Esta noche abramos nuestra Biblia en 2ª Pedro capítulo 1, vamos a regresar a esta epístola maravillosa que presentamos la última vez. Lo alentaría sino escuchó la cinta de la última vez, probablemente debería hacer eso. Fue una noche bastante emocionante y una que no debe perderse y estamos agradecidos porque está grabada. Pero vamos a entrar al texto, un poco esta noche, únicamente presentamos en cierta manera la idea general que esta epístola es escrita para ayudarnos a poder enfrentar a los falsos maestros, apóstatas, y sus herejías. Esta noche vamos a embarcarnos en un estudio de los primeros once versículos, y únicamente vamos a entrar un poco esta noche. Y hemos titulado estos primeros once versículos de 2ª Pedro capítulo 1, “Nuestra fe, preciosa,” nuestra fe, preciosa.
Ahora, a lo largo de la Escritura hay advertencias en contra de falsos maestros, usted está muy consciente de eso. Hemos hablado de esto de vez en cuando. Estos falsos maestros han existido desde el principio mismo, por así decirlo, intentando condenar almas al infierno, al engañarlas con mentiras enmascaradas como verdad, salvadora, divina, espiritual. Esa es siempre la estrategia de los falsos maestros, son los emisarios de Satanás, son los mentirosos que básicamente están motivados, movidos por el amor al dinero, amor al poder, prestigio, prominencia y demás. Pero verdaderamente son las herramientas de entidades espirituales, esto es, demonios, que los guían para propagar mentiras satánicas, para engañar almas que entonces perecerán en el infierno y poblaran el dominio eterno de Satanás.
Entonces, este tipo de engaño ha existido. Desde el huerto usted ve el comienzo de esto, en dónde Satanás viene en la forma de una serpiente, intentando engañar al hombre y a la mujer para volverse en contra de Dios. Y él en ese entonces fue exitoso, y todavía tiene éxito con su engaño mentiroso. Ahora debido a que este es un problema de toda la historia, la falsa enseñanza, los falsos maestros, los falsos profetas, las falsas doctrinas, las herejías y todo eso, debido a que es un problema constante, en toda época entonces, Dios ha tenido a Sus promotores de protección al consumidor espiritual. Dios siempre ha tenido a esos hombres y mujeres que existen con el propósito de hablar su verdad.
Sea una madre fiel que habla la verdad a sus hijos, un padre fiel quien le habla la verdad a su familia, sea un profeta, sea un sacerdote, sea un rey, sea un juez, sea alguna persona con cierta importancia dentro de la vida de Israel, un anciano de la nación. Sea quien sea, o sea un apóstol o un profeta en el Nuevo Testamento, pastor o maestro, o anciano, o diácono, o sea quien sea, siempre existen aquellos cuyo llamado parece ser advertir de los engañadores y de su engaño. Nadie sobresale más en el Nuevo Testamento, en esa área, como Pedro. Pedro es un instrumento de Dios que escribe esta epístola como una carta de advertencia. Y tiene como propósito el esforzarse a ayudarnos a poder evaluar este tipo de engaño, lo cual es tan prevaleciente.
La carta es con el propósito de exhibir, estorbar, y derrotar la invasión de falsos maestros en la iglesia. Encajó con ese propósito cuando la escribió, y todavía encaja con ese propósito en la actualidad. Por cierto, es muy parecida a la epístola de Judas. De hecho, una gran parte de ella es casi una repetición. Judas también, entonces, es otro de esos promotores de protección espiritual para el consumidor, cuyo propósito consiste en asegurarse de que la gente no sea víctima de las mentiras y herejías condenadoras.
Ahora, Pedro no es suave. Es una presentación clara, precisa, directa. Y en el capítulo 2 está el corazón de la descripción de los falsos maestros. Y es una descripción genérica, él nunca identifica ninguna herejía de manera específica, él no identifica alguna religión falsa, específica, él no identifica alguna secta falsa o algún sistema falso o enseñanza. Es muy genérico. Pero él dice esto en general acerca de estos falsos maestros, “enseñan herejías destructivas, tienden a negar al Señor Jesucristo, tuercen la Escritura para hacerlo, desacreditan la fe verdadera, menosprecian la autoridad, son motivados por la lujuria y el deseo malo, calumnian de manera arrogante a los mensajeros de Dios. Son inmorales, son explotadores avaros, son arrogantes, seducen a la gente con placer sensual, prometen la buena vida, pero no pueden cumplir. Son sucios, son inmundos. Descripciones muy directas. Él habla del hecho de que no tienen absolutamente nada que ofrecer, aunque pretenden ofrecer todo, que sus víctimas son almas inestables que aman todas las cosas equivocadas, y de esta manera se vuelven víctima de aquellos que les venden las cosas equivocadas.
Ahora, hay algo muy urgente en el corazón de Pedro, conforme él escribe, porque esta es su última carta. Usted verá en el versículo 12 del capítulo 1, “Por esto, yo no dejaré de recordaros estas cosas, aunque vosotros las sepáis y estés confirmados en la verdad presente. Pues tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaos con amonestación, sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo, como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado.” Yo no voy a vivir por mucho tiempo, y si hay algo que quiero hacer es asegurarme de que se acuerden de estas cosas.
Entonces, les voy a recordar y recordar, y recordar, para que cuando yo ya no esté, las tengan en mente; estos asuntos con respecto a los falsos maestros y sus mentiras engañosas. Ahora, los términos en esta epístola indican que dichos falsos maestros no solo eran futuros, sino que ya estaban operando. Ya estaban moviéndose entre la gente a quien Pedro le escribió. Por cierto, a los que él le escribió fueron los mismos a los que él les escribió en la primera epístola. Observe el capítulo 3, versículo 1, “Amados, esta es la segunda carta que os escribo.” De manera clara, la primera carta fue 1 Pedro, y esta 2 Pedro.
Ahora, aunque no conocemos la forma exacta de su enseñanza falsa, ya había comenzado entre estas personas a quienes él les escribió estas dos cartas, no se revelan detalles específicos detrás de esta carta, no hay descripción de esta herejía en absoluto. De hecho, el propósito de Pedro aquí no consiste en tratar con la doctrina de los herejes, tanto como lo que es enfrentar su falta de virtud. Él está preocupado por el tipo de personas que son, como también lo que dicen. Pero el enfoque primordial del capítulo 2, los describe a ellos, no a su doctrina. Lo único que dice de su doctrina es que condena o es condenadora, o es herejía destructiva. Él dice en el capítulo 3 acerca de su doctrina, que se burlan del juicio venidero de Dios. Pero más allá de eso, realmente no dice mucho.
Entonces, él está más preocupado en ayudarlos a identificar como es su vida, porque la doctrina puede cambiar. Pero, la persona del hereje no cambia. La persona del hereje es la misma. Y aunque no conocemos la forma exacta de la enseñanza falsa que estaba enfrentando esta audiencia, y aunque no conocemos los detalles específicos de eso, podemos a partir de esta epístola, aprender a cómo identificar un engañador, y como identificar su engaño.
Pero más que tan solo ser crítico y analítico, y ver la falsa enseñanza, esta epístola en particular tiene una perspectiva más bien de protección. Él lo quiere proteger al creyente, él quiere que la iglesia pueda defenderse a sí misma en contra de este ataque incesante. Por cierto, históricamente la iglesia ha tenido éxitos y fracasos mezclados. En la mayoría de los casos me parece que la iglesia, en la definición más amplia posible, se ha vuelto víctima del engaño. Y me parece que, a lo largo de la historia de la iglesia, siempre un remanente pequeño puede reconocer esto por lo que es, y permanecer fiel a la fe. Esa es la preocupación de Pedro. Su preocupación es que la gente no se vuelta presa o víctima del ataque peligroso de los falsos maestros.
Ahora, básicamente tres defensas que usted necesita, y Pedro va a abrirnos estas. Número uno, conozca su salvación. Número dos, conozca su Escritura. Número tres, conozca su santificación. Esos son las tres cosas que usted necesita conocer. Asegúrese de que es salvo, esa es la protección número uno, versículos 1 al 11. Asegúrese de que su postura con el Señor está firme. Esa es una línea primordial de defensa.
Número dos, conozca su escritura. Comenzando en el capítulo 1, versículo 12, él avanza hasta el capítulo 3, versículo 2, y el enfoque ahí es acerca de la Escritura, la cual fue del Espíritu Santo. “No seguimos fábulas diseñadas de manera inteligente,” Pedro dice, “sino que somos testigos oculares y movidos por el Espíritu de Dios, lo hemos escrito. Y más vale que se aseguren de seguir eso, y no las herejías destructivas de falsos profetas sensuales.”
Entonces, usted debe conocer su salvación, debe conocer su Escritura, asegúrese de que es salvo, número uno. Asegúrese de que entiende la verdad, número dos. Protección número tres, conozca su santificación. Y ese es el asunto de tener que enfrentar su propia santidad. Comenzando en el capítulo 3, versículo 3, él avanza explicando el asunto de la santidad. Al llegar, quizás, a un clímax en el versículo 14, él dice, “Por tanto, amados, debido a que esperáis estas cosas. Sean diligentes en ser hallados en paz, sin mancha, irreprensibles.” Y después en el versículo 18, “creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.”
Ahora, esa sección en la mitad que dejé afuera, del capítulo 2, es la descripción de los falsos maestros. Podríamos también decir, conozca su salvación, conozca su Escritura, y podríamos incluir, conozca a sus adversarios. Ese realmente es el capítulo 2. Pero las tres líneas de defensa en contra de ellos, son la salvación, la Escritura, y la santificación. Ahora, por favor mantenga esto en su mente. En cada uno de esos tres casos, protección en contra de los falsos maestros, involucra conocer algo. Involucra conocer algo. Y si hay una palabra clave en 2 Pedro, sería la palabra ‘conocimiento’.
Usted debe conocer la condición de su salvación, su relación con Dios. Usted debe conocer la Escritura. Usted debe conocer su condición espiritual en términos de la santificación. Esa es la protección uno, dos y tres. Y usted también debe conocer a su adversario. Usted debe conocer como reconocer a estas personas. Eso es claro es el corazón de la epístola en el capítulo 2.
Ahora, la palabra conocimiento, entonces, es muy prominente en estos tres capítulos. En una u otra forma aparece 16 veces, 16 veces. Seis de esas veces, está en la forma intensiva epiginosko, epiginosis. Guinosko es una palabra griega común, conocer. Es intensificada con el añadir epi, epiginosko. Y de manera típica hemos dicho a lo largo de los años, en dónde usted tiene una preposición añadida, como un prefijo, un verbo, intensifica el significado del verbo.
Entonces, es lo que conocemos, lo que nos protege. Debemos conocer al enemigo y él lo describe para nosotros de manera muy clara en el capítulo 2, cómo van a venir, como son, tenemos que discernir y pensar y ser analíticos y críticos y evaluarlos. Pero, después para protegernos, necesitamos conocer nuestra salvación, necesitamos conocer la Escritura, y necesitamos conocer la condición de nuestra vida espiritual. La confianza en nuestra salvación, sus recursos, el conocimiento verdadero de Dios mediante Jesucristo con la certeza, es la primera línea de defensa.
Esto, amados, es el yelmo de la salvación. Cuándo Satanás viene en contra de usted, usando la espada de su doctrina falsa, usando la espada con la que quiere darle a usted un golpe mortal. Lo que lo aísla a usted, lo que lo protege de ese golpe mortal, es el yelmo de la salvación, la protección o la defensa de saber que usted es salvo, saber que usted pertenece a Dios. Su defensa comienza con una comprensión clara, llena de confianza de la relación salvadora que usted tiene con Dios. Y con eso en mente, Pedro concentra la sección de apertura en el asunto de la salvación. Vamos a ver eso en los versículos 1 al 11.
Aquí él quiere quitar alguna duda, él quiere quitar alguna confusión del creyente, que puede estar dudando o puede estar confundido acerca de su salvación. Él quiere que sepa en dónde está para que puede estar firme en dónde está. Un cristiano inseguro que está dudando, está confundido, se va a volver presa fácil de los falsos maestros. Cualquier persona es vulnerable a la falsa doctrina, quien uno no es salvo, dos, no está seguro de la salvación. Porque usted no sabe sobre que está firme. Usted no entiende sus recursos.
Entonces, comprender nuestra condición espiritual verdadera con respecto a la salvación, es la primera defensa en contra del ataque del error satánico. Si usted no sabe que está en Cristo, si usted no sabe lo que es en Cristo, entonces es una presa fácil. Ahora, el tono para esta discusión de la salvación comienza en la salutación. Observe, veamos el versículo 1, “Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra. Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús.”
Ahora antes de que comencemos la presentación rica de la salvación que comienza aquí, en estos primeros dos versículos, simplemente algunos pensamientos de introducción. Observe el nombre de Simón Pedro ahí, la epístola comienza con ese nombre, Simón Pedro, terminamos nuestras cartas con nuestro nombre, en tiempos antiguos comenzaban con el nombre, lo cual tiene mucho más sentido. Cuando yo recibo una carta, “Querido John,” sé que es dirigida a mí, sé que viene para mí, no me digas eso otra vez, siempre tengo que ver el final para descubrir de quien es. Ellos lo hicieron bien.
Simón Pedro, ambos nombres, por cierto, son muy importantes. Simón es el término griego. Simeón, es el hebreo. Y en los manuscritos antiguos que tenemos de 2 Pedro, algunos tienen Simón, y otros tienen Simeón. Era un nombre muy común. Era un nombre que seguía a Simeón, quién es la cabeza de una de las tribus de Israel. Simeón o Simón, mismo nombre. Este nombre fue dado a este hombre desde el nacimiento. Su padre lo nombró Simeón, sin duda alguna. El mundo griego lo habría identificado como Simón. Entonces en los manuscritos usted tiene ambos. Su propio nombre, en su forma judía, Simeón, no sería suficiente para identificarlo. Si usted tan solo dijera, “Simeón escribió esto,” ellos dirían: “¿Qué Simeón?” Simeón o Simón fue un nombre tan común en los tiempos antiguos como cualquier otro nombre. Por ejemplo, en el Nuevo Testamento, nueve personas fuera de Pedro son llamadas Simón. Nueve más.
Entonces, el segundo nombre es esencial. ¿Qué Simón, o Simeón? Bueno, Simón Pedro, él es. Pedro significa “roca”. En arameo, la palabra griega Pedro, significa roca, en arameo la palabra es Cefas. Entonces, algunas veces él es llamado Cefas, en el arameo. Él quería que su identidad completa fuera expresada. Él quería que todo mundo se asegurara de quien estaba escribiendo esto. No era Simón Mago, no era Simón el Justo, y no era ningún otro de los otros siete Simones. Fue Simón Pedro quien escribió esto.
También hay otra nota en estos dos nombres. Simón fue su nombre, antes de que él conoció a Cristo, y Pedro fue su nombre después de que conoció a Cristo. Simón fue su nombre de deshonra, y Pedro fue su nombre de honor. Y debido a que él era tanto Simón Pedro, en otras palabras, él con tanta frecuencia actuaba como su viejo hombre, como también actuaba como su nuevo hombre, él no pareció poder sacudirse su primer nombre.
De hecho, cuando Jesús lo había sorprendido en su desobediencia, él le dijo tres veces, “Simón, Simón, Simón.” Él lo llamó por su nombre antiguo cuando actúo como su hombre viejo, en Juan 21. Esta combinación, Simón Pedro ocurre muchas veces en el Nuevo Testamento al referirse a este hombre. En la primera iglesia, entre los gentiles que hablaban griego, él de manera común era llamado Simón Pedro. Lea el Libro de los Hechos, particularmente en el capítulo 10, y capítulo 11, incluso los gentiles lo llamaban Simón Pedro.
Juan, quien escribió su evangelio en Asia Menor, se refiere a él como Simón Pedro, 17 de 22 veces.
Entonces, él realmente se quedó con ambos nombres. Habría sido agradable si él tan solo se hubiera vuelto Pedro, pero con tanta frecuencia actuaba como su viejo hombre, que él parecía siempre llevar su nombre viejo. Él es un retrato maravilloso para nosotros porque con frecuencia actuamos como nuestro viejo hombre también, ¿no es cierto? Me imagino que esa es la razón por la que todos nos identificamos con Simón Pedro. Simplemente como comparación, ¿sería tan amable en ver que el apóstol Pablo nunca es llamado Saulo Pablo? Y él es, por alguna razón u otra, no es tan real para nosotros como Simón Pedro. Estamos mucho más cómodos con el hombre, que mientras que era nuevo, de vez en cuándo actuaba como era antes. Él es Simón cuando Jesús lo confronta en su pecado, él es Pedro cuando él predica con poder en Pentecostés. Y todos somos así.
Y entonces él sobresale debido a su nombre mismo como una ilustración dramática de la salvación. Un hombre apropiado para escribir del tema. Y él escribe aquí su último legado, su carta final, él quiere que los creyentes puedan enfrentar el ataque de los falsos maestros, de manera triunfal, él quiere que tengan confianza en su salvación, él quiere que tengan confianza en la Escritura, la revelación de Dios, él quiere que tengan confianza en la Segunda Venida para que vivan vidas santas.
Después él se identifica aún más, Simón Pedro, siervo, siervo y apóstol de Jesucristo. Ahora, ahí hay un equilibrio excelente de humildad y autoridad. Humildad y dignidad, el equilibrio perfecto para un líder espiritual. Él es un siervo, en primer lugar, dulos, eso significa un esclavo. Él dice, soy un esclavo. Eso lo coloca en el lugar de la sumisión, eso lo coloca en el lugar del deber, eso lo coloca en el lugar de la obediencia, eso lo coloca en el lugar de la humildad, eso lo coloca al nivel, observe esto, con todos los demás creyentes que sirven al Señor Jesucristo. Todos somos esclavos, todos somos siervos. Por muy extraño que parezca, este título de humillación, fue llevado por los más grandes hombres en la Palabra de Dios.
Moisés, el gran líder y dador de la Ley, fue el siervo de Dios. Josué, el gran comandante de Israel, fue el siervo de Dios. David, el más grande de los reyes, fue el siervo de Dios. Pablo fue el siervo de Jesucristo. Santiago fue el siervo de Cristo. Judas, se llamó a sí mismo el siervo de Cristo. De acuerdo con Amós 3:7 e Isaías 23, todos los profetas del Antiguo Testamento fueron siervos de Dios. Y todo creyente en el Nuevo Testamento se vuelve el esclavo de Dios.
Entonces Pedro se está identificando a sí mismo con todos nosotros, él es humilde, como el esclavo de Cristo. Y aunque él fue el más grande de los doce, y su vocero, aunque él fue más grande predicador de todos ellos y el líder en Jerusalén, él fue un esclavo de Jesucristo. William Barclay ha escrito, “Llamar al cristiano el esclavo de Dios, significa que él es poseído de manera inalterable por Dios. En el mundo antiguo un amo poseía a sus esclavos en el mismo sentido que él poseía sus herramientas. Un siervo puede cambiar a su amo, pero un esclavo no puede. El cristiano, de manera inalterable pertenece a Dios. Llamar al cristiano el esclavo de Dios significa que él está a disposición de Dios sin excepciones. En el mundo antiguo, el amo podía hacer lo que él quería con su esclavo, él tenía el mismo poder sobre su esclavo, como lo tenía sobre sus posesiones no animadas.”
“El cristiano le pertenece a Dios, el hecho de que Dios lo envía dónde Él quiere y haga con él lo que Él quiere es una realidad. El cristiano es el hombre que no tiene derechos propios. Llamar al cristiano el esclavo de Dios significa que el cristiano debe una obediencia sin cuestionamiento a Dios. Llamar al cristiano el esclavo de Dios significa que él debe estar constantemente al servicio de Dios. El esclavo, literalmente, no tenía tiempo propio, ni vacaciones ni tiempo de descanso, ni horas de trabajo establecidas por acuerdo, no tenía recreación, todo su tiempo le pertenecía al amo. El cristiano, de manera necesaria, es el hombre en todo momento y cuya vida y tiempo son invertidos en el servicio de Dios.”
El esclavo era bien conocido en ese tiempo antiguo, y que Pedro dijera que él es un esclavo de Jesucristo, significa que él es un siervo humilde, obligado por el deber a hacer lo que su amo le dijera sin importar cual fuera el costo. Ese era Pedro. Lea Juan 21, ese es la esencia de lo que Jesús quiso de Pedro. “Si me amas, entonces has lo que te digo, alimenta a mis ovejas. Sígueme. Te costará tu vida, pero obedéceme.” Después él dice, pasando de la humildad a la dignidad, él también es un apóstol de Jesucristo.
Entonces, mientras que por un lado él se humilla a sí mismo para ser igual a todos los creyentes, por otro lado, se presenta a sí mismo como un vocero de Cristo. Esto lo eleva al cargo único, como alguien divinamente llamado y comisionado como un testigo del Cristo resucitado. El mensajero personalmente escogido por Cristo, del evangelio al lugar en el que él habla de manera oficial. El término apóstol significa uno enviado oficialmente. Un apóstol de Jesucristo es uno enviado oficialmente por Jesucristo. Entonces, él tenía toda la autoridad de Cristo con él. Él sirvió, sin embargo, él tuvo autoridad. Él estaba bajo Cristo, sin embargo, era el representante de Cristo. Y ahí está el modelo para el liderazgo espiritual, la obediencia sumisa, sacrificial, de un esclavo, unida a la fortaleza, valentía y denuedo de un apóstol.
Finalmente, en estas pequeñas notas de introducción, “Simón Pedro, siervo o esclavo y apóstol de Jesucristo, a los que…” deténgase ahí. ¿Quiénes son, a los qué? Bueno, el capítulo 3, versículo 1, como lo señalé dijo, los mismos que recibieron la primera carta. Si usted regresa al capítulo 1, versículo 1 de la primera carta, usted descubre a quien le está escribiendo. Pedro, apóstol de Jesucristo, a los que, ahí están de nuevo, ¿qué? ¿Quiénes son los que? A los expatriados en la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos.
En otras palabras, la iglesia elegida dispersa en el mundo gentil. No sabemos quiénes son, de manera más especifica que eso, predominantemente gentiles, pero ciertamente algunos judíos que también estaban en la comunión. Probablemente, 2 Pedro es escrita desde Roma, como lo fue 1 Pedro, no más de un año después de 1 Pedro. Nerón murió en el 68 d. C. Pedro murió bajo la persecución de Nerón, nos dice la tradición. Pedro probablemente murió antes de Pablo, debido a que Pablo escribió su carta final desde Roma, y Pedro ciertamente no estuvo ahí en ese entonces. Entonces ya debía haber muerto. 1 Pedro, alrededor del 64, Pedro debió haber muerto antes del 68 o 67 por ahí, o 66.
Entonces es probable que esta fue escrita alrededor del 65, un año después de 1 Pedro. Entonces, fue una epístola de la cárcel. Él era un prisionero, él estaba enfrentando la muerte. Como leí antes capítulo 1 versículo 14 dice, “Sé que en breve debo abandonar el cuerpo.” La tradición nos dice que él fue crucificado y él se rehusó a ser crucificado como su Señor, y pidió que fuera crucificado de cabeza. Las palabras finales para nosotros de este hombre tan, tan prominente acerca de cómo enfrentar los falsos maestros de manera triunfal, y él comienza aquí dónde tiene que comenzar, la primera línea de defensa es nuestra salvación.
Ahora, él nos va a decir tres cosas acerca de nuestra salvación. La fuente de nuestra salvación, el espectro de nuestra salvación, y la certeza de nuestra salvación. Fuente, espectro, certeza. Veamos la fuente. Ya la hemos visto. De regreso al versículo 1. “Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra.”
Ahora identifica esta identificación de nuestra salvación, en términos de su fuente. “A los que habéis alcanzado o recibido.” Esto significa que nuestra salvación es un ¿qué? es un regalo, ¿no es cierto? Lo recibimos. La palabra es una palabra maravillosa, no una palabra común, no una palabra común. Este verbo significa obtener por suerte. Usted recuerda cuando echaban suertes. Era una manera en la que Dios podía providencialmente controlar las circunstancias terrenales, para revelar Su voluntad de manera clara. Llegó a significar “dado por una asignación”.
De manera clara se refiere a algo no alcanzado por el esfuerzo personal, no alcanzado por la habilidad personal, no alcanzado por la dignidad personal, sino algo que vino de manera pura de Dios, conforme Dios controló el darlo. De hecho, es designado a tal grado en ese sentido, que la mayoría de todos los léxicos del idioma griego, dice que significa alcanzar mediante voluntad divina. Dios usó el echar suertes como una manera de revelar Su voluntad, entonces se volvió sinónimo. Recibir por suerte significaba recibir por voluntad divina.
Entonces, Pedro está escribiéndole a creyentes que han recibido su fe debido a que Dios quiso dárselas. Esto es maravilloso. El mismo verbo es usado en Hechos 1:17, por cierto, si usted quiere ver eso. Ahora, ¿qué quiere decir él con una fe, o fe, que han recibido fe? ¿Acaso él quiere decir la fe? ¿Acaso él quiere decir cristianismo, sus doctrinas y su enseñanza? O, ¿no es objetivo, sino subjetivo? ¿Está hablando él del poder para creer? Bueno, permítame responderle eso. Creo que la mejor manera de entender esto es entenderlo como subjetivo. Esto quiere decir que él está hablando del poder para creer. De otra manera no habría razón para decir que han recibido fe del mismo tipo como la nuestra, si él está hablando de la doctrina. Claro que solo hay un cuerpo de doctrina.
Entonces, usted no diría, esta persona recibió el mismo cuerpo de doctrina, como esta persona lo recibió. Solo hay una. Pero si usted quiere decir fe subjetiva, o el poder para creer, decir que esta persona recibió de Dios el mismo poder para creer, como esta persona, ahora usted tiene algo que es sensato. No hay razón para decir que los dos tienen el mismo valor, si usted está hablando de la fe objetiva de la cual solo hay una posibilidad. No. Pedro está diciendo, la salvación es por la fe. Que la fe viene de Dios en términos de su inicio. La fe salvadora, entonces, es de Dios.
Ahora, escuche con cuidado esto. De regreso en 1 Pedro capítulo 1, él dijo: “Que fuimos escogidos conforme a la presciencia de Dios Padre.” Pedro comenzó esa primera epístola hablando del lado de Dios, Él nos escogió. Pedro comienza la segunda epístola hablando de nuestro lado, nosotros creímos. Pero de nuevo, es una fe que es recibida de Dios. Fe es la capacidad para creer, fe es la capacidad para confiar en Dios, y Dios la da. Estamos de regreso en Efesios 2:8-9 ¿no es cierto? “Porque por gracia sois salvos, por medio de la…” ¿qué? “Y esto, no de vosotros, es don de Dios.” La salvación, incluyendo la fe para creer es parte del regalo de Dios.
De acuerdo con 2 Corintios capítulo 4, nuestras mentes están cegadas de tal manera que la luz del evangelio glorioso, no puede ser creído. Somos cautivos en la muerte, de acuerdo con Efesios 2, somos siervos del príncipe de la potestad del aire, somos hijos de desobediencia, que nos dirigimos a la condenación eterna. Estamos muertos en delitos y pecados, estamos ciegos en la oscuridad y no podemos ver, y si creemos es porque Dios nos ha concedido una porción de fe.
Entonces él recibe toda la gloria, aun cuando hablamos del asunto de los dones espirituales en Romanos 12. “Porque mediante la gracia dada a mí, digo a todo hombre entre vosotros que no tenga un concepto más alto de sí que el que debe tener, sino que piense conforme a juicio sano, conforme a la medida de la fe que Dios ha dado a cada uno.” La fe viene de Dios, es medida y concedida a nosotros para la salvación y para el servicio. Escuche Efesios 6:23, “Paz sea a todos los hermanos, y amor con fe de Dios Padre y el Señor Jesucristo.” El amor y la fe y la paz vienen de Dios.
Filipenses 1:29, “Porque a vosotros os ha concedido, por causa de Cristo, no solo que creáis en él, sino que padezcáis por él.” Pero, les ha sido concedido a ustedes por Dios, por causa de Cristo, creer. Usted no puede creer al menos de que Dios le dé a usted fe. 1 Corintios capítulo 12, versículo 9, de nuevo dice con respecto a los dones del Espíritu, “a otro, fe, por el mismo espíritu.” La capacidad de creer para salvación, la capacidad de creer para el servicio, la capacidad en la oración intercesora, todas son medidas dadas de fe que vienen de Dios. Él es el que da este tipo de fe. No es fe humana, natural, que puede entender la salvación. Necesitamos entender eso. No se confunda. Hechos 11:21 dice, “Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran número de los que creyeron se volvieron al Señor.” ¿Por qué creyeron? Porque la mano del Señor estaba ahí.
Ahora, escuche con cuidado lo que digo. La fe humana existe, usted tiene el poder de creer algunas cosas, muy bien. Yo también. Usted cree que puede meter sus llaves en la marcha de su auto, encender el motor, y echa a andar todas las bujías y usted cree que su auto no va a explotar. Usted cree eso cada vez que lo hace. Si usted tiene un motor de ocho cilindros, hay ocho explosiones tan pronto como echa a andar el auto, ocho explosiones en una máquina llena de gasolina. Pero usted cree en la persona que lo hizo, que no va a estallar.
Usted tiene fe para volar en un avión. Yo he volado muchas veces con personas que están al lado de mí diciendo, “Yo nunca entenderé como este avión se queda en el aire. ¿Podrías explicarme como funciona?” No solo eso, usted vuela en un avión y usted ni siquiera puede ver al piloto. Usted tiene fe para ir en un auto en una autopista, aunque no sabe si va a haber autopista del otro lado de la curva y no va a terminar en una caída enorme. Usted tiene fe para comer en un restaurante, aunque nunca ha estado en la cocina. Usted tiene fe para comer en un restaurante cuando usted ha estado en la cocina.
Como puede ver, eso es fe natural. Esa es fe humana. Eso no tiene nada que ver con la salvación. La fe que usted tiene como un ser humano no es el tipo de fe que redime a alguien. La fe que salva es un regalo de Dios. Escuche lo que Pedro dijo de nuevo, ahora en el versículo 1. “Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo una fe.” La primera epístola para los que son escogidos. La segunda epístola, para los que han recibido fe. Las dos van juntas. Somos escogidos por Dios, pero no sin fe. Pero esa fe, es un regalo.
Entonces Dios inicia la fe. Cuando el Espíritu Santo despierta el alma muerta, en respuesta a oír la Palabra de Cristo. Entonces la fe viene de Dios. Sin embargo, todos los hombres son llamados a creer, y aquellos que no creen son condenados para siempre. ¡Que misterio! ¡Que misterio! Ahora, por favor, siga el pensamiento de Pedro. “A los que han alcanzado una fe igualmente preciosa que la nuestra.” Igualmente, isotimos, igual en valor, significa. Es usada en un sentido político, significa igual en rango, igual en posición, igual en honor, igual en precio en el uso económico, igualmente valiosa, igualmente preciosa, igualmente honrada, igualmente privilegiada.
Entonces, lo que él está diciendo aquí es que todos hemos recibido la misma fe de rango, preciosa, de valor, honrada. La fe que tenemos es igualmente preciosa, los privilegios espirituales que la fe traen son igualmente preciados. Escuche esto, no hay cristianos de primera clase, no hay cristianos de segunda clase. Ambos tenemos la misma fe. Eso es lo que Gálatas realmente está diciendo, conforme Pablo escribe en Gálatas 3:28, “No hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer, porque todos son uno en Cristo.”
Usted vino con una fe igualmente preciosa a privilegios igualmente preciosos. La raíz de esta palabra, la raíz de esta palabra es timios, lo cual significa honor, valor o precio. Pedro, por cierto, ama la palabra preciosa, 1 Pedro 1:7, 1 Pedro 1:19, 1 Pedro 2:7, 2 Pedro 1:4, una u otra forma de la palabra preciosa. Le encanta esa palabra. Ahora, ¿qué significa aquí? Que hemos recibido fe del mismo valor. El mismo tipo. ¿Qué quiere decir, “como la nuestra”? ¿Qué quieres decir, con nuestra?
Bueno, algunos dicen que él quiere decir, por cierto, literalmente, con nosotros. Algunos dicen que él quiere decir la misma fe como los apóstoles. Y lo que él está diciendo es que aunque los apóstoles son llamados de manera única por Dios, habiendo visto al Cristo resucitado, y claro, habiendo tenido esas experiencias únicas con el Señor Jesús, y mientras que son bendecidos como testigos oculares de esa resurrección, y mientas que se les ha dado los dones de señales y maravillas, poderes milagrosos, mientras que son los destinatarios privilegiados de revelación divina, no tienen una fe más grande, no tienen una fe salvadora más preciosa que los cristianos ordinarios, comunes y corrientes, simples, del diario. Cada uno de ellos tienen la misma fe salvadora, preciosa.
Bueno, quiero apresurarme a decir que eso es verdad, absolutamente verdad. Eso es absolutamente verdad. Pero, eso no es probablemente lo que Pedro quiere decir aquí. Porque no hay apóstoles que escriben esta carta, solo Pedro. ¿Por qué diría él “nuestra”? Ahí en el versículo 12, cuando él se vuelve personal, el primer lugar en el que él simplemente dice, “Simón Pedro, siervo y apóstol,” cuando él dice, “nuestra,” él podría decir colectivamente con los apóstoles, aunque no están ahí. Pero eso parece empujar el asunto. Si hubiera dicho, “conmigo como un apóstol,” quizás lo habríamos entendido de esa manera. Ahí en el versículo 12 cuando se refiere a sí mismo, él usa el pronombre singular, “Yo, Yo, Yo, Mío, Mío, Mío.”
Entonces, él no está usando nuestra aquí en un sentido colectivo para referirse a más de un apóstol escribiendo esto. Dice usted, “Bueno, si no es con los apóstoles, entonces, ¿de quién está hablando él aquí?” Lo más probable es que él tiene en mente el asunto judío-gentil. Y lo que él está diciendo aquí es, ustedes gentiles dispersos por el mundo gentil, como son identificados en 1 Pedro 1:1, han recibido fe del mismo valor que los judíos, como la nuestra, como los judíos.
Ahora, no podemos ser dogmáticos en esto, él podría referirse de manera colectiva a los apóstoles, pero de manera coherente con otras cosas que Pedro había enseñado y experimentado parece mejor tomarlo como si él hubiera estado haciendo referencia a este asunto judío-gentil. Acompáñeme rápidamente por un minuto al Libro de los Hechos, de regreso al capítulo 11, permítame mostrarle porque prefiero esta interpretación. En Hechos 11:17, de hecho, Pedro está reportando aquí de lo que el Señor hizo con los gentiles, Pedro tuvo un ministerio único a los gentiles, como usted bien sabe.
En el versículo 15 de Hechos 11, Pedro reporta que el Espíritu Santo cayó sobre los gentiles, así como lo hizo en los judíos en Pentecostés. Y después en el versículo 17 él dice, “Si Dios, por tanto, les dio a ellos el mismo don que les dio a nosotros después de creer en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para estar en el camino de Dios, detener a Dios?” Él está diciendo que los gentiles recibieron el mismo don del Espíritu Santo después de haber creído, que recibimos después de que nosotros creímos. Por lo tanto, recibieron el mismo creer, recibieron la misma fe.
Observe el capítulo 15, versículo 8. El versículo 6 dice que los apóstoles y los ancianos se reunieron para ver este asunto en el Concilio de Jerusalén, había mucho debate, Pedro se puso de pie y dijo: “Hermanos, vosotros sabéis que, en los primeros días, Dios escogió que por mi boca los gentiles oyeran la Palabra del evangelio y creyeran. Y Dios, quien conoce el corazón, les dio testimonio a ellos, dándoles el Espíritu Santo, así como lo hizo con nosotros y no hizo distinción.” Observe esto, entre nosotros y ellos, “limpiando, purificando sus corazones,” ¿por qué? “por la fe”. Misma fe. “Ahora, por tanto, ¿Por qué prueban a Dios al colocar sobre el cuello de los discípulos el yugo que ni nuestros padres, ni nosotros hemos podido llevar? Pero creemos que somos salvos mediante la gracia del Señor Jesús, de la misma manera que ellos.”
Me parece que Pedro está más bien enamorado con el mismo fenómeno de salvación con respecto al judío y al gentil. Y cuando usted lleva ese tipo de manera de pensar, a esta epístola, él está diciendo, “Estoy escribiéndole a esos, (gentiles) que han recibido una fe del mismo valor preciado que nosotros, judíos, hemos recibido.” La primera y segunda epístola, escrita a iglesias dispersas en el mundo gentil, constituida primordialmente de creyentes gentiles, el tono ciertamente es más amplio que los judíos. La pared intermedia que separaba ha sido derribada, como Efesios 2 dice. Pedro, recibió una ilustración muy vivida de eso, en Hechos 10, con Cornelio y la visión que él tuvo en su encuentro único con lo sobrenatural.
Y entonces, él estaba enamorado de esta fe igualmente preciosa que le pertenecía al judío y al gentil. Esta palabra, de nuevo, isotimos, era usada de manera particular en el mundo antiguo con extraños y extranjeros que habían recibido ciudadanía por igual en una ciudad. Josefo, escribiendo de Antioquía, dice que, en Antioquía, los judíos recibieron todos los derechos de ciudadanía y eran llamados isotimoi, eran llamados iguales en honor y privilegio con los macedonios y los griegos que vivían ahí.
Entonces, Pedro está dirigiendo su carta a estos isotimoi, tiene una fe que es igual. No hay judío ni gentil, Dios nos ha dado a todos, la misma fe salvadora, la fuente de salvación. Dios. Él nos dio la fe. ¿Y cuál fue el medio? Por, observe el versículo 1, “por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo. Por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo. Esta frase también podría tener varios énfasis. Escuche con mucho cuidado. Justicia puede significar justicia, puede significar algo que es equitativo. Entonces, algunos comentaristas dicen que lo que está escribiendo es esto, “que ustedes gentiles han recibido el poder para creer, la misma fe preciosa, como nosotros judíos, porque Dios es justo y equitativo.”
Y entonces, Él da lo mismo a ambos. Ese es un significado posible. Si tomamos ese significado, entonces está diciendo que Dios no respeta personas, sino que nos ha dado a todos de manera equitativa el mismo tipo de fe preciosa para creer en Jesucristo, seamos judíos o gentiles, y, por lo tanto, somos llevados para recibir. Y entonces, recibimos al mismo Espíritu Santo, recibimos los mismos privilegios espirituales porque Dios es equitativo, nadie es más digno que nadie más, porque nadie es digno. Punto.
Pero, por otro lado, esta palabra maravillosa, justicia, también puede significar la rectitud misma de Dios. El poder mismo, justificador que Dios posee, capacitándolo para redimir a pecadores. En otras palabras, tenemos fe para creer y somos salvos porque la justicia de Dios nos es dada, es la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo imputada a nosotros. Parece que esa última es más coherente con la enseñanza del Nuevo Testamento, que cuando usted tiene la salvación ligada a la justicia de Dios. No está ligada a su aspecto equitativo, tanto como está ligada a su santidad, pureza, justicia, en el sentido sin pecado, la cual es imputada a nosotros, o concedida a nosotros, de Dios, en Cristo.
Entonces, tenemos fe únicamente porque Dios la da. Y somos salvos, únicamente porque Él nos imputa justicia. Él nos concede justicia. Este es el punto central de Pablo. Simplemente de manera rápida. Romanos 3:26, para manifestar como digo, su justicia en el tiempo actual, para que él sea el justo y el justificador del que tiene fe en Jesús. Cuando uno coloca su fe en Jesús, la fe dada por Dios, Dios justifica, misma palabra, Dios hace justos. Romanos 4:5, “Pero al que no obra, sino cree en Aquel que justifica, o hace justo al impío, su fe le es contada por justicia.” En los textos de salvación del Nuevo Testamento, en dónde usted tiene fe y justicia, la justicia no es la equidad de Dios. La justicia es la santidad de Dios imputada al hombre.
Entonces, cuando Dios le da a usted fe para creer, Él entonces le da a usted justicia para ser salvo. Es solo la justicia de Dios imputada a usted que cubre su pecado y hace que usted sea aceptable a Dios. Ese es su punto. Dios, nos hace justos. Dios nos concede Su justicia a nosotros. Somos vestidos con justicia. En Hechos 13:38 y 39, “Sabed hermanos, que, mediante Él, perdón de pecados es proclamado a vosotros, mediante Él, todo aquel que cree es liberado de todas las cosas de las cuales no podían ser liberados mediante la ley de Moisés.” Cuando usted cree usted es liberado de la paga del pecado. La ley de Moisés nunca podía hacer eso. Ese es el tipo de justicia del que estamos hablando.
Ahora, observe por favor que realmente no es la justicia o la equidad de Dios Padre, sino siga este pensamiento. Estamos recibiendo el poder para creer por igual. Y después la salvación, mediante la justicia, ahora observe este título, de nuestro Dios y Salvador Jesucristo. Él no está hablando de Dios Padre, Él está llamando a Jesucristo nuestro Dios y Salvador. La justicia se origina con Dios, pero fluye hacia nosotros a través de Jesucristo.
Gálatas 3:8 dice, “Dios justificará a los gentiles por la fe.” Versículo 9, “Entonces aquellos que son de la fe son bendecidos con Abraham, el creyente.” El versículo 11 dice, “El justo vive por la fe.” De nuevo usted tiene justicia y fe, justicia y fe conectadas. Creer y ser perdonados. Ser hecho justo, estar bien con Dios. Y esta frase a continuación, esta descripción de Jesucristo creo que favorece la segunda interpretación. Es la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo que nos es dada a nosotros.
Por cierto, la construcción griega solo tiene un artículo delante de nuestro Dios. De nuestro Dios y Salvador Jesucristo, haciendo que todo se refiere a una persona. Así es como debemos entender esa frase. Muy importante. Es una persona. Nuestro Dios es Salvador, Jesucristo. Nuestro Salvador Jesucristo es Dios. Todo se encuentra encerrado en eso. Todo encerrado. Por cierto, en las otras cuatro veces que Pedro usa “Salvador,” en el 1:11, 2:20; 3:12, y 3:18 siempre se refiere a Jesucristo. Siempre. Y aquí él está llamando a nuestro Salvador, Jesucristo Dios. Pruebe eso en sus amigos mormones, la próxima vez que presenten el tema. Nuestro Dios y Salvador Jesucristo, Él es Dios. Cualquier consideración de Él menor a esto, es una negación de Su persona.
Escuche Romanos 9:5, para algo de apoyo. “Cristo, según la carne, quien es Dios sobre todos, bendito para siempre.” Cristo es Dios. Cristo es Dios. Tito, capítulo 2, versículo 13, “Esperando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.” ¿Quién está manifestándose? Nuestro Dios y Salvador Cristo Jesús. Hebreos 1:8, “Pero del Hijo, dice él, tu trono, oh Dios, es por los siglos de los siglos.” Y hay más. Jesús es Dios. “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.” Colosenses 2:9.
Escuche esto cuidadosamente, esto es maravilloso. Lo que Pedro está haciendo es lo que hizo en Pentecostés, en Hechos 2:21, él tomó el nombre del Antiguo Testamento para Dios, y lo aplicó a Jesús. Esto es maravilloso. ¿Sabe usted cual era el nombre del Antiguo Testamento para Dios? Salvador. Y lo aplicó a Jesús. Cuándo Él nació, Él debía ser llamado Jesús porque Él, ¿qué? salvará a Su pueblo de sus pecados. Él nació para ser un Salvador. Mateo 1:21.
Permítame tan solo darle un panorama rápido de esto. Pase a Isaías por un momento, simplemente quizás por un minuto y vamos a cubrir unas cuantas escrituras en cierta manera, para enriquecerlo. Y después llegaremos a una conclusión rápidamente. En Isaías 43:3, aquí Isaías le da este título a Dios. “Porque Yo soy Jehová vuestro Dios, el Santo de Israel, vuestro,” ¿qué? “Salvador”. Versículo 11, “Yo, Yo soy Jehová y no hay otro Salvador fuera de mí.” Isaías 45:15, “Verdaderamente tú eres Dios, que se esconde, oh Dios de Israel, Salvador.” Versículo 21, “Declarad y presentad vuestro caso.” De hecho, consulten, ¿Quién ha anunciado esto desde la antigüedad? ¿Quién lo ha declarado desde hace tiempo atrás? ¿No soy Yo Jehová y no hay Dios fuera de Mí? Dios Justo y Salvador.”
Isaías 60, versículo 16, al final del versículo, “Entonces sabréis que soy Yo, Jehová. Yo Soy vuestro Salvador y vuestro Redentor.” Salvador vuestro y Redentor vuestro. Como puede ver, cuando Pedro dice, de regreso a 2 Pedro, que hemos recibido de Dios el poder para creer, una fe igualmente preciosa, seamos judío o gentil, y que por lo tanto somos salvos por la fe conforme la justicia de Dios viene a nosotros. Viene como la justicia de Jesucristo quien es nuestro Dios y Salvador.
Él realmente está usando títulos de Dios para referirse a Jesucristo, la fuente de salvación entonces es Dios, Él nos asigna la fe para creer, y la provee con Su propia justicia, la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo. No se equivoquen amados, la salvación es el regalo de Dios en todo sentido, en todo sentido. Esa es su fuente. La próxima vez, su sustancia. Oremos.
Padre, estas verdades son tan ricas, tan emocionantes para nuestros corazones. Cómo te agradecemos porque hemos sido escogidos por la presencia de Dios Padre. Gracias, porque cuando estábamos muertos en delitos y pecados, y cuando estábamos cegados en nuestras mentes, de tal manera que la luz del evangelio glorioso de Cristo no podía brillar para nosotros, cuando éramos tus enemigos y te odiábamos, nos diste fe para creer y nos diste por igual a todos nosotros, la misma fe salvadora, preciosa.
Y después nos concediste lo único que podía hacernos aceptables para ti, y esa es la justicia misma de Jesucristo, quien es ningún otro que nuestro Dios y Salvador. Y Su justicia nos cubre, como Isaías 61:10 dice, hemos sido vestidos con la túnica de justicia. Somos cubiertos en la justicia de Jesucristo. Su justicia por nuestro pecado, y somos perdonados. Cómo te agradecemos, Señor, por ser la fuente de la salvación. Tú por lo tanto mereces toda la alabanza.
Te la ofrecemos en el nombre de Jesús. Amén.
Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
DERECHOS DE AUTOR © 2022 Gracia a Vosotros
Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros.
This article is also available and sold as a booklet.