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Versículo 6 en delante de Romanos 5: “Porque mientras aun éramos inútiles en el momento correcto, Cristo murió por los impíos.” Esa es una afirmación increíblemente sorprendente, Cristo murió por los impíos. Versículo 10: “Mientras que aun éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios.” Cristo murió por los impíos. Fuimos reconciliados con Dios mientras que éramos enemigos. Y después, versículo 8 lo dice: “Porque aun siendo pecadores, Cristo murió por nosotros.”

Ahí se encuentra la naturaleza única del evangelio. La naturaleza única del evangelio es ésta, la salvación es ofrecida y la salvación es posible, únicamente para los impíos, y únicamente para pecadores y únicamente para enemigos. Es una afirmación sorprendente, que Cristo murió por los impíos. Con eso en mente quiero que vea una ilustración de esto, en Lucas capítulo 5.

Entonces vayamos a Lucas 5, y vamos a estar ahí para el resto de la tarde. Quiero mostrarle una ilustración de como Cristo murió por pecadores, como Dios redime a los impíos. En Lucas capítulo 5, llegamos al versículo 27, y leemos: “Después de estas cosas salió,” siendo el Señor Jesús, “y vio a un publicano llamado Leví- o Mateo- sentado al banco de los tributos públicos y le dijo: “Sígueme.” Y dejándolo todo se levantó y le siguió. Y Leví le hizo gran banquete en su casa, y había mucha compañía de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos. Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores? Respondiendo Jesús les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.”

Versículo 32 resume la esencia de lo que leí, de Romanos capítulo 5. La salvación es ofrecida por Dios únicamente a pecadores, únicamente a personas impías que han confesado que los son, no para aquellos que se consideran a sí mismos buenos, o lo suficientemente buenos. Y, por cierto, esa realidad es opuesta a toda religión en el mundo, porque todas las religiones ofrecen la salvación a aquellos que son buenos. Dios solo salva al miserable que se confiesa como tal, impío. Esa es una verdad totalmente devastadora que en sí misma exhibe toda religión falsa, satánica. De nuevo, todas las religiones falsas, ofrecen salvación, de manera engañosa, pero ofrecen salvación a aquellos que son los suficientemente buenos como para recibirlas. La naturaleza única del evangelio cristiano comienza con el hecho de que solo hay un Salvador, y ese es Cristo. Y no hay salvación fuera de Él, ¿verdad?

Escuche la Palabra de Dios, Juan 14:6, “Jesús dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí.” Hechos 4:12 “Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” O Juan 20:31, “Estas se han escritos para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.” O 1 Corintios 16:22, “Si alguno no amare al Señor, sea anatema.” Gálatas 1:8, “Si alguno predicare otro evangelio, él es anatema.”

O 1 Timoteo 2:5, “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se entregó a sí mismo en rescate por todos.” O 1 Juan 2:1-2 “Abogados tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo, y él es la propiciación por nuestros pecados, y no solo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.” O 1 Juan 5:11, “Dios nos ha dado vida eterna, y ésta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida, el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.”

Y un texto que añadir a esos, está en el décimo capítulo de Romanos, y usted tiene que comenzar en el versículo 10 para oír la singularidad de la salvación mediante el Señor Jesucristo. “Que si confesares con tu boca, que Jesús es el Señor,” Romanos 10:9, “y creyeras en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” Esa es la exclusividad de la salvación basada en fe en Cristo, en Su resurrección, confesándolo como Señor.

“Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice, todo aquel que en el creyere no será avergonzado, porque no hay diferencia entre el judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos es rico para con todos los que le invocan, porque todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo, ¿cómo pues invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quién les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito, ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! Mas no todos obedecieron el evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído en nuestro anuncio?”

Y después esto: “Así que la fe es por el oír, y el oír por la Palabra de Dios,” o de Cristo. No hay otro salvador fuera de Jesucristo. El cristianismo es la única fe verdadera, el resto son mentiras. Pero, el segundo distintivo fuera de la identidad de Cristo como el único Salvador, es el hecho de que Dios solo salva a aquellos que son indignos de salvación. Eso es tan contra intuitivo. La salvación viene únicamente mediante el Señor Jesucristo, por la fe en Él, y solo para aquellos que son indignos de ella.

Estas últimas dos semanas se realizó una nueva encuesta de los evangélicos, realizada por Lifeway. Ésta es otra encuesta y los hacen cada año. Y una de las preguntas en la encuesta, ésta es una encuesta de los evangélicos, fue: verdadero o falso, Dios acepta la adoración de todas las religiones, incluida el cristianismo, el judaísmo, y el islam. Esa fue la pregunta. Cincuenta por ciento de los evangélicos dijeron: verdadero, verdadero. ¿Es eso verdad?

Entonces, lo que significa el ser evangélico no significa lo que debería significar. Y en 1860, en el Segundo Concilio Vaticano, una afirmación que se hizo y afirmada desde ese entonces por la iglesia Católica Romana, le voy a dar palabras del Papa, quién salió del Segundo Concilio Vaticano. Esta es la afirmación, “El evangelio enseña que aquellos que viven conformes a las bienaventuranzas, y que soportan amorosamente los sufrimientos de la vida, entrarán al reino de Dios.” (Fin de la cita). Esas son buenas personas.

Pedro Kreeft, un apologista católico romano dijo esto: “Son salvos si viven vidas buenas y son sinceros.” Me acuerdo leyendo estas palabras, creo que toda persona que ama a Cristo, conoce a Cristo, sea que estén conscientes de esto o no, -sea lo que sea que eso significa- sea que vengan del mundo musulmán, o del mundo budista, o del mundo cristiano, o del mundo incrédulo, son miembros del cuerpo de Cristo porque han sido llamados por Dios, y quizás ni siquiera conozcan el nombre de Jesús, pero saben que necesitan algo, y creo que son salvos y van a estar con nosotros en el cielo. Necesitan algo.”

Un apologista que desertó después que él comenzó en el ministerio como, -por lo menos trató de convencer que creía en la Palabra de Dios-, terminó su carrera al decir esto: “Cuando nos acercamos al hombre de una fe diferente a la nuestra, será con un espíritu de expectativa descubrir cómo es que Dios le ha estado hablando a él, y que entendimiento nuevo de la gracia y amor de Dios podamos descubrir de este encuentro. Nuestra primera tarea al acercarnos a otra religión, es quitarnos nuestros zapatos porque el lugar que estamos pisando es santo. Podemos olvidar que Dios llegó ahí antes de nuestra llegada.” Y después él cerró este párrafo con esto: “Dios está haciendo más a manera de redención, de lo que pasó en el primer siglo en Palestina.”

Raimon Pannikar escribió El Cristo Desconocido del hinduismo. Y él dijo: “El hindú de buena fe y bueno, es salvado por Cristo y no por el hinduismo. Pero es mediante el sacramento del hinduismo, mediante el mensaje de la moralidad y la buena vida, que Cristo salva al hindú.” Afirmaciones raras, totalmente engañosas. Pero la idea de que todas las religiones es que Dios, sea quien sea que ellos conciben que sea, la idea es que Dios va a salvar a las personas buenas, ¿verdad?, a las personas morales, a la gente devota, a la gente religiosa, la gente moral. Esta es la mentira más popular, diseminada por Satanás sobre el planeta, que la salvación viene a buenas personas, sea cual sea la religión. Esa es la mentira de Satanás. Ni siquiera es verdad para el judaísmo. En su nivel más devoto, el judaísmo no salva. No el judaísmo que encontramos característico de los escribas y los fariseos.

En Mateo capítulo 23, Jesús vio a los escribas y fariseos y dijo: Ustedes son hipócritas, cierran el reino de los cielos de la gente. No entran ustedes mismos, ni permiten que algún otro entre. Ay de vosotros hipócritas, lo dice una y otra vez. Ay de vosotros guías ciegos, necios, hombres ciegos. Él dice, hombres ciegos de nuevo. Ay de vosotros hipócritas, guías ciegos. Ay de vosotros escribas y fariseos. Hipócritas, una y otra, y otra, y otra vez; y después él cierra su diatriba: Vosotros serpientes, generación de víboras, ¿cómo escaparéis de la condenación del infierno. Ustedes son los judíos más de religiosos, ellos eran los judíos más religiosos e iban camino al infierno y estaban produciendo otros hijos del infierno.

Esa es siempre la mentira de la religión falsa, que Dios deje que entre al cielo la gente buena. Eso nos es lo que Jesús dijo. Regrese al texto de Lucas capítulo 5: “No he venido a llamar a justos, -a la gente buena-, sino a pecadores al arrepentimiento.” Éstas siempre han sido las buenas noticias, que la salvación no es para la gente que es buena, y la razón es, porque nadie es, ¿qué? bueno. “No hay justo ni aun uno.” Romanos 3. “No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos a una se desviaron.” La salvación no es para aquellos que se imaginan que son dignos de ella, que se imaginan que son justos, o pretender serlo, la salvación es para gente impía.

Y en Lucas, capítulo 5, le leí una ilustración maravillosa de eso, la historia impresionante, inolvidable de Leví o Mateo. Ahora, regresemos al texto de Lucas 5 conforme comienza el relato, estamos alejándonos de Jesús, conforme lo que recogemos en el versículo 27, en dónde leí, de una casa en Capernaum, en dónde Él había sanado a un hombre que era un paralítico, y había perdonado sus pecados.

Ahora, Jesús está caminando con sus amigos, junto a la costa del lago, y Él es seguido por una multitud enorme que iba siguiendo sus pasos en fascinación y asombro. Sabemos eso a partir del pasaje paralelo de Marcos. Entonces, va ahí junto al lago de Galilea y el Señor tiene su siguiente cita divina, Él se encuentra con un pecador. De hecho, se encuentra con un pecador que será considerado el peor de los pecadores, el peor tipo de los pecadores. Su nombre es Leví.

Entonces, retomemos la historia. “Después de estas cosas salió y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos.” Ahora, necesitamos detenernos ahí por un minuto, por un momento. Algunas veces en la traducción del Nuevo Testamento la palabra no es recaudador de impuestos, podría ser publicano. Usted ha visto esa palabra, publicano. ¿Qué es tan malo acerca de ser un recaudador de impuestos? Por favor, no responda, sé lo que va a decir. Estoy pensando más bien bíblicamente, en lugar de la Comisión de Impuestos del gobierno actual.

Mateo se llamó a sí mismo Mateo. Marcos, quién le da a usted un relato paralelo usa Leví. Eso no es raro, muchos, como en la actualidad tenían dos nombres. Otros apóstoles, Simón Pedro, Bartolomeo Nataniel, Tomás Dídimo. Mateo significa regalo de Jehová, entonces, si él hubiera tenido una opción, Mateo habría usado ese nombre y lo usó. Por cierto, Mateo humildemente se refiere a sí mismo solo dos veces en su evangelio, solo dos veces, una vez al contar esta historia, y otra ocasión al dar una lista de los apóstoles. Mateo era extremadamente humilde. Él no dice nada en las narrativas de los evangelios, él escribió el evangelio de Mateo y antes de eso no dijo nada que es registrado. Él fue un recaudador de impuestos.

Ahora, desde el punto de vista de los judíos, los recaudadores de impuestos eran los hijos del infierno. Habían muchas razones porque era así. Si usted va al capítulo 15 de Lucas y ve la apertura, ahora, todos los publicanos, todos ellos, “y los pecadores se acercaban a Jesús para oírle. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come.”  

Entonces, es muy probable que comenzó con el llamado de Mateo. Y Juan el Bautista, había traído algo de interés por parte de los recaudadores de impuestos, y pecadores, pero este es Jesús, y Él llega a este hombre llamado Leví, o Mateo, y le dice: “Sígueme, quiero que seas uno de mis seguidores.” Esto presenta la pregunta, ¿a quién salvará el Señor? ¿a quién salvará el Señor? Los escribas y los fariseos eran los que pensaban que eran religiosos, y pensaban que eran los representantes de Dios, y usted oyó lo que Jesús los llamó a ellos, “hijos del infierno, hipócritas, guías ciegos de ciegos, serpientes.’

Entonces, aquí está uno que ellos habrían considerado el pecador real, lo peor de los pecadores, y le voy a decir porque, Roma ocupaba la tierra de Israel. Roma había conquistado Israel y se había apoderado. Había soldados romanos por todos lados, estaba Pilatos, a quienes los judíos odiaban y trataron de chantajear en varias ocasiones, estaba Herodes el Idumeo, quien era un rey títere, quien también gobernaba sobre los judíos, no era judío. Odiaban esto, porque básicamente odiaban a los gentiles, cuando un judío salía de la tierra de Israel y entraba a un área gentil y al regresar y cruzaba la frontera a Israel, se sacudía el polvo de sus pies para que no trajera polvo gentil a su tierra.

Los romanos extraían impuestos de la gente a la que conquistaban, y básicamente gobernaban el mundo durante la época del Nuevo Testamento. Vendían franquicias de impuestos a traidores judíos, traidores a su pueblo, quienes entonces eran pagados por Roma para recaudar impuestos del pueblo. Al final del año el recaudador de impuestos le pagaba al gobierno, y lo que el recaudador de impuestos había conseguido por encima de eso, se lo llevaba para él. Habían impuestos fijos que los romanos establecieron, había un cierto tipo de impuestos, simplemente el tipo de impuestos que usted pagaba cuando usted salía y volvía a entrar en el país y sacaba o metía algo, como algún tipo de impuesto por exportaciones o importaciones. Y habían diferentes impuestos por la tierra, impuestos por el grano y otros productos por los que los romanos cobraban impuestos.

Pero los romanos establecían una cuota para la paga anual, que el recaudador de impuestos tenía que darle al gobierno romano, y lo que usted cobraba por encima de eso se lo quedaba. El pueblo odiaba el pagarle impuestos a Roma, y entonces para conseguir los impuestos y sacárselos a la gente tenía un grupo de golpeadores que lo rodeaban a usted para asegurarse de que si no pagaban sus impuestos le rompías las piernas o lo que fuera. Los judíos que tomaban estas franquicias romanas de impuestos eran culpables de extorsión, y de explotar a la gente. Básicamente podían detener a la gente en cualquier momento, en cualquier lugar y cobrar impuestos por lo que trajeran en sus manos, de manera arbitraria les cobraban impuestos.

Estaban rodeados por guardias y el resto de la escoria de la sociedad, gente que no podía ir a la sinagoga, que habían sido expulsados de la sinagoga. Los judíos que hacían esto eran los más odiados de todos los judíos. Mateo Leví era un traidor miserable como estos. Él extorsionaba, él recibía sobornos de romanos ricos, él abusaba de su propio pueblo, él servía a los gentiles paganos que adoraban a los ídolos. Y claro que los judíos creían que solo había un solo Dios, quien era el Dios verdadero, y todos los ídolos eran blasfemos.

Y entonces, aquí tiene usted un judío sacando dinero al servir a idolatras y sacando dinero de los adoradores del Dios verdadero. Como dije, habían sido expulsados de la sinagoga, de hecho estaban identificados junto con los animales inmundos. Se aplicó un estigma así para ellos, no se les permitía testificar en una Corte, estaban clasificados con las prostitutas y los ladrones, y esa es la razón por la que usted ve algunas veces a los recaudadores de impuestos y la palabra colectiva, pecadores, o recaudadores de impuestos, y prostitutas. Toda la escoria, todos los que eran los parias estaban juntos con los recaudadores de impuestos.

Había un tipo de recaudador de impuestos- habían dos tipos, y ésta es una historia fascinante. El general era llamado un gabbai, el cuál es g-a-b-b-a-i, una palabra que básicamente identificaba a alguien que recaudaba el impuesto normal, por la tierra, el ingreso, exportaciones, importaciones, y más allá de eso podía extorsionar lo que él quisiera. Conocemos uno de ellos en el capítulo 19 de Lucas, llamado Zaqueo, y él básicamente extorsionaba a la gente y se volvió extremadamente rico, lo veremos en un momento.

Pero, había otro tipo de recaudador de impuestos fuera del gabbai, y era llamado un mokhes, éste en particular era para todo lo que era comprado y vendido, todo camino, todo puente, todo puerto, los impuestos en todas las ciudades. Y después inventaron impuestos por los animales que jalaban carros, el número de ejes, el número de ruedas, el número de pacas, el número de animales con pacas, el número de peatones, los caminos, los mercados, los barcos, los paquetes. Cobraban impuestos por las cartas que estaban siendo transportadas. Eran los mokhes los que eran los criminales, quizás los peores de los criminales entre los recaudadores de impuestos.

Por cierto, eran tan malos que el Talmud permitía que los judíos les mintieran para protegerse a sí mismos. Decían, “un gabbai nunca podría ser perdonado, el mokhes nunca jamás podía recibir favor de Dios, porque estaban pegados a idolatras gentiles, paganos.” En el capítulo 18 de Lucas, usted tiene esta historia maravillosa, en dónde Jesús dice que habían dos hombres, versículo 10, que subieron al templo a orar, uno era fariseo y el otro publicano. Y aquí está la ilustración perfecta: “el fariseo puesto en pie oraba consigo mismo.” Esto es lo que los legalistas hacen, no le hablan a Dios, se hablan a sí mismos porque ellos son dios.

“El fariseo puesto en pie oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias que no soy como los otros hombres; ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como éste publicano.” Abajo de los ladrones, injustos, adúlteros, usted llega al fondo y es el publicano. El fariseo, de manera orgullosa oraba consigo mismo diciendo: Ayuno dos veces a la semana, doy diezmo de todo lo que gano. Más el publicano, estando lejos no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.”

Y entonces, ¿a quién va a salvar Dios? “Os digo,” dijo Jesús, versículo 14 que éste descendió a su casa justificado, antes que el otro.” ¿Quién recibió salvación? ¿el fariseo? No. El pecador, porque Dios no vino a llamar a los justos, sino a los pecadores al arrepentimiento.” Leví, será llamado por el título “un pequeño mokhes”. Estos eran los peores, los mokhes grandes tenían muchos mokhes pequeños que trabajaban para diferentes oficinas de impuestos. El pequeño era el que se sentaba, y de hecho, tomaba el dinero.

Y entonces, él era la persona más odiada en Capernaum, Galilea y toda Israel. Jesús lo vio a este pequeño mokhes, sentado ahí en su banco de los tributos públicos, extrayendo el dinero y lo vio, y le dijo: Sígueme. Ese es un mandato explícito. Sígueme. ¿Por qué es que Él lo llamaría a que fuera uno de sus discípulos? Esta escoria, esto es lo peor de lo peor. Jesús conocía el corazón de Mateo, nadie necesitaba decirle lo que había en el corazón del hombre. Él sabía lo que había en el corazón del hombre, lo dice en Juan 2, Jesús vivía ahí en el área de Capernaum y Galilea. Mateo trabajaba ahí.

Y Jesús, cuando lo vio no solo estaba familiarizado con quien era él, quizás lo estaba, quizás no, pero Él podía leer su corazón. Y lo que vio fue un corazón quebrantado, un corazón penitente, y un corazón de fe. Jesús sabía que Mateo había estado expuesto a su ministerio en esa área, y que Mateo no solo reconoció quien era Él, sino que Mateo reconoció su propia condición miserable. Y no solo fue el estigma social de ser un publicano, fue la condición más profunda, miserable, delante de Dios, la desesperanza de aquel que acabo de leerles, el que se golpeaba el pecho y decía: Sé propicio a mí, pecador.

Y dice en el versículo 28: “Y dejándolo todo, se levantó y lo siguió.” Este es el fin de su carrera, y él entra a seguir a Jesús, y jamás puede regresar. Jamás puede regresar. Porque alguien más va a tomar su franquicia de impuestos rápidamente. Muy diferente de los pescadores que fueron llamados, siempre podían regresar a pescar. Mateo nunca podía regresar. La obediencia de Mateo al llamado de Cristo fue un acto mayor de fe y devoción que aquellos pescadores. Ellos podían regresar, y de hecho regresaron, por lo menos trataron de regresar, pero el Señor redirigió los peces, y no podían pescarlos. Pero para Mateo no había regreso.

Escuche, esto es transformación. No oímos la historia de la fe de Mateo, no oímos la historia del corazón penitente de Mateo, no necesitamos oírla. Jesús dijo: Sígueme, “y dejándolo todo, se levantó y le siguió.” Él se volvió un seguidor de Jesús, el pecador más miserable a los ojos de esa sociedad. Está es transformación real. Él le dio la espalda a todo, un rompimiento decisivo, regenerado, nueva voluntad, nuevo corazón, nueva mente. Él no había buscado a Jesús como el paralítico lo buscó, en el incidente anterior, pero Jesús sabía que su corazón estaba quebrantado, estaba penitente, y fue perdonado por el Señor. Algo que el sistema apóstata ha pervertido del judaísmo, nunca le ofrecería a un publicano y Jesús lo llamó, y cuando Jesús lo llamó, su respuesta fue inmediata.

Mateo Leví, traidor, extorsionador, ladrón, expulsado, jefe de criminales, él se volvió el apóstol y el evangelista de Jesucristo que escribió el primer evangelio. Él debió haber estado sin palabras, en absoluto. Perdió una carrera temporal, y lo que era considerado injusto y no recto, un crimen, ganó un destino eterno. Él perdió posesiones materiales, ganó un futuro espiritual. Perdió seguridad terrenal y ganó herencia eterna, celestial. Él perdió a compañeros pecadores, y ganó al Hijo del Dios Santo. Él entiende que Jesús vino para salvar a pecadores. Él no dice nada aquí, y probablemente es porque se quedó sin palabras.

Ahora, ¿cómo sabemos que esto realmente pasó? Porque el versículo 31 y 32 es el comentario acerca de lo que acababa de pasar. “Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” Aquí estaba uno que sabía que estaba enfermo, y sabía que estaba enfermo, aquí estaba uno que era un pecador que deseaba arrepentirse, aquí estaba uno que sabía que era un pecador y deseaba arrepentirse y el comentario de esos dos versículos indica lo que pasó en su alma.

La respuesta de Leví fue, gozo. Versículo 29, “Y Leví le hizo gran banquete en honor a Jesús, en su casa. Y había mucha compañía de publicanos, y de otros.” Y llene ahí el espacio en blanco, escoria, “que estaban a la mesa con ellos.” Con el gozo de su salvación, encendiendo el fuego en su corazón, el deseo de Mateo consistió inmediatamente en hacer, ¿qué? contarle inmediatamente a toda aquella persona que conocía. Y fue, era una multitud bastante mala. El gozo de su conversión y su deseo era presentarle a todo mundo al Salvador. Y Él sabía que si el Salvador lo salvaba a él, Él podía salvarlos a ellos.

Un gran banquete, un gran banquete, eso significa que él tenía una casa grande, y eso significa que él era bueno en extraer dinero. Un banquete suntuoso. Él gastó su dinero en honor a Jesucristo, y Él hizo esto para traer a todos sus amigos pecaminosos al lugar en dónde Jesús pudiera influenciarlos a ellos. Entonces, todos los mokhes pequeños y los mokhes grandes, y los gabbai y toda la escoria impía ahí alrededor de Galilea se apareció, y eran pecadores, y son llamados ‘otros,’ por Lucas. Ladrones, y prostitutas y la escoria de la sociedad, imagínese, están comiendo de manera personal con el Hijo de Dios.

Si usted conoce algo del antiguo medio oriente, cuando usted se sentaba o se reclinaba con alguien esa era una tarde de comunión, al hacer eso mismo usted estaba afirmando su amistad. Jesús estaba afirmando su amistad con él. Dice que estaban reclinados en la mesa con ellos, Jesús con ellos. Esa es la razón por la que Jesús se, en Mateo 11:19 Él fue llamado de manera odiosa como el amigo de pecadores. Como dije, pudo haber comenzado aquí con esta cena de despedida evangelistica, conforme Mateo estaba dejando su vida antigua atrás.

Por un momento vaya a Lucas 18. Y quiero recordarle esto, se lo acabo de leer, versículo 14, fue el publicano, el recaudador de impuestos que estaba golpeándose el pecho diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador, quien se fue a casa justificado, no el fariseo. Eso lo lleva a usted al capítulo 19, en esta historia increíble de Zaqueo. “Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico. Zaqueo procuraba ver quien era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura, y corriendo adelante subió a un árbol sicómoro para verle, porque había de pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba le vio y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.” Esto es absolutamente una conducta ridícula, Él va a ir a reclinarse en una comida con un recaudador de impuestos quien es rico, ha extorsionado dinero de la gente, en el servicio de la Roma idólatra, blasfema.  

“Entonces él, descendió a prisa y le recibió gozoso. Al ver esto todos murmuraban, diciendo que había entrado a morar con un hombre pecador. Entonces Zaqueo puesto en pie dijo al Señor: He aquí Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres, y si en algo he defraudado a alguno se lo devuelvo cuadruplicado.” Bueno, le puedo decir que lo tenía y podía devolver cuadruplicado. “Jesús le dijo: Hoy, ha venido la salvación en esta casa, por cuanto él también es hijo de Abraham.”

Y después esta afirmación maravillosa: “Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que,” ¿qué? “se había perdido.” Digo, usted puede reducir toda la hostilidad contra la vida de Jesús en su actitud hacia la gente miserable. Esa es la razón por la que lo odiaban, esa es la razón por la que lo mataron, porque Él llamaba a la gente justa, sepulcros blanqueados. Y Él estaba en casa con los pecadores.

¿Entiende usted que esto es lo que hace que el cristianismo sea distinto? Cualquier otra religión en el mundo promete una relación con Dios a las personas buenas. Esa es la mentira más difundida por Satanás. Jesús promete salvación y la da, solo a aquellos que confiesan que son miserables pecadores. En 1 Timoteo 1, usted tiene este testimonio sorprendente de Pablo, versículo 12: “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel poniéndome en el ministerio, habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador. Más fui recibido en misericordia, porque lo hizo por ignorancia e incredulidad. Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús. Palabra fiel y digna de ser recibida por todos, que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales,” ¿qué? “yo soy el primero.” ¿Ve usted cuan distinto es esto de la religión?

De regreso a Lucas 5. Entonces, los fariseos están furiosos, versículo 30: “Los escribas y los fariseos murmuraban, quejándose.” De hecho, es una palabra onomatopéyica, gongguzō, ngun ngun ngun ngun, se oye como lo que significa. Y entonces, se acercaron a los discípulos, y les dijeron, versículo 30: “¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?” Nunca superaron el hecho de que Él los condenó, y eran los más religiosos, y Él proveyó salvación y comunión para aquellos que eran los más miserables.

Ellos tenían moralidad, no tenían santidad. Estaban preocupados por lo externo, estaban preocupados por lo que la gente podía ver, eran morales, pero no sabían lo que era ser santo. Cuándo le imponían su moralidad a la gente, los hacían, escuche, ‘hijos del infierno’, no hijos del cielo. Jesús estaba haciendo que gente mala fuera santa. Y los fariseos estaban haciendo que la gente mala fuera peor.

Esta es una reprensión incisiva. “Respondiendo Jesús les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médicos, sino los enfermos.” Una analogía muy simple y obvia, no son aquellos que están bien, o que piensan que están bien, aquellos que están enfermos, que necesitan un médico. A lo largo de su ministerio, este conflicto siguió y siguió y siguió, y siguió. Sus enemigos, de, los escribas y fariseos pensaban tenían que ser los enemigos de Dios.

Entonces, Jesús debido a que Él era parte de la escoria, Él tenía que ser un enemigo de Dios, también. Él tenía que ser el agente del diablo. Oh, “lo que Él estaba haciendo,” ellos dijeron, lo hacía por el poder de Satanás. Ellos eran los justos y Jesús y sus amigos de vida baja, era impío y era tan obvio, que necesitaban matar a Jesús por causa de Dios, porque la obra justa sería matar a este hombre que era un amador de pecadores de una vida tan baja.

Y de nuevo, solo le señalo que está es la naturaleza única del evangelio. Él vino a salvar a los perdidos, Él vino para salvar a aquellos que se confesaban a sí mismos como pecadores. Los fariseos, la gente religiosa, cualquiera de ellos, están metidos en la justicia personal, orgullosos por su religiosidad, metidos en sus sacramentos, ceremonia externa, aferrándose fuertemente a la tradición, amando la aprobación de los hombres, realmente buenos en presentar el ritual, y presentar un show en la carne.

Pero la historia realmente no puede terminar ahí, porque esto lleva realmente una respuesta fascinante. Regrese al versículo 33, “Entonces, ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y así mismo lo de los fariseos, pero los tuyos comen y beben?” ¿Qué está mal con ustedes? Ustedes están teniendo una fiesta, ¿no lo entienden? Nosotros ayunamos. Y en el capítulo18, “damos diezmos,” nosotros ayunamos, ¿qué está mal con ustedes? No lo entienden, la religión tiene que ver con ayunar, tiene que ver con orar, tiene que ver con todos esos deberes. Y lo único que ustedes hacen es comer y beber, están teniendo una fiesta. ¿No saben que la religión es muy severa, muy seria, muy demandante, debe haber algún sacrificio personal?

Jesús respondió de esta manera: “¿Podéis acaso hacer que los que están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con ellos?” Qué respuesta tan simple y profunda. No ayuna usted en una boda, ¿o sí? Ésta realmente es una parábola la que les está presentando. Él les está diciendo, de nuevo en el versículo 36, una parábola, una ilustración, “Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo, pues si lo hace no solamente rompe el nuevo, sino que el remiendo sacado de él no armoniza con el viejo. Y nadie hecha vino en odres viejos, de otra manera el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán. Más el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar.”

¿De qué está hablando Él? Ellos están diciendo a los discípulos de Jesús: Miren, miren, miren, tienen que ayunar, tienen que orar, no pueden dejar estos estándares. Necesitan aferrarse a esto.” Supongo que ellos dirían: Muy bien, concedemos que hay un elemento de gracia en la salvación, pero debe estar, debe ir de la mano con la ley, tienen que hacer estas cosas.” Jesús dice en primer lugar, este es un tiempo de celebración, porque, aunque no lo saben, el Esposo está aquí, el Hijo de Dios está aquí, analógicamente hablando.

Y después Él asesta un golpe mortal a cualquier compatibilidad entre la salvación a la manera de Dios, y la salvación en cualquier otra manera. Es simplemente un dueto poderoso, poderoso, de ilustraciones. Nadie corta un pedazo de vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo, pues si lo hace no solamente rompe el nuevo, sino que el remiendo sacado de él no armoniza con el viejo. Simplemente no puede coser el evangelio de la gracia en el judaísmo antiguo. No puede hacer que el evangelio sea un parche en un sistema de obras. Jesús no vino para fusionar el cristianismo con el judaísmo. Él no vino a parchar el sistema antiguo. Jesús está diciendo, esto está totalmente separado del judaísmo apóstata de esa época, y continúa incluso en la actualidad.

El evangelio del arrepentimiento y el evangelio de la gracia, para pecadores que se confiesan como tales, no pueden mezclarse con ninguna religión de ritual o de obras. El vestido viejo, aquí, es el judaísmo de esa época. Aquí está la naturaleza única del evangelio, la gracia no puede ser fusionada con la ley, es nueva. Y después Él da esa segunda ilustración de echar vino nuevo en odres viejos, y lo único que eso va a hacer es que va a romper los odres y el vino nuevo se va a derramar. Él usa la palabra nuevo en esa pequeña sección, siete veces, siete veces. No puede usted fusionar lo nuevo en lo viejo. Ninguna mezcla del evangelio en ninguna religión por obras es posible, debido a que todos los sistemas por obras son del infierno.

Y Él dice: Es difícil para ustedes aceptar eso. Y Él lo dice en el lenguaje del versículo 39, “Ustedes han estado bebiendo el vino antiguo, viejo, por tanto tiempo que no quieren el nuevo, porque dicen, el añejo, o el viejo, es mejor. Se aferraron a su judaísmo. El evangelio de gracia permanece de pie por sí solo. Gálatas 5:4, leemos, “De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis, de la gracia habéis caído.” ¿Escuchó eso? El evangelio cristiano permanece en pie por sí solo, de manera única. El camino de la salvación mediante la gracia únicamente, mediante la fe únicamente, mediante Cristo únicamente es incompatible con cualquier otro sistema religioso. La fe, y la fe únicamente.

Es difícil para la gente rendir su religión, ¿no es cierto? Porque es muy difícil rendir su justicia personal, eso es lo que significa el versículo 39, han estado bebiendo el vino antiguo de justicia personal por tanto tiempo, que no tienen apetito alguno para el nuevo. Dicen: Oh el viejo ha sido lo suficientemente bueno, y piensan que todavía es lo suficientemente bueno. ¿Y qué pasó? Los fariseos y los líderes de Israel vieron a Jesús y le dijeron: No queremos tu vino nuevo. No queremos tu evangelio de gracia. Queremos nuestra justicia personal, y lo mataron a Él para detenerlo de predicar ese mensaje.  

El cristianismo no es compatible con cualquier otra religión. Y todos los demás evangelios son falsos y condenadores. Si cincuenta por ciento piensan que Dios acepta la adoración del judaísmo y del islam, eso le va a decir a usted que sea lo que sea un evangélico, ni siquiera conoce la verdad del evangelio. Y le digo a usted, querido amigo, no hay salvación en la religión, solo hay salvación cuando usted se da cuenta de que usted no vale la pena ser salvado. Y todo es un acto de misericordia. Cuándo usted llega al fin de sí mismo y usted se golpea su propio pecho y dice: Dios, sé propicio a mi pecador y sálvame. Cuándo usted clama por gracia, cuándo usted viene con nada en su mano.

A ellos les encantaba su judaísmo, les encantaba su vino tradicional, antiguo. Cultivaban un gusto por él, y el gusto se había apoderado de ellos. Les encantaba, les encantaba su religión porque los satisfacía a sí mismos el pensar que ellos habían alcanzado una relación con Dios. Esa es la mentira del diablo. Las únicas personas que se reconcilian con Dios son aquellos que se confiesan a sí mismos como pecadores, que en desesperación claman a Él, sálvame, muéstrame gracia oh Dios, sálvame, no puedo salvarme a mí mismo. El judaísmo del tiempo de Jesús satisfacía de manera personal la religión falsa. Siempre es así, ¿verdad? Por todo el mundo, satisface mucho. ¡Cuán triste! ¡cuán triste!

Quizás, algunas palabras registradas por Mateo sería un buen lugar en dónde terminar, la enseñanza de Jesús en el capítulo 13. “El reino de los cielos es semejante a un tesoro,” versículo 44, “el reino de los cielos –salvación- es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía y la compró.”

Estas dos parábolas son tan simples, sin embargo tan profundas. Si usted quiere salvación verdadera, si usted quiere ser parte del reino de los cielos, usted tiene que vender toda su religión antigua, personal, de justicia personal. Usted tiene que volverse un prisionero pobre, ciego y oprimido, tiene que tener una actitud de bienaventuranza, que esté en bancarrota espiritual, que sea pobre, que esté vacío, que esté teniendo hambre y sed por aquello que usted sabe que no tiene. Le he mostrado, como probablemente se le ha mostrado varias veces, que el tesoro es Cristo, y en la salvación, la perla es Cristo, y la salvación. Y se, y les será dado a aquellos que dejan todo lo demás. De nuevo, tomando esas palabras de Pablo, si usted se aferra a alguna obra, usted nulifica, invalida la gracia.

Y entonces, le llamo a que deje cualquier supuesto sentido de su bondad, de su justicia, de su rectitud, y reconozca que su rectitud a los ojos de Dios son trapos de inmundicia. Pero eso es exactamente en dónde usted necesita estar, porque ahí es cuando usted puede recibir la salvación que Él ofrece solo a pecadores.

Nuestro Padre, te agradecemos por la verdad de Tú Palabra preciosa, realmente no hay duda, ni error en sus realidades. Gracias por abrir nuestros corazones y mentes para entenderla, para que sea aquello que más amamos. Te amamos a Ti, amamos Tu verdad, amamos a Tu pueblo, amamos a Tu iglesia, amamos porque Tú nos amaste primero. Nos amaste cuando no éramos amorosos, nos hiciste hijos cuando éramos enemigos, nos concediste la justicia de Cristo imputada a nosotros por la fe, cuando éramos pecadores miserables. Y todo fue por gracia, y siempre lo es, gracia sobre gracia, sobre gracia. De tal manera que somos lo que somos por Tú gracia, no tenemos nada de que jactarnos, la salvación de nadie es el resultado del mérito moral de alguien, cualquier ritual religioso, cualquier bondad humana. Lo mejor que somos juntos es trapos de inmundicias.

Y entonces, Te agradecemos porque un día Tú nos vistes como viste a Leví, y Tú vistes nuestros corazones quebrantados por el pecado, y anhelando el perdón, y Tú dijiste: “Sígueme”. Y dejamos todo, vendimos todo para comprar la perla, para comprar el tesoro, el tesoro sin precio de la salvación eterna. Y ahora, por todas nuestras vidas, incluso en la eternidad, Te alabaremos y Te adoraremos por una gracia tan abundante. Y Señor, yo pido que Tú salves a pecadores, incluso este día, incluso en este momento, que Tú los veas, que Tú veas el corazón penitente, y el corazón quebrantado, Tú traigas redención a ese corazón. Y que Tú cubras a ese pecador con Tu justicia.

Te agradecemos porque la justicia misma que Tú posees, nos la has imputado, nos la has acreditado por gracia, mediante la fe en Cristo, que Su justicia, lo que nos cubre. Y esa es la razón por la que estamos aquí, adorándote a Ti, motivados por la gratitud. Y estamos viendo que no solo Tu justicia nos ha sido imputada, nos ha sido acreditada como si fuéramos justos, sino que gradualmente Tú nos estás haciendo más justos, conforme Tú nos santificas y nos mueves a semejanza de la imagen de Tu Hijo amado.

Gracias por estas personas preciadas. Lleva a cabo Tú obra perfecta en cada corazón, y te lo agradecemos en el nombre del Salvador. Amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org 
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