El surgimiento del naturalismo ha significado una catástrofe moral para la sociedad moderna. Las ideologías más perjudiciales de los siglos XIX y XX están basadas en el darwinismo.

Uno de los primeros abanderados de Darwin, Thomas Huxley, dio una conferencia en 1893 en donde sostuvo que la evolución y la ética son incompatibles. Escribió que "la práctica de lo que es éticamente mejor - lo que llamamos bondad o virtud - consiste en una línea de conducta que, en todos los aspectos, se opone a lo que conduce al éxito en la lucha cósmica por la existencia." [Evolución y Ética, La Conferencia Romanes, 1893.]

Huxley, sin embargo, trató de justificar la ética como un resultado positivo de funciones racionales superiores de la humanidad; y pidió a su audiencia que no imitara "el proceso cósmico", ni huyera de él, sino que lo combatiera - manteniendo públicamente algo de apariencia de moral y ética. Pero lo que no pudo hacer - lo que él y otros filósofos de su época ni siquiera se molestaron en tratar de hacer- fue ofrecer alguna justificación para asumir la validez de la moral y la ética en sí en principios puramente naturalistas. Huxley y sus colegas naturalistas no podían ofrecer otra brújula moral que la de sus propias preferencias personales, y como era previsible, sus filosofías abrieron la puerta de par en par para la subjetividad moral completa y en definitiva, la amoralidad.

Los filósofos que incorporaron las ideas de Darwin vieron rápidamente el punto de Huxley, concibiendo nuevas filosofías que sentaron las bases para la amoralidad y el genocidio que caracterizó gran parte del siglo XX.

Karl Marx, por ejemplo, siguió tímidamente a Darwin en la concepción de sus teorías económicas y sociales. Dedicó una copia de su libro Das Kapital a Darwin con las palabras: "de un admirador fiel." Se refirió a El origen de las especies de Darwin como "el libro que contiene la base de la historia natural de nuestro punto de vista." [Stephen Jay Gould, Desde Darwin (Nueva York: Norton, 1977), 26]

La filosofía del "darwinismo social" de Herbert Spencer aplica las doctrinas de la evolución y la supervivencia a los más aptos de las sociedades humanas. Spencer sostuvo que si la naturaleza misma ha determinado que los fuertes sobreviven y los débiles perecen, esta regla debe también regir la sociedad. Las diferencias raciales y de clase reflejan simplemente la manera natural. Por tanto, no hay ninguna razón moral trascendente para tener compasión por la lucha de las clases desfavorecidas. Es, después de todo, parte del proceso evolutivo natural - y la sociedad podría en realidad mejorar mediante el reconocimiento de la superioridad de las clases dominantes e impulsando su superioridad. El racismo de los escritores como Ernst Haeckel (que creía que las razas africanas eran incapaces de desarrollo cultural o mental superior) también tenía sus raíces en el darwinismo.

Toda la filosofía de Friedrich Nietzsche se basa en la doctrina de la evolución. Nietzsche tenía un resentimiento hostil a la religión; y al cristianismo en particular. La moral cristiana encarna la esencia de todo lo que Nietzsche odiaba; creía que la enseñanza de Cristo glorificaba la debilidad humana y era perjudicial para el desarrollo de la raza humana. Se burló de los valores morales cristianos como la humildad, la misericordia, la modestia, la humildad, la compasión por los débiles y el servicio a los otros. Creía que tales ideales habían producido debilidad en la sociedad. Nietzsche vio a dos tipos de personas - la clase magistral, una minoría dominante iluminada y el "rebaño", seguidores semejantes a ovejas que eran conducidos fácilmente. Y llegó a la conclusión de que la única esperanza para la humanidad sería cuando la clase magistral se convirtiera en una raza de Übermenschen (superhombres), sin el estorbo de las costumbres religiosas o sociales, que tomarían el poder y llevarían a la humanidad a la siguiente etapa de su evolución.

No es de extrañar que la filosofía de Nietzsche sentó las bases para el movimiento nazi en Alemania. Lo que sí es sorprendente es que en los albores del siglo XXI, la reputación de Nietzsche haya sido restablecida por manipuladores de la información filosóficos; y sus escritos estén una vez más de moda en el mundo académico. De hecho, su filosofía - o algo como ella - es a lo que el naturalismo debe volver inevitablemente.

Todas estas filosofías se basan en conceptos que son diametralmente opuestos a una visión bíblica de la naturaleza del hombre, ya que todos empiezan aceptando una visión darwiniana del origen de la humanidad. Tienen sus raíces en las teorías anti-cristianas sobre los orígenes del hombre y el origen del cosmos; y por lo tanto no es de extrañar que se opongan a los principios bíblicos en todos los niveles.

El simple hecho de la cuestión es que todos los frutos filosóficos del darwinismo han sido negativos, viles y destructivos para la estructura misma de la sociedad. Ni una sola de las grandes revoluciones del siglo XX, dirigida por filosofías post-darwinianas ha mejorado o ennoblecido a ninguna sociedad. En cambio, el principal legado social y político del pensamiento darwiniano es un espectro completo de tiranía del mal - con el comunismo inspirado en Marx en un extremo y el fascismo inspirado en Nietzsche en el otro. Y la catástrofe moral que ha desfigurado a la sociedad occidental moderna también es directamente atribuible al darwinismo y al rechazo de los primeros capítulos de Génesis.

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