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Regresamos de nuevo en esta noche al sexto capítulo de Romanos. Confío en que su corazón esté preparado para recibir de la Palabra del Señor. Estos son grandes días para mí al estudiar Romanos capítulo 6; a lo largo de la historia de la iglesia, este capítulo en particular ha sido estudiado mucho, y ha sido discutido mucho, y hay una gran riqueza de material escrito acerca de él; y yo mismo he sido enriquecido día tras día conforme me expongo a todo lo que ha sido dicho, y en todo lo que se ha pensado, y todo lo que se ha enseñado acerca de este capítulo maravilloso. Inclusive, con todo eso, encuentro que el Espíritu de Dios me da un entendimiento fresco y un sentido gozoso de descubrimiento conforme avanzo a lo largo de este gran capítulo. John Newton huyó al mar a una edad temprana en su vida, y finalmente llegó a África, y en una especie de inversión de funciones normales fue vendido como un esclavo a una mujer de color.

Él llegó a tales profundidades que vivió de las migajas de la mesa de esta mujer, y su biógrafo nos dice que él comía vegetales salvajes, los cuales él escarbaba del suelo en la noche. Su ropa fue reducida a solo una playera, la cual periódicamente lavaba en el océano. Cuando él finalmente escapó de su situación de esclavitud, él fue a los nativos y él aceptó su tipo de vida más bien bajo; realmente no parece posible para un hombre civilizado, educado, el haberse hundido al nivel que John Newton se hundió, pero el poder de Dios se aferró de él en esa situación a través de un misionero en África, se volvió un capitán de mar, y más tarde en su vida se volvió un ministro del Evangelio de Jesucristo. Él escribió muchos himnos maravillosos, quizás el más popular de todos: “Cosas gloriosas de Ti son habladas, Sion, ciudad de nuestro Dios”.

Poco después, él se volvió el pastor de una iglesia en Londres. Y hay un pequeño párrafo en el patio de la iglesia en donde John Newton fue el pastor, un pequeño párrafo que él mismo escribió y dice lo siguiente: “Sagrado para la memoria de John Newton, una vez un libertino y blasfemo y esclavo de esclavos en África, pero renovado, purificado, perdonado, y establecido para predicar ese Evangelio el cual había laborado por destruir”. Ahora, ¿qué cambia una vida así? ¿Qué es lo que puede cambiar a alguien de una manera total y de una manera tan poderosa y tan dramática? ¿Cómo es que sucede que Pablo pueda decir en 1ª de Timoteo 1: “Habiendo sido yo antes blasfemo, perseguidor, injuriador, pero el Señor me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio”?

¿Cómo puede ser dicho en 1ª de Corintios 6 que los homosexuales y asesinos, y adúlteros, y fornicarios, y gente así, que nunca entrarán al reino de los cielos; sin embargo digan: “Y éstos érais algunos de ustedes, pero habéis sido lavados y han sido santificados”? ¿Qué es lo que puede cambiar de manera tan dramática una vida? Bueno, la respuesta a esa pregunta se encuentra en este sexto capítulo de Romanos, el cual nos habla de la transformación total de una vida a través de la salvación ofrecida en Jesucristo. Jesucristo puede cambiar de manera total a una persona, de adentro hacia afuera. En el libro de Gálatas, por ejemplo, hay un versículo clave, y si no lo ha memorizado debería hacerlo. Subráyelo. Enciérrelo en un círculo en su Biblia. Coloque un asterisco al lado. Gálatas 2:20: “Con Cristo estoy juntamente crucificado (pero todavía vivo), y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y (la vida) lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”.

¡Qué gran verdad! Con Cristo estoy juntamente crucificado, pero viv, mas ya no vivo yo, sino Cristo vive en mí; un nuevo yo, el yo antiguo ya se fue, muerto; un nuevo yo vive uno con Cristo. El momento en el que creemos en el Señor Jesucristo, mediante un milagro divino somos crucificados con Él, somos sepultados con Él, morimos en su muerte y después resucitamos para vivir una vida nueva; somos transformados y ese es el tema que está desarrollando Pablo en Romanos 6, 7, 8, es el resultado de la santificación.  Capítulo 5 de justificación, el resultado de justificación, capítulo 5, habla de que el primer resultado de la justificación es seguridad, estamos seguros en nuestra salvación. El capítulo 6 nos dice que el segundo es la santidad de un nuevo yo. El capítulo 7 procede a hablarnos de otro de los resultados de la justificación el cual es “conflicto”, y veremos eso cuando lleguemos ahí.

Por ahora, estamos viendo el hecho de que cuando somos redimidos nos convertimos en una persona totalmente nueva. El Señor quien salva, hace al que Él salva santo; esa es la razón por la que dice en 1ª de Corintios 1:2: “A la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados…”,  “hagios” (santos), llamados “los santos”. Ahora, es algo sorprendente pensar de los corintios como siendo santos, ¿no es cierto? Es sorprendente que sean llamados “los santos”. Pero inclusive, los corintios con todos sus problemas y todas sus fallas, y todos sus pecados, no obstante fueron llamados “los santos”, habiendo sido hecho santos en el acto de redención y salvación. Ahora, a lo largo de los primeros cinco capítulos de la epístola de Pablo a los Romanos, él ha presentado la idea de salvación por gracia a través de la fe; y el tema dominante de todo esto ha sido la gracia de Dios, gracia súper abundante, y entonces la clave estuvo en el 5:20 –y señalamos eso la última vez–: “Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia”; en otras palabras, la gracia salvadora maravillosa de Dios domina lo horrendo del pecado. Ahora ese es un triunfo climático el que la gracia triunfe sobre el pecado.

Ahora, habiendo dicho esto Pablo, como cualquier buen maestro, espera cierta reacción, y entonces al entrar al capítulo 6 versículo 1, nos encontramos con el antagonista; Pablo sabe que esta pregunta va a venir, sin duda alguna así fue; bien pudo haber sido también que algunos ahí en la ciudad de Roma estaban diciendo esto. La pregunta es: “¿Qué pues diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?”. Alguien va a venir y va a decir: “Tu tipo de evangelio Pablo lleva al antinomianismo, lleva al vivir sin ley, andas por todos lados predicando esto que dices que es gracia, y estás desatando a la gente, estás quitándole las restricciones, estás quitándole los límites, y les estás dando más libertad de la que deberían tener. ¿No puedes predicar gracia pura? De lo contrario, la gente se va a entregar al pecado y va a abusar de ella”.

Y entonces, Pablo se está adelantando aquí a que habrá una crítica por parte de algunos que creen que ésta es una enseñanza demasiado libertina, y quiero decirles que cualquier persona que verdaderamente predica el evangelio de Jesucristo se expone a ser acusada de esto, porque de hecho, la gracia es gracia. Ahora, si un predicador nunca ha sido acusado de esto, es muy probable que él está predicando ley, porque si usted predica gracia alguien lo va a acusar a usted de quitarle las restricciones a la gente, liberarlos, y si pueden pecar y Dios va a perdonarlos de cualquier manera, entonces hombre, por qué no simplemente peca usted todo lo que quiere; eso es inevitablemente lo que se va a preguntar. La gente que se aferra al hecho de que puede perder su salvación presenta este argumento: “Bueno, ¿quieres decir que puedes salir y hacer lo que quieras y el Señor te va a perdonar?

Entonces, debemos pecar como locos y dejar que Dios ejerza toda la gracia que Él quiere”, y entonces el antagonista realmente está dirigiendo su antagonismo, la reacción al asunto de la gracia, la salvación de gracia, y eso nos lleva a esta pregunta tan importante en el capítulo 6: “¿Puede una persona ser cristiana y continuar viviendo en esa misma relación al pecado antes de que fuera salvada?”; en otras palabras, “¿A caso la salvación lo cambia?”. ¿Entendió eso? ¿A caso la salvación lo cambia a usted? Algunas personas creen que la salvación simplemente es una transacción. Dios lo escribe, y cambia su destino en últimas, pero no necesariamente lo cambia a usted. Lo que estamos diciendo es que la pregunta debe ser respondida. ¿A caso la salvación realmente lo cambia a usted, o podemos continuar viviendo en la misma relación con el pecado que tuvimos antes? Y como dije antes, algunas personas están diciendo que la salvación no lo cambia a usted, y que usted realmente puede ser salvo y continuar viviendo con el mismo tipo de vida que usted vivió antes, esto es absolutamente contrario a la enseñanza de este capítulo.

Veamos la respuesta de Pablo en el versículo 2: “¡En ninguna manera! “Megenoito”, ¡no, no, no, no! ¡Nunca, nunca, nunca, no puede pasar! ¡No hay manera! ¡Imposible!”, es la negación más fuerte que él puede dar. Y después él dice – aquí está la razón, y aquí está la clave de la sección entera: “Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?”, es un pensamiento indignante, enoja a Pablo, molesta su sentido de justificación el pensamiento de que podemos continuar pecando crea menosprecio; cómo es que los que hemos muerto al pecado –es la expresión correcta–, que hemos muerto al pecado, ¿continuaremos viviendo en él? Es una contradicción fundamental. Un creyente entonces no puede continuar en la misma relación con el pecado, no puede vivir en la misma esclavitud al pecado en la que él vivía, él no puede continuar pecando al mismo nivel, al mismo grado en el que él pecó antes de que fuera salvo; debe haber una transformación básica, y esa es la razón por la que le he estado enseñando a lo largo del libro de Romanos, y ha habido algunas reacciones interesantes a algo de esto, pero usted no puede ser salvo y no ser cambiado porque la salvación es una transformación.

En Juan 8:34 Jesús respondió a ellos: “De cierto, de cierto os digo, el que hace pecado, el que continúa pecando, aquel cuyo patrón de vida es cometer pecado, es el siervo del pecado, esclavo es del pecado”. Ahora, usted como cristiano, ¿todavía es el siervo del pecado? ¿Todavía usted está en la misma relación con el pecado en la que estaba usted antes? Observe el capítulo 6 versículo 18 y usted encuentra la respuesta: “Habiendo sido liberados del pecado, fuisteis hechos siervos de la justicia”. Ahora, en la salvación su esclavitud cambia de estar esclavizado al pecado, y ahora usted se vuelve esclavizado a la justicia; del patrón incesante de pecado, usted es transformado en alguien que responde a la justicia, un principio muy importante. Usted ha muerto al pecado. Este principio repetido una y otra vez en las Escrituras, hablamos de esto a detalle la última vez; entonces no voy a repetir el punto, pero permítame tan solo enfatizar que una persona que es salva es trasladada del reino del pecado, del reino de las tinieblas, del reino de la muerte, del reino de las fuerzas de la iniquidad del mundo.

Hemos vencido al mundo, dice 1ª de Juan. Somos liberados de la esclavitud incesante, interminable de Satanás, –Efesios 2–, usted estaba bajo el control del príncipe de la potestad del aire, usted estaba bajo la soberanía directa del gobernante de las tinieblas de este mundo, pero ha sido liberado de eso. Usted ha llegado a una nueva dimensión y entonces hay una vida nueva, esto es muy, muy importante. Ahora, la pregunta fundamental aquí –mantengan en mente, amados– no es en relación a nuestros actos de pecado –entraremos a eso–, es en relación al principio de pecado como un principio dominante, gobernante, esclavizante en la vida. Ahora, solo hay dos dominios en términos del apóstol Pablo, y para verlos aquí lo único que tiene que hacer es regresar al capítulo 5 versículo 21, y aquí está el corazón de su pensamiento: “Así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro”.

Ahora, usted solo tiene dos monarcas: primero el pecado, segundo la gracia; y toda persona en el mundo está bajo uno de los dos, y no ambos al mismo tiempo. O usted es dominado por el pecado, o usted dominado por la gracia de Dios; o es el pecado que lo dirige, o la gracia la cual produce justicia y vida eterna. El pecado que produce muerte, o gracia que produce justicia y vida. Y cuando usted estaba perdido antes de que conociera a Cristo era pecado, y cuando usted es salvo es la gracia produciendo justicia y vida. Entonces, cuando dice ahí en el versículo 2, “hemos muerto al pecado”, significa que hemos muerto al reinado del pecado, hemos muerto al dominio del pecado. Ya no estamos en la misma relación con el pecado en la que estuvimos en el pasado. Nuestra ciudadanía está en los cielos, tenemos un nuevo amo – como dice en el capítulo 6 versículo 14 de Romanos: “El pecado no se enseñoreará de vosotros porque no estáis bajo la ley sino bajo la gracia”, entonces el pecado ya no es su amo.

Entonces, cuando una persona es salva hay una transacción muy grande que se lleva a cabo en el aspecto legal; Dios lo declara a usted justo, pero también hay una gran transformación que se lleva a cabo; usted es sacado del dominio del pecado y colocado en el dominio de la gracia de Dios produciendo justicia y vida. Ahora, para mostrar la validez de este punto, tenemos el argumento en los versículos 3 al 14. El antagonista en el versículo 1, la respuesta en el versículo 2, el argumento del 3 al 14, y hemos estado desarrollando este argumento. Permítame tan solo presentar rápidamente la primera parte, porque ya la vimos. En el capítulo 6 versículo 13 encontramos la primera afirmación del argumento. Ahora, voy a llevarlo de regreso a esto, para que pueda seguir el flujo. Ahora, Pablo dice: “Permítanme mostrarles lo que significa haber muerto al pecado”. Número 1: Somos bautizados en Cristo. “¿Oh no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?”, y lo primero que queremos que vean en la primera parte del versículo es que fuimos bautizados en Cristo.

En otras palabras, cuando usted es salvo, la idea de bautismo es “sumergir”, usted fue literalmente inmerso, sumergido en Jesucristo; obviamente, es simbolizado externamente por el bautismo por inmersión; pero él no está hablando del bautismo aquí, él está hablando de la realidad de una unión viva íntima con Jesucristo, fueron inmersos en Cristo. Podrían pasar semanas simplemente hablando de lo que significa ser uno con Cristo. Hay tantas, tantas escrituras en las que se expresa que somos colocados en unión con Él en todo sentido; es simplemente un pensamiento incomprensible, monumental. Por ejemplo, hay un sentido en el que podemos inclusive identificarnos con Él en su nacimiento virginal, porque Él nació del Espíritu y somos nacidos del Espíritu, y ciertamente podemos identificarnos con Él en su circuncisión; Él fue circuncidado al octavo día, y cuando él fue circuncidado se colocó a sí mismo bajo la autoridad de la ley conforme Él había venido a redimir a aquellos que estaban bajo la ley; y en un sentido participamos de su circuncisión.

En Colosenses 2:11: “Quienes vosotros también habéis sido circuncidados con la circuncisión hecha sin manos, al quitar el cuerpo de pecado de la carne por la circuncisión de Cristo”, en otras palabras, Cristo fue apartado, Él fue hecho puro por así decirlo, y nosotros al identificarnos con él somos hechos puros en Él. Hay un sentido en el que también podemos identificarnos inclusive con su bautismo, porque nosotros también hemos sido bautizados por el Espíritu de Dios, podemos ser en un sentido ser identificados en sus sufrimientos porque llevamos en nuestros cuerpos las marcas de Jesucristo. Nosotros podemos, en un sentido, ser identificados en sus sufrimientos, porque llevamos en nuestros cuerpos las marcas de Jesucristo. Conocemos la comunión de sus sufrimientos, somos unidos con Él en su vida, somos unidos con Él en su semejanza eterna gloriosa conforme seamos conformados a su imagen, y conformados a esa imagen más y más hasta que algún día seremos como Él, porque le veremos tal como Él es.

Y entonces, hay un sentido de nuestra unión con Cristo que podríamos simplemente estudiar por sí sola por mucho tiempo, y supongo que podría ser resumido creo en Hebreos 2:11, Él no se avergüenza de llamarnos hermanos, Él no se avergüenza de identificarse a sí mismo con nosotros, ¡qué maravilloso! Entonces, en primer lugar, cuando usted se volvió cristiano, usted es colocado en unión con Jesucristo. Ahora, el segundo punto que él presenta es que somos identificados con Cristo en su muerte y resurrección. En el versículo 3 dice que fuimos bautizados en su muerte, y versículo 4: “4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. 5 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección”. Observe la palabra ahí “semejanza”; físicamente no morimos, físicamente no resucitamos, pero en semejanza de ello.

En otras palabras, sucedió en esa manera, y somos identificados en su muerte y resurrección espiritualmente; realmente no morimos, pero en semejanza de su muerte, en semejanza de su resurrección. Y como vimos la última vez, el punto espiritual aquí es éste: Que cuando usted vino a Cristo y creyó en Él, inmediatamente por milagro divino usted murió, su vida antigua murió y usted resucitó para caminar en vida nueva, es simplemente maravilloso. Él presenta el punto de que Cristo fue sepultado como lo fue, dice en el versículo 3 que Él estaba muerto, y después el versículo 4 somos sepultados con Él. La sepultura siendo la prueba de la muerte cuando Cristo fue sepultado, fue la afirmación de que Él verdaderamente había muerto; y en un sentido cuando somos sepultados con Él, afirma que realmente morimos. Ahora, ¿qué está diciendo esto? Está diciendo que ya no existe un antiguo usted, ya no existe una naturaleza antigua. Ahora, sé que algunas personas no pueden entender eso porque se les ha enseñado a lo largo de su vida que hay una vieja naturaleza y una nueva naturaleza, y la vieja naturaleza es un perro negro, y la nueva naturaleza es un perro blanco, y al cual usted alimente va a ser el que gane.

Ahora, quizás ha oído ese tipo de teología, pero la esencia de lo que él está diciendo aquí es que ya no queda nada de su viejo yo, de su viejo antiguo; entonces, usted estaba tan muerto que ¿qué?, fue sepultado; y lo que salió de esa tumba – “Mas ya no vivo yo, mas vive, ¿quién?”. El “yo” antiguo es un nuevo “yo”, pero no es el “yo” antiguo, es un nuevo “yo”, ¿verdad?, es Cristo en mí, es un nuevo “yo”. Ahora, no estamos hablando con la experiencia todavía, no estamos hablando de cosas prácticas, estamos hablando de términos, estamos tratando de entender un hecho redentor, y es importante o de lo contrario no estaría en las Escrituras. Entonces, hemos muerto al pecado, ¿cómo?, sepultados en su muerte, resucitados para caminar en vida nueva. Gran verdad. Vayamos al tercer punto y vamos a retomarlo en donde nos quedamos la última vez. Esto realmente es interesante. Un tercer punto en el pensamiento progresivo de Pablo es que el cuerpo del pecado ha sido destruido.

Ahora, esto realmente es difícil para algunas personas; pero observe el versículo 6, es muy simple: “6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. 7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado”. Ahora, el tercer punto en su flujo de razonamiento es que el cuerpo del pecado ha sido destruido. Ahora, veamos ese versículo, versículo 6: “sabiendo esto”, ¿qué es eso? Bueno, esa es una apelación al conocimiento común, “todos sabemos esto”. ¿No es interesante cómo aquí estamos dos mil años después, y la mayoría de nosotros no lo sabe? Digo, parte del problema con los cristianos, al no poder vivir la vida cristiana como debe ser vivida, es que no saben quiénes son. Digo, conozco un pastor que le ha dicho a la gente cuando se van a casar: “Báñense juntos para que puedan conocerse un poco. No se preocupen por el pecado, porque como pueden ver, esa es su naturaleza vieja.

¿Y qué van a hacer? Su naturaleza antigua va a hacer lo que quiera hacer de cualquier manera. Entonces, eso es simplemente su naturaleza antigua”. ¡Oh! ¿Qué naturaleza antigua o vieja? ¿Quiere decir la que está muerta y sepultada? Como puede ver, si usted se aferra a una perspectiva dualista como esa, entonces puede justificar todo tipo de cosas. Este hombre no creía en la disciplina de la iglesia, porque cuando la gente actúa mal simplemente es la naturaleza vieja. ¿Qué va a hacer con la vieja naturaleza? Va a hacer lo que quiera hacer de cualquier manera; no hay disciplina, no cree que el pasaje en Hebreos aplica al tiempo actual, no hay disciplina de creyentes, ¿por qué el Señor va a disciplinar la naturaleza vieja? Usted no la puede corregir, no puede hacer nada al respecto, todavía está ahí, entonces con toda seguridad va a mostrar su cabeza horrenda.

Y usted no es dos cosas que están adentro de usted luchando entre sí, porque él dice – aquí es conocimiento común, quizás era más común en esos días que en la actualidad: “Sabiendo esto”, él apela al conocimiento común entre los creyentes incluyendo a los Romanos, esto es básico a nuestro entendimiento de nuestra redención, esto es elemental. ¿Y qué es eso? Tres hechos en el versículo 6, cosas maravillosas, Hechos 1: “Nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con Él”, nuestro viejo hombre es crucificado con Él. Ahora, no solo está herido, está muerto, eso es lo que dice. Dice usted: “Bueno, ¿qué es el “viejo hombre”? ¿Qué es el “viejo hombre”?”, bueno, me gustaría que entendiera qué es el “viejo hombre”. ¿Y sabe usted? Cuando quiero saber qué es lo que significa en estos términos que no puedo entender, simplemente busco en la Biblia hasta que lo encuentro, y normalmente se aparece, éste resulta aparecer en Efesios 4:22, y aquí está una definición del viejo hombre, Efesios 4:22 observe lo que dice: “Que os despojéis con respecto a la antigua manera de vivir”, el viejo hombre, ¿qué es el viejo hombre? ¿Qué es?  ¿Su qué? Su vida antigua de vida, que era –continúe leyendo–, la cual, ¿qué?, está corrompida. ¿Qué es el “viejo hombre” entonces? Su vida antigua corrupta no regenerada, eso es lo que es.

Y se presenta en contraste en el versículo 24: “Vestíos del nuevo hombre”, ¿cuál es el nuevo hombre?, “Conforme a Dios es creado”, ¿en qué?, “Justicia y santidad verdadera”. Ahora, ¿qué es usted? ¿Acaso usted es su viejo hombre y su nuevo hombre peleando? Usted nunca  encontrará eso en la Biblia. ¿Usted es su naturaleza antigua y la nueva naturaleza luchando? ¡No! Usted se ha despojado del viejo hombre, usted se ha vestido del nuevo hombre. El viejo hombre era corrupto, según la lujuria engañosa a su vida antigua de vida, su estilo de vida antiguo; el nuevo es creado en justicia y santidad verdadera, expresado en los términos de Pablo a los Corintios: “Si alguna está en Cristo, (¿qué?) nueva criatura es”. Ahora ese es el viejo hombre. Ahora regrese a Romanos capítulo 6 – oh, espere un momento, quédese en Efesios. Quiero hacer un par de comentarios porque algunos de ustedes en cierta manera se están preguntando un par de cosas, y acabo de pensar en eso, probablemente debería aclarar algunas cosas aquí.

Algunas veces el pasaje de Efesios en donde dice en el versículo 22 que: “Despojaos de vuestra vieja manera de vivir, el viejo hombre”, algunas veces eso es visto como un mandato, y parece para algunas que Pablo le está diciendo aquí: “Usted es cristiano, son ahora cristianos, procedan a quitarse del viejo hombre, simplemente quítense esa manera de vivir antigua, ese viejo hombre”. Pero como puede ver, en Romanos capítulo 6 dice que el viejo hombre ya está muerto. Entonces, ¿cómo armonizamos esto? Bueno, encaja bien en el contexto al ver el infinitivo aquí en el versículo 22, “Despojaos”, el infinitivo en el versículo 24, “Vestíos”, como lo que Juan Murray llama “Infinitivos de resultado”. “Ya no estás solo en esto”, él lo traduce de esta manera. Entonces, ustedes que se han quitado según la antigua manera de vivir al viejo hombre, de tal manera que no es un mandamiento sino una afirmación de un hecho.

El obispo Han Lim Moon hace mucho tiempo tradujo este versículo diciendo que: “Fuisteis enseñados en Cristo con respecto al hecho de que su viejo hombre fue hecho a un lado”. Martin Lo John lo traduce: “No continúen viviendo como si todavía fueran ese viejo hombre, porque ese viejo hombre ha muerto. Ya no sigan viviendo como si todavía estuviera ahí”, ese es el punto. Y creo que estamos respetando el idioma original, y estamos haciendo que Pablo sea coherente cuando vemos esto no como un mandato sino como una afirmación de un hecho. Él está diciendo en el versículo 20: “¿Ustedes no han aprendido eso de Cristo? ¿No aprendieron de Cristo el continuar en su pecado? Se han despojado de la vida antigua, el viejo hombre, y vístanse del nuevo hombre”. Pero aún si quiere pelear hasta la muerte por el hecho de que este es un mandato en el pasaje, entonces simplemente exalta el hecho anterior de que si es verdad que usted de hecho se ha despojado, se ha quitado al viejo hombre, si usted de hecho ha visto la muerte del viejo hombre, entonces ciertamente en práctica debería estar viviendo de esa manera.

Y hablaremos más de eso en el futuro, pero estoy cómodo con el hecho de que aquí Pablo está haciendo afirmaciones de hechos. Observe Colosenses 3:9-10, porque aquí está lo que para mí es tan convincente acerca de la interpretación apropiada de Efesios. Colosenses es un libro paralelo, y Colosenses trata en un sentido paralelo con Efesios; usted lo sabe si ha leído los dos libros, realmente son un paralelo el uno del otro. Y en Colosenses 3:9: “9 No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, 10 y revestido del nuevo”, esa es una afirmación de una definición acerca de un cristiano debido a que han hecho eso.

Ahora, regresemos a Romanos 6:6 y veamos si esto no es coherente. Ya nos hemos quitado al viejo hombre, ¿por qué? Romanos 6:6: “Sabiendo esto (conocimiento en común), que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con Él”. Ahora, permítame tan solo mencionar un pensamiento más aquí. La palabra “viejo” en español podrá venir de dos palabras griegas: “arcaios” de la cual obtenemos “arcaico”, o “palaios”.Arcaios” significa “antiguo en punto de tiempo”; “Palaios” significa “antiguo en punto de uso”; y “palaios” es usado aquí. Antiguo o viejo en el sentido de que está gastado, es inservible; apropiado para ser descartado, para ser tirado. Es el viejo hombre en ese sentido, el hombre inservible, el hombre inapropiado, el hombre solo apropiado para el montón de desechos, la persona que éramos antes de la salvación; condenados, depravados, no regenerados, inservibles. Entonces, ¿qué es el viejo hombre? Es la naturaleza no regenerada. Es descrita en el capítulo 5, es el hombre en Adán.

Capítulo 5 versículo 12 dice que como el pecado entró en el mundo por un hombre, por el pecado de la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres por cuanto todos pecaron. Y después en el versículo 14 reinó la muerte desde Adán hasta Moisés; Adán era el identificador en términos del quinto capítulo de aquellos que están en pecado, estar en Adán fue estar en el pecado, estar en Cristo fue estar en la gracia. Así como en Adán todos (¿qué?) muere, así también en Cristo todos (¿qué?) serán vivos. Entonces, es el antiguo hombre, la naturaleza adámica, la naturaleza no regenerada, la naturaleza vieja si le gusta ese término; lo que yo era en Adán es el ego antiguo de Gálatas 2:20: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, pero vivo mas no yo”, no el “yo” antiguo, uno nuevo. Y lo que Pablo está insistiendo en este texto, y va de la mano con su doctrina de la justificación, es que cuando una persona redimida hay una brecha, hay una disección total –por así decirlo– de la persona, de la naturaleza vieja antigua. No es un proceso, es una realidad ya completada.

Y suponer que el viejo hombre ha sido crucificado, y todavía continúa viviendo como algunas personas dicen ha sido crucificado, pero también resucitó de la tumba con nosotros es contradecir el punto entero de lo que Pablo está diciendo. Nuestro viejo hombre ha sido crucificado, no es que nuestro viejo hombre esté en el proceso de ser crucificado. Algunas personas andan por todos lados diciendo: “Estoy tratando de crucificar al viejo hombre”, usted está perdiendo su tiempo, ya fue crucificado, usted es una nueva criatura. Ahora, permítame añadir esto: Usted es una nueva criatura, pero es una nueva criatura que todavía no es perfecta, todavía no es perfecta; no obstante, una nueva criatura. El viejo hombre es el hombre no regenerado, el nuevo hombre es el nuevo hombre regenerado, usted es un nuevo hombre.

El viejo hombre cesó de existir, eso es lo que Griffin Thomas, el comentarista de años atrás dijo. Entonces, es claro que a través de todas estas afirmaciones, la justificación o la salvación es muy importante, causa un cambio radical en la naturaleza de una persona. Entonces, cuando alguien viene, y están viviendo en la misma relación antigua con el pecado, bajo la misma tiranía antigua del pecado, con el mismo estilo de vida viejo, no importa lo que digan, la realidad es que no ha habido un cambio radical que se puede ver en la realidad de quienes son que no han sido redimidos, muy importante, es verdad sustancial. El viejo hombre, la naturaleza pecaminosa está muerta, y la nueva naturaleza santa nace. Ahora, segundo hecho. Ahora, lo que fue difícil con este pasaje no fue tan difícil, ¿verdad?, digo, es bastante obvio. Segundo hecho. Ahora que el viejo hombre fue crucificado dice: “Para que el cuerpo del pecado sea destruido”.

Ahora, ¿qué es esto? Y realmente estamos entrando en profundidades teológicas. Sea paciente aquí. “Para que el cuerpo del pecado sea destruido”. ¿Qué es esto? ¿Quieres decir que cuando me volví cristiano el cuerpo del pecado fue destruido? Bueno, eso es lo que dice. Dice usted: “No creo que soy cristiano, digo, nunca supe lo que era el pecado antes de que fuera salvo. Ahora que soy salvo, lo único que puedo ver es pecado. ¿Qué es lo que me estás diciendo? ¿Me estás diciendo que debo ser perfecto?”. Bueno, veamos lo que quiere decir. El cuerpo del pecado se ha destruido. Ahora, Pablo concibe el pecado como asociado con el cuerpo; digo, es obvio, si usted sigue su argumento hasta el capítulo 8, él habla – capítulo 8 versículo 10: “Si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto debido al pecado”, versículo 11: “Si el Espíritu de Aquél que resucitó a Jesús de los muertos mora en vosotros, el que resucitó a Cristo de los muertos también dará vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros”. Capítulo 8, él definitivamente está hablando de un cuerpo mortal, un cuerpo físico, él lo conecta con el pecado.

En el versículo 3 él dice: “Pero si vivís según la carne moriréis, pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne (lo cual parecen ser obras pecaminosas) viviréis”. En el versículo 23 dice: “No solo ellos sino también nosotros tenemos las primicias del Espíritu, nosotros gemimos dentro de nosotros mismos esperando la adopción, que es la redención de nuestro cuerpo”. En otras palabras, enfrentamos el hecho de que mientras que estemos en este cuerpo tenemos un problema con el pecado. Entonces, el cuerpo está conectado con el pecado en el pensamiento de Pablo no solo en Romanos 8 sino en muchos otros lugares. Permítame tan solo decir, para ahorrar mucho tiempo al estar enfrentando todo punto de vista de toda persona, que la expresión “el cuerpo del pecado” es mejor visto como refiriéndose a nuestra naturaleza humana bajo el dominio absoluto y control del pecado, ¿muy bien?, como condicionado y controlado por el pecado; es aparentemente un genitivo de posesión.

El cuerpo de una persona antes de la salvación está bajo posesión total y absoluta de la naturaleza pecaminosa, entonces usted tiene al viejo hombre controlando el cuerpo, y por cuerpo – no creo que necesariamente, solo estamos hablando del cuerpo físico, pero creo que estamos hablando de naturaleza humana la cual, claro, se manifiesta a través de nuestros cuerpos físicos. Y entonces, debido a nuestra unión en la muerte de Cristo, el cuerpo del creyente ya no es la posesión del pecado, ya no está controlado y condicionado y dominado únicamente por el pecado, y creo que eso es lo que Pablo tiene en mente; estoy tratando de cubrir muchas cosas, y mi mente está llena de ellas, espero que no deje nada afuera; pero 1ª de Corintios 6 viene a la mente, versículo 19: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio. Glorificad pues a Dios en vuestro cuerpo”.

Y es ese texto de fornicación en donde está diciendo: “Miren, su cuerpo ya no está bajo el dominio del pecado, ya no está condicionado y está controlado de manera absoluta y total por el principio de pecado, y entonces no deben ceder a eso porque su cuerpo ahora está bajo el control del Espíritu Santo”; es lo mismo, creo, que Pablo tiene en mente más adelante, Romanos capítulo 12, en donde él señala el hecho de que debemos presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo y aceptable a Dios como un acto de adoración espiritual. Entonces, creo que la mejor manera de ver esto, algunos comentaristas lo ven como si el cuerpo representara la masa del pecado, yo en cierta manera me inclino a la idea de que se está refiriendo aquí al hecho de que nuestro viejo hombre ha sido crucificado, el cual como resultado ha destruido el dominio del pecado sobre nuestra naturaleza humana.

No estamos diciendo ahora que el cuerpo es malo todo el tiempo, y únicamente malo, eso no es verdad, no veo eso; veo al cuerpo como potencialmente bueno. ¿De qué otra manera podría ser ofrecido a Dios como sacrificio? ¿De qué otra manera nuestros cuerpos podrían ser entregados a Él para el uso de él? Pero nuestra naturaleza humana antes de que fuéramos salvos el pecado dominaba de manera total, controlaba de manera total. Dice usted: “Bueno, ya que soy salvo, ¿en qué consiste esto?”, el pecado ya no está en control, ya no es el tirano, ya no está a cargo, ya no es el soberano, usted ya no es su esclavo, y esa es la razón por la que es tan torpe pecar porque usted no tiene que pecar, ¿se da cuenta?, la tiranía está quebrantada. En el capítulo – bueno, permítame guardar eso, no quiero darles demasiado. Bueno, les voy a decir, Romanos 7:23, simplemente lo tengo que hacer, estoy disfrutando entender todo esto en mi mente. Pablo ve a su cuerpo y dice: “Veo una ley en mis miembros que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros”. ¿Qué quiere decir con eso? El pecado que está en mis miembros.

Después, ahí atrás en el versículo 18: “Y yo sé que en mí, esto es en mi carne, no mora el bien”. En ambos casos, creo que él está viendo a su humanidad, a su naturaleza humana, es su naturaleza humana. De manera innata en esa naturaleza humana está el potencial para el pecado y la maldad, son instintos, son inclinaciones, son propensidades, que se convierten en puentes para el ataque del enemigo que nos llevan al pecado. Entonces, el cuerpo creo yo en la terminología de Pablo, es básicamente el puente de ataque, es el vehículo mediante el cual el pecado se manifiesta a sí mismo, y entonces la persona no regenerada en su naturaleza humana está totalmente controlada por el pecado.

Permítame decirlo de otra manera: Una persona no regenerada no puede hacer nada realmente bueno. Como le dije hace algunos meses atrás, él puede ser bueno o malo, pero no bueno o bueno. En otras palabras, él puede ser bien o mal, o que no es bueno en lo que a Dios concierne, eso es malo o bueno. Pero él no puede ser bueno o bueno, lo cual es bondad que no solo es buena conforme alcanza a los hombres, sino que es buena conforme alcanza a Dios, porque el motivo es glorificarlos y la fortaleza se encuentra en el poder del Espíritu de Dios. Entonces, cuando usted se convirtió en cristiano, de acuerdo con el versículo 6, esa tiranía dominante del pecado sobre el cuerpo es quebrantada, y hay un nuevo agente controlador. Vaya al versículo 16 de Romanos 6: “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?”.

Ahora, de pronto usted se ha entregado a Dios, y Dios es el monarca, y Dios es el gobernante. Versículo 17: “17 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; 18 y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia”. Como puede ver, tiene un nuevo monarca, tiene un nuevo señor, tiene un nuevo amo; el pecado ya no es el factor total absoluto controlador. Gálatas 5:24: “Y los que son de Cristo han crucificado la carne con los deseos y concupiscencias”, ¿escuchó eso? Ahora, esa es una afirmación posicional. Tiene manifestaciones prácticas que veremos conforme avanzamos, pero simplemente estoy tratando de decirle quién es usted en este momento. Más adelante hablaremos de cómo debemos conducirnos, pero la carne ha sido matada en términos de su tiranía, en términos de su domino; no necesariamente está listo para escuchar esto en términos de su presencia.

Martin Lo John, solía dar una ilustración de esto, él decía que habían dos campos en un pequeño camino en medio, y toda su vida antes de que conociera a Cristo él vivió en el campo por aquí. Satanás era la fuerza dominante en ese campo, y Satanás le dictaba qué hacer y le decía lo que debía hacer, y su naturaleza humana y su carne y su cuerpo eran usados para el pecado; y después, por la gracia de Dios, él cruzó al campo nuevo, y ese campo está bajo el dominio del Señor Jesucristo y es controlado por la justicia y por la santidad, y ese es el nuevo gobernante y el nuevo monarca. Pero él dijo que siempre parecía tener dificultad porque seguía oyendo a Satanás del otro lado del camino dándome órdenes, y aunque no estoy bajo su dominio, él tiene una manera muy inteligente de hacer que yo me interese en lo que él me está pidiendo que haga; no hay una tiranía real ahí, pero viene a nosotros en términos atractivos y frecuentemente, aunque no necesariamente lo hacemos, nos volvemos presa de aquello de lo que hemos sido librados, y hablaremos de cómo enfrentar eso cuando lleguemos a lo práctico.

Ahora, observe de nuevo de regreso en el versículo 6, el cuerpo del pecado es destruido; destruir es probablemente una mala selección de términos, porque nos da la idea de que quizá la naturaleza pecaminosa ha sido erradicada; “katargeo” ha sido usada por algunos para enseñar la radicación de la naturaleza pecaminosa; en otras palabras, usted nunca vuelve a pecar después de que es salvo, usted comete errores pero son diferentes. El término ocurre 27 veces en el Nuevo Testamento, pero simplemente su uso en Romanos nos ayudará a tener una mejor idea de lo que él quiere decir con esto. Por ejemplo, en Romanos 3:3 –usted no tiene que ir ahí, simplemente escuche y siga mi pensamiento–, en Romanos 3:3 él está hablando de la apostasía de Israel. Pablo dice: “¿Acaso su incredulidad hará la fe de Dios sin efecto?”; ahora, “katargeo” es la palabra “sin efecto, invalidará”, no podrá significar “destruir” porque nada podrá destruir la fe de Dios.

De nuevo, habiendo defendido de manera maravillosa la doctrina de la gracia, Pablo dice en el capítulo 3: “¿Invalidamos la ley por la fe?”, en ninguna manera establecemos la ley, y de nuevo, ¿no podría ser expresado “destruimos la ley”? La ley es eterna y no puede ser destruida por ningún hombre. En Romanos 4:14 dice: “Porque si los que son de la ley son herederos, la fe es anulada y la promesa es invalidada”, y claro, la promesa de Dios realmente nunca podrá ser destruida. La palabra es mejor traducida en esos pasajes que le acabo de leer, “invalidada”. La idea es que aquí el cuerpo de pecado pierde su dominio, pierde su control total. Pienso en el capítulo 7 versículo 2, una mujer que tiene a su marido está ligada por la ley a su marido mientras él vive, mientras ella vive; si el marido está muerto, ella está libre; misma palabra, no significa que ella es “destruida”, significa “está libre del dominio de su marido”, él está muerto.

Significa entonces, de acuerdo con Tayer, “hacer inoperante, hacer inactivo, privar de su fortaleza”, me gusta esa; “hacer inoperante, privar de fuerza o influencia o poder, invalidad, llevar a algo que no tiene operación”. Y lo que está diciendo es que el cuerpo del pecado es privado de su poder dominante, de su poder controlador. Creo que realmente Phillips tradujo bien el pensamiento y la intención del versículo, que nunca olvidemos que nuestros viejos hombres murieron con él en la cruz, para que la tiranía del pecado sobre nosotros pudiera ser quebrantada. Vayamos al tercer hecho. Primer hecho: el viejo hombre crucificado; segundo hecho: el cuerpo de pecado es inutilizado, o la tiranía del pecado es invalidada, es hecha inoperante. ¿Para qué? Aquí está el tercer “para qué” aquí: “A fin de que”, aquí está el tercer “a fin”. “A fin de que no sirvamos más al pecado”. Ese es un hecho, no una petición, ese es un hecho; ya no serviremos al pecado. No dice que no pecaremos, pero ya no hay una tiranía. Usted no tiene que pecar si usted no es regenerado, ¿qué es lo que tiene que hacer? Pecar.

Aun lo mejor que puede hacer, según Isaías, la justicia que usted podrá considerar lo mejor que usted hace ¿es qué?, trapos de inmundicia. Entonces, la tiranía del pecado es dominio total, pero en la crucificación de Cristo y nuestra muerte en Él, el viejo hombre muere; el cuerpo del pecado es hecho inoperante en términos de su tiranía, y ya no estamos bajo esclavitud al pecado, “duleuo”, ser esclavizados, ser esclavos, ya no somos esclavos al pecado, y eso es lo que le leí en el 6:17 hace un momento, y en el 16 al 8, particularmente hemos sido liberados del pecado, y nos hemos vueltos siervos o esclavos de la justicia. Ahora, la fuerza controladora en nuestra vida es la gracia y la piedad de la justicia y la santidad, y Pablo reafirma la razón para esto en el versículo 7: “Porque el que ha muerto ha sido justificado del pecado”, esto es el que es muerto es liberado del pecado, y de nuevo, no es tanto la idea de que estamos muertos, es la idea de que nosotros que morimos, tiempo “aoristo”, nosotros que morimos somos liberados del pecado, y ese es el punto entero que él está presentando, somos liberados de la tiranía del pecado.

Ahora, permítame decir en este punto: No significa que somos liberados de nuevo de la presencia del pecado, el pecado todavía está aquí, y mientras naturaleza humana está aquí, mientras nuestra carne esté aquí, vamos a tener que luchar con eso; mientras que podamos oír todavía la voz de Satanás gritando desde el campo que está al otro lado del camino, y mientras que todavía tengamos algunas de esas inclinaciones humanas y propencidades, vamos a tener algunos problemas; pero su punto aquí es que al morir con Cristo, el pecado ya no está reinando, no está gobernándonos; simplemente una verdad muy, muy importante.

Y creo que simplemente vamos a añadir como un comentario aquí al margen, que esa es la razón por la que si un cristiano peca, él es responsable porque el pecado ya no tiene la tiranía. 1ª de Pedro 4, simplemente para traer a Pedro aquí en el panorama, para que usted sepa que él enseñó lo mismo: “Porque así como Cristo sufrió por nosotros en la carne, armaos del mismo pensamiento, porque el que sufrió en la carne ha dejado el pecado, ha cesado de pecar”; y Pedro se está alineando con la muerte de Cristo, y él está diciendo de hecho que el ser crucificado con Cristo usted ha cesado de pecar, él ya no debe vivir el resto de su tiempo en la carne para las concupiscencias de los hombres sino para la voluntad de Dios. De nuevo, Pedro está diciendo – 1ª de Pedro 4:1-2, que la tiranía y la esclavitud del pecado ha sido quebrantada. Ahora, sería un buen comentario al margen ver Romanos 7:20 por tan solo un momento. ¿Qué sucede cuando peca? ¿Quién es? Simplemente escuche esto: “Ahora, si hago lo que no quiero, ya no soy yo el que lo hago”. Bueno, ¿qué estás diciendo? No es el nuevo “yo”, no es la nueva persona, no es el nuevo hombre, la nueva creación, ¿sino qué es? El pecado que mora en mí.

El nuevo “yo” ha sido liberado del pecado, el nuevo “yo” es una nueva creación, el nuevo “yo” es la naturaleza divina maravillosa –como Pedro la llama– plantada en la vida del creyente; el nuevo “yo” es Cristo en usted, la vida de Dios y el alma del hombre. No es eso lo que está pecando. Es ese pecado que todavía está con nosotros que rodea al nuevo “yo”, esa naturaleza humana que está ahí, que se vuelve todavía el puente por el que el pecado entra, pero no tenemos que pecar porque la tiranía está quebrantada, esa es la esencia. Una persona justificada es liberada del pecado. Ahora, veamos un cuarto principio rápidamente. Es uno muy simple. Un cuarto principio. Primer principio: somos bautizados en Cristo; segundo: somos bautizados en la muerte y resurrección de Cristo; en tercer lugar: el cuerpo del pecado es hecho inoperante o ya no está bajo control. Y ahora permítame darle un cuarto: la muerte de Cristo fue una muerte al pecado. La muerte de Cristo fue una muerte al pecado. Ahora, sean pacientes. Versículo 8. Aquí está el resumen de lo que él dijo: Y si morimos con Cristo – si hemos muerto de nuevo, misma idea realmente: “8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; 9 sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. 10 Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive”. ¿Cuántas veces murió al pecado? Una vez, y vive, vive para Dios.

Ahora, aquí en el versículo 8, para comenzar, usted tiene las mismas ideas que tenemos en el versículo 3 y versículo 5; hemos muerto con Cristo, y ahora hemos resucitado en una nueva vida con Cristo, esta es una certeza. Él dice: “Creemos que también viviremos con Él”, y el tiempo futuro no apunta –no creo– al cielo, creo que apunta a certeza de aquí y ahora, a lo largo de la eternidad en el cielo; participamos en la misma vida santa que nuestro Señor vive ahora y para siempre. Después –versículo 9– de nuevo, edificando sobre el mismo pensamiento: “Sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él”. En otras palabras, hemos muerto una vez en Cristo, resucitamos para caminar en vida nueva, estamos ciertos de eso para siempre porque el versículo 9 dice que Cristo nunca va a volver a morir, ¿por qué?, porque el dominio del pecado fue quebrantado la primera vez, ¿verdad?, fue quebrantado la primera vez. ¿Y cómo sabemos eso? ¿Cómo sabemos que Cristo realmente rompió el poder del pecado la primera vez, y la única vez que Él murió? ¿Cómo sabemos eso? Porque Dios, ¿qué?, lo resucitó de los muertos.

Y cuando Él salió de la tumba, Él mostró que Él había quebrantado el dominio del pecado debido a que el poder del pecado, el aguijón del pecado, el ejecutor del pecado es la muerte; y cuando Él conquistó a la muerte, Él mostró que Él de hecho había conquistado el pecado. Fue una victoria decisiva, completa y final. Nada será añadida a la misma, nunca. Y después el clímax en el versículo 10, y vamos a detenernos con el versículo 10, y aquí está la clave: “Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive”. Ahí hay dos elementos que quiero que vea, y después vamos a cerrar. Ya ha sido maravillosa su paciencia a lo largo de esta parte difícil. En primer lugar, Él murió una vez, una vez, una victoria que no necesita repetición; versículo 9 dice: “Ya no muere”, ¿por qué?, porque la muerte ya no tiene más poder; Él ha quebrantado ese poder. Este es un principio muy, muy importante para el escritor del libro de Hebreos.

El escritor de Hebreos nos muestra cómo en el Antiguo Testamento tenían que matar animal, y después otro animal, y otro animal, y otro animal; simplemente seguía y seguía, y seguía, y seguía, y él presenta un contraste maravilloso, y él dice que Cristo, el Cordero de Dios, el Sacerdote del Dios Altísimo, el Verdadero Sacerdote y la Verdadera Ofrenda, ofreció sacrificio por el pecado una vez, ¿verdad?, una vez; y por esto ofrenda él dice: “Él perfeccionó para siempre a los santificados”, él presenta un punto muy importante de la idea “una vez y para siempre”, particularmente en Hebreos 7, y en Hebreos 9, y en Hebreos 10:10: “Una vez”.

Entonces, cuando Cristo murió una vez salió de la tumba, Él mostró que Él había quebrantado el poder del pecado; entonces, cuando creemos en Él, y somos colocados en su muerte y resurrección, nosotros también hemos quebrantado el poder del pecado permanentemente y nunca volverá a hacer demandas de nosotros, nunca volverá a ser nuestro tirano. Después hay un segundo pensamiento en el versículo 10 con el que quiero cerrar, y esta es la clave para aclarar algunos de sus pensamientos que van a ayudarnos a entender todo esto: “Porque en cuanto murió, al pecado murió”, ¿qué significa eso? Los teólogos han luchado en esa frase “al pecado murió”, ¿qué significa? Morimos al pecado en el versículo 12 ahí atrás. ¿Cómo es que nosotros habremos muerto al pecado, y Él murió al pecado en el versículo 10? Ahora, ¿qué significa que morimos al pecado? Bueno, lo que sea que signifique que morimos al pecado, significa que Él murió al pecado; en la manera en la que Él haya muerto al pecado, nosotros morimos al pecado.

¿Qué significa? ¿Cómo es que la muerte de Cristo puede ser una muerte al pecado, y nuestra muerte puede ser una muerte al pecado? Sea lo que signifique para nosotros significa para Él, sea lo que signifique para Él significa para nosotros, y tenemos que entender esto. Algunos han tratado de enseñar que cuando dice: “Morimos al pecado, significa que ya no somos sensibles al pecado”, ¿es eso verdad? No puede ser verdad, no puede ser verdad. No puede ser verdad para Cristo, Él nunca fue sensible al pecado, Él nunca se volvió víctima del pecado, entonces Él no puede dejar de ser víctima del pecado. Cristo no pudo haberse vuelto insensible al pecado a través de la cruz, Él nunca fue sensible al pecado. Sea lo que sea que signifique que Él murió al pecado, significa que nosotros morimos al pecado, porque morimos al pecado en Él, ¿verdad?, en su muerte. Algunas personas enseñan que significa que debemos morir al pecado; no dice que debemos morir, dice que ya morimos, y Cristo ciertamente no se podrá decir de Él que debería morir al pecado también. ¿Qué significa eso?

Algunas personas dicen: “Bueno, cuando Cristo murió al pecado significa que se murió perfecto”. ¡No! Porque Él siempre fue perfecto, y también no nos volvimos perfectos, entonces no significa eso. ¿Qué significa? Dos cosas, y creo que esto es bastante simple. En primer lugar, Él murió a la culpabilidad del pecado, la culpabilidad al pecado, este es el sentido legal. Romanos 6:23 dice que la paga del pecado es ¿qué?, muerte, esa es la paga del pecado; y cuando Jesús murió en la cruz, Él murió al pecado en términos de pagar la paga, Él murió a la culpabilidad del pecado; digámoslo de esta manera, Él murió a la paga del pecado, Jesús lo pagó todo, ¿todo a Él qué? Debo yo. Jesús pagó el pago, el castigo, Él satisfizo la demanda del pecado. Dios dice: “Tú pecas, tú mueres”; Jesús dijo: “Yo tomaré esa muerte por todo hombre”. Entonces, Él murió al pecado una vez al pagar la paga, el castigo. Ahora, eso es algo forénsico, eso es algo legal; no obstante, es el hecho. Jesús murió al pecado en el sentido de pagar la paga.

Ahora, escuche esto, esto es maravilloso. Cuando morimos en Cristo, nuestra paga también fue pagada, y esa es la razón por la que la ley y el pecado ya no tiene poder sobre nosotros en términos de paga, esa es la razón por la que usted no tiene que ir al infierno para pagar por sus pecados porque ya han sido pagados. Ahora, digamos que usted sale y asesina a mucha gente. ¿Cuántas veces puede la ley quitarle la vida? ¿Cuántas veces? Una vez. Lo que sucede es que si lo llevan ahí, en la cámara de gas, y lo meten ahí y usted muere con un gas, usted muere, y muere, y entran y lo sueltan, y usted dice: “Ah, qué gusto estar de regreso”. ¿Quiere saber algo? La ley ya no tiene demandas en usted, usted pagó el castigo. Resulta que usted resucitó de los muertos, eso es exactamente lo que pasó en la cruz; la paga de su pecado era su muerte, y usted murió en Jesucristo, y usted pagó la paga, y esa es la razón por la que el pecado ya no puede hacer demandas de usted. Y entonces, cuando dice en el versículo 2 que hemos muerto al pecado, y dice en el versículo 10 que Él murió al pecado, nos unimos, y ambos podemos morir al pecado en el sentido de pagar la paga. Solo hay una manera en la que usted enfrente su pecado: tiene que morir; o muere en el infierno para siempre pagando por sus pecados, o muere en Jesucristo; la opción es de usted.

Pero hay otra cosa. Él no solo murió a la paga del pecado –escuche esto–, y aquí está lo que creo que la mayoría de la gente no entiende bien: Él murió al poder del pecado, Él rompió el poder del pecado; no es algo en el futuro, Él lo hizo en ese entonces, Él rompió el poder del pecado. Dice usted: “Bueno, espere un momento, ¿estaba Él bajo pecado?” ¡Claro, lo estaba! Él llevó en su propio cuerpo nuestros pecados. De hecho, en 2ª de Corintios 5:21, esta es una afirmación que va más allá de toda comprensión, dice: “Fue hecho pecado, por nosotros fue hecho pecado”, temporalmente bajo su poder, como usted no lo puede creer. Y al morir, Él llevó el peso del pecado, y al resucitar Él rompió el poder del pecado, y Él entró en un nuevo estado que ya no está bajo el poder del pecado, ya no está bajo el dominio del pecado; y usted y yo salimos de esa tumba con Él, y ya no estamos tampoco bajo su poder. Nosotros ya no pagamos su paga, su castigo, ya no estamos bajo su poder; entonces, una muerte doble al pecado.

Creo que eso es exactamente lo que Augustus Toplady tenía en mente cuando escribió el himno conocido “Roca Eterna”, y una de las líneas es: “Ser del pecado la doble cura, salvado de la ira, y me hace puro”, ¿lo oye? En la muerte de Cristo, conforme creemos en Él morimos, y somos salvados de la ira porque morimos de la paga en Él, y somos hechos puros debido a que morimos del poder en Él. Resumiéndolo, el Dr. Neehdam ha escrito un libro interesante llamado: “Derecho de nacimiento”, que trata con algunas de estas cosas; y dice –y cito–: “Un cristiano no siempre es una persona que recibe perdón, que va al cielo, que recibe al Espíritu Santo, que recibe una nueva naturaleza”. Mucha atención, subraye esto: “Un cristiano es la persona que se ha vuelto alguien que no era antes, un cristiano en términos de su identidad más profunda es un santo, un hijo nacido de Dios, una obra maestra divina, un hijo de luz, un ciudadano del cielo, no solo posicionalmente –lo cual es verdad en la mente de Dios– pero no verdad de hecho aquí en la tierra; no solo judicialmente una cuestión del registro de libros morales de Dios, sino de hecho. Convertirse en cristiano no es solo obtener algo sin importar lo maravilloso que ese algo sea, es convertirse en algo”. (Fin de la cita).

Y entonces, regresemos a John Newton, escuche lo que dijo; el mismo hombre con el que comenzamos: “No soy lo que debo ser, no soy lo que deseo ser, ni siquiera soy lo que espero ser. Pero por la cruz de Cristo, no soy lo que fui”.

Oremos. Padre, nos sentimos como si nuestras mentes frágiles han sido estiradas hasta el punto de romperse. Ayúdanos, por fe, a aceptar lo que podemos entender, y dejar el misterio en la eternidad. Es suficiente saber que la tiranía del pecado es quebrantada en la salvación, y que los hombres son redimidos para vivir en santidad, y que no podemos tener la misma relación con el pecado que antes tuvimos. Y cualquier persona que cree que puede continuar pecando de la misma manera para que la gracia abunde, no entiende la redención. Gracias por la realidad, no solo la verdad posicional y el hecho judicial, sino la realidad de que somos nuevos, totalmente nuevos, criaturas nuevas, aptas para la eternidad. Padre, ayúdanos a aquellos que hemos sido liberados del pecado a ya no escuchar su voz, sabiendo que no necesitamos hacerlo porque ahora estamos bajo liderazgo del Señor, por gracia, a través de la justicia para la santidad. Ayúdanos conforme continuamos en este capítulo maravilloso, para ver el desarrollo de tu descripción de lo que es ser un cristiano. Gracias porque tú transformaste a John Newton, y que él fue totalmente transformado. Gracias también porque él reconoció que aunque no era lo que antes era, todavía no era lo que debía ser. Ayúdanos, Padre, a nosotros que somos nuevos, a escucharte, y al Espíritu, y a avanzar hacia la semejanza a Cristo. Oramos en su nombre. Amén.

 

 

 

 

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