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Esta noche para nuestro tiempo en la Palabra de Dios juntos, regresamos a 1 Pedro capítulo 1. Estamos viendo los versículos 6 al 9 en esta epístola maravillosa. Antes de que veamos 1 Pedro 1:6-9 permítame recordarle uno de los capítulos más preciados en toda la palabra de Dios, este es Lucas capítulo 15. No necesita pasar ahí, únicamente quiero referirme a él.

En Lucas capítulo 15, nuestro Señor Jesús cuenta tres historias, una de ellas es acerca de un hombre que tenía cien ovejas y perdió una, otra es de una mujer que perdió una moneda de valor, otra es de un padre que perdió a un hijo, a quién ahora conocemos como el hijo pródigo. En cada caso, la historia representa salvación. La oveja perdida es hallada, la moneda perdida es hallada, y el hijo perdido es hallado. Cada una de ellas retrata un alma perdida traída de regreso a Dios, perdonada y bendecida. Y en cada historia hay una respuesta en común.

Al final de la historia acerca de la oveja perdida, dice: “Y cuando él viene a casa, él llama a sus amigos y a sus vecinos diciéndoles, regocíjense conmigo porque he hallado mi oveja que estaba perdida. Y después nuestro Señor dice: Os digo que de la misma manera habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve personas justas que no necesitan arrepentimiento. En el caso de la moneda perdida, cuando ella la encontró, ella llamó a sus amigas y vecinos, diciéndoles: Regocijaos conmigo porque he hallado la moneda que había perdido. Y después nuestro Señor dice: De la misma manera os digo que hay gozo en la presencia de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.

En la historia del hijo perdido que fue hallado, el padre les dijo a sus esclavos: Rápidamente, traigan la mejor túnica y póngansela, y coloquen un anillo en su mano, y sandalias en sus pies, y traigan el animal engordado, mátenlo, y comamos y regocijémonos, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir, estaba perdido y ha sido hallado, y comenzaron a regocijarse. Ahora, cuando su hijo mayor estaba en el campo, y cuando llegó y se acercó a la casa oyó música y baile. En cada caso, hubo gozo tremendo, gozo tremendo. Lo que quiero que observe es que la salvación y la celebración van de la mano. La salvación y el gozo van juntos. Llevar a una persona a estar bien con Dios es causa de gozo. Gozo por parte de Dios, gozo por parte de la iglesia, gozo por parte de Cristo, por parte de los ángeles, y gozo por parte del que es redimido.

Ahora, este gozo de salvación es el tema de Pedro. Si me acompaña ahora a 1 Pedro capítulo 1, él menciona la salvación en el versículo 5, “una salvación que será manifestada en el día postrero.” En el versículo 9, “la salvación de vuestras almas,” en el versículo 10, “en cuanto a esta salvación los profetas escudriñaron.” Tres veces, del versículo 5 al 10 él usa la palabra ‘salvación’. La salvación entonces es un elemento en el tema de Pedro. Observará también en el versículo 6, que él habla acerca de gozo, “en lo cual vosotros os alegráis.” Versículo 8, él dice al final, os alegráis grandemente con gozo inefable y lleno de gloria.”

Ahora, lo que yo concluiría de manera muy simple a partir de eso, es que Pedro tiene en mente aquí que no solo debemos entender la salvación, sino también su implicación, esto es gozo. El gozo de la salvación está en el corazón de Pedro en este pasaje. Es apropiado porque refleja lo que Pedro conoce acerca de la revelación de Dios. El salmista, por ejemplo, en el Salmo 4:7 dice: “Dios puso gozo en su corazón.” Isaías escribiendo en el capítulo 35, versículo 10, dijo que los rescatados o redimidos del Señor vendrán con gritos de gozo con gozo eterno. Él también dijo en el capítulo 61, que Cristo venía para dar el ungüento de gozo.

Y él habló por todos los redimidos, en el versículo 10 de ese mismo capítulo, cuando dijo: “Me regocijaré grandemente en Jehová, porque Él me ha vestido con la vestimenta de salvación.” También recordará que cuando los ángeles anunciaron el nacimiento de Cristo, dijeron que venía un salvador y que su venida traía buenas nuevas de gran gozo, Lucas 2:10. El gozo y la salvación estuvieron unidos por el apóstol Pablo, él escribió que los tesalonicenses habían recibido el mensaje del evangelio con gozo, 1 Tesalonicenses 1:6.

Ahora, el resumen de todo es simplemente para recordarnos que el gozo es un resultado del regalo de Dios, de la salvación. Y todos nosotros que somos salvos, debemos experimentar ese gozo. Esa es la razón por la que Pablo exhortó a los cristianos en 1 Tesalonicenses 5:16, con estas palabras conocidas: “Estad siempre gozosos.” A los filipenses él les dijo: “Regocijaos, y otra vez digo, regocijaos.” ¿Por qué? porque el gozo y el regocijo es un elemento dentro de la obra salvadora de Dios. No obstante, cuando el pecado entra a la vida de un creyente, el gozo se irá.

Y David expresó eso, no es cierto en el Salmo 51:12, cuando saliendo del pecado terrible de adulterio y homicidio, él clamó a Dios y dijo: “Restáurame el gozo de tu salvación.” El gozo es un elemento de la salvación. Puede ser perdido por el pecado, y en ese punto debemos ser exhortados a experimentar de nuevo el gozo que Dios ha provisto para nosotros. La salvación entonces tiene gozo incorporado, de tal manera que todo creyente debe experimentarlo constantemente.

Ahora, la pregunta que viene a nuestra mente es, ¿cómo experimentamos ese gozo? ¿cómo cautivamos ese gozo? Enfrentémoslo, la mayoría de nosotros no estamos llenos de gozo todo el tiempo. No todo el tiempo estamos experimentando regocijo. ¿Qué es entonces lo que restaura ese gozo? ¿Qué es lo que motiva ese gozo? ¿Qué es lo que cautiva ese gozo? ¿Qué es lo que descubre ese gozo? Bueno, eso es exactamente lo que vamos a descubrir a partir de Pedro, en los versículos 6 al 9. Antes de que veamos esos versículos específicamente, recuerde que es importante para Pedro mencionar el tema del gozo, porque sus lectores necesitan recordarlo tanto; están en una situación muy difícil.

Ya hemos estudiado suficiente acerca de ésta epístola en nuestro tiempo breve aquí, para saber que aquellos a los que él les escribe están enfrentando persecución. Han estado entre esos cristianos de ese mundo antiguo, culpados por incendiar Roma, eran menospreciados, odiados, rechazados por muchas personas, incluso sin ese ingrediente añadido. Y entonces, estaban bajo persecución muy severa. En el capítulo 2, por ejemplo, versículo 12, Pedro dice: “Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles, para que en aquello en lo que os calumnian como malhechores, debido a vuestras buenas obras, y demás…” Estaban siendo calumniados como malhechores.

En el versículo 19, la implicación es que literalmente estaban teniendo que sufrir de manera injusta, y Pedro dice: “Soporten bajo este sufrimiento injusto.” En el versículo 20 dice, estaban siendo tratados mal, y llamados a soportarlo con paciencia. En el versículo 21, él les dice: “Porque para esto mismo habéis sido llamados, Cristo también padeció por vosotros dejándoos ejemplo para que sigáis sus pisadas.” Él sufrió y ustedes también sufrirán.

En el capítulo 3, versículo 9, él les dice: “No devuelvan mal por mal, ni maldición por maldición, sino más bien, bendecid.” La implicación es que estaban cometiendo maldad estos cristianos, estaban insultando estos cristianos, no debían vengarse, versículo 14 dice, están sufriendo por causa de la justicia, y de esta manera son bienaventurados. Y él procede a recordarles que den una defensa para la fe y la esperanza que está en ellos, y santifiquen al Señor Dios en sus corazones, y si es necesario en el versículo 17, sufren por lo que es correcto en lugar de aquello por lo que está mal.

En 1 Pedro capítulo 4, versículo 1, “Debido a que Cristo ha padecido en la carne, armaos vosotros con el mismo pensamiento.” Capítulo 4, versículo 12, “No os sorprendáis del fuego de prueba que ha venido entre vosotros, que viene para vuestra prueba, como si algo extraño les estuviera pasando. Al grado en el que comparten los padecimientos de Cristo, sigan regocijándose para que, en la manifestación de su gloria, se puedan regocijar con exaltación.” El versículo 14 nos dice que estaban siendo menospreciados por el nombre de Cristo. Estaban sufriendo, el versículo 16 dice, como un cristiano y no debían avergonzarse, sino glorificar el nombre del Señor. El versículo 19 dice que, si sufren, se encomienden a Dios. 1 Pedro capítulo 5, versículo 10, dice: “Después de que halláis padecido por un poco de tiempo, Dios mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.”

Ahora, todos esos versículos nos presentan de manera clara que estaban en un momento muy, muy difícil, era un tiempo que fácilmente podía haberles robado su gozo. Y esa es la razón por la que Pedro une el gozo a su salvación, recordándoles la bendición de conocer a Dios mediante Cristo, y que debían conocer gozo a pesar de todo eso. Están enfrentando dificultades que de ninguna manera deben disminuir su gozo.

Ahora, veamos los versículos 6 al 9, y escuche conforme leo. “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no le veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.”

Esa es una afirmación rica, maravillosa, profunda. Y nos abre este asunto entero del gozo. Pedro realmente responde a la pregunta, aquí de manera implícita, que hicimos antes, ¿en qué se deben concentrar los creyentes para recuperar su gozo cuando están en medio de los problemas? ¿Adónde acudo para encontrar mi gozo cuando mis circunstancias no son todo lo que quisiera que fueran? Simplemente en general, ¿se dio cuenta de que conforme leí que el gozo está conectado a esa especie de trio santo, y conocido de fe, esperanza y amor, estos tres se presentan en esta sección?

Cómo puede ver el gozo no es una emoción superficial breve, es algo muy profundo, algo unido a la fe, algo unido a la esperanza, y algo unido al amor. El gozo no viene de manera barata, viene a gran expensa para Dios. Él coloca el tesoro del gozo en el cielo mediante el sacrificio de Cristo, Él provee ese gozo a través de todas nuestras pruebas por el ministerio del Espíritu de Dios, y entonces el Padre tuvo que darnos al Hijo y al Espíritu para que pudiéramos experimentar gozo.

Y recordará que cuando estábamos estudiando Filipenses, hace varias semanas atrás, dijimos que el gozo es producido por cosas que son mucho más profundas que las cosas que producen felicidad. Las circunstancias positivas producen felicidad, una relación positiva con el Dios viviente a través de Cristo, produce gozo. La felicidad viene de acontecimientos positivos, el gozo viene de una confianza profunda de que su vida está escondida con Cristo en Dios. El gozo está conectado con la salvación.

Entonces, dice usted: Bueno, John, ¿en dónde busco en mi salvación para conseguir ese gozo, para descubrir ese gozo, para enfocarme en ese gozo, para cautivar ese gozo? Pedro nos dice cinco puntos de contacto para redescubrir su gozo. No sé dónde está usted en su vida cristiana, pero si no se está regocijando siempre, si usted no se está regocijando siempre en el Señor, si usted no tiene ese sentido profundo de paz y satisfacción, ese corazón que está brillando, esa emoción ardiente en su vida sin importar que circunstancias está enfrentando, usted necesita recuperar su gozo y Pedro nos da cinco perspectivas.

Su gozo va a venir de la profundidad de su ser, no está relacionado a su circunstancia, no está relacionado a lo que usted está experimentando en un sentido. En otro sentido le voy a mostrar lo que es, viene de tener confianza en ciertas cosas. La primera: viene de confianza en, uno, una herencia protegida, una herencia protegida. Ésta es la primer gran verdad que trae el gozo de la salvación. Observe el versículo 6, “en lo cual vosotros os alegráis.” ¿En qué? “Lo cual” se refiere de regreso a los versículos 3 al 5, “en lo cual vosotros os alegráis.”

Esa palabra “alegráis,” es un término muy, muy expresivo. Jesús lo usa en Mateo 5:12 en las bienaventuranzas y se traduce en una versión, “estén excesivamente contentos.” Pedro la usa tres veces y Pablo nunca la usa. Es una palabra mucho más fuerte que la palabra ‘regocijarse,’ kairo, mucho más fuerte. Significa estar excesivamente contento, estar superabundantemente feliz en el sentido profundo, no en el sentido de las circunstancias.

Entonces, él llama a un regocijo grande. La palabra siempre es usada de gozo espiritual, nunca de gozo temporal. Siempre se usa de gozo que viene de una relación con Dios, nunca usada de gozo que viene de una relación con alguien más. Y debido a que está en la voz media presente en el griego, tiene la idea de un gozo exuberante, continuo y contentamiento. Usted podría traducirla: “Estén jubilosos. Estén contentos de manera exuberante.”

Entonces él llama a un regocijo grande. ¿Por qué? “En lo cual,” dice él, “os alegráis.” ¿A qué se refiere, ‘lo cual’? Tenemos que regresar a los versículos 3 al 5, “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada, e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros que sois,” aquí está, “guardados por el poder de Dios mediante la fe para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.”

Estudiamos eso la última vez, y dijimos que Pedro aquí está hablando de una herencia protegida que cada uno de nosotros en Cristo tenemos con Dios. Dios mediante Su misericordia nos ha hecho renacer a una esperanza viva y esa es una esperanza que siempre vive. Y esa esperanza es que recibiremos una herencia eterna, la herencia que nunca puede perecer, la herencia que nunca puede ser contaminada, la herencia que nunca puede desvanecerse, y nosotros nunca podemos quedar descalificados porque somos protegidos por el poder de Dios.

Entonces, tenemos una herencia eterna protegida, en lo cual, dice él, están jubilosos. ¿En dónde está buscando su gozo? Esa es la pregunta. ¿Está buscando su gozo en sus circunstancias? No está ahí, las circunstancias lo van a traicionar. Pero si usted reconoce que su gozo puede ser encontrado en su herencia protegida, nada puede tocar eso. La promesa maravillosa de Dios para todo creyente es que tenemos una herencia incorruptible, eterna, incontaminada, inmarcesible, la cual es nuestra glorificación definitiva en la salvación final, está reservada en la actualidad para nosotros, mantenida en el cielo segura hasta el último momento cuando veamos a Jesús cara a cara. Esa eternidad gloriosa que Dios Padre por misericordia nos ha concedido mediante el nuevo nacimiento, es la esperanza que llena nuestros corazones, “en lo cual vosotros os alegráis.”

Amados, quite sus ojos de este mundo, deje de buscar su satisfacción aquí. Es su gloria eterna en el cielo lo que es el enfoque. Pablo lo dijo, “Poned la mira en las cosas” ¿qué? “de arriba,” Colosenses 3, “no en las de la tierra.” Usted tiene la promesa de una salvación plena y eterna, reservada para usted en el lugar más seguro en el universo; el cielo santo de Dios. Nada puede pasarle, y nada puede pasarle a usted. ¡Qué fuente de gozo! Entender que nuestra herencia plena está esperándonos, que estamos seguros, nada jamás puede alterar eso, y esperamos ese momento inevitable cuando recibamos la herencia. Eso es causa de gozo, causa de gozo.

Hubo un momento en el Nuevo Testamento cuando ese gozo quizás no era alcanzable, el gozo de una herencia protegida. En Juan 16 recuerde usted, Jesús hablándole a los discípulos Él dijo: Un poco de tiempo y no me veréis, de nuevo, un poco de tiempo y me veréis. De cierto de cierto os digo, lloraréis y os lamentaréis, pero el mundo se regocijará,” ¿por qué? “porque estaré muerto. Me iré. Y ustedes van a llorar, y el mundo se va a regocijar. Ustedes van a estar tristes.” Y después Él dijo: “Pero vuestra tristeza será convertida en,” ¿qué? “en gozo.”

Cuando una mujer está en trabajo de parto, ella tiene tristeza porque su hora ha venido, pero cuando ella da a luz al hijo, ya no se acuerda de la angustia más, por el gozo de que un hijo ha nacido en el mundo. Por lo tanto, vosotros también ahora tenéis tristeza, pero os volveré a ver, y vuestro corazón se regocijará y nadie quita vuestro gozo de vosotros.” Hubo una hora oscura, el tiempo cuando Jesús estuvo en la tumba, y el gozo realmente no era algo que se podía alcanzar porque la herencia prometida realmente todavía no había sido verificada. Estuvo bien que Jesús dijera, “Voy pues a preparar lugar para vosotros y voy a regresar y llevarlos para que estén conmigo.”

Pero cuando Él estuvo muerto en la tierra, fue un poco difícil aferrarse a eso. Y hubo un momento de tristeza. Pero cuando Jesús salió de la tumba y vio a esos discípulos su tristeza se convirtió en gozo, porque la promesa de vida después de la muerte para ellos parecía más creíble debido a que Cristo había conquistado la muerte por Sí mismo. Incluso fue aún más implícito, en ese texto, en Juan 16, yo creo que Jesús incluso iba a ir más allá de Su resurrección y hablar de la venida del Espíritu. Todavía venía un tiempo de dificultad. Incluso cuando Jesús resucitó de los muertos, cuando los discípulos estaban luchando en sus corazones con todo lo que estaba pasando, debido a que no habían recibido aún al Espíritu Santo para que residiera en ellos.

Y después Jesús dijo: “Me voy y os enviaré al Espíritu, y el Espíritu establecerá Su residencia en su vida.” Y el Espíritu es la fuente de gozo, porque Gálatas 5 dice, el fruto del Espíritu es amor, gozo. Jesús tenía ambos en mente sin duda, cuando Él dijo: “Su tristeza vendrá, pero su tristeza se convertirá en gozo, porque van a llorar por un tiempo, pero después su tristeza se convertirá en gozo, el cual nunca jamás nadie quitará de ustedes porque es un gozo basado en la resurrección, gozo basado en la venida del Espíritu.”

Por un momento breve en el tiempo las promesas de Dios mediante Cristo a los suyos parecían imposibles de alcanzar y el gozo parecía estar ausente. Pero cuando la resurrección vino, y poco después el Espíritu Santo vino el gozo de la herencia futura llegó a la vida, y nadie jamás volverá a quitarlo, nunca más. Esa es la razón por la que Pablo en Romanos 5:2 dice: “Nos regocijamos en la esperanza de la gloria de Dios.” Esa es la razón por la que él dice en Romanos capítulo 12, versículo 12, “Regocijándonos en esperanza.” Porque su esperanza está en la resurrección y su esperanza es generada por el Espíritu Santo quien vive en nosotros, quien, escuche, es la garantía de nuestra herencia protegida.

En Efesios capítulo 1, en esa porción maravillosa de la Escritura, el versículo 12 dice que tenemos esperanza en Cristo. Y después en el versículo 13, habla del mensaje, el evangelio de salvación, y habiendo creído fuisteis sellados en él con el Espíritu Santo de la promesa,” escuche esto, “quien es dado como garantía de nuestra herencia.” El Espíritu de Dios es el enganche de nuestra herencia protegida, de su herencia protegida. Él es el arrabōn, Pablo usa esa palabra, significa anillo de compromiso para verificar que la boda realmente se va a llevar a cabo. Ustedes se pueden regocijar, amados, por su herencia gloriosa, guardada para ustedes, y ustedes guardados para ella. Y nada jamás puede robar su gozo porque ese gozo está edificado sobre hecho histórico, la resurrección de Cristo. Está edificado en una experiencia actual, el poder y presencia del Espíritu de Dios que mora en ustedes, eso es gozo y eso es gozo por una herencia protegida.

Ahora, si usted está pasando por pruebas en la vida, en lugar de ver este mundo temporal, mundano, con todos sus problemas, necesita ver su herencia eterna, protegida. Si está teniendo problemas con eso, escuche la serie del cielo, y repásela. Ahora, no estoy hablando de motivar la emoción, ¿entiende usted eso? No estoy hablando de algo artificial, falsificado, no sincero. No estoy pidiendo que usted pretenda tener un gozo que no es real. No creo que usted puede manufacturar el gozo. No quiero que usted niegue el dolor, no le estoy pidiendo que niegue el sufrimiento. No le estoy pidiendo que niegue la tristeza, o niegue el problema. No se va a ir.

Pero estoy diciendo, decida adónde va a mirar. Usted ve en la vida desde una ventana. Usted está en un tren. Imagínese un tren que está pasando por las montañas. Todos hemos tenido esa experiencia, o la mayoría de nosotros. Y de este lado del tren, y es un tren con muchas ventanas, quizás usted está en el vagón de observación. Y de este lado hay una montaña alta y usted va muy cerca de ella, y lo único que puede ver es una sombra oscura. Del otro lado, valles magníficos y planicies y arroyos y lagos, y los ve hasta dónde su ojo puede ver. ¿Qué es lo que usted va a ver?

Bueno, algunas personas en la vida simplemente escogen quedarse viendo a la montaña oscura. Esa es su perspectiva. Por otro lado, si usted quiere regocijarse, vea su vida nueva, su esperanza nueva, su riqueza nueva, su seguridad en Cristo. Cuán torpe es sentarse atormentado por la oscuridad, porque usted escogió ver por la ventana equivocada. Sin duda alguna, la razón por la que tantos cristianos son miserables, cargados, llenos de culpabilidad y aspiraciones insatisfechas y resoluciones quebrantadas, es porque no ven su herencia gloriosa, protegida, eterna.

Su gozo, ahora escuche con cuidado, debe ser en gran parte el gozo de la expectativa, el gozo de la expectativa. Y eso es válido. Oiga, usted vive con el gozo de la expectativa en un sentido temporal. Usted se motiva meses, y meses y meses antes de que salga de vacaciones. Normalmente la expectativa es mejor que la realidad. Usted ya está tres días de vacaciones y usted está diciéndose porque estoy gastando todo este dinero. Pero le voy a decir una cosa, así es la vida. Usted espera un nuevo auto y poco después no es lo que usted pensaba que era, una nueva casa y poco después no es lo que usted pensaba que era. En este caso, la realidad excederá por mucho la expectativa. Pero la expectativa es suficiente para darle a usted gozo. Mantenga sus ojos en su herencia protegida.

En segundo lugar, la siguiente fuente de gozo de salvación no solo es una herencia protegida, sino una fe probada, una fe probada. Esto es tan práctico. “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas.” Este es un concepto muy rico, quizás ni siquiera pueda terminar esto en esta noche. Probablemente no lo haga, pero van a escuchar una gran lección aquí.

Ahora, escúcheme con cuidado. Le acabo de decir que se concentre en el gozo de la expectativa, ahora aquí está el equilibrio. Aquí hay otro tipo de gozo, aquí hay un gozo que, aunque ahora usted está pasando por varias pruebas, ahora eso lo trae de regreso a este mundo. De tal manera, que eso, ahora observe esto, no solo es cómo ve usted su futuro, sino cómo ve usted su presente. El gozo viene, ahora escuche con cuidado, no a pesar del problema sino debido al problema. Viene a través del problema. ¿Cómo? Porque el problema, versículo 7, es la prueba de su, ¿qué? su fe, la cual es mucho más preciosa que el oro.

Dios trae pruebas a su vida para probar su fe. Algunas personas piensan que la persecución severa, las pruebas severas de los creyentes roban el gozo de la expectativa. No. Añaden al gozo de expectativa, añaden a él. ¿Por qué? Porque el gran ladrón del gozo de la expectativa es la duda, ¿acerca de qué? de la salvación. Si yo estoy preocupado si soy salvo o no, es muy difícil para mí disfrutar el prospecto de mi futuro. Entonces, esto es muy importante.

Entonces, Pedro pasa del futuro al presente, de lo que podría parecernos como expectativa y entra a la realidad. Como le he dicho a lo largo de los años, Dios tiene una manera de decir cosas con una economía de palabras que absolutamente va más allá de la comprensión humana. Y en un pequeño versículo 6, hay una descripción del problema que es tan profunda, de hecho, no lo vi hasta que seguí leyéndolo una y otra vez, y realmente entendí la profundidad de esta afirmación. Simplemente todo lo que usted necesita conocer acerca del problema está en ese versículo.

Ahora, permítame mostrárselo. Permítame dar algunos principios, ¿muy bien? Principio número uno: el problema no dura. ¿No es bueno saber eso? No dura. Versículo 6, “en lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora, por un poco de tiempo,” o una temporada, es temporal, es por un momento. Se va a ir con esta vida. Hay un segundo principio aquí, el problema no dura, pero el problema sirve para un propósito. Observe el versículo de nuevo. “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo,” siguientes palabras, “sí,” ¿qué?  “es necesario.” ¿Sabe usted porque el problema viene a su vida? ¿Porque es qué? necesario. El problema cumple con un propósito.

Dice usted: “¿Cuál es el propósito? No entiendo el propósito.” Bueno, permítame recordarle. Para humillarnos, es suficiente. Para alejarnos de cosas mundanas, para ayudarnos a ver el cielo. Para revelar lo que realmente amamos. Para enseñarnos el valor de la bendición de Dios en contraste al dolor de la vida. El problema viene para capacitarnos para ayudar a otros. El problema viene para desarrollar una fortaleza perseverante en nuestra vida, y el problema viene algunas veces para disciplinarnos por nuestro pecado. Cumple con un propósito.

En el capítulo 5, Pedro dijo en el versículo 10, “Después de que habéis padecido por un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, que os llamó a su gloria eterna en Cristo, Él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.” Dios tiene un propósito en esto; hacer que usted sea mejor. Tercer principio que sale de este pequeño versículo: el problema trae dolor. Nadie jamás negó eso. “Aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos.” Dios lo sabe. Esa es la razón por la que lo trae. Él está hablando aquí de angustia mental, no solo física, sino angustia mental, tristeza, decepción, ansiedad. Seguro, el problema trae dolor.

Entonces, tenemos una pequeña teología del problema aquí. El problema no dura, el problema cumple un propósito, el problema trae dolor. Debe ser doloroso, ¿entendió usted eso? Ese es su punto. Debe afligirlo a usted para alejarlo del mundo y acercarlo al Señor, para limpiarlo de su pecado, para refinarlo, para que usted sea más útil. Hay un cuarto principio, el problema viene en muchas formas, ¿se ha dado cuenta? El versículo 6 dice: “Aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas.” Peirasmos, problema, pruebas, viene en muchas formas. La palabra es poikilos, significa ‘muchos colores’, el problema tiene muchos colores.

Por cierto, Pedro usa esa misma palabra una ocasión más cuando él describe la gracia multicolorida de Dios, ese es un pensamiento hermoso. El problema tiene colores múltiples, y la gracia de Dios es poikilos, multicolorida. Es como si no hay una prueba de cierto color que Dios no pueda encajar con un color de gracia. Es un pensamiento hermoso. La gracia para encajar con toda prueba. Viene en muchas formas. Usted apenas piensa que ya superó uno y otro viene. Pero último, principio pequeño, el problema no, no debe disminuir el gozo.

Observe el versículo 6, “en lo cual vosotros os alegráis,” aquí está, “aunque ahora, por un poco de tiempo, si es necesario tengáis que ser afligidos en diversas pruebas.” Ustedes se alegran, aunque están en una prueba, el punto es que el problema no disminuye el gozo, no debe disminuir el gozo. ¿Por qué? ¿Por qué no debe disminuir el gozo? Le voy a decir porque, versículo 7, “para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual, aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando os sea manifestado Jesucristo.”

Ahora escuche a esto con mucho cuidado, esta es una verdad profunda. Pedro dice, esta es la razón por la que las pruebas no les quitan el gozo. Aquí está la razón por la que las pruebas producen gozo, porque si pasan la prueba su fe se vuelve aprobada. No se usted, pero ese es un pensamiento emocionante. Las pruebas prueban la validez, la legitimidad de nuestra fe. Ese es un beneficio tremendo. Si usted pasara la vida y nunca tuviera ninguna prueba, nunca tuviera ningún problema, su fe nunca fuera probada, usted no sabría si su fe es real. Eso es básicamente lo que él está diciendo.

“Para que,” refleja propósito, las pruebas vienen, varias pruebas vienen, lo afligen a usted, son necesarias, son temporales, no roban su gozo, vienen para que la prueba de su fe, o en un sentido de adjetivo, esa frase debe ser traducida “el residuo probado de su fe,” viene como fuego para quemar la escoria del metal, para ver si hay algo real ahí. La fe realmente es revelada en la prueba, es genuina si hay algo ahí cuando el fuego ha terminado de quemar. El propósito de Dios en el problema, escuche con cuidado, es probar su fe. ¿Para quién? ¿Él? ¿Él necesita probar su fe? ¿Acaso Dios necesita hacer algo para descubrir si usted es real? No, Él sabe lo que hay en su corazón, ¿verdad?

Entonces, ¿a quién va a beneficiar la prueba? A usted. A usted. La palabra para prueba aquí en el versículo 7 es usada porque es tomada del proceso de evaluar el metal. Y ese tipo de evaluación de metal era para determinar su naturaleza verdadera, descubrir su pureza, colocarlo en el fuego y quemar todo lo demás, y lo que quedaba era el contenido verdadero. Por cierto, si colocaban algo en el fuego y nada quedaba, ellos sabían que no había metal real, no había oro en absoluto. Eso le pasó a Judas, ¿no es cierto? Fue metido a la prueba, al fuego, el probó ser cero.

Dios prueba al creyente para revelar si su fe es genuina. Así como Él prueba el oro. Y menciona el oro en el versículo 7, que es probado por fuego. El fuego equivale a las pruebas, el oro es su fe real. Y cuando el fuego viene y toda la escoria es quemada, la fe real es revelada. Ahora, en cierta manera funciona así, piense en esto, ¿muy bien? Su corazón está triste, ¿muy bien? Usted está pasando por problema, prueba sufrimiento, dolor, y usted está en medio de la ansiedad y todo esto. El ambiente a su alrededor se está colapsando, nada está saliendo como usted quiere que salga, usted está pasando por todo tipo de dolor y preocupación, y usted comienza a buscar a su alrededor, para encontrar algún lugar en dónde encontrar consuelo. La mayoría de la gente en el mundo en el dinero, los amigos, el alcohol, las drogas, el sexo, la venganza, lo que sea. Y el problema quema todo, porque todo aquello en lo que confían también va a ser consumido, nada de eso dura, todo va a quemarse en el fuego.

El cristiano se levanta por encima de todo eso. Él se levanta por encima de todo lo que está sujeto al cambio y la putrefacción, él arroja su ancla, como Hebreos dice, dentro del velo en los lugares celestiales, en dónde el gozo es inalterable. La fuente de gozo es permanente. Y eso es exactamente lo que Pedro está diciendo aquí, cuando usted pasa por una prueba, si usted trata de resolver eso con más basura del mundo, se va a ir con lo demás. Pero si usted se levanta por encima de eso por fe, y se aferra a Dios y a Cristo, su fe es probada. El punto es que, si usted sale del otro de la prueba creyendo en Dios, confiando en Dios, creyendo en Cristo, confiando en Cristo, entonces usted sabe que su fe es que, es real, es real.

Ahora es precisamente lo que nuestro Señor dijo en Mateo 13, que alguna semilla cae al suelo, la planta sale, el sol sale, seca la planta, no hay vida real ahí, no hay manera de llegar a las raíces y bajo la persecución y la aflicción eso se seca y muere, y nunca da fruto. Créame, la prueba, la persecución, el problema, revela la naturaleza de la fe. El problema viene para probar si su fe es genuina. Veamos eso por tan solo un momento.

De regreso a Génesis capítulo 22. Usted recuerda a Abraham, Dios le dijo a Abraham sube y mata a tu hijo en el monte Moriah. ¡Que prueba tan tremenda! El hijo de la promesa, el hijo del pacto, ve y quítale la vida. Y usted recuerda que Abraham en obediencia absoluta a Dios subió ahí y levantó el cuchillo listo para hacerlo, después de todo Dios dijo que lo hiciera y él iba a creer en Dios aun si Dios tenía que resucitar a su hijo de los muertos. El escritor de Hebreos dice que la razón por la que él estuvo dispuesto a matar a su hijo fue porque él creía en el Dios que resucita a los muertos, aunque él nunca había visto una resolución hasta adónde sabemos, él nunca había visto una resurrección. Él creyó que Dios haría eso porque él creía que Dios tenía que hacer eso para guardar su pacto si Isaac era matado.

Entonces, él llegó allá arriba listo para matar a su hijo, y el ángel de Jehová en el versículo 11 vino a él desde el cielo diciéndole: Abraham, Abraham. Abraham, Abraham. Y él dijo: Heme aquí. Y él dijo: No estires tu mano contra el muchacho, ni le hagas nada, versículo 2, porque ahora sé que temes a Dios. Esa fue una prueba. Esa fue una prueba. Ahora sabemos que temes a Dios, no creo que Abraham jamás dudó de eso mientras que él vivió.

Job fue probado y la fe de Job mostró ser real, mostró ser genuina, porque sin importar lo que Satanás hizo con Job, él nunca dejó de confiar en Dios. Cuando sus amigos vinieron con sus sugerencias no sabias, él aún confió en Dios. Cuando su esposa le dijo que maldijera a Dios y muriera, él todavía confió en Dios. Dios trae pruebas para probar la fe, para mostrar que la fe es real, para el que tiene la fe para que uno pueda vivir en confianza. Éxodo 16:4, el Señor dijo a Moisés: He aquí haré llover pan del cielo para vosotros, y el pueblo saldrá y recogerá la porción de cada día para que los pruebe, para saber si van a andar o no en mis instrucciones.

Dios está ocupado en probar, no para que Él pueda saber, sino para que los hombres puedan conocer el estado de sus corazones. “Recordaréis,” Deuteronomio 8:2, “que mientras Jehová vuestro Dios te guio en el desierto estos cuarenta años, para humillarte, para probarte, para saber lo que había en vuestro corazón, para saber si guardarías sus mandamientos o no, para mostrarte la condición de tu corazón.” No para Él sino para ti. Ahora, observe lo que dice de regreso a 1 Pedro 1, esto es tan bueno. La fe probada. La fe probada es más “preciosa que el oro, el cual, aunque perecedero se prueba con fuego.” Aunque el oro va a pasar la prueba del fuego, el oro es perecedero, la fe probada es mucho más preciada. ¡Qué pensamiento! ¿Por qué es más preciosa que el oro? Porque la fe probada es eterna, es eterna. Aunque el oro es refinado, y pasa la prueba de fuego, no pasa la prueba de la eternidad. La fe probada es más preciosa.

Ahora, ¿por qué Pedro usa el oro como su analogía? Debido a varias cosas. El oro era el bien estándar. Solíamos estar en un estándar de oro, y ya no lo estamos. En tiempos antiguos el oro era el bien estándar que respaldaba las transacciones monetarias, era el más preciado de los metales, el más valorado de todos los metales y el estándar de todas las transacciones monetarias. Era el bien más preciado. Y entonces, Pedro está diciendo: El oro, el cual es tan preciado, soporta la prueba del fuego, pero no soporta la prueba de la eternidad, por lo tanto, la fe probada es más preciosa que el oro puro. Así como el fuego separaba el oro verdadero del falso. Así Dios usa el sufrimiento para separar la fe verdadera de la profesión superficial. Es más preciosa que el oro. ¿Puede alguien estimar el valor de la fe probada? ¿Vive usted con duda en su vida?

Entonces Dios sabe que necesita más pruebas, porque eso va a probar su fe para usted. Yo no dudo de mi fe. Hubo un momento cuando era joven y dudaba. Ya no dudo de mi fe. ¿Sabe porque? Porque mi fe ha soportado las pruebas. Ese no es un reconocimiento para mí. He tenido muchas pruebas porque Dios ha tenido que enseñarme mucho para entender el mensaje. Mi fe es real. No le puedo expresar el valor de saber que mi fe es real, ¿puede usted entender eso? ¡Qué confianza tan tremenda es esa! ¿Quién quiere vivir en duda? La fe verdadera, verificada, porque ha sido probada.

Amados, denle la bienvenida a las pruebas. El propósito de Dios en ellos es que la prueba de su fe pueda llegar a ser más preciada para usted que los bienes más preciados del mundo. Es un pensamiento tremendo, absolutamente tremendo. Los apóstoles se fueron regocijando, dice en Hechos, porque fueron considerados dignos de sufrir por Cristo. Y si puedo atreverme a decir, podría añadir que debieron irse confiados también, confiados en la realidad de su salvación porque habían oído de Jesús tantas veces esta frase: “Hombres,” ¿de qué? “de poca fe.”  

Y cuando llegaron a la cruz, lo dejaron y huyeron, y después estaba Pedro ahí en sus negaciones, y cuan cansada era su debilidad. Sin embargo, llegaron al punto a través del sufrimiento en dónde permanecieron fieles a Cristo, y no titubearon. Y se fueron regocijando, no solo por la dignidad del sufrimiento, sino por la confianza de haber pasado la prueba. Amados, tenemos esperanza. Y la esperanza nos trae gozo. Nuestra esperanza está fijada en una herencia protegida en el futuro, y en una fe probada en el presente. Y ahí se encuentra nuestro gozo. No hay razón por la que usted no viva a la luz de ese gozo, no hay razón en absoluto. Ese gozo es de usted. Jesús dijo: “Ningún hombre puede quitarlo de ustedes.”

Cierro con esto. Aquellos de nosotros que somos escoceses por descendencia, soportamos de mucha tristeza por parte de personas que piensan que los escoceses son miserables. Y las historias están repletas de dichos escoceses. Una que en cierta manera es conocida, y a lo largo de los años ha sido así es la historia del escocés que llegó a Liverpool listo para embarcarse en un barco para llegar a Estados Unidos. Él había comprado su boleto en el barco, él vio las pocas monedas que constituían su capital terrenal total, y decidió que el viaje iba a ser por un par de semanas y para poder cumplirlo y tener suficiente alimento él tendría que economizar cuidadosamente, para que le quedara un poco cuando llegara a Nueva York, para comenzar su vida.

Entonces, él fue a una pequeña tienda, y empacó su provisión en su equipaje, una provisión grande de galletas y queso, para que pudiera sobrevivir el viaje. Conforme progresó el viaje, el aire del mar hizo que él tuviera mucha hambre. Y para empeorar las cosas, la humedad en el aire hizo que sus galletas saladas se suavizaran y su queso se endureciera. Amados, colocar queso duro sobre galletas saladas suaves no es un prospecto feliz. Él terminaba normalmente con unas cuantas migajas. Él estaba desesperado por el hambre al final de la primera semana, y para empeorar las cosas él olía continuamente la comida que estaba en las charolas que llevaban los meseros a los pasajeros que lo rodeaban.

Él determinó en una ocasión, que él disfrutaría de una buena comida. Entonces fue al comedor, comió, y al final pidió el recibo. El mesero dijo: “Señor, no hay recibo. Está incluido en su boleto.” Pobre hombre, él pudo haber ahorrado todo su dinero que él gastó en galletas saladas y queso. Él podría haber ido al comedor y haber comido todo lo que hubiera querido. Quiero sugerirle que he conocido a muchos cristianos de galletas saladas y queso. No deje de disfrutar de la provisión de gozo de Dios. Oremos juntos.

Gracias Padre, por esta palabra para nosotros en esta noche. Gracias por el testimonio rico de Pedro, quien ciertamente pudo haber sido acusado de ser un creyente de galletas saladas y queso, pareciendo nunca haber disfrutado de lo que ya era suyo por derecho debido a que su fe era débil. Gracias por el testimonio en su propio corazón de como su fe fue fortalecida por la resurrección y la venida del Espíritu. Señor ayúdanos a nosotros que somos tan dados a la debilidad, tan dados a la insignificancia espiritual, tan dados a la ridiculez de no aprovecharnos del gozo que Tú nos has dado.

Ayúdanos a vivir a la luz de una herencia protegida, y una fe probada. Ayúdanos a regocijarnos en la vida venidera, porque es un escape de las pruebas a la gloria eterna, y ayúdanos a regocijarnos en medio de las pruebas, porque prueba nuestra fe, y podemos irnos regocijándonos sabiendo con confianza que tenemos una fe que permanece de pie. Que conozcamos el gozo en toda su plenitud, para que seamos un testimonio de la gracia de Cristo cuyo gozo es el que hemos recibido, porque Él dijo: Mi gozo les doy.

Gracias Padre por el gozo del Señor, el cual de hecho es nuestra fortaleza. Y oramos en el nombre de Cristo. Amén.

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