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Al abrir la Palabra de Dios juntos, debe ser obvio para todos nosotros que estamos a punto de oír al Señor hablándonos. Estas palabras que vienen a nosotros de las páginas de la Escritura, son la Palabra pura de Dios, de Su propio corazón y Su propia voz para nosotros, y de esta manera demandan nuestra atención.

El texto para esta mañana es 2 Tesalonicenses capítulo 1, versículo 11 y 12. 2 Tesalonicenses capítulo 1, versículos 11 y 12. “Por lo cual así mismo oramos siempre por vosotros, para que Dios os tenga por digno de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder, para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros y vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.”

Esto es lo que yo llamo un reporte de oración de Pablo. No es una oración, aunque sus cartas tienen muchas oraciones en ellas, sino que es un reporte de como ora él. Él le está diciendo a los tesalonicenses la naturaleza de su oración por ellos. Y conforme usted ve esa oración y la considera, llega a la conclusión de que él está orando por las cosas correctas. Tristemente las oraciones de la mayoría de los cristianos están dirigidas a las cosas equivocadas. La mayoría del tiempo los cristianos oran con respecto a sí mismos, y a aquellos que aman, por cosas algo superficiales. Las oraciones con frecuencia están dirigidas en la dirección equivocada y son muy cortas de vista, y de hecho egoístas.

Los cristianos de manera típica oran por salud y felicidad, y éxito. Oran por beneficio personal, oran por comodidad, oran por soluciones para arreglar todos los problemas pequeños de la vida. Oran por un cuerpo curado, o un hogar, o un alimento, un trabajo, un auto, un marido, una esposa, una promoción, más dinero. Esas cosas mientras que ciertamente constituyen parte de la vida, están a un nivel muy bajo en la lista de prioridades de Pablo. También están a un nivel muy bajo en la lista de prioridades de Jesús, quien dijo básicamente, “No os afanéis por lo que coman o beban, o vistan, sabiendo bien que Dios provee todas esas cosas, prosigan buscando asuntos que se relacionan con el reino de Dios.” Con frecuencia pedimos, dice Santiago, y no recibimos porque pedimos mal, con el único propósito de consumirlo en nuestros propios deseos.

Entonces, con mucha frecuencia no solo oramos por las cosas equivocadas, sino que oramos por la razón equivocada. Entonces, conforme vemos esta verdad de la oración de Pablo vemos un hombre que oraba por las cosas correctas, por la razón correcta. Las cosas correctas están en el versículo 11, la razón está en el versículo 11, y vamos a desarrollarle estas. Es un texto breve, pero uno que está tan lleno de verdad que podríamos pasar meses aquí, y usted está viviendo con una ilusión seria, si piensa que vamos a acabar estos dos versículos hoy.

Supongo que en este punto en particular podría hacerle la pregunta, ¿por qué ora? Cuándo hablamos de usted y su vida y su familia y la gente en su mundo, la gente a la que usted ama, su iglesia, ¿Por qué ora usted? ¿Qué desea para usted mismo? ¿Qué desea para su conyugue? ¿Qué desea para sus hijos? ¿Qué desea para la gente a la que usted ama? ¿Qué desea para la gente en su iglesia? ¿Qué es lo que realmente quiere?

Si Dios se apareciera y dijera: “Quiero darte tres deseos. Lo que tú pidas te daré. ¿Cuáles serían? ¿Qué le pediría usted a Dios? ¿Tiene usted los valores correctos? ¿Tiene usted la lista de prioridades correctas? Vivimos en un mundo, claro, que está afectado, un mundo que está desviado, un mundo que conoce poco de lo que es de valor verdadero. Vivimos en un mundo en dónde la gente busca todas las cosas equivocadas. Y esa búsqueda masiva que nos sobrepasa, que nos rodea y se infiltra en nuestras vidas y hace que nos enredemos en la búsqueda misma de cosas que significan nada, o no deberían significar nada para nosotros.

La actitud de la mayoría de la gente mundana, en términos de su búsqueda, es expuesta de manera apropiada por la historia clásica, corta de Antón Chekhov llamada “La Apuesta”. Chekhov fue un escritor ruso que escribió en los 1800s. Esta historia nos ayuda a entender el sistema de valores de la mayoría de la gente. La trama involucra una apuesta entre dos hombres preparados. Y fue una apuesta por el asunto del confinamiento solitario. Un banquero, rico, en sus cuarenta, cincuentas, creía que la pena de muerte era un castigo más humano que el confinamiento solitario, porque un ejecutor mata de una vez por todas. El confinamiento solitario mata gradualmente. Uno de sus invitados en una fiesta, un abogado joven de veinticinco años de edad, estuvo en desacuerdo y le dijo: “Vivir bajo alguna condición es mejor que no vivir en absoluto.”

Enojado, el banquero de manera impulsiva respondió con una apuesta de dos millones de rublos. Una fortuna. Él apostó que el joven no podía durar cinco años en confinamiento solitario. El abogado estaba tan convencido de que podía soportar, y estaba tan pronto por recibir los dos millones, que anunció que él se quedaría quince años en lugar de cinco, para presentar su argumento. Los arreglos se hicieron. El joven pasó a un edificio separado, en el terreno grande del banquero. No se le permitió recibir visitas, ni periódicos. Él podía escribir cartas, pero, no recibir ninguna. Habían guardias que estaban vigilando para asegurarse de que nunca violara el acuerdo. Pero fueron colocados de tal manera que nunca pudiera ver él a otro ser humano. Él recibió su alimento en silencio a través de una apertura pequeña en dónde él no podía ver a aquellos que le servían. Todo lo demás que él quería, libros, ciertos elementos e instrumentos musicales, se le concedieron mediante su propia petición especial, escrita.

La historia se desarrolla con una de las cosas que el abogado pidió a lo largo de los años, y los vistazos ocasionales de los vigilantes que lo veían mientras que él dormía. Durante el primer año el piano podía ser oído casi en cualquier hora. Él pidió muchos libros, la mayoría de los cuales fueron novelas y lectura ligera. Al año siguiente la música cesó y las obras de varios autores clásicas fueron pedidas. En el sexto año de su aislamiento él comenzó a estudiar idiomas, y poco después escribió que él había dominado seis idiomas.

Después del décimo año de su confinamiento, el prisionero se sentó sin moverse en la mesa y leyó el Nuevo Testamento. Después de una saturación de más de un año de la Biblia, él comenzó a estudiar teología. La segunda mitad de la historia se concentra en la noche antes de la fecha final del mediodía cuando el abogado iba a ganar la apuesta. El banquero está ahora al final de su carrera. Sus especulaciones arriesgadas y su intempestividad habían afectado negativamente de manera gradual su negocio.

El millonario que una vez tenía confianza en sí mismo, ahora era un banquero de segundo nivel, y pagar la apuesta lo destruiría. Enojado por su insensatez y celoso del hombre que pronto sería rico que ahora solo tenía cuarenta años de edad, el banquero mayor determinó matar a su adversario y culpar al vigilante con el homicidio. Metiéndose al cuarto del hombre, lo encontró dormido en la mesa. Antes de que pudiera matarlo, él se dio cuenta que el abogado había escrito una carta para él. Él la tomó.

Esto es lo que leyó: “Mañana, a las doce del mediodía, seré libre. Pero antes de dejar este cuarto, creo que es necesario decirte unas cuantas palabras. Con una consciencia limpia y delante de Dios quien me ve, te declaro que desprecio la libertad, y la vida, y la salud y todo lo que tus libros llaman los gozos de este mundo. Sé que soy más sabio que todos ustedes, y desprecio todos tus libros. Desprecio todas las bendiciones y sabiduría terrenales, nada de esto tiene valor y es falso, es hueco y engañoso como un espejismo. Puedes ser soberbio, sabio y hermoso, pero la muerte va a borrarte de la faz de la tierra como lo hace como los ratones que viven debajo de tu suelo.”

“Y tus herederos, tu historia, tu genio inmortal, va a arder con la destrucción de la tierra. Haz enloquecido y no has seguido el camino correcto. Tomas lo que es falso como verdadero, y lo que es deforme como si fuera bello. Para probarte como desprecio todo lo que valoras, renuncio a los dos millones que vi en una ocasión como la apertura del paraíso para mí, que ahora menosprecio. Y para privarme del derecho de recibir los dos millones, voy a dejar mi cárcel cinco horas antes del tiempo señalado, y al hacerlo voy a romper los términos de nuestro contrato.” Y él firmó su nombre.

El banquero leyó las líneas. Reemplazó el papel sobre la mesa, besó al hombre extraño que estaba durmiendo, y con lágrimas en sus ojos, dejó la casa en silencio. Chekhov escribe, “Nunca antes, ni siquiera después de haber enfrentado pérdidas serias, se había despreciado a sí mismo como lo hizo en ese momento. Sus lágrimas lo mantuvieron despierto el resto de la noche. Y a las siete de la mañana, al día siguiente, fue informado por el vigilante que habían visto al hombre salir por una ventana, ir a la puerta, y desaparecer.” Algunas personas tienen que aprender de una manera difícil, que es lo correcto, y algunas personas nunca aprenderán.

Pablo sabía, observe el versículo 11, “Por lo cual así mismo oramos, y esto es por lo que oramos. Para que nuestro Dios os tenga por digno de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad, y toda obra de fe con su poder. Tres peticiones: oramos por su dignidad, oramos por su cumplimiento, y oramos por su trabajo o su servicio. Hay tanto en esas tres cosas, que cautiva nuestras mentes. Hay tal profundidad en esas tres peticiones. Confiamos que podremos, por la ayuda del Espíritu abrirlas.

El mundo está lleno de necios. Necios que mediante el camino duro aprenden que es lo correcto, y necios que nunca aprenden que es lo correcto. Nosotros los que conocemos al Señor Jesucristo y que tenemos la Palabra de Dios, no necesitamos ser tan necios. No necesitamos desperdiciar nuestro tiempo esforzándonos por obtener lo que en últimas después de todo ni siquiera tiene valor. Necesitamos pasar nuestro tiempo ganando lo que es de un valor inestimable.

Tres deseos que Pablo tuvo por ellos: dignidad, cumplimiento y servicio poderoso. Antes de que veamos esas peticiones y sus implicaciones, quiero que consideremos el texto desde la perspectiva de la oración. Pablo comienza en el versículo 11 al decir, “Por lo cual asimismo oramos.” Y él nos presenta su recurso. Fuera cual fuera lo que él quería para los tesalonicenses, él sabía que tenía solo mediante la oración. Él no se volvió a la ingenuidad humana, él no se volvió a algún programa, él se volvió a Dios.

Conforme pensamos en este gran texto, y antes de que veamos las peticiones y las razones por las peticiones en el versículo 12, necesitamos ver este asunto del recurso el cual es la oración. “Por lo cual, asimismo oramos siempre.” Varias cosas fluyen de ahí. En primer lugar, obviamente, que él oró por ellos. En segundo lugar, que él oró por ellos todo el tiempo, “siempre,” lo cual claro fue típico de Pablo.

En tercer lugar, que al orar por ellos todo el tiempo, él tenía una meta en mente. Con este fin, o por esta razón, o con este propósito, sus oraciones eran muy incisivas, eran muy directas, no eran genéricas, no eran generales, eran específicas. Y las tres cosas que fueron la meta, o el fin, fue el propósito, la dirección de su oración, fueron dignidad, cumplimiento y servicio eficaz. Por eso oró. Él buscó por ellos las cosas correctas. Él aquí está presentándose como un pastor fiel. En el sexto capítulo de Hechos, y el versículo 4, dice que los que pastorean el rebaño de Dios, aquellos que son los líderes deben entregarse de manera continua a la oración y al ministerio de la Palabra.

Ahora, la manera en la que usted cumple su parte en la santificación del pueblo de Dios, cuando usted es el líder, es orar por ellos porque Dios los santifique y les enseñe, entonces, le da la verdad que santifica. El patrón de la oración para el pastor es una oración por la santificación de su gente, por la madurez de su gente, por el crecimiento de su gente, por el desarrollo de su gente espiritualmente. Y eso es aquello por lo que Pablo ora. No solo, claro, oró por ellos, sino que también les enseñó la Palabra de Dios.

Esa es la responsabilidad doble. Dichas oraciones son comunes en las cartas de Pablo, no necesitamos profundizar al perseguir a lo largo de todas sus epístolas rastreando todas sus oraciones, sería suficiente recordarle que no puedo leer una epístola de Pablo sin encontrar una oración directa o un reporte de como ora. Si fuera a regresar y tomar el tiempo de leer 1 Tesalonicenses otra vez, descubriría que en el capítulo 1 él abre el capítulo al decirle que él ora por ellos y les da un reporte de oración. Encontraría que conforme se mueve al capítulo 3, versículos 11 al 13, él se detiene y de hecho ora por ellos. Y cuando él llega al capítulo 5, versículo 23, él se detiene y vuelve a orar por ellos.

Entonces, no nos sorprende que aquí en el primer capítulo de esta pequeña epístola, la Segunda, él usa amados, en Tesalónica. Él se detiene antes de que cierre este primer capítulo, e incluye una oración o un reporte realmente de como él ha estado orando por ellos. Podríamos concluir fácilmente, claro, que la epístola misma, solo tiene tres capítulos y por lo tanto solo tomaría cuestión de unos cuantos momentos leerla, y quizás no muy largo escribirla, debido a que él ha estado escribiendo bajo la inspiración directa del Espíritu Santo. Él bien pudo haber escrito esto, todo en un tiempo muy breve.

Entonces, la medida del tiempo habría sido breve con respecto a la parte de enseñanza y quizás mucho, mucho más larga con respecto a la parte de oración, porque él no dice, les escribimos siempre, sino que él dice, estamos ¿qué? orando por ustedes siempre. Hay momentos breves en los que podemos enseñar, hay tiempos ilimitados en los que podemos orar, y la vida de oración del pastor es algo constante, él quizás no siempre esté de rodillas, él quizás no siempre tenga sus manos dobladas o sus ojos cerrados, pero rara vez hay un momento consciente cuando el pastor no tiene a las ovejas en su corazón. Y estando en su corazón, de esta manera, son llevadas al corazón de Dios, y la oración por la santificación es un estilo de vida.

Entonces, no nos sorprende cuando Pablo, al escribir sus epístolas se detiene en ciertos puntos para orar o incluye un reporte de oración acerca de cómo él ha estado orando y continuará orando por ellos. Entonces, aquí él dice, esto sé, quiero que sean santificados, quiero que sean dignos, quiero que estén satisfechos, quiero que sirvan con poder. Y el recurso al que acudo para eso es Dios, acudo a Dios. Y aquí se nos presenta un equilibrio maravilloso, sabemos que debemos enseñarle a la gente porque deben obedecer la Palabra para ser santificados, pero también sabemos que es solo Dios el que puede motivar esa obediencia.

Esa es la razón por la que cuando algo bueno sucede en nuestra vida, ¿quién recibe el crédito? Dios. Porque en nuestra carne no podemos hacer algo bueno. Entonces, hay una tensión maravillosa que debe ser mantenida en nuestros corazones y mentes, que básicamente dice, si voy a ser un cristiano santificado, avanzando por el camino a la semejanza a Cristo, si voy a estar creciendo en la gracia y el conocimiento del Señor, si voy a ser más y más santo pasando de un nivel de gloria al siguiente nivel de gloria, cambiado por el Espíritu Santo para ser más y más conformado a Cristo, si ese proceso está sucediendo en mi vida, demanda mi obediencia. Debo obedecer la Palabra y al Espíritu. Pero también sé que la única manera en la que eso puede suceder, es cuando Dios capacita esto para que suceda.

Entonces, estoy atrapado, por así decirlo en la misma tensión que existe en tantos, tantos lugares en la Palabra de Dios, y la verdad de la fe cristiana. Pero quiero hablar de eso esta mañana, porque creo que es importante. Hay una respuesta creciente entre personas cristianas a la verdad de la soberanía de Dios, y le agradezco a Dios por eso. La iglesia finalmente está despertando al hecho de que Dios es un Dios absolutamente y totalmente soberano. Y Dios controla todas las cosas con la Palabra de Su poder.

Que Dios hará lo que Él quiere hacer cuando lo quiere hacer, de la manera en la que lo quiere hacer, porque así lo ha ordenado, y porque Él está a cargo de manera absoluta y porque Él tiene el poder para hacerlo. Dios está cumpliendo Su propósito perfecto desde antes de que el mundo comenzara, todo está establecido y fijo por Su mente infinita, y va a operar según Su poder infinito y propósito. Me da gusto que la iglesia ha afirmado eso. Pero también estoy preocupado porque en la afirmación de la soberanía absoluta de Dios, no venga un sentido de menosprecio hacia la responsabilidad por parte del creyente, sea por un lado a orar, o por otro lado para obedecer.

Recientemente he estado involucrado en una plática que va algo así, “Después de todo, Dios controla todo, entonces, si Él me deja pecar realmente no es mi problema.” U otra plática que podría ser algo así, “Dios va a hacer lo que Dios va a hacer de cualquier manera, entonces, ¿por qué orar?” Y lo que quieren hacer, es quitar toda la tensión de la realidad espiritual y reducir todo el asunto a la comprensión humana y decir, “Si no puedo entender cómo se relaciona esto, voy a inventar mi propia teología.”

La oración es una realidad esencial. Y una creencia fuerte y llena de confianza y bíblica en la soberanía de Dios no hace a un lado la oración. Así como la obediencia es un elemento en el que Dios cumple Sus propósitos soberanos de salvación y santificación, así también la oración es un elemento humano mediante el cual ese propósito es cumplido. Ese es un misterio, que no es entendido, pero es creído.

Entonces, Pablo sabe que solo Dios puede producir las cosas correctas, pero él también exhorta a los tesalonicenses una y otra vez acerca de las cosas correctas. En la primera carta recordará usted, él comenzó en el capítulo 1 al decirles, “Sé de su obra de fe, sé de su obra de amor,” y el también dijo: “sé de su perseverancia de esperanza.” Él dijo, “Sé que ustedes son los elegidos, sé que oyeron la Palabra, como es la Palabra del Señor, y creyeron. Sé que se han vuelto un ejemplo para las otras iglesias, sé que de ustedes la Palabra ha salido, sé que se han arrepentido y vuelto a Dios de los ídolos. Sé que están esperando la Segunda Venida. Sé que se aman unos a otros y nadie ni siquiera necesita enseñarles a hacer eso.”

Y después en el capítulo 4, él les dice en el versículo 1, “Sé que todo eso es verdad, pero les estoy pidiendo que abunden aún más.” Y él les está colocando sobre ellos la responsabilidad. Después al final de la primera carta a ellos, en el capítulo 5, él les da una serie, a manera de estacatos como ametralladora, de mandamientos que les dice que estén siempre gozosos, que oren sin cesar, que den gracia, que no apaguen al Espíritu, que no menosprecien la relación de Dios, que examinen todo cuidadosamente, que se aferren a lo que es bueno y se mantengan lo más alejado posible de lo que es malo. Y él les está dando mandato, tras mandato, tras mandato, él entiende que la voluntad del hombre está involucrada en el instrumento de Dios cumpliendo Su propósito santificador.  

Y entonces, él entiende también que al frente de la santificación, en la parte de oración, que nuestras oraciones son parte del plan, mediante el cual Dios cumple Sus propósitos eternos. Entonces, debemos recordar aquí la palabra tan importante que, aunque creemos de todo corazón en la soberanía de Dios, si eso nos lleva a menospreciar el lugar de la oración, esa es teología mala, como también cristianismo desobediente. Dios es Soberano, no hay duda en absoluto acerca de la soberanía de Dios.

En Job 42:2, “Yo sé que tú todo lo puedes, y que ningún propósito tuyo puede ser estorbado.” En Proverbios 16:33, el escritor dice: “Los hombres echan suertes, pero toda decisión es del Señor.” En Daniel, recuerda usted al rey que finalmente volvió en sí, Nabucodonosor, después de haber vivido en el campo y comiendo pasto durante siete años finalmente entendió, y él dijo de Dios, “Él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano y le diga, ¿Qué haces? Dios actúa de manera totalmente independiente del hombre.

Isaías el profeta, ciertamente lo dijo de manera tan maravillosa como podría ser dicho, en el capítulo 46, el versículo 9, “Yo soy Dios y no hay otro. Yo soy Dios y no hay semejante a mí, que declara el fin desde el principio y desde la antigüedad lo que aún no había sido hecho, que dice, mi propósito se establecerá y haré todo lo que quiero.” Y después al final del versículo 11, “Lo he planeado y lo haré.” Si, Dios es soberano. Si, Él es soberano. Pero eso no hace a un lado la oración. Pablo aquí sabe que Dios tiene un plan soberano, pero él continúa orando por ellos. Él derrama su corazón a Dios para que sean dignos y cumplan y sean eficaces en su servicio para que Dios sea glorificado.

Y vuelvo a decir, sí exhortamos, sí creemos en la soberanía de Dios, pero también entendemos el lugar de la oración. Y sabemos que todas las cosas buenas que vienen, vienen del poder de Dios. Para ilustrarle eso, permítame mostrarle tan solo unas cuantas ilustraciones en la Escritura. De regreso a 1 Samuel capítulo 12, una ilustración bastante fascinante. El pueblo había pecado de varias maneras, y después pecaron finalmente al pedir un rey como el resto de la gente había pecado, el versículo 19 de 1 Samuel 12, después todo el pueblo le dijo a Samuel, ora por tus siervos a Jehová tú Dios. Dijeron: “Samuel ¿podrías por favor interceder por nosotros? Por favor, ora por nosotros para que no muramos, porque hemos añadido a todos nuestros pecados esta maldad al pedir para nosotros un rey.”

“Entonces, por favor, ¿orarías que no seamos matados, que Dios no nos mates?” Samuel le dijo al pueblo: No teman. No tienen nada que temer.” Ahora, ¿Por qué diría él eso? Porque él conocía el plan. Él conocía el plan soberano de Dios. Han cometido toda esta maldad, sin embargo, no se desvíen de seguir al Señor, sino sirvan a Jehová con todo su corazón. Él dice: Miren, sí han pecado. Sí, merecen morir, pero comiencen a ser obedientes en este momento, comiencen a obedecer. No deben desviarse. Entonces van a seguir cosas fútiles que no pueden traer provecho o librar, porque son fútiles.

Entonces, él dice, “No teman. Simplemente comiencen a hacer lo correcto.” Después, versículo 22, él regresa al plan de Dios, “Porque Jehová no abandonará a su pueblo, debido a su gran nombre, porque Jehová se ha agradado de hacer de vosotros un pueblo para sí mismo.” Él dice, “Miren, Dios no los va a matar. Dios no los va a matar porque Dios tiene un plan. El plan ya está operando, el plan ha sido revelado, el plan es que van a ser su pueblo, Él no está a punto de matarlos.”

Entonces, ¿qué está diciendo él? Vienen a él y dicen: “Ora por nosotros, ora por nosotros.” Y él dice, “No teman, no van a morir yo conozco el plan. El plan es que vivan. El plan es que ustedes son el pueblo. Dios los va a mantener vivos porque Él los ha escogido, Su nombre está en juego, esto es Su reputación está en juego, Su plan está en juego. Entonces, no teman, no van a morir.”

Pero después en el versículo 23, observen lo que él dijo: “Además en cuanto a mí, lejos sea de mí que yo peque en contra de Jehová al dejar – ¿de qué? – de orar por vosotros. Yo los voy a instruir en el camino correcto.” Y bueno, voy a hacer dos cosas por ustedes. Voy a enseñarles el camino correcto, y bueno, voy a orar por ustedes porque sé cómo el plan va a funcionar.” No es eso algo interesante, Dios no los va a matar, eso está confirmado. Bueno, entonces, usted le dice a Samuel, ¿Por qué entonces estás orando por ellos? ¿Cuál es el punto? El punto es que es el clamor de mi corazón. Es el anhelo de mi corazón. Es el ruego de mi corazón alinear mi corazón con los propósitos de Dios. Y mis oraciones son parte del instrumento mediante el cual Dios lleva a cabo Su plan, y también lo es mi enseñanza.

Entonces, voy a orar por ustedes al principio, y los voy a instruir y Dios no los va a matar. Como puede ver, la obediencia, la oración, la soberanía, todo se mezcla. Es como Romanos 9, ¿no es cierto? En Romanos 9, Pablo dice, “No todo Israel es Israel, no todos los judíos van a ser salvos. A Jacob amé, a Esaú aborrecí, tendré misericordia del que tenga misericordia, tendré compasión del que tenga compasión. En otras palabras, Dios está diciendo, “Voy a salvar a quién quiera salvar.” Y él sigue así a lo largo del capítulo 9, Pablo escribe eso. ¿Quién eres tú para cuestionar? ¿Qué derecho tiene el vaso para decirle al alfarero, porque hicístes esto? ¿Hay injusticia en Dios? No.

Dios puede hacer lo que quiera y va a hacer lo que Él quiera hacer y así es. Y eso significa que no todo Israel será salvo. Israel será hecho a un lado, y los Gentiles, un pueblo que no era pueblo, será salvo. Pablo presenta eso en términos absolutamente inequívocos. Capítulo 9 de Romanos. ¿Sabe usted como comienza el capítulo 10? Mi oración por Israel es porque sean salvos. ¿Qué? Conozco el plan soberano, pero eso no elimina mi vida de oración. Ruego a Dios por Israel, por su salvación. Dejo la parte de Dios, en Dios; y mi parte, en mí. “La oración eficaz del justo, puede mucho.” De alguna manera, Dios incorpora eso.

Me encanta Lucas 22, porque es una ilustración tan apta de este mismo principio. En Lucas 22, esto es fascinante, Jesús le dice a Pedro: “Simón, Simón,” y lo llamó usando su nombre antiguo cuando él estaba actuando como era antes, “Simón, Simón, he aquí Satanás ha demandado zarandearte como a trigo. Satanás quiere venir detrás de ti.” La implicación es: “Y le estoy dando permiso.” Pero también podría llenar ahí en los espacios blancos, sé que vas a sobrevivir. ¿Verdad? Él sabía eso. Él sabía que Pedro no perdería de manera total su salvación y se hundiría en el poder satánico y terminaría en el infierno. Él sabía eso. Satanás quiere tenerte, y él te va a hacer pasar por una prueba que te va a sacudir mucho, y voy a dejar que él lo haga.

Él sabía exactamente cómo iba a salir. Pero observe el versículo 32, “Pero yo,” ¿qué? “he rogado por ti.” ¿Sabe usted que las oraciones de Jesús fueron incluso una parte del plan soberano de Dios? Jesús no dijo, “Bueno, no hay sentido en que yo ore, sé cómo va a resultar todo esto.” Jesús no dijo, “No solo sé cómo va salir, estoy controlando todo esto, entonces, ¿por qué debería orar? Jesús, en su humanidad es un ejemplo de uno, quién, aunque conocía de manera perfecta el plan de Dios, aun así, oró porque ese plan sea cumplido.

Él sabía que Pedro pasaría la prueba, sobreviviría, por últimas entregaría su vida en la causa de Cristo por un siervo fiel, moriría como un mártir, sin renunciar a su fe. Jesús conocía todo eso, lo planeó todo eso, Él hizo que todo eso sucediera, Él llevó a cabo eso en la vida de Pedro, sin embargo, oró por Pedro ahí. Si el Hijo se une en oración junto con el plan soberano del Padre, entonces, ¿deberíamos hacer menos que eso? La oración y el poder soberano van de la mano junto con el ruego y la responsabilidad humana.

Y otro que es uno de mis favoritos, está al final del libro de Apocalipsis, ilustrando el mismo principio, le muestra que el corazón clama por alinearse con el plan de Dios. Eso es lo que realmente es la oración. Estamos clamando para alinearnos con los planes de Dios. Al final del versículo 20, apenas, antes de que él diga, “la gracia del Señor Jesús sea con todos vosotros. Amén,” su penúltima afirmación, Juan dice, “Amén, ven Señor Jesús.” Esa es su oración, “Ven Señor Jesús.”

Ahora, alguien podría decirle a Juan, “Juan, ¿has estado escuchando? Acabas de escribir veintidós capítulos para decir que Jesús está por venir. Ahora, si acabas de pasar veintidós capítulos diciendo que Él viene, ¿por qué estás orando, ven Señor Jesús? Acabas de decir que Él viene.” De hecho, en el mismo versículo, “Vengo pronto,” respuesta, “Ven, Señor Jesús.” Como puede ver, la oración simplemente se alinea con el plan.

Pablo sabe, ahora, de regreso a 2 Tesalonicenses, que Dios desea santificar a Su pueblo. Y él alinea su oración con el deseo de Dios. Dios, sé que Tú quieres santificar a Tú pueblo, sé que quieres cumplir todo deseo, que tienen por bondad. Sé que quieres ver su obra de fe producida con poder, sé que ese es tu deseo, me estoy alineando con eso. Eso es lo correcto, y estoy orando por lo correcto, y les estoy enseñando para activar su voluntad con respecto a lo correcto. Quieren orar unos por otros, así es como deben orar. Y estas son las cosas por las que usted debe orar, porque estas son las cosas que le preocupan a Dios. A Dios realmente no le preocupan los asuntos pequeños de la vida, tanto como le preocupan los asuntos grandes espirituales de la vida.

Cómo puede ver, el propósito de Dios por el Espíritu Santo, es conformarlo a usted más y más a la imagen de Jesucristo. Las cosas pequeñas en la vida, que viene y se van son algo que están a un lado de ese proceso. Funcionan con ese proceso, quizás de una u otra manera, entonces Dios tiene un plan soberano, el cual va a cumplir de manera soberana, pero dentro de ese plan soberano hay un lugar para la oración, conforme nos alineamos con ese plan, y nosotros incluso nos volvemos los medios para activar ese plan, porque la oración eficaz del justo puede mucho, puede mucho.

¿Y necesitamos recordar esa ilustración fascinante de Isaías? Isaías fue a Ezequías. “Esto es lo que Jehová dice,” Isaías le dijo, “Pon tu casa en orden porque vas a morir. No te vas a recuperar.” Isaías 38:1. Le dijo, “No te vas a recuperar, te vas a morir.” Después de eso el rey lloró amargamente, recuerda, y oró acerca de su situación inminente. Bueno, fue Isaías, después que ni siquiera había salido de la casa del rey, después de presentarle el primer mensaje, a quien se le dijo por parte de Dios, “Regresa, y dile a Ezequías, esto. Esto es lo que Jehová, el Dios de tu padre David dice, “He oído tu oración, he visto tus lágrimas, te voy a curar y voy a añadir quince años a tu vida.” Sorprendente. El relato mismo del profeta presenta de manera muy clara, que, si el rey no hubiera orado, si él no hubiera orado, él habría muerto.

Entonces, de alguna manera, el instrumento de la oración encaja dentro del plan, como también encaja la obediencia, porque si usted no obedece no será santificado. Si usted no obedece el evangelio, no será salvo. Entonces, no podemos creer en la soberanía de Dios, no nada más podemos creer en la enseñanza de la Palabra de Dios, si de alguna manera nos despoja de la pasión por orar. La oración entonces es el corazón anhelando unirse con los propósitos santos de Dios para su cumplimiento.

“Dios opera en nosotros,” dice T. C. Hammond, como lo dijo hace años atrás en un artículo de revista, “hay y debe haber una respuesta humana a la obertura divina.” La oración es un acto mediante el cual me alineo con los propósitos de Dios, y mediante el cual Él lleva a cabo Sus propósitos para cumplirlos. La oración mueve a Dios, Dios mueve a Su pueblo quien se mueve en respuesta a Él.

Entonces, ese es el recurso. Y sea lo que sea que usted puede creer acerca de la soberanía de Dios, sin importar cuan firme sea su confianza de que Él está a cargo de todo, no puede, no puede, disminuir su vida de oración. Pablo, entonces, ora, para que nuestro Dios os tenga por dignos de Su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con Su poder. Esas tres cosas. Son cosas magníficas. Dignidad, eso tiene que ver con virtud espiritual, que el Señor lo haga a usted el tipo de persona que debería ser. Cumplimiento, que Dios entonces cumpla en las circunstancias de su vida todo anhelo santo.

Y después finalmente, que sea cual sea el servicio que usted realiza, sea hecho con poder. Eso es lo que Dios está buscando. Una vida digna, una vida cumplida, una vida poderosa. Esas son las cosas correctas porque orar. Cuando usted ora por su cónyuge, u ora por sus hijos, u ora por sus amigos, u ora por su iglesia, u ora por su vida espiritual de manera personal, ore por esas cosas: dignidad, cumplimiento, poder en el servicio.

Ahora, como una nota, esta es una transición fácil realmente, de los versículos 5 al 10. Simplemente al incluirla en el capítulo en dónde va, normalmente encontramos este tipo de notas acerca de su vida de oración antes, en el primer capítulo. Normalmente se aparecen en los primeros cinco o seis versículos, pero aquí él se espera hasta después que él ha explicado la Segunda Venida. Y creo que es una manera excelente de hacerlo, porque cualquier explicación de la Segunda Venida, cualquier explicación de la esperanza futura del cristiano, tiene implicaciones presentes inmediatas, ¿no es cierto?

Ahora, usted sabe, del versículo 5 al 10, entramos a detalle en el regreso del Señor. El versículo 7 es la clave ahí a la mitad del versículo, cuando el Señor Jesús será revelado del cielo, con los ángeles de Su poder en llama de fuego. Y dijimos que Él viene por dos propósitos: retribución y alivio. La expectativa entonces de la venida de Cristo, no solo es algo que afecta como vemos el futuro, sino que afecta como vemos el presente, porque tiene implicaciones tan importantes en el presente.

En 2 Pedro capítulo 3, quizás el texto más conocido y fácil de entender con respecto a esto, Pedro está escribiendo acerca del regreso de Cristo, habla de la promesa de Su venida en el versículo 4, habla de Su juicio, y después en el versículo 8, él dice que esto va a venir y va a venir de manera inevitable, no pueden resistirlo, no pueden hacerlo a un lado. Si parece como mucho tiempo, simplemente recuerden que los días y los milenios son lo mismo para Dios.

Y después en el versículo 9 él dice: “El Señor no tarda, y si él promete lo va a hacer.” Versículo 10, él lo describe como un día que viene como un ladrón. Los cielos van a pasar, él entra todo eso. Después en el versículo 11 viene una verdadera clave. Debido a que todas estas cosas van a ser destruidas de esta manera, ¿qué tipo de personas deberían ser? en conducta santa y piedad. Después en el versículo 14, él dice, deberían ser hallados en paz, irreprensibles, sin mancha. Versículo 18, creciendo en gracia y el conocimiento de nuestro Salvador el Señor Jesucristo.

Entonces, cuando usted sabe que viene la venida futura de Cristo, la respuesta presente es corregir su vida. 1 Juan 3:3 dice que, si usted tiene esa esperanza en usted, lo purifica a usted. Entonces, Pablo conocía el plan de Dios para la gloria futura de su pueblo y sabía que estaba establecido, esa es la esperanza del cristiano, pero él también sabía que tenía implicaciones prácticas inmensas para cómo vivían. Y entonces, él se mueve fácilmente a orar que los aspectos prácticos de esa esperanza puedan encontrar su manifestación en las vidas de la gente. Él sabía por ejemplo en el versículo 12, que serían glorificados algún día, pero él quería que Cristo fuera glorificado en ellos ahora, ahora. La realidad de lo que será debería ser una diferencia en lo que es.

Entonces, Pablo dice, “Miren, estoy orando a Dios por ustedes por estas tres cosas. Esto es lo correcto. Realmente es lo correcto. Es aquello con lo que usted debería estar comprometido para estar orando por esto. De alguna manera tenemos que quitarnos cosas para concentrarnos en las cosas correctas. Estas son las cosas por las que debemos estar preocupados en nuestra propia obediencia cristiana. Buscando ser más dignos del nombre de Cristo, buscando estar persiguiendo lo que es bueno, y verlo cumplido, buscando servir con poder. Y si eso es lo que buscamos, esa es la meta, si ese es el fin de nuestras oraciones y nuestros patrones de obediencia, Dios va a ser honrado.

Reconozco que es sacrificial, reconozco que usted en un sentido tiene que apagar todo lo que le rodea, tiene que cegarse a la sociedad y a la basura que inevitablemente está siendo arrojada sobre usted, y tiene que buscar algo que demanda una mirada directa y una mirada recta, y un sentido tremendo de compromiso y sacrificio para mantenerse enfocado.

Lance me estaba mostrando una ilustración interesante en un libro del Pony Express, que habla del sacrificio y la dedicación que demanda vivir por las cosas correctas. El Pony Express era una compañía exprés privada que llevaba el correo mediante un relevo organizado. Recuerda de usted, de jinetes montando a caballo. El extremo Este era San José, Missouri; el extremo Oeste era Sacramento, California. El costo de enviar una carta usando el servicio de Pony Express era de $2.50 dólares por onza. Y eso es más de cien años atrás, entonces eso era mucho dinero.

Si el clima y los caballos aguantaban y los indios se detenían, la carta cubría el viaje de más de dos mil kilómetros en diez días, a máxima velocidad. Esa fue la cantidad de tiempo que tomó para que el discurso inaugural de Lincoln llegara a Sacramento desde San José. Podría sorprenderle que el Pony Express solo estuvo operando desde el 3 de abril de 1860, al 18 de noviembre de 1861; después vino el telégrafo.

Y cuando la línea del telégrafo vino, y la línea fue terminada entre las dos ciudades, el Pony Express ya no era necesario. Ser un jinete para el Pony Express era difícil, habla a usted de enfoque. Estar montando de manera constante a máxima velocidad, deteniéndose únicamente para cambiar de caballo. Se esperaba que usted montara más de cien kilómetros al día cambiando de caballos cada 30 kilómetros, un poco más. Fuera del correo, el único equipaje que se les permitía llevar contenía unas provisiones, un poco de harina, alimento de trigo, y tocino. En caso de peligro tenía un paquete médico que contenía algunas cosas. Para viajar ligero e incrementar su movilidad, para esquivar a los indios durante los ataques de los indios, los hombres solo usaban protectores para los brazos, incluso durante el clima de invierno fuerte, conforme cruzaban las Rocallosas.  

Dice usted, ¿cómo es posible que podían conseguir que alguien viviera así? ¿Cómo es que llegaron a reclutar a alguien? Bueno, aquí hay un anuncio de un periódico de San Francisco en los 1860s. Este fue un anuncio publicado por el Pony Express. Esto es lo que decía: “Se busca jóvenes delgados, fuertes,” usted no quiere matar al caballo, usted lo entiende. “No mayores de 18,” tienen que tener la fuerza. “Deben ser jinetes expertos dispuestos a arriesgarse diariamente.” Y la nota final, “se prefieren huérfanos.” Sabe usted que nunca les faltó jinetes. Siempre tenían una lista de espera de jinetes. Algunas personas fueron atraídas por lo atractivo que era un sacrificio así.

Supongo que, en la dimensión espiritual, este asunto de mantenerse enfocado y seguir las cosas correctas demanda el mismo tipo de rigor y virilidad y dedicación y sacrificio y espíritu de aventura y el mismo tipo de indiferencia hacia todas las cosas y a toda la gente que nos rodea, que demandaba en el mundo físico para poder tener un buen candidato para ser reclutado en el Pony Express. ¿Puede mantenerse enfocado? ¿Puede mantenerse a la velocidad que Dios quiere que usted se mantenga moviéndose hacia la meta hacia la que Él quiere que usted se mueva con todas las cosas que están pasando a su alrededor y no distraerse? ¿Puede mantenerse con las cosas correctas? Ese es el desafío. No puede usted solo y esa es la razón por la que Pablo ora, que usted pueda por el poder de Dios.

Padre, gracias por el recordatorio de nuevo de la centralidad de la oración, en el asunto de la santificación y el crecimiento espiritual. Gracias Padre, por recordarnos que sí, Tú eres soberano; sí, Tú conoces todas las cosas desde el fin hasta el principio porque Tú las has ordenado. Sí, Tú has establecido Tus propósitos y van a cumplirse. Sí, Tú eres el Señor y Tú no cambias. Afirmamos todo eso. Pero al mismo tiempo, Señor, de alguna manera misteriosa, maravillosa y paradójica, Tú de alguna manera haz incorporado en la ecuación soberana, entera, la función de la oración y la obediencia.

Y entonces, oramos con Pablo, por nuestra iglesia. Dios, que Tú los tengas por dignos de su llamado. Que Tú llenes todos sus deseos de bondad, y que Tú hagas que su servicio emanando de la fe sea poderoso. Y Señor, que Tú también le des el poder y la fortaleza y la voluntad para mantenerse en el camino, para seguir avanzando en contra de todo los adversarios y enemigos y situaciones y dificultades sin estorbos, viajando ligero, moviéndose rápido por el camino, haciendo el sacrificio necesario para alcanzar la meta, el premio, el cual es la semejanza a Cristo.

Te agradecemos Señor, que Tú puedes hacer esto en nuestras vidas, lo cual anhelamos que Tú hagas, y por lo cual te damos alabanza en el nombre de Cristo. Amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org 
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