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Bueno, ahora tenemos un gran privilegio de abrir la Palabra de Dios; el privilegio más grande, el oír la voz de Dios, conforme Él ha hablado en las páginas de las Sagradas Escrituras. El texto en esta mañana es Lucas 23. Lucas capítulo 23. Y, claro que estamos en la cruz de Cristo. Y, al estudiar este evangelio de Lucas, hemos viajado con el historiador Lucas, desde la primera presentación de Zacarías y Elizabeth, y el nacimiento prometido del precursor del Mesías, Juan el Bautista, hasta el nacimiento del Señor Jesús mismo. Hemos cantado con María la alabanza de que un redentor ha nacido. Lo hemos visto crecer y ministrar, y hemos estado con Él a lo largo de todas sus pruebas y sus triunfos. Y, ahora nos encontramos con Él de pie, por así decirlo, a los pies del Calvario, y aprendiendo de la realidad asombrosa de la crucifixión de Cristo. Permítame leerle, comenzando en el versículo 32 hasta el versículo 39, el cual es un pasaje al cual me referí en nuestro último mensaje. Y, veremos en mayor profundidad en esta mañana.

“Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos. Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes. Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él diciendo: A otros salvo; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios. Los solados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre, y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo. Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS. Y uno de los malhechores que estaban, colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros”.

En nuestra última mirada a este pasaje, usé el título, “La Comedia en el Calvario. La Comedia en el Calvario”. Entiendo que esa es una noción sorprendente, que ésta fue una comedia, pero, eso es precisamente lo que tenía la intención de ser, por parte de los que lo crucificaron. Para ellos Jesús fue un objeto de ridículo absoluto. Como un rey, él era digo de burla. Todo esto tenía la intención de ser una burla, del hecho de que él era un rey. Él no tenía ejército, él no tenía ejército sobre nada, ni ningún lugar. Él tuvo un número pequeño de seguidores y anónimos insignificantes. Él no conquistó a nadie, ni a nada, y no libró a nadie. No había nada en él que se viera como si fuera una potencia masiva. Si no que más bien conforme pasaba el tiempo, era más y más, y más débil. Y entonces, todo esto era tan cómico que lo convirtieron en una especie de mofa, de burla. Aquí, aquellos que estaban congregados en torno a la cruz, se están burlando, menospreciando, y despreciando a Jesús con sarcasmo. Están esforzándose por tratar al Hijo de Dios con tanta deshonra como puedan, con tanta falta de respeto, y menosprecio, y vergüenza como les sea posible producir.

Después de todo, de hecho Él es el Hijo de Dios. Por lo tanto, esto es de hecho una blasfemia de proporciones monumentales. Aquí está el pecado en su ápice. Aquí está el pecado en su expresión definitiva. Aquí está la blasfemia en su pináculo. Burlándose de la deidad, mofándose del Dios encarnado, y con satisfacción de burla, apilando una burla sarcástica en contra del Creador y el Redentor, el verdadero Rey, y el verdadero Mesías. Los pecadores no pueden empeorar esto. Nada que los pecadores puedan hacer, puede ofender más a Dios que esto. La blasfemia no puede ser peor que esto. Podríamos preguntar que a la luz de lo horrendo de esto, quizás es momento para que Dios actúe. Deberíamos esperar que un Dios santo y justo reaccione en contra de este tipo de blasfemia definitiva, al derramar ira y venganza, y furia en contra de aquellos que están perpetrando esto en contra de él. Inclusive en el mundo de los dioses falsos inventados por los hombres y los demonios, ningún Dios falso toleraría algo cercano a esto. ¿Acaso el Dios verdadero y santo no debería mantener su dignidad hasta cierto punto? ¿Mantener su honra hasta cierto punto? ¿Acaso el Dios santo y verdadero que se ha revelado a sí mismo como tal, en la prueba más convincente de su deidad, y ahora está siendo blasfemado de tal manera como ésta, no debería reaccionar en ira, en enojo santo, y traer muerte y juicio instantáneo y repentino? El juicio vendrá 40 años después de esto, en la destrucción de Jerusalén, por parte de los romanos. Muchos, si no es que la mayoría de estas personas que se congregan el día de hoy, que todavía estén vivos 40 años después, van a perecer en ese juicio. Muchos morirán antes de que eso llegue. Pero, ¿acaso no esto parece una paciencia indebida? Simplemente, ¿qué tan tolerante es la santidad? Simplemente, ¿qué tan paciente es la justicia? Simplemente, ¿qué tan tolerante es la gracia y la misericordia divinas? Si en algún punto parecía haber un momento en el que la ira de Dios fuera justificada, si viniera repentinamente, éste sería el momento.

Bueno, en una ironía extraña, su juicio vino de manera repentina en la cruz. Pero, no vino en contra de la multitud, si no que vino en contra de Jesús, a favor de aquellos que lo blasfemaron. El antiguo testamento, habla claramente acerca de la blasfemia. Dice esto en Levítico 24:16: “Cualquier persona que blasfeme mi nombre, morirá”. Es un crimen capital el blasfemar el nombre de Dios. Son blasfemos, lo saben. Están contentos con blasfemarlo, con pronunciar maldiciones en contra de Él. Con acumular su abuso burlón en contra de Él. Esto es exactamente lo que están haciendo. No obstante, en un giro pervertido, lo acusan de ser el blasfemo, cuando antes en su ministerio Jesús demostró el poder de perdonar el pecado, Mateo 9. Dijeron: “Este hombre blasfema”. Usted llega al final de Mateo o hacia el final de Mateo en el capítulo 26, Jesús dice: “Tú lo has dicho; no obstante os digo, que veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra e la potestad, y viniendo en las nubes del cielo. Y el sumo sacerdote se rasgó las vestiduras diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, han oído la blasfemia. Merece la muerte. Y le escupieron en su rostro, y lo golpearon con sus puños, y lo abofetearon”.

Son blasfemos, pero, en un giro pervertido, lo han convertido en el blasfemo, y son los que piensan que están siendo justos. En el evangelio de Juan, en el capítulo 10, hay un par de versículos, hay versículo 33: “Los judíos le respondieron: Por obra buena no te apedreamos, sino por blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios”. Y, después en el versículo 36, Jesús habla, Él dice: “¿Dices de Él, a quien el Padre santificó y envió al mundo: Tú estás blasfemando, porque dije que soy el Hijo de Dios?” Todo esto está torcido, la justicia debería caer en ellos, cae en Cristo. El juicio debería aplastarlos, aplasta a Cristo. Lo acusan de blasfemia y ellos son los blasfemos. Ciertamente nuestro Señor tenía todo derecho de juzgarlos, todo derecho de destruirlos ahí en ese momento, y enviarlos para siempre al infierno. Hay precedente por parte de los profetas del antiguo testamento. Pienso en Habacuc, el profeta que no podía entender por qué Dios no trajo juicio en contra de una Israel apóstata. Y, en el capítulo 1 de su profecía en el versículo 2, él dice: “¿Hasta cuándo Jehová, hasta cuándo? ¿Hasta cuándo vas a tolerar a la Israel pecaminosa apóstata?” Y, pienso en Apocalipsis 6:10, en donde los mártires en una época futura, el tiempo de la tribulación venidera en el mundo, aquellos que han sufrido martirio por manos del poder del Anticristo, también se encuentran bajo el altar, levantando oraciones a Dios diciendo: “¿Hasta cuándo, Señor? Y Santo, y Verdadero”. ¿Hasta cuándo te detendrás de juzgar y vengar nuestra sangre en contra de aquellos que moran en la tierra?

Inclusive, los santos en el pasado y en el futuro, y ciertamente en el presente, algunas veces se sorprenden ante la paciencia de Dios. Qué extraño es que ahí en el acontecimiento del Calvario, cuando la furia de Dios debería de haber descendido en contra de la multitud. En lugar descendió en contra de Cristo, por la multitud, a favor de ellos. Pero, ¿sabe una cosa? Esto no es incoherente con la persona de Dios, y le voy a dar una ilustración de esto, a partir del antiguo testamento. Regrese a Isaías. De regreso a Isaías. Si usted no está familiarizado con la profecía de Isaías, lo aliento a que se familiarice con ella. Lo puede hacer al leerlo. Sí, es algo bueno leer y leer, y volver a leer, y volver a leer, porque le ayuda a entender. Porque lo condena, está lleno de juicio, está lleno de promesas de salvación. Y, usted ve el corazón de Dios aquí. Una evaluación verdadera de la condición de los pecadores. Una proclamación verdadera de juicio venidero, pero, al mismo tiempo ve misericordia y gracia, inevitablemente extendida a ellos. Por ejemplo, ve una especie de microcosmos de eso, en el primer capítulo de Isaías. Dios dice en el versículo 2: “Se han rebelado contra mí”. En el versículo 3: “Un buey conoce a su dueño, un asno el pesebre de su amo; Israel no conoce, mi pueblo no entiende. ¡He aquí nación pecaminosa, pueblo cargado de iniquidad, descendencia de malhechores, hijos que actúan corruptamente! Han abandonado a Jehová, han menospreciado o blasfemado al Santo de Israel, se han vuelto de Él, lo han dejado”. Qué trágico. ¿Qué tan malo es? Versículo 5, la segunda mitad del versículo: “La cabeza entera está enferma, el corazón entero desfallece”. ¿Qué tan mal está? Versículo 6: “De la suela del pie hasta la cabeza no hay nada sano en él, solo heridas y heridas abiertas que no han sido curadas, ni suavizadas con aceite”. Como un cuerpo que está golpeado y que está enfermo y débil, ese es Israel. Y, Dios pronuncia juicio, pues, “la tierra está desolada, vuestras ciudades están quemadas con fuego”, versículo 7. “Vuestros campos extraños están devorándolos en su presencia, es desolación conforme ha sido traída por extraños”.

Este es el patrón en Isaías, pecado y juicio. Pero, pasa al versículo 16, bueno, quizás al versículo 14. Es un buen lugar dónde comenzar. “Aborrezco vuestro festivales de luna nueva, odio vuestras fiestas solemnes, son una carga para mí; estoy cansado de soportarlas. Y cuando extendáis vuestras manos en oración, esconderé mis ojos de vosotros; aunque multipliquen vuestras oraciones, no escucharé; vuestras manos están cubiertas de sangre”. Están en una condición seria y después viene esto. “Lavaos y limpiaos; quitad la maldad de vuestras obras de mis ojos; dejad de haced mal; aprended a hacer el bien; buscad justicia, reprended al malo, defended al huérfano, rogad por la viuda”. Y, después esta invitación: “Venid ahora, dice el Señor; aunque vuestros pecados sean como la grana, serán emblanquecidos como la nieve; aunque sean rojos como el carmesí, serán como la lana”. Ese versículo magnífico es Dios ofreciendo gracia y misericordia a un pueblo pecaminoso, en contra del cual ha pronunciado juicio, que caerá a menos de que se arrepientan. Este patrón, por cierto, es sostenido a lo largo de Isaías, en maneras magníficas. Tenemos tiempo de ver quizás uno o dos. Capítulo 40, después de todo tipo de juicio prometido que está por venir. El capítulo 40 comienza: “Confortad, confortad a mío pueblo, dice su Dios. Hablad amablemente a Jerusalén y a todos aquellos decidles que su guerra ha terminado, que su iniquidad ha sido quitada. Que ha recibido el doble de la mano de Jehová por todos sus pecados. Que hay salvación que le espera”. Una expresión sorprendente de misericordia.

Viene una limpieza del camino del Señor en el desierto. Un camino en el desierto será aplanado para nuestro Dios. Todo valle va a ser levantado. Todo monte y toda montaña será bajada. El camino escabroso se volverá plano. El terreno escabroso va a ser un valle amplio. La gloria del Señor será revelada y toda la carne la verá. Porque la boca de Jehová ha hablado. Viene una gran y gloriosa salvación”. El mismo lenguaje viene en el capítulo 42, versículo 6: “Yo soy Jehová, a vosotros he llamado en justicia, también te sostendré por la mano; y te cuidaré, te designaré como un pacto al pueblo, una luz a las naciones, para abrir ojos ciegos, para traer a los prisioneros del calabozo, y aquellos que moran en oscuridad de la prisión, Yo soy Jehová; ese es mi nombre; no daré mi gloria a otro”. Esta es una referencia al Mesías, quien es el siervo mencionado al principio del capítulo 42. Entonces, Él designa para ésta nación desobediente, pecaminosa, impía y sentenciada, una salvación venidera, un reino venidero, y la venida del Mesías. Y, encuentra lo mismo al principio del capítulo 43, lo encuentra en el capítulo 52, lo encuentra en el capítulo 53.

Pero vaya al capítulo 55, y esta es una sección tan hermosa, tan magnífica de las Escrituras. Después de más declaraciones de juicio y condenaciones de pecado, “He aquí a todo aquel que tiene sed; venid a las aguas; los que no tienen, vengan y coman, vengan y compren leche sin dinero, sin costo”. La salvación es siempre gratuita, siempre por gracia. “¿Por qué gastan el dinero por lo que no es pan, y aquello para lo que no satisface? Escúchenme con atención, y coman lo que es bueno, deléitense en la abundancia. Inclinen su oído, y vengan a mí; escuchen para que vivan’ y voy a hacer un pacto eterno con vosotros, según la misericordia fiel mostrada a David”. Y, Él aquí entra el versículo 6: “Buscad a Jehová mientras que Él pueda ser hallado, llamad a Él mientras esté cercano. Deje el impío su camino, y el hombre injusto sus pensamiento, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”. Podrá decir usted: “No entiendo a Dios. No entiendo cómo Dios puede ver a un pueblo que ha apostatado, un pueblo que le ha dado la espalda, un pueblo que no le ha mostrado nada más que rebelión y revuelta, y ha pronunciado juicio en contra de ellos. ¿Cómo es que Dios entonces se extiende a ellos de esta manera? ¿Cómo es que la paciencia de Dios es tan grande?

Y, la respuesta viene en el versículo 8: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni mis caminos vuestros caminos, declara el Señor. Porque como están tan altos los cielos de la tierra, así están mis caminos, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”. Cuando a usted se le acabe la paciencia, a Dios no. Cuando usted ve algo y piensa que la paciencia de Dios debe haber sido agotada, porque mi paciencia habría sido agotada desde hace mucho tiempo atrás, la de Dios no se ha terminado. Y, la respuesta es que Dios está mucho más allá de nosotros, que está infinitamente más allá de nosotros, en cómo piensa y cómo actúa. Y, el aspecto único de Dios es este, cuando Él es ofendido de manera masiva, y cuando Él es ofendido de manera incesante, Él todavía viene a los ofensores, y les advierte del juicio que está por venir, les ofrece perdón y misericordia, y gracia y compasión, y los hace sus hijos, y los lleva a su cielo santo para siempre. Este es el Dios que está colgando en la cruz. El Dios cuya paciencia va más allá, mucho más allá de la nuestra, porque sus caminos no son nuestros caminos, sus pensamientos no son nuestros pensamientos. El contraste asombroso en el Calvario, es el contraste en los insultos crueles de la multitud, y la intercesión misericordiosa por parte de Cristo. Y, esos son los dos puntos que quiero que veamos. Los insultos crueles de la multitud. Versículo 35, vamos a ver los insultos crueles de la multitud. La multitud está constituida de cuatro grupos. Aquí está el pueblo, los líderes, los soldados y los ladrones, y todos tienen la misma respuesta a Jesús. Literalmente no tienen compasión. Son crueles, brutales, sin compasión.

Versículo 35: “Y, el pueblo estaba mirando”. Ahora Lucas nos ha dado la mejor apreciación de la multitud. Parece, a partir de Lucas, que están en algún tipo de, de condición de éxtasis, de éxtasis. Como si estuvieran viendo algún tipo de deporte sangriento, o simplemente viendo y observando cómo la comedia se desarrolla. Ahora, recuerde que todo esto ha sido preparado por los judíos y los romanos, para que sea una comedia. Jesús dice ser un rey, y eso es digno de risa. Entonces, eso se convierte en el gatillo, en el punto de gatillo para la broma entera. Toda la burla, todo el sarcasmo abusivo está girando en torno a esta idea de que Jesús dijo ser un rey. Ahora, recuerde que comenzó antes de esto como vimos a los soldados antes. Cuando le colocaron una túnica y le colocaron una caña en su mano, y le metieron una corona de espinas en su cabeza. Y, continuó cuando lo llevaron a la cruz, porque Él fue crucificado ahí con dos ladrones. Pero, se aseguraron de que crucificaran a un ladrón de un lado y otro ladrón del otro lado, para que reflejara en un sentido de burla a un rey con sus dos asistentes más importantes, uno a su derecha y uno a su izquierda. Y, después lo ridiculizaron con un lenguaje sarcástico, diciéndole que si era rey, quizás Él debía ejercer algo de su gran poder. Se burlaron de Él. No hay compasión. Usted no puede encontrar compasión en esta multitud en absoluto. Nadie le muestra compasión. Es la escena más cruel y brutal que podamos imaginarnos.

Podríamos esperar crueldad por parte de los soldados romanos, porque esto era lo que hacían todo el tiempo. Eran ejecutores profesionales, que lo colocaron en la cruz, e inclusive podríamos esperar crueldad por parte de los líderes, los líderes religiosos, porque habían demostrado lo crueles que eran, al apilar cargas pesadas sobre la gente. Y, ellos nunca buscaron ayudar en nada a la gente a cargarlas. Eran brutalmente crueles con los pecadores, y los publicanos, y el tipo de personas que Jesús recibió. Podríamos esperar brutalidad cruel, por parte de los criminales, porque eran criminales profesionales. Y, probablemente la compasión y la amabilidad había partido mucho tiempo atrás de sus corazones. Entonces, no nos sorprende eso por parte de la gente. Pero, ¿deberíamos esperar que quizás la multitud fuera un poco más compasiva? Digo, todas estas son personas, probablemente que habían sido curadas por Jesús de ciertas enfermedades. Estas probablemente eran personas que habían experimentado otros milagros que Jesús había hecho en el área de Judea y Jerusalén, y habían muchas, muchas personas de todos los lugares, Galilea en el norte. Pudieron haber habido, seguramente lo habían, personas ahí en la multitud que habían sido alimentadas entre los 5000, cuando Jesús hizo alimento. Ciertamente hubieron personas que conocían bien aquellos que habían sido curados. Quizás habían recibido su sentido del oído, o de la vista, o habían sido levantados para caminar de un estado de parálisis. Digo, ¿acaso no esperaríamos encontrar algo de compasión en ellos? Y, ¿no oyeron a Jesús enseñando, y no experimentaron la mansedumbre y la gentileza de Cristo, y el amor de Cristo que fue tan manifiesto en la belleza y magnificencia de lo que Él enseñó?           

Pero, inclusive la multitud es cruel. Dice usted: “Espere un momento. Todo lo que dice en ese versículo, es que el pueblo estaba mirando”. Bueno, eso es no es todo lo que puede ser dicho acerca de la multitud cruel, me temo decirlo. Esta es una multitud grande, han venido de todos lados, es la Pascua. La ciudad ha crecido en términos de gente por cientos de miles de personas. Y, la multitud que se está moviendo hacia el Calvario, del juicio público temprano en la mañana, está creciendo y creciendo, y creciendo, porque Jesús es la persona más popular en el país, y Él está trayendo una multitud inmensa que ahora se ha congregado en torno a la cruz. Estas son personas que están ahí, que estuvieron ahí para reconocerlo como el rey potencial el lunes, cuando Él entró a la ciudad. Estas fueron las mismas personas que estuvieron ahí para gritar: “¡Crucifícale! ¡Crucifícale!” Poco antes en el día y ahora en cierta manera parecen estar agotados, me imagino. Y, en cierta manera están ahí mirando al espacio, a partir de lo que nos dice Lucas. Pero, Mateo y Marcos nos dicen más. Mateo y Marcos nos dicen lo que necesitamos saber. Mateo 27:39: “Y aquellos que iban pasando, la multitud, se burlaban de Él, y meneaban sus cabezas”. Un gesto de burla y decían: “Tú que vas a destruir el templo y lo vas a reedificar en tres días, sálvate a ti mismo; si tú eres el Hijo de dios, desciende de la cruz. De la misma manera también los sacerdotes, etcétera”.

Entonces, la multitud y los líderes. Marcos 15 versículo 29: “Y aquellos que pasaban por la multitud estaban burlándose de Él, diciendo: ¡Ah! Meneando sus cabezas. Vas a destruir el templo y vas a reedificarlo en tres días. Sálvate a ti mismo y desciende de la cruz”. De nuevo es la misma, en la misma manera en la que los gobernantes, los líderes, y la multitud que está pasando. La multitud estaba ahí, ellos habían sido organizados por los líderes, ellos son fácilmente seducidos por sus corazones malos de incredulidad, fácilmente seducidos por la manipulación de sus líderes. Ellos habían entrado al juego cómico y había derramado su sarcasmo venenoso en contra de Jesús. Nunca hacen lo correcto esta multitud. No han hecho lo correcto a lo largo de la semana, simplemente están siendo crueles en contra del Hijo de Dios misericordioso. Y, es sorprendente. Es sorprendente. Esta es la peor conducta posible por parte del pueblo de Israel. Entonces, la multitud cruel, y después los líderes crueles. De regreso en Lucas 23:35: “Y aun los gobernante se burlaban de él”. Claro, ellos lo habían organizado diciendo: “A otros salvo, sálvese a sí mismo. Si este es el Cristo, el Escogido de Dios”. Ellos entonces usan términos mesiánicos, el Cristo de Dios, el Ungido, la palabra Mesías, y su Escogido, un título mesiánico tomado de Daniel capítulo 9. Las expresiones del Antiguo Testamento se relacionaban con el Mesías, y son en referencia, en una referencia general, cuando usaban el término, el Cristo de Dios. Las palabras especificas, Su Escogido, viene de Daniel 9, y definitivamente este es un título mesiánico.

Entonces, se burlan de Él por su afirmación de ser el Mesías. Se burlan de Él, por su declaración de ser el Escogido de Dios. Se burlaban de Él – una palabra muy fuerte usada solo aquí y otra vez en el evangelio de Lucas, y en ningún otro lugar en el Nuevo Testamento. Es una palabra compuesta. La palabra en el griego para nariz es muktēr. Esta palabra es ekmuktēritzō. Significa levantar su nariz en contra de Él. Es una palabra compuesta que lo hace de una manera extrema. Es una burla intensa. Lo blasfeman. Y por cierto, note, si es tan amable, que no le hablan a Jesús. Nunca le hablan. No hay registro ahí en la cruz que le llegaron a hablar a Él. Le hablan a la multitud acerca de Él. “A otros salvó, sálvese a sí mismo. Si este es el Cristo, el Escogido de Dios”. Nunca le hablan a Cristo. Su intención es agitar a la multitud. Entonces, nunca se dirigen a Jesús. “Él salvó a otros, sálvese a sí mismo”. ¿Qué quieren decir con eso? Sarcasmo puro, ridículo. Él no salvó a nadie. ¿A quién salvó? ¿De qué? Él no salvó a nadie. Pero claro, su perspectiva sería política, una liberación política militar.

Entonces, debido a que Él ha hecho un trabajo tan bueno de salvar a todo mundo, y de librar a Israel, que se libre a sí mismo. Simplemente es burla total. Por cierto, son muy orgullosos, por ser los que llevaron a la condenación a este rey farsante. Muy orgullosos. Están muy orgullosos. Y, ellos le dan la bienvenida a la responsabilidad, al decir que su sangre sea sobre nosotros y nuestros hijos. De acuerdo con el relato de Mateo, Mateo 27:42: “A otros salvó, él no puede salvarse a sí mismo, él es el Rey de Israel. Baje ahora de la cruz y creeremos en él. Confió en Dios; que lo libre ahora si Él se agrada de él; porque él dijo: Yo soy el Hijo de Dios”. Y, como usted sabe, ellos están diciendo estas cosas. Y, simplemente no tienen idea de lo que están diciendo. Escuche esto, el Salmo 22 ve a la cruz de Cristo, es profecía. Este es el principio del Salmo 22: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” ¿Acaso se oye eso conocido? Las palabras mismas de Jesús en la cruz. Pero, pase al versículo 7, Salmo 22:7: “Una burla de hombres menospreciado por el pueblo, todos los que me ven se burlan de mí; se paran con el labio, menean la cabeza”. Eso es exactamente lo que hicieron. Diciendo: “Encomiéndate a ti mismo a Jehová. Que Él re rescate, porque Él se deleita en ti”. Todo ese sarcasmo fue predicho en el Salmo, y lo cumplieron a la letra.

Por cierto, usted puede regresar al capítulo 9 de Lucas y en los versículos 20 y 35, verá que Jesús tomó este título del Cristo de Dios, y Él tomó este título de Su Escogido. Ellos sabían que lo afirmaba. Para ellos simplemente era ridículo, y entonces, lo convirtieron en una burla. Recuerde, Pablo dice en 1 de Corintios 1, que un Mesías crucificado es para un judío un tropezadero, y claro, para el gentil locura. Ellos pensaban de alguien colgando en un árbol, de acuerdo con Deuteronomio 23, como maldecido por Dios, y Jesús fue maldecido por Dios. Y entonces, se burlan de esta noción de que Él es el Mesías verdadero y el Rey que han estado esperando. ¿Cómo es posible que eso fuera verdad? Es absurdo. Los líderes dirige esto y se aprovechan de la multitud que no piensa. Y, no sabían, como dije que Él estaba siendo maldecido por Dios. Eso era verdad. Además, Isaías 53:4 dice que Él fue herido por Dios y afligido. Y, el versículo 10 dice: “Y Jehová quiso herirlo, entregándolo a la muerte”. Pablo mira hacia atrás y él dice que fue hecho maldición por nosotros. Pero, todo esto fue ridículo para la gente.

Han un tercer grupo. Está el pueblo cruel. En la multitud están los líderes crueles, y en tercer lugar los soldados crueles. Versículo 36: “Los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre, diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo”. Ellos no conocían nada acerca de la teología judía. Simplemente se unen al juego. Simplemente siguen la misma línea. Se burlaron de Él estos soldados crueles. Le escarnecían. La palabra griega de hecho en empaizō es burlarse. Añadiendo aun más dolor en contra de Él, conforme Él cuelga en agonía. Y, en un acto de burla de reconocimiento y servicio a Él, como si Él fuera un rey, le ofrece vinagre. Es vino agrio. Ahora, hay un par de ocasiones que son identificadas de manera clara, cuando Cristo fue crucificado, en las cuales se le ofreció a Él algo de beber. La primera fue cuando lo llevaron al lugar en donde iba a ser crucificado. ¿Se acuerda que le ofrecieron una bebida que tenía un sedante? Probablemente era usada para sedar a la persona un poco, para que pudiera ser más fácil clavarlo a la cruz, y no luchara. Y, Jesús rechazó eso, ¿se acuerda?

Y, después cuando Él llega al final de su muerte, 6 horas más tarde, al final, a las 3 de la tarde, cuando está a punto de morir Él dice: “Tengo sed”. Y, le levantaron una bebida, algo de beber en una esponja, al final de un palo. Esto me parece ser algo diferente de estas dos ocasiones. Esto me parece que es parte del juego que estaban jugando. Ciertamente esto no es que le están dando el vino en respuesta a que Él lo pidió. Esto no parece ser el sedante, porque ya está ahí y la burla ya ha llegado a su escala máxima. Me parece que le están ofreciendo vinagre, y diciendo al mismo tiempo: “Si Tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo”. Este es un acto pretencioso de respeto, como si le estuvieran trayendo vino real al rey. La burla simplemente alcanza proporciones extremas. Los soldados romanos tomaban una forma barata de vino, se lo ofrecieron, haciendo mímica de los gobernantes, haciendo mímica del pueblo, escupiendo las mismas expresiones de burla.

El versículo 38 es una nota muy importante en el texto. También había una inscripción arriba de Él, “Este es el Rey de los judíos”. Y claro, ese es el tema que presenta el escenario, que prepara la escena para la comedia entera. Todo giraba en torno a esa idea. ¿De dónde vino esa señal, ese letrero? Juan 19 nos dice. Sabemos históricamente que cuando la gente era crucificada, su crimen era colocado en un letrero en la cruz donde los crucificaban. Y, debido a que Jesús no cometió ningún crimen, no se podía colocar un letrero de un crimen por el cual lo estaban crucificando. Entonces, Pilato decidió lo que iba a escribir en el letrero. Pilato escribió esto y lo colocó en la cruz. Esto era algo que Pilato hizo y esto era lo que decía: “Jesús el Nazareno. Jesús de Nazaret, el Rey de los judíos”. Si usted combina Mateo, Marcos, Lucas y Juan, de hecho dice: “Este es Jesús de Nazaret, el Rey de los judíos”. Todo estaba ahí en ese letrero. Bueno, esta inscripción muchos de los judíos la leyeron, porque el lugar en el que Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad. De nuevo, esta era la razón por la que había una multitud enorme. Estaba escrita en hebreo, latín y griego. Pilato quería que todo mundo lo supiera, y entonces, los principales sacerdotes y los judíos le estaban diciendo a Pilato: “No escribas Rey de los judíos, si no que Él dijo: Yo soy Rey de los judíos”. Pilato respondió: “Lo que he escrito, he escrito”. Pilato no lo cambió, porque esta era manera en la que Pilato se estaba burlando de ellos. Ellos se burlaron de Él. Ellos lo habían colocado entre la espada y la pared, y lo habían chantajeado, lo estaban chantajeando para que él ejecutara un hombre que él sabía que era inocente. Inclusive, su esposa le dijo que no tuviera nada que ver con este inocente. Pilato dijo: “Muchas veces no hayo crimen en Él”. Él no encontró crimen en Él. Y, Pilato había quedado como un necio, y él no lo iba a dejar así. Entonces, él quería voltear las cosas y hacer que ellos se vieran como necios. Y, era la pequeña broma de Pilato. Este es Jesús de Nazaret, el Rey de los judíos. Ellos dijeron: “Quítalo y escribe que Él dijo que Él es el Rey de los judíos”. Y, él dijo: “Lo que he escrito, he escrito”. Y entonces, tiene usted al pueblo burlándose de Jesús, y Pilato burlándose del pueblo.

Por cierto, un letrero como ese en la parte de arriba, indica que la cruz era una cruz tradicional, con parte de la vida vertical extendiéndose arriba de la viga trasversal, en donde el letrero seria colocado. En lugar de que se fuera una cruz en forma de T. Debido a que este letrero había sido colocado arriba de su cabeza. Algo más acerca de los soldados, ahí atrás en el versículo 34, al final del versículo: “Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes”. Por cierto, ese era un procedimiento estándar. A los ejecutores se les daba el derecho de quedarse con las posesiones. Las posesiones finales de la ropa y las cosas de la gente que eran ejecutadas. En cierta manera, me imagino que era una especie de pequeña prestación laboral. Ahora, se dan más detalles allá atrás en Juan, porque Juan nos da algo de información acerca de exactamente qué es lo que los soldados hicieron. En Juan 19:23: “Los soldados por tanto cuando crucificaron a Jesús, tomaron sus túnica exterior y la dividieron en cuatro partes”. Habían cuatro partes. Habían cuatro partes de la ropa que un hombre usaba en ese entonces. Estaba, estaba la túnica exterior que lo mantenía caliente, como una chamarra. Y, usted se dormía en ella y era usada como colcha. Y, estaba el calzado o sandalias. Estaba la parte de la cabeza y estaba el cinto o cinturón, cuatro piezas.

Sabemos que habían cuatro soldados romanos que era asignados a una crucifixión. Y, si usted ve en Hechos capítulo 12, lea acerca de un escuadrón de romanos. Era un cuaternión, estaba constituido de cuatro. De hecho, uno completo eran cuatro unidades de cuatro. Entonces, es muy probable que habían cuatro soldados en un escuadrón de la muerte. Esta es la razón por la que las cuatro partes de la ropa podían ser divididos. Una para cada uno de los cuatro. Pero, también había una túnica que habría sido su atuendo regular, y esa túnica no tenía costura, estaba tejida, estaba hecha en una pieza, y entonces dijeron: “No la rompamos. Vamos a echar suertes para decidir de quién va a ser”. Para que la Escritura se cumpliese, que dividieron mi túnica exterior entre ellos, y por mi ropa echaron suertes. Eso también está en el Salmo 22.

Entonces, eso es lo que hicieron, echaron suertes, dividieron su ropa entre ellos. Cada uno se quedó con una pieza, y después alguien se quedó con la túnica. Ahora, conforme usted piensa en eso, ahora se da cuenta de que Jesús había sido despojado de todo. Él ha sido despojado de toda su ropa, y Él está desnudo, excepto por una prenda de ropa. Y, están haciendo todo lo que pueden para despojarlo de toda su dignidad, si es que hay algo que ha quedado de su dignidad. Quieren que Él sea un objeto de burla a tal grado, que nada quede. Él está colgando ahí desnudo, no puede evitar más que recordar que cuando Adán y Eva cayeron en pecado, inmediatamente estuvieron conscientes de que estaban, ¿qué? Desnudos. La desnudez ha estado asociada con la culpabilidad moral. Es simbólica de vergüenza ante Dios. Y, ellos trataron de hacer cubiertas para sí mismos, y tuvieron éxito, y Dios entra, y en Génesis capítulo 3, mata un animal para hacer cubiertas para ellos, para esa vergüenza y desnudez, ese símbolo de vergüenza moral y culpabilidad. Dios mismo hizo una cubierta. Y, aquí en el Calvario, Jesús es desnudado en nuestro lugar. Jesús está en la posición de manifestar el símbolo de culpabilidad moral, y vergüenza moral ante Dios. Nada más que Él no está cubierto. Él es juzgado. Él es maldecido por Dios en esa desnudez, la cual no era suya, si no nuestra. Jesús desnudo en nuestro lugar. Jesús desnudo, el símbolo de nuestra culpabilidad moral, y nuestra vergüenza moral no es cubierto por Dios. Él es juzgado por Dios. Y, Dios derrama la furia completa de su ira en esa desnudez. Y Jesús, el que fue desnudado por nosotros, se vuelve nuestra cubierta, nuestra cobertura, nuestro cordero que nos cubre. Esto en la ironía divina.

Finalmente, los ladrones crueles. Versículo 39: “Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros”. Es lo mismo. Todos están jugando el mismo juego. Uno de los ladrones. Uno es citado por Lucas, pero, Mateo y Marcos nos cuentan el resto de la historia. Esto es lo que Mateo dice en Mateo 27:44: “Los ladrones también le injuriaban con las mismas palabras”. Ambos, plural. Marcos 15:32: “Los que fueron crucificados con él también lo estaban injuriando”. Ambos se unieron. La multitud entera, todos los gobernantes, todos los soldados, ambos ladrones. Todo lo que Lucas hace es registrar lo que uno de los dos dijo, pero, ambos estuvieron involucrados. “Si tú eres el Cristo”, de nuevo con burla y sarcasmo, “sálvate a ti mismo y a nosotros”. Todo simplemente es cruel. Entonces, de nuevo esta actitud de este insulto cruel. Vemos la intercesión misericordiosa del Cristo. Es realmente sorprendente, totalmente opuesto. Versículo 34: “Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Esto simplemente nos deja boquiabiertos. Simplemente boquiabiertos. Sin argumento lo que está siendo pronunciado por parte de estos corazones malos, y estas bocas malas en contra del Hijo de Dios es la blasfemia suprema, la profanación total de santidad, el pecado más bajo que jamás fue cometido, la impiedad a su nivel más bajo, y merece maldición divina, amenaza divina, venganza divina, juicio divino, condenación divina. Esta es injusticia sin paralelo, trasgresión sin paralelo. Esto es herejía sobre herejía. Irreverencia sobre irreverencia. Profanación sobre profanación. Un sacrilegio que va más allá de la comprensión. Esperaremos que Jesús derramara denuncias furiosas en contra de todos ellos, que los juzgara, que los hiciera pagar por su iniquidad abierta, extrema, inmediatamente ahí en ese punto, pero, no lo hace.

En contraste a eso, Él dice: “Padre, perdónalos, porque no saben los que hacen”. Él le pide a Dios que provea perdón para ellos. Ahora, Jesús habló siete cosas desde la cruz. Él le habló a uno de los ladrones y dijo: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. Después le habló a su madre y a Juan, y les dijo: “He aquí tu madre, he aquí tu hijo”. Y, encomendó el cuidado de su madre al Apóstol Juan, quien estaba de pie allá de lejos, de lejos. Y después, durante tres horas, la tierra entera estuvo oscura, y Él no habló en absoluto. Y, después de la oscuridad, Él habló a Dios y dijo: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Y después, Él le habló a los soldados y dijo: “Tengo sed”. Y, le dieron la esponja. Y después, Él habló a sí mismo y dijo: “Consumado es”. Y después, Él habló a Dios y dijo: “En tus manos encomiendo mi espíritu”. Pero, lo primero que dijo, antes de todo, fue: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Sus primeras palabras, fueron palabras que buscaban el perdón divino para los pecadores más miserables del mundo. Ciertamente este es Jesús, el Padre, corriendo a abrazar al prodigo rebelde, ¿no es cierto? Esto no es sorprendente. Jesús inclusive dijo, que al que más se le perdona, más ama. Entonces, Él se presentó para perdonar a grandes pecadores, para que Él pudiera experimentar por parte de ellos gran amor.

Pedro dice que cuando le maldecían, Él no respondía con maldición. Y, que cuando Él estaba siendo insultado, Él no clamó por venganza. 1 Pedro 2:23 y 24. Esteban aprendió de esto y cuando Esteban vio que su vida estaba siendo aplastada por las piedras sangrientas, Esteban siguiendo a su Señor dijo: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado”. Esta es una oración general, para que todo el mundo supiera que no hay un pecado en contra del Hijo de Dios que es tan severo, que no puede ser perdonado, si uno se arrepiente. Ese es el mensaje. Si hay perdón para estas personas, hay perdón para cualquier persona. Usted no puede ir más allá de esto. Pero, esto es más que tan solo una oración general. Es una oración específica. Cuando Él dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Él sabía quiénes eran ellos, porque en el día de Pentecostés, 3,000 judíos en Jerusalén se convirtieron a Cristo, y fueron bautizados, y la iglesia comenzó. Unas cuantas semanas después, otros 5,000 hombres y más, y más, y llegan a ser decenas de miles de personas en Jerusalén que abrazan la fe de Jesucristo. Y, debieron haber muchos de ellos que vinieron a Cristo en esa semana después de la resurrección, que estuvieron en esa multitud. De tal manera que es una oración general que le dice al mundo entero, que el pecador que se arrepiente y viene a Cristo, puede ser perdonado del peor crimen que jamás cometió. Pero, también es una oración específica que Dios conoce en su mente, desde antes de la fundación del mundo, quién en esa multitud Él verdaderamente va a perdonar. Una iglesia nació a partir de estas personas que estaban de pie ahí a los pies del Calvario, y se burlaron del Hijo de Dios. Ellos se volvieron, ellos se convirtieron en la primera iglesia. No solo eso, había un soldado entre los soldados, uno de ellos vino a la salvación. Versículo 47 de Lucas 23: “Cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este nombre era justo”. Y por cierto, no crea que solo fue ese centurión. Escuche Mateo 27:54: “Ahora el centurión y los que estaban con él guardando a Jesús dijeron: Verdaderamente éste era el Hijo de Dios”. La oración fue respondida en el momento. Algunos en la multitud formaron la primera iglesia. Algunos entre los soldados afirmaron la deidad de Jesucristo. Y, un centurión romano alabando al Dios verdadero de Israel, y afirmando la realidad de su Hijo, y otros con él. Y por cierto, algunos de los líderes también fueron salvos. En Hechos capítulo 6 versículo 7: “La Palabra del Señor continua creciendo, y el número de los discípulos continuaba incrementándose grandemente en Jerusalén”. Y, escuche esto: “Y muchos de los sacerdotes se estaban volviendo obedientes a la fe”. Y por cierto, uno de los dos ladrones dijeron: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”. Y, a él Jesús le dijo: “De cierto te digo, que hoy te encontraré en el paraíso”.

En un sentido es una oración general, que abre el perdón de Dios para todos los que han rechazado a Cristo, sin importar que tan grande es el crimen cometido en contra de Él. Pero, en otro nivel esta es una oración muy específica, que fue respondida de manera inmediata entre la multitud, entre los soldados, entre los ladrones, e inclusive entre los sacerdotes. La gran ironía del Calvario, es que mientras que toda ésta burla estaba siendo expresada en contra de Cristo, Él estaba llevando la maldición de Dios, que era mucho peor que cualquier cosa que ellos pudieran hacer en contra de Él. ¿Usted cree que es malo ser maldecido por los hombres? Él estaba siendo maldecido por Dios. Pero, al tomar tanto la maldición de los hombres, como la maldición de Dios, Él proveyó la expiación misma que hace posible el perdón por el que Él oró.

Señor, te damos gracias de nuevo por la escena. La naturaleza vivida de la misma, la riqueza, la maravilla. Llena nuestras almas con gozo y gratitud. Esta es la oración de mi corazón, que todos los que están aquí, tengan una relación verdadera con Cristo, que confiemos en Él como nuestro redentor y salvador nada más. Que recibamos el perdón que Él ofrece, inclusive aquellos que han blasfemado su santo nombre. Te damos gracias por la grandeza de la gracia. Te damos gracias porque estuviste dispuesto a recibir todas las maldiciones de los hombres, inclusive más la maldición de Dios, para proveer perdón para nosotros, pecadores inmerecedores como lo somos. Te alabamos y te bendecimos. No es sorprendente que no podamos encontrar suficiente fuerza para cantar con el suficiente volumen, y por el suficiente tiempo nuestras alabanzas. Ahora Señor, lleva a cabo tu obra en todo corazón y nos regocijamos en esa obra. Te damos gracias porque estamos aquí en un sentido muy real en la mente de tu Hijo, cuando Él dijo: “Padre, perdónalos”. Somos parte de esos, por quienes Él pidió perdón. Hemos sido perdonados. Somos aquellos por quienes Él oró, y por quienes Tú respondiste. Te damos gracias por la grandeza de tu salvación. Que nos uses para proclamar esta salvación. Hasta los fines de la tierra oramos, en el nombre de nuestro Salvador. Amén.            

 

 

 

 

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