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Esta noche, veremos el capítulo 6 de Daniel. ¡Qué aventura maravillosa y emocionante es avanzar a lo largo de este capítulo! Cuando abordo capítulos narrativos como este, me debato acerca de la posibilidad de segmentarlos y cubrirlos durante un período de tiempo; y sin embargo, la historia es tan maravillosa en su totalidad que me encuentro presionado para tratarla en su conjunto. Y es así que los desplazamos rápidamente a lo largo de estas grandes secciones narrativas del libro de Daniel. Esta es la última de las mismas… El sexto capítulo finaliza con la parte narrativa histórica; y desde el séptimo en adelante, entraremos en una profunda y emocionante verdad profética. Comenzaremos con eso el próximo día del Señor.

Estamos viendo Daniel, capítulo 6, el famoso capítulo en el cual encontramos a Daniel dentro y fuera del foso de los leones. A modo de introducción, permítame hacer un par de comentarios relativos a lo que aprenderemos en el texto. Las naciones nacen, viven y mueren. Surgen y caen con gran regularidad. De hecho, a medida que usted estudia historia, se asombra más y más del hecho de cuán rápido las naciones salen fuera de escena. Miramos hacia atrás, a los imperios de los hititas, los egipcios, los asirios y finalmente los babilonios, en donde encontramos a Daniel por primera vez en su rol de primer ministro. Ellos fueron seguidos por los persas y los medos y los griegos y los romanos. Todos llegaron y todos desaparecieron.

En nuestro continente, en el hemisferio occidental, tenemos historias acerca de los grandes mayas, los grandes incas, las grandes civilizaciones aztecas; pero poco o casi ningún rastro queda, a excepción de algunos artefactos arqueológicos. Han venido y han desaparecido.

En tiempos más modernos, algunos de ustedes han vivido a lo largo de los días de grandeza de Inglaterra. Usted recuerda la grandeza de Francia. Usted recuerda cuando Italia era una potencia importante en el mundo y amenazaba inclusive con dominar a Europa bajo el liderazgo de Mussolini. Recordamos a Alemania. Hitler, quien con su filosofía aria pensó que podía conquistar al mundo. Hemos visto el surgimiento de Japón como potencia militar. China parece haber tenido su momento. Rusia parece tener su momento hoy. Y Estados Unidos de América puede estar en decadencia.

Las naciones surgen, las naciones caen… Vienen y van. Pero la Biblia nos dice en Hechos 17 que los tiempos de las naciones están limitados por la soberanía de Dios. Y lo que sucede a las naciones forma parte del plan predeterminado de Dios para la historia. Ahora, lo que es especialmente emocionante es que el ir y venir de las naciones tiene poco que ver con el curso del pueblo de Dios.

No se podía haber imaginado algo más devastador de lo que acaba de suceder en el capítulo 5 de Daniel… Babilonia ha caído. En el apogeo de su gloria, supuestamente, la cabeza de oro, el mayor imperio que la humanidad haya conocido, entraron los medos y los persas en la ciudad y sin disparar un solo tiro, por así decirlo, todo el imperio cayó. Pero lo que es sorprendente acerca de esto es que tuvo poco o ningún impacto en lo que Dios hizo con Su pueblo, ya que Daniel se desplaza a través del ir y venir de las naciones.

Y a medida que llegamos al capítulo 6, entramos al segundo de los cuatro grandes imperios de la escena en la imagen de Daniel, capítulo 2, el Imperio Medo Persa, el pecho y los brazos de plata. Y a medida que observamos ese imperio, no vemos a Daniel ausente, sino que lo vemos en el meollo de la cuestión. Él era Primer Ministro de Babilonia y también será Primer Ministro de Medo Persia.

Y me emociona pensar eso. Porque hoy en día, en Estados Unidos de América e inclusive en el resto del mundo, veo que muchos cristianos están preocupados con la preservación de ciertas naciones, incluso la nuestra. Y de un modo extraño, están tratando de igualar a Estados Unidos con la Iglesia o a Estados Unidos con el plan de Dios; y no es así. Las naciones van y vienen; y la obra de Dios continúa. Y ninguna nación es realmente significativa cuando se compara con la eternidad y el plan de Dios.

Por ejemplo, en Isaías, capítulo 40, versículo 15 dice: “He aquí que las naciones le son como la gota de agua que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas le son estimadas.” Una declaración muy interesante. Las naciones son como una gota de agua que cae en un cubo. La única palabra que se me ocurre es intrascendente, que no tienen importancia. Son como el polvo en las balanzas… Lo cual no es un factor importante en el peso en absoluto. Cuando Dios se dispone a pesar la historia de la humanidad, las naciones no importan. Y cuando Dios derrama torrentes en el flujo de Su plan de redención, una gota no tiene importancia. Las naciones son gotas, son polvo.

Regresando a Isaías 40, en los versículos 7 y 8, compara a las naciones con la hierba que se seca, se muere y se desvanece. Pensamos en Nimrod y Senaquerib y Nabucodonosor y Ciro y Artajerjes y Alejandro y los Césares, los faraones, Napoleón, Churchill, Mussolini, Hitler, Mao, Kruschev y en nuestro tiempo moderno… Y los líderes y las naciones van y vienen; y la obra de Dios continúa.

En el capítulo 4 de Daniel, versículo 17, usted recordará estas grandiosas palabras: “La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la resolución, para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien Él quiere lo da.” Dios ordena la historia. Y las naciones pueden surgir y las naciones pueden desaparecer… Inclusive la nuestra. Pero el plan redentor de Dios, tal como se desarrolla a través de Su pueblo, continuará de acuerdo a como está previsto. El pueblo de Dios pasará por el surgimiento y la caída de las naciones… Ellos trascienden. Esa es una gran esperanza para nosotros. Y vemos eso en Daniel. Babilonia ha caído. La cabeza de oro es aplastada. El tiempo de los gentiles pasa a la fase dos; pero Daniel está en el lugar preciso que Dios quiere y las decisiones de los hombres no interfieren con Dios.

Cuando usted piensa acerca del hecho de que Babilonia ha caído, es realmente sorprendente. Nabucodonosor, por supuesto, tenía el hábito de poner su nombre en cada ladrillo que colocaba en los edificios de Babilonia. De hecho, un escritor dice que literalmente han encontrado miles de ladrillos con el nombre de Nabucodonosor… Tratando de construir un imperio duradero. Un ladrillo, que ahora se encuentra en el Museo Británico, tiene la imagen y el nombre de Nabucodonosor y la huella de un perro sobre ambos.

Así es con este mundo, pero el pueblo de Dios y el plan de Dios trasciende todo eso. Entonces, vemos a Daniel sobreviviendo… Y en el capítulo 6, lo encontramos en el medio del Imperio Medo Persa.

Ahora, quiero que algunas palabras claves nos lleven a lo largo de este texto. Comenzaremos en el principio del capítulo 6, es un texto narrativo, no necesitamos pasar mucho tiempo en cada sección; queremos llegar al punto culminante y entonces obtener algunas consecuencias prácticas. Pero utilizaremos algunas palabras clave para ayudarnos a mantener nuestro lugar a medida que avanzamos.

La primera palabra es promoción… Promoción. Y eso se relaciona con los versículos 1 al 3. “Pareció bien a Darío constituir sobre el reino,” esto es el Imperio Medo Persa, “ciento veinte sátrapas, que gobernasen en todo el reino. Y sobre ellos tres gobernadores,” y por cierto, ese es el único lugar en la Biblia que la palabra gobernador se utiliza en hebreo, o mejor dicho arameo; y parece ser una palabra que significa jefe. Él establece por sobre estos 120 sátrapas, o líderes territoriales, a tres jefes a quienes ellos debían reportar. “De los cuales Daniel era uno, a quienes estos sátrapas diesen cuenta, para que el rey no fuese perjudicado. Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino.”

Aquí encontramos la promoción. Note, primero que nada, que aquí conocemos a Darío. Ahora, Darío es una persona muy elusiva porque no existen datos fuera de la Biblia que nos digan algo acerca de él. Realmente no sabemos quién él es. No encontramos a nadie en ese momento particular de la historia llamado Darío. No existe ningún hombre llamado Darío en el registro genealógico de los reyes de ese momento.

Ahora, algunos eruditos creen que Darío es otro nombre para un rey llamado Gobrias. Gobrias no era realmente un rey, sino que era alguien designado bajo Ciro como una especie de gobernador del territorio de Babilonia. Ciro, siendo el gran monarca de todo el imperio de Medo Persia, designó a Gobrias para gobernar en Babilonia. Y algunos dicen que esta palabra Darío es sólo otro nombre para Gobrias.

Pero la explicación que yo prefiero es que Darío es tan sólo otro nombre para Ciro… Tan sólo otro nombre para Ciro. Pienso que esa es la mejor explicación de todas. ¿Por qué? Porque la palabra Darío es un título… Es un título. Es como una especie de faraón, o rey, o César. Es un título.

Encontramos la palabra Darío, por ejemplo, utilizada en inscripciones arqueológicas de al menos cinco diferentes gobernantes persas. A todos se los llama Darío. Entonces, parece mejor considerar esto como un título, un título de honor, un título de significancia. Y entonces, podemos asumir que esto es tan solo un título dado a Ciro. Y si usted observa el versículo 28, al final del capítulo 6, puede ayudarle un poco con esto.

Dice: “Y este Daniel prosperó durante el reinado de Darío;” y, por supuesto, en el arameo se podría leer “inclusive en el reinado de Ciro el persa.” Y hay algunos comentadores que prefieren esa interpretación en lugar de “y durante el reinado de Ciro el persa,” equiparándolos, utilizando “inclusive en el reinado de Ciro.”

Ahora, si usted regresa al capítulo 6, encuentra que Darío establece 120 príncipes en el Reino; y creo que si estaba haciendo eso, debía ser más grande que algún gobernante local ubicado en Babilonia. Y si él iba a establecer a tres gobernantes sobre todo el Reino, tenía que ser alguien muy importante. Creo que aquí se lo ve a él, entonces, como el rey medo persa Ciro, otro título oficial. El hecho mismo de que haya tenido que establecer 120 príncipes indicaría que tenía que tener una dimensión más amplia de gobierno que tan sólo Babilonia misma, tan sólo la ciudad estado de Babilonia.

Entonces, conocemos a este hombre Ciro, quizás mejor visto bajo el nombre de Darío. Él es un hombre capaz. Él es un hombre inteligente. Él es un hombre efectivo en términos de organización y estructura. Él es un hombre poderoso. Él es un hombre que no está comprometido con Dios, es decir el Dios de Israel, sino con sus propios dioses; y sin embargo, es un hombre que muestra cierto gran interés en el Dios de Daniel, algo que aumenta a medida que avanzamos a lo largo de este sexto capítulo.

Ahora, noten que en el versículo 2 dice que, cuando designó a estos 120 y los tres gobernadores, “Daniel era uno.” Es posible ver la palabra primero como la palabra uno; Daniel era uno. O, podemos verla como la palabra primero y que significa que él fue el primero elegido o el primero en jerarquía. Realmente no importa, lo que sí importa es que en el versículo 3 “Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores.” Y la palabra “superior” en arameo es un participio que significa que se distinguía por sobre los otros de manera constante. Él era, sin lugar a dudas, el mejor estadista en todo el Imperio Medo Persa, tal como había sido el mejor estadista en el Imperio Babilónico, tal como tal vez sea el mejor estadista que haya habido en la faz de la tierra.

Usted notará que en el versículo 3 dice: “Había en él un espíritu superior.” Eso está realmente hablando de su actitud. Y, por supuesto, la actitud impregna todo lo que hacemos. Una actitud correcta es algo digno de elogio. Pero Daniel, tenía aún más que eso a su favor. Él tenía experiencia. Quiero decir, él había vivido durante el último régimen como Primer Ministro. Él tenía sabiduría, sabiduría como nadie más.

Él tenía un sentido de la historia. Tenía una capacidad de liderazgo aparentemente dramática, si lo que fue capaz de hacer en las vidas de esos tres jóvenes al principio del libro es un indicador del modelo que había establecido. Él tenía habilidades administrativas y se le dio responsabilidad en una base amplia y de largo alcance. Y más allá de todo eso, él tenía la habilidad de interpretar sueños y visiones y dar a todos una idea de lo que sucedería en el futuro; y eso es de gran valor para un monarca. ¡Qué hombre!

Dios lo colocó en el lugar exacto donde Él quería. Dios permitió que Darío reconociera la capacidad de Daniel y lo ubicó en un lugar muy estratégico, un lugar de influencia.

Usted sabe, es interesante que en el primer año de Ciro, o el primer año de Darío, él decretó que los judíos podían regresar a Judá. El decreto de Ciro, los 70 años de cautiverio de Babilonia finalizaron; y Ciro decretó que los judíos regresaran. Y yo realmente creo que Daniel fue quien tuvo gran influencia en él con respecto a eso. Creo que fue por el poder de la vida de Daniel, por la sabiduría del hombre, por la influencia del hombre, que aún en el primer año del gobierno de Ciro, alrededor del año 538 o 537 a. C., él decretó dejar ir al pueblo. Y eso ocurrió antes del incidente en la fosa del león, en el primer año de Ciro.

Entonces, nuevamente, vemos a Daniel. Pero esta vez, en lugar de verlo como un joven, como lo hemos visto en el pasado, lo vemos como un hombre muy mayor. De hecho, marquen esto, en el capítulo 6, Daniel tiene casi 90 años de edad… 90 años y todavía sigue siendo el hombre de Dios. Sigue siendo la elección de Dios. Y sigue siendo el elegido del rey para ser Primer Ministro. Usted sabe, el poder de una vida virtuosa se extiende hasta una edad avanzada.

El Dr. Criswell, de Dallas First Baptist, relata acerca de Robert G. Lee, quien era un gran predicador en el sur, a quien en su cumpleaños número 84 -el 11 de noviembre del año 1970- le preguntaron si iba a continuar predicando. Esto es lo que él contestó, y cito: “Cuando hay tantas personas a nuestro alrededor que no son salvas, cuando hay corazones afligidos a los cuales consolar, cuando tantos jóvenes están desperdiciando sus vidas en locuras y placeres carnales, cuando hay tantos males contra los cuales se debe protestar, cuando tantas personas ancianas están solas en el camino del ocaso, cuando en 1910, en mi ordenación, me casé para predicar hasta que la muerte nos separe, ¿por qué no debería seguir predicando en el año octogésimo quinto de mi vida?” Fin de la cita.

El Dr. Lee agregó algunas estadísticas fortalecedoras, por cierto, que deberían ser de bendición y ánimo para cualquiera de ustedes que están llegando a los 90 o a los 80. Esto es lo que dijo, y cito: “Newman Darlan, un erudito reconocido, hizo un análisis de las vidas y los logros de 400 de los personajes más destacados de la historia. El análisis mostró que cerca del 80% de las más grandes figuras finalizó su vida activa entre los 58 y 80 años. El 25% continuó más allá de los 70, 22.5 % más allá de los 80 y 6% más allá de los 90. Considere lo que ha sido hecho por hombres más allá de los 80. Gladstone, cuando tenía 83 años, fue Primer Ministro de Gran Bretaña por cuarta vez. Miguel Angel, cuando tenía 89 años, realizó El Juicio Final, quizás la pintura más famosa en el mundo. John Wesley predicó con una elocuencia que no disminuyó a los 88 años de edad… Cerrando, en esa edad considerable, la carrera más notable de su tiempo, habiendo viajado un cuarto de millón de millas en una época que no conocía ni la electricidad ni el vapor; y habiendo entregado, alguien estimó, 4000 sermones y habiendo escrito volúmenes y volúmenes de libros.”

“Edison estaba inventando a los 90 años de edad. Wright, a los 90, era considerado un arquitecto creativo. Shaw estaba escribiendo obras a los 90. La "Abuela Moses" estaba pintando a los 80. J.C. Penny, el gran cristiano, estaba trabajando arduamente en su escritorio a los 95.”

Y nosotros decimos “¡Oh, tengo 55, tengo que salir de esto! Y perdemos la riqueza de la edad… La riqueza de la edad.

Daniel tenía casi 90 y era el hombre de Dios. Y Dios lo puso donde Él quería y la política de Medo Persia poco pudo hacer para resistirlo.

La segunda palabra, la primera promoción; la segunda es complot, versículo 49. Cuando un hombre es elevado por el Señor a un lugar de prominencia, cae en cierta dificultad. Siempre hay un precio que pagar. No hay exaltación y no hay éxito y no hay prominencia que no sea pagada con cierta esclavitud. El hombre que es exitoso es un hombre que trabaja… El hombre que se esclaviza, que trabaja. Él está encadenado.

Si es un músico, está atado a su piano. Si es un artista, está atado a su lienzo. Si es un predicador, está atado a sus libros y a sus oraciones. Si es un autor, es su manuscrito. Si es un poeta, es su lírica. Si es un médico, son sus pacientes y sus libros. Si es un teólogo, es su estudio. Cualquiera y todos los que sobresalen son prisioneros. Y entonces, hay un precio que pagar. Él es esclavo de su misión; él derrama su vida en ella.

Pero también hay otro precio que pagar por estar en una posición de bendición del Señor. Y ese es el hecho de que cuando usted llega esa posición, encontrará que es perseguido y acosado y seguido por la envidia. Es así. Lo encontramos en Filipenses capítulo 1, ¿no es cierto?, en donde Pablo estaba prisionero y algunos añadían a su aflicción diciendo cosas malvadas acerca de su ministerio. Ellos querían que él se sintiera peor de lo que aún se sentía estando prisionero. Ellos estaban predicando a Cristo por contención, como un ministerio negativo en contra de Pablo.

Es sorprendente cómo cuando Dios eleva a alguien, los corazones de otras personas se queman de rabia, celos, amargura; inclusive cuando ese individuo no les ha hecho nada para dañarlos. ¿Cómo podía alguien odiar a Daniel? ¿Cómo podía alguien despreciar a un hombre así?

Le preguntaré algo aún más difícil. ¿Cómo podía alguien crucificar a Jesucristo? Pero lo hicieron.

En Londres, un contemporáneo del joven Charles Spurgeon era un pastor mayor que había estado en la ciudad por una generación. Había pasado años trabajando fielmente en su ministerio. Y llegó Charles Haddon Spurgeon, este individuo ardiente, encantador, joven que llegó a Londres cuando tenía unos 20 años de edad. Y casi de inmediato, quiero decir ni siquiera en uno o dos o tres años, sino inmediatamente, cuando llegó, tuvo tanto impacto en la gente que el lugar se colmaba para oír a Spurgeon predicar. Era como si hubiera parecido una estrella del cielo, en un abrir y cerrar de ojos.

Y el pastor de más edad dijo que cuando la multitud comenzó a acercarse al joven, la envidia y los celos comenzaron a entrar a su corazón; y comenzaron a devorarlo. Lo devoraron. Ahí estaba él, un pastor famoso en Londres, pero las muchedumbres estaban escuchando a Spurgeon. Y el pastor mayor dice que se puso de rodillas y clamó ante Dios y le confesó al Señor todo esto. Y luego, dice que el Señor comenzó a poner en su corazón alabanza, intercesión y súplica por el joven -Spurgeon. Él dijo, y cito: “Llegó el día, después de que había orado y acudido a Dios, cuando cada victoria que Spurgeon ganaba, la sentía como si la hubiera ganado yo mismo.” Dios le dio la victoria.

Pero no siempre sucede. Veamos lo opuesto de eso a medida que observamos el versículo 4: “Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él.” Daniel no tuvo escándalos. No tenía nada que ocultar, ningún secreto. No había nada que pudiera condenar a este hombre.

Ahora, cuando un hombre tiene 90 años de edad y tiene a tantas personas con poder político a su alrededor investigando para tratar de encontrar algo y no encuentran nada, eso es un hombre honorable… Gran integridad, gran honestidad, gran pureza, gran nobleza. No encontraron ninguna falla… shachath… Que significa corromper, no hay corrupción, no hay error… shaluw… Que significa descuidar. En otras palabras, la corrupción es el pecado de comisión y el error es el pecado de omisión. Ellos no pudieron encontrar nada que él hizo que no debería haber hecho y nada que no hizo que debería haber hecho. ¡Qué hombre virtuoso! Ellos no pudieron encontrar nada.

Versículo 5: “Entonces dijeron aquellos hombres: ‘No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna para acusarle, si no la hallamos contra él en relación con la ley de su Dios.’” Ahora, me gustaría que tuviéramos tiempo para predicar tan solo este versículo. Cuando ellos no pueden encontrar nada en su contra más que el hecho de que usted está absolutamente entregado a su Dios, entonces usted está cumpliendo el hecho del principio del Nuevo Testamento de padecer por causa de la justicia. Lo único que dijeron que podían utilizar en su contra para hostigarlo era que estaba plenamente comprometido con su Dios. ¡Qué mención! No pudieron encontrar nada más. Si hubiera habido algo, lo habrían descubierto. Y no pudieron.

Versículo 6: “Entonces estos gobernadores y sátrapas se juntaron delante del rey, y le dijeron así: ‘¡Rey Darío, para siempre vive!’” Algo típico… Cada vez que usted llegaba allí tenía que decir eso. Daniel dice eso inclusive en la fosa del león, algo un poco extremo, pero de todos modos… Versículo 7: “Todos los gobernadores del reino, magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes han acordado por consejo…” Ahora, eso es simplemente intimidación porque es una sandez. Hubo un grupo de ellos que tramó un complot… No todos ellos estuvieron de acuerdo, pero juntar a todos esos individuos, es intimidatorio. Y ellos dijeron “… que promulgues un edicto real y lo confirmes, que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones.” ¿Ha escuchado usted acerca de ‘reina por un día’? Este es ‘rey por 30 días.’ Queremos que seas Dios por 30 días. Ahora, cuando usted puede ser elegido para ser Dios, usted tiene una mala teología. Y cuando usted sólo es Dios por 30 días, la teología es aún peor.

Aquí llegan ellos, diciendo que han consultado con todos los gobernadores y príncipes y presidentes y consejeros y capitanes; y todos han estado de acuerdo en que debemos decretar una ley. Tú eres tan maravilloso, tú eres tan digno de ser Dios durante 30 días. Y nosotros simplemente te daremos ese privilegio. Y tan sólo queremos que establezcas un decreto, que quien quiera que haga una petición a cualquier otro dios u hombre durante 30 días, a menos que seas tú, será arrojado en el foso de los leones.

Aquí es interesante que si mira en el versículo 6, hay un verbo -se juntaron. Es un verbo muy interesante en arameo, significa que ellos llegaron de manera precipitada y tumultuosa, una especie de chusma, quiero decir que era una especie de grupo tumultuoso, agitado e insubordinado; es un verbo muy fuerte e indica a un grupo numeroso de ellos que había llevado adelante este complot. Pero no todos estaban de acuerdo, porque Daniel era el líder y él no había estado de acuerdo. Estoy seguro de que ni siquiera le consultaron.

Entonces, llegan todos y mienten cuando dicen ‘todos los gobernadores’ -eso no es verdad. Había uno de ellos que no estaba de acuerdo, que quizás ni siquiera sabía de esto. Queremos que promulgues un edicto real y lo confirmes. Y por cierto, el doble uso de eso, un edicto real y que lo confirmes indica cuán vinculante y fuerte ellos querían que fuera, que absolutamente nadie pudiera adorar o hacer una petición a nadie sino a él por 30 días.

Por cierto, en aquellos días, por supuesto, su religión había establecido deidades que eran como los hombres. Sus deidades eran tan falibles como eran los hombres. En otras palabras, crearon la imagen de Dios a partir de su propia imagen. Y entonces, sus dioses eran falibles. Y entonces, decir que un hombre podía ser Dios para nosotros es algo absolutamente ridículo, porque Dios es santo y justo y perfecto y no tiene ninguna de las imperfecciones de la humanidad.

Pero para ellos, no era un problema. De hecho, si estudiamos la historia con cuidado, encontraremos que los egipcios creían que los faraones eran dioses. Que los romanos creían que los Césares eran dioses. Se creía que los ptolemeos eran dioses. Hay indicaciones que los seléucidas afirmaban el rol de deidades. Aún los Herodes… Usted recordará en Hechos 12, tomaron el lugar de dioses. Entonces, no era inusual que los monarcas hicieran esto.

Bueno, Darío se sintió halagado. Quiero decir, cuando llega todo el cuerpo político y quiere hacer eso por usted, bueno eso es difícil de resistir. Y entonces, él no estaba pensando, fue llevado por la emoción de todo esto. Versículo 8: “Ahora, oh rey, confirma el edicto y fírmalo, para que no pueda ser revocado, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada.”

Ahora, no sabemos mucho acerca de la ley de Media y de Persia excepto que cuando la ley era establecida, no podía ser violada. Era parte de su sistema. Y la mayoría de los estudios indican que el motivo por lo cual lo hicieron era para prevenir leyes caprichosas… Una vez que la ley había sido redactada, era vinculante. Y por lo tanto, ellos eran bastante cuidadosos acerca de estas leyes.

Pero cuando estos hombres vinieron y tocaron su punto débil, su ego, él respondió. Versículo 9: “Firmó, pues, el rey Darío el edicto y la prohibición.” Ahí estaba la ley. Si usted hace una petición a cualquier dios que no sea este Dios, usted irá al foso de los leones.

Entonces, vemos la promoción y el complot. Hay una tercera palabra… Perseverancia, versículo 10, perseverancia. Daniel se enteró de esto y quiero que ustedes sepan lo que él hizo. “Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes.”

Me gusta eso. “Entonces se juntaron aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y rogando en presencia de su Dios.” Ustedes saben, lo que aquí veo es perseverancia; ellos decretaron una ley y Daniel regresó a su cuarto e hizo lo que hacía todos los días. Aparentemente, el modelo establecido originalmente por David en el Salmo 55: “Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré.” Y, por supuesto, ellos… En aquellos días era muy usual que fueran a la parte superior de una casa, una especie de aposento alto pequeño.

Los vemos inclusive en los tiempos del Nuevo Testamento, un lugar de retiro. Y ellos no tenían ventanas de vidrio. Lo que hacían era poner una pequeña celosía sobre las ventanas. La dejaban abierta para que pasara la brisa y refrescara la calidez del área de Babilonia, que es un lugar muy caluroso.

Y entonces subiría y a través de la celosía, él estaría visible, con su rostro hacia Jerusalén; porque allí estaba el anhelo de su corazón, el pueblo de Dios y la ciudad de Dios que para el simbolizaban a Dios. Y él oraría, sin duda, por la paz de Jerusalén, la restauración de la ciudad y todo lo demás que tuviera en su corazón, la confesión del pecado y todo lo demás. Y lo hizo del modo que siempre lo había hecho… Perseverancia.

En otras palabras, los hombres pueden hacer sus leyes, pero cuando estas leyes interfieren y violan las reglas que Dios establece, no nos preocupamos por esas leyes. Y llegamos a ese punto en Hechos, ¿no es cierto?, cuando Pedro dice que deberíamos obedecer a Dios antes que a los hombres.

Ahora, usted preguntará si Daniel no podía haber sido un poco más discreto, si no podía haber cerrado la ventana y haber orado de todas maneras. Sí. ¿No podía haberse quedado tranquilo durante 30 días y haberle hablado al Señor mientras que estaba de pie y caminaba; y de esta manera no haber sido tan visible?

Sí. Pero cualquier compromiso hubiera sido visto como egoísta y eso no formaba parte de su carácter. Cuando quemaron a Policarpo, por ejemplo, en la hoguera de Esmirna en el año 155, él había sido cristiano durante 86 años. Antes de que ellos entendieran el fuego, apelaron a él y dijeron: “Niega al Señor y salva tu vida.” Con seguridad tranquila y con una voz firme, esto es lo que él dijo: “Durante 86 años le he servido a Él; Él nunca me ha hecho ningún daño, ¿por qué debería renunciar a Él ahora?” Y Policarpo, ese discípulo de Juan, con alabanzas en sus labios y un compromiso sereno con el Señor, miró hacia abajo a las llamas y las aceptó como la voluntad de Dios.

Pienso en Simón Pedro. Simón Pedro estaba en prisión, al día siguiente se suponía que debía ser ejecutado. Y vino un ángel para liberarlo y lo tuvo que despertar porque estaba profundamente dormido. Sorprendente. Es como esa canción: “Él nunca duerme, Él nunca se adormece.” Recuerdo al hombre que estaba con temor en el fondo del barco; y finalmente, leyó eso, levantó su mirada al Señor y dijo: “Ya que Tú te quedarás despierto, no tiene sentido que ambos perdamos el sueño, creo que dormiré.”

Y entonces, perseverancia… ¡qué hombre verdaderamente virtuoso y devoto! Y entonces, hay otra palabra clave que nos lleva a lo largo del texto y esa es la palabra acusación, versículo 12; y ahora la trama se complica. “Fueron luego ante el rey y le hablaron del edicto real…” Ellos habían espiado a Daniel, ellos vieron lo que él hizo; estoy seguro que fueron en la mañana y ahí mismo lo vieron, quizás lo vieron al mediodía, eso es quizás más probable… Ellos fueron y obtuvieron el decreto en la mañana, fueron al lugar de Daniel al mediodía para observarlo. Lo vieron tan sólo esa vez y regresaron corriendo al rey y le hablaron respecto al decreto. “… ¿No has confirmado edicto que cualquiera que en el espacio de treinta días pida a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones?” Ahora han puesto al rey en una situación difícil. “Respondió el rey diciendo: ‘Verdad es, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada.’”

Es correcto. “Entonces respondieron y dijeron delante del rey: ‘Daniel, que es de los hijos de los cautivos de Judá,’” y ellos siempre están diciendo eso de Daniel. Ese extranjero. Ese prisionero. Ese cautivo. Ni siquiera de linaje adecuado, “’No te respeta a ti, oh rey’…” ¿Era eso verdad? Eso no era verdad, ¿no es cierto? Daniel era un siervo leal y fiel mientras tanto no le obligaran a violar sus principios. Él consideraba al rey del modo que un rey debía ser considerado, como dijo nuestro Señor, dadle al César lo que es del César. Y dice: “Ni acata el edicto que confirmaste, sino que tres veces al día hace su petición.”

Ahora, sé que no se quedaron todo el día para ver esto tres veces. Tan sólo vieron una y esa fue la suposición de que él la estaba haciendo; y era una suposición correcta. Y entonces, ellos enfrentan al rey. Él comienza siendo rey por un mes… dios por un mes; y termina siendo un tonto en un día. ¡Qué tonto!… ¡Qué cosa estúpida de hacer!… Impensable. ¿Y saben con quién estaba enojado? Él es un hombre sabio… Consigo mismo. Él estaba enojado consigo mismo.

Versículo 14: “Cuando el rey oyó el asunto, le pesó en gran manera.” Usted sabe, al menos el hombre tenía la honestidad de colocar la culpa donde correspondía; su propio ego lo había engañado. Las tentaciones siempre estarán ahí, pero nosotros no caemos a menos que nuestro propio ego se involucre. Y me gusta esto: “… Y resolvió librar a Daniel; y hasta la puesta del sol trabajó para librarle.”

Asumamos que esto fue firmado en la mañana. Ellos se apresuraron para ver qué haría Daniel al mediodía. Daniel estaba allí orando. Regresaron y le dijeron al rey; y ahora tenía toda la tarde debido a que la ejecución, de acuerdo a su costumbre, debía ser antes del anochecer. Y entonces, él tenía toda la tarde. Y él agotó todo medio legal posible. Buscó todos los caminos. Esa es la implicación del versículo 14: “Y hasta la puesta del sol trabajó para librarle.”

Ahora, no sé lo que él hizo, pero quizás trató de encontrar una brecha jurídica o quizás trató de encontrar algo en la ley medo persa anterior que podía utilizar para deshacer esto. Pero técnicamente, no había salida. ¿Y sabe qué me encanta de todo esto? Daniel nunca dice una palabra. Daniel nunca se ocupa de su propia causa. Daniel nunca se defiende a sí mismo. Como Cristo, que está en silencio delante de sus trasquiladores y no abrió Su boca.

Usted verá, él tenía tanta confianza en Dios a lo largo de todos estos años que tan sólo se comprometía con Dios. No había ninguna defensa, ¿no es cierto? No había nada que pudiera decir excepto: “Es correcto, estaba orando y continuaré orando.” No había nada que decir.

Entonces, la promoción, el complot, la perseverancia, la acusación y otra palabra clave llega en el versículo 16 y es la palabra castigo. Dice el versículo 15: “Pero aquellos hombres rodearon al rey y le dijeron: ‘Sepas, oh rey, que es ley de Media y de Persia que ningún edicto u ordenanza que el rey confirme puede ser abrogado.’” Estás atrapado. “Entonces el rey mandó, y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones.”

Ahora, estos son leones de verdad, leones reales, leones a los cuales se les mantenía hambrientos para ser utilizados como verdugos. Y no sé cuántos había ahí dentro, pero no eran tan sólo un par… He visto imágenes en donde hay dos o tres leones. No, yo no sé cuántos, pero deben haber sido muchos leones porque cuando llegamos al final del capítulo y todo comienza a recaer sobre las personas que hicieron el complot, los arrojan a todos ellos ahí dentro, y arrojan allí a sus familias junto con ellos, y todos son devorados antes de llegar al fondo. ¡Muchos leones allí dentro!

Un comentador dijo que ‘tan sólo había unos pocos y Daniel encontró un rincón donde esconderse.’ No, no, no… ‘Era un lugar grande; y él encontró un rincón y se escondió’ o lo que fuere. No. Muchos leones. Y eran el tipo de leones que usted se imagina.

Y entonces: “Y fue traída una piedra y puesta sobre la puerta del foso.” Casi seguramente, una cueva al costado de una colina. Y en el lugar inferior estaba la entrada, donde tendrían una piedra para cubrirla. Y en la cima de la colina, había un gran hoyo con una rejilla sobre ella. La razón por la que creemos que la palabra es foso es porque es la palabra gob en arameo, que está relacionada con la palabra hebrea guwb, que significa fosa. Y entonces, era una fosa. Ésa es básicamente la idea… En hebreo, guwb significa ‘cavar’.

Y entonces, ahí tiene usted una especie de pozo subterráneo con una entrada lateral por donde podían traer y sacar a los leones o hacer lo que necesitaran para alimentarlos; y luego, esta entrada superior desde donde se podía ver todo a medida que las personas que iban a ser ejecutadas eran matadas.

Y, por cierto, se han realizado ciertos estudios interesantes en términos de arqueología. Han descubierto algunos de estos fosos de leones que ciertos monarcas utilizaron como lugares de ejecución. Keil, el famoso comentador del Antiguo Testamento, describe uno de ellos diciendo: “Consistía de una gran caverna cuadrada bajo la tierra, que tenía una pared divisoria en el medio de la misma, que tenía una puerta, la cual el guardián podía abrir y cerrar desde arriba.”

“Al arrojar la comida, atraía a los leones de una cámara la otra y luego, después de haber cerrado la puerta, entraban al lugar vacío con el fin de limpiarlo. La caverna estaba abierta en su parte superior, su boca rodeada de un muro de 1.5 m de altura sobre el cual uno podía mirar hacia abajo, hacia el foso.” Bien podría haber sido así… Una gran área en una colina.

Ahora, usted notará que dice en el versículo 16: “Y el rey dijo a Daniel: ‘El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, Él te libre.’” ¿De dónde sacó él esta idea? Escuche, usted sabe lo suficiente acerca de Daniel, si ha estado con nosotros en este estudio, como para saber que si Daniel estuvo ahí por un año, al menos hasta este momento, y quizás dos, Darío debe haber escuchado mensaje, tras mensaje, tras mensaje acerca de Dios. Y también sabrá que la historia de lo que Daniel había visto a Dios hacer en el pasado sería conocida para él; y esa es quizás una de las razones por las cuales lo designó en el lugar que lo hizo.

Es obvio para mí que Daniel sería alguien que manifestaría lo que él creía. Él ya había estado involucrado en milagros. Él ya había estado involucrado en aconsejar acerca de la liberación de los judíos para que regresaran a su hogar. Y entonces, estoy seguro que el mensaje acerca del poder del Dios de Daniel, quien lo había liberado, era muy manifiesto. Estoy seguro que este hombre sabía bien la historia de Sadrac, Mesac y Abed-nego, quienes habían sido salvados del horno ardiente. Y entonces, él sabía que este Dios podía hacerlo; y esto es maravilloso porque muestra que el esfuerzo evangelista de Daniel está teniendo algún resultado.

“Y fue traída una piedra y puesta sobre la puerta del foso, la cual selló el rey con su anillo y con el anillo de sus príncipes,” nadie podía romper ese sello. “…para que el acuerdo acerca de Daniel no se alterase.”

Ahora esto nos lleva a otra palabra clave… Protección… Versículo 18. “Luego el rey se fue a su palacio…” Usted sabe, el Espíritu Santo es tan sutil. Usted pensaría que querría ir directo al foso de los leones, ¿no es cierto? Quiero decir… Si estoy mirando la película, por ejemplo, y llega el apogeo en donde llevan a Daniel y lo arrojan al foso de los leones y cortan la escena para ir al palacio del rey, yo diría: ‘Espere, yo no quiero ver el palacio del rey, ¡lléveme de regreso al foso de los leones! Quiero ver qué está pasando en el foso de los leones’. Corte. Al palacio. Nunca dice nada acerca del foso de los leones… Nada.

“…Y se acostó ayuno.” ¿A quién le importa? ¿No es cierto? ¿Qué sucedió en el foso de los leones? El rey se acostó en ayuno. “Ni instrumentos de música fueron traídos delante de él” dice un texto; en realidad la palabra en arameo es “diversiones.” Puede ser música, mujeres, bailarinas, lo que hicieran para entretener al rey; pero él no quería nada de eso… Ni música, ni bailarinas, ni comida, ni nada. “Y se le fue el sueño.” Y sólo se paseaba.

“El rey, pues, se levantó muy de mañana, y fue apresuradamente al foso de los leones.” Por cierto, ‘muy de mañana’ significa literalmente en el brillo de la aurora, tan pronto como el sol era visible. Se había ido. “Apresuradamente,” y la mayoría de los comentadores piensan que tenía 62 o 63 años, por lo que estaba apurado para su edad. Apresuradamente al foso de los leones, al amanecer para tratar de ver lo que sucedía. Eso indica que él tenía algo de fe en el Dios de Daniel, ¿no es cierto?

Versículo 20: “Y acercándose al foso llamó a voces a Daniel con voz triste,” una voz triste, una voz de angustia, una voz de ansiedad. “A voces,” usted sabe, deseando lo mejor, pero quizás esperando lo peor. “Daniel, siervo del Dios viviente.” Ahora, ¿dónde cree usted que él aprendió eso? ¿Dónde piensa usted que él aprendió esa afirmación, ‘siervo del Dios viviente’? Permítame decirle dónde la aprendió: de Daniel. Daniel le había dado muchas lecciones. “Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones?” Francamente, es un poco tarde para esa pregunta. Estamos ahora en el punto crucial del asunto, ¿no es así? ¿Pudo Dios?

Bueno, versículo 21: “Entonces Daniel respondió al rey: ‘Oh rey, vive para siempre.’” Hay que tener esas formalidades cuando usted está hablando a un rey, usted no puede tan sólo decir ‘estoy bien’; usted tiene que decir ‘oh rey, vive para siempre’. Luego el versículo 22: “Mi Dios envió Su ángel, el cual cerró la boca de los leones.” Y por cierto, eso tiene que ser ampliado para decir que también se encargó de sus garras, porque podrían haberlo despedazado.

Dios envió un ángel. Ahora, los ángeles son poderosos. Un ángel se encargó de 185,000 asirios y los mató a todos él solo. Así que un ángel sería suficiente. “Mi Dios envió Su ángel, el cual cerró la boca de los leones para que no me hiciesen daño, porque ante Él fui hallado inocente.” Eso no es orgullo; eso es verdad. Y si es verdad, no es orgullo, ¿lo ve? “Y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo.” Para aclarar las cosas.

¿No es interesante? Él se defiende a si mismo sólo después de que le ha dado a Dios la oportunidad de hacerlo pasar por la prueba. Él pondrá su vida en las manos de Dios en un foso de leones. Es como si estuviera diciendo “Dios, yo no sé por qué voy a ir a ese foso de leones, pero quizás Tú tienes un motivo… Quizás Tú sabes algo de mi vida que no está bien y esto es parte de eso.” Y sólo después de que Dios lo libró pudo él decir que no había hecho nada, que era inocente. ¿Cómo sabe usted que es inocente? Porque Dios tuvo la oportunidad perfecta para castigarlo y no lo hizo. Él espera que Dios sea quien evalúe eso.

Bueno, el versículo 23 dice: “Entonces se alegró el rey en gran manera a causa de él, y mandó sacar a Daniel del foso.” Ahora, eso nuevamente es un indicador de que era un foso, probablemente arrojaron algunas cuerdas; y ese hombre de casi 90 años se sujetó a ellas y subió. “Y fue Daniel sacado del foso, y ninguna lesión se halló en él, porque había confiado en su Dios.”

Daniel está escribiendo el sexto capítulo y les está diciendo que fue una reivindicación de su gran fe en Dios. Él creyó en Dios y Dios, honró su fe. Ahora, ¿quiere usted saber algo? No siempre sucede de este modo, ¿no es cierto? Isaías también creyó en Dios, pero fue cortado por la mitad. Pablo también creyó en Dios; y su cabeza yació sobre una piedra y un hacha brilló en el sol y la separó de su cuerpo. Pedro creyó en Dios; y fue crucificado boca abajo.

Creer en Dios no significa que los leones no lo van a comer; ha habido mártires a lo largo de toda la historia de Dios, hombres que han creído en Dios y han muerto. El tema es si aceptamos la voluntad de Dios. Si es vivir, vivir. Si es morir, morir. Pero sea cual fuere el caso, nunca somos derrotados.

De hecho, si Daniel hubiera sido devorado por los leones, él habría estado en la presencia de Dios, ¿correcto? Lo cual hubiera sido mejor que mirar a Darío y exclamar “Oh rey, vive para siempre.” Él no podría perder. Nosotros nunca perdemos. Si hubiera sido despedazado, ese ángel que vino, lo hubiera llevado a la presencia del Señor en el seno de Abraham.

Ahora, todo esto es seguido por otra palabra clave, la palabra castigo, versículo 24: “Y dio orden el rey, y fueron traídos aquellos hombres que habían acusado a Daniel,” la porción de los sátrapas, los príncipes, los gobernadores que lo habían acusado. “Y fueron echados en el foso de los leones ellos, sus hijos y sus mujeres; y aún no habían llegado al fondo del foso, cuando los leones se apoderaron de ellos y quebraron todos sus huesos.” Sorprendente. Debe haber habido una cantidad increíble de leones.

Y hay personas que dicen: “Bueno, a Daniel no lo comieron porque los leones no tenían hambre.” Sí, tenían hambre. Tenían tanto hambre como para comer a este numeroso grupo de personas. Algunos incluso han sugerido que los leones no comieron a Daniel porque eran viejos. Es sorprendente lo que los comentadores liberales tratan de hacer a la Biblia.

Pero el objetivo del texto aquí es mostrarle que ellos no eran viejos y sin dientes; ellos estaban hambrientos y eran tan feroces que destrozaron a estas personas antes de que siquiera tocaran el piso. Dios hizo un milagro. Una escena horrorosa, la escena de la retribución y la venganza de Dios.

Por cierto, es una mirada interesante de la ley pagana. La ley de los medos y los persas dice: “A causa de la culpa de uno, toda su familia debe morir.” Esa era la ley de los medos y los persas. Y así lo hicieron.

Vemos la promoción, el complot, la perseverancia, la acusación, la condena, la protección, el castigo… Dos palabras claves más, proclamación. Versículo 25: “Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra,” usted recordará, esa pequeña trilogía se utiliza muchas veces en el libro de Daniel y abarca a todas las personas en el reino, “Paz os sea multiplicada. De parte mía es puesta esta ordenanza: Que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel.” ¿No es eso maravilloso?

Un hombre… Y él afecta literalmente a todo el imperio. Ahora, todo el Imperio Medo Persa estaba bajo el decreto de temblar y temer al Dios de Daniel. No se necesitan muchas personas; tan sólo se necesita una apropiada. “…porque Él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, y Su reino no será jamás destruido, y Su dominio perdurará hasta el fin.” Suena como el salmista… Y él es un rey pagano.

Hombre, Dios ha hecho una demostración convincente en este libro, ¿no es así? Las naciones van y vienen; y ya sea que suceda en el Imperio Babilónico o el Medo Persa, cuando Dios pone a sus hombres en el lugar correcto, Su mensaje es comunicado.

“Él salva,” versículo 27, “y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra; Él ha librado a Daniel del poder de los leones.”

Permítame hacerle una pregunta sencilla. ¿Quién recibe la gloria en este capítulo? ¿Daniel? No Daniel… En ningún momento. Daniel simplemente estaba allí, eso es todo. Dios obtuvo la gloria. Yo creo que si usted ve algo a través del libro de Daniel, no es la exaltación de Daniel, es la majestuosidad de Dios, quien permanece a pesar de las naciones del mundo y mantiene Su soberanía.

Finalmente, la prosperidad. “Y este Daniel prosperó durante el reinado de Darío y durante el reinado de Ciro el persa.” Él próspero. Ahora, quiero que usted me escuche. A medida que concluyo, quiero resumir muy rápidamente, en un par de minutos. Escuche.

Mientras que observamos este capítulo, ¿qué es lo que vemos acerca de Daniel? ¿Se acuerda usted cuando estudiamos el capítulo 1 y 2? Observamos todas las características de la virtud de Daniel mientras que era tan sólo un joven y las enumeramos y las estudiamos… Y vimos cuáles hacen a un hombre virtuoso, piadoso. Bueno, aquí están, 60, 70 años después. ¿Qué es lo que vemos nuevamente en él? ¿Cuáles son los elementos del carácter que podríamos trasladar a nosotros mismos? ¿Qué es lo que hace que un hombre sea capaz de afectar a una nación? ¿Qué es lo que hace que un hombre o una mujer tengan un impacto de tan gran alcance como un imperio? ¿Qué tiene en Daniel?

Permítame sugerir algunas cosas. Las voy a enumerar, tan sólo escúchelas, medítelas.

Primero que nada, este hombre trascendió la historia. Él fue grande y fue útil a Dios porque trascendió la historia. Él se puso de pie fuera del estiércol de los problemas humanos. Él buscó el Reino de Dios.

En segundo lugar, él vivió una vida coherente de principio a fin. Él fue virtuoso cuando era joven y también fue virtuoso cuando era anciano. Y yo realmente creo que no hay manera de medir con una medida humana el poder de una vida virtuosa de tantos años. La tragedia es que la mayoría de nosotros encontramos que la virtud va y viene a lo largo de los años… No así Daniel.

¿Qué lecciones aprendemos acerca de un hombre de Dios? Él trasciende la historia. Él vive una vida coherente desde la juventud hasta la ancianidad, lo cual lo convierte en alguien de gran utilidad en su vejez. En tercer lugar, él cumple su llamado completamente. En otras palabras, él vive en el centro absoluto de la voluntad de Dios. Su único deseo es que la voluntad de Dios se cumpla.

Cuarto, él tiene una actitud correcta. Ellos seguían diciendo que él tiene un espíritu excelente… Él tiene un espíritu excelente.

Quinto, él será envidiado y será odiado por el mundo a su alrededor; pero nunca será rencoroso debido a esto.

Sexto, él es condenado; pero si él es condenado, es condenado por su justicia debido a que no hay ninguna falla; es como un anciano de la Iglesia que debe ser… ¿Cómo?… Irreprensible.

Séptimo, es conocido por su virtud e integridad aún por sus enemigos.

Octavo, es un ciudadano fiel. Él se sujeta a las leyes humanas hasta que las mismas puedan causar que viole las leyes de Dios.

Noveno, él está dispuesto a enfrentar cualquier consecuencia dentro del marco de la voluntad de Dios; y dejar el resultado a Dios.

Décimo, él servirá fielmente sin importar lo que le cueste a nivel personal.

Undécimo, él nunca se defiende a sí mismo. Él deja que eso lo haga Dios.

Duodécimo, él fortalece la fe de otros dándoles esperanza en Dios. ¿Vio usted eso en el rey? Quiero decir, incluso el rey creía por la gran fe de Daniel.

Decimotercero, se le libra de todo mal y es preservado por el mismo propósito dentro de la voluntad de Dios.

Decimocuarto, él es un medio para la gloria de Dios. Me gustaría que pudiéramos predicar acerca de eso. Nosotros, como cristianos, debemos ser, por sobre todas las cosas, un medio para la gloria de Dios.

Decimoquinto, él será vengado por Dios. Él será vengado por Dios. Dios se encargará de sus enemigos. Él no tiene que tratar con ellos personalmente.

Y finalmente, él es exaltado por aquellos a su alrededor, así como también por Aquel que está por sobre él.

Principios manifiestos en este capítulo que nos muestran la vida virtuosa del hombre de Dios. Espero que esto haya sido práctico para usted, que Dios aplique esto en su corazón, así como lo hará en el mío. Oremos.

Gracias, Señor nuestro, por la maravillosa emoción de ver Tu poder manifiesto. Sentimos como si pudiéramos alcanzar y tocar a Daniel. Sentimos como si pudiéramos ver ese foso y esos leones –es tan vívido para nosotros. Y nosotros sabemos que Tú eres el mismo Dios, que no cambias, que nos encuentras en el momento de nuestra mayor necesidad. Tú eres el Dios que quieres usarnos para trascender las idas y venidas de la historia. Tú eres el Dios que nos ha llamado a vivir la vida que Daniel vivió en el día de hoy, desde su juventud hasta su vejez.

Oh Dios, levanta inclusive en esta congregación y en todo el mundo a hombres y mujeres de honestidad, integridad y virtud cuyas vidas estén entregadas a Ti por completo, que sufran pero no conozcan el resentimiento porque están comprometidos al cuidado del Creador fiel.

Señor, haznos ese tipo de personas. Hazme ese tipo de persona por Tu gran gracia. Moldéame para que mi vida sea constante, que conozca la bendición de una vejez útil, si es que Jesús aún no viene y Tú me concedes eso. Pido lo mismo por todos estos seres queridos reunidos aquí, en el nombre de Cristo. Amén.

 

 

 

 

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org 
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