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Han oído música que fue diseñada para exaltar al Señor Jesucristo, y quiero llevarlo a una porción de la Escritura que hace lo mismo. Y ya estamos ahí, en las últimas semanas, así que regrese a Efesios capítulo 3. Efesios capítulo 3, conforme vamos avanzando a lo largo de la carta de Pablo a la iglesia en Éfeso. Y quiero leer los once versículos de apertura del capítulo 3. Los hemos considerado en semanas pasadas, pero quiero que nos actualicemos.

Efesios 3:1, “Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles;

si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros; que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente, leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo, misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio, del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de su poder. A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor.”

Esta es una porción profunda de la Escritura por muchas razones, pero quiero que nos enfoquemos en el versículo 8 y una afirmación muy importante acerca del apóstol Pablo, quien dice, “a mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar o de predicar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo. Esta gracia me fue dada, de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo.”

Ahora recuerde, el apóstol Pablo es un apóstol a los gentiles, y como ya hemos aprendido en el capítulo 3 y de regreso en el capítulo 2, el pueblo judío y los gentiles estaban llenos de hostilidad y odio unos hacia otros, había mucha razón histórica para eso. Y cuando el Nuevo Testamento llegó, y la iglesia fue establecida, Pablo tuvo la tarea tan difícil de declarar tanto a judío y a gentil que ya no había una distinción en el pueblo de Dios, ya no había una nación de pacto especial, como la había habido bajo el Antiguo pacto, esto es Israel. Sino más bien que judío y gentil eran iguales en un cuerpo en Cristo.

Y, todas las riquezas inescrutables del Mesías, lo cual es a lo que ese término Cristo se refiere, estaban disponibles para los gentiles al mismo nivel que estaban disponibles para los judíos. Era muy difícil para los gentiles entender esto porque veían a los judíos como un tipo de secta religiosa rara. Esto era incluso más difícil para los judíos porque veían a los gentiles como blasfemos, enemigos de Dios, y enemigos de su nación.

Entonces Pablo tenía esta tarea tan difícil de comunicar que el judío y el gentil son uno en el cuerpo de Cristo. Esta es la iglesia. Era un mensaje tan difícil que trajo a la vida de Pablo hostilidad inmensa por parte de los judíos. Una protesta comenzó en Jerusalén, trataron de matarlo ahí, una muchedumbre judía lo quiso. Fue rescatado por los soldados romanos, llevado bajo custodia protectora. Eventualmente fue un prisionero por años, fue a Roma. Eventualmente en Hechos le cortaron la cabeza, y fue martirizado. Lo que precipitó todo esto no fue tanto lo que le había dicho a los gentiles, sino que lo que él le había dicho a los judíos acerca de que judío y gentil eran uno en Cristo. Ese fue un mensaje difícil de tragar para ellos.

Y como dije la semana pasada, la unidad en la iglesia es algo muy difícil de alcanzar. Hay una unidad espiritual, todo los que están en Cristo son uno con los otros que están en Cristo. Él que está unido al Señor es un espíritu con todos los demás creyentes. Pero la manifestación práctica de esa unidad es un gran desafío, y creo que solo puede pasar cuando nos enfocamos en la persona de Jesucristo, conforme vemos Su gloria. Segunda de Corintios 3:18, somos cambiados a Su imagen, de un nivel de gloria al siguiente, por el Espíritu Santo. Y conforme nos volvemos más como Cristo entonces nos volvemos más uno como el otro. Cristo tiene que ser el enfoque de todo en la iglesia. Y Pablo declara eso en ese octavo versículo, cuando él dice que es en Cristo en donde todas las riquezas inescrutables residen.

Todo lo que necesitamos para la vida y la piedad se encuentra en Cristo. Y entonces él estaba asombrado en exceso por el hecho de que se le había dado una gracia, ciertamente una gracia, una misericordia del cielo para predicar las riquezas inescrutables de Cristo. Este es el llamado más alto. Esta es la tarea más noble que cualquier ser humano jamás puede hacer. Esta es la labor más exaltada. Este es el gozo más dulce. Esta es la tarea que es la más seria, la de mayor impacto, la más necesaria, la más honorable, y la única tarea terrenal que tiene valor eterno.

Ninguna conducta, ninguna conducta se acerca a la importancia de predicar las riquezas inescrutables de Cristo. Y Pablo dice esto de muchas maneras en sus escritos, y le voy a recordar unas cuantas de ellas simplemente para fijarlas en su mente. En Romanos capítulo 1, versículo 15, él dice, “Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma. Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, al judío primeramente”, en cronología, y también al griego, o el gentil. Estoy pronto a predicar, no me avergüenzo de predicar.

En 1 Corintios capítulo 1, versículo 18, él reconoce, la palabra de la cruz es locura a los que se pierden, más para nosotros los que estamos siendo salvados es el poder de Dios, entonces predicamos a Cristo crucificado, a los judíos tropezadero y a los gentiles locura, pero para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.

En el capítulo 2 de 1 de Corintios, él dice, “Hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder,

para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.” Él estaba pronto a predicar, él estaba pronto a predicar en el poder de Dios, él estaba pronto a predicar a Cristo, y a Cristo crucificado.

En Colosenses capítulo 1, conforme él llega al final de ese capítulo, él dice en el versículo 27, “Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre.” Su objetivo fue predicar a Cristo—predicar las riquezas inescrutables, insondables, imposibles de rastrear en Cristo— y para que toda persona que oyera y creyera pudiera ser hecha completa en Cristo.

Y usted recuerda Romanos, porción conocida de la Escritura, en el capítulo 10. Podemos comenzar en el versículo 14: “¿Cómo invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” El mensaje es claro: No hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan. Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo. Pero ¿cómo oirán sin un predicador? La tarea más importante que hay es ser el predicador de las riquezas imposibles de rastrear, inescrutables, insondables que están en Cristo Jesús.

En 2 Corintios 4:5, Pablo por lo tanto dice, “No nos predicamos a nosotros mismos sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús.” Este es el llamado alto del predicador. Honestamente, me resisto incluso a comentar de la predicación baja, superficial, centrada en el hombre que domina nuestro día, rascando los oídos de los oyentes con nociones que los hacen sentirse mejor acerca de sí mismos.

Pablo no predicó la dignidad del hombre, no la satisfacción de los deseos del corazón del hombre caído, no del potencial del hombre. Él no predicó al hombre, sino al Redentor del hombre, el Salvador del hombre. Él no predicó principios de mérito humano, caminos al éxito humano, o incluso reforma moral; él predicó salvación del pecado mediante Jesucristo. Pablo no predicó para agradar a la gente; él predicó para convencerlos de su pecado y convencerlos de todas las glorias disponibles para ellos en Cristo que superarían eternamente el pecado y su sentencia de muerte eterna.

Pablo no predicó para hacer mejor a la gente en esta vida, sino para presentarlos al Salvador que los rescataría del infierno y los llevaría a la gloria de la vida venidera en el cielo eterno. Es poco sorprendente, entonces, que en Gálatas 6:14 Pablo dijo, “Lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.” En Colosenses capítulo 2 y versículo 8, Pablo dice esto, “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, ideas humanas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.”

“En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz.” Las riquezas inescrutables de Cristo encerradas en la salvación.

La gente me pregunta frecuentemente, con mayor frecuencia, me imagino, de lo que podría usted esperar, conforme estudias la Biblia y lo has hecho por todos estos años, ¿descubres algo nuevo? Solo a diario. Solo cada vez que tomo la Escritura. Tengo una mente finita, y es mucho más finita de lo que cualquiera de ustedes podría imaginar. Y no puedo comprender las realidades infinitas de Cristo y los caminos de Cristo. Las riquezas de Cristo son imposibles de rastrear para mí.

La Palabra de Dios en la revelación de Cristo es literalmente incomprensible en cuando a su plenitud. Siempre digo que me siento como si tratar de entender todo de Cristo es como estar de pie en la costa del Océano Pacífico y tratar de empujarlo hacia atrás con una escoba. Ni siquiera puedo comenzar a comprender lo que Cristo es en toda Su gloria. Sus riquezas son inescrutables.

Ese lenguaje es tomado de Job, por cierto. Atrás en el quinto capítulo de Job, leemos, “Pero yo,” versículo 8, “buscaría a Dios, y encomendaría a él mi causa; el cual hace cosas grandes e inescrutables, y maravillas sin número.” Creo que estamos muy conscientes de que eso es verdad, que Dios es incomprensible, que Sus caminos son inescrutables, imposibles de rastrear, insondables. Oh, sabemos suficiente de Él para ser redimidos por Él y para servirle, pero también reconocemos que Él está mucho más allá de nuestra comprensión en Su plenitud.  

Escuche el noveno capítulo de Job. Job comienza a hablar acerca de Dios. En el versículo 5, él dice, “Es Dios quien arranca los montes con su furor, y no saben quién los trastornó. y es Dios quien remueve la tierra de su lugar, y hace temblar sus columnas, es Dios quien manda al sol, y no sale, y sella las estrellas; es Dios quien solo extendió los cielos y anda sobre las olas del mar, él hizo la Osa, el Orión y las Pléyades, las constelaciones, y los lugares secretos del sur.”

Después este décimo versículo, “Que hace cosas grandes e incomprensibles, y maravillosas, sin número. He aquí que él pasara delante de mí, y yo no lo veré, pasará, y no lo entenderé. he aquí, arrebatará, ¿quién le hará restituir? ¿Quién le dirá: ¿Qué haces?” Los caminos inescrutables de Dios, entonces eran claros muy atrás en el período patriarcal, para aquellos en el tiempo de los primeros patriarcas como es marcado en Job. Los caminos de Dios son inescrutables.

La versión del Nuevo Testamento de todo eso se encuentra en Romanos capítulo 11, versículo 33, “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios, cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” Entonces si usted se está preguntando si puede enfocarse en Cristo de por vida y acabarse el material, la respuesta es no, ni siquiera acercarse. Meramente, en el mejor de los casos, usted está rascando la superficie.

Las riquezas de Cristo están más allá de nuestra capacidad para rastrear. De hecho, en Romanos 10:12 dice, “El mismo que es Señor de todos, judío y gentil, es rico para con todos los que le invocan.” Las riquezas son inescrutables, incomprensibles, sin límite, y están en Cristo. Riquezas es la palabra ploutos, riqueza, abundancia. Riquezas probablemente es la mejor traducción. Inescrutables significa que no puede ser explorado, no puede ser comprendido, no puede ser rastreado, no puede ser descubierto. Entonces estamos viendo, en Cristo, un tesoro que es inagotable, inagotable. En Él están todas las riquezas del cielo.

Regrese a Efesios capítulo 1 y versículo 3: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.” Él nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo. Después él pasa a enumerarlas, cosas como elección divina, amor soberano y predestinación, adopción, redención, perdón. Él nos inunda de cosas del tesoro de las riquezas inescrutables de Cristo. Y esto sigue hasta el versículo 14.

Ahora estamos hablando de cosas celestiales, verdad, Efesios 1:3, hemos recibido toda bendición espiritual en los lugares celestiales. Entonces permítame detenerme aquí y decir que no estamos hablando de bendiciones terrenales. No estamos hablando del horrendo evangelio de la prosperidad. No hay promesa de que usted va a tener un auto más grande, una casa más grande, una cuenta de banco más grande, un mejor trabajo, ser ascendido, o ser saludable, no hay promesa de eso. Las promesas de Dios en Cristo no están amarradas a esta vida pasajera, la cual es un vapor que aparece por un poco de tiempo y después desaparece.

Pero ¿cuán maravilloso es que las riquezas en Cristo son riquezas eternas, y salen del tesoro del cielo? Están en los lugares celestiales. Él habla de los lugares celestiales tanto en Efesios. Acabamos de leerlo en el capítulo 1 versículo 3, toda bendición espiritual en los lugares celestiales. Abajo en el versículo 20 de ese primer capítulo, dice que Él sacó a Cristo de la tumba, lo resucitó de los muertos, lo sentó a Su diestra en los lugares celestiales. Y, después lo hizo el que está por encima de Su pueblo y toda la creación, y es la cabeza de la iglesia y el gobernante de Su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. De nuevo son riquezas celestiales.

Abajo en el capítulo 2 usted encuentra lo mismo, en el versículo 6 que Dios en Cristo nos resucitó y nos sentó con Él en los lugares celestiales. Usted lo encuentra en el capítulo 3, versículo 10, “la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales.” Entonces esto es sinónimo del reino permanente, eterno de Dios. Entonces las riquezas que están en Cristo no son riquezas temporales, terrenales, pasajeras, son riquezas eternas encerradas en Su reino, y solo para aquellos que viven en los lugares celestiales porque viven en Su reino mediante la fe en Cristo.

Entonces ¿qué son exactamente estas riquezas? Bueno, podemos comenzar con Efesios. Regrese al capítulo 1, versículo 7, y podemos encontrar específicamente algunas cosas que son mencionadas aquí en Efesios, y vamos a ver esas para comenzar. Efesios 1:7, “En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros.”

Entonces en primer lugar, una de esas riquezas son las riquezas de Su gracia. Él necesita mucha gracia porque necesitamos mucha gracia. Su gracia es rica, es lo suficientemente rica como para perdonar todos nuestros pecados. Es lo suficientemente rica como para perdonar todos los pecados de toda la gente que creerá a lo largo de toda la historia humana. Es lo suficientemente rica para seguir perdonándonos y perdonándonos y perdonándonos y perdonándonos, mientras que vivamos en este mundo. Es gracia sin límite, rica.

Abajo en el versículo 18 de ese mismo capítulo, capítulo 1 de Efesios, “Oro porque los ojos de su entendimiento sean alumbrados para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos.” No solo su gracia es rica, sino Su gloria es rica. En otras palabras, Él tiene planes futuros para nosotros, para darnos una herencia.

Si usted va al capítulo 2, versículo 7, usted ve lo mismo, Él va a mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. ¿Qué son los siglos venideros? La eternidad. En la eternidad, él va a seguir inundándonos con gracia interminable. Su gracia es rica para perdonar nuestros pecados aquí y ahora, Su gracia es lo suficientemente rica para derramar bondad eterna sobre nosotros en la eternidad. Y, esa es la gloria que es rica para proveer nuestra herencia eterna.

Vea el capítulo 2 y versículo 4, “Pero Dios, que es rico en misericordia,” misericordia quiere decir que Él viene a nosotros en nuestra debilidad, Él viene a nosotros en nuestra incapacidad, Él nos recoge cuando estamos sin esperanza y somos inútiles, y su misericordia es rica por su gran amor con que nos amó. Él nos ama con un amor tan generoso, un amor tan profundo. Pablo habla de eso como teniendo altura y profundidad y longitud y amplitud. Este amor generoso extiende las riquezas de Su misericordia sobre nosotros, nos cubre con Su propia justicia y suple todas nuestras necesidades. Vea el capítulo 3, versículo 16. Pablo está orando aquí, y él ora porque el Padre os dé, esto es creyentes, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu.

Entonces hemos visto las riquezas de gracia para nuestra justificación, hemos visto las riquezas de misericordia y las riquezas de gracia para nuestra glorificación y nuestra herencia eterna, y aquí están las riquezas de Su gloria depositadas en nuestra santificación, fortaleciéndonos con poder mediante el Espíritu Santo en el hombre interior, para que Cristo se establezca y esté en casa en nuestros corazones.

Las riquezas de Cristo tienen que ver con nuestra elección, como leímos en el capítulo 1. Tienen que ver con nuestra redención. Tienen que ver con nuestra justificación, nuestra santificación, y nuestra glorificación. Y son abundantes para cubrir todas esas áreas: justificación, santificación, glorificación.

En Romanos 9:23, Pablo dice que “Dios hizo notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria.” ¿Qué tan rica tiene que ser la gloria para llevarnos a Su presencia eterna, a nosotros que somos tan miserables en nuestro pecado? Riquezas para nuestra elección, riquezas para nuestra justificación, riquezas para nuestra santificación, riquezas para nuestra glorificación, todo esto nos trae a través del plan redentor a esa herencia eterna esperándonos.

En Colosenses capítulo 2, podemos añadir a eso el versículo 2, “para que sus corazones,” Pablo está deseoso de esto, “que sus corazones sean consolados, unidos en amor, hasta alcanzar,” observe esto, “todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.” Estas son las riquezas de la verdad, la riqueza que nos trae entendimiento y nos concede mediante ese entendimiento certeza plena de nuestra posición y nuestra salvación y nuestro presente y nuestro futuro.

La verdad que nos concede el conocimiento del misterio de Dios, en Cristo están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. Esa es la razón por la que en el capítulo 3, versículo 16 de Colosenses, Pablo dice: “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros.” ¿Es eso lo que domina su mente consciente? ¿Es Cristo la preocupación que usted tiene? Usted ve Su gloria, y por lo tanto es cambiado a Su imagen de un nivel de gloria al siguiente mediante el Espíritu Santo, esa es la obra del Espíritu.

Cuando la Palabra de Cristo mora en abundancia en usted, cuando las riquezas de Cristo son depositadas en su mente y en su vida, lo que sucede es que usted comienza a poder hablar con toda sabiduría, enseñando con salmos e himnos y cánticos espirituales, cantando con gratitud en su corazón al Señor. Cuando Cristo es su preocupación completa y usted está hundido en las riquezas que hay en Cristo, usted se vuelve sabio, usted se vuelve un adorador, se vuelve agradecido.

Y después versículo 17, “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o, de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.” Usted se vuelve agradecido. Es cuando usted está literalmente viviendo en la realidad abundante de las riquezas que son suyas en Cristo, porque usted llega a conocer a Cristo tan profundamente, porque usted estudia la revelación de Cristo en Su Palabra, de tal manera que la Palabra mora en abundancia en usted. Toda la riqueza de Cristo solo es depositada en su vida cuando entiende usted la Palabra de Dios. Eso es lo que lo hace a usted sabio. Eso es lo que lo hace un adorador verdadero. Eso es lo que le da gozo y gratitud y le ayuda a vivir para Su gloria.

En Hebreos capítulo 11 hay otra mirada a las riquezas desde un ángulo diferente, regresando a Moisés. Y Moisés escogió, versículo 26, “Moisés escogió el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios, porque tenía puesta la mirada en el galardón.” Moisés estaba viviendo en el palacio de Faraón, Moisés tenía toda la riqueza egipcia a su disposición. No significaba nada para él. Él escogió, más bien, el vituperio que vino con enfocarse en el Mesías venidero, que no iba a venir por mucho, mucho tiempo.

Pero Moisés estaba viendo hacia adelante a las riquezas que vienen del cielo, que básicamente iban a ser ganadas en la llegada del Mesías, pero ya estaban disponibles para aquellos que eran fieles; y él escogió eso por encima de los tesoros de Egipto. Le puedo decir que ciertamente hay muchas personas sentadas en iglesias estos días que con gusto tomarían los tesoros de Estados Unidos, sea lo que sea, antes de que llegaran a pensar en un vituperio que estaría sobre ellos por Cristo, porque están buscando algo ahora y no la recompensa que viene en el futuro.

Como usted sabe, Pablo pasó por mucho en su ministerio, tanto sufrimiento, y él nos da una idea del por qué él hizo eso. En 2 Corintos capítulo 6, versículo 4, él habla de “paciencia, tribulaciones, necesidades, angustias,” versículo 5, “en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero, en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra; por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, más he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; como entristecidos, mas siempre gozosos.”

¿Por qué pasó por todo eso? Para algunos, él fue un héroe, para otros, él fue un enemigo. ¿Por qué se sometió a sí mismo a eso? Versículo 10 “como pobres, más enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, más poseyéndolo todo.” Digo, virtualmente él no tenía nada de los bienes de este mundo, pero tenía todas las riquezas celestiales que estaban en Cristo. ¿No es suficiente eso para predicar a Cristo? Qué menosprecio tan desagradable hay en tantos púlpitos del llamado a predicar a Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.

Pienso en esto con tanta frecuencia conforme oigo, sea en la internet o televisión o radio, gente predicando o hablando lo que usted lo llame. Y siempre estoy preguntando, Señor, ¿por qué no predican a Cristo? ¿Qué más quiere usted que todas las bendiciones espirituales en los lugares celestiales? ¿Qué más pueden querer que estar completos en Él? Pero parece que están contentos por rascar los oídos de la gente.

Es un privilegio predicar a Cristo. Y solo quería establecer eso basado en lo que Pablo dijo y decir unas cuantas cosas acerca de eso que salen de este texto. De regreso a Efesios 3. Es un privilegio predicar a Cristo, pero tiene que entender algunas cosas antes de que corra a esa responsabilidad. Digo, todos damos testimonio de Cristo como creyentes, pero embarcarse en esta tarea tan sagrada con la rendición de cuentas y responsabilidad más grandes y el potencial más grande de ser disciplinado por el Señor mismo, usted debe detenerse y pensar en lo que usted está haciendo. “Dejen de estar siendo tantos maestros,” Santiago dice, “porque de ellos es la condenación más grande.”

Si usted está pensando en ser un predicador de Cristo, esperamos que de hecho esté pensando en ser un predicador de Cristo, las riquezas inescrutables de Cristo. Eso eliminaría a muchos predicadores, simplemente eso. Simplemente déjenos con los que predican a Cristo, y olvide a los demás. Pero si está pensando incluso hacer eso, y es el llamado más alto, la tarea más noble, el deber más serio, el gozo supremo, hay pocas cosas que necesita entender. Y le voy dar solo unas pocas de ellas que están en este texto.

Estamos hablando de lugares celestiales aquí. Entonces usted está predicando a Cristo, está predicando las riquezas de Cristo en los lugares celestiales. Entonces básicamente está conectándose con el cielo, no la tierra. Está conectándose con el cielo y usted está pidiendo bajar el cielo. Y usted no debe apresurarse a meterse en eso.

Entonces hay varias cosas que necesita reconocer. Una, este es un llamado celestial, este es un llamado celestial. Vea el versículo 6, la última palabra, evangelio, del evangelio, después versículo 7, Pablo dice, “del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado.” Ahora sé que el evangelio debe ser predicado, Romanos 10:14, ¿cómo oirán sin un predicador? Pero ¿cómo sé que debo ser el ministro que predica las riquezas inescrutables de Cristo? Bueno, dice usted para Pablo eso fue fácil. Él está en el camino a Damasco, y el Señor lo interrumpe, lo hace ciego, lo derriba, lo llama a Su ministerio, puede leer de eso en el noveno capítulo de Hechos. Pablo tenía un llamado inequívoco al ministerio.

En 2 Timoteo 1, él habla de Cristo Jesús y dice que, en el versículo 10, “Ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio, del cual yo fui constituido predicador.” Pablo nunca tuvo duda alguna de su llamado. Había sido designado por Dios como predicador, y él usa los términos, en el versículo 7, del cual, el evangelio, del cual yo fui hecho ministro. Ese es un verbo pasivo.

Fui hecho ministro, no era algo que busqué por mí mismo. No fue mi deseo porque pensé que tenía ciertas habilidades, o pensé que podía ser exitoso. No fue una decisión empresarial por tomar. Fui hecho ministro. Y, por cierto, ministro es la palabra diáconos, lo cual significa un mesero, que significa un siervo. Fui hecho un siervo, un mesero. Y si usted fue hecho un ministro, entonces usted reconoce, y si usted solo es un siervo, usted reconoce que usted fue hecho un siervo bajo la autoridad de alguien más. Y es la autoridad de Cristo mismo, quien tiene toda autoridad sobre Su iglesia.

Entonces Pablo sabía que él había sido hecho, por el Señor mismo, un siervo y un predicador. Esa es la razón por la que en 1 Corintios 9, versículo 16, él dice esto, “Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme, porque me es impuesta necesidad, y ay de mí si no anunciare el evangelio.” Si usted no predica las buenas noticias acerca de Cristo, y usted fue llamado a eso, la condenación entonces es pronunciada sobre su cabeza.

Pablo dice en el versículo 17, “Si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré, pero sí de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada.” Nadie jamás debe involucrarse en predicar las riquezas inescrutables de Cristo si no tiene un llamado celestial. Pablo entendió eso. Él dice, “No merezco una recompensa por esto, se requiere de los siervos que sean fieles,” dijo él. Entonces si no predico el evangelio, ay de mí.

En Colosenses capítulo 1, dos veces, en los versículos 23 y 25, él hace la misma afirmación. Al final del versículo 23, Colosenses 1, “Yo, Pablo fui hecho ministro.” Versículo 25, “de esta iglesia yo fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios.”

Ahora mire, sé que estamos hablando de un apóstol, pero el principio no obstante es el mismo. Si usted va involucrarse en esto, de todas las tareas, usted necesita tener un llamado celestial. Y entonces la pregunta inmediata viene, Si no tengo una experiencia del Camino a Damasco, ¿cómo sé si tengo un llamado celestial? Y yo sugeriría brevemente que hay cinco cosas que necesita saber para determinar que tiene un llamado celestial.

Número uno es interno, un deseo fuerte. Pablo habla de desear la obra del ministerio. Un deseo interno fuerte, una inquietud en su alma, un deseo que es tan fuerte que excluye los demás deseos. En segundo lugar, un aliento fuerte externo. En otras palabras, hay personas a su alrededor que lo conocen que están sobre usted y diciendo: “Necesitas hacer esto. Necesitas predicar a Cristo. Necesitas estar en el ministerio.” En tercer lugar, una preocupación amorosa por otros, porque usted va a pasar su vida entera entregándose para otras personas, porque el don de gracia que le es dado a usted es para ellos.

Entonces un deseo interno fuerte, aliento fuerte externo, y usted tiene que ser definido por una preocupación amorosa por otros. Eso frecuentemente no está entre la gente en el liderazgo pastoral, que está ahí porque quiere promoverse a sí misma para su propia gloria, grandeza. Hay un cuarto principio, y creo que este es muy importante, un deseo abrumador por conocer y hablar la Palabra de Dios, un deseo abrumador por conocer y hablar la Palabra de Dios. Deseo fuerte en el corazón, aliento fuerte de aquellos de afuera, preocupación amorosa por entregar su vida para otros, y un deseo abrumador por conocer y hablar la Palabra de Dios.

Y, en quinto lugar, confirmación por la iglesia. Confirmación, como Pablo le dijo a Timoteo, “fuiste confirmado en este ministerio por la imposición de las manos de los ancianos de la iglesia.” Digo, usted podría tener un llamado más excepcional al ministerio. Podría pensar que hubo un incidente o un mensaje o un sermón o un libro que estaba leyendo, o algún momento en el tempo cuando el espíritu de Dios motivó su corazón, y sintió que en algunas maneras el cielo lo había tocado a usted. No estoy diciendo que eso no es verdad, pero estoy diciendo que estas son las cosas que necesitan marcar a alguien que entra en este llamado. Es un llamado celestial. Y Pablo fue hecho un ministro y le leí tres veces en donde él dice eso, y después él dice, “Si no predico, estoy bajo maldición.” Usted necesita sentir ese tipo de deseo.

Pero había más detrás del ministerio de Pablo. No solo un entendimiento claro de su llamado celestial, sino un entendimiento claro de la necesidad de poder celestial. Regrese al versículo 7, el final del versículo, “según la operación de su poder. A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia.” Él siempre habla de su llamado con gracia, la tercera vez que él haba de gracia. Él dice, miren, no tengo nada que ofrecer. Tengo que ministrar según la operación de su poder porque hasta donde yo sé, soy menos que el más pequeño de todos los santos. E incluso hacer esto es una obra de gracia de Dios. la gracia da el llamado, y la gracia da el poder.

De nuevo, comparando lo que él dijo en Colosenses, y él escribió estas dos epístolas al mismo tiempo, escuche Colosenses 1:29, “Para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí. Luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.” ¿Cómo sabe cuándo es el poder de Dios y no el de usted? Cuando no solo es exitoso, sino que transforma la vida espiritual.

Cuando el efecto de su ministerio no es más gente sino gente diferente, gente transformada, gente regenerada, gente santificada, entonces usted sabe que su proclamación de la Palabra, capacitada por el Espíritu, las está transformando en el interior. La medida del ministerio de un hombre no es el tamaño de la congregación, es la vida espiritual de la congregación porque ahí yace la obra que solo el Espíritu Santo puede hacer. Pablo sabía eso.

En el quinceavo capítulo de Romanos y versículo 15, “Mas os he escrito, hermanos, en parte con atrevimiento, como para haceros recordar, por la gracia que de Dios me es dada, es siempre gracia porque él es tan indigno, gracia para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando como sacerdote el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable,” ¿por qué? “santificada por el Espíritu Santo.” Él no quería hacer nada en la carne, nada en energía humana, nada de esfuerzo humano, esa es la razón por la que le leí, antes en 1 Corintios 2, “No vine a vosotros en sabiduría humana, palabras atractivas de persuasión humana.”

En el versículo 18 él dice, “Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí.” Todo es acerca de lo que Cristo ha hecho. Todo es acerca del poder del Espíritu Santo. Eso es lo que sostenía a Pablo. En 2 de Corintios 4, él dice, me encanta esto, “Tenemos este tesoro, del evangelio, en vasos de barro, para la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros.” ¿Por qué? Porque como él dice en el versículo 8, “Soy menos que el más pequeño de todos los santos.” Soy el más pequeño. En romanos 7, él dice que es un miserable, que todavía no ha sido liberado del cuerpo de muerte.

En 1 de Timoteo capítulo 1 escuche su testimonio, es sorprendente. Primera de Timoteo 1, versículo 11, él dice que se le “ha dado el evangelio del Dios bendito para cuidarlo.” Y en el versículo 12, “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio,” ahí está otra vez, “aunque yo había sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad. Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús. Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.” ¿Cómo va usted de ser el primero de los pecadores a ser el predicador de las riquezas inescrutables de Cristo? Es misericordia. Es gracia. Él usa esos dos términos.

Ahora ¿qué hay acerca del pecado en su vida? ¿Acaso eso no lo descalifica? El peso del sentido del pecado en Pablo viene no de la cantidad de transgresión por fuera, sino del sentido de pecado por dentro. Cuando el pecado sale al exterior, usted está descalificado. Los requisitos son presentados en 1 Timoteo 3 y Tito 1. Pablo no está diciendo que estoy contando la cantidad de transgresiones por fuera, él simplemente está diciendo siempre está la batalla incesante en el interior. Pero él también podría decir en 2 Corintios 1:12, “Mi conciencia está limpia, que he conducido mi vida de una manera irreprensible.”

¿Cómo llega al lugar en el que usted es así de humilde? le voy a decir una manera de no llegar ahí: al promoverse a sí mismo, al construir su marca, sea lo que sea que eso signifique. Hay una manera de obtener este tipo de humildad, es bastante simple: simplemente enfóquese en Cristo su vida entera. Él lo aplastará a usted bajo el peso de Su gloria.

Cada vez que usted oye a un predicador soberbio, usted está escuchando a un hombre que no tiene un amor real, claro y un entendimiento del Señor Jesucristo; porque cuando usted viene al Señor Jesucristo y usted se hunde en las riquezas inescrutables de Cristo, usted pierde toda la soberbia. Es una realidad aplastante. El enfoque en Cristo produce humildad. La humildad lleva al poder. Segunda de Corintios 12, “Cuando soy débil, entonces soy” ¿qué? “soy fuerte.” El poder de Dios es perfeccionado en mi debilidad, mi debilidad.

Hay una tercera cosa que tiene que reconocer antes de que corra a esta responsabilidad. No solo un llamado celestial y poder celestial, sino verdad celestial. Ahora vea el versículo 9. Pablo dice esta es la tarea, aclarar, eso es exposición, “aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas.” ¿Qué es eso? Bueno, sabemos qué es eso.

Regrese al versículo 3. Él habla de la revelación que vino de Dios acerca del misterio. Y versículo 4, él dice que tuvo conocimiento y podía dar entendimiento del misterio de Cristo. Y ¿qué era el misterio de Cristo? “Era algo que estaba escondido,” versículo 5, “en el pasado y ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu.” ¿Y qué es? “que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio.” Es el evangelio, y es el cuerpo singular hecho de toda persona, no varón, no mujer, no esclavo, no libre, no judío, no gentil, todos somos uno en Cristo. Y ese es el evangelio.

Entonces en el versículo 9, él dice, “Mi llamado es aclarar, solo encender la luz, cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios que creó todas las cosas.” En otras palabras, mi trabajo es encender la luz de la revelación, y en particular, el Nuevo Testamento, el cual es en donde los misterios son todos explicados.

Entonces otra manera de decirlo es la tercera cosa que tiene que considerar si usted quiere hacer esto, si es que usted va a entregar su vida entera a la verdad celestial, verdad celestial, verdad celestial. Y, por cierto, el Nuevo Testamento no es hecho por alguna otra deidad, porque el que ha revelado este misterio es el Mismo, Pablo dice, que creó todas las cosas. Entonces no tenemos un Dios en el Antiguo Testamento y otro en el Nuevo. Y la plenitud de esa verdad es lo que usted vio atrás en el capítulo 1, versículo 18.

Pablo dice, “Oro porque los ojos de vuestro entendimiento sean alumbrados, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.” La suma completa del evangelio.

Entonces usted debe entregar el resto de su vida a la verdad celestial, no a información terrenal. Pero finalmente, usted debe considerar no solo un llamado celestial y un poder celestial sino una verdad celestial, y después un propósito celestial. ¿Por qué lo está haciendo? Versículo 10, esto podría sorprenderle, para que, aquí está el propósito, y la palabra propósito incluso aparece en el versículo 11, como lo verá, para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor.

Esto podría impresionarle. ¿Cuál es el propósito de Dios en nosotros? Predicar las riquezas insondables, inescrutables de Cristo para que la multiforme sabiduría de Dios en el evangelio pueda venir a la iglesia, ser conocida mediante la iglesia. Pero ese solo es el objetivo intermedio. La meta final es para los principados y potestades en los lugares celestiales. Hacemos lo que hacemos para traer el despliegue multifacético, multicolorido de sabiduría divina en todo lo que conecta nuestra redención a la iglesia, y después mediante la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales.

¿Quiénes son ellos? Ángeles. Ángeles. ¿Se oye eso extraño para usted? Pero eso es exactamente lo que él está diciendo. ¿Cuál es la meta de Dios en todo este plan redentor? Desplegar la iglesia a los ángeles. El versículo 11 dice, esto fue conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor. Su propósito no fue salvar a pecadores, esa fue una meta intermedia. Su propósito en últimas fue desplegar el poder salvador a los ángeles santos. Ángeles santos.

1 Pedro 1:12 “que los ángeles desean mirar estas cosas.” Ningún ángel fue redimido. Los ángeles caídos fueron despedidos eternamente de la presencia de Dios, asignados al Lago de Fuego. No hay salvación entre los ángeles, entonces los ángeles no tienen experiencia de misericordia, o gracia, o perdón, o transgresión, o redención. Pero están muy interesados en eso. Están absortos en conocer la plenitud de la gloria de Dios, y ver la redención, y la gracia, y misericordia, y perdón, y salvación, y justificación, y adopción, y todas las facetas de la salvación. Tienen que ver afuera de sí mismos.

Pablo hace una afirmación en 1 Corintios 4:9 que somos espectáculos a los ángeles, espectáculos para los ángeles. ¿Se acuerda de Lucas 15? ¿Qué pasa en el cielo cuando una persona es redimida? Los ángeles se regocijan. Los ángeles se regocijan. Pablo en 1 Timoteo 5:21 manda a Timoteo, “Te encarezco delante de Dios y de Cristo Jesús y de Sus ángeles escogidos.” Te están viendo, Timoteo. Primera de Corintios 11:10, están viendo cómo se conducen las mujeres en la iglesia. Ellos desean ver estas cosas. Hebreos 1:14 son espíritus ministradores a la iglesia.

Es solo mediante la redención de la iglesia que los ángeles santos pueden ver la panoplia completa de la sabiduría multicolorida de Dios. Aprenden del poder de Dios en la creación. Aprenden de Su providencia en la historia. Aprenden de Su triunfo sobre el pecado y la muerte y el infierno mediante el plan de salvación que se está desarrollando. La aprenden de la iglesia redimida.

Permítame cerrar al pedirle que vea Apocalipsis 5. Es un vistazo del cielo. “Y los que están en el cielo,” lo vamos a retomar en el versículo 9, “incluyendo ángeles y almas redimidas, cantaban un nuevo cántico en el cielo,” este es un retrato de la adoración celestial, “Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación.” Aquí están los ángeles, junto con los santos glorificados, alabando a Dios por una salvación que ellos no podían experimentar, pero vieron mediante la iglesia.

“Los has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes y reinaremos sobre la tierra. Y miré,” en el versículo 11, “y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono y de los seres vivientes, que eran cuatro ángeles en particular, y de los ancianos, que son los redimidos, y su número era millones de millones, refiriéndose a los ángeles.” De pronto todos los ángeles en el cielo están diciendo esto: “El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.” ¿Cómo saben eso? Lo ven mediante la iglesia.

“Y a todo lo creado que está en el cielo y sobre la tierra y debajo de la tierra, y en el mar, a todas las cosas que están en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.” Los cuatro seres vivientes, que son ángeles, decían Amén, y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron. Entonces Dios usa la predicación de las riquezas inescrutables de Cristo para edificar a la iglesia, lo cual entonces se vuelve para los ángeles la demostración de la multiforme sabiduría de Dios que se extiende más allá de cualquier cosa que ellos experimentan personalmente.

Entonces ¿cuál es la meta de lo que hacemos? Adoración eterna de santos y ángeles. ¿Hay un llamado más alto que ese? Oremos. Padre, gracias por la verdad. Que Cristo sea exaltado, levantado. Que Sus riquezas inescrutables sean continuamente descubiertas por nosotros conforme miramos fielmente Su gloria en las páginas de la Sagrada Escritura. Gracias por esta revelación. Amén.

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