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Esta mañana vamos a continuar con nuestra mirada a Efesios, y vamos al capítulo 2. Y los animo a que vayan al capítulo 2 de Efesios; nos llevará un poco llegar allí. Pero se siente como si siempre estuviera entre el grupo de personas que intentan rescatar palabras, tratando de rescatar palabras preciosas, palabras que son palabras bíblicas, que de alguna manera se les roba de la intención bíblica y son usadas para todo tipo de otras cosas.

Y "evangelio" es una de esas palabras. “Evangelio” es quizás el término más preciado en el Nuevo Testamento, y ciertamente en los corazones de todos los que han sido salvos, porque creímos en el evangelio. Es el alma del cristianismo. Es la joya de la teología porque el evangelio es el mensaje que proporciona el único camino de salvación, el perdón de pecado, el escape del infierno y una vida en el cielo eterno. Obviamente habrá esfuerzos para confundir el evangelio, para quitarle al evangelio, para agregar al evangelio. El evangelio es tan atacado como cualquier otra cosa por la razón obvia de que es el mensaje singular que salva a los pecadores.

Atrás en el capítulo 1, el apóstol Pablo escribió que nosotros, como creyentes, “tuvimos herencia", habiendo sido "predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que", dice el versículo 12, “seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo". Y luego, en el versículo 13, él menciona el evangelio. Sí, se nos ha prometido una herencia, como dice el versículo 11. Sí, esto estaba predestinado. Sí, es nuestro en Cristo.

Pero el versículo 13 destaca el papel que juega el evangelio: “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria”. Todos los propósitos redentores que Dios ordenó en el pasado, todo lo que Él planeó para el futuro, se hacen realidad (como dice el versículo 13) cuando usted escucha la palabra de verdad, el evangelio de su salvación, y usted lo cree.

El evangelio es un mensaje. El evangelio es una palabra del cielo. Allí se llama “la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación”; esas son declaraciones paralelas. El mensaje de la verdad es el evangelio de su salvación. La salvación depende de creer en el evangelio, que es un mensaje verdadero de Dios. En Colosenses capítulo 1 y versículo 5 leemos esto: “la palabra verdadera del evangelio, que ha llegado hasta vosotros”. Una vez más, la Palabra de verdad del cielo acerca de la salvación es el mensaje del evangelio.

En 1 Tesalonicenses, capítulo 2, Pablo dice: “tuvimos denuedo…para anunciaros el evangelio de Dios”. En el versículo 4 él dice: “se nos confiase el evangelio, así hablamos”. Y en el versículo 9 de ese mismo capítulo, "Os predicamos el evangelio de Dios". El evangelio es la verdad del cielo acerca de la salvación para ser hablado, para ser hablado.

Si usted va al libro asombroso de Apocalipsis y ve hacia el futuro en el tiempo de la Tribulación mientras el juicio se desarrolla en la tierra, en un acto de amor divino y misericordia divina leemos en Apocalipsis 14:6, esta es una visión de lo que vendrá. en el futuro: “Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo”. En el tiempo futuro de la Tribulación, conforme el juicio es desatado sobre la tierra, habrá un ángel en el cielo predicando el evangelio eterno.

El evangelio es siempre un mensaje para predicar. El término "evangelio" se usa unas cien veces en el Nuevo Testamento. La palabra misma, euaggelion, incorpora la idea de un mensaje, por lo tanto, de comunicación: anunciar, predicar, declarar, proclamar. Euaggelion es el mensaje, y eu- es el prefijo de la palabra porque hace referencia a algo que es bueno. Entonces, ¿qué es el evangelio? Es un buen mensaje. Es la buena noticia. Contenida en la forma verbal, euaggelizō, está la idea de predicar un buen mensaje. Euaggelizō es la palabra de la que obtenemos "evangelizar" o "evangélico". Así que no puede entender el evangelio a menos de que lo entienda como algo que se debe comunicar, algo que se debe declarar, anunciar, predicar y proclamar. Y ese algo es una buena noticia.

El evangelio se llama el evangelio de Dios, el evangelio de Cristo, el evangelio del Hijo, el evangelio de la gloria de Dios, el evangelio de paz, el evangelio del Dios bendito, y luego en Hechos 20:24 el evangelio de la gracia de Dios. Son todas las mismas buenas noticias. Jesús vino predicando el evangelio; usted lo ve eso en Mateo, Marcos y Lucas; Él vino predicando el evangelio. Sujetos a Jesús estaban los apóstoles, y se les dijo que llevaran el evangelio al mundo.

Y así, cuando entra en el libro de los Hechos, no pasa mucho tiempo antes de que estén predicando de inmediato, en el capítulo 2. Para cuando usted entra, unos pocos capítulos más adelante en el capítulo 8, tiene a Felipe predicando el evangelio. Y luego tiene a Pedro y Juan predicando el evangelio. Y luego, alrededor del capítulo 12 del libro de los Hechos, tiene al apóstol Pablo que comienza a predicar el evangelio. Y todos ellos están predicando, todos ellos están proclamando, todos ellos están declarando el mensaje del cielo que son buenas nuevas de salvación.

Ahora, debido a que el evangelio es tan esencial, debido a que el evangelio es necesario, debido a que no hay salvación sin escuchar el evangelio, el apóstol Pablo sabe que el evangelio será atacado. Vimos eso la semana pasada en 2 Corintios 11. Pablo dice en el versículo 3: “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva”, con su astucia, “vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. Porque si viene alguno predicando a otros Jesús que el que os hemos predicado, os si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis”.

Imagine una iglesia dispuesta a llevar maravillosamente otro evangelio diferente. Este es un problema tal que el apóstol Pablo salió en llamas en el libro de Gálatas, capítulo 1, versículo 6, “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Más si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.”- ¡Él debe ser condenado! “Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente, un evangelio diferente del que habéis recibido, sea anatema” o “condenado”. Una vez más, el evangelio es algo que se debe predicar, y es tan preciado que cualquiera que predique un evangelio diferente o un evangelio distorsionado es maldecido.

Ahora, ¿por qué estoy diciendo todo esto? Porque quiero presentar un punto muy importante. Hay una declaración que ha estado flotando durante mucho tiempo en el cristianismo. Básicamente se pensó originalmente que había sido escrita por San Francisco de Asís, el padre de la orden franciscana de la Iglesia Católica Romana, pero ese probablemente no es el caso. No sabemos de dónde vino, pero usted la va a reconocer. Y aquí está la declaración: “Predica el evangelio en todo momento; si es necesario, utiliza palabras". ¿Ha escuchado eso? “Predica el evangelio en todo momento; si es necesario, utiliza palabras". Usted lo ve en placas. Usted lo ve en letreros. Lo ve en obras de arte de todo tipo.

“Predica el evangelio en todo momento; si es necesario, utiliza palabras". Esa es una hierba nociva y tóxica en el jardín del evangelio que es muy difícil de matar porque es una especie de declaración inteligente, y le quita la responsabilidad si usted no tiene ganas de decir algo. El evangelio es la verdad comunicada con palabras. Y el evangelio es la realidad más poderosa en el mundo. El apóstol Pablo, en Romanos capítulo 1 dice, y usted está familiarizado con estas palabras: "No me avergüenzo del evangelio", versículo 16, "porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree". El poder está en el evangelio, y el evangelio debe ser comunicado para que la gente pueda escucharlo y creerlo.

En Pablo, escribiendo a los Corintios, en su primera carta, dice esto en el capítulo 1, versículo 17: “no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio, no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo". Usted puede hacer vana la cruz con sabiduría de palabras. Usted no debe hacer eso si predica el evangelio. En el capítulo 9 de 1 Corintios y el versículo 14, Pablo dice: "Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio".

Pablo simplemente está diciendo que debemos pagarle al predicador, que los predicadores deben ser apoyados por su ministerio. Luego Pablo continúa diciendo: “Pero no voy a usar ese privilegio, ese derecho” - “No he escrito esto para que se haga así conmigo” - No quiero su dinero - “Porque prefiero morir, antes que nadie desvanezca esta mi gloria”. “No quiero que nadie piense que estoy en el ministerio por dinero. Por esto predico el evangelio", versículo 16: "Si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme, porque me es impuesta necesidad; y ay de mí si no anunciare el evangelio”. Y ahí abajo en el versículo 18 dice: "Cuando predico el evangelio, ofrezco el evangelio sin cobrar". "No quiero que nadie me acuse de hacerlo por dinero". Pablo dice: "Miren, estoy obligado a predicar el evangelio. Realmente no tengo elección; esto es una compulsión divina".

Más adelante en 1 Corintios 15, “Además os declaro hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis, por el cual asimismo sois salvos”. Usted solo es salvo cuando usted escucha la predicación del evangelio.

Otro pasaje al que los dirigiría es el capítulo 10 de Romanos. Y esto es muy importante en esta línea, y les voy a dar la conclusión del por qué voy por este camino. Pero en Romanos capítulo 10, versículo 13, leemos: "Todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo". Esa es la oferta gratuita de salvación.

"Todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo", judío o griego. “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” Versículo 17, “La fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. Todo eso para dejar claro, y presentar un punto muy importante que no se puede predicar el evangelio sin palabras. Son palabras, son palabras.

¿Por qué estoy insistiendo un poco sobre esto? Solo quiero recordarle la comisión que usted tiene, la responsabilidad que usted y yo tenemos. Pero también quiero que sepa que el evangelio está siendo confundido hoy en nuestro mundo. Escuché a uno de los pastores de justicia social decir esto: "Tenemos que decir que la justicia social es un tema del evangelio, o la gente no lo tomará en serio". ¿En serio? Entonces, debido a que usted tiene un objetivo, un objetivo social que desea que se tome en serio, usted lo etiqueta como un tema del evangelio. Esto se hace con mucha, mucha frecuencia, y se ha hecho en la vida de la iglesia a lo largo de su historia.

En nuestra historia nacional ha habido una ruina devastadora, devastadora de iglesias, denominaciones e instituciones porque el evangelio fue redefinido de manera social. Incluso recordamos el término “el evangelio social". Bueno, otra vez lo estamos haciendo, tomando todo tipo de causas sociales que en sí mismas pueden ser buenas, malas o indiferentes, y dándoles una etiqueta del evangelio para que podamos hacer que la gente piense que se elevan al nivel de la prioridad absoluta de la palabra de Dios. Si alguien quiere que se le dé prominencia a un cierto tema ético, si alguien tiene una idea social o una idea moral o alguna ideología, quiere etiquetarlo como un tema del evangelio, que confunde el evangelio, diluye el evangelio, agrega al evangelio. Y eso es muy, muy inaceptable. Y es un problema real, y les voy a decir por qué.

En una encuesta reciente de “cristianos”, el cincuenta por ciento de las personas encuestadas cree que la salvación se gana con buenas obras. Este es el cincuenta por ciento de los cristianos profesantes que creen que usted se gana la salvación con buenas obras. Así que ya están en el punto en el que creen que las obras son las que ganan la salvación. Y si usted les da otro objetivo social y lo convierte en un tema supuestamente del evangelio, usted simplemente multiplica ese error. La encuesta incluyó la pregunta sobre quién va al cielo. Y el mismo porcentaje de personas dice: "El cielo es para aquellas personas que se lo ganan con sus buenas obras".

Entonces, cuando ciertos comportamientos, ciertas acciones, son elevadas al nivel de “Este es el evangelio”, el verdadero evangelio se confunde a los ojos de una iglesia profesante que ya está confundida. El evangelio no se trata de ningún comportamiento. No se trata de ninguna actividad, ninguna causa social, causa ética, causa moral. El evangelio en ninguna parte es algo que usted hace; siempre es algo que usted cree. Nosotros nunca leemos en ninguna parte del Nuevo Testamento, "Haz el evangelio"; todo lo que leemos es: "Cree en el evangelio".

Su vida es un testimonio. Su vida es un testimonio; es un testimonio de lo que el evangelio ha logrado en su vida. Pero su testimonio no va a salvar a nadie, particularmente su tipo de testimonio silencioso en el que simplemente usted está viviendo su vida, aunque sea de una manera noble y justa, porque la salvación no le llegará a nadie que no escuche las palabras del evangelio.

Usted tiene que hablar el evangelio. El evangelio no es comportamiento. Usted no hace el evangelio, usted predica el evangelio. Y solo para que sepamos con certeza qué es el evangelio, vayamos a nuestro texto en Efesios 2. Ahora, normalmente, les confieso, podría pasar un mes en esta sección del 1 al 10, pero eso no va a suceder porque quería que ustedes vieran el evangelio y su contenido completo como se revela aquí. Permítanme leer los diez primeros versículos de Efesios, capítulo.

“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.”

“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas."

Ahora quiero desglosarle eso. Dos veces, versículo 5 y versículo 8, usted ve la misma declaración: "Por gracia has sido salvo", al final del versículo 5; comienzo del versículo 8, "Por gracia sois salvos". La salvación es por gracia, por gracia. Los reformadores enseñaron la gracia sola, sola gratia. ¿Por qué le dieron tanta importancia a solo por gracia? Porque la Iglesia Católica Romana enseña la salvación por gracia; pero lo que ellos enseñan es que toda persona tiene un cierto depósito de gracia, algo así como una luz piloto de gracia en ellos, de tal manera que usted tiene la capacidad de hacer lo correcto, de hacer lo que es recto para lograr su salvación.

La Iglesia Católica Romana dijo: “Sí, todos somos capacitados por la gracia; somos estimulados ​​por la gracia. La luz piloto es encendida por gracia, pero la salvación depende de las obras. Somos capacitados por la gracia hasta cierto grado preliminar, pero el logro de la salvación es una cuestión de obras". Bueno, eso no puede ser cierto porque el versículo 9 dice "no por obras". No podría ser más explícito que eso. Eso niega todo ese pensamiento.

"No por obras", eso es lo negativo. Lo positivo es, volviendo al versículo 8, “Es don de Dios". Y antes de eso, "no es de vosotros". No de vosotros, no por obras; es don de Dios. Usted no tiene nada de qué gloriarse. Usted no puede decir que cooperó con alguna medida de la gracia depositada por Dios y que logró su propia salvación en algún grado que le permita a usted alabarse a sí mismo.

En Tito, capítulo 3, comenzando en el versículo 4, leemos: “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.” Romanos 3 dice lo mismo.

Entonces la salvación es por gracia, y ese término de la Reforma sola gratia es absolutamente exacto. Todo es por gracia, completamente por gracia y solo por gracia. Si la gracia no es todo, entonces la gracia no es gracia. Si la gracia se mezcla con la ley o con algún tipo de obras, entonces la gracia no es gracia. La gracia es un favor inmerecido de Dios, no es un resultado de obras; es un regalo de Dios. Nadie puede jactarse de nada con respecto a la salvación. Entonces esa es la base para entender el evangelio. No es por obras, es un don de Dios; es por gracia, bondad inmerecida.

Ahora, con eso como especie de tema de Pablo, como lo repite dos veces, quiero dividir el evangelio aquí en las seis partes que Pablo lo divide, y cubriremos estas más bien rápido. La gracia del Evangelio tiene estos componentes: es del pecado, es por amor, es a la vida, es para gloria, es mediante la fe, y es para buenas obras. Vamos a ver la soteriología desde puntos de vista preposicionales. Es del pecado, por amor, a la vida, para gloria, mediante la fe, para buenas obras.

Es un tratado magnífico que nos da Pablo. Comencemos donde él comienza: la salvación por gracia es del pecado. Vea los tres versículos de apertura: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás."

Eso establece la condición de todo ser humano. Todo creyente caminó una vez según la corriente de este mundo, una vez conforme al príncipe de la potestad del aire. “Todos”, versículo 3, “vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, la voluntad de la carne y de los pensamientos". Todos éramos hijos de ira por naturaleza. Esta es la condición humana. Entonces, antes de que usted llegue a las buenas noticias, usted debe tener las malas noticias, razón por la cual las buenas noticias son tan buenas.

Ahora esto no quiere decir que la gente no puede hacer algún, algún bien moral. El apóstol Pablo en Hechos 28:2, por ejemplo, dijo que “los naturales nos trataron con no poca humanidad”. Así que incluso los no creyentes le mostraron algo de bondad. Entonces, hay cosas que la humanidad hace que son filantrópicas y tienen algún elemento de bondad, pero no superan la realidad de la condición caída; y la condición caída es definida en el versículo 1 como estar muerto, muerto en delitos y pecados. ¿Qué significa "muerto"? Completamente incapaz de responder, como un cadáver. Si usted tuviera un cadáver aquí, un cuerpo muerto, usted puede tocarlo, puede clavarle un alfiler, puede gritarle; no responde. La muerte es la incapacidad de responder, no tiene capacidad de responder.

Entonces esta es la condición de toda la raza humana. Y no es que estén muertos debido a sus delitos y pecados, es que están muertos en sus delitos y pecados, es la esfera en la que ellos existen. La condición de ellos es una condición de muerte absoluta, completamente incapaz de responder a Dios. No hay vida en ellos. Están totalmente separados y distanciados de la vida de Dios. Si va al capítulo 4, versículo 18, “teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios”, están muertos, y esa muerte significa que no pueden responder a la verdad.

Esto es difícil de afrontar. Somos llamados a predicar el evangelio y estamos hablando con personas que no pueden oír, que no pueden escuchar, que no pueden entender, que no pueden creer. Y vimos eso, ¿no es cierto? En Isaías 6. Y Jesús lo repitió en Su propio ministerio: “Oyendo, no oyen; viendo, no ven". Este es un desafío monumental, que nosotros confrontemos a personas que no tienen la capacidad de escuchar la verdad y creerla.

Y después, no solo tienen eso debido a su condición de muertos en pecado, sin capacidad para responder a Dios manifestándose a sí misma en delitos y pecados, sino que, en segundo lugar, anduvisteis, esa es la rutina diaria de su vida, siguiendo la corriente de este mundo. Siguen el zeitgeist, sea cual sea la tendencia, cualquiera que sea la cosmovisión, lo que sea popular. Entonces, en primer lugar, están muertos; y en segundo lugar, por lo tanto, están sujetos a todo lo que sucede en el mundo que los rodea y no pueden elevarse por encima de él.

No solo eso, el que está gobernando el sistema que los rodea es el príncipe de la potestad del aire, un título para Satanás. Y no solo opera el sistema mundial a su alrededor, sino que vea atrás en el versículo 2: Él "ahora opera en los hijos de desobediencia". Se les da ese tipo de título hebreo, "hijos de desobediencia", porque la desobediencia los caracteriza.

Así que aquí está el problema; esto es depravación: usted tiene una condición de muerte absoluta, y esa condición de muerte envuelve a cada alma humana en una vida de delitos y pecados, dos palabras diferentes en referencia a violar la ley de Dios, impiedad. Multiplique eso con el hecho de que están sujetos al mundo que los rodea, que está lleno de “los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida”, como dice el apóstol Juan, y que está bajo el control de Satanás, que opera el sistema del mundo para sus propios fines malvados.

Pero no es solo a su alrededor; al final del versículo 2 dice que "opera en los hijos de desobediencia". No es solo que Satanás los ha rodeado con este mundo de tentación que intenta complacer su condición de muerte, es que él opera en ellos; y eso se establece en el versículo 3, Todos ellos viven "en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás". No solo se caracterizan por la desobediencia, por eso "[hijos] de desobediencia", se caracterizan por la ira, por eso "hijos de ira", y todos están en la misma condición.

Entonces, cuando estamos hablando de la salvación, solo quiero que quede claro: no estamos hablando de que el Señor venga a rescatarlo a usted de la falta de propósito en su vida. No estamos hablando de que el Señor venga a rescatarlo a usted de la insatisfacción, o soledad, o infelicidad, o un mal matrimonio, o pobreza, o abuso, o decepción o enfermedad. El evangelio trata acerca de liberarlo a usted del pecado, una depravación masiva en la que todo en usted termina en ira eterna.

Usted no puede responder a Dios porque está muerto, usted está bajo el control del sistema que lo rodea, dirigido por Satanás, y usted es impulsado por deseos que son malvados. La posición automática de todo ser humano es perversa. ¿Por qué cree usted que el mundo se está ahogando en un mar de pornografía? Usted no tiene que luchar para meterse en eso; esa es una seducción atractiva que es esencial para sus propios deseos caídos. Como creyente, a usted se le concede poder sobre eso. Usted no ve una cultura luchando por el mal, luchando por tratar de estar contaminada, de ser sucia, vil; eso no es una pelea porque esa es su condición.

Entonces, esta es la primera realidad que debemos entender sobre el evangelio: no estamos rescatando a la gente del abuso. No estamos rescatando a la gente de algo que se les haya hecho a ellos en esta vida o en alguna otra generación de vida. No estamos rescatando a la gente de malos matrimonios. No estamos rescatando a la gente de las desigualdades. No estamos rescatando a la gente de la pobreza. Ese no es el mensaje del evangelio. Los estamos rescatando del pecado a un nivel masivo y que lo abarca todo. Entonces, el evangelio es un mensaje: la buena noticia de que usted puede ser rescatado del pecado.

Hay un segundo principio, muy importante: el evangelio no es solo del pecado, esto es maravilloso, es por amor. La salvación es del pecado por amor. Versículo 4, “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo”. Dios nos amó. Esta es la realidad asombrosa. Es la palabra agapao o agapē, la palabra más elevada para el amor. Y es casi como si el apóstol Pablo ni siquiera intentara usar adjetivos, por lo que simplemente dijo: "Gran amor", que está muy por debajo de lo que merece, hablando de adjetivos. "Pero Dios", que es "rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó".

Dios nos amó. Y eso es Juan 3:16, verdad, “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito". No hay otra religión que tenga un dios de amor. No hay otra religión que tenga un dios sacrificándose por las personas. Todas las religiones demoníacas, diabólicas, satánicas tienen a personas sacrificándose por dios, ¿verdad? Sacrifica a tus hijos, sacrifica lo que sea, sacrifica seres vivos, sacrifica animales, sacrifica tu riqueza, lo que sea. El dios exige el sacrificio. Pero el Dios vivo y verdadero se da a sí mismo como sacrificio de amor. Su amor es grandioso.

Dice usted: "Bueno, ¿cómo mides la grandeza de Su amor?" Y lo mide obviamente debido a la redención. Empieza a medirlo porque en la eternidad pasada Él escogió redimir a pecadores; eso fue un acto de amor. Usted ve de nuevo Su acto de amor al demostrar Él Su amor hacia Su pueblo a lo largo de la historia redentora. Y luego Su amor alcanza un pico en la cruz, ¿no es así?, donde Él coloca a Su Hijo para que muera en el lugar de aquellos a quienes Él ama. El amor de Dios se mide mejor con la muerte porque Jesús dijo: "Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga", ¿qué? "Su vida por sus amigos". Y eso es lo que Dios hizo. No existe una historia como esa en ninguna otra religión. De modo que la salvación, el evangelio, es del pecado y por amor, este gran e incomprensible amor de Dios.

Hay una tercera realidad en el versículo 5: la salvación es a la vida. Y acabamos de leerlo: “aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo". Así que usted estaba muerto y Él le dio vida. Debido a la riqueza de Su misericordia, la grandeza de Su amor, la amplia expresión de Su gracia, Él nos dio vida. ¿Cómo hizo Él eso? Él nos dio vida juntamente con Cristo.

Así que nos colocó en Cristo; y en Cristo morimos, y en Cristo resucitamos. Estábamos muertos en nuestras transgresiones hasta que Él nos colocó en Cristo. Esto es algo asombroso. En la eternidad pasada, Dios sabía en quien Él pondría Su amor. Y cuando Cristo fue a la cruz, Dios colocó todos los pecados de todos los que creerían; aunque ni siquiera habían vivido, Él conocía el camino de su pecado, Él conocía el registro completo de su pecado (¡nuestro pecado!) y lo colocó sobre Cristo y lo castigó, y castigó a Cristo como si estuviéramos nosotros allí. Y morimos entonces. Y todo lo que puede hacer como castigo por el pecado es morir: “La paga del pecado es muerte”; lo leímos esta mañana. Nosotros morimos. Morimos en Cristo y resucitamos en Él a una vida nueva.

Esta unión es una parte muy importante del entendimiento cristiano. Romanos 6 nos da una idea de esto, solo unos pocos versículos. Romanos capítulo 6, quizás versículo 3: “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en Su muerte?" Eso es simplemente asombroso. No está hablando de bautismo en agua.

Hemos sido sumergidos. Piénselo en un sentido metafórico, hemos sido sumergidos en Cristo, hemos sido sumergidos en Su muerte, hemos sido sumergidos en Su sepultura. Versículo 4, hemos sido sumergidos en Su resurrección porque Él “resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado". Hemos muerto con Cristo, y ahora vivimos en Él. Esta es la asombrosa, asombrosa realidad de estar unidos a Cristo en Su muerte y resurrección. Y Él dijo: “Porque yo vivo, vosotros también viviréis”, ¿verdad?

La salvación es del pecado, por amor, a la vida, y número cuatro: La salvación es para gloria. Versículos 6 y 7: Dios que nos amó, Dios que nos puso en Cristo, es el que, versículo 6, “nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús”. Esto es simplemente asombroso.

Atrás en el capítulo 1 versículo 20, dice que Dios “resucitó [a Cristo] de los muertos y lo sentó a su diestra en los lugares celestiales”. Dios resucitó a Cristo y lo sentó a su diestra en el cielo. Y aquí dice exactamente lo mismo acerca de nosotros: Él nos resucitó con Él y nos sentó con Él en los lugares celestiales en Cristo. Él está a la diestra del Padre, y nosotros también. Obviamente, esto aún no ha sucedido. Pero en los propósitos de Dios, el propósito soberano de un ser eterno y atemporal, está hecho, está hecho. La salvación no se trata de arreglar las cosas en esta vida, la salvación se trata de la gloria en la vida venidera, y mientras tanto, soportar las dificultades de esta vida y tener por sumo gozo cuando tiene que soportarlas, porque la [prueba] de su fe la fortalece.

No solo estuvimos unidos a Él en Su muerte y unidos a Él en Su sepultura, por así decirlo, y unidos a Él en Su resurrección, sino que ahora estamos sentados con Él en los lugares celestiales. Se habla de eso como si ya hubiera sucedido, aunque no es así. Pero lo que Dios planea, Dios lo hace. Y estamos tan bien como allí; estamos en la gloria. ¿Por qué? “Para que Él pueda mostrar las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús". Eso simplemente está más allá de la comprensión.

¿Para qué el Señor quiere llevarlo a usted al cielo? Para que Él pueda mostrarle bondad eterna. ¿Cuánta gracia es esa? ¿Cuánta gracia incomparable es esa? Cuánta gracia incomparablemente rica es esa, que lleva al Dios amoroso a traernos, a todos los pecadores redimidos, a Su presencia con el único propósito de sentarnos en el trono con Su Hijo, haciéndonos coherederos de todo lo que Su Hijo posee, quien es perfectamente amado por el Padre, para que nosotros también podamos ser amados por el Padre como Él ama al Hijo, y por lo tanto, por siempre Dios derramará sobre nosotros una bondad eterna, inimaginable. Somos los trofeos de Su amor redentor, somos los trofeos de Su gracia redentora; y la vitrina de trofeos es el trono de Su Hijo. Y Dios derramará para siempre indescriptiblemente riquezas incomparables de gracia. Y, por cierto, siempre será gracia, porque nunca mereceremos estar allí. Su gracia será demostrada. ¿Y quién estará viendo los trofeos? Los ángeles, los ángeles que miran la gloria de la gracia salvadora.

La salvación es del pecado, por amor, a la vida, para gloria. Número cinco: la salvación es mediante la fe. Eso nos lleva a esas conocidas palabras de los versículos 8 y 9: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe". Nuevamente, salvo por la fe.

Bueno, ¿es la fe una obra? ¿Es la fe algo que yo ejercí y, por lo tanto, me aferré de la salvación? No, porque acabamos de leer, "No de vosotros", versículo 8; "no por obras,” versículo 9. Entonces, cualquier cosa que sea la fe, no es de ustedes, ni son sus obras. Quizás una buena forma de ilustrar qué es la fe es: usted está respirando en este momento, pero no está pensando en eso. Haría la vida muy difícil si tuviéramos que acordarnos de tomar un respiro. Pero no lo hacemos porque se ejerce una presión de aire en nuestros pulmones que hace que respiremos por reflejo. Y como creyente, la fe es el aliento que viene bajo la presión de la gracia soberana y salvadora. Respirar no es algo que hacemos por nuestra cuenta, es algo que la gracia produce en nosotros.

Entonces, ¿qué es el evangelio? Son las buenas nuevas de salvación del pecado, por amor, a la vida, para gloria, mediante la fe, y finalmente, para buenas obras. Ese es el versículo 10: "Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús". “Creados en Cristo Jesús” significa que fuimos creados. Usted no fue parte de su creación, ¿verdad? No, Dios es el Creador. Así que fuimos creados como todo lo demás que Dios crea, sin hacer ninguna contribución a nuestra creación.

Pero el versículo 10 dice: “Para buenas obras”, ahí es donde se manifiestan las buenas obras. Usted es creado por Dios en Cristo para buenas obras. “Somos hechura suya,” me encanta eso, poiēma, de donde obtenemos la palabra “poema”, que es una obra, una obra de arte. Un poema hermoso es una obra de arte. Somos la obra maestra de Dios. Todavía no estamos terminados, pero somos Su obra maestra. Y lo que Él hace con Su obra maestra es producir buenas obras, porque eso es lo que Él preparó de antemano para que nosotros lo hicieramos. Eso es en lo que caminamos.

Entonces aquí es donde mostramos nuestra compasión, nuestro amor, nuestro afecto. Aquí es donde hacemos obras de bondad y misericordia y todas las cosas justas, todos los comportamientos rectos a los que la Biblia nos llama. Pero no son la causa de nuestra salvación; son el resultado de nuestra salvación. Entonces ese es el evangelio. Así que le voy a decir esto, siempre predique el evangelio, y siempre use palabras. Oremos.

Tu palabra es verdad, Tu palabra es vida, Tu palabra es sabiduría, Tu palabra es santificación, Tu palabra es bendición, Tu palabra es gozo. ¡Qué tesoro! Renueva nuestro deseo de proclamar el evangelio. Y Señor, protege el evangelio puro de distorsiones, adiciones y substracciones. Que haya una claridad en la proclamación del evangelio que rescatará a las personas que piensan que pueden ser salvas haciendo obras, obras de rectitud, rectitud propia, obras de benevolencia.

Señor, rescata a cualquier persona engañada que quiera alterar el evangelio, agregar al evangelio, disminuir del evangelio, corromper el evangelio. Que siempre entendamos que el evangelio es exactamente lo que Tú nos has dicho claramente que es, las buenas nuevas de que salvas a los pecadores y los llevas al cielo para que puedas derramar las inigualables riquezas de tu bondad sobre ellos para siempre, y al hacerlo, mostrar Tu propia gloria eternamente. Ayúdanos a poder lidiar con los problemas de esta vida, del mundo caído.

Gracias por salvarnos. Gracias por permitirnos triunfar sobre todo esto con la fuerza de Cristo. Gracias por llenar nuestro corazón de esperanza, esperanza eterna que nos da fuerza en cada prueba. Y Señor, déjanos sueltos por este mundo para hablar el mensaje de salvación, tal como lo establece la Escritura, y que le hablemos a los pecadores de la condición en la que se encuentran. Que les expliquemos del amor de Dios, la misericordia de Dios, la gracia de Dios. Que les expliquemos que Él quiere darles vida mediante la fe en Su Hijo y llevarlos a la gloria eterna, para mostrarles la bondad divina para siempre.

Que ese mensaje esté siempre en nuestros labios. Y que Tú nos uses individualmente, dondequiera que estemos, para guiar a otros al evangelio verdadero, y en Tu voluntad y propósito, a la salvación. Te agradecemos por un llamado tan alto. En el nombre de nuestro Salvador. Amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org 
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