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This sermon series includes the following messages:
Los libros de la Biblia no están en el orden en que fueron escritos. El orden refleja la Septuaginta, traducción Griega del Antiguo Testamento [AT] publicada aproximadamente, cien años antes de Cristo.
El Antiguo Testamento Hebreo sigue un orden un poco diferente a la Biblia que usamos hoy. Si comparamos el AT en Hebreo con nuestra Biblia, vemos que en el índice tiene únicamente veinticuatro libros. A primera vista, pensaría que faltan algunos libros, pero esos veinticuatro libros contienen el mismo material que los treinta y nueve del AT de las versiones actuales.
Los judíos organizaron los libros según el estado oficial de los escritores: Moisés; los profetas; y otros escritores. Si ese orden nos suena conocido, es porque Jesús lo mencionó en Lucas 24:44, “Y les dijo: Estas son palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”.
Este es el orden de los libros de la Biblia en Hebreo:
- La ley de Moisés:
Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio
- Los profetas
Los profetas anteriores: Josué, Jueces, Samuel, y Reyes
Los últimos profetas: Isaías, Jeremías, Ezequiel, y “Los Doce” (menores profetas)
- Las Escrituras:
Libros poéticos: Salmos, Proverbios, y Job
Los cinco rollos: Cantar de los Cantares, Rut, Lamentaciones, Eclesiastés y Ester
- Los libros históricos: Daniel, Esdras, Nehemías, Crónicas
El orden del Nuevo Testamento también está basado en categorías de género. Primero vienen los libros históricos-que son los evangelios y Hechos. Luego vienen las epístolas-primero las de Pablo, y luego aquellas escritas por otros autores. Y finalmente Apocalipsis.
La iglesia siempre agrupa los evangelios con Mateo primero, seguido por Marcos o Lucas, y luego el evangelio de Juan. También ubica las epístolas Paulinas en dos categorías--primero las epístolas a las iglesias, luego las cartas personales. Típicamente colocaban esas epístolas de acuerdo a su tamaño o extensión. Las cartas personales y epístolas generales (no epístolas-Paulinas) parecen seguir el orden. Hebreos primero, seguidos por las escrituras de Santiago, Pedro, Juan, y Judas.