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Ore, lea su Biblia, asista a la iglesia, comparta el Evangelio, obedezca a sus padres. ¿Reconoce esa lista? Es probablemente la respuesta que obtendrá cuando pregunte qué quiere Dios que usted haga. Se enfoca es sus acciones, lo cual es bueno…pero ¿qué pasa con sus actitudes? Usted puede orar con un corazón orgulloso, ir a la iglesia sin ganas e incluso compartir el Evangelio con motivos erróneos. A Dios también Le importan nuestras actitudes. En efecto, es parte de Su voluntad –una gran parte. Él quiere que seamos agradecidos todo el tiempo. Aquí tiene cinco motivos más porque…

1. La gratitud glorifica a Dios:

En 2 Corintios 4:15 Pablo le dice a la iglesia de Corintio: “Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios.”

Pablo declara el motivo de todo su servicio sacrificial a Corintio –gratitud que abundaba para la gloria de Dios. Piense en todo el dolor que Pablo sufrió en su ministerio a la iglesia de Corintio: no lo comprendieron, lo ridiculizaron, lo calumniaron y también lo atacaron por su servicio al Señor. Sin embargo, pasó desinteresadamente su vida de manera que la gracia de Dios alcanzara a más pecadores; y la alabanza de los redimidos ascendiera al trono de Dios.

Una historia de Lucas 17 refuerza este punto. Cristo se encuentra con diez leprosos en un pueblo entre Samaria y Galilea. Y les dice que vayan y se muestren a los sacerdotes. Mientras que obedecían Su orden, Cristo cura a los diez instantáneamente. El versículo 15 retoma la historia: “Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano.” Noten como Lucas define cuidadosamente cómo el samaritano glorifica a Dios –cae a los pies de Cristo dándole gracias. La gloria de Dios y la gratitud son inseparables.

 

2. Un corazón agradecido reconoce la bondad de Dios:

Pablo le recuerda a Timoteo un importante principio cuando dice: “Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado.” (1 Timoteo 4:4). Algunos impostores en Éfeso rehusaron afirmar que Dios creó todo bueno, inclusive la comida. Ellos simplemente negaron la benevolencia de la creación de Dios, lo que los llevo a rechazar la aceptación de Sus regalos. Al recibir y disfrutar con agradecimiento los regalos de Dios, los creyentes cumplen con la noble intención para la cual los mismos fueron creados. La doxología de Romanos 11:36 resume esta perspectiva: “Porque de Él, y por Él, y para Él, son todas las cosas. A Él sea la gloria por los siglos. Amén”.

 

3. Un corazón ingrato caracteriza a la humanidad caída:

En 2 Timoteo 3:1-2 Pablo dice: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos...”

Pablo no sólo dice que en los últimos días habrá gente narcisista, codiciosa, engreída, orgullosa, injuriosa, rebelde sino también ingrata. La ingratitud caracteriza a la humanidad caída de los últimos días. Miren a su alrededor –estamos viviendo esos días, ¿no es cierto? Pablo continúa diciendo que hombres malvados irán de mal en peor (versículo 13). Cuanto más nos acercamos a la Segunda Venida de Cristo, más malvados son los hombres; cuanto más malvados son, más ingratos son también. No debería sorprendernos ver que la gente no redimida pasa su vida quejándose, amargada, enojada, desagradecida, sin ninguna gratitud, esperando recibir todo lo bueno que se le cruce en el camino, y explotando cuando no es así. Anticipamos esas ingratas expresiones de los no creyentes; pero las mismas no tienen lugar en las vidas del pueblo de Dios.

 

4. Dar las gracias es una parte habitual de la adoración:

El salmista nos llama a una actitud de agradecimiento cuando escribe: “Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre” (Salmo 100:4). William Hendriksen dice: “Cuando una persona ora sin gratitud, ha cortado las alas de su oración de tal modo que ésta no se puede elevar”. Cuando usted entra en presencia de Dios con ingratitud, su adoración es inaceptable.

Uno de sus principales objetivos cuando la iglesia primitiva -en el Nuevo Testamento- se reunía era agradecer a Dios. Eso está implícito en la instrucción de Pablo a los Corintios referente al uso adecuado de las lenguas durante su servicio de adoración. Él dice: “Porque si bendices sólo con el espíritu, el que ocupa lugar de simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? pues no sabe lo que has dicho. Porque tú, a la verdad, bien das gracias; pero el otro no es edificado.” (1 Corintios 14:16-17).

Otras cartas de Pablo les recuerdan a los creyentes que expresen su gratitud; y por lo tanto se diferencien de la cultura ingrata no creyente. “Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias. (Efesios 5:3-4, ver 2 Corintios 4:15; 9:11).

 

5. Un corazón agradecido refleja humildad divina:

La ocasión de su gratitud, así como lo que usted agradece, dice mucho de su madurez espiritual. La Biblia nos dice que seamos agradecidos por todas las personas y todas las cosas. ¿Ha pensado alguna vez qué incluye una lista de todas las cosas? Gobiernos corruptos, empleados injustos, cónyuges resentidos, enfermedades graves, colapsos económicos -todas las cosas (1 Tesalonicenses 5:18; Filipenses 4:6).

Solo un tipo de persona puede expresar gratitud por esas cosas –un cristiano humilde. Los creyentes saben que no merecen nada más que el juicio de Dios. Por eso, como la iglesia primitiva, ellos pueden cantar himnos mientras que sufren el cautiverio (Hechos 16:25) o regocijarse cuando son perseguidos a causa del nombre de Cristo (Hechos 5:41). Los cristianos humildes ven cada cosa amarga como dulce y siempre se regocijan (Filipenses 1:18).

Esa no es una lista exhaustiva, por supuesto. Hay muchos otros motivos en la Escritura por los que Dios quiere que seamos agradecidos. ¿Puede usted enumerar algunos? Aquí tiene nuestra lista de algunos de esos motivos. Vea si puede expandirla utilizando la Escritura como su única fuente:

  1. Dios nos ordena ser agradecidos.
  2. La gratitud reconoce la soberanía de Dios.
  3. Dios juzga la ingratitud.
  4. La gratitud glorifica a Dios.
  5. Un corazón agradecido reconoce la bondad de Dios.
  6. Un corazón ingrato caracteriza a la humanidad caída.
  7. Agradecer es una parte habitual de la adoración.
  8. Un corazón agradecido refleja humildad divina
  9. …?

 

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org 
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