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La voluntad de Dios para la iglesia en el mundo es proclamar el evangelio, ese es nuestro llamado. Las iglesias se han distraído, dicho de manera suave, en esta atmosfera actual, metiéndose en todo tipo de cosas que no son el evangelio, aunque quieren llamarlas el evangelio. El evangelio es el evangelio.

Y éste es un tiempo para que nosotros lo entendamos de manera explícita y clara. La semana pasada vimos la conversión de Mateo, el publicano. Y oímos las palabras de Jesús, “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” Y esa es la realidad sorprendente del evangelio, que Dios salva a pecadores, que cuando éramos enemigos Él determinó salvarnos, que aquellos que son justos en sí mismo y religiosos por su propia justicia personal están separados de la esperanza de salvación.

Vimos la semana pasada que fueron los fariseos religiosos los que pensaban que conocían a Dios y eran los representantes de Dios, que fueron denunciados de manera más fuerte por Jesús, que eran hijos del infierno, y hacían de sus discípulos más hijos del infierno. La estrategia de Satanás está en la religión. La religión falsa es una estrategia satánica en todo el mundo, cualquier desviación del evangelio puro y verdadero es una mentira condenadora, pero da la ilusión de conocer a Dios. Usted recuerda en el texto que vimos en Lucas capítulo 5, terminó al recordar que el hecho de que había una ilustración de aquellos que eran religiosos, que estaban contentos con el vino antiguo y no queriendo cambiar a nada nuevo.

Eso fue verdad de los fariseos, era tan verdadero de los fariseos, tan verdadero. Habían seis mil fariseos o algo así, en la época de nuestro Señor en la tierra de Israel. Solo hay una conversión de un fariseo en los cuatro evangelios, una. Amaban el vino antiguo, amaban su religión, Jesús vino a aquellos que no eran religiosos, que fueron confrontados solo con su pecado. El evangelio siempre va a aquellos que no se están aferrando a ninguna religión falsa. Solo un fariseo en los cuatro evangelios viene a la salvación. Quiero contarle su historia.

Abra su Biblia en Juan 3, Juan 3. Su nombre va a ser conocido por usted, su nombre es Nicodemo, ese es un buen nombre, significa: “Victoria de la gente común.” Nicodemo. Y quiero leer comenzando en el capítulo 3, y versículo 1: “Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, principal entre los judíos, este vino a Jesús de noche y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer estas señales que tú haces sino está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.”

Ahora, detengámonos ahí. Tenemos una responsabilidad como iglesia en cumplir la voluntad de Dios al proclamar el evangelio. Y el evangelio es, aquí está expresado por Jesús como, los pecadores necesitando nacer de nuevo, proclamando el nuevo nacimiento, proclamando el nacer de nuevo, es la prioridad, la responsabilidad más critica que tiene la iglesia. Nacer de nuevo es un término muy conocido, libros han sido titulados “Nacer de nuevo.” Hay muchos libros acerca de cómo nacer de nuevo, cubrí uno de ellos simplemente ésta semana, Cinco Pasos para Nacer de Nuevo, me viene a la mente. Cómo Orar Para Nacer de Nuevo, un libro titulado: Cómo Nacer de Nuevo.

Todos esos son conocidos por nosotros porque la noción de nacer de nuevo es expresada de manera tan común, es parte de la cultura pop, popular evangélica. Pero casi nadie parece entender que es lo que nuestro Señor está diciendo, es una idea simple, nacer de nuevo. De hecho, ahí en el versículo 12 del capítulo 3, Jesús lo llama algo terrenal. En otras palabras, una ilustración terrenal. Aquí está la verdad, esto es tan simple que nunca debería confundirse usted por lo que significa nacer de nuevo.

Aquí está una ilustración terrenal, y si usted no entiende esta ilustración terrenal, versículo 12 dice: ¿cómo va a entender su significado celestial? Cómo cualquier ilustración o parábola que nuestro Señor usó, Él recoge algo muy común y simple, si usted no puede entender la ilustración, que para entrar al reino es necesario que nazca de nuevo, nunca entenderá la realidad celestial del nuevo nacimiento. Y debe entender la realidad celestial del nuevo nacimiento porque es una verdad básica de la salvación. Es necesario nacer de nuevo.

Versículo 4, “Nicodemo le dijo: ¿Cómo?” Y veremos eso más de cerca en un momento. “¿Cómo?” Si hubiera estado un evangelista ahí, hubiera dicho: Repite esta oración. Podría haber dicho: Toma estos pasos. Eso habría perdido de enfoque el punto entero. Y, de hecho, Nicodemo estaba entendiendo el punto. Y aquí está el punto, es necesario que nazcas de nuevo, quizás es mejor traducido, debes nacer de arriba. Ȁnōthen (ἄνωθεν). Otras dos veces más adelante en el evangelio de Juan es traducido ‘de arriba’, debes nacer ‘de arriba’.

Permítame decirle cuán simple es la analogía, ¿qué contribución hizo usted a su nacimiento físico? Usted no hizo contribución alguna, su nacimiento físico. Y esa es exactamente la idea en nuestro Señor al usar esta analogía. Asumir que usted tiene algo que ver con su nacimiento físico es, es una idea absurda. Asumir que usted tiene algo que ver con su nacimiento espiritual es igual de absurdo. Es ridículo. Esa es la razón por la que nuestro Señor escogió esta analogía, porque es tan clara. Realmente no es posible si usted lo piensa por un momento, perder de vista lo que está diciendo.

Nacer de nuevo, o nacer de arriba, es una obra en la que usted no tiene función alguna. Su nacimiento le sucedió a usted, no tuvo parte alguna en él. Los mismo es verdad en el nuevo nacimiento. El mensaje de nuestro Señor aquí es que es una obra de Dios, y es totalmente una obra de Dios lo cual inmediatamente aplasta toda justicia por obras. Toda la religión, toda la ceremonia, todo el ritual, todos los sacramentos no contribuyen en nada a la vida nueva. Es lo que los teólogos llaman “monergistico”. No es algo que usted y Dios hacen juntos, es algo que Dios solo hace. Usted no va a entrar al reino de Dios porque usted trata más, con más esfuerzo de ser una mejor persona, o ser más religiosa, o más moral, más filantrópica, o más virtuosa. Ese es exactamente el punto que el Señor está presentando.

Y observe, se lo está presentando a un hombre que se nos acaba de presentar como un principal entre los judíos. Y ahí en el versículo 10, un hombre que es llamado ‘el maestro de Israel’. Esta es una analogía simple, terrenal, en cuánto al cimiento de la salvación. Es únicamente la obra de Dios. Únicamente una obra de Dios. Esto detiene a un legalista, en seco. Toda su vida, el legalista en este caso, el fariseo, específicamente Nicodemo, estaba alcanzando el cielo, tratando de hacerlo mediante su justicia personal. Aquí nuestro Señor dice: Todo es para nada, sin significado. Tu moralidad, tu supuesta virtud. Inútil. Este es un momento dramático, dramático en la palabra de Dios. Revelación crucial que se nos presenta en la historia de Nicodemo.

Ahora, quiero llevarlo a lo largo de esta historia, y es importante que usted entienda esto porque así es como usted necesita explicarle a la gente el evangelio. ¿Muy bien? Estoy tratando de enseñarle esto a usted para que usted se lo pueda enseñar a otros, para que podamos hacer lo que Dios nos ha llamado a hacer en el mundo. Le voy a decir esto, he estado aquí como usted sabe, cincuenta y un años, y nunca he visto un mejor momento en los cincuenta y un años para que seamos la iglesia y proclame el evangelio. Es increíble.

Entonces, necesita saber cuál es el evangelio, si usted lo va a proclamar. Esto es más que una historia, es una historia, es una historia increíble acerca del único fariseo que se registra que vino a Cristo en los cuatro evangelios. Presenta de manera clara que la salvación no es para aquellos que son buenos, no es para aquellos que tratan más duro, no es para aquellos que viven mejor, no es para aquellos que son más morales, o más religiosos, o que dejan ciertos vicios o repiten ciertas oraciones. Usted no puede orar para que nazca usted, usted no tiene más función en su nacimiento espiritual de lo que tuvo usted en su nacimiento físico. Usted está en la misma situación, usted no tiene ninguna función. Todo es una obra de Dios. Esta es una realidad aplastante para los legalistas, con toda certeza.

Ahora, expliquémoslo un poco. Regrese al capítulo 2, al versículo 23. “Estando en Jerusalén, en la fiesta de la Pascua, muchos creyeron en su nombre viendo las señales que hacía. Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre.” Simplemente una nota pequeña aquí, por cierto, Jesús es Dios y por lo tanto es omnisciente, nadie tiene que decirle lo que está pensando, porque Él lee sus mentes. Esto es omnisciencia. Y Él sabía que estas personas, que estaban creyendo en Su nombre, viendo las señales que hacía, los milagros, no estaban expresando una fe salvadora. Ellos tenían fe en Él, pero Él no tenía fe en la fe de ellos. Él conocía sus corazones. Él sabía que era superficial.

Si usted avanza un poco más en el evangelio de Juan, en el capítulo 6, usted ve un retrato del mismo tipo de fe, ésta fe falsa, versículo 14, “Aquellos hombres, viendo la señal que él había hecho,” esto es en la alimentación de los miles, “dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo”, profeta prometido ahí atrás en Génesis. “Este es el profeta.” Entonces, creyeron por lo menos que Él era el profeta. Y versículo 15, “pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo.”

Entonces, había aquellos que pensaban que Él era el profeta, quizás el profeta mesiánico. Pensaban que Él era el rey mesiánico y querían forzarlo para que Él estuviera en su reino. rodearon a Jesús, lo siguieron, si usted se acerca al final de ese mismo capítulo 6 y ve el versículo 63, el Espíritu es el que da vida, esto de nuevo es la obra de Dios, es dar vida espiritual, nacimiento, el Espíritu es el que da vida, la carne para nada aprovecha, las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida, pero hay algunos de vosotros que no creen. Creen, pero no creen de manera salvadora, porque Jesús sabía desde el principio quienes eran los que no creían, y quien le había de entregar.

Habían creyentes que no creían, siguiéndolo, creyendo que quizás era el Mesías, que quizás era el profeta, y Jesús dice esto en el versículo 65, es sorprendente, “Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, sino le fuere dado del Padre.” Wow. Su propio sentido acerca de Jesús no es suficiente para salvarlo a usted. Nadie viene a mí con fe salvadora, al menos que le haya sido concedido a él por el Padre. Ese es un eco del capítulo 6, versículo 44. “Ninguno puede venir a mí si el Padre que me envió no le trajera.” Versículo 66, “Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás y ya no andaban con Él.” Los discípulos falsos se fueron.

“Entonces, Jesús les dijo a los doce, ¿queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor,” ahí está la palabra, palabra Señor, no solo profeta, no solo Mesías, Señor. “¿A quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” Ellos sabían que Él era Dios, el Santo de Dios, y que Él tenía las palabras de vida eterna. Eran los que se quedaron, el resto se fueron.

Entonces, lo que usted ve, de regreso al capítulo 2, versículo 23, ésta fe superficial, y rodeaba por todos lados a Jesús, eventualmente se alejarían. Y esa es una ilustración de eso que vemos en el capítulo 6. Los discípulos que ya no andaban más con Él. Entonces, al final del capítulo 2, están estas personas que creen algo acerca de Jesús, quizás que Él potencialmente es el Mesías, el profeta, pero no creen de manera salvadora en Él, como Señor y el Santo de Dios. Uno de ellos se nos presenta en el capítulo 3, Nicodemo. “Había un hombre de los fariseos,” él es uno del grupo que creyeron, pero no de manera salvadora.

Él creyó algo acerca de Jesús, y nos va a decir que creyó. Vino a Jesús y dijo esto en el versículo 2, “Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro.” Entonces creía que Jesús era maestro, ¿por qué? “Porque nadie puede hacer estas señales que tú haces si no está Dios con él.” Él no necesariamente creía que era el Mesías, ciertamente no afirmó que Él es Dios el Hijo, simplemente dice: sabemos, debes haber venido de Dios como maestro por las señales que haces.”

Entonces, este es el tipo, nos da una ilustración de lo que significaba creer en el capítulo 2, creer que era de Dios, un profeta, un predicador, un maestro, debido a las señales que Él estaba haciendo, Dios debió haber estado con Él. Ahora, retrocediendo al versículo 1, por un momento. “Había un hombre de los fariseos.” Los fariseos, ese es un término muy conocido que significa “separados”, eran los legalistas, eran el corazón del judaísmo apóstata corrupto. Para mostrarle cuán corrupto eran, lo único que tiene que hacer es regresar al capítulo 2, versículo 13, la Pascua de los judíos estaba cerca y subió Jesús a Jerusalén, fue al templo, Él va al templo, y Él está ahí en el corazón de la religión judía, y claro que los fariseos eran los líderes de la religión judía, aunque eran los saduceos los que operaban el templo, los fariseos eran los teólogos populares del judaísmo.

Él entra al templo, encuentra a la gente ahí, vendiendo bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas ahí sentados, y haciendo un azote de cuerdas echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes, y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas. Y dijo a los que vendían palomas, dijo: Quitad de aquí esto y no hagáis de la casa de mi Padre, casa de mercado. Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume.

Jesús entró y aplastó su operación, sus operaciones corruptas. Los fariseos eran parte de eso, eran corruptos. De hecho, se nos dice que eran amantes del dinero, amaban el dinero. En Mateo capítulo 23, aprendemos más de ellos, y comenté de esto la última vez, solo quiero referirme a la apertura de ese capítulo, una descripción de los fariseos. Nuestro Señor dice esto, les dicen, hagan y observan, pero no hagan conforme a sus obras, porque dicen y no hacen. Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres, pero ni con un dedo quieren moverlas. Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres, pues ensanchan sus filacterias y extienden sus flecos de sus mantos para que se vieran santos. Y aman los primeros asientos en las cenas y las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas, y que los hombres lo llamen rabí, rabí.

Después Él sigue, comenzando en el capítulo 23, versículo 13: Ay, ay, ay, pronuncia maldiciones sobre los fariseos. Y estaban en la parte de arriba de la pirámide teológica, y pronuncia maldiciones fuertes hasta el capítulo 23, a lo largo del capítulo 23. Nicodemo era uno de ellos. Era bastante sorprendente, que él por los menos llegó al punto, en el que él creía que Jesús había venido de Dios, ya que el resto de los fariseos convinieron que vino del infierno e hizo lo que hizo por el poder de Satanás. Nicodemo es un principal entre los judíos. ¿Qué significa eso? Era un miembro del Sanedrín, esa es la Corte Suprema de Israel. Setenta miembros más el sumo sacerdote. Entonces, tenían un voto impar si lo necesitaban, era la Corte Suprema de Israel. Eran ricos, tenían dinero, eran eruditos, élite de familias prominentes, ex sumo sacerdotes, y constituían la Corte judía. Nicodemo era uno de ellos.

Entonces él estaba en la punta de la pirámide teológica como fariseo, y él estaba en la punta de la estructura de la autoridad judaica al ser un miembro de la Corte Suprema. Simplemente no hay mucha esperanza que un hombre tan bien ubicado en la vida, tan contento con el vino viejo va a mostrar interese alguno en Jesús y esa es la razón por la que esta historia es tan única, tan excepcional. No nos sorprende entonces, cuando dice en el versículo 2, que éste vino a Jesús de noche, ¿verdad? hay mucho en juego si viene de día.

Y le dice: Rabí, esto es bueno. Por cierto, rabí, lo reconoció como maestro. “Sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer estas señales que tú haces.” Él vino, él estaba interesado, tenía curiosidad. Rabí es muy respetuoso, las señales, él reconoce que tienen que ser hechas por Dios, no hay otra explicación para ellas. Dios tiene que estar con Él, Él estuvo de acuerdo con muchos otros que no había explicaciones posibles para los milagros que Jesús hizo. Él no está solo porque dice: “Sabemos que has venido de Dios,” porque es parte del grupo del capítulo dos que creyó en algún punto, hasta cierto grado.

Entonces, en primer lugar, aquí hay un testimonio de primera persona plural, de testigo ocular de la autenticidad de los milagros de Jesús, como prueba de Su misión divina. Y Nicodemo reconoce eso, y él es amable, y él es respetuoso, él es un religioso profesional. Es un teólogo que ama el dinero, es un juez en la Suprema Corte de Israel, él está en la parte de arriba de todo. Y, por cierto, algo de la teología de los fariseos era correcta. Creían en el decreto divino, creían en la responsabilidad moral, creían en la inmortalidad, creían en la resurrección corporal, creían en los ángeles. De hecho, creían en el castigo y las recompensas en el futuro, pero pensaban que alcanzaban el reino de Dios al observar el ritual, al guardar la ley, y debido a que nunca vieron el cambio en sus corazones, pretendían ser santos. Este es Nicodemo.

Y caminó por el camino menos pisado, unos seis mil de ellos. Y vivió la vida más restringida, era una vida horriblemente restringida. Por ejemplo, no debías ver nada que reflejara tu rostro en el día de reposo, y podías ver una cana en el día de reposo y quitártela y habrías violado el día de reposo. Podías tragar vinagre en el día de reposo para tu garganta irritada, pero no podías hacer gárgaras. Pero el corazón de este hombre está lleno de temor. Externamente él se ve como que él está en control de todo, ésta es la preocupación del pecador. Aquí es en dónde la gente religiosa está, en la parte de arriba del montón. Ellos tienen todo esto por fuera, pero conocen la putrefacción de sus corazones, y no tienen confianza de que están en el reino de Dios.

Vamos de la preocupación del pecador a la palabra del pecador a la palabra del Salvador, en el versículo 3. “Respondió Jesús y le dijo.” ¿Cómo que le respondió? Ni siquiera hizo una pregunta. ¿Qué quieres decir con que, respondió Jesús? “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, el que no naciere de nuevo, o naciere de arriba, no puede ver el reino de Dios.” Aquí Él está respondiendo, Él está respondiendo a la pregunta que está en la mente de Nicodemo.

Regrese al capítulo 2, versículos 24 y 25, Él conocía los pensamientos de la gente. Omnisciencia. Y Él conocía el temor de Nicodemo, que con todo su ritual, y toda su religión y todos sus actos externos juntos, él no estaba relacionado con Dios, no estaba en el reino. Y él tenía razón. Dios es rey, Salmo 93:1, dice: Jehová reina, reina sobre el universo, Él es el rey universal, Él reina sobre la esfera de la salvación, Él reina sobre el reino milenial que está por venir en el futuro, Él va a reinar eternamente.

Lo que Nicodemo quería en su corazón era estar en el reino, lo cual quiere decir, ser aceptado por Dios. Tenía la esperanza de la vida eterna. Él quería estar en la esfera de los redimidos, aquellos que son salvos del juicio, aquellos cuyos pecados son cubiertos y perdonados. Él quería estar en relación con Dios para siempre y camino al cielo. Esa era la pregunta en su corazón. Esa es una pregunta muy parecida a la del joven rico, en Mateo 19, que dijo: “¿Qué haré para tener la vida eterna?”

Eso no es preguntado por Nicodemo, pero eso está en su mente. Él tenía un lugar elevado en el judaísmo, Abraham era su padre, pero él sabía que Dios no era su padre, y no tenía lugar en el reino. La respuesta de Jesús es sorprendente. Versículo 3, “De cierto, de cierto te digo”. Eso aparece veinticinco veces en el evangelio de Juan, “De cierto, de cierto,” es enfático, es fuerte, significa esto es nuevo, esto es nuevo, escucha, esto es nuevo. La religión antigua judía decía que todos los judíos estarían en el cielo, a menos de que fueran culpables de apostasía o blasfemia. Eso se registra en el Mishna.

Entonces, al ser judío usted ya estaba en el reino, eso era lo que enseñaban. Pero Jesús dice: Tengo algo diferente que decir de eso. Esto es nuevo, de cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de arriba no puede ver el reino de Dios. Ver quiere decir, participar. Eso quiere decir que la religión es totalmente ineficaz, el judaísmo es ineficaz, incluso en su nivel más alto, y las palabras de Jesús despedazaron de una vez y por todas cualquier supuesta esperanza en la religión. Toda la religión combinada, en su nivel más alto es un cero delante de Dios. Toda es inútil. Para estar en el reino, necesita nacer de arriba.

Para cuando usted llega al versículo 8 en este texto, nuestro Señor habrá dicho eso, cinco veces. Nacer de arriba, nacer de arriba, nacer de arriba, cinco veces. Y por cierto, Juan recogió eso de tal manera que en su primera epístola, 1 Juan, él habla de nacer de arriba, seis veces. Y lo que nuestro Señor le está diciendo a Nicodemo es no hay nada que añadir a tu vida, para ponerlo por encima y entrar al reino, lo cual Nicodemo debió haber asumido, mira, estoy lo más alto que puedo llegar, ¿cuál es el siguiente paso? Y nuestro Señor dice: No hay siguiente paso, tu religión no vale nada. No significa nada. Más bien podría ser ateo, más bien podría adorar una roca. Estás tan alejado de Dios. Todas tus obras son obras muertas, no dan vida, no tienes vida espiritual, no tienes relación con Dios, para tener esa relación necesitas nacer de arriba. Algo tiene que sucederte a ti, que es una obra del cielo.

Ahora, el Nuevo Testamento recoge esta realidad del nuevo nacimiento, 2 Corintios 5:17, “Si alguno está en Cristo, nueva,” ¿qué? “criatura es,’ nueva creación. Mmm. 1 Pedro, capítulo 1, versículo 3, “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo nacer de arriba, para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos. Más adelante en ese capítulo, versículo 23, “Siendo renacidos,” nacidos de arriba, “no de simiente corruptible sino de incorruptible por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.” Nuevo nacimiento. Tito 3 dice lo mismo.

Pero vea por un momento Santiago 1. Santiago capítulo 1, en el versículo 17 y 18, vamos a apurarnos en esto, “Toda buena dádiva, y todo don perfecto,” eso incluiría obviamente un lugar en el reino, la salvación, “desciende de lo alto.” “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces.” Un título antiguo judío para Dios, quien es el Creador de la luz, “en el cual no hay mudanza ni sombra de variación. Él de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad.” ¿Escuchó eso? Eso es inequívoco, es claro. Toda cosa buena dada, y la salvación, y la vida, nacer de arriba, es una de esas cosas buenas, es un regalo perfecto, viene de arriba, desciende de Aquel que creó la luz. “Y en el ejercicio de su voluntad, nos hizo nacer,” Él nos dio vida. Las epístolas del Nuevo Testamento reconocen esto. Efesios 2, estaban muertos en pecado, pero en Cristo se les dio vida.

Entonces, esto es algo a lo que usted no contribuye. Esto es sorprendente. Esto es sorprendente. Y Nicodemo, entiende. Versículo 4, él sabe que Jesús está hablando en ilustración terrenal para presentar un punto espiritual. “Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar en el vientre de su madre y nacer?” Él deliberadamente en cierta manera está haciendo algo torpe. Él dice: Bueno, esto es ridículo, estás diciendo que necesita nacer de nuevo. Nadie hace eso, nadie puede nacer de nuevo.

Él entiende el lenguaje figurado que se usaba de manera tan común por los rabís y los maestros, y él entiende la analogía. Y su punto es inequívoco, y claro, Jesús está diciendo: Es imposible. Eso es lo que Jesús está diciendo. ¿Quieres estar en el reino? Es imposible. Ninguna contribución que has hecho o harás te coloca en el reino. Tienes que nacer de arriba, tiene que descender del cielo. Esto es lo que es tan nuevo. De cierto, de cierto, esto realmente es nuevo. En tu sistema legalista nunca has oído algo así. ¿Cómo puede suceder eso? Es imposible. Es imposible.

Él no le dice: Bueno, eres un buen hombre, un hombre muy religioso, simplemente en cierta manera haz esto, repite esta pequeña oración. No, tú estás en cero. En cero. Aunque estás ahí arriba en la estratosfera religiosa, pero con Dios estás en cero. Y necesitas nacer de arriba, y esa es una obra de Dios.

Entonces, Nicodemo dice” ¿Cómo es que eso pueda suceder? Eso es imposible. Yo no puedo hacer nada para contribuir a mi nacimiento. Versículo 5, “Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo.” Lo vuelve a decir, porque esto es nuevo, “el que no naciere de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.” El que no naciere de agua y del Espíritu, ¿qué es eso? He oído todo tipo de respuesta a esa pregunta, que el agua es el nacimiento humano, porque la fuente de una mujer se rompe y eso se refiere entonces al nacimiento humano. Bueno, ese es un coloquialismo moderno que no existía en el hebreo, entonces, no está hablando de que al menos que nazcas físicamente y espiritualmente, esa sería una afirmación ridícula, porque ya había nacido físicamente.

Algunas personas dicen: No, el agua es el bautismo. Y el bautismo es esencial para la salvación. Nicodemo no habría conocido nada de que se rompiera la fuente, esa no era una expresión coloquial en su lenguaje, y no habría sabido nada del bautismo cristiano, porque aún no había sido implementado. Cuándo Jesús le dice a Nicodemo, “el que no naciere del agua y del Espíritu, no puedes entrar en el reino de Dios,” Nicodemo debería haber sabido de que estaba hablando. Él debería haber sabido.

Usted vaya al versículo 10. Jesús le dice: “¿Eres tú el maestro de Israel y no sabes esto?” ¿Es posible que tú eres el maestro en Israel y no entiendes estas cosas? Supuestamente eres el experto en el Antiguo Testamento, y ¿no sabes que la salvación no es cuestión de algo que haces, sino que es cuestión de algo que Dios hace al darte vida? ¿Te acuerdas de Ezequiel 11? en dónde Dios dice en el versículo 18, “cuando vayan a ir van a quitar todas las cosas detestables y todas sus abominaciones y les daré un corazón y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos, y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo y yo sea a ellos por Dios.”

En otras palabras, se volverán mi pueblo, voy a volverme su Dios cuando yo los lave de cosas detestables y coloque un nuevo espíritu en ellos. En Ezequiel 36, este es simplemente una porción increíblemente importante en la Escritura, versículo 25, esto está hablando del Nuevo Pacto. Versículo 25, escuche Ezequiel 36, este es Dios prometiendo salvación a Israel, y a todos los que creen, “Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias, y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, pondré espíritu nuevo dentro de vosotros, y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne, y pondré dentro de vosotros mi Espíritu y haré que andéis en mis estatutos y guardéis mis preceptos y los pongáis por obras.”

¿Se da cuenta usted ahí en el versículo 25, haré, haré? Versículo 26, “Daré.” Versículo 27, “Pondré.” Y finalmente, “Pongáis.” Ustedes pondrán. Yo los limpiaré, esa es el agua. Yo pondré el Espíritu mío dentro de vosotros, ese es el agua y el Espíritu. Esto no es oscuro en el Antiguo Testamento, incluso el profeta Jeremías, un par de lugares, pero le voy a mostrar uno en el capítulo 31, dice esencialmente lo mismo. Capítulo 31, versículo 31, “He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré un nuevo pacto con la casa de Israel, y con la casa de Judá, no como el nuevo pacto claro que fue ratificado por la muerte de Cristo. “No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto.” No el pacto mosaico, la ley que rompieron, porque ellos invalidaron mi pacto, pero este es el pacto que haré con la casa de Israel,” futuro, “daré mi ley en su mente y la escribiré en su corazón. Y yo os seré a ellos por Dios y ellos me serán por pueblo.” Daré, seré, daré.

El judaísmo apóstata había pensado que la religión debía ser alcanzada por fuera, la parte exterior de la identidad humana, pero Dios siempre había dicho, yo voy a limpiarlos de sus pecados, yo voy a colocar mi espíritu dentro de ustedes, ustedes deben nacer de agua, el agua de la limpieza, la limpieza de la Palabra, Pablo la llama, y el Espíritu debe ser colocado en ustedes para renovar su espíritu. Deberías saber eso. ¿Eres un maestro en Israel y no sabes, y no conoces las promesas del nuevo pacto?

La segunda línea de razonamiento, versículo 6, Nicodemo debería haber sabido esto, lo que es nacido de la carne, carne es. Debes saber eso Nicodemo, debes saber eso. Debes saber lo que Pablo dice en Romanos 8:8, dice, “aquellos que están en la carne, no pueden agradar a Dios.” Debes saber eso. ¿Por qué Nicodemo debía saber eso? Bueno, si usted regresa a Génesis, “Mi espíritu no contenderá siempre con el hombre, porque es carne, es carne. Todo designio de los pensamientos del corazón de ellos es de continuo solamente mal.” Regresa a Génesis, eres carne, y todo lo que hay en ti es malo si eres carne. Y Dios dice en el versiculo 13 de Génesis 6, “El fin de toda carne está delante de mí, porque la tierra está llena de violencia.” Él dice, en el versículo anterior, “Toda la carne se ha corrompido en su camino sobre la tierra.”

Job 15:14, “¿Qué es el hombre para que sea puro o aquel que es nacido de mujer que sea justo?” Salmo 51, “Yo fui formado en maldad, y en pecado me concibió mi madre.” Yo fui pecaminoso desde el principio. Escuche Isaías 64, “Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia. Y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento. Nadie hay que invoque tu nombre, nadie hay que invoque tu nombre.” Wow.

Nicodemo debería haber sabido eso. Él debería haber sabido que la salvación era interna, no externa debido a esos pasajes del nuevo pacto. Él debería haber sabido que la carne del hombre solo puede producir carne. Él debería haber sabido que el corazón es engañoso sobre todas las cosas, y desesperadamente impío, y ¿quién lo puede conocer? Jeremías 17:9. Él debería haber conocido Jeremías 13:23, “¿Mudará el etíope su piel, o el leopardo sus manchas?” Entonces, ni tampoco ustedes, los que son malos pueden hacer bien.

Nicodemo tenía en el Antiguo Testamento la doctrina de la depravación total, que debía haberle dicho que ningún hombre, de su carne, podía producir algo para honrar a Dios. Nicodemo debería haber conocido esos pasajes acerca del nuevo pacto. El lavamiento, y el conceder un nuevo espíritu, y el Espíritu Santo. Entonces, Nicodemo, vea el versículo 7, “No te maravilles de que te dije, os es necesario nacer de nuevo.” No deberías sorprenderte, todo estaba ahí, y tú supuestamente eres el maestro en Israel. Deberías haber sabido esto.

Entonces, vemos la preocupación de Nicodemo, y vemos las palabras del Salvador. Y después finalmente llegamos a la obra del Espíritu. Versículo 6, “Lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.” Versículo 8, “El viento sopla de dónde quiere y oye su sonido, más ni sabes de dónde viene, ni a dónde va, así es todo aquel que es nacido del Espíritu.” Entonces, ahora sabemos que este nacimiento no es algo en lo que nosotros participamos con Dios para lograrlo, es algo que desciende del cielo, Dios lo hace y es una obra en particular del Espíritu Santo. Y es una obra tan soberana, versículo 8 dice, que es como el viento. Aquí hay otra ilustración terrenal. “El viento sopla de dónde quiere y oyes su sonido, más no sabes de dónde viene ni adónde va.”

En otras palabras, no puedes controlar el viento, el viento es de arriba. Es invisible, es irresistible, es incontrolable, es impredecible, y así es la obra del Espíritu. Y así como el viento depende de Dios, y es irresistible, así también el nuevo nacimiento depende de la voluntad de Dios, igualmente irresistible. Lo que Él está diciendo aquí es, no repita esta oración y vas a nacer de nuevo. Él dice: Bueno, esta es la obra del Espíritu. Todo esto es de Dios, y Dios lo hace cuando Dios quiere. Y tanto Ezequiel como Jeremías, fue daré, daré, pondré, pondré. Todo, la obra de Dios.

Nicodemo dijo en el versículo 9, “¿Cómo puede hacerse esto?” Wow. Wow. Él había sido instruido, probablemente esta es una representación resumida de horas de conversación, había sido instruido, de nuevo, a partir del Antiguo Testamento, de carne, produciendo carne, entonces habría escuchado de los labios del Señor mismo la doctrina de la depravación humana que hacía claro para él que no había manera posible en la que la carne pudiera agradar a Dios. Y después, se le había dicho que toda su religión resultaba en cero, y él necesitaba nacer de arriba, y eso no era lo que él podía hacer. Esta es la condición verdadera del pecador, totalmente depravado, incapaz, indispuesto, y completamente dependiendo de la misericordia de Dios.

Entonces, Jesús le dice en el versículo 10, “¿Eres tú el maestro de Israel y no sabes esto? ¿No tienes una doctrina de depravación total? ¿No entiendes la carne? ¿No entiendes que la salvación de Dios no es una actividad externa, religiosa, sino que es una transformación que lava tu pecado y te da un nuevo corazón, implanta el Espíritu de Dios dentro de ti? Esto no debería haber sido nuevo. Pero el hecho de que Jesús dice dos veces, de cierto, de cierto, significa que se lo estaba trayendo a Nicodemo como algo que realmente nunca había conocido.

¿Cuál es el problema de Nicodemo? Versículo 11, “De cierto, de cierto,” otra vez, hay algo nuevo otra vez, “te digo que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto testificamos, y no recibís nuestro testimonio. Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, como creeréis si os dijera las celestiales.” Él dice: Tú no eres un creyente, Nicodemo. Ese es el problema. Tú no eres un creyente. Tú ni siquiera entiendes estas cosas. He tratado de darte ilustraciones terrenales, pero tú, tú no pasas de la ilustración terrenal a la realidad celestial. El problema es que no crees en mi testimonio.

Versículo 11 indica que Nicodemo no es un creyente verdadero. “No recibís nuestro testimonio.” Versículo 12, “No creéis.” Ese es tu problema, no crees. Versículo 13, “Nadie subió al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado.” Y Él está hablando de Su cruz, “para que todo aquel que en él cree no se pierda, más tenga vida eterna.”

Entonces, hay una realidad que se aplica al pecador. ¿Y qué es lo que el pecador debe hacer? ¿Qué? Creer. Creer. Esto es simplemente asombroso. Este es un hombre que ha trabajado su vida entera para entrar al reino, de manera religiosa, moral. Y él no está adentro, ni siquiera está cerca. Y con todo ese mérito, Jesús dice en el versículo 15, “Todo aquel que en él cree,” en el Hijo del hombre, “tendrá vida eterna.” Estas son literalmente las peores noticias posibles para el legalista definitivo. Has desperdiciado tu vida. Toda tu justicia es, ¿qué? trapos de inmundicia. Pablo lo llamó, excremento. Él era el único otro fariseo que da su testimonio en la Escritura. Esto es simplemente aplastante para la gente que está tratando de ganarse la entrada al cielo. Y peor, no solo no están en el reino, sino que Dios le ofrece el reino a aquellos que no han hecho nada para ganárselo.

Y estamos de regreso a dónde estábamos la semana pasada, ¿verdad? No vine a llamar a justos, sino ¿a quiénes? a los pecadores al arrepentimiento. Todo aquel que cree, ¿por qué? “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.” El versículo más conocido en la Biblia. Ustedes sabían que íbamos a llegar ahí, ¿verdad? No veas a Moisés, no veas a Abraham, no veas al templo, no veas la ley, ve a Jesús. Ve a Jesús. “Porque no envió Dios a Su Hijo,” versículo 17, “al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree no es condenado, pero el que no cree ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”

Vaya al final del capítulo, versículo 36, “El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.” Versículo 12, cree, cree. Versículo 15, cree. Versículo 16, cree. Versículo 17, indica que la salvación viene mediante Él, al que, versículo 18, que cree, que cree. Usted no puede ganarse su salvación.

Entonces, que hay acerca del resto de la historia. No vemos ningún comentario ahora, de Nicodemo. ¿Qué pasó? ¿Qué pasó? Bueno, vayamos al capítulo 7, le voy a dar el resto de la historia brevemente. Entonces, versículo 40, hay conflicto entre la multitud por Jesús. Algunos decían Él es el profeta, otros decían es el Cristo, otros de Galilea ha de venir el Cristo, estaban discutiendo por la identidad de Jesús, que no vendría de Galilea. ¿No dice la Escritura que del linaje de David, y de la aldea de Belén? Huno entonces disensión entre la gente a causa de Él, y algunos de ellos querían prenderle. Esto es arrestarlo, y quitarle la vida. Pero ninguno le echó mano. Los alguaciles vinieron a los principales sacerdotes y a los fariseos y estos les dijeron: ¿Por qué no le habéis traído? ¿Por qué no simplemente lo arrestaron? Los alguaciles respondieron: Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre.

Entonces, los fariseos le respondieron: “¿También vosotros habéis sido engañados?” La policía ni siquiera podía arrestarlo porque estaban asombrados por lo que dijo Él. Versículo 48: “¿Acaso ha creído en Él alguno de los gobernantes o de los fariseos?” ¿Qué está diciendo eso? Bueno, si los fariseos que son los más religiosos de todos no creyeron en Él, y nadie en este punto había creído en Él, incluyendo Nicodemo, ¿Por qué alguien va a creer en Él? Ellos son los expertos, más esta gente que no sabe la ley, maldita es.

En otras palabras, ellos menospreciaban al hoi polloi. Después vemos esto, versículo 50, “Nicodemo, el que vino a él de noche, el cual era uno de ellos, les dijo: ¿Juzga acaso nuestra ley a un hombre si primero no le oye y sabe lo que ha hecho?” mmm. Alrededor de un año antes de la muerte de nuestro Señor aquí, entonces han pasado dos años y Nicodemo no ha nacido de arriba. Pero ahora, él está defendiendo a Jesús contra el deseo de los fariseos por quitarle la vida. Él todavía no es un creyente, pero no es parte de los fariseos tampoco. Versículo 52, “Respondieron y le dijeron: Eres tú también galileo.” Ésta es una broma. “Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta,” burla y sarcasmo en contra del maestro, rico y poderoso, miembro de la Suprema Corte. Han pasado dos años y ahora él está defendiendo a Jesús.

Entonces, ¿cómo termina la historia? Vaya al capítulo 19, versículo 38, tan maravilloso. Mmm, ésta es la sepultura de Jesús después de Su crucifixión. “Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiese llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces vino, y se llevó el cuerpo de Jesús.” También, José de Arimatea es un verdadero creyente de Jesús, un secreto que guardó porque él temía por su vida. Pilato le dio el cuerpo de Jesús.

Vea el versículo 39, “También Nicodemo,” oh, “el que antes había visitado a Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras. Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos. Y en el lugar donde había sido crucificado, había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno. Allí, pues, por causa de la preparación de la pascua de los judíos, y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.”

Dos hombres lo sepultaron, José de Arimatea, y Nicodemo. José de Arimatea, rico, también un miembro del Sanedrín, pero no un fariseo, él había nacido de arriba. Y después Nicodemo se apareció con unos treinta kilos de especias. Ése era un volumen de especias apto para la gente más noble, resina en polvo, con áloes, y especias, y con madera de sándalo, para cubrir el olor de la carne en estado de descomposición. Él es ahora una nueva criatura. Él es osado, él ya no tiene miedo, ni tampoco José de Arimatea. No tienen miedo, acuden a Pilato, quieren el cuerpo, no tiene miedo de Pilato, no tienen miedo de los judíos. En algún punto entre Juan 7, y 19, el cielo descendió sobre Nicodemo.

¿Qué hay acerca del resto de la historia? Bueno, la tradición dice que Nicodemo presentó una defensa de Jesús, en su juicio ante Pilato. La tradición dice que Nicodemo fue bautizado por Pedro y Juan. La tradición dice que su confesión del Señor Jesús como Salvador, lo llevó a ser privado de su función como fariseo, fue excomulgado, y fue despedido y expulsado de Jerusalén por judíos hostiles.

La tradición dice que su familia fue reducida a pobreza total, tan severa que hay una historia hermosa de su hija. Y su hija, en una de la familia, era tan pobres que fue reducida a la vergüenza de escarbar en los montones de estiércol para encontrar un grano que comer. La hija de Nicodemo es abordada por un rabí que lo ve buscando semillas en un montón de estiércol, y le pregunta quien es ella. Y ella respondió: Yo soy la hija de Nicodemo. A lo cual el rabí supuestamente dijo: ¿Qué le pasó a tu padre? Y la niña dijo: Él siguió a Cristo y fue expulsado. Y el rabí se rehusó a ayudar. Fabio, unos cuatro siglos después se refiere a un documento antiguo que registra que Nicodemo fue martirizado por su devoción a Cristo al ser golpeado hasta la muerte, por una multitud.

Ahora, esa es la tradición. Tengo buenas noticias para usted. Pregúntele cuando llegue al cielo. El cielo desciende y Dios hace que los pecadores sean nuevos. Eso es un milagro divino. No contribuimos en nada, lo único que podemos hacer es creer, ¿verdad? Clame a Dios, Señor, dame fe, dame vida. No es una oración en formula que usted repite. Clame al cielo. Que Dios le conceda a usted vida y arrepentimiento, y fe.

Padre, te agradecemos por el tiempo en el que hemos podido estar juntos el día de hoy. Es el tiempo más sagrado de todos porque doblamos nuestras rodillas ante Tu soberanía, y Tú nos hablas mediante Tu Palabra. Te agradecemos porque Tú salvas a pecadores, no en base a algo que ellos hayan hecho, sino que cuando reconocen que están totalmente muertos y llegan al punto de bancarrota absoluta, y pobreza, y claman como el publicano: “Dios sé propicio a mí, pecador.”

Que todo pecador, toda alma, toda mente reconozca que viviremos para siempre en el reino de la luz, el reino del cielo, el reino de Dios, o el reino de las tinieblas, el reino del infierno pagando una deuda interminable. Y que el reino solo está disponible para aquellos quienes Tú das vida de arriba. Lo único que el pecador puede hacer es golpear su pecho y decir, Dios sé propicio a mí, pecador, concédeme vida, concédeme fe, concédeme arrepentimiento. Tenemos la promesa que todo aquel que viene a ti Tú nunca le echarás fuera. Esos impulsos para venir a Ti son impulsos que Tú inicias.

Entonces, en dónde esos deseos se elevan en el corazón es Tú Espíritu operando. Trae a gente a Tú reino, dales vida de arriba. Que ellos crean en Cristo, el Santo, el Hijo de Dios, Señor y Salvador, crucificado y resucitado de la tumba. Y al creer que tengan vida eterna. Ayúdanos a tener oportunidades para proclamar las glorias del nuevo nacimiento, que Tú nos has enseñado de Tu Palabra. Oro Señor porque Tú bendigas esta congregación preciada de personas, dales puertas abiertas para hablar de lo que significa nacer de arriba. Y que ellos sean instrumentos que Tú puedas usar, así como el Señor le dijo a Nicodemo, que encuentren a personas con quienes puedan compartir el evangelio, y que Tú muestres gracia al abrir corazones.

Esa es nuestra oración para Tu gloria y honor. Amén.

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