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El punto más importante de nuestro tiempo juntos, conforme adoramos al Señor, es tener comunión con Él mediante Su Palabra. Lo invito a que abra su Biblia en 1 Tesalonicenses capítulo 2; 1 Tesalonicenses capítulo 2. Y en nuestro estudio continuo de esta epístola, Dios, en Su maravillosa providencia, llegamos en esta mañana al capítulo 2, versículos 1 al 6.

Éste no sólo es el mensaje de Dios a nuestra Iglesia en este momento, sino que definitivamente es el mensaje de Dios para aquellos que están asistiendo a nuestro Seminario de Pastores. Nunca deja de sorprenderme cómo Dios dirige - inclusive fuera de nuestra planificación - el traer una palabra a nosotros que es para el momento mismo; y ese es el caso en esta mañana.

Si fuera a titular estos 6 versículos, los titularía “Liderazgo espiritual a prueba de fallas”, “Liderazgo espiritual a prueba de fallas”. Todo el mundo sabe que el liderazgo es muy importante y todos se dan cuenta de que hay menos líderes de los que se necesitan, hay menos líderes fieles de los que se esperan que haya. Sabemos también que el liderazgo es muy difícil. Inclusive en el mundo, cuando un equipo no gana, despiden al entrenador. Y cuando los empleados no producen, despiden al presidente. Toda persona reconoce la tremenda necesidad de influencia capaz, entusiasta, inspiradora, la cual es la función primordial del liderazgo. Y la crisis de liderazgo en nuestra nación es un asunto pequeño cuando se compara con la crisis de liderazgo en la Iglesia. Los fracasos del liderazgo en la Iglesia parecen ser comunes y casi epidémicos. Y me temo que más fracasos como esos van a llenar el futuro.

La pregunta que entonces viene a la mente es ‘¿cómo es que los líderes espirituales pueden ser eficaces? ¿Cómo es que los líderes espirituales pueden ser espiritualmente exitosos? ¿Cómo pueden ellos tener un impacto genuino y duradero? ¿Hay un camino a la eficacia genuina espiritual para el líder que Dios ha identificado en su Iglesia?

Adonde van los líderes, ahí va a la congregación. El Nuevo Testamento nos dice que debemos seguir a aquellos que están sobre nosotros en la fe y que conformemos nuestras vidas según el ejemplo de ellos. ¿Es eso algo seguro? ¿Cómo podemos garantizar la eficacia del liderazgo espiritual?

Bueno, antes de responder esa pregunta, podría ser algo razonable considerar por un momento o dos, las cosas que hacen del liderazgo espiritual algo tan desafiante. Aquellos que son llamados a predicar, aquellos que son llamados a pastorear, aquellos que son llamados a ser ancianos en la Iglesia tienen una responsabilidad inmensa. Su responsabilidad consiste en predicar el Evangelio para la conversión de los incrédulos y los pecadores impíos. Su responsabilidad consiste en congregar a aquellos convertidos en asambleas solemnes y ordenar a las iglesias con el propósito de adorar a Dios. Su responsabilidad consiste en enseñar a la congregación al exponerles de manera clara y poderosa y aplicar de manera directa la Palabra de Dios a sus vidas. Su responsabilidad consiste en administrar las ordenanzas de tal manera que guíen a la congregación a renovar su acto de obediencia y a confesar su pecado y a purificarse a sí mismos de toda contaminación de la carne. Su responsabilidad consiste en supervisar a la Iglesia, gobernar su vida, incluyendo la reprensión de los desobedientes y el fortalecimiento de los débiles. Su responsabilidad consiste en preparar y designar maestros y obreros para cada creyente, de tal manera que alcancen a todos los que están bajo su cuidado y puedan también de una manera diversa ofrecer consejo bíblico y proveer ejemplo para resolver sus dudas, debilidades, temores, sus dificultades, sus pecados y sus ansiedades.

La responsabilidad del líder espiritual también consiste en ser el médico quien está a cargo del hospital que cuida de todas sus infecciones, sea vicio o herejía y los guía a las curas santas o los expulsa. Y el líder espiritual es responsable de ser el pastor tierno quien cuida para asegurarse de que todas las necesidades de ellos son provistas y todas sus heridas son curadas y todas sus aflicciones son resueltas. El líder espiritual debe ser el que propaga la verdad defendiéndola junto con su rebaño. Y para todo eso, él debe responder a Cristo. Y en todo eso, él debe ser un modo duelo de virtud espiritual y debe vivir así como quiere que la congregación quiere que viva.

¿Quién está calificado? ¿Quién puede cumplir con una responsabilidad tan inmensa de manera eficaz? Sin embargo, aquí estamos llamados, ordenados, apartados, establecidos en el ministerio; y ahora, tenemos que cumplir con este estándar que Dios ha establecido. Tenemos un rango tan inmenso de responsabilidad, un grado tan elevado de responsabilidad ante Dios. Con todas nuestras debilidades en la carne, es cuestionable si algunos de nosotros en algún punto jamás llegamos a tener éxito. Y entonces, muchos de nosotros vivimos con el temor del fracaso. Eso no es raro.

Y todo eso debe darnos la bienvenida a este texto. Porque en estos seis versículos maravillosos, Pablo comparte con nosotros los principios para un ministerio eficaz. Él era como nosotros. Él tuvo el llamado de Dios. Él había sido apartado y ordenado. A él se le había dado responsabilidad inmensa, el cuidado de todas las iglesias, la cual era la carga más grande que él llevaba. Llamado a predicar, llamado a guiar, llamado a ser el ejemplo que otros pudieran seguir. Él también luchó con su carne y se encontró a sí mismo no haciendo las cosas que quería hacer y haciendo las cosas que no quería hacer. Él también luchó con el aguijón en la carne que continuamente lo humillaba y lo hacía dependiente de Dios. Y entonces, podemos aprender de él, porque él es uno de nosotros.

Siga conforme leo esos seis versículos, los cuales confío que traerán a nuestros corazones los principios para un ministerio eficaz a prueba de fallas. “Porque vosotros mismos sabéis, hermanos, que nuestra visita a vosotros no resultó vana; pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en Filipos, como sabéis, tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el Evangelio de Dios en medio de gran oposición. Porque nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño, sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el Evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones. Porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos avaricia; Dios es testigo; ni buscamos gloria de los hombres; ni de vosotros, ni de otros, aunque podíamos seros carga como apóstoles de Cristo.”

En esos breves seis versículos encuentro la clave para un ministerio a prueba de fallas. Para todos nosotros. Aquí está el estándar de liderazgo espiritual presentado que puede garantizar un ministerio eficaz conforme Dios mide la eficacia.

Ahora, a manera de comentario al pie de página, el tono de las palabras de Pablo aquí es polémico. Se oye como una defensa; y claro que es una defensa. De alguna manera, y de alguna manera no conocida por nosotros, la Iglesia en Tesalónica estaba escuchando mentiras acerca de Pablo. Alguien estaba atacando su integridad y alguien o algún grupo estaba atacando su sinceridad. Estaban haciendo todo lo que podían por ser hostiles en contra de la Iglesia y una manera en la que podían despedazar la Iglesia era destruir su confianza en el que Dios la usó para fundarla, esto es Pablo. Éste grupo pudo haber incluido a los judíos, quienes eran tan hostiles hacia el Evangelio. También pudo haber incluido a gentiles paganos, quienes habrían sido también hostiles hacia el Evangelio.

Y un pequeño retrato podría ayudar a entender cómo sucedió esto. El mundo antiguo estaba lleno de líderes espirituales falsos. León Morris escribe y dice esto: “Probablemente nunca ha habido una variedad tan grande de sectas religiosas y sistemas filosóficos como en el tiempo de Pablo. El este y el oeste se habían unido y se habían integrado para producir una amalgama de piedad real, principios morales elevados, superstición cruda y libertinaje vulgar. Los misterios orientales, la filosofía griega y los dioses locales competían para buscar el favor bajo la indiferencia romana. Santos hombres de todos los credos y países, filósofos populares, magos, astrólogos, y todo tipo de personas, los sinceros y los espurios, los justos y los rebeldes, los santos y los farsantes todos clamaban por la atención de los que creían y de los escépticos,” fin de la cita.

Y en ese tipo de foro había una cantidad tremenda de charlatanes. Y sería fácil para estos acusadores incluir simplemente a Pablo en este mismo grupo junto con el resto de los farsantes que estaban metidos en eso por motivos de ganancia o poder personal, posesiones y prestigio. La acusación, entonces, fue presentada en contra de Pablo y sin duda alguna en contra de Silas y Timoteo, quienes eran sus colaboradores en este ministerio con los Tesalonicenses. El ataque fue en contra de su integridad y en contra de su sinceridad. Un esfuerzo por hacer que la Iglesia tesalonicense creyera que eran hombres impíos con motivos impíos, que eran farsantes que buscaban su propio beneficio como tantos otros. Y entonces, Pablo le escribe a esta iglesia respondiendo a sus críticos de una manera muy simple, muy directa.

También hay un pequeño comentario al margen que le va a ayudar. Él realmente les llama a recordar su propia experiencia con él como suficiente certificación. Versículo 1: “Pues vosotros mismos sabéis.” Versículo 2, a la mitad del versículo, “Como sabéis”. Versículo 5: “Como vosotros sabéis.” Versículo 9: “Porque os acordáis, hermanos”. Versículo 10: “Vosotros sois testigos”. Versículo 11: “Así como también sabéis”. Seis veces en 11 versículos él dice ‘permítanme tan sólo apelar a lo que ustedes conocen. Yo estuve ahí. No necesitan escuchar información de segunda mano, ustedes tuvieron la experiencia de primera mano.’ Y por cierto, él vuelve a mencionar su conocimiento en el capítulo 3, versículos 3 y 4, capítulo 4, versículo 2, capítulo 5, versículos 2 y 2 veces en 2 Tesalonicenses. Lo único que tenían que hacer era recordar y eso hubiera disipado cualquier acusación.

Pero en el proceso de llamarlos a recordar cómo él ministró, él regresa y toca los principios que hicieron que su ministerio fuera eficaz. Ahora, veamos dónde comienza en el versículo 1. Ésta es una afirmación general acerca de la eficacia de su ministerio: “Porque vosotros mismos sabéis hermanos que nuestra visita a vosotros no resultó vana.” Y él, mediante el uso de la palabra ‘nuestra’ incluye tanto a Silas como Timoteo, quienes estaban con él. Él dice: ‘ustedes saben que nuestra venida a ustedes no fue en vano. Ustedes mismos saben cómo fue esto evidente en sí mismo, fue su experiencia. Nadie necesita decirles. Fue obvio.’ En el versículo 9 del capítulo 1 él dijo: “Ellos mismos reportan, cuentan acerca de vosotros el cambio tremendo. Ahora, él dice, ustedes mismos saben. No es un reporte que oyeron de alguien más. Ustedes lo saben por experiencia. Nuestra venida a vosotros significa nuestra entrada con la predicación del Evangelio. Y él dice que no fue en vano.

La palabra kenos significa no fue vacío, no fue inútil, no fue sin producto, no fue infructífero, no es que no tuvo sentido, no fue fútil. La palabra conlleva la idea de que no tiene propósito, no tuvo efecto, algo inconsecuente, algo no importante. Él dice que así no fue. ‘Ustedes mismos saben hermanos que no fue así. No fue un fracaso. Al contrario, fue un éxito. Simplemente lo opuesto fue verdad.’ Ustedes simplemente tienen que remontarse al domingo pasado para recordar lo exitoso que fue conforme caminamos a lo largo de las tremendas riquezas del capítulo 1 y cómo el apóstol en el Pablo en el versículo 1 dice que son una Iglesia en Dios Padre y el Señor Jesucristo. Versículo 2, damos gracias a Dios siempre por todos vosotros, y con esto quiere decir que todos eran reales y genuinos. Y sabemos, dice él en el versículo 3, cómo su fe trabaja, su amor labora y su esperanza persevera. Y en el versículo 4, sabemos hermanos, que son los amados de Dios, son los elegidos. Sabemos, versículo 6, que se convirtieron en imitadores de nosotros en el Señor. Se volvieron ejemplo a todos los creyentes, versículo 7. La palabra del Señor salió de vosotros, versículo 8. Versículo 9, se volvieron de los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero. Y el versículo 10, han estado esperando a que Su Hijo regrese.

Todas esas son marcas de una verdadera obra de Dios. Entonces, él dice, acuérdense cómo fue. No necesitan que alguien les dé información de segunda mano, ustedes vieron, ustedes experimentaron. El ministerio no fue en vano, no en vano en su calidad, no en vano fue su contenido, no en vano fueron sus resultados. La calidad no fue vacía, fue llena de poder. El contenido no fue carente de objetivo, fue la Palabra de Dios dinámica. El impacto no fue superficial, fue profundo y llegó muy lejos, tocando al mundo. Una Iglesia fuerte nació.

Entonces, él tuvo un ministerio eficaz y poderoso. Pero la pregunta que queremos hacernos es cómo. ¿Cuáles son los ingredientes que constituyen el liderazgo espiritual eficaz? Permítame darle cinco, si tiene ahí su bosquejo. Si quiere verlos, avanzaremos a lo largo de estos cinco lo más rápido que podamos.

Permítame tan sólo decir esto. Notará que cada uno de estos cinco principios de liderazgo se relacionan con la perspectiva de Pablo de Dios. Se relacionan con la perspectiva de Pablo de Dios. Y permítame decir que esto es tan, tan esencial. Es algo que usted tiene que saber. La manera en la que usted vive su vida y cómo ópera de manera eficaz su ministerio está en una relación directa de su perspectiva de Dios. Ese es el elemento más importante de teología, en la vida y ministerio de cualquier persona.

¿Por qué fue tan dinámico el ministerio de Pablo en Tesalónica? Porque primero, él tenía confianza en el poder de Dios. Segundo, él estaba comprometido con la Verdad de Dios. Tercero, él fue comisionado por la voluntad de Dios. Cuarto, él fue motivado por el conocimiento de Dios. Y quinto, él estaba consumido con la gloria de Dios. Todos nosotros vivimos vidas que reflejan nuestra perspectiva de Dios. Lo que pensamos de Él.

Ahora, veamos estas cinco. Número uno, él tenía confianza en el poder de Dios y eso le dio tenacidad. Versículo 2, él dice: “Pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en Filipos, como sabéis, tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el Evangelio de Dios en medio de gran oposición.” Dicho de manera simple, el hombre tenía una confianza tan tremenda en el poder de Dios de capacitar su ministerio y de protegerlo de cualquier cosa que pudiera enfrentar para dañarlo, que tuvo un sentido de invencibilidad. Eso se tradujo inmediatamente en denuedo y valentía.

La palabra ‘pues’, alla, es una adversativo fuerte. Él está diciendo que nuestro ministerio no fue en vano, sino que por otro lado, nuestro ministerio llegó a ustedes con gran denuedo y fue lleno y fue rico y fue eficaz. ¿Por qué? Porque conocimos el poder de nuestro Dios y tuvimos confianza en que nuestro Dios era más poderoso que nuestra oposición. Eso es lo que da fortaleza al ministerio, tenacidad. Usted no abandona.

Simplemente para tocar lo que él dice específicamente, después de que ya hemos sufrido y habiendo sido maltratados en Filipos, eso nos lleva de regreso a Hechos 16, ¿no es cierto? Usted recuerda la historia de Filipos, cómo él terminó en la cárcel junto con Silas. Usted recuerda que fueron colocados ahí debido a la predicación de la Palabra de Dios, porque habían confrontado al reino de las tinieblas y habían expulsado a un demonio de una joven y causó gran trauma en sus dueños, los dueños de ella, quienes estaban produciendo mucho dinero a partir de ella. Usted recordará que ellos fueron maltratados realmente de dos modos y eso es lo que indica en esas dos palabras. La palabra sufrimos aquí tiene que ver primordialmente con abuso físico y usted recordará que fueron abusados físicamente y después, colocados en el cepo en la prisión. La palabra maltratados tiene que ver más con el abuso legal y fueron juzgados injustamente y hechos prisioneros cuando no habían cometido crimen alguno. Entonces, fueron abusados tanto física como legalmente. Usted puede leer Hechos 16, 20 al 24. Y usted lo encontrará ahí bosquejado de manera muy clara.

El término para sufrimiento es obvio y significa simplemente eso. El término para maltrato quizás necesita un poco de entendimiento. Significa tratar de manera vergonzosa, tratar de una manera insultante, tratar de manera denigrante en público, de manera calculada para insultar y humillar. Y entonces, fueron humillados públicamente como también físicamente abusados. Dolor físico, degradación pública. ¿Por qué? Por predicar el Evangelio.

Entonces, Pablo dice ni después o a pesar de eso, podrían traducir la palabra de cualquier manera. Quizás podríamos traducirla ‘aunque’. “Aunque ya hemos sufrido y hemos sido maltratados en Filipos, como ustedes saben, tuvimos denuedo en nuestro Dios para hablarles a ustedes el Evangelio de Dios en medio de mucha oposición.”

Ahora, lo que él no dijo - y creo que necesito señalar esto - lo que él no dijo fue esto: ‘debido a que ofendimos a tantas personas en Filipos, pensamos que tendríamos que inventar una mejor estrategia’. Él no dijo: ‘ustedes saben, fue muy difícil ahí y no nos dieron la bienvenida y no nos aceptaron; y si vamos a alcanzar a nuestra cultura, más vale que hagamos un ajuste aquí. Entonces, en lugar de tan sólo llegar a la ciudad y predicar el Evangelio, ahora vamos a ser mucho más sutiles que eso. Realmente, tenemos que tener una campaña inteligente para que podamos alcanzarlos y ni siquiera sepan lo que estamos haciéndoles. De hecho, los vamos a salvar antes de que sepan que son salvos si lo hacemos bien.’ No, no. Él no dijo debido a que enfrentamos una reacción tan terrible en Filipos, tenemos que cambiar nuestra estrategia. Él dijo: ‘debido a que enfrentamos una reacción tan terrible en Filipos, estamos aquí para hacer lo mismo.’ Debido a la reacción terrible, porque la reacción terrible indica que estábamos predicando la verdad, porque si usted confronta a una cultura impía con un mensaje piadoso, usted tendrá ese tipo de reacción.

Usted se acuerda ahí atrás en Hechos 5, versículo 41, el testimonio maravilloso: “Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.” Lo que ofendió a Jerusalén era que ellos predicaban a Jesús como el Mesías. Los judíos acababan de matar a Jesús como un criminal. Y ellos llegaron predicando a Jesús como Mesías. Eso fue muy ofensivo. Los habían hecho sufrir. Entre más los hacían sufrir, más predicaban el mensaje, porque sabían que el mensaje estaba tocando la médula.

Entonces, Pablo dijo ‘llegamos a ustedes con el denuedo para hablar sin importar cuál podría haber sido la respuesta y sin importar las consecuencias que enfrentáramos. El tono de la afirmación de Pablo, creo yo, presenta de manera clara que la predicación con confianza no lleva a la popularidad. La predicación valiente, con denuedo, bíblica, lleva al conflicto, lo cual demanda valentía y denuedo.

La responsabilidad del predicador no es minimizar el conflicto. El trabajo del predicador consiste en exponer el pecado, exhibir el pecado, exhibir los síntomas del pecado y la raíz del pecado, confrontar la condición fatal de la humanidad no redimida y ofrecer la cura para su estado miserable en el Evangelio de Jesucristo. Confrontamos el pecado, predicamos juicio, predicamos la ley, predicamos a Cristo crucificado y llamamos al arrepentimiento y con frecuencia, eso produce oposición.

Entonces, él dice venimos y tuvimos denuedo en medio de gran oposición. La palabra oposición, agōni, lucha, conflicto, pelea. El término ser relaciona con una lucha de vida o muerte, agonizar. Y en el ministerio, como usted sabe, siempre hay presión para hacer concesiones. Siempre hay presión para mitigar el mensaje. Siempre hay presión para no ofender a alguien, siempre hay presión para suavizar la Palabra de alguna manera, a cubrir con azúcar el mensaje, para hacerlo aceptable para que los pecadores no se ofendan. Pero esa no fue la estrategia de Pablo.

Ahora, ¿de dónde sacó esta valentía? Bueno, aquí está en el versículo 2, “porque tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el Evangelio de Dios.” Nosotros tuvimos denuedo en nuestro Dios. Ésa es la fuente de su confianza. Su confianza no está en su carne, no está en su método. No está en su inteligencia. No está en su popularidad. Él sabía que si predicaba un mensaje verdadero, no sería popular. Pero él confió en Dios, quien lo sostendría.

¿Qué dice en Efesios 6:10? “Fortaleceos en el Señor y en el poder de Su fuerza.” Nuestra fortaleza está en Dios. Y él creyó que su Dios era poderoso y fuerte. Y entonces, él predicó el Evangelio de Dios. Ese es un término hermoso, por cierto, el Evangelio de Dios. Es usado ahí en el versículo 8 y también en el versículo 9 del mismo capítulo. Es usado en Romanos 1:1, significa el Evangelio del cual Dios es la fuente y el Evangelio del cual Dios es el sujeto. O el tema. El Evangelio de Dios, el Evangelio que viene de Dios y es acerca de Dios, las buenas noticias acerca de Dios, acerca de lo que Dios está haciendo para pecadores a través de Su Hijo Jesucristo. Él no lo alteró. Él dijo: ‘Nosotros con denuedo dimos el Evangelio de Dios. Y nuestro denuedo vino porque creímos en el poder de nuestro Dios.’

Quiero decirle que esa es una marca de ministerio eficaz. Usted predica a una palabra verdadera, usted no lo suaviza, no altera el Evangelio de Dios, usted predica el Evangelio de Dios, no el suyo, usted predica el mensaje que Dios ha identificado y establecido en Su Palabra, no algún otro mensaje. Usted no lo hace por popularidad, sino por causa de la verdad. Y cuando viene la oposición, usted confía en el poder de su Dios sin importar qué oposición enfrenta. Ese es un elemento a prueba de fallas para el ministerio eficaz. Calcularon el costo. Creyeron que el mensaje era el correcto. Ellos creyeron que su Dios era poderoso y fueron fieles al mensaje y fieles a su fe; y su Dios les dio tenacidad. Hay más que decir, pero vayamos al punto dos.

Él estaba comprometido con la Verdad de Dios. Él no sólo tenía confianza en el poder de Dios, sino que estaba comprometido con la Verdad de Dios y eso le dio integridad. Eso le dio integridad. Como puede ver, el enemigo siempre quiere pensar que puede destruirlo mediante oposición, pero no Pablo. Entonces, el enemigo puede pensar que puede destruirlo al cuestionar su integridad y al hacer que la gente pierda su confianza en usted. Si no puede destruirlo mediante mera fuerza, él va a tratar de hacer que la gente deje de confiar en usted, que no confíe en la honestidad o sinceridad o integridad de su corazón. Entonces, el ataque también vendría así. Y en el versículo 3 dice “porque nuestra exhortación”. Y por cierto, la palabra exhortación significa una apelación urgente con miras hacia un juicio, un clamor, una apelación, un llamado. Y de nuevo, habla de la urgencia, la naturaleza directa de su mensaje. Pero él dice: “nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza ni fue por engaño.” Y sin duda alguna, éstas fueron las cosas que estaban siendo dichas. ‘Bueno, él está diciendo cosas que no son verdad. Si realmente lo conocieran, sabrían que él es un hombre impuro y un engañador. Su predicación es falsa, él está predicando engaño. Él es un hipócrita.’ Y entonces, él responde.

Primero, él dice: “nuestra exhortación no procedió de error.” La palabra error es tan interesante. Es la palabra planēs. Obtenemos la palabra planeta de ella. La palabra error significa desviarse, andar sin curso, sin rumbo. De ahí vino planeta. Error es desviarse de la verdad, desviarse por así decirlo, sin estándar alguno, sin nada que contenerlo o controlarlo. Entonces, él dice: miren, simplemente está enseñando error. Pablo dice no, nuestra exhortación no procedió del error. Él estaba comprometido con la verdad de Dios. Él fue preciso. Él no fue engañado, ni era un engañador. No hubo enseñanza falsa aquí. Sólo estaba la Palabra de Dios.

Algunos debieron haberlo acusado de ignorancia, sino es que de herejía o error abierto. Quizás los judíos antagonistas estaban acusándolo de ser ignorante de la revelación del Antiguo Testamento. Pero él dijo: ‘yo enseñé fielmente la verdad, nunca error’. Pablo fue un guardián de la verdad. Cuando estuvimos estudiando 1 y 2 de Timoteo se acuerda que le dije una y otra vez cómo Pablo le dice a Timoteo “guarda el tesoro”. Hay un aspecto de ser un guardia. Creo que de alguna manera eso podría ser perdido en el pastorado con mucha frecuencia. Somos guardianes de la verdad, manteniéndola pura para transmitirla, para entregarla a la siguiente generación. Esa es nuestra responsabilidad.

Cuando usted busca una Iglesia, usted nos pregunta qué tan buena es su música, qué tan bueno es su programa de niños. No pregunte qué tan inteligente es su predicador, qué tan interesante es. Pregunte qué tan bien guardan la verdad. Qué tan bien cuidan del tesoro de la Verdad. Eso es lo que importa. Él fue un guardián fiel del tesoro de la verdad. Primera de Timoteo capítulo 6, versículo 3: “Si alguno enseña doctrina diferente y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo y de la doctrina que es según la piedad, está envanecido y no entiende nada.” Es correcto. Si no protege la verdad, está envanecido y no entiende nada. ¿Por qué está envanecido? Porque él prefiere darle a usted su opinión que la verdad. ¿Y cómo sabe usted que no entiende nada? Porque si él entendiera algo estaría enseñando la Verdad en lugar de su propia opinión. Capítulo 6, versículo 20: “Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado.” Guárdalo.

Segunda de Corintios, capítulo 2, uno de los versículos más provocadores en toda la literatura paulina. Pablo dice en 2 Corintios 2:17: “No somos como muchos que medran falsificando la Palabra de Dios.” Impostores, kapēlos, charlatanes, que están manipulándola la Palabra de Dios de manera no sincera para sus propios fines y sus propias metas y su propia grandeza. Su propia exaltación. Pero somos sinceros de parte de Dios y hablamos de Cristo a los ojos de Dios. No somos farsantes, no somos impostores. Él conocía la administración que se le había encomendado. Y esa es la razón por la que le recuerda a Timoteo y a todos nosotros ‘procura con diligencia presentarte ante Dios aprobado como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.’ Él estaba comprometido con la Verdad de Dios. Él no habló a partir del error. Él habló a partir de la Verdad.

Amados, les digo, esa es la motivación de mi vida, asegurarme de que hago el mejor esfuerzo que puedo por hablar la verdad. Los falsos profetas, los farsantes espirituales todavía están en todos lados. Los farsantes religiosos todavía son tan comunes como lo fueron en ese entonces. Los filósofos, magos, astrólogos, los rebeldes, como dijimos hace un momento, clamando por la mente de las gentes, todavía están por todos lados. La demanda para el ministerio eficaz se reduce a: ¿habla usted la Verdad? Pero él no sólo estaba comprometido con hablar la Verdad. Regrese al versículo. Él estaba comprometido con vivir la verdad. Ahí está la integridad. La exhortación no procedió del error o la impureza. ‘Hablo la Verdad a partir de una vida pura.’

Ahora, esto es fascinante. El término impureza, akatharsias, de ahí obtenemos la palabra catarsis, que es una limpieza. Esto es akatharsias, algo que no está limpio. La palabra puede ser usada de algo que está físicamente sucio, puede referirse a algún tipo de estigma social. Alguna inmundicia social, pero primordialmente se refiere a inmundicia sexual. Algo sexualmente sucio. Permítame tan sólo abrir la ventana de su entendimiento un poco acerca de esto. Con mayor frecuencia, esta palabra parece tener connotaciones sexuales. Siempre ha sido verdad, todavía es verdad, que los charlatanes, los farsantes, los falsos maestros, los falsos profetas no son puros en el área sexual. En los escándalos que hemos visto en los últimos años en el cristianismo han sido expuestos a esto, ¿no es cierto? Eso no es nada nuevo.

En el día de Pablo, lo mismo era verdad. Muchas de las sectas griegas, las religiones misteriosas, con toda seguridad, estaban asociadas con la perversión sexual. Y en la mayoría de los templos de las sectas de los días antiguos había prostitutas en el templo, prostitución ritual lo cual hacía que el acto sexual con una prostituta ritual fuera una experiencia religiosa. Ahora, ese tipo de religión habría sido muy popular. Los líderes religiosos falsos, impíos, buscaban convertidos entonces con el propósito de tener un encuentro sexual con ellos. Las orgías eran comunes.

Usted preguntará por qué hacían eso. ¿En qué consistía todo eso? Escuche con mucha atención. El líder espiritual, el líder religioso era el hombre que estaba más cercano a Dios o la prostituta del templo era la mujer que estaba más cercana a Dios. Y entonces, cuando usted tenía una relación sexual con ellos, así es como usted se comunicaba con las deidades. Así es como ellos vendían su religión. Los supuestos líderes de las religiones misteriosas estaban ligadas con la deidad y el eslabón era a través del miembro sexual masculino. Los hombres eran los verdaderos eslabones de la deidad. Y entonces, esa es la razón por la que adoraban la secta del miembro sexual masculino, porque así era como ellos se acercaban a la deidad. Las relaciones sexuales con él líder o el charlatán o el farsante religioso era la unión con la deidad y entonces, la intimidad con los dioses era alcanzada a través de la fornicación.

Y entonces, era muy típico que estos charlatanes llegaran y sedujeran a las mujeres, las atrajeran a sí mismos con la meta de obtener satisfacción sexual bajo la ilusión de que ésta era una experiencia religiosa uniéndolas con las deidades; algo así como una Iglesia falsa como el concepto de la novia de Cristo. Por cierto, el concepto torcido extraño de esto es la idea que comenzó en la Iglesia antigua que las vírgenes eran alentadas a dedicar sus miembros y su carne a este tipo de unión; de ahí salieron las prostitutas del templo. Las prostitutas del templo eran sólo para el templo y sólo para que los líderes religiosos las disfrutaran. Ellas estaban totalmente entregada a los dioses y su devoción a llegaba a los dioses a través de la relación sexual con los líderes del templo. Por cierto, podría sorprenderle saber que de ahí viene el concepto entero de las monjas. Y las monjas, hasta el día de hoy, con frecuencia, usan un anillo de bodas, porque están casadas con Cristo.

Lo que puede suceder en este tipo de situaciones es que estaban acusando a Pablo de ganar a convertidos con la meta de obtener favores sexuales. Y es inconcebible. Eso quizás es lo que está detrás de la palabra akatharsias, un amor lujurioso por causa de la fornicación. ¿Era esto común? ¿Recuerda a la profetiza Jezabel en el capítulo 2 de Apocalipsis que enseñaba a sus seguidores a cometer fornicación? Claro, eso era parte de la religión.

Pedro lo sabía. Bajo la inspiración del Espíritu de Dios, 1 Pedro 2, él describe a los falsos maestros, los falsos líderes como sensuales en el versículo 2. En el versículo 3, los explotan. Él procede inclusive a decir en el versículo 12 que son animales irracionales, nacidos como criaturas de instinto a ser capturadas y matadas, deleitándose en lo que no tienen conocimiento. Versículo 13, son manchas que están revolcándose en sus engaños, tienen los ojos llenos de adulterio. Esto era típico entre aquellos que eran religiosos antiguos.

Pablo no era un soñador sucio. Pablo no es un fornicador. Pablo no es un adúltero. Él habla la verdad. Él habla la verdad a partir de una vida pura. Lo tercero que dice es que él no vino a partir del engaño. Aquí, él pasa de la predicación a vivir al motivo. Y él dice ‘mi motivo no es engañoso’. La palabra engaño es dolos, truco, trampa, anzuelo. Eso es lo que significa. Él no es un engañador. Los falsos maestros griegos hacían lo que podían a través de su magia, a través de sus trampas, a través de su teatro, para ganar a un convertido no sólo para obtener favores sexuales de ellos, sino también dinero. ¿Lo hacían por qué? Por avaricia. Segunda de Pedro 2:15 al 18, Judas 11.

Escuche, enséñeme usted a un falso maestro y a un falso profeta y yo le mostraré a usted a una persona que está buscando favores sexuales y dinero. El modelo nunca ha cambiado. Regrese a Jeremías 23. Los falsos pastores en la nación de Israel estaban buscando lo mismo. Estaban buscándolo en la época de Pablo. Y los falsos maestros y los falsos pastores todavía lo están buscando. Y Satanás está detrás de todo esto, disfrazado como ángel de luz, haciendo que sus ministros aparezcan como ángeles de luz, 2 Corintios 11:13 al 15. No hay integridad. Pablo dice: “En mi vida hay integridad, yo predico la Verdad, yo vivo la Verdad y mis motivos son verdaderos. Yo no quiero su dinero. Yo no quiero exaltarme a mí mismo a expensas de ustedes.” Eso es integridad. Él no quería nada más que cumplir con su responsabilidad. Él hablaba la Verdad. Él vivió la Verdad. Y él fue motivado de manera verdadera y genuina y no de una manera falsa como otros que estaban motivados de manera pura para su propia ganancia personal, fuera sexual o en términos de dinero.

El Salmo 78: “Él también escogió a David, Su siervo, lo tomó del rebaño, del cuidado de los corderos y lo trajo a pastorear en Jacob, Su pueblo en Israel, Su herencia,” ¿por qué? Para que los pastoreara según la integridad de su corazón.” Dios quiere un pastor que tiene un corazón de integridad.

Un tercer elemento esencial del ministerio eficaz es presentado en el versículo 4, la primera parte, él fue comisionado por la voluntad de Dios y eso le dio autoridad. No sólo tenacidad e integridad, sino que él tenía autoridad. Él fue comisionado por la voluntad de Dios, versículo 4, “sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el Evangelio, así hablamos”. Deténgase en ese punto. Hombre, me encanta esa afirmación.

¿Por qué hablas Pablo? ¿Por qué estás haciendo esto? Porque hemos sido aprobados por Dios para que se nos confiase el Evangelio y así hablamos. Hemos sido comisionados por la voluntad de Dios. Estoy bajo autoridad divina y sin embargo, tengo autoridad divina, una autoridad delegada. Él no enseñó error, no. De hecho, enseñó la Verdad y fue la Verdad que Dios le encomendó. Dios le encomendó las buenas noticias. Entonces, él pasa del compromiso con la verdad a la comisión de Dios mediante la cual él tenía ese compromiso.

Observe la frase “según fuimos aprobados por Dios.” Es el verbo griego dokimazō, lo cual significa ser probado y hallado válido, hallado bueno, ser aprobado después de la prueba. Es un verbo en tiempo perfecto lo cual indica una aprobación duradera. Hemos sido y continuamos siendo aprobados por Dios. Dios nos probó, aprobamos y somos los ministros autorizados del Evangelio. Pablo está diciendo “yo no me establecí por mí mismo, yo no estoy haciendo esto por mí mismo, fui llamado por Dios”. Y claro, todos recordamos su llamado, no es cierto, en Hechos, capítulo 9 en camino a Damasco, conforme él procedía para tratar de ejecutar a cristianos. Dios lo detuvo, lo colocó en el polvo, lo cegó, lo hizo doblar la rodilla a Jesucristo. Y después, lo colocó en el ministerio, trajo a Ananías, fue bautizado y fue enviado a predicar a Jesucristo, a quien él había perseguido en el pasado. A él se le había encomendado el Evangelio.

Esa frase en particular le gusta a Pablo. Le gusta usarla. Él la usa en varias ocasiones. Primera de Corintios 7:25: “Con respecto a las vírgenes no tengo mandato del Señor, sino doy la opinión como alguien quien por la misericordia del Señor es digno de confianza”. Él dice ‘Dios confía en mí’. Me encanta eso. Dios confía en mí. Él confía en mí con Su Verdad, Él confía en que yo sea su agente, Él confía en mí para que yo sea su emisario. Él confió en mí para que yo fuera suministro.

Efesios 3, versículo 8: “A mí, al más pequeño de todos los santos, esta gracia me fue dada de predicar a los gentiles”. Dios me dio la gracia para hacerlo. No es que soy digno fuera de la gracia, sino que soy digno en Su gracia. Entonces, él dice, ‘Yo no me establecí a mí mismo, yo soy comisionado de manera divina. Eso da autoridad a mi vida. Cuando yo hablo, hablo en el lugar de Cristo. Cuando hablo, hablo en el lugar de Dios. Se me ha encomendado el Evangelio.’

Nos alejamos tanto de eso. El llamado primordial que tenemos, damas y caballeros, aquellos de nosotros que predicamos la Palabra de Dios es entregar aquello que se nos ha encomendado, las buenas noticias y todas sus ramificaciones e implicaciones. Pablo dice Dios me llamó, Dios me apartó. Él Inclusive dice en Gálatas que ni siquiera consultó con los hombres. Él tuvo un tiempo de preparación tan único. Dios lo preparó de manera personal y lo apartó para este ministerio.

En 1 Timoteo 1:11, él dice: “El Evangelio glorioso del Dios bendito que me ha sido encomendado y doy gracias a Cristo Jesús Señor nuestro quien me fortaleció porque Él me tuvo por fiel, poniéndome en el servicio en el ministerio habiendo sido antes blasfemo,” y demás. Nosotros, si estamos en el ministerio de manera apropiada, hemos sido colocados ahí por Cristo. Tito 1:3: “Y a su debido tiempo manifestó Su Palabra por medio de la predicación que me fue encomendada por mandato de Dios nuestro Salvador.”

Entonces, aquí usted tiene a un hombre que está bajo órdenes, bajo autoridad y sin embargo, tiene autoridad delegada. Y yo creo que tenemos autoridad en el nuestro ministerio cuando hablamos, hablamos como aquellos que han sido escogidos, aprobados y colocados por Dios en este mundo para predicar Su Verdad. Así hablamos. Me encanta eso. Literalmente, estamos hablando, tiempo presente. Hablamos con la autoridad de Dios, quien nos aprobó para el ministerio. De hecho, al final del versículo 6 él dice como leí hace un momento: “tenemos un derecho de afirmar nuestra autoridad porque es la autoridad de Dios.”

Y no creo que ninguno de nosotros pueda ser eficaz sin esa autoridad. ¿Y qué le da autoridad a su ministerio? Hablar la Palabra de Dios de manera poderosa y clara. Su autoridad no va más allá de las Escrituras; pero, hombre, cuando usted viene, más vale que venga con el mensaje que le se le encomendó a usted. Y sepa que cuando usted lo predica con poder y convicción, usted conlleva la autoridad de Dios. Eso es lo que hace que un ministerio sea eficaz.

Hay un cuarto elemento en esto. Él fue motivado por el conocimiento de Dios. Él fue motivado por el conocimiento de Dios lo cual le dio rendición de cuentas. Responsabilidad. Él no sólo tuvo un ministerio marcado por la tenacidad, él tuvo un ministerio marcado por la integridad y él tuvo un ministerio marcado por la autoridad. Él también tuvo un ministerio marcado por la responsabilidad. Y ese es el punto de equilibrio de la autoridad en muchas maneras. Note de nuevo en el versículo 4, a la mitad del versículo, retomando esa pequeña afirmación: “así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones. Porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos avaricia; Dios es testigo.”

¿Qué está diciendo? Yo soy motivado por el conocimiento de Dios. ¿Qué quieres decir con eso? Digo, Dios conoce todo. Lo que me motiva es Su omnisciencia. Él examina mi corazón. Él es testigo de todo acerca de mí. Esa es una gran medida de responsabilidad, ¿no es cierto? En el versículo 4, él dice: “No vengo para agradar a los hombres, no fui comisionado por los hombres, no predico el Evangelio de los hombres. Fui comisionado por Dios, predico el Evangelio de Dios; no lo predico para agradar a los hombres.”

En ningún lugar él presenta eso de manera más clara que en Gálatas 1:10. Después de que acaba de reprender a los gálatas de un lado al otro, él dice: “Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.” Aparentemente, algunos habían acusado a Pablo de ser un hombre que agradaba a los hombres. Y después de que él los había confrontado varias veces, después, él dice: ¿acaso eso se oye como que quiero agradar a los hombres? Él no buscaba agradar a los hombres. Él hablaba la verdad, pero no para agradar a los hombres, sino para agradar a Dios.

Existe una gran excepción de eso que es de gran interés para nosotros y simplemente quiero que lo vea, no sea que se confunda. Primera de Corintios 10:33, en 1 Corintios 10:33, Pablo dice: “Así como agrado a los hombres en todas las cosas, no buscando mi propio beneficio sino el beneficio de mucho para que sean salvos.” Lo que aquí está diciendo es bastante diferente. Cuando él dice que yo no agrado a los hombres, él dice no predico un mensaje con el propósito de agradar a los hombres. Lo que él quiere decir cuando dice agrado a los hombres en 1 Corintios 10:33 es que con gusto voy a sacrificar mi beneficio personal y todos mis beneficios personales para que puedan ser salvos. Eso es lo que quiere decir. Él no quiere decir que va a diseñar un mensaje que los haga felices. Él quiere decir que entregaría su vida para que ellos fueran salvos. Voy a agradar a todos los hombres en todas las cosas en el sentido de que los voy a alcanzar y voy a tratar de tocarlos y abrazarlos con el Evangelio a costa de lo que sea.

Pero fuera de esa intención, lo cual es muy parecido a lo que él también dijo en Corintios, cuando él dijo ‘me he hecho todas las cosas a todos los hombres para que de alguna manera gane algunos’, él simplemente está diciendo en este contexto, quiero agradarles en el sentido de que quiero que sepan que daría mi vida por ellos para que conozcan a Cristo. Pero no quiero agradarles de regreso a 1 Tesalonicenses, al grado que sacrifique la verdad, la pureza o los motivos verdaderos.

Entonces, él dice, de regreso a nuestro texto, no para agradar a los hombres sino a Dios. ¿Por qué, Pablo? ¿Por qué estás tan consumido con agradar a Dios? Porque Dios examina nuestros corazones. Dios examina nuestros corazones. Él se está refiriendo aquí por la palabra corazón al verdadero yo, a la persona interior, en donde el pensamiento y el sentimiento y la voluntad y del motivo, todo se encuentran. Él dice, Dios, hace un escrutinio de lo más profundo de mi ser; Dios, hace un escrutinio de mis motivos, Dios examina a fondo mis intenciones; Dios, conoce esas cosas profundas y Dios conoce tanto y estoy muy consciente de que Él sabrá si estoy buscando agradar a los hombres o a Él. Y me veo motivado por ese conocimiento.

Regrese a 1 Corintios capítulo 4 por un momento. En el versículo 1, él dice: “Así pues tengan los hombres por servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios”. En otras palabras, que sea conocido que somos esclavos, somos hupēretēs, remeros, del nivel más bajo, esclavos de galeón del tercer nivel. El nivel más bajo de esclavos de Cristo. Gustosamente vamos a adoptar la función más baja de servicio bajo Cristo y somos administradores. Son los guardianes del tesoro de los misterios de Dios, el nuevo pacto. Y con los administradores, se necesita una cosa, que sean hallados fieles, dignos de confianza. Se le ha encomendado a usted esto. Guárdelo. Debe ser digno de confianza.  

Después, él dice, ahora, hablemos de evaluación. “Para mí tengo en muy poco que sea examinado por ustedes o por cualquier corte humana.” Realmente no me importa lo que ustedes piensen o lo que cualquier tribunal humano piense. De hecho, ni siquiera me examinó mí mismo. En primer lugar, no importa lo que ustedes piensen porque no conocen mi corazón. Y ustedes no son el juez.

En segundo lugar, ni siquiera importa lo que yo piense, porque versículo 4, yo estoy consciente de nada en contra de mí mismo, sin embargo, no por esto soy librado, ¿por qué? Porque no soy omnisciente, inclusive cuando yo no sé de algo en contra de mí mismo, Dios puede saber muchas más cosas en contra de mí. Entonces, no me pueden juzgar y yo no me puedo juzgar mí mismo. Ustedes no me conocen y ustedes son tendenciosos hacia mí. Yo me conozco. Soy tendencioso hacia mí. Así que ninguno de nosotros somos válidos.

Además, ninguno de nosotros es omnisciente y ninguno de nosotros realmente conoce todo lo que necesita ser conocido. Por cierto, eso le va a ayudar a entender el hecho de que no necesita todo el tiempo, todo el tiempo estarse preocupando por su propia motivación, porque inclusive cuando usted no conoce algo acerca de usted mismo o en contra de usted mismo, Dios podría conocer algo en contra de usted. Y esto apunta al hecho de que ni siquiera usted es un crítico totalmente válido de su propia vida. Y entonces, simplemente, tiene que ceder lo que no conoce a Dios y pedirle que lo haga lo que debe ser. Y esa es la razón por la que él dice al final del versículo 4 “el que me examina es el Señor”. Él vivía bajo eso. Él dice escuchen, todos debemos aparecer ante el tribunal de Cristo para recibir las cosas en el cuerpo, sean buenas o sean phaulos.

Oigan, estoy bajo eso. Vivo consciente de que algún día voy a estar ante el juicio, el bema, el tribunal, el Señor me va a recompensar por lo que Él conoce. Versículo 5: “Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.” Eso es responsabilidad, amados. Mi responsabilidad no es para con la Iglesia. Y he dicho esto. Algunas veces, las personas dicen: “bueno, tú sabes John, necesitas tener más responsabilidad con los hombres porque podrías caer en pecado”. Escuche, podría tener responsabilidad, podría rendir cuentas a 100 hombres y ninguno de esos hombres puede cuidar mis pensamientos. Ninguno de esos hombres puede guardar las intenciones de mi corazón. Nadie puede monitorear eso si no mi propio corazón y el conocimiento en mi corazón de que Dios ve todo. Ese es el nivel más elevado de responsabilidad, de rendición de cuentas. Ése es el punto de la responsabilidad.

Primera de Crónicas 28:9 dice: “El Señor Jehová escudriña el corazón”. Apocalipsis 2:23, Cristo dice: “Yo soy el que escudriña el corazón”. Y en el versículo 5, él dice: “miren, no venimos nosotros con palabras lisonjeras como ustedes saben, ni con un pretexto para la avaricia, Dios es testigo.” Y él lo aplica. Oigan, Dios sabe. Dios sabe que no hicimos eso, porque Dios sabe todo acerca de nosotros. Usted podría estar acostumbrado a la gente que lo lisonjea y podría estar acostumbrado a las personas que son avaras y vienen con un pretexto o una pretensión y quieren ganancias y quieren favores sexuales, físicos, quieren dinero, quieren poder, quieren prestigio. Nosotros no venimos así. Dios es testigo. Vivimos bajo el escrutinio de Dios. Sus oradores farsantes típicos podrían ser hipócritas. Esos mentirosos con teología demoníaca producida por el pozo demoníaco, pueden ser hipócritas. Nosotros nunca venimos con palabras lisonjeras.

¿Sabe lo que es la lisonja? Es una forma de explotación. La lisonja está basada en el hecho de que al ego de toda persona le encanta oír cosas buenas acerca de ellos mismos, ¿no es cierto? Nos encanta oír cosas buenas acerca de nosotros mismos. Ahora, si usted dice una cosa buena acerca de una persona y usted no tiene la intención fuera de decir algo bueno acerca de ellos, eso no es adulación, eso no es lisonja. Si usted dice algo bueno acerca de una persona y en su mente tiene algún propósito que lo va a beneficiar a usted, eso es lisonja. Entonces, usted dice algo bueno a alguien como una trama para ganarlo para usted mismo por intereses personales y ganancia personal. Usted los prepara para sus propósitos engañosos. Proverbios 29:5 dice: “Un hombre que lisonjea a su prójimo está esparciendo una red para sus pasos”. Proverbios 26:28 dice: “Una boca lisonjera produce ruina.” Y es debido a que la gente es tan egoísta, cuando las personas dicen cosas buenas acerca de ellos, son engañados.

Hay una ilustración muy vívida de la actitud de Dios hacia la lisonja en el Salmo 12:3: “que Jehová corte los labios lisonjeros.” El propósito de la lisonja es ganar poder sobre la gente, una trama común entre los charlatanes religiosos. Pablo dice ‘no hicimos eso porque Dios están viendo’.

En segundo lugar, no venimos con un pretexto para la avaricia. No sólo querían poder, sino que querían posesiones. Esto es ganar posesiones. El pretexto significa aquellos esconden, encubren su intención verdadera. La palabra encubrimos es una cubierta. Es algo que cubre, cubriendo la intención real. No venimos colocando una cubierta sobre nuestra avaricia. Permítame decirle que los falsos maestros son todos iguales, quieren favores sexuales, quieren dinero, usan algo que los cubra, lo van a lisonjear para ganarse su favor y después, lo van a desnudar. Pablo dice ‘no he colocado una túnica espiritual sobre mi avaricia. Yo no estoy en el ministerio por motivos de dinero. No estoy en el ministerio para explotarlos.’ Usted se acuerda de lo que dijo en Hechos 20: “Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado.” Al contrario, he trabajado con mis manos para que no cobre por el Evangelio a nadie. Dios ve mis motivos. Dios ve mi corazón. Tengo una responsabilidad tremenda.

Finalmente, en el último versículo, él estaba consumido con la gloria de Dios; y eso le dio humildad. Él estaba consumido con la gloria de Dios y eso le dio humildad. Versículo 6: “Ni buscamos gloria de los hombres; ni de vosotros, ni de otros, aunque podríamos seros carga como apóstoles de Cristo.” No buscamos estima, no buscamos honra. No buscamos alabanza. No somos Diótrefes. La palabra zēteō aquí, significa buscar habitualmente. Nosotros no estábamos habitualmente buscando honra, habitualmente buscando recompensas y laureles y palmadas en la espalda y cenas de reconocimiento y atención y aplausos y prestigio. La única gloria que Pablo jamás buscó fue eterna, ¿verdad? Segunda de Corintios 4:5. Pero él nunca buscó lo que pertenecía a Dios. Primera de Corintios 9:16, él dice ‘miren,’ 16 al 18, ‘no me feliciten, no me honren. ¡Ay de mí si no predico el Evangelio! Yo no soy digno de ninguna recompensa, yo no pedí con estar en el ministerio, Dios me colocó en el ministerio. No me feliciten. Aunque como apóstoles podríamos haber afirmado nuestra autoridad, estábamos demasiado preocupados con toda la gloria que fuera dada Dios. Fuimos especialmente llamados mensajeros.’ Un apóstol aquí significan en el sentido muy técnico Pablo, quien era uno de los apóstoles Y en el sentido menos específico, Silas y Timoteo, quienes eran apóstoles, no apóstoles de Cristo, esto es escogidos por Él, sino apóstoles de la Iglesia, elegidos por la Iglesia. Los apóstoles puede ir más allá de los doce y Pablo, e incluir a otros, incluyendo a Epafrodito.

Entonces él dijo: ‘tuvimos algo de autoridad delegada, pero nunca nos presentamos a nosotros mismos como la autoridad, nunca buscamos el honor, el prestigio. Nunca buscamos los principales asientos. Nunca buscamos ser los más prominentes. Sabíamos que nuestra autoridad tenía que ser detenida y equilibrada con responsabilidad y humildad.’

Es como un banco de tres patas sobre el que se sienta. Si usted tiene un trono, tiene tres patas; autoridad, sí, delegada por Cristo para hablar Su Palabra con denuedo y de manera poderosa. Responsabilidad, sí, más vale que usted sepa que Dios conoce todo lo que usted está haciendo y todo pensamiento e intención de su corazón. Y humildad, sí, más vale que se asegure de que busque no la alabanza de los hombres, sino que le de toda la gloria Dios. Pablo nunca lo dijo mejor que en la doxología gloriosa de Romanos 11 “Porque de Él y por Él y para Él son todas las cosas, a Él sea la gloria por los siglos de los siglos, amén.” Humildad.

¿Qué hace de un ministerio eficaz? Tenacidad, porque usted confía de manera total en el poder de Dios. Integridad porque usted está totalmente comprometido con la Verdad de Dios. Autoridad, porque usted sabe Dios le ha dado a usted una comisión en su vida. Responsabilidad, debido al conocimiento de Dios. Él conoce todo. Humildad, porque usted está consumido con la gloria de Dios. Incline su cabeza conmigo.

Permítame hacer algunas preguntas, en particular a aquellos de ustedes que sirven en liderazgo espiritual. Hágase usted esta pregunta, si es tan amable. En el momento de silencio, ¿estoy dispuesto a ser valiente sin importar la oposición que enfrente? ¿Tiene confianza en el poder de Dios? ¿Estoy dispuesto hacer un vaso puro, con un mensaje puro y con un motivo puro comprometido con la verdad de Dios? ¿Estoy dispuesto a usar la espada de autoridad espiritual, la Palabra, sin concesiones, comisionado por la voluntad de Dios? ¿Estoy dispuesto a guardar los motivos de mi corazón y ser totalmente abnegado, motivado por la omnisciencia de Dios? ¿Estoy dispuesto buscar sólo la honra de Dios y humillarme a mí mismo, consumido por la gloria de Dios? Si la respuesta a estas preguntas es sí, mi ministerio no será en vano.

Padre, confirma estas cosas en nuestro corazones esta mañana. Gracias por esta hora tan rica juntos en Tu Palabra. Haznos lo que quieres que seamos. Danos líderes como Pablo. Oramos en el nombre de Cristo. Amén.

 

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org 
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