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Estamos a punto de embarcarnos en nuestro estudio de 2 Corintios, capítulo 3; en un estudio muy, muy importante. Comenzando en el versículo 6 de este capítulo y hasta el final del capítulo, vamos a estar estudiando la gloria del nuevo pacto. La gloria del nuevo pacto.

Ahora, esta mañana quiero decirle algunas cosas que quiero que entienda como material preliminar para este mensaje y esta serie en la que vamos a estar involucrados en este capítulo. Esta es una de las secciones más difíciles, sino la más difícil en 2 Corintios. Difícil de interpretar, difícil de entender, a menos de que se entregue con cierta devoción a su estudio.

Al mismo tiempo, como es el caso con frecuencia, la dificultad, cuando es quitada, va a dar lugar a la profundidad más grande de esta epístola. Esta sección en particular es profunda, es presentada de manera brillante por Pablo. Es amplia y profunda en su impacto. Y, además, no permanece sola.

Esta porción en particular de las Escrituras tiene ramificaciones amplias a lo largo de la Biblia entera. Es uno de esos pasajes parteaguas que influencia en toda dirección. Entender el corazón de lo que el apóstol Pablo está diciendo aquí es entender el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. Es entender la ley de Moisés y el Evangelio. Es una sección profunda y estratégica de las Escrituras.

Ahora, también es inmensamente pertinente y sumamente aplicable al escenario en el que nos encontramos en la Iglesia evangélica en Estados Unidos de Norteamérica en la actualidad. Yo me atrevería a decir que, a primera vista, si alguno de ustedes leyera esto, quizás estaría algo confundido por todo versículo, porque demanda algo de estudio y discernimiento y estudio concienzudo para comprenderlo.

Y aun cuando quizás haya hecho eso, podría estarse rascando la cabeza y decir” “bueno, todo eso es bueno y está muy bien, pero ¿qué tiene que ver esto con el punto en el que estoy en la actualidad y la Iglesia en esta parte en particular del mundo en este tiempo en particular?” Y simplemente, le quiero decir que se relaciona, como usted verá en esta mañana y a lo largo de la serie, de maneras muy, muy específicas.

Voy a explicar este texto a detalle un poco, como sé que ocasionalmente se sabe que lo hago a lo largo de los años. No voy a apurarme, porque quiero que entienda. Es fundamental. Y un mensaje, necesariamente va a edificar sobre el anterior y no voy a poder regresar y reestablecer el cimiento cada semana.

Entonces, si usted realmente va a entender esto y si usted va a llegar a entender las implicaciones tremendas e impacto de esto, lo primero que tiene que hacer es venir cada domingo, porque va ser muy difícil si usted no estuvo aquí, el poder entender y el poder retomar lo que explicamos el domingo anterior y entenderlo que veremos la siguiente semana. Entonces, quiero que sea fiel, quiero que piense y quiero que siga estas verdades con cuidado no sólo para poder entender, sino por lo que ese entendimiento va a significar para usted y para nuestra Iglesia y para la causa de Cristo.

Voy a ir tan lento, tan concienzudamente, de manera tan detallada como pueda, conforme explico los detalles de este texto. Este es un pasaje de las Escrituras que he estado esperando a lo largo de estos tantos años para predicar, finalmente. Y no voy a apurarme para terminarlo. Voy a escucharme más como maestro que como predicador. Me voy a oír más como profesor que como pastor. Y quizás, esto se pueda sentir más como salón de clases que un servicio de Iglesia. Y al principio, quizás pueda sentirse más preparado que motivado. Y pueda sentir que es más teológico que práctico. Pero sea paciente. Esta es una parte muy, muy importante de las Escrituras.

Ahora, esa fue la introducción a la introducción. Aquí viene la introducción. El entendimiento apropiado de la Iglesia cristiana y del ministro cristiano ha sido nublado severamente por el sistema eclesiástico y ceremonial sacramental de la Iglesia Católica romana, la Iglesia griega ortodoxa y los grupos protestantes ritualistas. El Evangelio puro, verdadero, claro, del nuevo pacto, la fe cristiana auténtica ha sido amenazada severamente por parte del catolicismo romano, la ortodoxia griega y el ceremonialismo protestante - el ritualismo de la Iglesia elevada.

De hecho, fue esa batalla misma que llevó a la reforma -cuando los verdaderos evangélicos se separaron a sí mismos del ceremonialismo, ritualismo, sacerdotalismo o el sacramentalismo como es llamado, en donde la Iglesia se convierte en un reemplazo de Cristo al cual usted está apegado mediante una ceremonia externa, ritual, sacramento, función sacerdotal. La Iglesia se convierte en un reemplazo de Cristo haciendo a un lado al Cristo verdadero y la gente tiene una conexión con la Iglesia mediante medios mecánicos en lugar de una conexión con el Dios vivo mediante Cristo. Y muchos de ustedes entienden esto.

Yo me atrevería a decir que probablemente el 50% de la gente que es parte de Grace Community Church fueron salvados de un trasfondo de tipo católico romano o algún otro tipo de trasfondo sacramental. La mayoría de ellos, de un trasfondo católico romano. Los servicios de la Iglesia son ritualistas, son ceremoniales, son mecánicos y son externos. Los ministros son vistos como funcionarios. El clero, sacerdotes que están haciendo algunas cosas físicas y están involucrados en algunas rutinas físicas cumpliendo con ciertos rituales físicos.

Esta no es la realidad del cristianismo auténtico, en donde el servicio de la iglesia es adoración verdadera, espiritual, del corazón y donde los ministros son sacerdotes y el clero. Pero ellos son profetas y heraldos y siervos y pastores y maestros. Y la distinción entre ambos es tan grande como la distinción entre el antiguo pacto y el nuevo pacto en las Escrituras.

La religión sacramental siempre ha sido vista en el cristianismo histórico ortodoxo como una herejía mortal. Y es una herejía que ha plagado de manera incansable a la Iglesia desde la época oscura, la ceremonia externa en lugar de la adoración interna. Un reemplazo de Cristo en lugar del Cristo real. Un ritual impersonal en lugar de la salvación personal. Ceremonias y sacramentos como medios de gracia en lugar de ser símbolos de gracia.

Todo eso dio lugar a la reforma protestante. Los ministros no son vistos en fe cristiana auténtica como hombres de rango exaltado eclesiástico quienes administran ceremonias, sino que más bien los ministros en la fe cristiana verdadera son hombres que ven el rostro del Dios y oyen en Su voz y salen de Su presencia a hablarle a Su pueblo.

Y amados, les quiero decir que la Iglesia necesita estar en contra de la corrupción sacramental del cristianismo verdadero en la actualidad como siempre lo ha resistido. Y eso es exactamente lo que usted va a ver a Pablo hacer en este capítulo. Él no está en contra de un sacramentalismo en la forma en la que lo vemos en la actualidad en el catolicismo romano, o la ortodoxia griega o digamos el protestantismo episcopal de la Iglesia elevada. Él no está en contra de ese tipo de ceremonialismo, sino que más bien está en contra del ceremonialismo inicial que plagó a la Iglesia y eso fue el judaísmo. Pero realmente es el mismo tipo de problema.

El pasaje que tenemos frente a nosotros es una provisión maravillosa y rica para ayudarnos a pensar con claridad acerca de este asunto de divorciar la fe cristiana verdadera del ceremonialismo. De la ilusión engañosa y condenadora y la herejía que de alguna manera usted puede tener una relación correcta con Dios mediante algún medio externo.

Pablo, en el momento en el que escribe esto, estaba enfrentando la plaga devastadora de ceremonialismo. Y estaba infiltrándose en la fe cristiana en la forma de los judaizantes que estaban promoviendo las ceremonias mosaicas como componentes necesarios en la salvación, incluyendo la circuncisión física. Ellos eran llamados del grupo de la circuncisión. Estaban aferrándose a la ceremonia. Días de reposo, lunas nuevas, festividades, rituales. Estaban promoviendo a las ceremonias como medios de gracia, medios de bendición.

Y, de hecho, eso es precisamente lo que estamos enfrentando en la actualidad. Y es sumamente amenazador para la pureza de la Iglesia. Ilustración y punto que quizás usted ha escuchado y quizás, no. Esta semana pasada recibí un documento que tenía ahí sobre mi escritorio de 25 páginas en extensión, escrito por una coalición de eruditos católicos romanos y líderes evangélicos bien conocidos, una afirmación de coalición entre evangélicos y católicos.

Ahora, ellos se habían reunido para redactar una afirmación de cooperación y armonía y alianza entre los evangélicos auténticos y el catolicismo romano. El documento es un documento muy alarmante, extremadamente preocupante. Dice cosas como ésta: “debemos reconocer como evangélicos que los católicos romanos son nuestros hermanos y hermanas en Cristo.”

Me gustaría que eso fuera verdad. Hay cristianos en la Iglesia Católica romana, pero son la excepción. Fue más allá de eso para decir esto: “necesitamos confesar nuestro pecado de intentar convertirlos, reconociendo que eso es pecado.” Inclusive, dijo esto: “tenemos algunos desacuerdos, pero no podemos dejar que esos desacuerdos nos separen porque somos uno en Cristo.”

¿Qué desacuerdos? Desacuerdos como éste: los católicos ven el bautismo como un medio de gracia. Nosotros vemos al bautismo como un símbolo de gracia. Ahí hay una diferencia inmensa. El documento dice que no podemos dejar que esa diferencia separe nuestra unidad en Cristo. Si usted ve al bautismo como un medio de gracia, usted no está en Cristo porque esa es una salvación por obras.

Y el documento continúa así durante 25 páginas, celebrando el hecho de que somos uno en Cristo como católicos romanos y cristianos. El reemplazo de Cristo, mecánico, la Iglesia ceremonial, ritual siendo una y la misma con la Iglesia verdadera. Es algo al aterrador. Realmente aterrador. Es un ataque contra la reforma.

Y eso es exactamente lo que Pablo estaba enfrentando aquí. De hecho, usted va a encontrar que algunos de los líderes católicos romanos están rogando por esta unificación porque quieren absorber a todo el mundo en su sistema. Y están rogando por esa unificación en base a que el catolicismo es el único cristianismo verdadero, porque incluye en su sentido espiritual al nuevo pacto en su sentido formal y al antiguo pacto. Y eso es verdad. Antiguo pacto y nuevo pacto.

Y cuando dicen eso, están mostrando que no entienden que el antiguo pacto se acabó y que no hay lugar para las ceremonias y que no hay lugar para los rituales que han cesado. Ahora, eso es precisamente lo que está en el trasfondo de este texto conforme Pablo escribe.

Ahora, permítame darle algo del cimiento para que podamos entender esto. Segunda de Corintios es la carta más personal de Pablo. Diríamos que, en esta carta, él es sumamente transparente. En el capítulo 6, él básicamente dice eso en el versículo 11: “nuestra boca se ha abierto a vosotros, oh corintios, nuestro corazón se ha ensanchado.” Honestidad absoluta. No he sido hipócrita. No he retenido nada. He dicho todo y he abierto mi corazón y soy absolutamente transparente. Ustedes están viendo la profundidad de mi alma.

Esta es su carta que más revela de él. Usted siente la profundidad de su corazón más en esta carta que en cualquier otra carta que él escribió de las trece del Nuevo Testamento. No sólo es que aquí a Pablo lo vemos de la manera más honesta y transparente, y no sólo aquí es cuando él más se revela, sino que, en segundo lugar, esta carta fue escrita a la congregación que más provocó su afecto. No sé por qué, pero él tuvo un amor por esa congregación que era excepcional, excepcional. Él los llama en 1 Corintios 4:14, hijos amados a quien él ha engendrado.

En 2 Corintios capítulo 12 él dice: ‘ustedes son hijos,’ versículo 14; después, en el 15: ‘yo me gastaré gustosamente,’ esto es voy a entregar todo lo que tengo y ‘ser gastado a entregar mi vida por vuestras almas. Y si los amo más, ¿seré amado menos?’ Él les está diciendo yo los amo más. ¿Es apropiado que yo los ame menos?

Debido a que esta congregación produjo más afecto del corazón de Pablo que cualquier otra, ellos tenían el potencial de lastimarlo con mayor profundidad. Y así fue. Su corazón estuvo totalmente abierto para ellos. Él estaba totalmente expuesto, fue totalmente transparente. Y él los amó con un afecto más allá de cualquier otro. Y lo lastimaron profundamente en el corazón.

Debido a su fuerte amor hacia ellos, él genuinamente estaba triste. Y a él le dolía el pecado de ellos. Y ellos, estaban en rebelión. Había tantos problemas para que él se desanimara, amenazas y tramas en contra de su vida a diario. Y lo más probable es que él estaba sufriendo de una enfermedad casi fatal. La frase ‘casi muerto’, de una u otra manera, se repite a lo largo de esta carta.

En el capítulo 4, en el versículo 8 él dice: “estamos afligidos, perplejos”; versículo 9: “perseguidos, golpeados”. Versículo 10: “llevando siempre en el cuerpo la muerte de Jesús”. Versículo 11: “siendo entregado constantemente a la muerte”. Versículo 12: “la muerte opera en nosotros”. Capítulo 6, versículo 4: “aflicciones, dificultades, golpes, encarcelamientos, tumultos, labores, falta de sueño, hambre.” Capítulo 7, versículo 5: “conflictos afuera, temores adentro”. Capítulo 11, versículo 23: “encarcelamientos, golpes sin número, en peligro de muerte, cinco veces recibiendo 39 azotes. Tres veces golpeado con varas. Apedreado, habiendo naufragado una noche y un día en las profundidades”. Y todos los peligros que su vida soportó. Labor, dificultades, noches de desvelo, hambre, sed, sin alimentos, expuesto, frío.

Y más allá de eso, lo peor de todo es la merimna, la ansiedad, versículo 28, la merimna, la ansiedad de enfrentar a cristianos infieles. Esta Iglesia había quebrantado su corazón cien veces al día. Ellos estaban capacitados de una manera tan rica con dones espirituales, dice 1 Corintios 1:5 al 7, que ellos habían recibido todo conocimiento, toda sabiduría y no ejercían ningún don. Ellos estaban dotados de una manera tan eminente, estaban ubicados de una manera tan estratégica, estaban tan bendecidos de manera tan singular al tener a Pablo como su pastor durante casi dos años.

Y tenían tanto y, sin embargo, eran un desastre. Estaban llenos de conflicto y caos y divisiones, celos, evidencias de orgullo, inmoralidad sexual, incesto, demandas entre cristianos, prostitución, abusos del matrimonio, falta de amor hacia cristianos más débiles, estaban involucrados en adoración de ídolos, abusaron de la mesa del Señor, llegaban a la fiesta de amor borrachos, pervirtieron sus dones espirituales. Inclusive, maldijeron a Cristo, caos en los servicios de adoración, errores en el área de la resurrección. Ellos se rehusaron a darle a los santos pobres y todo eso lo enfrentó en 1 Corintios.

Ahora hay otro problema y este asunto es el tema de la herejía destructiva de los sacramentalistas, el grupo de la circuncisión, los judaizantes que habían entrado a la Iglesia y dijeron: “tienen que guardar la economía antigua. Tienen que guardar los días de reposo, las leyes y las ceremonias y los lavamientos y las limpiezas y todos los rituales.”

Y aquí, él estaba otra vez con el corazón roto. Esta confusión devastadora de lo externo ceremonial con un corazón verdadero por Dios lo entristeció. No era suficiente que él estuviera enfermo con una enfermedad casi fatal. No fue suficiente que él estuviera triste y entristecido por todos los pecados que él enfrentó en la primera carta. No fue suficiente que él estuviera solo y estaba esperando que Tito viniera y se uniera a él. No fue suficiente que él había enfrentado un tumulto por su ministerio en Éfeso y tenía que salir de ahí con su vida en juego. No fue suficiente que él llegó a Troas y estaba tan desanimado y golpeado que, aunque hubo una puerta abierta del ministerio, él le dio la espalda y dejó el lugar en el que estaba en un desánimo tan profundo. Él tuvo suficiente dolor en la vida y en su ministerio sin esto. Y el peor dolor de todos, la deserción de su amada Iglesia entregándose al sacramentalismo, ceremonialismo y ritualismo.

A. T. Robertson escribió, y cito: “si Pablo puede ver el lado brillante de la vida del predicador, él también sabe cómo es el lado oscuro. Hay bastantes nubes en su vida como para oscurecer la luz. De hecho, cuando Pablo fue impulsado a jactarse de su trabajo en comparación con aquel de los judaizantes en Corinto, es el catálogo de sus pruebas lo que él relata. Él tiene prisiones, sus azotes, su náufrago, sus peligros de todo tipo. Sus desvelos, su hambre y su sed. Si necesito gloriarme, me gloriaré de las cosas que tienen que ver con mi debilidad,” dice él.

Pero simplemente ahora, Pablo no puede gloriarse ni siquiera en su debilidad. Él no puede gloriarse en nada. A. T. Robertson dice que él es un hombre quebrantado, quebrantado en espíritu y cuerpo. Así es como usted lo encuentra cuando él escribe. Ahora, usted tiene que recordar algo: el pastor o el predicador puede entender esto porque aquí es donde todos vivimos, dos cosas cautivan y entristecen el corazón del pastor: uno, son los pecados de su congregación. Dos, es su abandono doctrinal. Y eso es precisamente lo que Pablo está enfrentando en Corinto. La carta número uno enfrentó el asunto del pecado y la carta número dos enfrenta el asunto de la doctrina.

Corriendo el riesgo de colocarme en una categoría en la que yo no pertenezco, creo que entiendo lo que Pablo está sintiendo aquí, porque me he llegado a cargar de la misma manera y me he afligido de la misma manera en mi alma y me he llegado a preocupar por igual y he llegado a tener el mismo celo al combatir esos dos mismos asuntos. ¿Qué es lo que destruye a la Iglesia? El pecado y la deserción doctrinal.

La gente me pregunta por qué escribo los libros que escribo. Porque me siento tan obligado como el apóstol Pablo y cualquier otro hombre quien es fiel a su llamado, a proteger a la Iglesia de caer en pecado y caer en el error. Batallar por la autenticidad del cristianismo no es algo marginal, es lo que hacemos. No es un trabajo de fin de semana. Es por lo que vivimos.

Ahora, yo entiendo esto. Yo entiendo la naturaleza triunfal del ministerio que él describió en el capítulo 2, versículos 14 al 17. Yo comprendo que hay gozo y triunfo en el ministerio. Y entiendo que Dios nos está usando y guiándonos en un desfile triunfal en términos de ministerio.

Pero al mismo tiempo que estamos triunfando en Cristo en este llamado maravilloso de ser predicadores del Evangelio, siempre estamos peleando en esos dos frentes. Manteniendo a la Iglesia pura en su estilo de vida y pura en su teología. Pablo no quería que nadie corrompiera las vidas de su congregación. Y él no quería que nadie corrompiera la mente de su congregación.

Y una cosa que él dice acerca de un ministro adecuado, un siervo adecuado, comienza todo este pasaje. Versículo 6, él dice: “el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto.” Díganles a esos judaizantes que el antiguo pacto se acabó. Es historia. Con todos sus sacrificios y todas sus ceremonias, se acabó.

El judaísmo tenía sacrificio, tras sacrificio, tras sacrificio, tras sacrificio, ¿verdad? Así también el catolicismo romano. Misa, tras misa, tras misa, tras misa. Y usted sabe lo que es la misa. Es el sacrificio de Cristo otra vez. Es un paralelo a los judaizantes de la Iglesia del Nuevo Testamento.

Ahora, recuerde que, al defender la integridad y la autenticidad de su ministerio en contra de los judaizantes, él dice: “un verdadero ministro es conocido porque él predica el nuevo pacto.” Un hombre no es un ministro verdadero, quien se ve a sí mismo como algún ceremonialista, un ritualista. El hombre que es un verdadero ministro predica el nuevo pacto.

Y fue eso lo que lo llevó al resto de este capítulo. Y el resto del capítulo trata de la gloria del nuevo pacto. La gloria del nuevo pacto. Y el término del antiguo pacto. El catolicismo romano, la ortodoxia griega y el protestantismo de la Iglesia elevada básicamente es un estilo de religión de antiguo pacto externo. Y muchos de ustedes lo saben porque salieron de ahí. Y estuvieron ahí quizás durante años y nunca conocieron a Dios y nunca conocieron a Cristo. Y nunca tuvieron certeza de su salvación porque no tuvieron salvación. Simplemente, tenían un comité que se reunió y decidió que todos los católicos romanos y los ortodoxos griegos y los sacramentalistas son hermanos y hermanas por igual en Jesucristo. Es uno de los golpes más fuertes jamás dados en contra de los evangélicos que jamás he escuchado en mi vida entera.

¿Qué vamos a decir? ¿Deja de testificar a la gente en esos sistemas? ¡Qué pensamiento tan horrendo! ¿Vamos a confesar como un pecado el dar testimonio a alguien que está cautivo en una de esas religiones ceremoniales externas y, por lo tanto, darle la espalda a su necesidad espiritual? El ceremonialismo es una herejía mortal y debe ser vista como tal.

Ahora, Pablo dice que debemos ser siervos de nuevo pacto. Ahora sé que se están preguntando qué es el nuevo pacto. “Quiero asegurarme de que lo entiendo.” Y voy a hacer esto. Y esta mañana le voy a explicar acerca del nuevo pacto. Vamos a entrar a este pasaje la próxima vez, pero quiero hablarle del nuevo pacto y quiero que escuche con mucha, mucha atención porque esto es parte del nuevo nacimiento.

Mateo 26:28, no lo busque, simplemente escuche, Jesús dijo, con Sus discípulos, en el aposento alto, en la última cena, con una copa en Su mano: “esta es Mi sangre del pacto. Este es el nuevo pacto de Mi sangre que es derramada por,” ¿qué? “Por el perdón de pecados”. Esta es la distinción del nuevo pacto. Es un pacto que provee mediante la muerte de Cristo perdón por los pecados.

Ahora, tengo mucho que decir de esto. Y cuando haya dicho lo que le voy a decir esta mañana, aun así, tendrán algunas preguntas. Pero serán respondidas en las próximas semanas. Ciertamente, los corintios sabían esto. Ellos conocían el nuevo pacto. Después de todo, tenían la mesa del Señor. Pablo había sido su pastor, les había enseñado todo eso. Ellos fueron salvos al creer en el nuevo pacto. Ellos habían celebrado el nuevo pacto cada vez que tenían comunión. Ellos conocían el nuevo pacto. Ellos entendían que era el pacto en la sangre de Cristo mediante el cual el pecado podía ser perdonado de manera permanente y para siempre. Esa es la razón por la que el sacrificio nunca más necesita ¿qué? Ser repetido.

Usted dice ‘si sabían eso, si sabían que el nuevo pacto perdonaba el pecado y que era la provisión completa, ¿cómo es que llegaron a caer en eso? ¿Cómo es que aceptaron eso? ¿Cómo es que llegaron a creer esa mentira engañosa de que el ritual sacramental ceremonial externo de alguna manera es un medio de gracia?’

¿Quiere saber algo? El antiguo pacto, por maravilloso y por glorioso que era, simplemente apuntaba al Salvador. Simplemente son símbolos. Todos esos sacrificios, todos esos lavamientos, todas esas ceremonias, circuncisión todo eso era simbólico, no real. Y todo apuntaba a la realidad. Y usted no puede tomar la sombra y el retrato igual a la realidad, o de lo contrario, habrá confundido a la realidad. Si usted hace del símbolo el medio de salvación, usted ha confundido sin esperanza alguna la salvación.

Y Pablo sabía eso. Y esa es la razón por la que él está tan preocupado por hablar de esto. ¿Y sabe una cosa? Usted dice: “Bueno, seguramente los corintios sabían eso”. Sí. ¿No es sorprendente que ellos sabían eso, se les enseñó eso y, sin embargo, aceptaron esta es herejía mortal? Usted piensa que es sorprendente. Es sorprendente. Después de haber sido pastoreados por Pablo, usted pensaría que ellos no habrían hecho eso. Pero escuche, si una Iglesia en donde Pablo fue el pastor cayó en eso, no tengo ilusión alguna acerca de esta Iglesia, porque usted sólo me tiene a mí. Esa es la razón por la que quiero ser un vigilante. Entonces, necesitamos entender el nuevo pacto.

Ahora, lo voy a llevar a un pasaje, Hebreos 8. Hebreos, capítulo 8. Quiero que entienda el nuevo pacto, ¿muy bien? Y la mejor manera en la que usted puede entender está aquí, en Hebreos 8. Ahora, no podemos cubrir todo esto a detalle, pero usted va a recibir lo suficiente para entenderlo. Versículo 6: hablando de Cristo, quien es un Sumo Sacerdote mejor que Aarón o que cualquiera de los sacerdotes levíticos, dice, hablando de Cristo, “pero ahora, tanto mejor ministerio es el Suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.”

El nuevo pacto es un ¿qué? Un mejor pacto. Usted pregunta por qué es un mejor pacto. En primer lugar, porque tiene un Mediador mejor. El nuevo pacto es el pacto en la sangre de Cristo. Ese es un mejor pacto. Tiene un mejor mediador. Un mediador, ¿qué es eso? Bueno, significa alguien que está entre dos partes y las une. Alguien que está en medio de una disputa o un conflicto. Y para ser un mediador que realmente es bueno, tiene que representar por igual a ambas partes, ¿verdad?

¿Sabe usted que en el Antiguo Testamento hubo algunos mediadores en el antiguo pacto? Según Gálatas 3:19, Éxodo 20:19 y Deuteronomio 5:5, Moisés fue un mediador. Él fue un mediador en el antiguo pacto. Él vino entre el hombre y Dios. Y los profetas fueron mediadores en cierta manera porque trajeron la Palabra de Dios al hombre. Y los sacerdotes fueron mediadores porque trajeron las necesidades del hombre a Dios. Moisés fue un mediador. Los profetas fueron mediadores y los sacerdotes fueron mediadores.

¿Y sabe una cosa? Digamos que fueron mediadores reales, pero tuvieron un problema serio. No representaban por igual a ambas partes. Moisés fue un hombre, pero él no era Dios, ¿verdad? Los profetas eran hombres, pero no eran Dios. Los sacerdotes eran hombres, pero no eran Dios. Un mediador perfecto tendría que ser tanto hombre como Dios. Entonces, dice el apóstol Pablo escribiéndole a Timoteo: “tenemos un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.”

Ellos fueron mediadores en sombra, tratando de reflejar lo que el mediador verdadero sería. No fueron mediadores falsos. Ellos fueron mediadores reales. Hay algunas religiones falsas que tienen mediadores totalmente falsos. Pero en el judaísmo, ellos fueron mediadores reales. Sólo que fueron ineficaces, inadecuados, fueron sombras porque no representaron realmente de manera completa a Dios.

Pero en el nuevo pacto, no necesitamos ningún sacerdote, ¿verdad? No necesitamos a ninguna persona para que sea mediador entre nosotros y Dios. No necesitamos a ningún santo. Tenemos al mediador, Cristo. Y no tenemos que ir a buscarlo. Él está en nosotros. Y no tenemos que pedirle a María si fuera tan amable en suavizarlo por nosotros, para que Él nos dé lo que queremos.

El nuevo pacto es un mejor pacto porque tiene un mejor Mediador. Y, en segundo lugar, es un mejor pacto porque tienes mejores promesas. Mejores promesas. Todos los pactos están basados en promesas. Eso es lo que son los pactos. Y el antiguo pacto hizo algunas promesas.

Pero el nuevo pacto hace una mejor promesa. ¿Sabe cuál es? Por el sacrificio de Jesucristo, una vez hecho para siempre, Él borró nuestro pecado para siempre. Esa es una mejor promesa. El perdón de pecados realizados de una vez por todas mediante la sangre de un sacrificio, el Señor Jesucristo. El punto es que eso es todo lo que usted necesita en el nuevo pacto, ¿no es cierto?

Como puede ver, cuando usted ve el catolicismo romano, usted ve todos esos sacrificios repetidos en la misa todo el tiempo. Usted ve a todas esas personas con los cuellos al revés, siendo sacerdotes y papas y cardenales y todo eso. Y están operando como si estuvieran bajo el antiguo pacto, bajo un formato diferente. Y mezclado con eso, el nuevo pacto confunde la pureza de la fe cristiana auténtica.

Abrir sus brazos y aceptar eso sería como si el apóstol Pablo le estuviera diciendo a los corintios en 2 Corintios “esta es una carta corta, estoy tan emocionado porque aceptaron y recibieron a los judaizantes.” Firma, Pablo. Claro. Observe el versículo 7 de Hebreos 8: “porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se habría procurado lugar para el segundo.” Si el primer pacto pudiera haberlo hecho, no habría habido un segundo pacto, pero no era perfecto.

De hecho, el versículo 8 dice “reprendiéndolos”. Después, el resto del pasaje, hasta el versículo 12 es una cita directamente del profeta Jeremías en Jeremías 31. Y Jeremías prometió el nuevo pacto y esto es tomado de ahí. El antiguo pacto tenía fallas. Tenía algunas fallas reales.

Entonces, tenía que haber un nuevo pacto. Y hay siete factores descriptivos que muestran la naturaleza del nuevo pacto. En primer lugar, él dice: “he aquí, vienen días, dice el Señor, en que estableceré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto.” Lo primero acerca del nuevo pacto es que es de Dios. Es de Dios. Estableceré. Eso es lo que el Señor dice. Está basado en la soberanía de Dios. Es Su propósito y Su plan y lo ha establecido desde antes de la fundación del mundo.

En segundo lugar, es diferente. Él dice en el versículo 9: “no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto.” No va a ser así. Es diferente. No es una mejora. Es uno nuevo. Su naturaleza básica es diferente. Un nuevo pacto, nuevo en el sentido de diferente.

En tercer lugar, esto es realmente importante, es con Israel. Este pacto es con Israel como el antiguo pacto. Éste nuevo pacto va a ser con Israel. Observe lo que dicen el versículo 8: “con la casa de Israel, con la casa de Judá. Y ahí en el versículo 10: “este es el pacto que haré con la casa de Israel.”

Ahora, ¿está listo para escuchar esto? Piense conmigo. Dios nunca ha hecho un pacto con gentiles. Jamás. Esa es la razón por la que Jesús dijo en Juan 4:22 “la salvación es de los judíos”. Ahora, usted pregunta si eso acaso deja afuera a los gentiles afuera. No, no, no. Muy, muy, muy atrás en el pacto Abrahámico, el cual precede al pacto mosaico, mucho tiempo atrás en el tiempo Abrahámico Dios dijo: “voy a traer a un pueblo mediante los lomos de Abraham y mediante este pueblo todas las naciones de la tierra serán benditas.” Hace el pacto con el pueblo. El pacto no es exclusivo para esas personas. Simplemente, son las personas que lo representan para el resto del mundo en nombre de ese pacto. Gentiles por la fe pueden compartir en los beneficios del nuevo pacto, así como los gentiles compartieron en los beneficios con el antiguo pacto. Los gentiles podían participar en el pacto mosaico. Sería un gentil que temía a Dios, ¿verdad? Quien se comprometía con obedecer el pacto mosaico y cumplir con los sacrificios.

Lo mismo es el caso en el nuevo pacto. Los gentiles pueden entrar en el nuevo pacto mediante la fe. Vino, mediante Israel, la línea mesiánica vino a través de Israel. El Mesías vino a través de Israel. El plan entero vino a través de Israel. El mensaje de los profetas vino a través de Israel. El sacerdocio fue el sacerdocio Levítico que vino de los lomos de Abraham.

Y cualquier gentil que cree, se convierte en un verdadero hijo de Abrahán, ¿no es cierto? Gálatas, capítulo 3. Por lo tanto, escribe Pablo, son aquellos que son de la fe que son hijos de Abraham. Y la Escritura, previendo que Dios justificaría a los gentiles por la fe, predicó el Evangelio de antemano a Abraham diciendo “todas las naciones en ti serán benditas”. Después, en el versículo 29 dice: “si vosotros pertenecéis a Cristo, sois descendencia de Abraham.”

Pero, el pacto fue hecho con Israel y los gentiles participan de él. En este momento hay más gentiles en el nuevo pacto que judíos, ¿verdad? Porque los judíos han rechazado, pero Romanos nos dice que viene un día cuando todo Israel será salvo.

Entonces, el nuevo pacto es diseñado por Dios. Es diferente del antiguo. Es hecho con Israel. Es uno nuevo. Eso significa que el antiguo es hecho a un lado.

En cuarto lugar, no es legalista. Versículo 9: “No es como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; Porque ellos no permanecieron en Mi pacto, y Yo me desentendí de ellos, dice el Señor.”

En el nuevo pacto, Él continúa limpiándonos de todo pecado. No tenemos que regresar otra vez para hacer otro sacrificio, hacer otra vez todo como en el antiguo pacto. Tratar de regresar a Su gracia buena.

En quinto lugar, observe el versículo 10. Este pacto no sólo es escrito por Dios, es diferente del antiguo, hecho con Israel, no es legalista, sino que es interno en lugar de ser externo. Versículo 10: “Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré Mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo.” ¡Boom! Una relación permanente, interna. Mentes, corazones, no piedras, no pergaminos, no afuera, sino dentro. Ezequiel dijo que Él implantaría Su Espíritu en ellos. Esto es interno, no es externo.

En sexto lugar, es personal. Versículo 11: “Y ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor…” En otras palabras, usted no tiene que ir por todos lados diciendo de todo el mundo afuera: “conoce al Señor. Conoce al Señor. Conoce al Señor.” ¿Por qué? “Porque todos me conocerán,” será interior, estará adentro, “desde el menor hasta el mayor de ellos.” Su ley en nosotros, Su Espíritu en nosotros. Ése es el nuevo pacto.

Y finalmente, trae perdón completo. Observe el versículo 12: “Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.” Esa es la culminación del nuevo pacto. Esto es lo que los hombres necesitan más que cualquier otra cosa, necesitan el perdón de pecados final, completo, total.

Y después, el escritor concluye en el versículo 13 con una de las afirmaciones más poderosas en el Nuevo Testamento en esta área. Escuche lo que él dijo: “Al decir,” esto es cuando Dios, hablando a través de Jeremías en el capítulo 31 de Jeremías, “Nuevo pacto,” y literalmente la palabra pacto es añadida, “al decir nuevo pacto,” ¿qué?, “ha dado por viejo al primero…” Se acabó. Él tomó al ceremonialismo y el ritualismo y a la religión simbólica y los hizo obsoletos. Esa es la razón por la que usted no viene aquí y no estamos caminando con todo tipo de cosas floridas que cuelgan de nosotros por todos lados. Y usted no ve inmobiliario santo en las paredes. Y no hay incienso que esté ardiendo y altares y humo y todo eso. Eso es obsoleto. Y cuando usted lo reintroduce, usted de hecho está judaizando. Usted no puede nada más abrir sus brazos y meterlo en lo que es Evangelio auténtico. Esa es la razón por la que hubo una reforma.

Usted no puede nada más decir: “bueno, para nosotros cristianos el bautismo es un medio de gracia y para otros, es un símbolo de gracia” o de lo contrario le acaba de decir a miles de anabautistas que entregaron sus vidas como mártires, que murieron por una trivialidad porque murieron por el tema del bautismo. Y es obsoleto y no podemos dejar que entre.

Al final del versículo 13: “Y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.” Ahora, esta es una palabra fuerte para los judíos. Si no lo cree, usted no la próxima vez que vaya a Israel en una sinagoga jasídica local. Vea si puede salir con vida cuando les diga que el antiguo pacto es obsoleto; pero así es.

Esta es una verdadera piedra de tropiezo para muchos judíos. Es difícil para los judíos reconocer que el antiguo pacto con sus leyes y rituales y ceremonias fue simplemente un símbolo y ahora la realidad ha venido y los símbolos se han acabado. Pero Dios lo explicó claramente, ¿no es cierto?, cuando Él rasgó el velo en el templo de arriba hacia abajo en la muerte de Jesucristo.

Y después, menos de cinco años después de que esta parte de Hebreos se escribiera, Jerusalén ya no existía y el templo había sido destruido y la adoración ya se había acabado y había terminado en la devastación que llevó a cabo el general romano Tito. Y todo el sistema sacrificial se había acabado y todo eso se había acabado y aún en el día de hoy se ha acabado.

¿Por qué? No necesita existir, habiendo inventado una forma de lo mismo en el sacramentalismo que se llama a sí mismo cristianismo, hacer esto es resucitar lo que está muerto y es viejo y es obsoleto; y confunde la simplicidad de la verdad cristiana auténtica. El antiguo pacto fue reemplazado de manera total con el nuevo.

Ahora, quiero cerrar al pedirle que me acompañe al capítulo 9 por un par de minutos, versículo 11. Esto le va a ayudar a entender este nuevo pacto. “Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros,” eso es el nuevo pacto, “por el más amplio y más perfecto tabernáculo,” un mejor pacto, con un mejor sumo sacerdote y mejores promesas y un mejor tabernáculo, “no hecho de manos,” es decir no de esta creación, ahora, observe esto, “y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por Su propia sangre, entró una vez para siempre…” ¿Cuántas veces tenían que entrar los sumos sacerdotes ahí? Todo el tiempo, y en el lugar santísimo, una vez al año.

Jesús, una vez, entró, ¿obtuvo redención temporal hasta que la próxima misa se llevara a cabo? ¡No! “Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?”

Los antiguos sacrificios tuvieron una limpieza temporal de la carne, ¡cuanto más ha logrado Cristo en la limpieza eterna! Y en el versículo 15: “Así que, por eso es Mediador,” ¿qué?, “de un nuevo pacto.” Se ha llevado a cabo una muerte para la redención de las transgresiones que cometimos inclusive bajo el primer pacto, la muerte de Cristo lavó los pecados de la gente del primer pacto. No había nada en ese pacto que podía hacer eso. El nuevo pacto se remonta hacia atrás en la historia e inclusive salva la gente del antiguo pacto.

Usted pregunta cómo podía hacerlo. Porque estaban viendo al antiguo pacto de manera apropiada. Ellos estaban viéndolo como simbólico del Mediador que estaba por venir. ¿Se acuerda cuando dice que Moisés veía hacia delante y vio a Cristo? Lo veían por lo que era, era simbólico.

Pero los judíos del día de Jesús y aquellos que confrontaron a Pablo habían tomado los símbolos y en lugar de verlos como aquello que apunta al Mesías, inventaron su religión a partir de todos los símbolos y tenían una religión mecánica como un reemplazo el cristianismo que tenemos en la actualidad. Si las cosas antiguas fueron símbolos buenos, ¡cuánto mejor es lo real que eso simbolizaba! Si lo externo y físico y temporal sirvió también al propósito de Dios, ¡cuánto mejor el pacto interno espiritual eterno servirá Sus propósitos santos y eternos! Tenemos un mejor sumo sacerdote con un mejor santuario quien hizo un mejor sacrificio con una mejor promesa. No redención temporal, sino redención eterna y de una vez por todas y para siempre, el perdón de pecados.

Isaac Watts escribió, y cito: “no toda la sangre de bestias matadas en altares judíos podía darle a la conciencia culpable paz o lavar la mancha. Cristo, el Cordero celestial, quita todos nuestros pecados, un sacrificio de un hombre más noble y una sangre más rica que esos sacrificios.” Fin de la cita Este es el nuevo pacto y un ministro genuino y una Iglesia genuina es el nuevo pacto.

Padre, acabamos de comenzar a entender estas verdades y Te bendecimos y Te alabamos por la claridad con la que la Verdad viene a nuestros corazones. Te damos gracias porque la sangre de Cristo, quien mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, ha limpiado nuestra conciencia de obras muertas, de estos rituales antiguos para servir al Dios vivo.

Te damos gracias porque Jesús hizo todo lo que Él hizo en la tierra en obediencia a Ti mediante el Espíritu, especialmente Su sacrificio supremo. Y al hacer eso, Él proveyó la limpieza de las conciencias. Él libera nuestra conciencia de la culpabilidad para que podamos acercarnos con corazones limpios de una conciencia mala y cuerpos lavados con agua pura. Padre, los sacerdotes de la antigüedad limpiaban lo de afuera sólo simbólicamente, de manera imperfecta y temporal. Pero Cristo, limpia el interior.

Padre, no nos dejes enredarnos en aquello que es externo. Ayúdanos a ser fieles en aquello que es el corazón. Que seamos una Iglesia genuina del nuevo pacto y cristianos del nuevo pacto, ministros del nuevo pacto.

Te agradecemos, Padre, por un privilegio como este, el vivir en esta época. Una época hacia la cual miraban y escudriñaban los profetas de la antigüedad, un tiempo cuando las cosas han sido completadas, ¡cuán privilegiados somos! Haznos fieles a ese nuevo pacto. Protege a Tu Iglesia de la infiltración de las mentiras antiguas, de las herejías mortales, del ceremonialismo. Y oramos por toda persona que aquí, Señor, que Tu gracia especial satisfaga cada necesidad espiritual. En el nombre de Cristo. Amén.

 

 

 

 

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