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Mateo, capítulo 3. Recuerdo a un joven que me hizo una pregunta cuando estaba en una conferencia bíblica en Hume Lake. Y él me dijo: “Señor MacArthur, ¿qué es lo que hace que alguien sea grande? ¿Qué es lo que hace que alguien sea grande?” Y realmente, no tuve una respuesta bíblica buena. Y comencé a pensar en ello. Y comencé a pensar acerca del hecho de que, a los ojos del mundo, hay varias cosas que hace que usted, entre comillas, sea grande. Una sería que nazca en la familia correcta. Si usted resulta estar relacionado con las personas correctas, automáticamente, es colocado en el foro público. Y se le da cierta medida de grandeza simplemente porque usted es el hijo o la hija de alguien famoso, o alguien rico o alguien importante. Entonces, la familia puede hacerlo grande en el juicio del mundo.

Otra cosa es el dinero. Si usted tiene mucho dinero, el mundo tiende a pensar de usted como una gran persona. Otra cosa es la educación. Si usted tiene mucho conocimiento o si tiene una lista de títulos al lado de su nombre. O si tiene el privilegio de enseñar en una posición muy prestigiosa o si es el autor de libros muy influyentes o lo que sea, entonces, la gente piensa de usted como teniendo una medida de grandeza en relación a qué tan grande su influencia es. Y después, claro, podríamos decir, en general, el éxito. Si usted es exitoso, la mayoría de la gente cree que usted es grande.

Ahora, si vemos eso como criterios, si decimos que nacer en una familia especial es parte de la grandeza, tener dinero, educación o ser exitoso, tendríamos que concluir, como resultado de eso, que la luz de los estándares del mundo Jesús no fue grande, ¿verdad? Él nació en una familia muy ordinaria, Su padre, no por nacimiento sino por adopción, realmente, José, no era más que un carpintero. No tenía dinero. De hecho, él dijo “las zorras tienen agujeros, las aves del cielo tienen nidos y el Hijo del Hombre no tiene lugar en donde reposar Su cabeza.” Él no tuvo educación en términos de educación formal; comparado con la mayoría de los hombres, Él no fue un éxito en absoluto, porque nunca fundó una escuela. Nunca construyó un edificio, nunca comenzó una organización. Él murió crucificado como un simple criminal.

Entonces, el resultado de mi análisis de esto debe ser que Dios tiene un estándar diferente del que tiene el hombre. Porque a la luz del estándar del hombre, inclusive Jesús no califica el ser llamado grande. Y conforme estudié un poco más la Palabra de Dios, descubrí que hay un retrato bíblico de un hombre que fue el hombre más grande que jamás vivió hasta Su época. Y ése es el hombre al que examinaremos en esta noche. Dios, en las Escrituras, nos ha dado el retrato del hombre más grande.

Este hombre es más grande que Moisés, más grande que Abraham, Isaac, Jacobo, José. Este hombre es más grande que David, más grande que Salomón, más grande que Isaías, Jeremías, Ezequiel o Daniel. Más grande que Elías o Eliseo. Más grande que cualquiera de los Reyes de la historia de Israel incluyendo a hombres tan grandes y piadosos como Ezequías y Josías. Este es el hombre más grande que jamás vivió hasta su época.

Y él también nació en una familia común. Su padre fue sacerdote y eso fue algo en común. Hubo veinticuatro grupos de sacerdotes en la tierra y sólo sirvieron de manera mínima cada día, cada año, cuando a su grupo en particular le tocaba servir en el templo y funcionar como sacerdotes. Y el resto del tiempo, eran personas ordinarias. Él no tuvo dinero, hasta donde podemos saber. Él vivió como un término ermitaño, como un ermitaño en el desierto. Él no tuvo educación formal a la luz de lo que los hombres consideran como éxito. Él no tenía nada de lo que se podía hablar.

Sin embargo, en Mateo, capítulo 13, se nos presenta al hombre más grande que jamás vivió. Ahora, las cosas que lo hacían grande, y lo veremos antes de que terminemos este estudio, también pueden ser transmitidas a nuestras propias vidas.

Ahora, permítame presentarle el escenario. Mateo está presentando a Jesús como Rey. Esa es su intención. Y al hacerlo, todo en cierta manera, se enfoca en esa realidad. En el capítulo 1, Mateo presentó a Jesús como rey en virtud de Su nacimiento. Él nos mostró la identidad real del nacimiento de Jesús. En Mateo, capítulo 12, lo presentó como Rey en virtud de las circunstancias que rodearon a Su nacimiento. Por ejemplo, la adoración de los magos. Lo reconocieron como Rey. El odio de Herodes. Eso también fue reconocer que Él era Rey y una amenaza para el trono mismo de Herodes.

Y después, el cumplimiento de la palabra profética del Antiguo Testamento. Las profecías del Antiguo Testamento que apuntaban al Rey en términos específicos fueron cumplidas en Jesucristo.

Ahora, Mateo tiene otro enfoque aquí al principio de su Evangelio para mostrarnos que Él era Rey. Y su enfoque es este: Él es un rey como se indica el hecho de que Dios envió a un heraldo para anunciar la llegada de Su Rey. El hecho de que Juan es el heraldo del Rey es evidencia de que Jesús de hecho es un Rey. Entonces, Mateo nos presenta al heraldo del Rey quien también resulta ser el hombre más grande que jamás vivió hasta su época.

Ahora, notará en los primeros seis versículos, lo cual es de lo que queremos hablar en esta noche, notará que Juan es presentado aquí. Juan el Bautista o Juan el Bautizador, cualquiera de los dos está bien. Él es presentado como el precursor de Jesús. Él preparó el camino para la llegada de Jesús. El pasaje entero enfatiza esto.

En la época antigua, era común que cuando un rey iba a llegar a una ciudad, enviara antes de que él llegara a ciertos siervos, ciertos heraldos. Y ellos tenían dos funciones: una de las funciones era anunciar que el rey estaba por venir. La otra función era preparar el camino para que el viaje fuera fácil.

Entonces, normalmente, el heraldo se adelantaba con la idea de anunciar la llegada del rey y también llegaba junto con una escolta de siervos que iban a preparar el camino. Y debido a que los caminos en esa época estaban sujetos a todo tipo de hoyos, agujeros, peligros y lugares que eran peligrosos y demás, esto era muy importante para que el rey no se retrasara, para que el rey no se lastimara conforme viajaba. Porque algo quizás no había sido previsto.

Y entonces, un heraldo iba para proclamar y preparar. Para anunciar “el rey viene” y para preparar el camino para cuando el rey pasara por ahí.

Ahora, notará que esto es lo que Juan hizo. En el versículo 1 dice: “En aquellos días vino Juan el Bautista predicando.” Y la palabra griega ahí es heraldo, para anunciar, proclamar, kerusso.  Hablaremos más de eso en un momento. También es interesante que dice “en aquellos días vino Juan.” Y el verbo vino ahí es literalmente usado en el griego para hablar de la llegada de un oficial. La llegada de un oficial. Juan fue un heraldo oficial anunciando la llegada de un Rey.

¿Y sabe usted cuál fue su mensaje en el versículo 2? “Arrepentíos, porque el Reino de los cielos se ha acercado.” Y acercado significa que es inminente. Es lo siguiente.

Y obviamente, el versículo 3 también dice: “… Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor…” Entonces, él fue un heraldo y él fue el que preparó un camino. Él estaba llamando al pueblo a trabajar en el camino para prepararlo para el Rey que iba a llegar.

Entonces, a Juan se le dio la función de ser el heraldo del Rey, anunciar la llegada del Rey y asegurarse de que la gente hiciera los preparativos necesarios para que el camino estuviera listo. Esta fue una costumbre oriental y Juan fue llamado a cumplirla. Nada más que en su caso, él estaba siendo el heraldo del Rey de Reyes. Y en su caso, él no estaba pidiéndole a la gente que preparara un camino de tierra. Él estaba pidiéndoles que prepararan el camino a sus corazones para que el Rey pudiera entrar ahí. Ése fue su propósito.

Ahora, veamos el texto y veamos algunas características de Juan. Número uno: el hombre. El hombre. Veremos varias cosas. El hombre, versículo 1: “En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea.” Deténgase ahí. “En aquellos días.” ¿Qué significa eso? ¿Qué días? Bueno, hay un gran espacio entre el final del capítulo 2 y el principio del capítulo 3, ¿verdad? Al final del capítulo 2, acaban de llegar a Nazaret. Jesús todavía es un pequeño niño que tiene menos de un año de edad.

Y ahora, de pronto, en aquellos días Juan el Bautista está anunciando que el Rey viene. Entonces, alrededor de 29 o 30 años pasaron entre el final del capítulo 2 y el principio del capítulo 3. Y Mateo se brinca de manera total esos períodos. Sólo hay un Evangelio que menciona un acontecimiento en esos 30 años enteros y ése es Lucas. Y en Lucas, a partir del capítulo 2, presenta desde el versículo 41 en adelante, un incidente de esos 30 años. Y ese fue el incidente en donde Jesús fue con sus padres a la Pascua, ¿se acuerda de eso? Pero fuera de eso, estos son años de silencio. No sabemos nada fuera de lo que Lucas dice en ese tiempo cuando Él tenía 12 años de edad. Y Él estaba haciendo preguntas de los doctores en el templo, y dice que Él tenía que concentrarse en los negocios de Su Padre.

Y Lucas dice que Él creció en sabiduría y estatura y en favor con los hombres, creciendo en años. Y ahora, de pronto, en esos días, y eso significa en los días en los cuales Él estaba viviendo en Nazaret, los días en los cuales Él era un Nazareno. En esos días, Él moraba, versículo 23, en una ciudad llamada Nazaret. “Durante dos días, en ese tiempo histórico, vino,” y, por cierto, como dije, la palabra vino es un verbo que significa una presentación oficial. Un individuo oficial. La palabra es utilizada varias veces para indicar la llegada de una aparición pública de una persona oficial. Tiene una identidad oficial. De hecho, en el versículo 13 del 3, obsérvelo: “entonces, Jesús vino.” Mateo, él de nuevo, usa la misma palabra. Una palabra que habla de una llegada oficial, no sólo un individuo ordinario, sino alguien de estatura, de importancia.

Ahora, esto marca, observe esto, esto marca el principio del ministerio oficial de Jesucristo. Durante 30 años, Jesús ha estado viviendo en una oscuridad relativa. Pero con la llegada de Juan está el anunció que dispara el comienzo del ministerio oficial de Jesús. Juan es el heraldo quien dice: ahora es el momento para que el ministerio de Cristo comience. De hecho, en Hechos 10:37 dice eso: la palabra, dice, usted sabe, que ha sido programada a lo largo de Judea, y escuche, comenzó desde Galilea después del bautismo que Juan predicó. En otras palabras, el Evangelio de La Paz de Jesucristo comenzó desde Galilea después de la predicación de Juan. Entonces, Hechos 10 nos dice que cuando Juan comenzó a operar como heraldo, Jesús comenzó a ministrar. Él fue el heraldo oficial del Rey.

Y, por cierto, Juan el Bautista fue el primo de Jesús. ¿Se acuerda de eso? Él era el primo de Jesús y él era seis meses mayor que Jesús, nos dice en Lucas 1:26 y 36. Y en este momento crucial en la historia, él entra en el escenario.

Ahora, observe su nombre: Juan. Gran nombre. Simplemente, es un nombre fantástico. Juan. Significa Jehová dio en gracia. Y nunca lo olvide, nunca. Algunos han dicho que significa el regalo de gracia de Dios. Y eso está bien. Él llevaba el apodo del bautizador, el Bautista, no porque él perteneciera a la primera Iglesia Bautista de Galilea. No existía algo tal. Él recibió este título porque se añadió a su nombre porque fue lo que él hizo. Esa fue la función distintiva que llevó a cabo. Y antes de que terminemos en esta noche, usted verá por qué fue tan excepcional. Y la característica más obvia de su trabajo fue que él bautizó. Y esa es la razón por la cual la gente lo llamó Juan el Bautizador.

Ahora, este fue un hombre especial. Digo, este hombre fue especial desde el momento en el que nació. Observe Lucas, capítulo 1. Lucas, capítulo 1 y quiero mostrarle algo en el versículo 13. Esta era una persona especial. Especial. Zacarías era un sacerdote. Él estaba casado con Elizabet y eran buenas personas. Pero nunca habían tenido bebés porque Elizabet era estéril y ya eran personas de edad avanzada. Algo así como una situación como la de Abraham y Sara. En el versículo 11, viene un ángel. “Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso. Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor. Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan.” Gran nombre. “Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; porque será grande delante de Dios.” Ahí está la clave. “No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.”

Ahora, observe el versículo 76 de Lucas 1. Y Zacarías, observando esa preciosa vida pequeña dice: “Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar Sus caminos; Para dar conocimiento de salvación a Su pueblo, Para perdón de sus pecados, Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
Con que nos visitó desde lo alto la aurora, Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; Para encaminar nuestros pies por camino de paz. Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.”

¡Qué niño tan excepcional, lleno del Espíritu desde el vientre de su madre! Grande delante del Señor, convirtiendo a muchos a la justicia, viviendo su vida entera en el desierto hasta que el momento correcto llegara, cuando él iba a salir a la luz pública y mostrarse al pueblo y ser un heraldo de la llegada del Rey. Este fue un niño excepcional.

De hecho, escuche esto, Mateo 11:11 dice, simplemente escuche, lo veremos más adelante. Mateo 11:11 dice esto: “os digo que entre en los que nacen de mujer,” eso es toda persona, “entre los que nacen de mujer, no se ha levantado uno mayor que Juan el Bautista.” Esas son las palabras de Jesús. Mateo 11:11. El hombre más grande que jamás vivió hasta su época.

Y quiero decirle que es apropiado que el gran Rey de Reyes tuviera un hombre como éste como su heraldo, ¿no es cierto? El hombre más grande que jamás vivió. Ahora, este gran hombre es el tema de este capítulo. Y otra manera de la que manera Mateo enfatiza que Él es el Rey. Escuche, si el hombre más grande que jamás vivió es simplemente el heraldo del Rey, entonces el Rey debe ser más grande que el hombre más grande que jamás vivió, ¿verdad?

Juan conocía su tarea también. No hay duda de que lo largo de su vida entera él supo cuál fue su función. En el Evangelio de Juan, escrito por el apóstol Juan, no Juan el Bautista, en Juan 1:19, éste es el testimonio de Juan. Ahora, aquí está hablando de Juan el Bautista: “Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: Tú, ¿quién eres? Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo. Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No. Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.” Él sabía quién era. Nunca hubo una duda. Sus padres lo supieron. Ellos se lo dijeron desde el momento en el que fue un niño. Y él salió al desierto y se quedó ahí.

Y escuche, el pueblo judío sabía que el Mesías tendría un precursor. Ellos sabían que el Mesías tendría un Heraldo. Ellos sabían que alguien iba a venir y anunciar que el Mesías vendría. ¿Y saben ustedes quién pensaban que sería? Ellos pensaban que sería ¿cuál profeta? Elías. De hecho, ¿quiere saber algo interesante? En toda ceremonia de la Pascua, toda ceremonia judía de la Pascua ortodoxa, hay una copa en la mesa reservada para el profeta Elías. Y en la circuncisión de un niño, la circuncisión de un niño judío, se coloca una silla para Elías esperando que, si Elías llegara, se podría sentar en la silla o beber de la copa; y eso sería una señal de que el Rey estaba llegando.

Ahora, lo que ellos no vieron es que Juan de hecho no era Elías -escuche esto- Juan era el cumplimiento de la profecía de que Elías vendría. Él era el Elías del Nuevo Testamento. Ahí atrás en Malaquías, usted tiene que saber esto, ahí de regreso en Malaquías, escuche, “he aquí,” viendo hacia adelante, la última palabra del Antiguo Testamento. Aquí está. La última declaración del Antiguo Testamento entero. “He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.”

En otras palabras, el profeta Malaquías dijo, el Antiguo Testamento termina con esto: “el siguiente hombre en la escena será Elías. Y va a prepararlos para la venida del Rey.” Esa es la última palabra en el Antiguo Testamento. “La siguiente persona es Elías y él los preparará para el Rey venidero. Él convertirá al corazón de los padres a los hijos, etcétera, etcétera.

Usted pregunta cómo sé que Juan cumplió eso. Lucas 1:17, se los acabo de leer. “Él irá delante de Él en el Espíritu y poder de Elías para convertir los corazones de los padres a los hijos.” En otras palabras, ahí está Malaquías 4:5 citado otra vez. Y el Elías al que se refiere no es ningún otro que Juan el Bautista. Él es el Elías.

Ahora, observe Mateo 17:10 y permítame enseñarle otra cosa que realmente, realmente va a solidificar esto en su mente. Mateo 17:10, la gente sabía que este precursor iba a venir y pensaron que sería Elías porque ellos conocían la última parte de Malaquías. Versículo 10: “Entonces Sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas.” En otras palabras, Elías va a preparar todo para el Reino.

 Ahora observe: “Mas os digo que Elías ya vino,” como puede ver, Juan era el cumplimiento, “y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos. Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado,” ¿de quién?, “de Juan el Bautista.”

Como puede ver, él fue el cumplimiento de eso. Él no fue Elías, pero él viene en el espíritu y poder de Elías y cumplió la intención de la profecía. ¿Pero sabe una cosa?, algo más debe ser añadido. Ahí atrás en Mateo 11, y él fue ese Elías hasta que lo rechazaron. Ahora observe esto. Mateo 11:12, Mateo 11:12: “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan. Y si queréis recibirlo,” implícito, “él es aquel Elías que había de venir.” Ahora escúchenme, lo que Jesús dice es esto Juan será este Elías si lo reciben. ¿Y qué hicieron? No lo recibieron. De hecho, ¿qué le pasó a Juan? Lo decapitaron.

¿Sabe una cosa? Cuando le hicieron eso Juan, detuvieron el cumplimiento de esa profecía y otro Elías, otra en el espíritu y el poder de Elías, tendrá que venir en el futuro para preparar al pueblo para el Reino que todavía está por venir en el futuro. Juan habría sido este Elías. Esa es la razón por la que dice en el versículo 14: “y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que habría de venir.” Pero no lo recibieron. Y entonces, todavía hay un Elías que está por venir en el futuro. Algunos dicen que el Elías del futuro es uno de los dos testigos de Apocalipsis, capítulo 11. No sé quiénes son esos dos testigos. Quizás uno de ellos es Elías. Quizás, y no quiero decir literalmente Elías, quiero decir uno en el espíritu y poder de Elías como lo fue Juan el Bautista cuando él vino.

Ahora, usted puede ver a partir de lo que estoy tratando de mostrarle, que este es un hombre significativo. Él vino a preparar el pueblo para el Rey. Ahora, usted sabe lo que sucedió. Él vino a prepararlos para el Rey. El Rey vino de ofrecerles el Reino. Ellos no quisieron al precursor. Lo decapitaron. No quisieron al Rey, lo crucificaron. Y todo esto se desmoronó. Israel fue hecho a un lado y tiene que volver a ser hecho en el futuro. ¿Verdad? Y el Reino fue pospuesto y tiene que haber otro precursor para que prepare a Israel de nuevo para el Reino venidero.

Todo acerca de este hombre fue sorprendente. Todo acerca de este hombre era único. Todo acerca de él. Su aparición repentina, su estilo de vida, su prédica, su bautizar, inclusive su nacimiento fue increíble. Él les nació a personas que eran estériles. Él nació para ser un sacerdote por herencia, pero terminó siendo un profeta. Él le dio la espalda al mundo de su padre para cumplir la voluntad de Su Padre celestial. Y después de pasar su vida entera en el desierto, hasta el momento correcto en el que Dios le habló al corazón y comenzó a irrumpir con el mensaje que Dios le había dado en el desierto y comenzó a anunciar el Rey viene, usted habría pensado, si yo lo hubiera estado planeando, yo habría dicho mira, si este hombre es el precursor del Mesías, vamos a meterlo en las ciudades grandes. Vamos a meterlo ahí en las azoteas, vamos a llevarle para que grite adonde está la gente. Que el hombre no esté ahí sólo en el desierto, que no se vista como alguien que no pertenece a la sociedad y así la gente va a pensar que es algún tipo de loco, vamos a meterlo ahí en donde él realmente puede influenciar.

Pero no es la manera en la que Dios lo hizo. Él pasó su vida entera ahí afuera, en un lugar que Dios le dio, un lugar que era el desierto de Judea. Y le puedo contar algo del desierto de Judea. He estado ahí algunas veces. Cuando quiere hablar de desierto, eso es desierto. Es el extremo sur del valle del Jordán. Alrededor de la parte norte del mar Muerto. Y digo, cuando usted habla de algo sólo, eso está sólo. Eso es árido, esa es una tierra seca, árida que se extiende y desciende de Jerusalén por esta planicie y en toda esa área al sur ahí, en la parte sur del valle del Jordán, es un área simplemente árida, de desolación.

Y ahí es donde Juan pasó su vida. Y creo que hay algo simbólico en esto. Como puede ver, debido a que Juan estaba llamando al pueblo a que dejara el sistema, Juan los estaba llamando a que dejaran la hipocresía de su religiosidad. A que dejaran la farsa de su adoración en el templo. A que dejaran todo el lujo y el involucramiento en el sistema y los llamó a un lugar desolado, en donde pudieran comenzar a enfocarse en las cualidades desoladas, áridas de sus propios corazones.

Él quería que se alejaran y se fueran a lugar en el cual tuvieran mayor libertad de pensar y oír y olvidar, en donde no tuvieran las influencias de todos los que los rodeaban y de todas las cosas con las que estaban cómodos. Tenían que dejar al sistema. Tenían que dejar la ciudad de Jerusalén. Tenían que dejar el templo. Tenían que salir a lugar de desolación para encontrarse con el Hombre, el Hombre más grande que jamás vivió.

Ahora, hablemos de su mensaje. Cuando llegaron ahí, ¿qué oyeron? Es un mensaje corto, una cualidad que no todos los predicadores poseen. Versículo 2, él estaba predicando. Y en su predicación, él estaba diciendo “arrepentíos, arrepentíos.” Ése era su mensaje, ¿verdad? Por cierto, la palabra “predicando,” quiero hablar por un minuto en el versículo 1. Kerusso el sustantivo es kērux o kērux, y significa un heraldo, literalmente uno que con una voz fuerte anuncia la llegada de un rey. Un heraldo.

Y entonces, él estaba funcionando como heraldo. Él estaba funcionando como heraldo. ¿Y qué era lo que él estaba proclamando como heraldo? “Arrepentíos,” ése era el mensaje. Este tipo de Rey demanda que ustedes se arrepientan. En otras palabras, él quiere que lo adoren, pero no lo pueden adorar de manera legítima hasta que quiten el pecado de su vida. Ustedes no pueden venir a Jesucristo y simplemente adorarlo primero. Primero, tiene que enfrentar su pecado. Eso es lo que él les estaba diciendo. Él estaba diciendo a Israel “miren, ustedes no pueden tan sólo aceptar al Rey y empezar a adorar al Rey. Ustedes tienen que deshacerse de su pecado.”

De hecho, es el mensaje idéntico que Jesús predicó cuando Él vino. Mateo 4:17: “desde ese entonces Jesús comenzó a predicar.” ¿Y qué dijo? “Arrepentíos.” El mismo sermón. Jesús y Juan predicaron el mismo sermón. La palabra “arrepentíos,” metanoeo, significa más que tan solo tristeza. Pensamos en arrepentimiento y decimos “oh, él está tan arrepentido. Él está llorando, tiene tristeza.” Eso no es lo que la palabra significa en el griego. Significa “volverse.” Significa “ser convertido.” Significa un cambio de opinión. Un cambio de propósito. Un cambio de dirección. Un cambio de mente. Un cambio de voluntad. Un cambio del pecado a la santidad.

Broadus, quien ha escrito un comentario clásico acerca de Mateo, dice, y cito: “en donde quiera que esta palabra griega es usada en el Nuevo Testamento, la referencia es a cambiar la mente y el propósito del pecado a la santidad. Implica tristeza por el pecado, pero eso no es lo que significa. Significa dar la vuelta, voltearse.” Fin de la cita. Es en 2 Corintios 7 que habla acerca del arrepentimiento piadoso, de la tristeza piadosa que hace que usted se voltee y eso es lo que Juan estaba diciendo. Él no sólo estaba diciendo “quiero que se sientan tristes por su pecado.” Él estaba diciendo “quiero que cambien del pecado a la santidad.” Nunca van a tener el Reino, nunca van a tener al Rey hasta que den la vuelta. El mensaje realmente podría ser mejor traducido “conviértanse. Conviértanse.”

Bueno, escuchen, ¿puede imaginarse qué tipo de mensaje ese habría sido para ellos? El Rey está por venir y todo va a estar bien si tan sólo dan un giro de 180°. Ustedes cambien de manera total su estilo de vida y pueden recibir al Rey. ¡Qué golpe para los judíos que pensaban que tenían el favor de Dios! Es una especie de situación como la de Nicodemo. Nicodemo vino a Jesús para hacerle una pregunta teológica y Jesús lo vio a los ojos y le dijo: “¿sabes cuál es tu problema? No que necesitas añadir unas cuantas buenas obras más. Necesitas hacer de nuevo. Nicodemo, tienes que comenzar desde cero. Todo lo que has acumulado hasta este punto no sirve de nada.” ¿Qué?

Bueno, imagínense a Juan el Bautista diciendo “el Rey está por venir.” Ahora, Él sólo quiere una cosa de ustedes y eso es conversión total. “Den la vuelta de manera total del punto en el que están.” ¡Qué golpe! Ciertamente, un cambio acompañado por tristeza profunda, un cambio acompañado por tristeza por el pecado pasado, pero un cambio que iba del pecado a la santidad, una conversión que afectaba la mente y la voluntad y las emociones. Entonces, en el original, la palabra usada por Juan el Bautista es un cambio radical, un giro radical, una transformación radical de mente y corazón. Una conversión completa. Eso es lo que Juan pidió. Eso es lo que Jesús pidió. Usted llega al libro de los Hechos y eso es lo mismo que Pedro dijo: “arrepentíos y bautícense.” Tienen que voltearse.

La gente dice: “¿crees tú que necesitas arrepentirte para ser salvo?” Claro, eso es ser salvo. Usted tiene que dar la vuelta. Usted tiene que decirle no al pecado y sí a la santidad. No al pecado y sí a Cristo. Entonces, él tenía un mensaje simple. No fue una teología compleja, no tuvo que repartir hojas para explicarlo. No tuvo que usar un proyector, no tuvo que comenzar un nuevo grupo, no tuvo que comenzar un programa de estudios, no tenían que inscribirse en 10 clases. Él proclamó como un trueno una palabra: “¡conviértanse!” “¡Voltéense!” “Díganle no al pecado y sí a la santidad!” Y hombre, este fue un relámpago. Este fue un golpe porque él estaba desafiando la creencia judía prevaleciente de que ya eran salvos. De que ya eran justos. De que eran la simiente de Abraham. De que eran el pueblo de Dios. De que eran los que estaban en el pacto. De que eran los escogidos. Y él dice: “el único problema con ustedes es que tienen que convertirse totalmente.” Hombre, esto fue un golpe para ellos.

Y observe el versículo 8 del capítulo 3. Entraremos a eso la próxima ocasión. “Haced pues frutos dignos de arrepentimiento y no penséis decir dentro de vosotros mismos a Abraham tenemos por padre.” ¿Estás bromeando con nosotros, Juan el Bautista? Somos los hijos de Abraham, ¿se te olvidó? ¿Se te olvidó que somos los hijos de Abraham? ¿Se te olvidó que somos los hijos de la promesa, los hijos del pacto? ¿Qué es esto de convertirse? Y Juan dice escuchen: “porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.”  Eso no es difícil.

“Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.” Juan dice: “no me importa lo que ustedes digan de su legado. Si Dios quisiera hijos de Abraham, Él podría hacerlos a partir de las piedras. Y eso es lo que realmente va a suceder si Dios va a venir en juicio. Y si Dios los ve y no de fruto de arrepentimiento, el hacha va a caer en la raíz del árbol.” Digo, esto es algo fuerte. Realmente, les está pegando en donde les duele.

Entonces, el mensaje era claro. No importaba que fueran hijos de Abraham. No importaba que se les había dado las promesas y los pactos. No importaba que estaban en la tierra que Dios le había dado a Su pueblo. No importaba porque eran pecaminosos y necesitaban volverse. De hecho, ¿sabe usted lo que está diciendo? “Ustedes están en la misma condición que cualquier gentil. Ustedes no tienen derecho de entrar al Reino hasta que se conviertan, hasta que se vuelvan del pecado a la santidad.” Conversión personal. Entonces, el hombre y el mensaje.

En tercer lugar, el motivo. ¿Por qué debían hacer esto ellos? ¿Por qué tenían que convertirse? ¿Por qué tenían que volverse? Él dice: “el Reino de los cielos se ha acercado.” ¿La razón? “El Reino de los cielos le ha acercado.” El Reino mesiánico que habían esperado por tanto tiempo estaba cerca. Y el pueblo tenía que prepararse. Si iban a recibir al Rey y si iban a estar en Su Reino, tenían que estar listos. Y en este punto, no estaban listos.

Ahora, imagínense, han pasado 400 años desde que ellos oyeron a un profeta hablarles. Una larga sucesión de profetas llenó su historia; y después, al final del Antiguo Testamento, de la época del Antiguo Testamento, Dios guardó silencio después de Malaquías, 400 años de silencio. Dios no rompió el silencio. Hubo una época en la cual no hubo voz ni nadie que respondiera. Y ahora, de pronto, el silencio es despedazado y creen que el silencio va a ser despedazado con “¡aquí está el Rey, Hosanna, gozo, felicidad! ¡Todos vamos a entrar al Reino!”

Pero algo está mal porque su silencio es despedazado por este profeta viviente que está proclamando como heraldo la venida del Rey; pero no tiene un mensaje de gozo y él no tiene un mensaje de paz y él no tiene un mensaje de consuelo. Él tiene un mensaje de ira ardiente y juicio y él dice “Él los va a bautizar con fuego,” al final del versículo 11. Y en el versículo 12: “Su aventador está en su mano, y limpiará Su era; y recogerá Su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.”

Digo, este es un mensaje fuerte. El mensaje era inaceptable. No es sorprendente que decapitaron al hombre. Deberían haber sido buenas noticias acerca del Rey y del Reino, pero ellos escucharon las noticias malas primero. Las noticias malas eran que no estaban listos porque era pecaminosos y tenían que convertirse. Significaba, como puede ver, que los hijos de Abraham, los hijos del pacto, los hijos de la promesa, circuncidados, el pueblo del Rey no tenía derecho en absoluto de entrar al Reino. Esto es shock. No tenían derecho. No tenían más derecho que un gentil. Y, como puede ver, para el judío, él pensaba que, hombre, la salvación era para él y sólo para él. Y unos cuantos prosélitos que la recibían, entraban. Y después, cuando vino el Mesías, Él simplemente mataría a todos los gentiles. Y todos los judíos iban a entrar en un vals al Reino.

Juan rompió con las creencias tradicionales. Creo que una de las razones por las que Dios lo mantuvo en el desierto durante 30 años fue para que no se enredara con la teología mala que existía en su época. El hombre era tan puro y su mente estaba tan limpia de basura porque Dios le había dado su mensaje y no estaba enredado de estas cosas. Y entonces, él vino predicando “el Reino de los cielos se ha acercado. Si van a ser parte de él, deben convertirse.” Y Dios, en un sentido, esta podría ser una buena manera de verlo, debido al pecado de Israel, había ex comunicado a la nación entera del Reino. Y ahora, Él los volvería a introducir al Reino uno a la vez, en base a la conversión personal. Todos venían desde afuera.

Ahora, necesitamos explicar eso por un momento. El Reino de los cielos. ¿Qué es el Reino de los cielos? ¿Qué quiere decir Juan con eso? Bueno, básicamente es un concepto del Antiguo Testamento. La frase precisa “el Reino de los cielos” no se encuentra en el Antiguo Testamento, pero es un concepto del Antiguo Testamento. Esa es la razón por la que digo eso. Nabucodonosor, por ejemplo, en Daniel 4:37 se refiere a Dios como el Rey de los cielos. Daniel 2:44 lo llama a Él el Dios de los cielos; y Daniel 4:25 dice que Él establecerá un Reino que nunca será destruido. Ahora, el Dios del cielo, el Rey del cielo, Dios y el cielo están entonces asociados. El Reino del cielo y el Reino de Dios, entonces, son términos asociados.

Ahora, Mateo usa 32 veces el término el Reino de los cielos. Y él es el único escritor de los Evangelios que lo usa. Marcos no lo usa. Lucas no lo usa. Juan no lo usa. Ellos usan el Reino de Dios. Y puede haber una razón especial para eso. Como traté de señalar a partir de Daniel, y hay muchas otras ilustraciones, cielo y Dios eran vistos como sinónimos. Dios era el Rey del cielo y la razón por la que Mateo pudo haber usado esta frase es porque el Evangelio de Mateo es característicamente un Evangelio judío; y una cosa acerca de los judíos que usted aprende históricamente conforme estudia el judaísmo es que un judío nunca diría el nombre de Dios; y condescendiendo a eso, ellos usualmente lo sustituyen por el término “cielo.”

Inclusive en la actualidad decimos cosas como esa. Decimos “el cielo me sonrió.” Y nos referimos a Dios. Lo usamos de una manera sinónima. Y bien puede ser que Mateo, en un sentido, está ajustándose a un sustituto de su época al llamarlo “el Reino de los cielos” en lugar de llamarlo “el Reino de Dios,” y de esta manera, no tener un tono ofensivo. Esa es una posibilidad.

En lo personal, no veo ninguna gran distinción entre el Reino de los cielos y el Reino de Dios. Conforme usted lo estudia lo largo de los Evangelios, parecen ser paralelos. De hecho, si tuviéramos el tiempo, y no lo tenemos en esta noche, podría llevarlo a lo largo de pasajes en Mateo y Marcos y Lucas, todos registrando al mismo incidente, en donde en una ocasión, Mateo usa “el Reino de los cielos,” Marcos usa “el Reino de Dios,” y Lucas usa “el Reino de Dios,” de manera intercambiable, términos idénticos. Y entonces, no creo que haya ninguna razón por la que debamos presentar un gran argumento diciendo que son diferentes. Él simplemente estaba diciendo “el Reino de Dios, Reino de los cielos, el Reino del Mesías que va a gobernar, el Mesías, está por venir.”

Ahora, permítame profundizar, ¿muy bien? El Reino de los cielos tiene dos aspectos. Dos aspectos -el externo y el interno. Y algunas veces, en los Evangelios, el externo se tiene en mente. Y unas veces, el interno se tiene en mente. Permítame mostrarle lo que quiero decir. En el sentido más amplio, el Reino de los cielos, el Reino de Dios, incluye, escuche esto, a toda persona que profesa reconocer a Dios. Ahora, en Mateo 13, veremos eso. Que el Reino de los cielos tiene trigo y cizaña, ¿verdad? Que el Reino de los cielos grande; es como un arbusto grande con aves en él y tiene a lo verdadero y a lo falso, los reales y los que no son reales.

Entonces, en el sentido externo, el Reino de los cielos es toda persona que profesa; pero en el sentido interno, sólo los que realmente son regenerados, sólo las personas que han sido realmente regeneradas, que han nacido de nuevo, que son realmente salvas. Y en algunos pasajes, lo interno es lo que se tiene en mente. Y en algunos, lo externo. Y veremos eso conforme avanzamos a lo largo de Mateo. El círculo grande de profesión incluye a los verdaderos y a los falsos. El círculo pequeño sólo a aquellos que verdaderamente han nacido de nuevo en Cristo. Ahora, rastreando el Reino nos va a ayudar un poco. Permítame darle un breve panorama histórico del Reino. Vamos a hacerlo rápidamente, así que agárrese bien. Hay cinco fases distintas en el Reino. Cinco fases. Voy a tratar de reducir un tema muy difícil a términos simples para que usted lo pueda entender y trasmitírselo de manera simple.

En primer lugar, está hablando acerca del gobierno de Dios. El dominio de Dios sobre los corazones de los hombres y sobre el mundo. Ambos están incluidos. Ahora, la primera fase de esto es el Reino profetizado, el Reino profetizado. Por ejemplo, Daniel dijo que Dios va a venir y va a establecer un Reino. Un Reino que nunca será destruido. Y Daniel vio hacia adelante que Cristo sería el Rey de ese Reino. Fue un Reino profetizado.

La segunda cosa o la segunda fase de esto es lo que usted podría llamar el Reino presente o el Reino que se ha acercado. Y ese fue el Reino descrito por Juan el Bautista. Él estaba diciendo “el gobierno profetizado de Dios ahora es inminente.” Ahora está listo. Jesús lo dijo. Los dos se lo dijeron. Se ha acercado. Está por venir. Es inminente. Está cerca. El gobierno de Dios, el reinado de Cristo, ambos interna y externamente -está aquí.

Después, la tercera fase del Reino fue lo que yo llamo la fase interina. El Reino profetizado, el inminente o el que se ha acercado y el interino. Y ahí, el Reino es descrito en esta manera. Después de que el Rey fue rechazado por Israel, el Rey regresó al cielo y el Reino ahora existe en una forma de misterio. Cristo literalmente no está en el mundo, no está literalmente reinando, literalmente sentado en Jerusalén gobernando el Reino. Pero Él reina en un Reino en los corazones de todos aquellos que lo reconocen como Señor, ¿verdad? Entonces, es un Reino interino, la forma de misterio.

Entonces, usted tiene la forma profetizada, la forma se ha acercado, la cual habría sido tanto terrenal como interna, todo esto. Y cuando ellos no aceptaron al Rey, el Reino fue hacia adentro. Y ahora está en una forma de misterio en los corazones de aquellos que creen. Y, como Pablo dice en Romanos 14:17, “el Reino de Dios es justicia y gozo y paz en el Espíritu Santo.” Es interno.

La cuarta fase del Reino es lo que yo llamo la fase manifiesta. Usted comienza con la forma profetizada, la forma que se ha acercado, la forma interina y después, viene la manifiesta. Y éste es el Reino milenario literal de 1000 años que está por venir. Involucrará al gobierno externo en donde Cristo literalmente gobierna, físicamente en la tierra y hay un aspecto interno en donde Él gobierna en los corazones de la gente creyente.

El libro de Apocalipsis habla de esto. Jesús, en Mateo 16 le dio a la gente un vistazo de esto en la transfiguración. Entonces, ¿qué es lo que tiene? Usted tiene al Reino profetizado, el Reino que se ha acercado, el Reino interino, el Reino manifiesto durante 1000 años y finalmente, lo que llamo el Reino eterno. Segunda de Pedro 1:11, Pedro lo llama el Reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Esa es la fase final, la quinta.

Ahora, eso es generalmente el flujo del Reino. El Antiguo Testamento profetizó un Reino -un Reino que sería externo, en donde ellos literalmente estarían en la tierra y la tierra será el lugar del Reino. Y la tierra será gobernada por el Rey. Y también será interno, los corazones de la gente creyente se someterían a ese Reino. Y Juan y Jesús y los doce dijeron que se ha acercado, pero fue rechazado. Entonces, un Reino interino, interno que ha adoptado la forma que ahora llamamos el Reino del misterio. Pero un día, el Reino será manifestado interna y externamente y luego, ese Reino milenario, de 1000 años, existirá. Y al final de eso, un Reino eterno.

Entonces, Juan estaba hablando de la frase de acercamiento, la que se había acercado. Ahora escúchenme, si ellos hubieran recibido a Juan y hubieran recibido a Cristo, nunca habría habido la forma interina - ¿entiende eso? Nunca habría existido la época de misterio de la Iglesia. Ellos habrían entrado al Reino manifiesto de 1000 años y de ahí al Reino eterno. Y Juan habría sido el Elías y todo habría sido cumplido.

Pero cuando ellos mataron al precursor y mataron al Rey, todos se pospuso y se volvió futuro. Y mientras tanto, el Reino en forma de misterio mora en los corazones de la gente creyente. Y quizás Cristo no esté reinando en el mundo, pero Él está reinando en mi corazón, ¿verdad? Y en su corazón.

Y entonces, Juan estaba llamando a la nación a que le dieran la espalda al pecado, a que se convirtiesen, que se prepararan para la llegada del Reino, porque el Reino estaba por venir. La tragedia de esto es que no oyeron su mensaje. No escucharon. Nunca recibieron el Reino. Y esa generación entera murió sin el Rey. Murió sin el Reino y fueron al infierno. Entonces, el hombre, el mensaje y el motivo.

En cuarto lugar, la misión. Dicho de una manera simple, y ya lo hemos visto, él fue llamado ser el Heraldo de Cristo. Pero la misión fue presentada mucho antes por los profetas del Antiguo Testamento. Observe el versículo 3: “pues Este es aquel de quien habló el profeta Isaías cuando dijo “voz del que clama en el desierto, preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas.” Él cumplió Isaías 40, versículo 3, “él es de quien hablaron los profetas.” Él es el que iba a venir y preparar las cosas y él estaba preparando un camino. No un camino de tierra, sino un camino para prestar entrar a los corazones de la gente creyente. Él era la voz del que clama en el desierto.

Oh, ese es un pasaje grandioso. Isaías 40, como puede ver, nos habla del precursor en el 40, versículo 3. Pero en los versículos que vienen después, nos dice por qué los estaba preparando. Escuche el capítulo 40, versículo 1: “Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios.” Y no puede usted saber lo emocionante que eso era en el capítulo 40, porque ellos acaban de escuchar 39 capítulos llenos de juicio. Y hombre, aquí viene este consuelo. “Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados.” Eso ya se acabó. Y ahora: “Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.”

¿Por qué? Porque el Reino está por venir. Y él lo describe de esta manera: “Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.” Uno de mis pasajes favoritos del Mesías tomado de ese texto maravilloso.

Como puede ver, Juan estaba predicando para preparar al pueblo para el Reino. E Isaías describió al Reino en el 4 y el 5. Él estaba cumpliendo la palabra profética de Isaías. “Voz del que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.” Preparen un camino a su corazón al volverse de su pecado.

Entonces, su misión era preparación, convicción profunda. Él quería traer a Israel una convicción profunda para que confesaran que eran pecadores, pobres, miserables, condenados. Él fue un predicador de juicio diseñado por Dios desde atrás en el libro de Isaías para confrontar a una nación malvada, impía y hacer que estuvieran listos y prepararlos para la llegada del Rey. Entonces, él cumplió la profecía.

Otra nota de Mateo para ayudarnos a ver a Jesús, que Jesús es el Rey. Inclusive Su heraldo es un cumplimiento de la profecía. El hombre, el mensaje, el motivo, la misión. En quinto lugar, la manera. Y esto es interesante. La manera. La manera de su presentación fue realmente fascinante. Su estilo de vida fue tan único. Versículo 4: “Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre.”

Ahora, debió haber sido literalmente algo que lo convencía a uno de pecado, una experiencia estremecedora, el simplemente conocer a este hombre. Porque aquí estaba un hombre al que no le importaban en absoluto las cosas para que la gente vivía. Su renuncia personal era una reprensión dolorosa para la mundanalidad y el lujo de su propio día. Su apariencia era un sermón en sí, si nunca hubiera dicho una palabra. Como puede ver, el pueblo de camello era muy durable y algo tejido a partir del pelo de camello áspero habría sido duradero, habría durado por mucho tiempo, no habría sido algo que tuviera un estilo de moda. Y claro que nunca se habría acercado a ser algo que estuviera de moda. De hecho, sin duda algo que sería despreciable.

¿Un cinto de cuero? ¿Por qué cuero? El cuero dura más. Y cuando usted está ahí viviendo en el desierto, usted necesita ese cinto para mantener ajustada esa túnica de pelo de camello. Una ilustración viva para personas que se preocupaban por la ropa fina y por ropa elegante. Una ilustración viva para personas que se preocupaban por el alimento y la bebida. Su objetivo no fue que la gente se volviera ermitaña. Su objetivo fue ayudarles a escapar de la ira venidera. Y lo que estaba en medio de ellos y la ira venidera en muchos casos, era su amor por lujo. Y él vivió como una reprensión dolorosa por la manera misma en la que él se veía. Él era un hombre intimidante.

De hecho, si usted ve 2 Reyes capítulo 1, versículo 8, verá que probablemente fue un modelo de la ropa de Elías, porque esa fue la manera en la que Elías se vestía. Dice que él era un hombre con mucho vello y se ciñó a sí mismo con un cinto de cuero en su cintura. Juan era un hombre con mucho vello y no sabemos cuál, en el caso de Elías, si era su propio vello o el vello del camello, pero él también tenía un cinto de cuero. Era ropa durable, ropa funcional - decía algo. Convencía de pecado a la gente. El hombre, por su estilo de vida, era una reprensión.

Y después, su dieta. Hombre, usted podría perder peso con esta dieta. Langostas y miel silvestre. En una ocasión, oí a un predicador decir que las langostas era en un pequeño fruto muy agradable que crecía en un árbol. Claro que no. Las langostas son langostas.

De acuerdo con Deuteronomio 32:13, usted podía encontrar miel bajo las rocas en muchos lugares en donde se hacía la miel. Y miel se podía encontrar en esa área. Podemos entender el comer miel, pero, ¿langostas con sal horneadas? De la forma que sea, no me llaman la atención.

Levítico 11:22 indica que el Señor permitió y por implicación inclusive alentó a los israelitas a comer cuatro tipos de insectos diferentes, los cuales en la actualidad llamaríamos langostas. Ellos literalmente comieron insectos. ¿Y sabe una cosa? Pensamos en la actualidad que eso es horrible. Los árabes en la actualidad todavía, comen ese mismo tipo de langostas. Y si usted cree que eso es algo raro, usted puede ir al restorán más elegante en Los Ángeles y todavía le van a dar a usted caracoles - si se los quiere comer. Nada más que ahora los llaman escargot, pero son caracoles. Simplemente, píselos y se dará cuenta.

Entonces, todo el mundo tiene su alimento exquisito. Lo único que no puedo entender es cómo es que usted se puede llenar de eso. La dieta del hombre era muy austera. La ropa del hombre era muy austera. Como puede ver, él era una protesta viviente en contra de toda la satisfacción egoísta, ¿se da cuenta? Él literalmente los fracturó mediante su apariencia, como también por lo que dijo. Creo que un hombre o mujer que habla en contra de la maldad de su época debería vivir apartado de la maldad de la época. Juan lo hizo. Y entonces, conocemos al hombre. El mensaje, el motivo, la misión, la manera y finalmente, el ministerio.

Usted dice “bueno, hombre, ¿alguien realmente escuchó al hombre?” Sí, versículo 5: “Y salía a él Jerusalén…” ¿No es eso interesante? Usted pregunta: “¿quién?” Jerusalén. Estaban saliendo grupo tras grupo, “…y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán,” sin duda alguna, la cuenca oriental y la cuenca occidental y toda persona en cualquier área que estaba por ahí; todos estaban saliendo, “…y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados.” Este hombre tuvo credibilidad.

¿Qué efecto tuvo? ¿Cuál fue la respuesta a su predicación? ¿Cómo podemos evaluar su ministerio? Ahí está. Este hombre tuvo un impacto sorprendente. Él llamó la atención de la sociedad. En Mateo 21:26 dice esto: “todos tienen a Juan por profeta.” Era una creencia común, el pensar que este era un profeta de Dios. Y salieron. Por muy sorprendente que esto fue, la gente vino. Y fueron bautizados y confesaron su pecado. ¿Puede imaginarse cómo era la escena? Una multitud tras otra, por todos lados, inclusive en Galilea vinieron.

Ahora, permítame llevar esto a una conclusión al mencionar esto. El hecho de que ellos fueron bautizados es sorprenderte. Y le voy a decir por qué. Escúcheme. Nunca, lo repito, nunca en toda la historia un judío se había sometido a ser bautizado. ¿Muy bien? Esto es algo nuevo. Y usted pregunta qué hay acerca de los lavamientos levíticos. Esos eran diferentes. Los lavados levíticos de las manos y los pies y la cabeza y todo eso, eran frecuentes. Había ciertos baños ceremoniales entre los esenios, la cual fue una comunidad de los judíos que vivían en esa área; pero todas esas y escuche esto -todas esas ceremonias de purificación se repetían diariamente, inclusive hora tras hora si usted pecaba. ¿Entiende eso? Éstos eran simplemente lavados ceremoniales. Y cada vez que usted sospechaba de otra contaminación, lo volvía a hacer.

El bautismo de Juan fue algo único y los judíos nunca hacían eso. Usted pregunta por qué. Escuche esto. Porque un solo bautismo era exactamente lo que se demandaba de un prosélito gentil, alguien que estaba entrando al judaísmo. Y un judío que se sometía a ese tipo de bautismo en realidad estaba diciendo “yo soy un extranjero que está buscando entrar al pueblo de Dios.” Eso es admitir algo serio, ¿no es cierto? Ellos literalmente se estaban involucrando en un bautismo de prosélitos.

Entonces, ellos hicieron esto. Y realmente, fue un paso grande. ¿Un miembro del pueblo escogido de Dios, un hijo de Abraham, quien tenía la certeza de la salvación de Dios, bautizado como un prosélito común? Sin embargo, eso es exactamente lo que Juan pidió de ellos. Él llamó al Israel a que reconociera que su nacionalidad no los podía salvar, que su raza no lo podía salvar. Que tenían que dejar el pecado. Que tenían que convertirse a la justicia. Que tenían que entrar al Reino como el resto de la gente. Y en el este, ningún acto de religión, ningún acto de crisis en la religión jamás era realizado en el corazón sin un acto externo que fuera de la mano con él. Eso era parte de la cultura. Y el bautismo en el río Jordán fue la señal de la confesión pública de pecado que había ocurrido en el corazón.

Entonces, Juan estaba llamando a una transformación fundamental que inclusive un judío tenía que hacer. Ahora, algunas de estas personas eran hipócritas. Algunas de ellas estaban involucrándose en esto, pero eran farsantes, como lo veremos dentro de dos semanas a partir de esta noche, cuando entremos a la confrontación fascinante con las serpientes que también eran conocidas como los fariseos. Pero ellos vinieron confesando sus pecados. El hombre tuvo un impacto increíble en un país entero. Entonces, conocemos a un hombre sorprendente. Y si usted se queda conmigo por un momento más, un momento más, escuche esto. Este es el hombre más grande que jamás vivió. Y le voy a decir algo en este momento. Las cosas que lo hicieron grande pueden aplicarse a nosotros.

Permítame mostrarle algo. ¿Qué lo hizo grande? ¿Qué lo hizo grande? Número uno. Le voy a dar seis, las puede apuntar. Número uno, lo hizo grande, que fue obediente a la Palabra de Dios. Desde el comienzo de su vida, él obedeció. Él nunca se desvió del llamado que Dios le había hecho. Desde el momento en el que fue un niño pequeño, él obedeció a Dios. Eso es parte de su grandeza.

En segundo lugar, él fue lleno del Espíritu. En Lucas 1:15 dice que él fue lleno del Espíritu desde el momento en el que estuvo en el vientre de su madre. Él fue grande porque fue obediente. Él fue grande porque estuvo lleno del Espíritu de Dios. Él estaba controlado por el Espíritu Santo.

En tercer lugar, él fue grande porque tenía dominio propio. En Lucas 1:15 dice que él no bebió ni vino ni bebida fuerte. Mateo 3 dice que su ropa era lo único que era necesario y su comida lo mismo. El hombre tenía dominio propio. El hombre había sujetado su cuerpo. Él no se excedió en nada. Él nunca bebió vino, él nunca bebió bebida fuerte. El vino habría sido la bebida mezclada que ellos bebían. Como seis partes de agua por cada parte de vino. Y él ni siquiera llegó a beber la bebida fuerte, lo cual habría sido lo que era puro. Él nunca bebió nada de eso. Dominio propio.

En cuarto lugar, él fue grande no sólo por su obediencia, porque él estaba controlado por el Espíritu, porque él tenía dominio propio, sino porque él era humilde. Él era humilde. Lo más grande que él jamás dijo, creo yo, acerca de esto, fue cuando Jesús finalmente llegó a la escena y los discípulos que se habían enamorado tanto de Juan el Bautista estaban congregados en torno a Juan y ellos dijeron “y Juan, ahora ¿qué? Este es el Mesías, Él ha venido, pero, ¿qué hay acerca de ti?” Y Juan dijo en Juan 3, versículo 30: “es necesario que Él crezca y que yo decrezca. Se acabó, señores, para mí. Ustedes vayan y entréguenle su amor a Él. Yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de Su calzado.” ¿Verdad? Eso es lo que dijo. Humilde.

En quinto lugar, él fue grande porque él proclamó la Palabra de Dios. “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Arrepentíos, el Reino de los cielos se ha acercado.” Usted lo puede oír proclamando como un trueno, “y Él convertirá a muchos del pueblo a la justicia.” Esa es la sexta. Él no sólo proclamó la Palabra de Dios, él ganó a gente a Cristo. Él fue obediente, lleno del Espíritu, tuvo dominio propio, fue humilde, proclamó la Palabra de Dios y ganó a gente para Cristo. “Él convertirá muchos de los corazones de la gente del pueblo a la justicia.” Y lo hizo.

Usted dice: “hombre, aún si hiciera todo eso nunca sería tan grande como Juan.” Agárrese de su asiento y escuche esto. Mateo 11:11 dice: “de cierto os digo, entre los que nacen de mujer, no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista.” Ahora escuche esto. “Pero, el más pequeño en el Reino de los cielos mayor es que él.” ¿Escuchó eso? Qué sorpresa. Escuche, estamos en el Reino y cualquiera de nosotros, el más pequeño de nosotros en el Reino sobrepasa al que predijo Su venida. Tenemos todos los recursos que él esperaba. Tenemos todas las realidades que él buscó. Nosotros tenemos todas las bendiciones que él espero. No somos más grandes en términos de virtud. Eso no es lo que él está diciendo. Somos más grandes en términos de privilegio y oportunidad.

Es como Jesús les dijo a los discípulos: “mayor es cosas que estas,” ¿qué?, “Haréis, porque Yo voy al Padre.” Podemos ser grandes para Dios. El más pequeño de nosotros, mayor que el más grande que jamás vivió. Eso es lo que significa estar en Su Reino. ¿Está agradecido? Oremos.

Gracias Padre por una lección tan, tan grande. Quiero ser grande, no como el mundo lo mide. Quiero ser grande delante del Señor. Y sé que estas personas también quieren. Entonces, quiero ser obediente a la Palabra, lleno del Espíritu, ejerciendo dominio propio, humilde, proclamando la palabra y ganando a muchos para Cristo. Y Te doy gracias porque me has dado un privilegio más grande que el que jamás le diste a Juan. Todas las cosas que él esperaba y anunció, ahora las puedo experimentar porque estoy en el Reino, conforme el Rey gobierna mi vida. Oh Padre, haznos grandes para que nosotros también podamos convertir a muchos a la justicia. Para Tu gloria, oramos en el nombre de Jesús. Amén.

 

 

 

 

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