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El engaño es la estrategia clave de Satanás, y él es el dios de este mundo y usa el engaño de toda manera posible en la que puede. Esta mañana solo quiero hablar de la realidad del engañó, de una narrativa muy clara en la Escritura. Quiero que vaya a Mateo capítulo 26.

Ahora, usted va a tener que tener su Biblia a la mano porque vamos a hacer algo como lo que hemos estado haciendo, al cubrir porciones grandes de la Escritura, juntos. Simplemente para recordarles el hecho que Satanás es un engañador, él plantó a un engañador entre los doce discípulos, ahí junto a los fieles. Esta siempre ha sido su estrategia. He estado leyendo algunas encuestas en esta última semana, en los que se le han hecho preguntas, entre comillas, a evangélicos, evangélico es un término que viene del término griego euangelizo, que significa predicar el evangelio.

Entonces, supuestamente, creyentes en el evangelio. Y dicen que la mayoría de los que creen en el evangelio están de acuerdo que Jesús fue creado por Dios Padre. La mayoría de los evangélicos creen que Dios acepta cualquier religión y deja que entre gente a Su cielo. Esos son los evangélicos contemporáneos. No es verdad. Un verdadero creyente en el evangelio no cree que Jesús fue un ser creado. Una encuesta dice que una tercera parte de los evangélicos no cree que Jesús es Dios. Ningún cristiano verdadero diría eso, los herejes dicen eso, los apóstatas dicen eso, y aquellos que rechazan el evangelio dicen eso.

Pero de alguna manera, se ha vuelto aceptable creer eso y de esa manera también ser considerado un evangélico. Si usted piensa que la pandemia ha creado confusión, simplemente recuerde que esa confusión tiene que ver con la vida temporal. La confusión a nivel espiritual es mucho peor, porque tiene que ver con la vida eterna. Entonces, quiero contarle una historia que nuestro Señor proveyó en el libro de Mateo y algunos de los otros escritores de los evangelios.

Pero quiero regresar a la historia un poco y contarle de dos predicadores. A mitades del siglo veinte, aquí en Estados Unidos hubieron dos evangelistas jóvenes, muy dotados, llegaron a la escena juntos. Ustedes conocen uno de ellos muy bien, Billy Graham. Su historia es conocida. El otro, probablemente no han oído de él, su nombre fue Carlos Templeton. Junto con Billy Graham, Carlos Templeton y otro predicador llamado Torrey Johnson, a quien conocí y por quien prediqué cuando era joven, fundaron lo que es conocido Jóvenes para Cristo, para alcanzar a los jóvenes con el evangelio.

Siempre se dijo que Carlos Templeton fue el predicador más dotado. Él era inteligente, él era irresistible en su personalidad, era atractivo, era eficaz, era bien parecido. En 1946, la Asociación Nacional de Evangélicos le dio un premio, un premio raro llamado Mejor Usado por Dios. ¡Qué cosa tan ridícula! Como si ellos supieran. Y se lo dieron a Carlos Templeton, él y Billy Graham predicaron juntos y eran llamados Los Gemelos de Polvo de Oro. Carlos Templeton sobresalía por encima de Billy Graham, él era más elocuente, él era más brillante, él era un orador más pulido.

Y los dos salieron en una gira de predicación a Europa, fueron a Inglaterra, Escocia, Irlanda, Suecia, otros lugares. Tuvieron un programa semanal de televisión que cubría a la nación, CBS, NBC, a lo largo de los 1950’s. Fueron plantadores de iglesia, Carlos Templeton se involucró en eso, Carlos Templeton se volvió un pastor, él tuvo conferencias de jóvenes con miles de personas, él fue al Seminario de Princeton, él le predicó por todos los Estados Unidos de Norte América a multitudes de veinte mil personas. Él predicó durante una semana entera en la Universidad de Yale, Carlos Templeton.

Él estaba en la cúspide de su ministerio en los 1950’s cuando él anunció que él era un agnóstico, lo cual quiere decir que él no sabe en qué cree. Él rechazó a Cristo, él rechazó el evangelio, él rechazó la Escritura, él leyó, dice él en su biografía a Tomas Paine en diez días. Más allá de eso él leyó a Voltaire, Bertrand Russell, Robert Ingersoll, David Hume, Aldous Huxley – una lista de ateos. Él abandonó todo el cristianismo y toda la verdad bíblica, se volvió un periodista en Canadá. En 1999, él escribió una memoria de su vida, titulada: “Adiós a Dios.” Y ahí él presentó una lista de razones por las que él rechazó el cristianismo y se volvió un ateo. Dejó todo el ministerio en ese punto en 1957, regresó a Canadá, entró a la oscuridad eterna y a la apostasía. Blasfemó a Cristo por los años que le quedaban y murió en incredulidad total.

¿Hay otros predicadores como él? Claro, ¿Sabemos que son fraudes? No siempre. Pero así es como Satanás opera. Pero quiero que vea dos predicadores más, que nuestro Señor nos presentó en la historia maravillosa de Mateo 26 y 27. Esta es una historia de dos predicadores, y una historia de dos tristezas. Es una historia de dos hombres que usted conoce muy bien. Ambos tuvieron el privilegio excepcional, ambos la oportunidad excepcional que jamás se le ha concedido a cualquier ser humano.

Ambos fueron llamados por Jesús de manera personal, ambos respondieron a ese llamado, y ambos siguieron a Jesús mediante el tiempo de Su ministerio. Y ambos declararon de manera repetida, su devoción personal al Señor Jesucristo. Ambos fueron preparados de manera personal por Jesús para el ministerio. Ambos fueron instruidos de manera personal por Jesús, diríamos en términos contemporáneos, estuvieron en su grupo pequeño. Les enseñó mediante preceptos, les enseñó mediante proposición, les enseñó mediante ejemplo, les enseñó a conocer a Dios, a conocer la voluntad de Dios, la Palabra de Dios, y a vivirla de manera obediente.

Ambos vieron todos los milagros que Jesús hizo, ambos vieron la revelación amplia de Su naturaleza divina, diariamente, ambos vieron Su poder sobre los demonios, Su poder sobre la enfermedad, Su poder sobre la muerte, Su poder sobre la naturaleza. Ambos lo oyeron respondiendo toda pregunta teológica de manera perfecta, de manera veraz, clara y profunda. Ambos lo vieron evaluar a toda persona que jamás conoció de manera perfecta, y de manera veraz en términos de la condición del corazón de esa persona.

Ambos fueron confrontados diariamente con la realidad del pecado y sus efectos y la necesidad de salvación. Ambos fueron instruidos acerca del cielo eterno, ambos fueron instruidos del infierno eterno, ambos recibieron y usaron el poder disponible del Señor Jesús para llevar a cabo milagros de curación, incluso ejercieron autoridad sobre los demonios. Ambos predicaron a Jesús como Mesías, y Salvador, Hijo del hombre, Hijo de Dios, y compartieron todo esto juntos. Fueron expuestos al Señor Jesucristo exactamente de la misma manera.

Y hay más. Ambos fueron pecadores, y lo sabían bien. Ambos experimentaron una culpabilidad abrumadora con respecto a su pecado. Ambos se entregaron a Satanás para llevar su causa en contra del Hijo de Dios. Ambos traicionaron a Jesús de manera osada, enfática y pública, y lo traicionaron al final de sus años con Él, apenas antes de que Él fuera crucificado. Ambos fueron devastados por lo que habían hecho. Uno, a pesar de su traición impía del Salvador es considerado tan honorable como un hombre, tan exaltado como persona, que millones de personas han recibido su nombre durante los siglos. Es amado, él es considerado noble, algunos de ustedes incluso tienen su nombre: Pedro, Piedra.

El otro es considerado tan deshonroso, tan menospreciable, que, aunque su nombre significa alabanza, nadie tiene su nombre. Y ninguno de ustedes lo tiene, ninguno llamaría a su hijo usando ese nombre, el nombre significa alabanza. Es el nombre más odiado y menospreciado en el mundo, incluso ha sido ilegal en algunos países europeos darle a un hijo ese nombre. Su nombre es Judas. Uno, aquellos de nosotros que conocemos a Cristo, todo vamos a conocer, porque ese traidor del Señor Jesucristo está en el cielo. El otro, aquellos que rechazan a Cristo quizás lo conozcan si hay reuniones en el infierno, porque ahí es donde él está junto con otros predicadores como él.

Uno de estos predicadores murió en suicidio, ahorcándose a sí mismo, eternamente alejado. El otro, murió como santo, crucificado de cabeza, y fue llevado a la gloria. Dos hombres, 24/7 durante tres años el uno con el otro, con Jesús, y terminaron separados lo más lejos que alguien puede estar separado, tan lejos como está el cielo del infierno. Uno tiene su nombre siempre primero en toda lista de los doce, el otro tiene su nombre siempre al final en toda lista de los doce. Uno coronado en el cielo, el otro consignado al infierno.

Sin embargo, ambos traicionaron a Jesús. Ambos lamentaron esa traición, ambos lo sentían, uno es honrado en el cielo, el otro es castigado en el infierno. ¡Qué contraste! No podían ser más parecidos, no podían haber terminado de manera más diferente. La salvación no puede ser por obras porque esencialmente ambos hicieron lo mismo; no puede ser por conocimiento, porque ambos tuvieron la misma información, se les enseñó la misma verdad.  ¿Qué hizo la diferencia? ¿Que hizo la diferencia?

Ahora, este es un mensaje importante porque las iglesias están llenas de Pedros y de Judas, y estoy convencido de que hay muchos Judas que no saben que son Judas, personas que están sentadas uno al otro del otro oyendo la misma verdad, teniendo la misma experiencia, viendo la misma expresión de gracia divina y poder en la vida de la gente, sirviendo, pero al final van a terminar lo más que alguien podría estar. La historia de ambos, de estos hombres, está en Mateo 26. Veámosla.

Versículo 1, “Cuando hubo acabado Jesús todas estas palabras,” palabras por cierto acerca del castigo eterno, y de la vida eterna, como el versículo 46 lo indica, “dijo a sus discípulos. Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del hombre será entregado para ser crucificado.” A ellos no les gustó oír eso, pero eso es lo que el Señor les ha estado diciendo de manera regular, desde que comenzaron a viajar hacia Jerusalén.

De regreso, en el capítulo 16, versículo 21, “Desde ese entonces, Jesús comenzó a mostrarles a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén, sufrir muchas cosas por parte de los principales sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día, constantemente les habló de Su muerte venidera.” En el versículo 3, descubrimos que fue planeado que “los principales sacerdotes, los escribas, los ancianos del pueblo se reunieron en el patio del sumo sacerdote llamado Caifás, y tuvieron consejo para prendar con engaño a Jesús y matarle. Pero decían: No durante la fiesta, para que no se haga alboroto en el pueblo.” Querían que estuviera muerto porque atacó su religión hipócrita, falsa, pero no querían comenzar un alboroto porque era tan popular con el pueblo y estaban tratando de planear como hacer esto.

En el versículo 6: “Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, vino a él una mujer con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa. Al ver esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio? Porque esto se podía haberse vendido a gran precio, y haberse dado a los pobres.” Dice ahí que los discípulos dijeron, pero en Juan 12:4 dice que fue Judas. Fue Judas, ¿Por qué estaba protestando? Juan nos dice, porque él estaba a cargo de la bolsa de dinero. Él ya había decidido salirse, él ya había desperdiciado tres años y quería sacar tanto dinero como pudiera al salir.

Aquí está realmente la primera revelación de su persona. Ninguno de sus discípulos sospechaba de Judas, ninguno. Pero él se revela a sí mismo al enojarse porque esto está siendo desperdiciado cuando el dinero podía haber sido colocado en la bolsa, y dijo eso porque él estaba a cargo de la bolsa. Versículo 12, “Porque al derramar sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura.” Este es otro golpe aplastante para Judas. Judas quiere dinero, él quiere poder, él estaba aferrado a la esperanza mesiánica de Jesús hasta el final, él quería importancia primordialmente estaba motivado por la avaricia, la codicia y ahora él oye que Jesús va a morir, y Jesús va a ser sepultado y todas sus esperanzas en tres años de su vida persiguiendo este sueño de prominencia y poder y dinero están siendo despedazados. Toda esta plática de la muerte, es más de lo que él puede tolerar.

Entonces, en el versículo 14, uno de los doce que se llamaba Judas Iscariote, Judas de la ciudad de Queriot, el único no galileo, fue a los principales sacerdotes y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata. Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle.” Por cierto, según Éxodo 21:32, treinta piezas de plata era el precio de un esclavo. Esto es sorprendente, decepción, podemos entenderlo, traición es sorprendente, dado que había estado con el Señor durante tres años, dado que él había estado expuesto a todo, este es la relación más perfecta, el ambiente más perfecto en el que un ser humano puede estar. Y la realidad sorprendente es ¿cómo es posible que alguien que habiendo estado tres años con Jesús, le dé la espalda y lo traicione por dinero? Pero ese fue Judas.

Ahora estamos en la semana de la pasión y es jueves por la noche, versículo 17, y van a ir a comer la pascua. Versículo 18. El Señor dice: “Id a la ciudad a cierto hombre, y decidle: El maestro dice: Mi tiempo está cerca, en tu casa celebraré la pascua con mis discípulos. Y los discípulos hicieron como Jesús les mandó, y prepararon la pascua. Cuando llegó la noche se sentó a la mesa con los doce.” Doce discípulos. “Y mientras comían,” versículo 21, “dijo: De cierto os digo que uno de vosotros me va a entregar.” Sería difícil imaginarse la sorpresa, el horror, la impresión. Y no tenían idea de quien sería ese traidor, y tuvieron la suficiente honestidad con su propia pecaminosidad de pensar que podría ser uno de ellos.

Versículo 22: “Y entristecidos en gran manera comenzó cada uno de ellos a decirle: ¿Soy yo, Señor? Entonces, él respondiendo, dijo: El que mete la mano conmigo en el plato, ése me va a entregar. A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas !!ay de aquel hombre,” ay significa maldecir o condenar. “!!Ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido. Entonces respondiendo Judas, el que le entregaba, dijo: ¿Soy yo, Maestro?” Él necesitaba decir eso, porque todos lo estaban diciendo. “Jesús le dijo: Tú lo has dicho.”

Creo que eso es lo más horrendo que se puede decir de un ser humano, “Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido, porque una vez nacido, nunca morirá.” Judas no puede esconderse de Jesús. Ahí en el versículo 30: “Y cuando hubieron cantando el himno, salieron al monte de los Olivos.” Esa tarde, esa pascua se acabó, el traidor fue desenmascarado, Jesús se llevó con Él a Pedro, Jacobo y Juan para orar porque Él tenía que derramar Su alma al Padre. Comenzando en el versículo 36, usted lo tiene a Él viniendo a Getsemaní, y les pide que oren con Él, pero todos se quedan dormidos. Cada vez que Él regresa, ellos están durmiendo.

Versículo 43, vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño. Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras. Entonces, vino a sus discípulos y les dijo: Dormid ya, y descansad. He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores.” ¿No pudieron orar conmigo conforme enfrentaba esto? “Y él dijo: Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega.”

En ese punto Judas entra en acción, versículo 47, “Mientras todavía hablaba, vino Judas, uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo.” Observe como Judas es identificado, uno de los doce. Siempre, siempre identificado de esa manera en los evangelios, siempre para mostrar la maldad y el asombro de la traición de este hombre. En este punto, claro, Satanás entró en Judas. En Juan capítulo 6, versículo 70, Jesús viendo a sus discípulos dijo, viendo a sus discípulos, uno de vosotros es un diablo, uno de vosotros es un diablo.

Juan 13, versículo 2, dice que el diablo puso en el corazón de Judas traicionar a Jesús. Y en Juan 13:27 dice que Satanás entró en Judas. Uno de ustedes es un adversario, ese era Judas. El diablo puso en su corazón traicionar a Jesús, le dio el pensamiento, y después tomo control total, Juan 13:27, entró en Judas. Él fue poseído por Satanás. Versículo 48: “Y el que le entregaba les había dado señal diciendo: Al que yo besare, ése es, prendedle. Y enseguida se acercó y dijo: !!Salve, Maestro! Y le besó,” de manera repetida, en el original. “Y Jesús le dijo: Amigo,” y usó, por cierto, no la palabra normal para amigo, sino asociado. “Amigo, ¿a qué vienes? Entonces se acercaron y echaron mano a Jesús, y le prendieron.”

En ese punto pasamos al versículo 57: “Los que prendieron a Jesús le llevaron al sumo sacerdote Caifás,” y usted conoce el resto de la historia de los juicios. Pase al versículo 65: “Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo:” con respecto a Jesús, “!!Ha blasfemado!” !!Ha blasfemado! Blasfemado al declarar que Él es el Hijo de Dios. “¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia. ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: !!Es reo de muerte! Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban diciendo: Profetízanos, Cristo,” Mesías, “quien es el que te golpeó.” La acción de Judas llevó a esta blasfemia verdadera conforme los líderes judíos blasfemaron al Hijo de Dios.

Vaya al capítulo 27, versículo 1: “Venida la mañana, todos los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo entraron en consejo contra Jesús, para entregarle a muerte. Y le llevaron atado, y le entregaron a Poncio Pilato, el gobernador.” Solo quiero señalar una palabra en el versículo 1, todos los principales sacerdotes, todo el Sanedrín, todos los ancianos del pueblo, todos ellos entraron en consejo contra Jesús para entregarle a muerte, fue una decisión unánime.

Después, la tragedia de Judas llega a su momento crucial, versículo 3. “Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido, (devolvió arrepentido) las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y los ancianos, diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? !!Allá tú!” Nos diste lo que queríamos, tú nos llevaste a Jesús en la oscuridad. “Y arrojando las piezas de plata, (y arrojando las piezas de plata) en el templo, salió,” y un fin muy simple, “y fue y se ahorcó. Los principales sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas.”

Esa es una afirmación de legalismo, como ningún otro que he leído. Están a punto de matar al Hijo de Dios, pero no van a romper una de sus reglas ridículas. “No es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre.” Iban a tomar el dinero y ejecutar al Mesías, pero no iban a colocarlo en el tesoro del templo. Y después de consultar, compraron con ellas el campo del alfarero, para sepultura de los extranjeros. Por lo cual aquel campo se llama hasta el día de hoy: Campo de sangre. Así se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, según precio puesto por los hijos de Israel; y las dieron para el campo del alfarero, como me ordenó el Señor.”

Y, por cierto, eso es de Zacarías capítulo 11, pero menciona a Jeremías, porque es Jeremías quien en cierta manera fue la cabeza de la lista de los profetas. La lista de los profetas del Antiguo Testamento hebreo comenzaba con Jeremías. La tragedia horrible de Judas, la tragedia más grande de la historia humana debido a la oportunidad sin paralelos. Sabe una cosa, nuestro Señor dijo al que mucho se le da, mucho se le demandará. Él dijo eso como una advertencia. Una advertencia, usted no debe estar demasiado cercano a la verdad, porque las implicaciones de rechazarla son más severas que cualquier cosa que usted podría hacer.

Judas es la tragedia más grande de la historia humana, debido a su privilegio sin paralelo. Él es definitivo en la oportunidad desperdiciada. Él fue avaro, él fue materialista, él amaba el dinero, él estaba motivado por un deseo por las riquezas, tan fuerte fue su avaricia egoísta que literalmente podía en medio de la verdad viviente, podía irse al infierno a propósito. Él se amaba a sí mismo demasiado. El rechazo la verdad de manera demasiado fácil, y él resintió a Jesús con demasiada fuerza. La demostración más poderosa de oportunidad desperdiciada, en toda la historia. Ese es Judas.

Pero nuestro Señor hace que el escritor entreteja la historia de Pedro. Entonces, regresemos al capítulo 26, versículo 20, ¿qué está pasando con el otro de estos dos discípulos, estos dos predicadores? Recogemos la historia en dónde estuvimos ahí hace un momento. “Cuando llegó la noche se sentó a la mesa con los doce.” Ahora llegamos al versículo 26: “Y mientras comían, tomó Jesús el pan y bendijo y lo partió, y dio a sus discípulos. Y dijo: Tomad, comed, esto es mi cuerpo.”

Por cierto, Judas ya se fue ahí atrás en el versículo 14, él se había ido, solo estaban los once. Estaban juntos para el establecimiento de la cena del Señor. En el versículo 30, volvemos a ver: “Y, cuando hubieron cantado el himno salieron al monte de los Olivos. Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche.” Eso simplemente es sorprendente, es un shock. Todos se ven como Judas potenciales. “Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas.” Ese es Zacarías 13:7. Es una profecía, y sucedió.

Pero versículo 32, “Después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea.” Esa es una afirmación tan importante, porque nuestro Señor está diciendo: “Después de su deserción, van a regresar.” No como Judas, quién se ahorcó, y el libro de los Hechos dice que su cuerpo chocó contra las rocas, lo cual significa que ni siquiera pudo hacer un buen trabajo de ahorcarse, se rompió la rama y terminó en las rocas despedazado. Pero encontramos esperanza en el versículo 32: “Iré delante de vosotros a Galilea.” Van a dispersarse, van a ser infieles, me van a abandonar, pero los voy a reunir de regreso juntos.

Y ahora, nos encontramos con Pedro. Versículo 33: “Respondiendo Pedro le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré.” Él fue jactancioso. Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante me negarás tres veces. Pedro le dijo: Aunque me sea necesario morir contigo no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo.” Una profecía sorprendente por parte de nuestro Señor, tan mala como fue la traición de Judas, tan horrenda e impía como fue su rechazo de Jesús, su vergüenza hacia Cristo, Pedro haría lo mismo. Cómo en Mateo 16, cuando Jesús dijo que iba a morir, él dijo: No, no, no Señor, eso no va a pasar. Y Jesús vio a Pedro y le dijo: “Quítate de delante de mí, Satanás.” Satanás colocó cosas en la mente de Judas, Satanás colocó cosas en la mente de Pedro. Judas fue influenciado por Satanás, Pedro fue influenciado por Satanás.

Ahora, recojamos la historia de su traición en el versículo 69. “Pedro estaba sentado fuera en el patio; y se le acercó una criada, diciendo: Tú también estabas con Jesús el galileo.” Ahora, recuerde este es el patio de la casa del sumo sacerdote, en dónde Jesús está en juicio. Y Jesús ha sido considerado un blasfemo. “Tú también estabas con Jesús el galileo. Más él negó delante de todos diciendo: No sé lo que dices.” Y, nos quedamos sin aliento. ¿Por qué? Pedro acababa de decir “aunque todos se escandalicen por ti, yo nunca me escandalizaré. Aun si tuviera que morir por ti, yo no te negaré.” No conocía mucho su propio corazón.

Y una pequeña niña criada, dice: “Tú también estabas con Jesús el galileo.” Él lo niega no solo a ella, sino delante de todos los que estaban ahí rogando la fogata, en el patio. “No sé de qué estás hablando. Saliendo él a la puerta,” él encuentra otro lugar para alejarse, “le vio otra,” otra niña sierva, “y dijo a los que estaban allí: También este estaba con Jesús el nazareno. Pero él negó otra vez con juramento: No conozco al hombre. Un poco después, acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro: Verdaderamente tú eres también de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre.” Él hablaba de cierta manera como hablaba con Jesús, con ese acento galileo.

Después él se incrementa, al principio él dijo, no y después dijo, no con juramento. Y ahora él dice no con una maldición. Y jurando: “No conozco al hombre. Y enseguida cantó el gallo.” Un relato triste. Pedro de hecho pronunció una maldición de muerte sobre sí mismo, si estaba mintiendo. Él pronunció una maldición de muerte sobre sí mismo, si estaba mintiendo. ¿Se mató a sí mismo? No. Judas pronunció una maldición de muerte sobre sí mismo, y la cumplió. Pero hay un momento sorprendente en el versículo 75: “Entonces Pedro se acordó de las palabras de Jesús, que le había dicho: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces.” No dice que salió, y se ahorcó. “Y saliendo afuera, lloró amargamente.”

Momento sorprendente. En ese momento, por cierto, en ese momento, Lucas en su relato de la misma escena, dice en el capítulo 22, versículo 61: “Y el Señor se volvió y vio a Pedro.” El Señor se volvió y vio a Pedro en el momento de su traición final. Cuando los ojos de Judas se encontraron con los de Jesús, Judas de manera osada lo besó con el odio de un hipócrita. Cuando Pedro estaba en medio de su auto maldición, y se encontró con los ojos de Jesús, él se desmoronó en lágrimas.

La tristeza aplastante llevó a Judas al suicidio, sin arrepentimiento. La tristeza aplastante llevó a Pedro a la restauración con arrepentimiento. Este es el momento crucial, ambos sabían que eran traidores, uno se mata a sí mismo, el otro fue restaurado. ¿Cómo es que Pedro cayó tan lejos? Bueno, él se jactó demasiado. Sabemos que él oró demasiado poco porque él se quedó dormido, sabemos que él actuó demasiado rápido, él tomó la espada. Y después sabemos que él siguió demasiado lejos. Él estaba lejos, ahí afuera en el patio. ¿Por qué este no fue el final de Pedro? ¿Qué distingue a Pedro de Judas? ¿Qué está pasando aquí?

Le voy a dar la respuesta simple, aquí es adónde todo esto va, Judas odiaba a Jesús, porque él quería algo que Jesús no le iba a dar a él. Él tenía expectativas falsas de lo que Jesús quería hacer por él. Cuándo esas expectativas no son satisfechas, la gente odia a Jesús. Los predicadores falsos van a darle a la gente mentiras acerca de lo que Jesús quiere hacer por ellos, para cumplir sus motivaciones de ambiciones, y cuando resulta que eso no sucede, van a odiar a Jesús por ello. La diferencia fue que Pedro no odió a Jesús, él lo amaba.

Jesús le dice, en Juan 21, tres veces, usted conoce la historia. Versículo 15, “Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos? Sí Señor, tú sabes que te amo.” Segunda vez, “Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Sí, Señor, tú sabes que te amo.” Tercera vez, “Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez, ¿me amas? Y le respondió: Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo.” Y el Señor aceptó eso como verdad, porque le dijo: “Apacienta mis ovejas, apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas.” Esa es la realidad profunda y contundente de un creyente verdadero, amor por Cristo.

Ahí vamos, ¿verdad? Eso es lo que aparta a la gente. Los hipócritas no aman a Cristo, aman lo que ellos aman para su propia satisfacción personal. El apóstol Pablo dice en 2 Corintios 5:14, “Porque el amor de Cristo nos constriñe, nos controla.” No podía haber una afirmación más clara que 1 Corintios 16:22, escuche estas palabras: “El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema.” El que no amare al Señor Jesucristo sea anatema, o maldito. Lo que distingue a un creyente verdadero de un creyente falso, lo que distingue a aquellos que son de Pedro, de los que son de Judas, es amor por Cristo, amor por Cristo.

¿Acaso esto es tan solo una emoción? No. Escuche las palabras de nuestro Señor, en Juan 14. Esa noche en el aposento alto en la pascua Jesús definió lo que era amarlo, versículo 15, Juan 14:15, “Si me amáis, guardad mis mandamientos.” Ese no es un mandamiento, esa es una afirmación de una realidad, de un hecho. Si me amáis, van a guardar mis mandamientos. Versículo 21, “El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama. Y el que me ama será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.”

De nuevo, en el versículo 23: “Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará.” Él lo dijo una y otra vez, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.” Versículo 24, “El que no me ama no guarda mis palabras.” Versículo 28: “Si me amareis os habrías regocijado porque he dicho que voy al Padre, porque el Padre mayor es que yo.” Lo cual quiere decir que, si usted ama a Cristo, usted va a obedecer Su palabra, y usted desea Su gloria y Su honor. Debido a que Pedro amó a Cristo, Su traición no lo envió al infierno.

De hecho, en Lucas 22, un momento glorioso en la vida de Pedro, escuche el versículo 31, en respuesta a la traición de Pedro. “Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como trigo.” Sí, Satanás ha estado trabajando contigo, así de la misma manera como ha estado trabajando en Judas. “Pero yo he rogado por ti, que tú fe no falte. Y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.” ¿Cuál fue la diferencia? Jesús oró por Pedro, que su fe no faltara. Lo cantamos, ¿no es cierto? ¿Usted conoce la canción? Él ¿qué?, Él me sostendrá, mi alma no será perdida. Él me sostendrá.”

Eso es lo que Juan 17, de eso trata Juan 17, la oración entera en Juan 17 es el Hijo de Dios orando al Padre a favor de todos los que le pertenecen, y diciéndole a Pedro cuán preciados son para la Trinidad, y cómo Él va a guardarlos. El Señor guardó y restauró a Pedro, capacitó a Pedro, y él es el predicador poderoso, conforme la iglesia explota en los primeros doce capítulos del libro de los Hechos. El pecado y la culpabilidad no producen arrepentimiento genuino. ¿Oyó eso?

El pecado y la culpabilidad, las cuales son respuestas normales al pecado, patrones de pecado, la conciencia del pecado, culpabilidad por el pecado, no produce arrepentimiento verdadero. Puede producir remordimiento, puede producir tristeza, puede producir suicidio, lo cual es una especie de tristeza mortal. Pero una conciencia de pecado y culpabilidad por el pecado no produce arrepentimiento verdadero. Judas, se sentía mal, lo lamentaba, pero no lo hizo arrepentirse, hizo que se matara a sí mismo.

Pedro sentía tristeza, lo lamentaba, pero incluso su tristeza no hizo que se arrepintiera, lo que estoy diciendo es que, lo horrendo que es su pecado, y la realidad de su culpabilidad no es suficiente para hacer que un pecador se arrepienta de manera salvadora. Usted puede tener remordimiento, pero no arrepentimiento. ¿Qué hace que el pecador se arrepienta? Escuche, lo que hace que el pecador se arrepiente, escuche, no es ver su pecado, sino ver a su Salvador.

Judas vio a los ojos de Jesús, lo besó y se fue al infierno. Pedro vio los ojos de Jesús, fue aplastado en lágrimas. Pedro amaba a su Señor. Lo vio con ojos de fe y confianza, y amor. Pedro amó al Señor. Antes, Juan 6, muchos de los discípulos que seguían a Jesús, en cierta manera discípulos al margen, se fueron. Y Él les dijo: ¿Acaso queréis iros también vosotros? Y Pedro dijo: ¿A quién iremos? Tú y solo tú tienes palabras de vida eterna.

De nuevo, Jesús le dice a los discípulos, ¿Quién dicen los hombres que soy yo? Y ellos dicen: No, algunos dicen que eres Elías, uno de los profetas. Y Pedro dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” Él no solo sabía quién era Jesús, él lo amaba como su Señor y Salvador. Escuche las palabras de Pedro, vaya a 1 Pedro, capítulo 1, versículo 3, aquí está un Pedro plenamente restaurado, escribiendo bajo la inspiración del Espíritu Santo.

Y usted puede sentir su propia experiencia en lo que escribe: “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada, inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero, en lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo si es necesario tengáis que ser afligidos en diversas pruebas. Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual, aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra, cuando sea manifestado Jesucristo.”

Y después esto: “A quien,” ¿qué? “amáis.” Sin haberle visto. En quien, creyendo, aunque ahora no lo veáis, aunque ahora no lo veáis, creen en él. Y os alegráis con gozo inefable, y glorioso, obteniendo el fin de vuestra fe que es la salvación de vuestras almas.” No lo han visto, pero ¿qué? lo aman. Lo ven en la Palabra, ¿no es cierto? Dos seguidores, dos discípulos, dos alumnos, dos predicadores, no podían ser distinguidos incluso por sus compañeros más cercanos, uno se suicidó y fue al infierno, uno un santo quien está en el cielo.

Ambos traicionaron a Jesús en maneras muy abiertas y públicas, con todas las amenazas, no llevaron a un fin en común. Están separados para siempre, por un espacio imposible de superar. Judas odió a Jesús, Pedro lo amó. Oiga las palabras de Pablo en Efesios 6: “Gracia sea con todos aquellos que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor incorruptible. ¿Qué significa ser un cristiano? Significa amar a Cristo. ¿Qué significa amar a Cristo? Obedecer Su Palabra, ¿verdad? En 2001, Carlos Templeton estaba muriendo, muriendo como ateo. Según la gente que estuvo ahí, éstas fueron sus últimas palabras: “Yo extraño a Jesús. Yo extraño a Jesús.” Y, lo va a extrañar para siempre, ese es el remordimiento que va a durar para siempre.   

Nuestro Padre, te agradecemos por la Escritura, te agradecemos por su naturaleza incisiva profunda, su poder. Te agradecemos porque lo único que pides de nosotros no es que nos ganemos algo, sino que te amemos. Sabemos que ni siquiera podemos hacer eso. Si te amamos, te amamos porque Tú nos amaste primero. Oro Señor porque toda persona que oye este mensaje se le dé un retrato tan magnífico de Jesús viendo su rostro glorioso, que produzca en ellos amor, más amor de cualquier amor, más profundo, más exaltado, más profundo, más rico, más absorbente que cualquier otro afecto.

Señor, concede el amor del Salvador a todo corazón. Que lo vean como Dios el Hijo, quién vivió una vida sin pecado, murió una muerte sacrificial como un sustituto por pecadores, resucitó de los muertos, ascendió al cielo, y se sentó a la diestra en dónde intercede por los suyos con amor, y un día vendrá para reunirnos a todos nosotros, para Su reino, y gloria eterna. Da a toda persona el entendimiento verdadero de Cristo, a nosotros que amamos a Cristo es inconcebible que alguien pudiera estar con Él tres años y no lo ame más allá de cualquier otro amor, pero el pecado es profundo, y el corazón caído es duro, el amor por uno mismo no muere fácilmente. Tiene que ser producido por Ti. Llega a todo corazón, saca el amor propio, y remplázalo por amor por Cristo.

Oramos estas cosas para alabanza de Tú gloria. Amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org 
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