, esa sería el tiempo principal, el plato principal, me imagino que podría decirlo. Y después que se acababa el plato principal, venia la tercera copa de vino. Después de eso cantaban el resto del Hallel, el Salmo 115, 116, 117 y 118.

Y después tenían una probada final de vino, y un salmo más y se iban. Esa era la tarde, eso podría haber sido hecho en una cantidad de tiempo bastante breve, no obstante, se extendió muchas, muchas horas, siendo interrumpidas por las otras cosas que hablamos que estaban pasando. Al principio de esta celebración, en esta secuencia, nuestro Señor dice algo que creo que es importante que oigamos, en Lucas 22:15-16. “Él les dijo: He anhelado comer esta pascua con vosotros antes de que sufra.”

El lenguaje es muy, muy fuerte, realmente Él dice: “Deseo con un deseo,” eso es enfático en el griego, ésta es una pasión muy fuerte. Debo celebrar esta pascua con ustedes ante de que sufra. Esto tiene que suceder, por todas las razones que le dije, no solo porque es correcto, porque es mandado por Dios, sino porque Él debe hacer esta transición. Él debe terminar una era. Él debe llevar a su fin un sistema entero, e iniciar uno nuevo. Y Él debe establecer todas las promesas sobre las cuales todo creyente a lo largo de toda la historia redentora se encuentra. Y Él debe hablarles de la venida del Espíritu Santo, y Él debe confrontar su pecado, y Él debe darles una lección de la humildad, y todas estas cosas son tan contundentes.

Él sabe que no puede morir hasta que todo esto sea delineado claramente para ellos, el Espíritu Santo lo va a traer de regreso a su memoria en el futuro, y van a escribirlo, y va a ser registrado en la Escritura, y vamos a seguir esa instrucción y aferrarnos a esas promesas. Esto tiene que suceder antes de que Él muera. Él, como el resto de la gente, ha vivido Su vida entera viendo animales sacrificados, y todos ellos, Él sabía, apuntaban a Él, y ahora Él estaba comiendo una comida en la que el último cordero legítimo había sido sacrificado y sería comido. Y en cuestión de horas se acabaría. Y Él era el cumplimiento de todos esos sacrificios y a la luz de su sufrimiento inminente, Él sabe que va a morir, Él sabe que no va a vivir para otra pascua, Él entiende la urgencia de esta hora.

Y hay otro componente, Juan 13 comienza al decir esto: “Él amó a los suyos que estaban en el mundo, eis telos, al máximo,” al límite, hasta lo sumo. No era simplemente una demostración teológica aquí, lo que Él les dijo, lo que Él les prometió, lo que Él se comprometió con ellos, y lo que Él llamó que hiciera, todo fue parte de una instrucción amorosa. Fue Su amor profundo hacia ellos, como también la necesidad profunda de ellos por la verdad, que Él les daría, que era contundente que esto ocurriera.

Él dice en el versículo 16 de Lucas 22: “Os digo, nunca volveré a comer esta cena con vosotros hasta que se cumpla en el reino de Dios.” Y con esa afirmación tenemos el final de todas las pascuas legítimas. Se acabó. Se acabó. Ésta es Su última comida antes de la cruz, Él comió el cordero y después se volvió el Cordero, horas después. ¿Habrá otra pascua, una legítima? ¿Llegará a haber alguna? La habrá, Él dice eso. Por favor, obsérvela. Esto no va a suceder, Él dice en Lucas 22, hasta que sea cumplida en el reino de Dios. Incluso la pascua no ha alcanzado aún su cumplimiento final. Eso va a suceder en el reino. Pablo dice: “Hacemos esto hasta que Él venga.” Mateo 26:29 habla del hecho de que va a ocurrir en el reino. Es inequívoco lo que Él quiere decir. En Su reino terrenal, milenial, durante mil años en Jerusalén, en el futuro, cuando Él regrese Él va a celebrar la cena de la pascua con Su propio pueblo redimido otra vez. Lo hará.

El profeta Ezequiel da un retrato de la adoración milenial, Ezequiel 40 al 48, esa sección entera es un retrato de la adoración milenial, la adoración de Cristo en el reino venidero. Dentro de esa sección del 40 al 48, ahí en la mitad, capítulo 45 los versículos 21 al 25 describen la celebración de la pascua. Habrá un templo construido en el milenio, habrá una pascua celebrada en ese tiempo en el reino milenial. No como un memorial del éxodo, sino como un memorial de la cruz, como un memorial de la cruz, del Cordero verdadero. La pascua será celebrada ahí, Cristo va a dirigir esa celebración como lo hizo con Sus discípulos ese jueves por la noche. Y verá Su muerte como el Cordero perfecto de la pascua.

Estas son buenas noticias para ellos, porque Él está hablando de Su muerte. Y necesitan saber, no solo que Él va a morir, sino que Él va a resucitar y Él va a establecer Su reino. Y ellos van a estar ahí, y Él va a estar con ellos ahí y van a celebrar una pascua otra vez. Esto es maravillosamente alentador para ellos, y se aferran a esta. Cuando Él habló de Su muerte no permitieron que eso fuera registrado, cuando Él habló de Su reino, entendieron eso, estuvieron en ese canal todo el tiempo. Esa es la razón por la que en Hechos 1 dijeron: ¿Restaurarás el reino a Israel en este momento? Entonces, Él ve Su sufrimiento por venir, Él ve Su resurrección, Él también ve Su gloria del reino, y Él les dice que es una realidad. Todo en el plan de Dios. Eso es en Lucas.

Ahora, de regreso a Marcos, vamos a movernos con mayor velocidad. Conforme están reclinados en la mesa, y comiendo, Jesús dijo: “De cierto os digo que uno de vosotros me traicionará, uno que está comiendo conmigo.” En algún punto en medio de esta pascua, esta última pascua, Jesús dice: “Uno de ustedes me va a traicionar.” Uno de ustedes, esto se relaciona, de regreso al Salmo 55, probablemente recuerde usted ese salmo porque está relacionado de manera familiar.

“Porque no es un enemigo el que menosprecia, entonces lo soportaría, ni es el que me odia el que es exaltado contra mí, entonces me podría esconder de él, sino que eres tú, mi igual, mi compañero, mi amigo familiar con quien tuvimos comunión dulce, caminamos en la casa de Dios.” Es uno de ustedes. Claro, nuestro Señor sabía quién era, Él sabía que era Judas, conocía el corazón de Judas, podía leer mentes, Juan 2, sabía lo que estaba en el corazón del hombre. En Juan 6, versículo 70, Él dijo: “Uno de vosotros es un diablo,” un adversario, un enemigo, y Él sabía quién era, Él conocía a Judas y conocía su corazón.

Se acuerda, ¿no es cierto? recientemente ahí atrás el sábado que María había roto el contenedor de perfume, lo derramó en Jesús y fue Judas quien protestó que el dinero podría haber sido ahorrado, y esto podría haber sido vendido y el dinero dado a los pobres, y la Escritura dice que lo dijo no porque se preocupaba por los pobres, sino porque él llevaba la bolsa y él estaba robando de ella todo el tiempo. Jesús sabía eso, pero los discípulos no lo sabían, él era un hipócrita muy hábil, muy hábil.

Entonces, cuando Jesús dijo: “Uno de vosotros me va a traicionar, uno que está comiendo conmigo,” eso era escandaloso. Cuando usted había comido con alguien eso era seguridad, eso era amistad. Usted no defraudaba a la persona con la que estaba comiendo. Impensable en la cultura judía. “Uno de vosotros,” bueno ellos no tenían idea que era Judas. Versículo 19, “Entonces ellos comenzaron a entristecerse y a decir uno por uno: ¿Seré yo?” La palabra entristecerse, lupēo, significa afligido, entristecido, profundamente adolorido. Mateo añade que estaban excesivamente, sphodra, de manera fuerte, afligidos de manera violenta, agitados.

Juan 13:22 dicen que estaban dudando de quién hablaba, no tenían idea. Durante tres años, Judas había sido el más inteligente de los hipócritas. Cuando predicaban, él predicó; cuando hablaban del reino, él hablaba del reino; cuando oraban, él oraba; cuando escuchaban, él escuchaba. Aparentemente, cuando ellos sanaban, él estaba ahí afuera sanando. En su conmoción, y sin poder creerlo, no tenían idea.

Entonces, uno por uno, cada uno de ellos dice: ¿Seré yo? Hay incredulidad en eso, pero hay un sentido de lo que usted podría llamar una ausencia de confianza en uno mismo, que era saludable. Ellos conocían sus corazones, ellos sabían que eran débiles. Nos instruye descubrir un poco más de detalles acerca de esto al leer a partir del capítulo 13 de Juan y el versículo 18. Él dice: “No hablo de todos vosotros, yo conozco a los que he escogido. Sé quién es. Pero es para que la Escritura se cumpla.” Y después Él cita el Salmo 41:9, “El que come mi pan, ha levantado su talón contra mí.”

Bueno, “Los discípulos,” versículo 22, “comenzaron a verse el uno al otro sin saber de quién estaba hablando.” Y ahí junto a Jesús estaba Juan, al que Jesús amaba, él siempre se llama así. “Simón Pedro le dice a Juan, ‘pregúntale, pregúntale, pregúntale’.” Juan dijo: “Señor ¿quién es? ¿quién es? “Jesús entonces respondió: Es aquel para quién voy a mojar el pan,” entonces ahora sabemos que están en el punto en el que están listos para mojar el pan, “y se lo daré. Entonces, cuando él había mojado el pan, él lo tomó y se lo dio a Judas el hijo de Simón Iscariote. Después del pan, Satanás entonces entró en él. Por tanto, Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo pronto.”

Estos hombres eran honestos, odiaban la hipocresía de manera humilde. Amaban a Jesús a su propia manera, deseaban que su maestro les diera una respuesta honesta y querían saber si era uno de ellos. Hicieron una pregunta honesta, Judas era un hipócrita tan apto, un ladrón tan hábil que él había estado robando de la bolsa todo el tiempo, y ellos tampoco sabían eso. Judas era otro Ahitofel. Se acuerda usted de la historia de Ahitofel en 2 Samuel 16, que se volvió un traidor en contra de David y terminó estrangulándose a sí mismo.

Por miserable y necio que era Judas, por mucho que él operó en base a sus propios deseos malos, miserables, él no operó fuera del plan de Dios, ni tampoco alteró el plan de Dios, ni estorbó el plan de Dios, ni ajustó el plan de Dios porque versículo 21 dice: “Porque el Hijo del Hombre va como ha sido escrito de él.” Debe ir como ha sido escrito de Él, y es escrito de Él que va a ser traicionado por un amigo conocido, que Él va a ser traicionado por uno que levanta su talón contra él, que también toma el pan con Él, es escrito de Él, Él irá por el camino como es escrito de Él.

Todo detalle, los detalles de Su crucifixión en el Salmo 22, el significado de Su crucifixión en Isaías 53, el detalle de Él siendo perforado en Zacarías 12:10, los detalles de Su resurrección en el Salmo 16, y otras características de la profecía del Antiguo Testamento, todo escrito por adelantado. Esa es la razón por la que cuando Pablo predica el evangelio en 1 Corintios 15:13 él dice: “Cristo murió conforme a las Escrituras,” y el siguiente versículo “y resucitó al tercer día conforme a las Escrituras.” Todo estaba presentado en la Escritura. Nuestro Señor no fue matado por el capricho de Judas o de Pilatos, Caifás o Herodes o el Sanedrín, o los romanos, incluso Satanás, sino por Dios, en el tiempo de Dios, y a la manera de Dios.

Aun así, el versículo 21 dice: “¡Ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Habría sido bueno para ese hombre, si no hubiera nacido.” El hecho de que Dios usó a Judas en Su plan, no justifica a Judas. En caso de que se preguntara, Dios va a usar a todo ser humano que lo rechaza a Él, para cumplir Su propio propósito, en Su propio plan, y ninguno de ellos será justificado porque nuestro Dios soberano está por encima para Sus propios fines y Sus propias glorias, las decisiones de ellos.

Eso no es nada diferente de Judas de lo que es con cualquier otra persona. Si alguien piensa que puede estorbar los propósitos de Dios al actuar en contra de Cristo, en contra de Su iglesia y en contra de Su evangelio, y en contra de Dios mismo, ese es un necio, con toda seguridad, porque Dios ordena todo según Su propio propósito. Judas como cualquier persona que rechaza, como cualquier pecador, actúa en base a sus propios motivos, actúa en base a su propia decisión, actúa por su propia voluntad, como resultado de sus propias maquinaciones mentales, y los impulsos de sus propias concupiscencias malas.

Él opera en base a su propia avaricia, y su propio egoísmo, y su propio materialismo, y él traiciona a Cristo. Y él opera en todo esto. Sin embargo, todo lo que él hace es encajado por Dios en una parte divinamente escogida del plan de Dios, de tal manera que Judas tiene una función crucial en la muerte de Cristo, así como Dios lo diseña. De hecho, se le permitió ser un apóstol por esa razón. Sin embargo, el Señor le dio la oportunidad, incluso mientras que él estuvo aquí, de creer la verdad, pero el rechazo fue su decisión y él será castigado por ella. ¡Ay de aquel hombre, por el que el Hijo del Hombre es entregado! ¡Ay de aquel hombre!

Ay, significa maldición, condenación, infierno. Y conocemos el fin de Judas, ¿no es cierto? Se ahorcó a sí mismo, se rompió la cuerda, y sus entrañas explotaron en las rocas abajo, y él fue arrojado en el basurero, en el montón de basura fuera de Jerusalén, y peor aun en el lago de fuego eterno. Por cierto, no hay una afirmación más fuerte en la Escritura acerca de la responsabilidad humana, que la afirmación habría sido mejor para ese hombre si nunca hubiera nacido.

Esa es la afirmación más fuerte que yo conozco en la Escritura acerca de la responsabilidad humana. Hablamos mucho de la soberanía de Dios, pero esa es la afirmación más fuerte acerca de la responsabilidad humana. Mejor nunca haber nacido que ser condenado para siempre. El castigo más severo del infierno es para aquellos que conocieron más acerca de Cristo, Hebreos 10:29. Si usted conoció más y usted pisa, usted va a recibir el castigo más severo.

Añade a lo que hemos experimentado toda la enseñanza en Juan 13:16, la oración sumo sacerdotal de Jesús, y otras cosas que los escritores de los evangelios nos han dicho, y usted va a llenar esa tarde. Todo termina, la observación singular más grande que se les dio a los judíos, y fue antes del sacerdocio, antes de las cosas levíticas, el recordatorio de la pascua. Ahora se acabó hasta el reino. En este punto, el registro nos dice que Judas se fue, y él se fue para recibir su dinero, y a decirle a los líderes del Sanedrín en dónde podían encontrar a Jesús en el huerto, más tarde.

Y ahora los once se quedan, el Señor los instruye acerca de Su mesa. Llegamos al versículo 22. Ahora, sé que tenemos varios versículos que nos quedan, pero esto es algo con lo que ustedes están muy familiarizados, entonces no voy a pasar mucho tiempo en esto. “Mientras que estaban comiendo él tomó pan”. En algún punto en esta pascua, un drama bastante intenso, para este punto él lo bendice, lo cual era lo que pasaba conforme comía, bendecían la copa, bendecían el pan, bendecían el cordero, bendecían todo el acontecimiento, lo rompió se los dio y dijo: “Tomad,” o “toma,” de hecho, “este es mi cuerpo.”

Judas ya se fue para este punto, Judas ya se fue. Es algo bueno que no estaba ahí porque usted no debe estar en la mesa del Señor y comer de manera indigna, 1 Corintios 11:27. Aunque no habría cambiado nada con él. “Él tomó el pan,” ‘artos’ plan plano, “y dio gracias,” lo bendijo. Toda la gratitud, esa es la razón por la que esto es llamado la eucaristía, el verbo griego para ‘gratitud,’ dar gracias es eucaresteo. Entonces, la iglesia católica romana lo llama la eucaristía debido a la bendición en la copa y la bendición en el pan.

Lo rompió, eso era para que todos pudieran compartir, era orneado como una unidad de algún tipo, lo rompió, eso no es simbólico porque “ni un cuerpo de su cuerpo fue quebrantado,” Juan 19:36 dice como fue profetizado. Roto solo para ser distribuido, fue dado a ellos, tomad comed. Y después dijo: “Este es mi cuerpo” y eso es nuevo. Y el pan de la pascua jamás había sido nada más que un memorial de la pascua misma en Egipto, y el pan sin levadura que horneaban para esa cena de la pascua, todo esto es totalmente nuevo.

De hecho, Lucas señala esto, Lucas 22:19, “este es mi cuerpo, que por vosotros es dado.” Eso es tan importante, ¿no es cierto? “Haced esto,”  y aquí están las palabras claves, “en memoria de mí.” “Haced esto en memoria de mí,” eso explica lo que este acto significa, es memoria, recordar. Pablo lo entendió, 1 Corintios 11:24, “Habiendo dado gracias, lo rompió y dijo: Esto es mi cuerpo que por vosotros es dado, haced esto en memoria de mí.” ¿Cuál es el punto de la mesa del Señor? Es recordar. Es un recordatorio del regalo de la liberación del pecado mediante el cuerpo y la sangre de Cristo, quién fue matado por nosotros.

La iglesia católica romana ha prostituido esto en algún tipo de situación rara, en lo que es llamado ‘transubstanciación’ mediante lo cual alguna bendición sacerdotal, lo que es pan que está saliendo de la cocina, se vuelve el cuerpo real de Jesús en las manos del sacerdote. No hay nada en la Escritura acerca de eso, a los luteranos no les gustó eso, entonces inventaron la ‘consustanciación’ lo cual dice, bueno esto no es el cuerpo físico de Jesús, pero es el cuerpo espiritual de Jesús, no se lo están comiendo físicamente, se lo están comiendo espiritualmente. Ninguno de los dos es verdad, ¿porque hacemos esto? “Haced esto,” ¿en qué? “en memoria”. Es puramente pan, simplemente vino para que podamos recordar.

Cuando se comieron al cordero de la pascua no se estaban comiendo a Dios, simplemente era un memorial, simplemente era un símbolo. Esto es simplemente un recordatorio. Se vuelve tan complicado ahora, porque la iglesia católica no quiere que usted derrame la sangre en sí de Jesús, entonces nunca puede tomar eso, solo el sacerdote puede tocar eso, porque él no lo va a derramar, y lo que se queda se coloca en algún congelador, en algún lugar, para que sea protegida. Se vuelve tan raro. Es un recordatorio nada más.

Y por ello recordamos que Él fue molido por nuestras iniquidades, que Él fue castigado por nuestra paz, que Él fue molido por nuestras transgresiones, Isaías 53, Gálatas 3, que Él fue hecho una maldición por nosotros. “Al que no conoció pecado por nosotros fue hecho pecado.” “Que llevó en Su propio cuerpo nuestros pecados en la cruz.” Todas esas cosas de lo que habla el Nuevo Testamento, es simplemente recordatorio. Ese es el pan y la copa es lo mismo. Cuando él había tomado la copa, una copa, Mateo lo llama. ‘La copa,’ Lucas; 1 Corintios lo llama “la copa” y también Pablo “la copa”.

Eso correspondería, yo pienso, con la tercera copa de la pascua después de comer y antes de cantar al final. Esta es con frecuencia llamada la copa de bendición. “Él tomó la copa y dio gracias, se las dio y todos bebieron de ella. Y les dijo: Esta es mi sangre del pacto que es derramada por muchos.” Usted no puede tomar el pasado y continuar con él, no más. No hay lugar para la pascua, esa copa no significa eso, ese pan no significa lo que solía significar.

Todos bebieron, la unidad de creyentes ahí, en la iglesia católica romana un sacerdote bebe por todo mundo. Esta es mi sangre de pacto. El derramamiento de sangre siempre era el requisito de Dios para establecer un pacto. Usted ve eso en Génesis 8, 15, Éxodo 24, etc. Los pactos eran establecidos, las promesas eran garantizadas por sangre. Derramar sangre era el requisito de Dios para establecer un pacto. La reconciliación con Dios, relación de pacto con Dios, entrar en la promesa de Dios, el perdón y salvación requerían un sacrificio de sangre. Ese sacrificio de sangre podía ser un sustituto inocente, Cristo es ese sustituto inocente.

Él se ofrece a sí mismo en la cruz, y Él paga el precio por el pecado, satisface la justicia de Dios, lleva nuestros pecados en su propio cuerpo, y lleva de manera plena la ira de Dios por nosotros, y ese es el acto que certifica y ratifica el perdón del nuevo pacto. Simplemente, un comentario rápido, hay muchos pactos en la Biblia, Dios hizo muchas promesas, Él prometió no volver a ahogar al mundo, ese es el pacto noético; Él nos dio la ley, ese es el pacto mosaico; Él tenía el pacto sacerdotal acerca de la conducta de los sacerdotes; estaba el pacto abrahámico que prometía salvación sin medio; está el pacto davídico, el cual promete un reino y un rey, el Mesías y el reino futuro.

El nuevo pacto promete perdón de pecados, salvación, regeneración, una nueva vida, es presentado a manera específica en Ezequiel 36, en Ezequiel 37 y en Jeremías 31. Es un pacto salvador, usted recibe un corazón nuevo y un nuevo espíritu y perdón completo. Todo es regeneración, eso es salvación, eso siempre ha estado en operación. Siempre ha estado en operación, pero fue ratificado por la muerte de Jesucristo.

El antiguo pacto podría ser escrito constantemente en sangre de animales, porque solo era un pacto de promesa, consistía de promesa. El nuevo pacto es satisfecho de manera plena en la sangre de un codero, en la sangre de Cristo, porque consistía no de promesa, sino de cumplimiento, de cumplimiento. La compra, en sí de nuestra redención fue hecha por Cristo, y Él pagó el precio por la redención de todas las personas que fueron antes de Él, remontándose a Adán, la sangre derramada, la sangre que es derramada, Mateo dice, Mateo 26:28, la sangre que es derramada.

Y aquí, por favor, dice: Esto es mi sangre que es derramada por muchos, por muchos. Isaías 53:12 dice lo mismo, Él hizo esto por muchos. Mateo añade, “por el perdón de pecados,” el pago final se hizo. Ahora, no hay más necesidad para corderos simbólicos, lo único que necesitamos hacer es recordar la cruz, recordar la cruz. El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo,” entonces nos reunimos, ¿no es cierto? de manera regular todo el tiempo, lo hacemos un viernes, en un sentido, este sermón será terminado el viernes cuando actuemos lo que nuestro Señor ha instruido a sus discípulos que hagan esta noche.

Y de nuevo, dando esperanza de confianza, versículo 25: “De cierto os digo, nunca volveré,” lenguaje fuerte, enfático, jamás, jamás, otra vez, “beberé del fruto de la vid hasta ese día cuando la beba nuevo en el reino de Dios.” Oh no solo en el reino venidero volveremos a unirnos al Señor, y no solo nos volveremos a unir a Él para venir a Su mesa, para celebrar la pascua, sino que también celebraremos Su mesa de comunión. Ese es el reino, Mateo, Marcos y Lucas registran esta afirmación, que nunca lo volveré a hacer hasta que lo haga con vosotros en el reino. tiene que haber un reino.

Esta es la gran promesa milenial. El antiguo pacto ha terminado, el nuevo pacto ha venido, ha sido ratificado por la muerte de Cristo, la última pascua, la primera comunión, celebramos esa comunión hasta que Él viene. Cuando Él viene establece Su reino, tendremos un nuevo tipo de adoración en la cual nos vamos a reunir conforme Él nos guía y celebra una pascua, y la mesa del Señor y ambas miran a Su cruz. Israel apóstata en este tiempo ha sido separada de la bendición, somos los gentiles que hemos sido injertados, Romanos 9 al 11.

Guardamos el memorial de la mesa del Señor. Dejamos la pascua a un lado hasta el reino, cuando ambas serán parte de ese gran día. Bueno, casi se acabó, tenían un himno más que cantar. Quiero que lo vea, Salmo 136, habría sido su himno final de la pascua. Salmo 136. Veintiséis versículos, tratan del Señor, solo voy a recoger el énfasis.

“Jehová es bueno. Jehová hace grandes maravillas. Hizo los cielos con habilidad, extendió la tierra encima de las aguas, hizo las grandes luces, luna y estrellas para enseñorearse de noche.” Y aquí venimos, este fue el cierre de la pascua, “Hirió a Egipto en sus primogénitos, sacó a Israel de en medio de ellos, con mano fuerte y brazo extendido. Al que dividió el Mar Rojo en partes, e hizo pasar a Israel por el medio de él, y arrojó a Faraón y a su ejército en el Mar Rojo. Al que pastoreó a Su pueblo por el desierto, al que hirió a grandes reyes y mató a reyes poderosos, a Sehón rey amorreo, y Og rey de Basán, y dio a tierra de ellos en heredad. En heredad a Israel su siervo, Él es el que en nuestro abatimiento se acordó de nosotros y nos rescató de nuestros enemigos, el que da alimento a todo ser viviente. Alabad al Dios de los cielos.”

Veintiséis veces, ¿qué línea se repite? Porque, ¿qué? “Porque para siempre es su misericordia.” Ellos es lo que ellos cantaron. Su misericordia es para siempre. Repitieron esa afirmación veintiséis veces. Y esa afirmación debe ser repetida, debería ser repetida por aquellos que entienden la cruz, ¿verdad? porque ahí es donde Su misericordia, en Su naturaleza eterna, es hecha disponible.

Padre te agradecemos por un tiempo maravilloso de adoración y comunión esta mañana, cada una de estas porciones de la Escritura es tan rica y nos instruye tanto. Es tan divina y tan sobrenatural, nuestros corazones están alentados y levantados, pensamos en la semana venidera y la oportunidad de venir a Tu mesa el viernes que sea infundida con algunos gozos frescos nuevos, y entendimiento. Prepara nuestros corazones para eso.

Señor, sabemos que en medio de esto toda esta belleza, toda esta majestad, todo este control soberano, divino de todo, los peores de los hombres están tramando la muerte del Salvador, incluso los suyos van a desertar y huir como lo descubriremos esta noche. Incluso nuestros momentos más elevados, incluso en la hora exaltada de estar con Cristo en ese aposento alto, y todo lo que oyeron y todas las promesas, todo, estaban a tan solo un paso corto de la debilidad y fracaso. Líbranos de eso Señor, y fortalécenos por lo que oímos en esta noche.

Y pedimos ahora Señor que Tú traigas al cuarto de oración a aquellos que necesitan venir, a aquellos que necesitan a Cristo, que necesitan ser salvos de sus pecados, que no necesitan ir al lugar de Judas, Señor. Oro que Tú quebrantes y abras corazones y que Tú des entendimiento a aquellos que no entienden, que des claridad a aquellos que están confundidos, que vean la gloria de Cristo, abre su corazón a Cristo, que vengan a Él como Salvador y Redentor, busquen el perdón de pecados y reciban vida eterna.

Padre oramos porque lleves a cabo esa obra poderosa y nos capacites para ayudar esas personas, atrae a aquellos que no, lleva a ellos a aquellos que puedan hablar con ellos y orar con ellos, continúa edificando nuestra iglesia y fortalécenos para tu gloria oramos. Amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org 
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