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Quiero que abra su Biblia al tercer capítulo de Efesios en esta mañana. Como usted sabe, estamos avanzando a lo largo de Efesios a un paso más bien estacato, parecemos estar siendo interrumpidos periódicamente. Pero para esta mañana quiero que ponga atención al capítulo 3, y en particular, el texto es los versículos 14 al 21. Efesios capítulo 3, versículos 14 al 21. Esta es la oración de Pablo por la santificación de los creyentes. Esta es una porción muy significativa de las Escrituras por esa misma razón. Escuche conforme leo, comenzando en el versículo 14.

“Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,

seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.”

Esta es una porción gloriosa de la Escritura, y muy, muy instructiva. Se dará cuenta de cómo termina. Termina para que gloria en la iglesia sea dada a Cristo Jesús. La gloria que viene a Cristo mediante Su iglesia es debido al versículo 20, que aquellos que pertenecen a Cristo, aquellos en los que Él mora, puedan hacer mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos según el poder que actúa en nosotros.

Me acuerdo cuando era alumno de seminario pensando en ese versículo y preguntándome como siquiera podía ser verdad. ¿Cómo es posible que el Señor pudiera hacer todo lo que pedimos o pensamos, y más allá de eso, más allá de todo lo que pedimos o pensamos, y después abundantemente más allá de lo que pedimos o pensamos y después mucho más abundantemente de lo que pedimos o pensamos?

Esto es hipérbole, en algunos sentidos, sin paralelos en el Nuevo Testamento. El mensaje aquí es que hay poder espiritual inmenso operando en nosotros. Eso es lo que dice, actúa en nosotros. Actúa en nosotros como la iglesia, para la gloria de Cristo jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos.

Sin embargo, la mayoría de nosotros, como creyentes, no veríamos esa realidad en nuestras vidas y nos aferraríamos a ella. No sé si alguno de nosotros diría, “Sí, es verdad. Dios ha hecho mucho más abundantemente de todo lo que puedo pedir o entender, según el poder que actúa en mí.” Parece casi como hipérbole. Parece demasiado lejos más allá de nosotros, demasiado grande, demasiado grandioso, demasiado.

¿Cómo podemos tener una vida así? Fue esa pregunta misma, en base a este versículo, que me abrumó cuando salí del seminario. Porque podía pedir muchas cosas del Señor, podía pensar en muchas cosas, y estaba tratando de entender cómo el Señor podía hacer todo lo que podía pedir o pensar, todo lo que podía pedir o pensar, más allá de todo, abundantemente más allá de todo, mucho más abundantemente de lo que podía pedir o pensar, y me pregunto, ¿cómo es eso siquiera posible?

Y aquí estoy todos estos muchos, muchos años desde esas reflexiones de Efesios 3:20 cuando era muy joven. Y le tengo que decir, he visto ese versículo cumplido en mi vida por mucho tiempo. He visto al Señor hace mucho más abundantemente de lo que podía yo llegar a pedir o pensar. Es incomprensible para mí lo que el Señor ha hecho. Y no estoy hablando en un sentido terrenal, usted ve algo de eso. Pero estoy hablando en un sentido celestial porque este poder es para el propósito de gloria en la iglesia, eso significa la iglesia glorificada, glorificar a Cristo en la eternidad.

Entonces la historia real de su vida y de mi vida está guardada en el cielo, ¿no es cierto? No vamos a saber cuál es el cumplimiento de esta verdad hasta que lleguemos a la gloria. Tendemos a pensar que quedamos muy lejos, no que el Señor no hace cosas asombrosas mediante nuestra fidelidad, mediante nuestros dones espirituales, mediante la vida del Espíritu que vivimos, mediante nuestros esfuerzos al compartir el evangelio, evangelizando, viviendo una vida honrando a Cristo. Podemos ver eso. Lo podemos ver en amigos cercanos. Lo podemos ver en nuestras familias, en nuestros hijos, y la gente que influenciamos.

Pero la medida completa del poder desatado en la vida de un creyente nunca será conocida hasta que lleguemos a la eternidad. Se nos dice que necesitamos estar viviendo nuestras vidas con un enfoque celestial, poniendo nuestra mira en las cosas de arriba y no en las de la tierra. Como vimos en el capítulo 2, realmente somos extranjeros y advenedizos en este mundo. Somos ciudadanos del cielo, y pertenecemos a la familia de Dios. Vivimos en los lugares celestiales, como vimos la última vez en Efesios.

Entonces el cielo está manteniendo el registro real. Esta es la razón por la que Pablo dijo, “Es poca cosa para mí lo que dicen de mí. Incluso si no sé nada contra mí mismo, no por eso soy justificado. Yo no puedo evaluar mi vida hasta el tiempo cuando el Señor evalúe mi vida. Entonces todo hombre recibirá su alabanza de Dios.”

Entonces la realidad del impacto eterno de nuestra vida está guardada en el cielo, con el resto de nuestra herencia; y algún día descubriremos la verdad acerca de eso, sea poco o sea mucho. Pero su vida como creyente es potencialmente capacitada para impacto eterno, literalmente más allá de lo que usted podría imaginar. Pero ¿cómo llega usted a ese punto? Porque ese realmente es el fin del pasaje, y tenemos que regresar para ver cómo llegar a ese en cierta manera punto final de utilidad divina. Hay cinco pasos en este texto. Son pasos poderosos, poderosos que nos llevan al punto de una vida poderosa que tiene impacto eterno.

Ahora, todos sabemos que hemos recibido al Espíritu Santo, Hechos 1:8, y que tenemos poder. Jesús dijo eso. “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos”. Entonces sabemos eso. Al mismo tiempo, no es visible cuánto poder tenemos, cuánto poder del Espíritu tenemos, cuánta energía divina tenemos, porque Juan escribe en 1 Juan 3:2, aún no se ha manifestado lo que hemos de ser, no es manifiesto para el mundo. No nos ven de esta manera. No entienden que tenemos viviendo en nosotros al Dios del universo, Padre, Hijo y Espíritu y que tenemos este poder inmenso para afectar las vidas de las personas eternamente. Pero eso es exactamente lo que esto está diciendo. Pero todavía no aparece. No es manifiesto. No es visible para que el mundo lo vea. Pero somos llamados a vivir el tipo de vida, sea lo que sea que este mundo piensa del impacto, que deja un impacto en la eternidad. Y de eso es este pasaje.

Ahora recuerde, la última vez hablamos del versículo 8 en particular, que tenemos a nuestra disposición riquezas inescrutables en Cristo. Vimos eso desde varios ángulos. Las riquezas que son nuestras en Cristo, capítulo 1, versículo 3: Somos bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales. Vivimos en los lugares celestiales. No somos criaturas de la tierra, somos criaturas del cielo. Se nos han dado todos los tesoros de la sabiduría divina y el conocimiento y la revelación. Se nos ha dado todo lo que necesitamos para la vida y la piedad. Y Pablo está hablando de todo lo que tenemos. En los capítulos 1, 2, y 3, él está estableciendo todas nuestras riquezas.

En el capítulo 1, usted recordará que el pasó por una letanía de las cosas que son nuestras a manera de la gracia divina que Dios nos ha otorgado en Cristo. Y debido a que tenemos todo esto, y debido a que se ha depositado en nuestra cuenta las riquezas inescrutables de Cristo, él llega al versículo 12 en este tercer capítulo y dice, en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él. Todo en el tesoro divino, todo lo que Dios ha delineado que sea dado a Sus hijos, está disponible para nosotros, y tenemos acceso. El escritor de Hebreos dice que incluso podemos venir confiadamente delante del trono. Y esa es la razón por la que en el versículo 13 Pablo dice, “Pido que no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros, las cuales son vuestra gloria.” No importa cuando las cosas salen mal en la vida, incluso eso opera para la gloria de los santos en el cielo.

Entonces Pablo ha estado estableciendo nuestras riquezas; y vimos con algo de detalle eso en la última ocasión. Ahora en el versículo 14, él ora porque vaya por el camino para acceder a esas riquezas. Él comenzó la oración atrás en el versículo 1, no es cierto, Por esta causa, yo Pablo, y después se detuvo y dijo, no conocen lo suficiente. Y entonces de los versículos 2 al 13, él añadió a nuestro entendimiento de la revelación divina. Y ahora él está de regreso a donde empezó, versículo 14, Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre.

¿Por qué causa? ¿Por qué causa? Está presentada en una serie de cláusulas de propósito amarradas a la palabra que. Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre, implicando oración, para que, y después él pasa por una secuencia que lleva al poder final y la gloria eterna.

Sabe algo, somos las únicas personas en el mundo que tienen algún tipo de impacto eterno en el buen sentido. La gente mala tiene un impacto eterno en el sentido infernal, pero nadie tiene un impacto eterno en un sentido celestial excepto por un creyente en Jesucristo, uno que está capacitado por el Espíritu Santo, uno que es parte del reino del cielo, uno que es capacitado por Dios.

Nuestras vidas importan eternamente. Pablo está sorprendido por esto. Él incluso hace una pregunta retórica a los corintios, ¿Para estas cosas quién es suficiente? ¿La vida de quién puede importar tanto? Pero la de usted sí. Y usted tiene a su disposición, usted tiene acceso con confianza a todo lo que es necesario para vivir una vida que está tan capacitada por Dios que usted se encontrará a sí mismo haciendo mucho más abundantemente de lo que puede pensar o pedir con el poder que está operando en usted.

Es difícil para nosotros ver realmente ese poder operando porque luchamos tanto con la carne ¿no es cierto? Y debido a que no tenemos algún tipo experiencia extra corporal cuando el poder sobrenatural está operando en nuestras vidas. No tenemos ninguna manera de saber que hay poder divino en operación, como si hubiera algún sentimiento o algún sentido o alguna manera de experimentar el flujo de ese poder. Sabemos que el poder opera cuando vemos su resultado, no cuando lo sentimos, porque no lo sentimos. Pero su vida debe ser una vida que tiene un impacto. Debe ser un impacto que excede lo que usted jamás habría imaginado para usted mismo. Eso está accesible para usted porque tiene toda bendición espiritual en los lugares celestiales y todas las riquezas inescrutables de Cristo disponibles para usted. Entonces Pablo ora porque podamos acceder a eso.

Entonces lo que esta oración es, es una oración por santificación. Una de las doctrinas que me preocupan, y así ha sido por muchos, muchos años, es la doctrina de la santificación. La doctrina de la soberanía divina es popular. La doctrina de la justificación es popular. El esperar a que llegue la glorificación es popular, pero la santificación no es tan popular—pero la santificación es en donde vivimos y nos movemos y tenemos nuestro ser entre nuestra justificación y nuestra glorificación. Y es el asunto mismo que le preocupaba a Pablo, y le preocupaba tanto que él oró.

Y él no solo oró. Versículo 14, Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre. ¿Por qué está él arrodillado? ¿Por qué está arrodillándose? ¿Es esa una postura mandada para la oración? No, nunca es mandada en la Escritura. De hecho, Abraham estuvo de pie delante del Señor en Génesis capítulo 18 cuando él oró por Sodoma. Y en Primero de Crónicas 17 David se sentó delante del Señor cuando oró por el futuro de su reino. Y Jesús de hecho, en el huerto de Getsemaní, se postró sobre Su rostro. Entonces hubieron muchas posturas, y esas solo son algunos ejemplo de posturas de oración. La costumbre más común para los judíos era orar de pie, con sus manos levantadas, como si simbolizaran recibir bendición de Dios. Pero ocasionalmente usted encuentra a alguien arrodillándose, como Pablo.

En Esdras, por ejemplo, capítulo 9, Esdras se arrodilla en la confesión, una confesión muy emotiva de los pecados de Israel. En Daniel capítulo 6, Daniel se arrodilla conforme derrama su oración a Dios en súplica. En hechos capítulo 20, los ancianos que se están reuniendo con Pablo están llorando, y están arrodillándose conforme oran juntos con él. Y estas son oraciones de emoción y pasión profundas. En el Salmo 95, versículo 6, leemos, “Venid, adoremos y postrémonos, arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.” Arrodillarse estaba reservado para esos tiempos de emoción, pasión y adoración profundas.

Entonces Pablo está en esa postura. él está profundamente preocupado. ¿Y por qué está preocupado? Por la santificación de su gente. Y él dice en Gálatas 4:19, él sufre dolores de parto hasta que Cristo sea formado completamente en vosotros. Esta es una preocupación pastoral por la santificación de la gente. Un pastor que no tiene preocupación por eso o que tiene una preocupación mínima por la santificación de su congregación es infiel, está descalificado, y hasta cierto punto ha prostituido su llamado, porque ese es nuestro llamado, ser el instrumento que Dios usa, con la Palabra y el Espíritu, para producir la santificación de la iglesia.

Por eso ora Pablo. Y él está orando al Padre, obviamente a Dios, el que creó a toda familia en el cielo y en la tierra, y todas son de Él. Pero en particular, él está pensando en la familia de los redimidos. Dios ha creado a todos. Eso quiere decir, que hay solo un Dios, entonces solo hay un Dios al cual orar si toda familia en el cielo y en la tierra derivó su nombre del Padre, porque Él es su Creador. Entonces no hay otro Dios, entonces él viene al único Dios verdadero, que es la fuente de toda familia, y particularmente la familia de los redimidos. La familia especial de Dios, identificada en el capítulo 2 en el versículo 19 como la familia de Dios.

Entonces su oración es a favor de la familia de Dios, hablando de la familia de Dios constituida de judío y gentil, la familia de Dios. Y ¿acerca de qué ora él? Él ora acerca de su santificación. Es una oración muy osada, como debe ser, porque es consistente con la voluntad de Dios. Observe lo que dice en el versículo 16, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, vamos a detenernos ahí. Hablamos de eso. Ese ha sido su tema, las riquezas de su gloria. él menciona eso en el capítulo 1. Como vimos en el capítulo 3, versículo 8, de nuevo, las inescrutables riquezas de Cristo.

Entonces en base a eso, conforme a las riquezas disponibles de gloria divina, él ora porque Dios nos conceda su petición. ¿Qué es esto por lo que ora? ¿Qué es lo que él quiere extraer de estos tesoros, estas riquezas inescrutables, toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo? ¿Qué está queriendo él bajar a la vida del creyente? Bueno, el fin está en el versículo 20: poder. Poder para hacer mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros. Él quiere que la iglesia sea poderosa con poder divino.

Entonces su oración presenta cinco aspectos de esto, y son secuenciales, están en progresión. Eso se mostrará conforme usted ve el uso de la palabra que, la cual es la cláusula de propósito. Entonces él está orando, en primer lugar, que Dios os dé, versículo 16, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu.

Entonces comencemos con esto: fortaleza interior. La primera cosa por la que ora es fortaleza interior, fortaleza interior. La santificación comienza en este punto. Antes de que algo salga al exterior, comienza en el interior. Este es un tipo progresivo de santificación, como usted sabe, pero incluso un entendimiento de su dinámica también tiene cierto progreso, y comienza con ser fortalecido con poder en el hombre interior. Este es un punto inicial crítico. Usted no tiene esperanza de maximizar su poder por fuera a menos de que su vida en el interior sea fuerte. Es la fortaleza interna lo que comienza todo en la dirección de una vida poderosa.

Un hombre interior débil resulta en pecado, transgresiones, frustración, tensión, decepción, desesperanza, ineficacia. No importa lo que usted trate de ser por fuera, lo que usted es en el interior es lo que usted realmente es. Usted no puede esconder eso de Dios. Lo que usted realmente es lo que usted es en el interior. En la oscuridad, cuando nadie está viendo, eso es lo que es. Y usted tiene que hacer la pregunta, en su interior más profundo, ¿está usted bajo la influencia fuerte, continua del Espíritu Santo? Trabajamos duro en el hombre exterior, necesitamos cuidar eso, y mostramos la versión del hombre exterior que queremos que la gente vea, pero el hombre interior es el punto. Y ese fue el enfoque de Pablo.

En 2 Corintios capítulo 4 hay un versículo en particular, versículo 16, que creo que resume esto muy bien. Él dice, no desmayamos, antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Nuestro hombre exterior se va desgastando, nuestro hombre interior se renueva de día en día. Van en un orden inverso. Digo, todos sabemos del hombre exterior desgastándose, todos entendemos eso. Entre más envejecemos, menos espejos se cuelgan en nuestro hogar. Lo entendemos. Todos sufrimos la realidad que se incremente de la debilidad física conforme pasan los años. Pero mientras que usted se está volviendo físicamente más débil, usted debería estarse volviendo espiritualmente más fuerte. Esa es la realidad inversa. 

Piénselo para una persona joven. Una persona joven tiene todo tipo de aguante físico, fuerza física, pero una persona joven lucha inmensamente por ser victoriosa sobre la tentación y el pecado porque mientras que son físicamente fuertes, son espiritualmente débiles. Pero conforme usted envejece y usted se debilita físicamente, Pablo dice en 2 Corintios 4:16 su persona interior se está volviendo más fuerte y más fuerte y más fuerte y más fuerte, el hombre interior, quién es usted en el interior.

El hombre interior de Pablo era fuerte. Él le dijo a los corintios en 2 Corintios capítulo 1, estaban criticando, y él dijo esto, capítulo 1, versículo 12, “Nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, esa voz, esa voz interior, que con sencillez y sinceridad de Dios, no con sabiduría humana, sino con la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo, y mucho más con vosotros.” Él está diciendo, por fuera, sea lo sea que puedan pensar de mí, he conducido mi vida en santidad y sinceridad de Dios en la gracia de Dios. Pueden criticarme por fuera, pero mi conciencia no me está condenando en el interior.

Ahí es en donde la batalla tiene que ser ganada. Y no es fácil, y es progresiva. Digo, me he dado cuenta simplemente al vivir mi propia vida que conforme he envejecido y me he vuelto relativamente más débil físicamente, consistentemente me he vuelto más fuerte espiritualmente. Y esto es lo que el Espíritu de Dios hace conforme bajamos los recursos del cielo.

Vea Romanos capítulo 7, y vea un poco acerca de Pablo y su enfrentamiento de esa realidad. En el capítulo 7 él explica lo que es enfrentar el pecado que está en usted. Abajo en el versículo 14 de Romanos 7 él dice, “Sabemos que la ley es espiritual, eso lo sé, mas yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.”

Entonces estoy teniendo esta batalla con lo que quiero y lo que el pecado quiere. “Y yo sé que en mi carne,” versículo 18, “no mora el bien, porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, hallo el principio de que el mal está en mí, el que quiere hacer el bien.” Esa es la batalla. Esa es la batalla. Hay una guerra llevándose a cabo en el interior con el hombre interior.

Versículo 22, “Me deleito en la ley de Dios,” el hombre interior ama la Palabra de Dios, “pero veo otra ley, o una influencia diferente, en los miembros de mi cuerpo, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. Miserable de mí, ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.” Esta es la batalla. Y cuando usted es joven, la batalla es muy intensa porque mientras que tiene fuerza temporal, física, usted es espiritualmente débil conforme comienza.

Pablo no nos dejó ahí con ese dilema. En el capítulo 8 él abre la respuesta a esto. Baje al versículo 9, “Mas,” dice él, “vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, más el espíritu vive a causa de la justicia”. Abajo en el versículo 13: “Si vivís conforme a la carne, moriréis, más si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.” Y eso es verdad de los cristianos. Todos estamos, versículo 14, siendo guiados por el Espíritu de Dios porque somos los hijos de Dios.

Entonces Pablo dice, Mira, la batalla es ganada por el poder del Espíritu en la persona interior. La clave es ser lleno del Espíritu, dominado por el Espíritu Santo. ¿Qué significa eso? Bueno, es paralelo a Colosenses 3:16, “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros.” Entonces cuando su mente, su persona interior, su mente, por lo tanto, sus meditaciones, son dominadas por la Palabra de Dios, así es como el Espíritu de Dios lo controla a usted. No es algo místico. Es algo no subjetivo, sino objetivo. Es que su mente está llena de verdad divina. Y cuando su mente está llena de verdad divina, el Espíritu está dirigiendo mediante esa verdad.

Y Gálatas 5:22 dice, “El fruto del Espíritu es amor, bozo, paz, paciencia benignidad, bondad fe, mansedumbre, templanza.” Y después él pasa a decir, “Pero los que son de Cristo hemos crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.”

Entonces vivimos en el Espíritu, andemos en el Espíritu. Y cuando estamos bajo el control del Espíritu, nuestra vida es marcada por amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza, humildad, y hay una falta de enojo de confrontación y una ausencia de envidia. Y en ese punto, el Espíritu de Dios está controlando su hombre interior. Eso es lo que significa ser lleno del Espíritu.

Entonces Pablo ora por el hombre interior, ahí es donde todo comienza. Es donde su santificación tiene que comenzar. No solo es cuestión de venir y oír un sermón, no solo es cuestión de leer ocasionalmente un bueno libro. Es cuestión del dominio de sus pensamientos por la verdad divina, la verdad divina. Cuando yo era joven en la fe pensé que los impulsos tenían tal fuerza que quizás nunca los conquistaría, que algunas metas espirituales nunca serían alcanzadas. Pero conforme cedí un poco cada día y fui refrescado día tras día en la Palabra, el hombre interior estaba siendo revitalizado y fortalecido y fortalecido, y estaba desarrollando músculo espiritual, hasta que hubo fortaleza espiritual incluso en medio de la debilidad física. De hecho, Pablo dice, “cuando soy débil, entonces soy fuerte.”

Entonces la santificación comienza en el interior del creyente. Comienza en el interior. Simplemente digamos, fuerza interior, es ser dominado en el interior por verdad santa, pensamientos santos, deseos santos, ambiciones, aspiraciones, anhelos. Usted es lo que usted es en el interior, el resto es simplemente ponerse alguna prenda exterior. Y la santificación lo estaría haciendo a usted en el interior todo lo que lo haría semejante a usted a Cristo en el exterior. Pero si usted actúa en el exterior sin un hombre interior fuerte, eso es la hipocresía. Usted es lo que es en el interior. Entonces todo comienza con fuerza interior.

En segundo lugar, el Cristo morando. Digamos fortaleza interior y Cristo morando internamente. Vaya al versículo 17, “Para que,” de nuevo, aquí está una de las razones por las que él está orando, que Dios les conceda fortaleza interior mediante el Espíritu. “Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones. ahora, esto no está hablando de salvación porque usted ya tiene al Espíritu Santo, ya tiene la fortaleza interna.” ¿Qué significa esto?

Bueno, tome la palabra habite, katoikésai. Está formada por dos palabras, oikéo, vivir en un hogar, y kata, abajo. Significa establecerse en un hogar. La manera de entender esto es si su vida es fortalecida con poder por el Espíritu Santo en el hombre interior, Cristo puede establecerse en su corazón. me imagino que la pregunta es, ¿Está Jesús cómodo en usted? ¿Podría usted decir eso de usted mismo, que Cristo podría establecerse, vivir en el corazón de usted, y no estar decepcionado? ¿Cristo podría conocer todo acerca de usted en el interior y estar cómodo?

Una ilustración de eso podría ser que usted fuera al Antiguo Testamento y recordara que Abraham recibió una visita del cielo. Fue Dios y dos ángeles. Dios iba a bendecir a Abraham con un hijo, entonces el Señor descendió y vino al hogar de Abram, a su tienda con dos ángeles, y Él comió y habló con Abram. Se sintieron muy cómodos en casa. Abraham fue un hombre de fe, un hombre de obediencia. Lot, por otro lado, vivía en Sodoma. Y Dios tenía un mensaje para Lot; pero Dios no fue a la casa de Lot, él envió dos ángeles. El Señor no fue a Sodoma, ese no fue un lugar en donde Él estaría cómodo.

Hace unos años atrás hubo un libro llamado “Mi corazón, el hogar de Cristo,” escrito por Robert Munger, y cuenta la historia de ficción de Cristo visitando el corazón de alguien como si visitara su hogar. Y en el libro pequeño, hay una biblioteca. Y la biblioteca en el hogar, que es el corazón, es el cuarto de controles, es el cerebro, es donde la información es almacenada. Y cuando Cristo viene a esta biblioteca Él encuentra cosas malas, basura, cosas mundanas, y demanda que sea reemplazado por Su Palabra.

Y después hay un comedor en el corazón humano, y este es el cuarto para los apetitos y deseos. Y habló de qué es lo que usted anhela, qué es lo que usted desea, y él encuentra riquezas y prestigio y posesiones terrenales, y Él dice tienes que intercambiar eso por el pan celestial que satisface la voluntad del Padre. Después él viene a la sala, en donde la actividad y la socialización se llevan a cabo. Y todas son las personas equivocadas y todas las relaciones equivocadas; y está la ausencia de comunión verdadera genuina, a tal grado que el Señor se siente como un extraño, no un invitado bienvenido, y dice, “Tienes que limpiar la sala.” Después Él va al taller y encuentra el banco del taller con todas las herramientas, y todo lo que está siendo hecho son juguetes, y Él dice, necesitas usar tus herramientas para hacer cosas que duran. Necesitas usar tus herramientas para el reino. Y entonces Él limpia el taller.

Entonces Él limpia la biblioteca, y el comedor, y la sala, y el taller en el librito. Y después él , él presenta un olor malo saliendo de algún lugar, y encuentra un closet, en donde la fuente de ese olor peculiar se origina, y Él encuentra ahí adentro algo muerto y algo podrido. Y es el closet secreto en donde se guardan todos los pecados secretos, y Él le dice al hombre, abre el closet, a lo cual inicialmente él responde, mira, tienes todo lo demás, deja eso solo. Y el escritor dice que el hombre estaba enojado. ¿Cuánto quieres? Te di todo lo demás. Pero el punto del libro es que solo cuando Él lo tiene todo es que puede establecerse y estar en casa.   

El señorío de Cristo se extiende a toda parte de su vida. Entonces cuando usted está cediendo al Espíritu Santo y siendo fortalecido por el Espíritu en su hombre interior, el Espíritu controla su vida. El resultado es que usted está centrado en Cristo, está limpio, y Cristo se establece en toda dimensión de su vida, y él está en casa y usted se vuelve semejante a Cristo, usted se vuelve semejante a Cristo. Juan 14:23, Jesús dijo, haremos morada con él y Mi Padre hará Su morada contigo. El Señor Mismo quiere establecerse y estar en casa en su corazón. En algunos corazones, Él realmente no puede establecerse, Él está ocupado abriendo todos los closets y revelando toda la impiedad.

Entonces el camino de la santificación comienza con la fuerza interior por el Espíritu, siendo lleno del Espíritu, andando en el Espíritu, siendo controlado por el Espíritu. Después pasa al Cristo que mora adentro. cuando su vida está en el Espíritu en compromiso completo, Cristo se establece en su corazón, y después usted comienza a manifestar semejanza a Cristo.

Y eso lleva a otro propósito para la oración de Pablo, otro que, otra cláusula de propósito, versículo 17, que, “arraigados y cimentados en amor.” Usted podría pensar que esto diría que arraigados y cimentados en la verdad. Pero la meta de nuestra instrucción siempre es amor. Y lo que el Señor quiere lograr en la santificación es el amor. Entonces llamémoslo amor incomprensible. Usted va de fuerza interior al Cristo morando internamente a amor incomprensible. Usted literalmente se vuelve arraigado y cimentado en amor. En otras palabras, no es algo en el refrigerador, no es algo aislado, no es algo ocasional. usted literalmente está, el cimiento de su vida es el amor. El sistema de raíces de su vida, si usted lo ve como un edificio, su cimiento es el amor, si lo ve como un árbol, su sistema de raíces es el amor. Lo que lo controla a usted cuando Cristo está en casa en su corazón y usted está manifestando Su virtud, usted será una persona que será conocida por el amor. El amor de Él fluirá a través de usted en todo punto.

Y esta será la representación más genuina de quién es usted, y eso es consistente con lo que nuestro Señor dijo: “El mundo sabrá que son Mis discípulos, si tienen amor unos por otros.” Un amor que es profundo y seguro, inalterable, incambiable, este es el amor de Romanos 5:5, que Dios ha derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo. Y este amor es tan glorioso que Pablo tiene que añadirle el versículo 18, “que arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento.”

Una cosa acerca del amor: usted no puede entenderlo por una definición. Solo puede entenderlo por ¿qué? Por una experiencia. Si tengo que explicarlo, usted no lo tiene. Así de simple. Y Pablo está diciendo aquí, cuando su vida está arraigada y cimentada en amor, usted podrá comprender la plenitud de ese amor de Cristo que excede a todo conocimiento. No es un amor que cualquier persona puede entender, excepto por un creyente que literalmente es semejante a Cristo. Y si usted no tiene ese amor, entonces no es nada más que un metal que resuena y címbalo que retiñe. El punto del amor es que tiene que usted tiene que experimentarlo para comprenderlo. Ahora “comprender” es una palabra muy fuerte, katalambano, significa tomar, significa tomar posesión de.

Entonces cuando usted vive en el amor de Cristo, usted literalmente comprende ese amor en toda dimensión. No se aparece de vez en cuando. No se aparece para ciertas personas. No es un amor de algunas veces y otras veces hay odio, u otras veces hay amargura, u otras veces hay celos, u otras veces hay envidia. No, es un amor dominante. Está arraigado en la vida de uno en quien Cristo está establecido y en casa, y es entendido por esa persona experimentalmente para que lo puedan comprender en todas sus dimensiones. Y ese es el punto de anchura, longitud y profundidad y altura, lo ilimitado que es el amor. Usted está cerca de una persona con fuerza interior, está cerca de una persona con amor incomprensible, y sentirá ese amor.

¿Podríamos definir lo que él quiere decir con anchura? Sí. Capítulo 2, es lo suficientemente ancho como para incluir judío y gentil, ¿verdad? Judío y gentil. ¿Podemos definir longitud? Sí. Vimos que incluye a judío y gentil en el capítulo 2, versículos 11 al 18. Pero ¿qué hay acerca de su longitud? Bueno, encontramos eso en el capítulo 1, versículo 4, en donde habló de que nosotros fuimos escogidos desde antes de la fundación del mundo. Y capítulo 2, versículo 7, en donde dice, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo.

Entonces la anchura del amor incluye a judío y gentil. La longitud del amor, de la eternidad a la eternidad. ¿Qué hay acerca de la profundidad del amor? Bueno eso es el capítulo 2, versículo 1, “Estabais muertos en vuestros delitos y pecados, anduvisteis siguiendo la corriente de este mundo, el príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, satisfaciendo la carne y los pensamientos, deseos, eran hijos de ira. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo.” Esa es la profundidad del amor. Llega a la profundidad del pecado.

La anchura del amor es judío y gentil son uno. La longitud del amor es de la eternidad a la eternidad. La profundidad del amor: alcanza el foso más profundo del pecado. Y ¿qué hay de la altura del amor? Eso es el capítulo 2, versículo 6, “Juntamente con él nos resucitó y nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús.” Nos lleva hasta el cielo. Entonces entendemos la plenitud del amor de Dios, que crea de todos nosotros un cuerpo, que determina nuestra eternidad de la eternidad pasada a la eternidad futura, que desciende para rescatarnos sin importar cuán profundo sea el foso de pecado, y en últimas nos entroniza en el cielo.

Su vida será marcada por amor, y ese amor será manifiesto. Eso es parte del fruto del Espíritu, es donde comienza: amor. Fuerza interior, Cristo morando internamente, amor incomprensible, lleva a una cuarta característica en esta progresión, versículo 19, que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Esto simplemente es sorprendente, “que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.” Esta es otra cláusula de propósito, la palabra que, para qué. Entonces esto sucede para que, esto sucede para que, esto sucede y esto, todo es secuencial. Llenos de toda la plenitud de Dios. ¿Cómo se vería eso? Piedad, ¿no es cierto? Piedad. Él ha estado hablando de ser lleno del Espíritu, en el versículo 16, lleno de Cristo, en el versículo 17, y ahora lleno de la plenitud de Dios.

En Colosenses capítulo 2, versículo 9, leemos acerca de Cristo, porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la deidad. Entonces toda la plenitud de la Deidad habita en Cristo. Y después versículo 10, vosotros estáis completos en Él. Entonces ¿qué debe caracterizar nuestras vidas? Las cosas que caracterizan al Espíritu Santo, el fruto del Espíritu. ¿Qué debe caracterizar nuestras vidas? Lo que caracteriza a Cristo, particularmente su amor ilimitado. ¿Qué debe caracterizar nuestras vidas? La piedad.

En otras palabras, todos esos atributos comunicables de Dios se vuelven visibles de una manera menor en nosotros. No hablando de omnisciencia, omnipresencia, omnipotencia, o inmutabilidad, esos atributos incomunicables eternos de Dios, pero todos esos atributos de Dios que pueden ser resumidos en amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad fe, mansedumbre, templanza, sabiduría, conocimiento, misericordia, compasión. Usted conoce esos.    

Esto es espiritualidad real: usted anda en el Espíritu, usted ama como Cristo, y usted actúa como Dios. Eso es santificación, eso es santificación. Ahora, usted no va a ser Dios, pero comienza a manifestar las características que son verdad en la perfección de Dios. Usted está haciendo lo que Pablo le dijo a Tito en Tito 2:10, usted está adornando la doctrina de Dios por su vida. Alguien de hecho podría ver su vida y ver algo de cómo es Dios, ver su vida y ver algo de cómo es Cristo, ver su vida y ver algo de cómo es el Espíritu. La fuerza interior lleva a Cristo morando internamente, lleva a amor incomprensible, lo cual debe dominar nuestras vidas, lo cual resulta en plenitud infinita, y eso es piedad.

Y después usted llega al número cinco, poder interior. Después de todo esto, ahora el versículo 20, usted está listo para oír, “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos según el poder que actúa en nosotros.” Cuando hemos avanzado por el camino tan lejos, hemos alcanzado el punto en el que el poder que está en nosotros está actuando en nosotros, poder interior, llamémoslo, poder interior. Y de nuevo, la mayoría de nosotros sentimos que nos quedamos muy cortos de eso, y todos nos quedamos muy cortos de lo que deberíamos ser. Pero cada uno de nosotros, en base a las verdades de este pasaje, puede ver cosas pasando en nuestras vidas que solo son explicadas por la presencia de Dios.

Escuche lo que Jesús dijo en Juan 14:12, “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también, y aún mayores hará, porque yo voy al Padre.” ¿Qué? ¿Obras mayores que Cristo? No mayores en tipo, sino mayores en extensión. Cristo fue al Padre y dijo, “Es mejor que vaya al Padre y envíe al Espíritu, porque cuando el Espíritu venga, serán capacitados.” Cristo les dijo a los discípulos, “He estado con ustedes, estaré en ustedes.”

El poder interior de Dios está en el creyente, poder superabundante, el tipo de poder del que creo que Isaías escribió atrás en las palabras maravillosas del conocido capítulo 40 de Isaías, versículos 28 al 31, “¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová, tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán, y no se cansarán, caminarán, y no se fatigarán.” Esto es fuerza espiritual.

¿Qué poder? Colosenses 1:29, como vimos la semana pasada, Pablo dijo, “Ese es el poder que actúa en mí, para lo cual también trabajo, para presentar perfecto en Cristo a todo hombre, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.” Él experimentó ese poder. Y como dije, usted lo puede ver en cierta medida en la influencia de su vida en este mundo, pero la plenitud de eso espera la revelación del cielo. Usted debe vivir así. ¿Por qué? Para que el versículo 21 sea una realidad, para que, a él, al Señor mismo, sea gloria en la iglesia. Si vamos a traer gloria a Él en la iglesia, así es como debemos vivir. Es triste decir, que la iglesia visible está lejos de esto. Hay gloria para Él en la iglesia si la iglesia es santificada.

Entonces el fin de esto es, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén—mediante la iglesia para demostrar las riquezas inescrutables de Cristo, que vimos la última vez, a los ángeles santos y los santos eternos. Pero hasta entonces, para demostrar al mundo en la iglesia la gloria de Cristo generación tras generación tras generación. Ese es el tipo de vida que usted puede vivir. Y de nuevo, usted no conocerá la plenitud de su fruto hasta que llegue al cielo.

Padre nuestro, te agradecemos por la instrucción de Tu Palabra. Te agradecemos por su claridad, su simplicidad divina, sobrenatural. Te agradecemos porque nos has dado todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad, toda bendición espiritual en los lugares celestiales, y tenemos confianza en acceder a estas riquezas insondables, inescrutables en Cristo. Oro porque Tú nos muevas inexorablemente por el camino de la santificación al lugar donde nuestras vidas tienen poder, poder que nos permite lograr mucho más abundantemente de lo que podemos pedir o entender.

Oro por esta congregación para que sean llenos del Espíritu, que puedan radiar el amor de Cristo, y que puedan ser lleno de toda la plenitud que te pertenece a Ti, oh Dios, para que sean poderosos en su testimonio evangelístico, en su ejemplo vivo, en la comunión de los santos, en el uso de sus dones espirituales, en su sabiduría y entendimiento, para que sea evidente para todos que Tú eres el poder detrás de estas vidas.

Señor, Te agradecemos porque esto es posible debido a que nos salvaste al ir a la cruz y morir en nuestro lugar. Ahora conforme venimos a Tu mesa, pedimos que nos muestres a Cristo otra vez, al crucificado. Habría sido suficiente que Él muriera en nuestro lugar y llevara nuestro castigo y nos diera perdón y vida eterna, y Él hizo eso. Pero Él hizo eso para que Él pudiera vivir en nosotros, y vivir mediante nosotros, y ganar para nosotros una recompensa eterna, que al final sería para Su gloria.

Estamos abrumados por la realidad de este plan de la eternidad a la eternidad. Pero queremos detenernos por un momento y regresar a la cruz, porque es acerca de la cruz. El Hijo del Hombre ha venido para buscar y salvar lo que se había perdido, venir a morir, para que podamos vivir. Que recordemos el sacrificio que Él proveyó para nosotros, y que motive nuestra santificación para mostrar nuestra gratitud amorosa a Él. Amén.

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