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Vamos a continuar hablando esta mañana del asunto de criar hijos. Usted podría llamar esta serie Sombra para los hijos, o supongo que usted también podría llamarla “La guerra contra los hijos” porque de eso hemos estado hablando. No quiero exagerar ese asunto; creo que es obvio para todos ustedes. Pero simplemente para para repasar brevemente, la guerra contra los niños continúa por todo el mundo y en nuestro país, y no es nada nueva. Los niños siempre son los más indefensos. Siempre son los más indefensos de los seres humanos. Son los más fáciles de engañar y son los más fáciles de destruir.

Y los padres tienen el poder de edificarlos o destruirlos. Los padres tienen el poder y la influencia de poner ejemplos nobles y de virtud, y ejemplos de vidas disolutas, disipadas, impías, pecaminosas. Los niños son las víctimas de los padres en sus vidas. Todo lo que es malo en una sociedad eventualmente daña de la manera más fuerte a los niños; esa es la razón por la que la Biblia dice que los pecados de los padres han visitado la tercera y cuarta generación. Cuando usted tiene una cultura corrupta, los niños son los más dañados, y se vuelven tan pecaminosos, o más pecaminosos, que sus padres; y la siguiente generación es incluso peor, y la siguiente incluso peor. Y se necesitan generaciones para revertir eso, si es que llega a ser revertido.

Una de las cosas con las que estamos comprometidos como iglesia, y con las que estamos comprometidos como creyentes, es criar hijos en la disciplina y amonestación del Señor, o la disciplina e instrucción del Señor. Los niños tienen una batalla cuando llegan. Como dijo el salmista, “En pecado me concibió mi madre”, lo cual significa que cuando fue concebido, la naturaleza de pecado era una realidad. Los niños vienen al mundo como pecadores; eso en sí mismo es una batalla. Son virtualmente incapaces de refrenar ese pecado. Son ingenuos. Carecen de sabiduría. Carecen de juicio. Carecen de prudencia—simplemente para usar algunas palabras que Proverbios usa.

Encima de su propia condición caída y su propia ignorancia y su propia falta de sabiduría, heredan la cultura—la cultura colectiva que sus padres han creado, o que el mundo a su alrededor ha creado. No solo heredan esa cultura colectiva, sino que tienen que vivir con la realidad masiva del fracaso de los padres: falta de amor, divorcio, hogares destruidos, pecado de todo tipo. Los adultos siempre han tenido la oportunidad de criar hijos para honrar al Señor, o destruirlos; los adultos siempre están en una posición de destruir niños. Y esto necesita ser examinado con mucho cuidado porque ellos pertenecen a Dios.

En Ezequiel 16 leímos hace un par de semanas atrás en donde Dios dice de los niños que los paganos estaban ofreciendo en sacrificio humano, “Son mis hijos”. Y después en Marcos capítulo 10, Jesús dijo, “Dejad a los niños venir a mí”, versículo 14, “y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios…Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía”. Los pequeños le pertenecen a Él.

La crianza de hijos es una administración. Trágicamente, la mayoría de los padres no cumplen esa administración de una manera que honra a Dios. Como creyentes, tenemos la responsabilidad de transmitir la rectitud a la siguiente generación, y eso es hecho primordialmente por cómo criamos a nuestros hijos. Y hemos estado diciendo que usted tiene que comenzar con el cimiento, y el cimiento es este: el matrimonio es una bendición, los hijos son una bendición, y la crianza de hijos es una bendición. Y los padres son la influencia dominante sobre los hijos.

Atrás en el Antiguo Testamento, vimos el sexto capítulo de Deuteronomio—y solo le recuerdo de él brevemente esta mañana. “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.” En todo lugar y de toda manera, amar a Dios debe dominar su hogar y su vida. Debe ser enseñado a sus hijos.

Ahora eso nos lleva a Efesios capítulo 6, y quiero que lo vea. Efesios capítulo 6, en donde tenemos esencialmente la afirmación del Nuevo Testamento de la responsabilidad de criar hijos que acabamos de leer en Deuteronomio 6. Efesios capítulo 6, versículo 1, “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra”. La sumisión de los hijos; esto está hablando de que los hijos sean sumisos. El Señor espera que los padres le enseñen a los hijos a ser sumisos de dos maneras: obedecer y honrar, obedecer y honrar. La obediencia sin honra puede ser obediencia amarga. La obediencia con honor es una obediencia respetuosa, dispuesta.

Entonces la meta del padre es criar a un hijo que es obediente a los padres y que honra a los padres. ¿Cómo hace usted eso? El versículo 4 lo presenta: Padres, esa es la palabra patera, y puede ser traducida padres, esa es de hecho la palabra para padres; pero también incluye padre y madre. En Hebreos 11:23 es traducida como padres, refiriéndose al cuidado paterno y materno que los padres de Moisés le dieron. Entonces mientras que técnicamente es padres, incluye toda la responsabilidad de la crianza de hijos.

Entonces aquí está la instrucción: No provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor. Este es el deber de los padres resumido en una oración muy breve. Críe a un hijo con verdad y disciplina, verdad y disciplina, para que la promesa de una vida bendecida pueda ser una realidad. Usted debe criar a su hijo para que sea obediente a sus padres y para mostrar honor a sus padres; y la promesa de Dios, como es indicada en el versículo 3 y repetida de Éxodo 20 y Deuteronomio 5, es que él vivirá una vida plena y sea de larga vida sobre la tierra. Si usted quiere que su hijo florezca en la vida, tiene que enseñarles obediencia y honor a sus padres. Y, versículo 4, usted les enseña “la disciplina y amonestación del Señor”. Verdad y disciplina—eso es necesario para criar una generación de hijos piadosos que son bendecidos, y para evitar una generación que simplemente repite los pecados de los padres otra vez y lo transmite a generaciones futuras.

Ahora, ¿cómo es hecho esto? Bueno veamos el versículo 4 y en cierta manera dividirlo un poco. “Padres”, comienza con padres y esa es la razón por la que padres, refiriéndose a padre y madre, pero todavía identifica a los padres como los que guían en esto. Normalmente esa palabra es usada para la cabeza masculina de la familia, pero como dije, también puede referirse a los padres. Pero incluso en una situación de crianza de hijos, el hombre es la cabeza de la mujer, así como Dios es la cabeza de Cristo y Cristo es la cabeza del hombre. Proverbios dice, “Oye, hijo mí, la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección de tu madre”. Entonces la suposición es que es una madre y un padre los que están enseñando al hijo.

Ahora Pablo básicamente estaba viviendo y escribiendo en un mundo en el que el abuso de niños era normal, absolutamente normal. Como le dije la última vez, había una ley romana llamada patria potestas, “el poder del padre”, que significaba que mientras que un hijo viviera, el padre tenía poder de vida y muerte sobre ese hijo; y por cualquier capricho o decisión que él tomara, él tenía el derecho de castigar al hijo o incluso matar al hijo. Cuando un hijo nacía, era colocado frente al padre. Si él quería que el hijo viviera, recogía al hijo; si se volteaba y se iba, el hijo sería matado o vendido a la esclavitud.

Los hijos no deseados eran dejados en el Foro romano para que los recogieran los que querían criarlos como sus propios esclavos o llenar las casas de prostitución de Roma. Y cité a Séneca, “Matamos a un buey salvaje, estrangulamos a un perro loco, le metemos el cuchillo al ganado enfermo…a los hijos que nacen débiles o deformados los ahogamos”. El abuso de niños era mucho más común y mucho más severo, en cierto sentido, en ese entonces de lo que es ahora, aunque no tenían los medios para matarlos en el vientre que tenemos en la actualidad.

Ahora veamos el negativo, en primer lugar, en el versículo 4, “No provoquéis a ira a vuestros hijos”. Algo muy parecido a lo que es afirmado en Colosenses 3, que es un pasaje paralelo. Colosenses 3:21, No exasperéis a vuestros hijos, o no irriten. Realmente son sinónimos: provocar, irritar, exasperar. Podría simplemente ser “hacerlos enojar”. Y la palabra es muy intensa aquí; tiene una preposición enfrente de ella. Es una palabra que significa “estar enojado”. Usted añade una preposición, es un tipo de enojo intenso: No hagan enojar a sus hijos. Es simple. No haga cosas que los hagan enojar. Esa es la manera de destruir una relación con el hijo.

Ahora ¿cómo haría enojar a su hijo? Usted sabe cómo. Usted probablemente sabe qué hacer para que se enoje su hijo. Y usted algunas veces piensa que generar enojo es un positivo porque han entendido el mensaje. Pero la Biblia es explícita: No los hagan enojar. ¿Cómo haría usted eso? Permítame decirle cómo se hace. Una manera es mediante sobreprotección: manténgalos acorralados, no confíe en ellos, no les de libertad, encajónelos, haga reglas interminables para que se sientan atados, para que se sientan más atados que los otros hijos que ellos conocen. Nunca van a interpretar eso como amor. Tiene que tener un poco de flexibilidad, un poco de margen, para que puedan desarrollar responsabilidad al ejercer cierta cantidad de libertad.

Otra manera en la que usted puede exasperar y provocar sus hijos a ira es mediante el favoritismo. Podría sonar así: “Me gustaría que fueras bueno como tu hermana”. No es útil, porque ahora en la mente de ese hijo, su amor es de segunda clase para ese hijo, lo cual cambia la percepción del hijo conforme trata de entender la manera en la que es tratado. No los compare uno con el otro. Cada uno es único. Cada uno necesita que se le dé amor completo y nunca compararlo con otro hermano.

Otra manera de exasperar a sus hijos, simplemente siendo prácticos, es mediante expectativas no realistas. Esto pasa en nuestra cultura todo el tiempo: forzándolos a sacar dieces en la escuela, y si sacan algo menos que eso, asegurándose de que sufran dolor. La mayor parte del tiempo esto tiene que ver con la soberbia de los padres, y la soberbia es un pecado. Genéticamente hablando, quizás no espere usted que saquen mejores calificaciones que usted. Pero ciertamente no debe aplastarlos bajo el peso de la ambición que usted tiene, o la soberbia que usted tiene.

Me acuerdo que visité a una niña en el área de psiquiatría en UCLA que había tratado de matarse a sí misma. Ella se llamaba Tommie Jo, y la conocía, ella estaba en nuestra iglesia. Y el psiquiatra no quería dejarme entrar porque ella estaba en una celda acolchonada; ellos pensaban que ella era un peligro para sí misma. Pero fui persistente, entonces entré. Y yo dije, “Mira, obviamente ustedes no han hecho nada para resolver el problema, ustedes simplemente la metieron en una celda acolchonada. ¿Cómo puedo yo dañarla?” Y entonces me dejaron entrar. Y fui detrás de la fachada que le estaba presentando al psiquiatra, y dije, ¿Qué está pasando? ¿Qué está pasando en tu corazón? Háblame. Y ella dijo, “No importa lo que hago, nunca es suficiente para mi mamá y mi papá”. La gente en este mundo que sus hijos necesitan sentir que están agradando más que a cualquier otra persona es mamá y papá. Las expectativas no realistas los van hacer sentir como fracasos. Ellos van a ser rechazados en su propia mente. Esto es muy conocido por personas que tratan con suicidio de adolescentes.

Otra manera en la que usted puede exasperar a sus hijos es mediante el desánimo, desánimo. “Oh, nunca vas a llegar a nada”. Refuerzo negativo: nada de gratitud, nada de recompensa, nada de aprobación. Usted piensa que, si aprueba a sus hijos, algo está mal con eso. Nada de honor. Lo que eso dice es, “No te has ganado un reconocimiento. No te has ganado una recompensa. No te has ganado amor”. Pero usted necesita amar como Dios ama; y Dios nos ama debido a la gracia, ¿verdad? Usted necesita amar a sus hijos como Dios nos ama, y Él nos ama a pesar de nuestras debilidades, y nos ama generosamente, y ese es un acto de gracia.

Otra manera en la que usted puede exasperar a sus hijos es mediante egoísmo. Algunos padres piensan que nunca deben sacrificarse por sus hijos. Eso está mal. Usted necesita hacer muchos sacrificios por sus hijos, desde el momento en el que llegan hasta que se van de la casa, y después el resto de sus vidas—porque eso es lo que el amor hace. Eso es agapé, es amor sacrificial. Cuando usted nunca sacrifica por su hijo, por algo que su hijo desea, algo que su hijo quiere, anhela, disfruta, se amargan porque lo ven a usted como su enemigo de sus deseos, y sienten que están interrumpiendo la vida de usted y molestándolo a usted. Comunique amor sacrificado. Y lo van a resentir si usted no lo hace.

Otra manera en la que puede exasperar a sus hijos es mediante la impaciencia. No permitirles ser niños: tirar cosas, romper cosas, hacer comentarios torpes, compartir ideas ridículas y deseos de sueño. No los condene. No espere que piensen como adultos. Afirme que por lo menos están pensando. Esto da esperanza.

Ciertamente también puede exasperar y provocar a sus hijos al enojo mediante el descuido: no pasar tiempo con ellos, no pasar tiempo con ellos. Nunca, nunca use el aislamiento como una forma de castigo. Lo peor—esto simplemente soy yo, pero lo peor que usted puede hacer para castigar a un hijo es aislar a un hijo porque esto es lo que se comunica: “No quiero estar contigo”. No debe colocarlos en la cárcel mientras que se sientan y contemplan cuán poco amor y afecto tiene usted por ellos.

Otra manera en la que puede irritar a un hijo es mediante abuso verbal. Los niños tienen un vocabulario muy limitado; usted no. Y hay muchas cosas en el vocabulario que usted tiene que nunca deberían ser pronunciadas en la presencia de un niño. Y no estoy hablando de groserías. Pero usted tiene poder verbal que ellos no tienen. Usted tiene un vocabulario grande. Usted puede aplastarlos con sarcasmo. Usted puede aplastarlos con el ridículo, con palabras hirientes. Eso los frustra mucho. Eso no es lo que usted le hace a la gente a quien usted ama. Así no es como el Señor nos ama. 

Dice usted, “Bueno ¿cómo voy a ordenar mi vida para asegurarme de que no haga ninguna de esas cosas? La respuesta está ahí atrás en el capítulo 5 de Efesios, versículo 18, “Sed llenos del Espíritu”. Deje que el Espíritu controle su vida, la vida de usted.

La mayor parte de la crianza de hijos en cierta manera no es planeada, verdad. No está trazada. Parte lo es, y necesita hacer eso. La instrucción del Señor necesita ser planeada y debe ser intencional. Pero la mayor parte de la vida es solo reaccionar a lo que está pasando. Y usted no debe reaccionar en la carne, debe reaccionar en el Espíritu. Entonces sea lleno del Espíritu.

Si un niño vive con crítica, él aprende a condenar. Si un niño vive con hostilidad, él aprende a pelear. Si un niño vive con ridículo, él aprende a ser penoso. Si un niño vive con vergüenza, él aprende a sentirse culpable.

Si un niño vive con tolerancia, él aprende a ser paciente. Si vive con aliento, aprende a tener confianza. Si vive con alabanza, aprende a valorar. Si vive con equidad, aprende la justicia. Si vive con seguridad, aprende a confiar. Si vive con aprobación, aprende a ver valor en sí mismo. Si vive con aceptación, aprende a amar.

La mayor parte de esto es comunicada en esos momentos que van más allá de algo que usted planea, simplemente conforme la vida viene hacia usted. Entonces no provoque a sus hijos a ira, deles cuidado amoroso. Ese es el negativo. Vea el positivo, el positivo en el versículo 4: “sino criadlos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”.

“Disciplina” es la palabra paideia, la cual básicamente significa “preparación de hijos”. Entrénelos, entrénelos. Es usada en el doceavo capítulo de Hebreos para disciplina. Entrenarlos significa instrucción con recompensa y castigo, instrucción con recompensa y castigo. Criar un hijo demanda enseñanza—-enseñar verdades repetidas, enseñarles cómo pensar, cómo hablar, cómo comportarse—implementada por recompensas y castigo. Y esas recompensas y castigos nunca son dar y quitar amor. La Biblia simplemente dice, Evita la vara y arruina al niño. Asocie usted el dolor con pensar mal, hablar mal, y actuar mal. Así es como usted entrena un niño.

La palabra “instrucción”, nouthesia, es “instrucción verbal con advertencia”. Entonces las palabras no son demasiado diferentes. Usted los entrena a ellos con recompensa y castigo, y después usted los instruye verbalmente. Entonces usted podría decir que la disciplina es lo que usted les hace, y la instrucción es lo que usted les dice. Y la meta es que ellos obedezcan a sus padres en el Señor.

Ahora observe la parte “en el Señor”. Obedezcan a sus padres, porque eso es lo que el Señor requiere. Esto es justo, y ellos no solo obedecerán porque quieren obedecer al Señor, sino que honrarán a padre y madre, y vivirán una vida completa. Si usted regresa por tan solo un momento a Deuteronomio capítulo 6, el cual leí hace un momento, simplemente un recordatorio rápido, versículo 4: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Enséñele a sus hijos que hay un solo Dios. Enséñele a sus hijos que hay un solo Dios, no hay otro Dios.

Versículo 5, enséñele a sus hijos a “amar a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas”. En otras palabras, la obediencia que usted les está pidiendo como padre es porque esto es lo que el Señor ha diseñado para que puedan vivir una vida plena y rica. No es para usted, es para el Señor, para que estén en la posición de ser bendecidos. Entonces ama al Señor.

Después enséñeles, versículo 6, a obedecer. Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. Enséñeles obediencia desde el corazón. Entonces usted les está enseñando a reconocer al Dios verdadero, amar a Dios, obedecer a Dios.

Y después usted les está enseñando en todos los asuntos de la vida, versículo 7: cuando te sientes, cuando camines, cuando te acuestes, cuanto te levantes. Todo en la vida se vuelve un punto de enseñarles acerca del único Dios verdadero que necesitan amar y obedecer.

Y después coloque recordatorios en todos lados, como “una señal en tu mano, o frontales entre tus ojos; escríbelos en los postes de tu casa, simplemente recordándoles constantemente que hay un Dios que debe ser amado y obedecido.

Y después adviértales del mundo, versículo 10: “Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob que te daría, en ciudades grandes y buenas que tú no edificaste, y casas llenas de todo bien, que tú no llenaste, y cisternas cavadas que tú no cavaste, viñas y olivares que no plantaste, y luego que comas y te sacies, cuídate de no olvidarte de Jehová.” Usted siempre está peleando con el mundo. Y el mundo está tratando de hacerle a sus hijos lo opuesto de lo que usted está tratando de hacer. ¿Entiende usted eso? El mundo no es su amigo; el mundo es el enemigo, y el mundo es implacable.

Ahora ¿en dónde comienza este tipo de enseñanza? Vea 2 Timoteo por un momento porque esto es muy importante. ¿En dónde comienza esta enseñanza, criarlos en la disciplina y amonestación del Señor? Vea 2 Timoteo 3:15. Pablo dice, acerca de Timoteo, “y que desde la niñez has sabido las sagradas Escrituras, la Escritura, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Ahí está. Padres fieles, en el caso de Timoteo, padres fieles. Pablo incluso identifica a una madre fiel atrás en el capítulo 1, versículo 5, y una abuela fiel, que desde la niñez instruyeron a Timoteo en las Escrituras que enseñaban la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús.

Usted comienza dándoles el evangelio. ¿Y qué es el evangelio? Dios es santo y demanda santidad. Dios odia el pecado y siempre lo castiga. Dios odia el pecado y siempre lo castiga. Y Dios ha pronunciado juicio sobre todos los pecadores. El pecado hace la paz con Dios imposible y también destruye la paz con otros. Y todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios y se dirigen a la muerte eterna. Y los pecadores no pueden hacer nada para ganarse el perdón. Y usted conoce el evangelio: El remedio es mediante la fe en el Hijo de Dios, quien murió y resucitó por nuestra salvación.

Enséñeles el evangelio una y otra y otra vez. Enseñe a sus hijos a arrepentirse, enséñeles a arrepentirse. No es suficiente decir, Eso está mal, y disciplinar al niño. Enseñe al niño a arrepentirse. Enseñe al niño a rechazar cualquier cosa y todo lo que deshonra a Dios, cualquier cosa y todo lo que deshonra a Dios. La Gran Comisión, enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado, es la Gran Comisión. Y la Gran Comisión comienza en el hogar. Enséñeles todas las cosas que Dios ha mandado en Su Palabra. Enséñele a rechazar todo lo que deshonra a Dios. Enséñeles a amar al Señor Jesucristo y confiar en Él como Salvador. Enséñeles a seguir a Jesús en obediencia, y eso incluye obedecer y honrar a los padres.

Ahora el libro de Proverbios es el manual de esto. Regresemos al libro de Proverbios. Simplemente para recordarle del hecho de que esto fue escrito con este propósito, Proverbios comienza, “Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel. Para entender sabiduría y doctrina, Para conocer razones prudentes, Para recibir el consejo de prudencia, Justicia, juicio y equidad; Para dar sagacidad a los simples, Y a los jóvenes inteligencia y cordura”. Entonces ese es el punto de Proverbios: tomar a los jóvenes y darles la sabiduría que necesitan desesperadamente. Y comienza con el padre y la transmite.

Vea el capítulo 2, versículo 1, “Hijo mío, recibe mis palabras”. Capítulo 3, versículo 1, Hijo mío, no te olvides de mí ley. Capítulo 4, versículo 1, Oíd, hijos, la enseñanza de un padre, Y estad atentos, para que conozcáis cordura. Porque os doy buena enseñanza; No desamparéis mi ley. Porque yo también fui hijo de mi padre, Delicado y único delante de mi madre. Y él me enseñaba, y me decía: Retenga tu corazón mis razones.

Capítulo 4, versículo 10, Oye, hijo mío, y recibe mis razones. Versículo 20: Hijo mío, está atento a mis palabras. Capítulo 5, versículo 1, Hijo mío, está atento a mi sabiduría, y a mi inteligencia inclina tu oído, para que guardes consejo, y tus labios conserven la ciencia”. Capítulo 6, versículo 1, “Hijo mío”. Y simplemente sigue así. Versículo 20, Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la enseñanza de tu madre; átalos siempre en tu corazón, enlázalos a tu cuello. Te guiarán cuando andes, cuando duermas te guardarán; hablarán contigo cuando despiertes”. Eso está basado en Deuteronomio 6.

En el capítulo 7, versículo 1: Hijo mío, guarda mis razones, y atesora contigo mis mandamientos. Versículo 24, Ahora pues, hijos oídme. Capítulo 8, versículo 32: Ahora, pues, hijos, oídme, y bienaventurados los que guardan mis caminos. Y en el capítulo 8 de hecho es la sabiduría llamando; y el versículo 36 dice, “El que peca contra mí, contra la sabiduría, defrauda su alma, todos los que me aborrecen aman la muerte”. Hay un precio alto por rechazar la sabiduría. Entonces esta es la tarea del padre.

El hijo que usted tiene es necio e ingenuo y necesita sabiduría desesperadamente. Vienen al mundo, Efesios 4 dice, entenebrecidos y sin el conocimiento de Dios. Vienen al mundo, ese mismo capítulo, Efesios 4, dice, con la ignorancia dominándolos. De hecho, en Proverbios 22:15 dice, “La necedad está ligada en el corazón del muchacho. La necedad está ligada en el corazón del muchacho”. Proverbios 12:15 dice, El camino del necio es derecho en su opinión. Entonces el niño podría pensar que tiene razón, pero el niño es un necio.

Hay más que tan solo salvación. Comienza con la salvación. Pero en 1 de Corintios 1:30 leemos, Cristo nos ha sido hecho sabiduría de Dios. Entonces cuando usted viene a Cristo, Él se vuelve la fuente de sabiduría continua, porque en Él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. Entonces usted comienza con el evangelio, y después va a la persona de Cristo y todo lo que dijo y todo lo que enseñó de sabiduría divina. Así es como Cristo se vuelve para nosotros justicia, santificación, y redención. Queremos que nuestros hijos tengan la mente de Cristo, 1 de Corintios 2:16, que piensen como Cristo piensa. Esa es la razón por la que vamos al punto que vamos aquí en “Generaciones de Gracia,” al proveer un plan de estudios sin paralelos para niños el Domingo por la mañana, y Club de Aventura el Domingo por la noche, plan de estudios sin paralelos en doctrina sana.

Ahora solo quiero concluir esta mañana al decir dos cosas, me va a tomar un poco de tiempo, así que no empaquen. En Proverbios hay, particularmente en la parte de apertura de Proverbios, algunas lecciones básicas, esenciales. Y voy a cubrirlas—hay unas 9 o 10 de ellas, pero quiero comenzar con dos esta mañana. Y regresemos al capítulo 1 y donde todo realmente comienza.

Proverbios 1:7, El principio de la sabiduría es el temor de Jehová, los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. El principio de la sabiduría es el temor de Jehová—todo comienza con temer a Jehová. Una afirmación parecida se hace en Proverbios 9:10, El temor de Jehová es el principio de la sabiduría. Todo comienza con el temor de Jehová.

Y simplemente resumiéndolo en Proverbios, escuche esto. Proverbios dice que aquellos que temen al Señor—y después incluye todas estas cosas: prolongan su vida, son bendecidos, disfrutan de una vida abundante, y se mantienen libres de la maldad. Esa es una promesa que consume todo. Prolongan la vida, son bendecidos—e incluso apunta, bendecidos más allá de cualquier riqueza terrenal—disfrutan de una vida abundante, se mantienen libres de la maldad. Capítulo 3, versículo 7, “Teme a Jehová, y apártate del mal. Teme a Jehová y apártate del mal”. Eso es lo que pasa cuando usted teme a Jehová: Usted se aparta del mal a Jehová. Proverbios dice que aquellos que temen a Dios duermen satisfechos, evitan la maldad, disfrutan de confianza en el futuro, reciben alabanza, y sus oraciones son respondidas. Tema a Dios. Temer a Dios es el cimiento de toda bendición.

Ahora ¿dónde comienza el temer a Dios? En Lucas 12—solo le voy a leer esto porque es conocido, lo sé, pero quiero refrescar su mente. Cuando usted piensa en temer a Dios, no sé en qué piensa, pero este es un buen lugar donde comenzar, en Lucas capítulo 12, porque ese es el tema ahí. Y escuche estas palabras, Lucas 12:5, Os enseñaré a quién debéis temer, este es Jesús, os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed”. ¿Quién es ese? No Satanás. Es Dios, es Dios. Teman al que tiene la autoridad de quitar la vida y echar a alguien al infierno eterno. Témanlo, témanlo.

Y deben temerlo, debido a Su omnisciencia. Él sabe. Vea el versículo 6, “¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios”. Usted piensa que se va a salir con la suya en algo, piensa que no necesita temer a Dios porque ¿Él quizás no lo sepa? No. Escuche, Dios sabe cuándo se venden pajarillos. Versículo 7, Dios conoce todos los cabellos de su cabeza por número. Eso es para recordarle que Dios soberanamente conoce las más minúsculas de todas las realidades posibles. Usted no escapará. Creo que el castigo eterno es algo acerca de lo cual los niños necesitan saber, y necesitan temer al que tiene el poder del que echar en el infierno. Témalo, entienda Su omnisciencia.

Pero después, versículo 8, aquí está el remedio, “Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios”. Entonces tema a Dios, entienda Su soberanía, y confiese a Cristo como Salvador y Señor, verdad, porque Él es que nos salva de la ira divina. Tanto más podría ser dicho acerca de temer a Dios. Pero ahí es donde usted comienza. Y ese temor, entonces, incluye todos los mandatos de Dios.

Pero quiero mencionar una segunda cosa que Proverbios enfatiza mucho: Hable la verdad, hable la verdad. Esto es un asunto importante en el libro de Proverbios con respecto a la sabiduría. Capítulo 4, versículo 24: “Aparta de ti la perversidad de la boca, y aleja de ti la iniquidad de los labios”. Todos sabemos que nuestra condición caída y nuestra depravación puede salir con prontitud y facilidad de nuestras bocas, y entonces este es un asunto serio en Proverbios. Capítulo 5, versículo 1: “Hijo mío, está atento a mi sabiduría, y a mi inteligencia inclina tu oído, para que guardes consejo, y tus labios conserven la ciencia”. Guarde su boca. Guarde sus palabras. Hable la verdad.  

Allá en el capítulo 6, versículo 12: “El hombre malo, el hombre depravado, es el que anda en perversidad de boca”. En el capítulo 10, versículo 11, “Manantial de vida es la boca del justo; pero violencia cubrirá la boca de los impíos”. Versículo 13: En los labios del prudente se halla sabiduría. Versículo 14: “Mas la boca del necio es calamidad cercana”.

Y él sigue diciendo más de eso, versículo 18: El que encubre el odio es de labios mentirosos, y el que propaga calumnia es necio. Versículo 19: En las muchas palabras no falta pecado; mas el que refrena sus labios es prudente. Plata escogida es la lengua del justo; mas el corazón de los impíos es como nada. Los labios del justo apacientan a muchos, más los necios mueren por falta de entendimiento. Hasta abajo en el versículo 31: La boca del justo producirá sabiduría; más la lengua perversa será cortada. El versículo 32 dice, La boca de los impíos habla perversidades.

En Proverbios, escuche esto, los labios de los justos hablan verdad, hablan sabiduría. Los labios de los justos, las palabras de los justos, permanecen para siempre. Son una fuente de vida, son un árbol de vida. Son como plata escogida; son tan satisfactorios que alimentan a otros, traen sanidad, traen liberación—porque son verdaderos, pacientes, amables, sabios, honestos, puros, suaves, gentiles, lentos para la ira. Son bocas que hablan para el Señor. Por otro lado, las bocas de los necios derraman palabras torcidas, necedad, violencia, odio, malicia, demasiadas palabras, contienda, ruina, calumnia, menosprecio, chisme, desgracia, fuego consumidor, malicia, y perversidad. Dios odia las mentiras; por lo tanto, Su juicio es sobre los mentirosos.

Escuche el Salmo 58:3, “Se apartaron los impíos desde la matriz”. ¿Cómo sabemos eso? Se descarriaron hablando mentira desde que nacieron. Es natural en el ser humano el ser un mentiroso; y usted lo oye desde el niño más pequeño, que dijo, No, no hice eso, cuando usted sabe que lo hizo—porque nacen en el reino de las tinieblas. Su padre es el diablo, y él es un mentiroso desde el principio.

En Proverbios 6, conocido, versículo 16: “Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente, El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal, El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia entre hermanos. De las siete solo una es repetida, y esa es las mentiras, mentiras.

La gente que ama a Dios ama la verdad, porque Dios es verdad. La gente que ama Su Palabra ama la verdad, porque Su Palabra es verdad. La gente que ama a Cristo ama la verdad, porque Él es la verdad. Los labios mentirosos muestran menosprecio hacia Dios. Y en particular, es muy interesante, en Proverbios 29:12 dice, Si un gobernante atiende la palabra mentirosa, todos sus servidores serán impíos. Si usted tiene a un mentiroso a cargo como gobernante, toda la gente honesta lo abandona, y él se queda con los mentirosos. Proverbios 13:5 dice esto porque el justo aborrece la palabra de mentira. Y Proverbios 17:7 llega al punto de decir que los labios mentirosos no convienen al príncipe. Los gobernantes que mienten, mienten para abusar de la gente para su propia ganancia.

Proverbios 26:28, La lengua falsa atormenta al que ha lastimado. Cuando le mienten a usted, están abusando de usted, están tratando de aplastarlo. Le voy a mostrar una ilustración de esto, una muy poderosa en Jeremías capítulo 5. Jeremías, profeta, profetizando en Judá antes de la Cautividad babilónica, la venida de los babilonios y la destrucción de Jerusalén y la deportación del pueblo judío de regreso a Babilonia. Y él está proclamando este juicio, una y otra vez proclamando este juicio, y es difícil para él. Está llorando mientras que lo proclama; y él vivió hasta la cautividad, e incluso estuvo ahí en la cautividad de Babilonia.

Pero quiero que vea como comienza el capítulo 5. Aquí está el mensaje de Dios: Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora, e informaos; buscad en sus plazas a ver si halláis hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque verdad; y yo la perdonaré. ¿No es eso sorprendente? Él está a punto de traer la cautividad babilónica, el juicio masivo, la máquina de muerte de los Babilonios, para matar a los judíos”. Lo único que quiero es encontrar a una persona que sea veraz—una persona.

Entonces Jeremías está diciendo, “Dios, ven y ve”. Versículo 3, “Oh Jehová, ¿no miran tus ojos a la verdad?” Ven y ve. “Los azotaste, y no les dolió; los consumiste, y no quisieron recibir corrección; endurecieron sus rostros más que la piedra, no quisieron convertirse”. Has mostrado tanta gracia. Les has advertido y advertido y advertido y advertido, y no se arrepienten.

¿Puede encontrar usted a una persona que dice la verdad? Permítame decirle algo; cualquier crimen es posible para un mentiroso, cualquier crimen, porque él está entrenado para encubrirlo. Él está en el negocio de encubrirlo. Aquellos que están dedicados a la verdad tienen el refreno necesario: debido a que usted está comprometido con la verdad, lo refrena a usted de ciertos pecados porque usted no tiende a mentir. Pero si usted es un mentiroso, entonces no hay crimen que no cometerá porque usted no tiene dicho refreno.

Instruya a sus hijos fuertemente en decir la verdad, porque eso en sí mismo, ese sentido de responsabilidad de ser veraz, es un guardián sobre sus tentaciones, porque será extraño para ellos pecar y después mentir en eso porque han sido instruidos en hablar la verdad. La persona veraz tiene una aversión fuerte a mentir, una aversión fuerte a mentir. Un mentiroso, y lo vuelvo a decir, va a cometer cualquier crimen.

En Israel, versículo 2, el pueblo era infiel a sus promesas; versículo 2, Vive Jehová, eso es por lo que juraban, les estoy diciendo la verdad, vive Jehová, la cual en nuestro idioma local sería, “lo juro por Dios”, y después, “juran falsamente”. Son infieles a sus juramentos porque son mentirosos entrenados.

Versículo 4, “Pero yo dije: Ciertamente éstos son pobres, han enloquecido, pues no conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios. Iré a los grandes, y les hablaré; porque ellos conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios. Pero ellos también quebraron el yugo, rompieron las coyundas. Por tanto, el león de la selva los matará, los destruirá el lobo del desierto, el leopardo acechará sus ciudades; cualquiera que de ellas saliere será arrebatado; porque sus rebeliones se han multiplicado, se han aumentado sus deslealtades.” ¿Por qué? Porque están cómodos con mentir. Van a hacer lo que sea. Son infieles a sus juramentos. Son infieles a su Dios. Tienen el conocimiento de Dios; conocen el camino del Señor, por lo menos históricamente. Conocen las ordenanzas de Dios—las violan todo el tiempo. Son infieles a sus compañeras de matrimonio.

Vea el versículo 7: ¿Cómo te he de perdonar por esto? Sus hijos me dejaron, y juraron por lo que no es Dios. Los sacié, y adulteraron, y en casa de rameras se juntaron en compañías. Como caballos bien alimentados, cada cual relinchaba tras la mujer de su prójimo”. Los mentirosos no serán fieles a su cónyuge, su compañera de matrimonio. Los mentirosos corrompen todo en todos lados.

Versículo 10, Escalad sus muros y destruid, pero no del todo; quitad las almenas de sus muros, porque no son de Jehová. Porque resueltamente se rebelaron contra mí la casa de Israel y la casa de Judá, dice Jehová. Negaron a Jehová, y dijeron: Él no es”. Ellos literalmente negaron las providencias y el poder de Dios. No le están dando honor a Dios por las bendiciones que han recibido. Han mentido acerca de Dios. No vinieron de Él. Ellos mienten de todo.

Abajo en el versículo 19, Y cuando dijeren: ¿Por qué Jehová el Dios nuestro hizo con nosotros todas estas cosas?, entonces les dirás: De la manera que me dejasteis a mí, y servisteis a dioses ajenos en vuestra tierra, así serviréis a extraños en tierra ajena. Van a la cautividad, ustedes, porque Me han sido infieles. Y la marca primordial de esa infidelidad fue las mentiras incesantes.

Abajo en el versículo 25, “Vuestras iniquidades han estorbado estas cosas, y vuestros pecados apartaron de vosotros el bien. Porque fueron hallados en mi pueblo impíos; acechaban como quien pone lazos, pusieron trampa para cazar hombres. Como jaula llena de pájaros, así están sus casas llenas de engaño, engaño”. Los líderes mentirosos son eficaces en toda manera de maldad posible y concebible. Y lo estamos experimentando ahora, ¿no es cierto? Mentiras, mentiras, mentiras, mentiras de todo. Enseñe a sus hijos a decir la verdad.

En Jeremías capítulo 7, versículo 8: He aquí, vosotros confiáis en palabras de mentira. Vosotros confiáis en palabras de mentira”. Capítulo 7, versículo 8, fue ese. Capítulo 9, “Oh, si mi cabeza se hiciese aguas—este es Jeremías llorando—y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo. Oh, quién me diese en el desierto un albergue de caminantes, para que dejase a mi pueblo, y de ellos me apartase. Porque todos ellos son adúlteros, congregación de prevaricadores. Hicieron que su lengua lanzara mentira como un arco, y no se fortalecieron para la verdad en la tierra; porque de mal en mal procedieron”.

De nuevo, lo digo, si su hijo está cómodo como mentiroso, no hay crimen que ese hijo no pueda cometer. Entonces enséñeles a temer a su Dios y a cuidar sus palabras. Esas son las dos lecciones iniciales, habrá más por venir.

Padre, te agradecemos porque nos has dado instrucción tal clara, práctica, útil. Y queremos ser fieles en implementar eso conforme Te servimos en la función de padres y familia extendida. Queremos ser fieles en contribuir a la crianza de hijos en la disciplina e instrucción del Señor. Queremos darles el evangelio, enseñarles a arrepentirse, enseñarles a creer, enseñarles a obedecer, enseñarles a honrarte a Tí, en primer lugar, al honrar a sus padres, y obedecer todo lo que Tu Palabra manda.

Queremos ser una iglesia, Señor, que es fiel en nuestras vidas personales y fiel en nuestras familias. Dios, danos mucha gracia para rescatar a niños del enemigo, quien es tan implacable y viene contra ellos en toda manera posible, mediante todo medio de comunicación, mediante sus maestros en la escuela, mediante las influencias de la cultura que están por todos lados. Ayúdanos a ir contra todo esto, a pelear contra el mundo que busca destruirlos al criarlos para amarte a Ti. Oro porque Tú muestres Tu salvación a los pequeños, los jóvenes aquí. Incluso oro porque puedas rescatar a muchos en otros lugares al traerles el evangelio, para que puedan creer. Amén.

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