Esta noche para nuestro estudio bíblico, volvemos al capítulo 3 de Santiago, y volvemos examinar el tema de domando la lengua. Puedo ver por la asistencia de esta noche que fue demasiado convincente en la semana pasada. No. Estos son días muy ocupados, y sé cómo son las vacaciones, la familia y todo tipo de asuntos. Me gustaría que no fuera así, pero a veces, la enseñanza de la Palabra de Dios pasa a un segundo plano. Ciertamente, en esta época del año, debería ser lo primero en todos nuestros corazones.
Pero conforme volvemos al capítulo 3 de Santiago, mientras veía esto, estaba pensando en toda la idea de la lengua, y vi hacia atrás, a mi propia infancia. Y una de las cosas que recuerdo en mi mente de manera muy vívida resonando en los pasillos de mi memoria es una declaración que mi madre solía usar con frecuencia para mí, era algo como esto, “Johnny, si alguna vez te escucho decir algo así de nuevo, te lavaré la boca con jabón”. ¿Alguno de ustedes ha escuchado eso? Muy bien. No sé si eso se está diciendo mucho hoy. No estoy seguro de que alguien esté trazando límites en cuanto a lo que son palabras aceptables y lo que no lo son, al menos en la forma en que lo hacían cuando yo era niño.
Pero en nuestra familia, cualquier mala palabra, cualquier palabra descortés, cualquier palabra no amable, podría haber sido algo raro, pero cuando pasaba, cuando no eran apropiadas, mi madre probablemente me lavaba la boca con jabón. Quiero que sepa que todavía puedo saborearlo. Era Fels Naptha, ese es el tipo que ella quiso usar, muy amargo, un tipo de jabón de lejía, y realmente, tuvo un efecto en mí. De hecho, hasta el día de hoy no tengo absolutamente ninguna tolerancia para las malas palabras, las palabras incorrectas, el lenguaje soez. Y creo que puede estar relacionado no solo con mi teología, sino con el hecho de que me lavaron la boca con jabón en varias ocasiones.
Ahora, podría decir que mi madre estaba en una larga fila de personas que querían hablar en forma pura. Y Santiago ciertamente está a la cabeza de esa línea desde un punto de vista humano, porque es su pasaje aquí, que es el más definitivo en toda la Biblia con respecto al habla pura. Y si Santiago estuviera vivo y tal vez pudiera hablarnos hoy, enfatizaría hoy tal vez tanto como siempre en la historia del mundo, la necesidad de que las personas se laven la boca espiritualmente, si no literalmente.
Estoy seguro de que Santiago estaba muy preocupado por este asunto de las palabras puras, porque comprendió que su Señor también estaba preocupado por ello. Él entendió lo que vimos la semana pasada en Mateo capítulo 12, donde Jesús dijo que seremos responsables ante Dios por cada palabra ociosa, no solo palabras malas, sino palabras ociosas, palabras descuidadas, palabras que no tienen un propósito positivo y bueno. Y saber la forma en la que el Señor trataba las malas palabras, le dio a él un gran impulso para tratarlas de la misma manera.
Y entonces, así como Jesús enseñó que las palabras deben ser puras, Santiago enseñó que las palabras deben ser puras. Y así como Jesús enseñó que el corazón se revela en la boca, así también Santiago está enseñando exactamente lo mismo. Y quiero que entienda eso. En Mateo 12:34-37, como vimos la última vez, Jesús dice que serás justificado por tus palabras o serás condenado por tus palabras. En otras palabras, sus palabras revelan tanto su corazón que según su forma de hablar, se puede determinar su destino eterno. La lengua proporciona la evidencia de lo que realmente es su corazón. Muy, muy importante.
El nuevo nacimiento, la regeneración, la salvación con su consiguiente transformación y santificación lo convierte a usted a una nueva criatura, y parte de ser una nueva criatura son nuevas palabras. Los cristianos hablan de manera diferente a como hablan otras personas. No es perfecto, pero ciertamente es diferente.
Escuche lo que dijo el Apóstol Pablo en Colosenses, un texto muy importante, capítulo 3, “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra, porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.”
Ahora, Pablo dice que usted ha muerto y tiene una nueva vida escondida con Cristo en Dios, por lo tanto, con su nueva vida usted debe poner su mente en las cosas de arriba, no en las de la tierra. “Haced morir pues lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivías en ellas.”
La implicación es que ahora que usted es una nueva criatura tiene usted un enfoque completamente nuevo de la vida, una naturaleza transformada y un comportamiento transformado. Luego dice en el versículo 8, “Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca”. Deje todo eso, no tienen lugar en la vida del creyente. “No mintáis los unos a los otros”, ése es otro tipo de palabras ilícitas, “habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno”.
Entonces, ahora que usted es creyente tiene un corazón nuevo. Ahora que tiene un corazón nuevo, debe tener un comportamiento nuevo. Ese nuevo comportamiento también implica palabras nuevas; palabras nuevas. De hecho, sus palabras se definen mejor en el versículo 16, “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y canticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o, de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él”. De modo que sus palabras se ven afectadas dramáticamente por su nueva naturaleza, por su transformación. El nuevo hombre en Cristo tiene una nueva boca, tiene una nueva lengua, tiene unas nuevas palabras.
Entonces, la lengua se convierte en una especie de prueba de fuego para el corazón. De regreso al capítulo 1, recuerde el versículo 26, “Alguno de ustedes parece ser religioso o se cree religioso o se presenta a sí mismo como religioso, y no refrena su lengua, sino que engaña a su corazón, la religión del tal es vana. A menos de que su supuesta salvación se manifieste en su forma de hablar, su salvación no es más que un autoengaño.” Entonces, diríamos, como dijo Santiago en el capítulo 2, que la fe produce obras. Una de las obras que produce la fe son palabras en honor a Dios.
Ahora, quiero hablar de esto sólo por un momento para que comprenda claramente algunas distinciones teológicas. Los creyentes verdaderos, note esto, aquí están las palabras, los creyentes verdaderos tendrán una lengua santificada. ¿Lo entendió? Los verdaderos creyentes, los verdaderos cristianos, las personas totalmente transformadas, los que han sido renovados en Cristo, tendrán una lengua santificada. Permítame agregar algo, los verdaderos creyentes deben tener una lengua santificada. ¿Lo entendió? Los verdaderos creyentes tendrán una lengua santificada. Los verdaderos creyentes deben tener una lengua santificada.
Dice usted, “bueno, espere un minuto, sí lo hacemos, ¿por qué nos dice que debemos tenerlo?” Porque una es una nueva realidad soberana en el nuevo nacimiento y la otra es una responsabilidad humana que realmente debemos cumplir. Y esa es la asombrosa tensión y paradoja de nuestra experiencia cristiana. Si somos verdaderamente nuevos en Cristo, tendremos palabras puras. Y si somos verdaderamente nuevos en Cristo, asumiremos la responsabilidad de asegurarnos de que tengamos palabras puras. Esa es una paradoja bíblica constante.
Si comprende eso, y lo afirmamos muchas veces en nuestro estudio bíblico, pero si lo comprende, realmente está en camino de comprender un misterio. No puedo entenderlo completamente, pero déjeme explicárselo de esta manera. Somos salvados por la gracia soberana, ¿verdad? Elegidos en Él desde antes de la fundación del mundo. Sin embargo, debemos creer. Somos guardados por la seguridad de Dios en Su decreto soberano. Sin embargo, debemos perseverar. Vivimos por poder soberano, no yo, sino Cristo que vive en mí. Sin embargo, debemos obedecer.
Y como diría Santiago, debido a que somos nuevas criaturas, soportaremos las pruebas y debemos soportarlas. Recibiremos la palabra y la obedeceremos. Y debemos recibir la palabra y obedecerla. Seremos misericordiosos con los necesitados sin parcialidad. Y debemos ser misericordiosos con los necesitados sin parcialidad. Produciremos buenas obras, y debemos producir buenas obras. En otras palabras, usted nunca podrá resolver el hecho de que lo que Dios dice será verdad para usted, debe ser verdad para usted.
El hecho de que Dios lo haya dicho no significa que podamos acostarnos de espaldas y esperar que suceda. Y ese es realmente el misterio de las paradojas aparentes de la experiencia cristiana. Donde hay fe genuina y viva y verdadera regeneración y transformación, estas cosas serán el resultado, y deben ser el resultado. Dios las producirá en nosotros, pero las produce en nosotros a través de nuestro compromiso con ellas. ¿Entiende eso? Eso es lo mejor que podemos tener de explicación.
Entonces, cuando Santiago habla de la lengua, habla de la verdad de que la lengua revelará la condición del corazón, y al mismo tiempo, nos llama a hacer todo lo posible para asegurarnos de que de hecho lo haga. Para que no podamos simplemente sentarnos y decir, “Bueno, Dios dice que soy una nueva criatura. Todo se llevará a cabo por sí solo”. Dios dice que usted es una nueva criatura y que todo sucederá, pero no por sí solo, sino a través de su compromiso capacitado por el Espíritu. Muy básico.
Entonces, mientras que este pasaje tenga en cuenta esto, es una declaración sobre la naturaleza de la fe viva, como lo revelan nuestras palabras, también es un llamado para que corrijamos nuestras palabras, porque los dos van de la mano. Lo que Dios dice que será verdad para nosotros, debe ser verdad para nosotros. Dios se encarga del será, y nosotros en sumisión a su poder, nos ocupamos del debe ser.
Ahora, Santiago entonces expone cinco razones de peso para controlar nuestra lengua. Cinco razones contundentes de peso. ¿Recuerda cuáles fueron las dos primeras que cubrimos la última vez? Número uno, su potencial. ¿Para qué? Para condenar, versículos 1 y 2: “Hermanos míos. No os hagáis maestros muchos de vosotros sabiendo que recibiremos mayor condenación, porque todos ofendemos o tropezamos muchas veces.” Y aquí, Santiago dice que la lengua tiene un potencial tremendo para traer juicio, y usa a los maestros como su ilustración.
Él dice, que nadie se apresure a entrar al ministerio de la enseñanza porque la lengua tiene tanto potencial para condenarlo, que usted no va a querer meterse en ningún tipo de situación en la que esté usando su lengua, a menos de que comprenda el peligro potencial que existe. No se apresure a ser maestro de las sagradas Escrituras, porque nadie puede evitar ofender con la lengua. Y cuando usted es maestro y ofende con la lengua, las ramificaciones son de gran alcance.
Ahora, fíjense por favor, él no dice que nadie sea maestro, dice no os hagáis maestros muchos. Los que son llamados, los que son dotados y los que están preparados, bien. Pero, para el resto es mejor que se mantenga alejado debido al potencial tremendo de la lengua, de hablar lo incorrecto, de tergiversar la verdad de Dios, y, por lo tanto, traer sobre usted un gran juicio.
Ahora, permítame hablar de manera personal por un minuto, realmente es mi convicción, y no digo esto con mucha frecuencia, pero es mi convicción que hay demasiadas personas enseñando la Biblia en la actualidad, demasiadas. Y no estoy diciendo que haya algún pasaje bíblico que pueda tomar para probar esto, pero creo que lo que Santiago está diciendo aquí asume que muchas personas van a inundar las filas de la enseñanza, que realmente no deben estar ahí, y van a traer sobre sí mismos algunas circunstancias muy severas en términos del castigo de Dios, el castigo, o lo que sea.
Es mi convicción de que hay demasiadas personas que están enseñando la Palabra de Dios y que no deberían hacerlo, que están mal equipadas, que están mal preparadas, y debido a los errores en su enseñanza se están trayendo un problema, juicio más estricto del que jamás experimentarían si nunca hubieran enseñado en absoluto.
Necesitamos menos maestros. Estoy convencido de que necesitamos menos iglesias. Necesitamos más maestros excelentes y más iglesias excelentes. Y Santiago está llamando a lo mismo, un sentido de la seriedad del asunto de la enseñanza, debido al potencial de la lengua para cometer errores graves; graves. Entonces, la lengua debe ser controlada debido a su potencial para condenar.
En segundo lugar, la lengua debe controlarse debido a su poder para controlar. Si usted no la controla, puede controlar todo, versículo 2, “si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. Y aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo. Mirad también las naves, aunque tan grandes y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas por un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas”.
Ahora, Santiago dice aquí, miren, la lengua tiene un poder tremendo para controlar. Es como un freno que presionando contra la lengua controla todo el cuerpo del caballo. Es como un timón que guiado por el timonel hace girar todo el gran barco. La lengua es un miembro pequeño, se jacta de grandes cosas, y tiene toda la razón para jactarse de grandes cosas, porque puede lograr efectos de gran alcance, aunque sea pequeña. Y solo una persona absolutamente perfecta y sin pecado nunca ofenderá con su lengua, y solo Jesús pudo cumplir eso.
Un creyente maduro, si camina en semejanza a Cristo, tanto como sea humanamente posible, controlará su lengua. Pero nosotros que estamos en esta carne humana, todos pecaremos con nuestra lengua, y la lengua tiene un poder tremendo para controlar. De hecho, lo que vimos la última vez es que Santiago dice, “Controla tu lengua”. Y ése es el miembro más pecaminoso en usted. Y si usted controla su lengua, controlará todo lo demás, debido a la dinámica espiritual que controla, por lo tanto, su lengua controlará todas las batallas espirituales menos fuertes con las otras partes de su naturaleza humana.
Entonces, cuando usted aplica los medios de la gracia a la disciplina y santificación de la lengua, cubrirá todas las demás áreas, porque la lengua es el líder en el pecado. Usted peca con ella con más frecuencia que con cualquier otra parte de su cuerpo. Puede pecar con su lengua simplemente diciendo algo. Como dije la última vez, no puede hacer todo, pero seguro que puede decir cualquier cosa. Usted peca más fácilmente con su lengua, yo también. Pecamos más fácilmente con nuestra lengua. Pecamos más poderosamente con nuestra lengua. Así que debemos controlar la lengua debido a su potencial para condenar y su poder para controlar.
Ahora, en tercer lugar, y aquí es donde queremos retomar nuestro estudio de la última vez, muy interesante, versículos 5 y 6, debido a su peligro para corromper, la lengua es muy peligrosa. En los versículos 2 al 5, simplemente estaba diciendo que la lengua controla, no dijo que eso fuera malo, no dijo que eso fuera bueno, simplemente, dijo que la lengua es un miembro controlador, domina a una persona y es la clave de su comportamiento. Y debido a su poder de control, debe ser controlada.
Ahora, él demuestra que la lengua debido a su poder de control es algo tremendamente peligroso. El poder para controlar que tiene la lengua no siempre es bueno, de hecho, con frecuencia, es malo. Y un tono evidentemente negativo domina las palabras de Santiago cuando habla sobre el poder de la lengua y su peligro. Vea el versículo 5 nuevamente. Él había dicho, aunque la lengua es pequeña se jacta de grandes cosas. Luego dice, y aquí es donde debería comenzar el versículo con la palabra, la frase aquí. Es evidente que es una división, he aquí, “cuán grande es el asunto – dice una versión – que enciende un poco de fuego”.
Ahora, ésta es una exclamación ante el peligro de la lengua, tiene un potencial terrible de destrucción. En realidad, el texto dice, escuche esto, “cuán grande es un bosque incendiado por un fuego tan pequeño”. O literalmente, de qué tamaño de bosque, de qué tamaño se enciende el fuego. El contraste es asombroso. Un incendio forestal puede tomar un pequeño cigarrillo encendido y prender fuego a miles y decenas de miles de acres. El fuego es algo fascinante. Usted puede tomar una pequeña llama y hacer que toda una ciudad arda hasta los cimientos. El fuego tiene una capacidad asombrosa.
El agua no se puede multiplicar. Si usted tiene una taza de agua y la vacía, no se convertirá en una inundación, no puede. Pero si usted tiene un cerillo, puede encender un incendio forestal o quemar una ciudad entera, porque el fuego tiene una forma de multiplicarse, y la lengua no es como agua, es como fuego. Lo que se dice puede incendiar todo un bosque. Y las imágenes aquí son vívidas, porque en la maleza seca de Palestina, una pequeña chispa que sale de un fuego en la noche fría podría tocar el suelo seco en la estación seca y prender un fuego que literalmente cubriría el paisaje y destruiría todo en su camino. Vemos eso en California, porque el terreno aquí es casi igual al de la tierra de Palestina.
En el Salmo 83, “Dios mío, ponlos como torbellinos, como hojarascas delante del viento, como fuego que quema el monte, como llama que abraza el bosque.” El salmista alude al hecho de que una pequeña llama puede incendiar una montaña entera, un bosque entero.
Ahora, esa es una perogrullada, eso es lo que llamamos un axioma o una perogrullada. He aquí, de qué tamaño es el bosque, de qué tamaño se enciende el fuego. En Chicago, 8 de octubre de 1871, a las 8:30 PM se incendió una chispa en el granero de la Sra. O’Leary. Y antes de que terminara esa chispa, supuestamente de ese lugar, en el granero de la Sra. O’Leary quemó 17,500 edificios. 300 personas murieron quemadas, 125,000 personas quedaron sin hogar. Y en 1871 estimaron el daño en 400 millones de dólares, una chispa.
Estaba leyendo en 1903, no estaba leyendo en 1903, ni siquiera existía yo en 1903. Estaba leyendo eso en 1903, quiero que eso sea correcto. Estaba leyendo que en 1903 una cacerola de arroz se hervía en una estufa de carbón en una pequeña casa en Corea. Y antes de que ese pequeño fuego de carbón hiciera su daño, 3,000 edificios fueron totalmente quemados hasta los cimientos en un espacio de una milla cuadrada.
Ahora, eso ilustra el poder del fuego, y lo entiende usted. Entonces lo que Santiago dice en el versículo 5 es, “Guau.” He aquí significa guau, exclamación. Qué gran fuego puede encender una pequeña llama. Y luego en el versículo 6 expresa su punto, “y la lengua es,” ¿qué?, “un fuego.” La lengua es un fuego. Proverbios 15:28 dice, “la boca de los impíos derrama malas cosas”. Y ve la boca de los malvados como fuego.
En Proverbios 16:27 dice, “El hombre perverso cava en busca del mal. Y en sus labios hay como llama de fuego. A todo lo que toca su boca ardiente le prende fuego, y el fuego se propaga.” Proverbios 26:20 dice, “Sin leña se apaga el fuego. Y donde no hay chismosos cesa la contienda.” Y la imagen aquí es que el chismoso o el que transmite la mala fama de la calumnia o el chisme o la mentira es como la leña que alimenta el fuego.
El mismo pasaje de Proverbios, versículo 21 dice, “El carbón para brasas y la leña para el fuego, y el hombre rencilloso para encender contiendas”. La palabra encender significa quemar. La imagen nuevamente de chismes y calumnias y contención es un fuego que devasta. En el Salmo 52:2, “Agravios maquina tu lengua; como navaja afilada hace engaño.” Ésa también es una imagen fascinante, la lengua es como una navaja, corta.
Nunca olvidaré haber leído en Los Ángeles Times cuando era estudiante universitario y leer sobre un tipo que recogió una chica que era prostituta en una calle del Este de Los Ángeles, y la sacó para satisfacer su carne, y él se inclinó para besarla, y ella tenía entre los labios una navaja con la que instantáneamente le cortó ambos labios, su labio superior y su labio inferior. Algo absolutamente increíble. Esa era la forma de ella de vengarse de los hombres que de alguna manera la habían lastimado a ella en el pasado.
Y nunca pienso en eso sin pensar en el hecho de que lo único más devastador, peligroso y poderoso que esa navaja es la lengua. La lengua es una navaja, una navaja afilada dice en los S almos. La lengua es un fuego que enciende y quema. Ese mismo Salmo 52:2 que dice que la lengua es una navaja afilada, también dice en los versículos 3 y 4, “Amaste al mal más que al bien, la mentira más que la verdad. Has amado toda suerte de palabras perniciosas engañosa lengua. Por tanto, Dios te destruirá para siempre, te asolará y te arrancará de tu morada”.
Dios juzgará a aquellos cuya lengua dañe. Salmo 57:4, el salmista dice, “Mi vida está entre leones. Estoy echado entre hijos de hombres que vomitan llamas. Sus dientes son lanzas y saetas y su lengua espada aguda.” Job 19:2, Job dice, “¿Hasta cuándo me moleréis con palabras?” El poder devastador de una lengua para iniciar un rumor, para difundir una mentira maligna, malvada en su intención, es un incendio forestal que no se puede detener.
Recuerdo tantas veces que mi padre me decía, “Mi mayor temor en el ministerio es lo que la gente pueda decir.” Ese es, y todavía estoy seguro es su mayor temor, que alguien pueda decir algo que no sea cierto y destruya totalmente su ministerio. Él solía decirme, “La gente puede decir cualquier cosa. La gente puede decir cualquier cosa. Ora porque Dios te proteja de la maldad de la lengua de la gente que te calumnian y que nunca puede recuperar el daño que hacen”. La lengua es un fuego. Es una cosa devastadora la lengua. Y debe mantenerse bajo control.
Morgan Blake, un periodista deportivo del Atlanta Journal escribió una declaración interesante, dijo, “Soy más mortífero que el grito del cañón. Gano sin matar. Derribo hogares, rompo corazones, destrozo vidas. Viajó sobre las alas del viento. Ninguna inocencia es lo suficientemente fuerte como para intimidarme. No hay pureza lo suficientemente pura como para intimidarme. No tengo respeto por la verdad. No respeto la justicia. No tengo piedad hacia los indefensos. Mis víctimas son tan numerosas como las arenas del mar, y a menudo tan inocentes. Nunca olvido, y rara vez perdono, y mi nombre es el chisme”.
Y esa es la razón por la que Proverbios capítulo 10, versículo 19 dice, “El que refrena sus labios es prudente”. No sirva usted de combustible para el fuego de nadie. No se la madera o el carbón con los que mantengan encendido el fuego. Y luego, note en el versículo 6 nuevamente, y aquí creo está la declaración más fuerte jamás hecha sobre el peligro de la boca. De hecho, la declaración es tan fuerte que no estoy seguro de poder transmitirle a usted todo lo que desearía. Me encantaría, pero mi capacidad para hablar no es lo suficientemente buena como para ser lo suficientemente prosaico como para transmitir esto. Pero confiaré en que el Espíritu de Dios lo hará. Ésta es la declaración más poderosa jamás hecha sobre el peligro de la lengua. Dice, “La lengua es un fuego – y luego esto – un mundo o un sistema, un cosmos de maldad. Es un cosmos de iniquidad”.
Aquí hay cuatro elementos. La lengua está puesta entre nuestros miembros y contamina todo el cuerpo e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. La declaración es tan abrumadora. Tiene cuatro partes y quiero que las siga con atención, porque nos advierte del peligro de la lengua.
Número uno, es un sistema de iniquidad. Ése es un título extraño para una lengua. Un cosmos, cosmos a menudo, traducimos eso mundo, pero es mundo no en el sentido de la tierra, no en el sentido de la tierra física, sino del sistema de maldad. Y lo que está diciendo es que la lengua es un sistema inicuo. Es un orden impío, hostil, rebelde dentro de nuestra naturaleza humana. Es todo un mal potencial que no alcanza el estándar de Dios. Es el punto focal de la impiedad, del comportamiento dentro del hombre. Enciende todas nuestras capacidades en su esfuerzo por llevar a toda la persona a su sistema perverso.
Un comentarista dijo: “es el microcosmos del mal entre nuestros miembros”. La lengua es un sistema vil, miserable y perverso en su humanidad carnal. Ninguna otra parte del cuerpo tiene un potencial de desastre tan grande como la lengua. Entonces en primer lugar, en sí misma y por sí misma, es un sistema de iniquidad. Es una red que engendra maldad.
En segundo lugar, observe cómo esto ahora comienza a expandirse. En segundo lugar, la lengua está puesta entre nuestros miembros como aquello que contamina todo el cuerpo. En sí misma es un sistema de maldad, y luego, contamina todo el cuerpo. Es como el humo de un fuego, mancha todo lo que no se quema, mancha todo.
Recuerdo que cuando estaba en la universidad, una tienda se incendió, y todos decían, “Oigan, van a tener una subasta”. Y bajé, y necesitaba una chamarra deportiva, y no tenía mucho dinero. Así que tenía una allí por nueve dólares. Dijeron que estaba dañada por el humo, y pensé, “Está bien. Simplemente, lo voy a sacar de la tienda, lo voy a usar unos días y desaparecerá. Y lo colgaré al aire libre, frío, lo que sea”.
Y nunca lo olvidaré, mientras tenía esa chamarra que llegué a detestar, pero con un guardarropa limitado que usaba con frecuencia, olía como si estuviera en llamas. Y sé que todos los que conocí pensaban que era un fumador empedernido. Y como el humo de un fuego, incluso recuerdo el color, azul claro, era feo al principio. Pero era como el humo que mancha todo lo que no se quema. Así la lengua es un fuego furioso, y lo que no puede consumir, lo mancha con su humo pútrido y fétido.
Y entonces, usted tiene justo en su cuerpo detrás de sus dientes y encerrado por su boca este sistema de iniquidad que quiere salir corriendo, y lo ha escuchado muchas veces. Y lo que hace es manchar toda su persona con el humo fétido, si no con las llamas de su mala intención. Santiago dice que se establece entre nuestros miembros, ha sido colocada entre nuestros miembros o nuestras partes corporales. Eso quiere decir está incluida dentro de todas nuestras capacidades humanas, y la lengua lo mancha todo. Él usa la palabra contamina, esa es una palabra muy vívida, se usa en Judas 23, y significa contaminar. Dice, “A otros salvad arrebatándolos del fuego. Y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aún la ropa contaminada o manchada por su carne”. Algo que se ha vuelto despreciable, malvado o miserable.
Así que mire, una lengua sucia da como resultado una persona sucia. Una lengua sucia mancha a toda la persona. El mundo de iniquidad que se suelta en su boca quema o mancha de humo toda su persona. Es de lo que hablaba Marcos 7, versículo 20, “Lo que del hombre sale contamina al hombre”. Versículo 23, “Todas estas maldades de dentro salen y contaminan al hombre”. ¿Y cuáles son las cosas? Bueno, él menciona entre ellas el engaño, la lascivia, la envidia, la soberbia, la insensatez y los que involucran pecados de la lengua. Incluso, los otros pecados pueden tener relación con la lengua.
Entonces, una persona queda moralmente ennegrecida con un roce de la lengua. La palabra cuerpo aquí, dice allí, que contamina todo el cuerpo, simplemente significa toda la persona. El cuerpo se usa de la misma manera que se usa el alma. No se refiere solo a su cuerpo físico, se refiere a la persona total.
Entonces, en primer lugar, en su boca usted tiene un sistema de iniquidad. En segundo lugar, manchará y quemará toda su persona. Y vea en tercer lugar, esto es realmente increíble, se expande nuevamente y prende fuego a todo el curso de la naturaleza, dice una versión. Una mejor traducción, está poniendo, tiempo presente, en llamas el círculo de la vida, ¿qué significa eso? El pensamiento se expande.
Primero, está el sistema de maldad. En segundo lugar, mancha toda la persona. Ahora se enciende. Y el griego es la rueda del nacimiento o el círculo de la vida. ¿Qué significa eso? Toda la maquinaria de su vida. No solo lo mancha a usted, sino que toca todo lo que usted toca, afecta toda la maquinaria de su vida, va más allá del cuerpo para tocar a cada participante en el círculo de su vida.
La gente lo conoce a usted por su forma de hablar, ¿verdad? Lo conocen a usted por su forma de hablar. La lengua llega más allá de su boca para manchar su cuerpo. Llega más allá de su cuerpo para tocar toda la red de personas que son tocadas por usted. El chisme, esa cosa repulsiva, los rumores, la calumnia, las acusaciones falsas, las mentiras, el lenguaje malo pueden manchar y contaminar y destruir a toda una familia, a todo un grupo de personas, una escuela, una iglesia, una comunidad.
Y luego, habla de un cuarto factor en esto, la declaración más devastadora sobre el peligro de la lengua. Dice finalmente al final del versículo 6, se enciende por el infierno o en el infierno, tiempo presente. Habitualmente, está siendo encendido, por así decirlo, por el infierno. Hombre, que pensamiento tan vívido, vívido. La palabra aquí infierno es geenna. Y ese término geenna necesita ser explicado.
Solo se usa en todo el Nuevo Testamento en los evangelios, con esta única excepción, ésta la única vez que parece fuera del Evangelio, Mateo, Marcos y Lucas. El Señor lo usó al menos 10 veces, registrado. Y siempre usó la palabra geenna para referirse al lugar eterno de fuego donde irán las almas condenadas. Y usted puede leer en Mateo y en Lucas las veces que lo usó, ese lugar donde el fuego nunca se apaga, donde el gusano nunca muere, donde la sed nunca se apaga. Ése es el lugar eternamente ardiente.
¿Pero qué significa la palabra geenna? Se traduce como infierno. Pero podría simplemente decir la geenna le prende fuego. ¿Qué es la geenna? Al sudoeste de Jerusalén, me he detenido en el precipicio del Monte Sion, y si ve hacia el sur y algunos de ustedes han estado ahí, ven un valle profundo que desciende directamente desde un acantilado a un valle profundo y bajo que se conoce como el Valle de Hinom. Geenna o gena es el Valle de Hinom. Es la palabra griega para la palabra Valle de Hinom, geenna, geenna.
Ahora, permítame hablarle de ese lugar. En 2 Reyes 23:10, no es necesario que lo vea, pero en 2 Reyes 23:10, el Rey Josías, recuerda que el joven Josías vino y trajo un gran avivamiento trayendo al pueblo de Israel de regreso a Dios. Una de las cosas que hizo fue abolir la idolatría. Una de las formas de idolatría fue el sacrificio humano. Los adoradores de Moloc, M-O-L-O-C, adoraban a este ídolo falso al ofrecer a sus hijos en un fuego para ser quemados, literalmente sacrificios humanos.
Cuando Josías se convirtió en rey en Judá, él fue y detuvo a todos los adoradores de Moloc para que no quemaran vivos a sus hijos. Por cierto, el Dios Moloc era un toro, un toro que tenía los brazos extendidos, y esos brazos extendidos contenían un fuego, y los niños pequeños eran colocados sobre los brazos de Moloc y quemados en sacrificio humano. Josías detuvo esos sacrificios, y ocurrieron en el Valle de Hinom. Así que desde el principio el Valle de Hinom fue un lugar de fuego con un hedor a carne de niños pequeños.
Los judíos entonces empezaron a considerar el lugar con odio profundo. Y ese valle muy profundo que se hundía en la meseta de Jerusalén se convirtió en el basurero de la ciudad. La basura, los desperdicios, los cadáveres de animales y criminales eran arrojados al Valle de Hinom o geenna. Ahora, para quemar esta basura, y Jerusalén tenía mucha, y para quemar los cadáveres de animales y criminales que fueron arrojados allí, el fuego ardía todo el tiempo.
Tenía un hedor repugnante, la combinación de basura y carne quemada. Y llegó a conocerse como geenna de fuego, porque el fuego nunca se apagaba. Y así geenna se convirtió en un símbolo apropiado del fuego siempre ardiente y los gusanos que se arrastraban para ilustrar el infierno futuro de los impíos. Nada más que en ese infierno, Jesús dijo el fuego nunca se consume finalmente.
Y podríamos decir que el infierno, entonces, es el montón eterno de basura del universo. Y entonces observe, que la lengua es un sistema de maldad en sí misma, pero afecta a toda la persona al escupir su inmundicia, y pone su mancha de inmundicia y fuego en toda la maquinaria de la vida, de tan gran alcance como la red de la influencia de una persona y lo que comienza todo es incendiado por el infierno mismo. En otras palabras, detrás de todo, está Satanás.
Esa lengua que usted tiene y que yo tengo es una herramienta de Satanás para contaminar a toda la persona, para corromper todo su círculo de vida, y todo sale directamente el abismo del infierno, y todo lo lleva de regreso al abismo del infierno. Hombre, es una descripción bastante fuerte, ¿no? Qué descripción del peligro de la lengua para corromper. Tan peligrosa, tan peligrosa.
Y no es de extrañarse que Santiago esté tan preocupado porque coloquemos la lengua bajo control para honrar a Dios debido a su potencial tan tremendo. Recuerde el Salmo 55:21, donde David dice, “Los dichos de su boca son más blandos que mantequilla, pero guerra hay en su corazón. Suaviza sus palabras más que el aceite, más ellas son espadas desnudas”. A veces, la lengua es tan sutil que pensamos que tiene buenas intenciones, cuando tiene malas intenciones.
Debe ser controlada. Y cada creyente se da cuenta de que en su naturaleza caída, en su carne, en su humanidad, todavía queda el poder de la lengua para devastar. Su lengua, querido amigo, aún no está glorificada. ¿No sería maravilloso tener una lengua glorificada que no hace más que alabar a Dios y hablar rectitud? Así que debemos controlar la lengua debido a su potencial para condenar, su potencial para controlar y su peligro de corromper.
En cuarto lugar, ve usted los versículos 7 y 8, solo un punto muy breve y directo, y trato de coordinar en estos dos últimos solo para mantener su pensamiento en línea. Y yo llamo a esta su primitividad para combatir. Ahora, lo que quiero decir con primitivismo es que es primitivo, es salvaje, es indómito, es salvaje, es incivilizada, es indisciplinada, irreprimible, irresponsable. Y la lengua combatirá todos los esfuerzos por controlarla. ¿Lo ha notado?
Quiere controlar, no ser controlada. Por lo tanto, fíjese en lo que dicen los versículos 7 y 8, “Porque toda naturaleza de bestias y de aves y de serpientes y de seres del mar se doma, y ha sido domada por la naturaleza humana. Pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, y llena de veneno mortal.” Ahora, lo que está diciendo es que la lengua es indomable, es primitiva en ese sentido, es incivilizada, indisciplinada, humanamente indomable. Por eso es tan peligrosa. Y las lenguas no regeneradas son aún más peligrosas.
Es asombroso. Es asombroso cómo un hombre que quería demandar a Grace Community Church puede usar su lengua para prender fuego en todo el mundo y desacreditar todo lo que representamos. Pero eso es en efecto lo que sucede. Y la lengua no se puede domesticar. Y Santiago dice que Dios le dio al hombre el poder de controlar a los animales, regrese el capítulo 1 de Génesis, e incluso después de la caída, Dios le reiteró a Noé que él podría llevar a todos los animales al arca cuando Dios dijo, “Vas a traerlos de dos en dos”. Y Dios le dio a Noé la capacidad de controlar esos animales para asegurarse de que entraran de dos en dos.
Y hoy, el hombre todavía domina, el hombre todavía es capaz de domesticar animales. Usted ha estado en el circo y ha visto leones domesticados, ha visto un tipo meter la cabeza en la boca de un león, ha visto a gente montar orcas. Quiero decir, en la mayoría de los casos, el hombre es capaz de domesticar a los animales salvajes, bestias feroces, grandes y fuertes, las más feroces de ellas, las más letales de ellas. Incluso he visto gente, y usted también, con serpientes arrastrándose sobre ellos, capaces de domesticarlas.
Y entonces dice en el versículo 7, toda naturaleza, fusis, toda especie, y luego nombra a dos que caminan y vuelan. Y él nombra a los que caminan y vuelan y luego a los que nadan y se arrastran. Los que caminan y vuelan son animales y pájaros, y los que se arrastran y nadan son serpientes y cosas en el mar. Claro que los animales más nobles son los que caminan y vuelan, y los menos nobles son los que nadan y se arrastran.
Bestias, esa palabra bestias, therion, nunca se usa para los animales domésticos, pero el hombre puede domesticar a los animales salvajes, él puede domesticar a los pájaros y puede domesticar a los reptiles y puede domesticar a las criaturas del mar. Todos sabemos eso. Todos están domesticados, en tiempo presente, sometidos continuamente, y han sido a lo largo de la historia del hombre sometidos. Pero, nadie puede domar la lengua. Nadie entre los hombres puede domar la lengua. Nadie puede hacerlo, dunamai, nadie tiene el poder de hacer eso. Incluso en los creyentes la lengua se sale de su jaula, ¿verdad? No podemos controlarla.
Santiago no dice, fíjese en esto, no dice que no puede ser domada, dice que el hombre no puede domarla, hay una diferencia. ¿Lo entiende? No dice que no puede ser domada, dice que el hombre no puede domarla. ¿Quién puede domarla? Dios puede por Su poder. Si el primer pecado registrado después de la caída vino de una lengua indómita, y así fue, en donde Adán culpó a Dios.
Entonces, el primer acto de la nueva creación en la iglesia fue la domesticación de la lengua, porque lo primero que sucedió después que vino el Espíritu Santo cuando todos recibieron, por así decirlo, lenguas de fuego divididas, y todos inmediatamente hablaron las maravillosas obras de Dios, el primer pecado fue un pecado de la lengua. Y en el nacimiento de la iglesia, la lengua purificada habló las maravillas de Dios.
Pero aquí Santiago dice que la gravedad y la incapacidad del hombre para controlar su lengua salvaje e indómita se debe a que es un mal que no puede ser refrenado. Siempre está lista para estallar, lucha contra la moderación, no quiere que la refrenen. No puede ser refrenado, traduce la misma palabra traducida como inconstante en Santiago 1:8, akatastatos. Y luego, dice que es un veneno maligno, mortal. No solo es como un animal enjaulado, un monstruo de la inconsistencia que quiere escapar de su control, sino que cuando está lleva un veneno mortal, como la lengua de una serpiente. Romanos 3:13 dice, “Veneno de áspides hay debajo de sus labios”.
¿Recuerda el Salmo? Es el 140, versículo 3, “aguzaron su lengua como la serpiente, veneno de áspid hay debajo de sus labios.” La lengua es como una serpiente mortal, escupe veneno mortal. La lengua es un asesino. En el Salmo 64, solo los 10 versículos de este Salmo, escuche lo que dicen, “Escucha oh Dios la voz de mi queja. Guarda mi vida del temor del enemigo. Escóndeme del consejo secreto de los malignos, de la conspiración de los que hacen iniquidad, que afilan como espada su lengua.” Eso es afilar.
Afilar significa afilar una espada, “Que como espada su lengua lanzan cual saeta suya, palabra amarga para asaetear a escondidas al íntegro”, los íntegros, los rectos. “De repente lo asaetean y no temen. Obstinados en su inicuo designio, tratan de esconder los lazos y ¿dicen quien los ha de ver? Y quieren iniquidades. Hacen una investigación exacta, y el íntimo pensamiento de cada uno de ellos, así como su corazón es profundo, más Dios los herirá con saeta, de repente serán sus plagas. Sus propias lenguas los harán caer, se espantarán todos los que los vean.” Y continúa desde allí.
Dios les va a volver la lengua contra ellos, pero sus lenguas son como flechas, lanzas y espadas. La lengua es un asesino. Usted recuerda que los príncipes de Amón con boca de serpiente mentían contra David acusándolo de hipocresía al honrar a Nahas, su rey, y a su hijo Hanún, y el resultado fue que el rey reunió un ejército de sus propios miles y agregó mercenarios que sumaban 30,000 soldados de a pie, más otros, y los envió a destruir a David debido a esa mentira sin ninguna razón. Y el resultado fue una terrible matanza de 700 aurigas asirios, 40,000 jinetes y su comandante, todo por la mentira de un hombre.
Y usted recuerda que la lengua venenosa de Amán iba a ser la herramienta satánica para el exterminio de los judíos por parte de los medo-persas en el libro de Esther; y Dios los salvó a través de Mardoqueo y Esther. Y Amán -que lo tramaba todo con su lengua maligna- fue colgado en la horca que había hecho para los judíos. Y usted recuerda los hombres de lengua salvaje que mintieron al rey Sedequías acerca de Jeremías, de modo que lo arrojaron a un pozo donde se hundió en el lodo, Jeremías 38.
Y recuerda usted los labios inquietos, calumniadores y venenosos de los líderes judíos que acusaron al profeta más grande de todos los tiempos, Juan el Bautista, de tener un demonio. Y acusó al inmaculado Hijo de Dios debe ser un glotón, borracho, amigo de los marginados y un pecador endemoniado. Y el resultado fue que tanto Juan el Bautista como Cristo fueron asesinados. Mucha gente ha muerto debido al veneno mortal de la lengua. Incluso, nuestro propio Señor.
Los que odiaban el Evangelio con una lengua ardiente indujeron en secreto a los hombres a mentir contra Esteban y decir que blasfemaba contra Moisés y contra Dios, e incitaron a la gente con sus palabras y lo apedrearon hasta la muerte, nos dice Hechos, capítulo 6. Y cuando Pablo llegó a Jerusalén, en Hechos 21, los judíos de Asia incitaron al pueblo contra él acusándolo falsamente de traer un gentil al templo, y sacaron a Pablo para matarlo. Pero fue rescatado por los romanos mientras intentaban matarlo a golpes. Pasó los siguientes 2 años o más en prisión.
Y sigue, y sigue, el poder y el peligro de la lengua. Es un veneno mortal, mortal; un arma mortal, matando la reputación, matando el gozo, matando la paz, matando el amor, matando todo a su paso. Así que la lengua debe ser controlada debido a su potencial para condenar, su poder para controlar, su peligro de corromper y su primitividad para combatir. Lucha contra todo.
Finalmente, y ésta fue una “P”, muy difícil encontrar en nuestro bosquejo, la perfidia. Significa traición, significa deslealtad, significa abuso de confianza, abuso deliberado de confianza, significa falta de fe, hipocresía, inconsistencia, duplicidad, la lengua y su perfidia para comprometerse, la lengua es una hipócrita, oh, es un hipócrita. Dirá una cosa una vez y otra cosa en otra ocasión. ¿No es así? ¿No ha sido así? Por supuesto.
Observe que la lengua puede ser noble, versículo 9, con ella, es decir con la lengua. Bendecimos a Dios y Padre. ¿No es eso maravilloso? Su lengua, mi lengua puede usarse para bendecir a Dios e incluso al Padre. Esto es muy relevante por cierto para los judíos, a quienes escribe Santiago, porque cada vez que mencionan el nombre de Dios, siempre lo siguen con estas palabras. “Bendito sea, bendito sea”. Y así con su lengua, estaban siempre y siempre bendiciendo a Dios. Tres es veces al día tenían que repetir Shemone Esre, las 18 oraciones llamadas elogios o bendiciones, y cada una de esas 18 oraciones que decían tres veces al día terminaban con, “bendito seas, oh Dios”. Y era costumbre que el judío con su lengua estuviera bendiciendo a Dios todo el tiempo. Los salmos están llenos de tal bendición.
Y la función más maravillosa de la lengua es bendecir a Dios. Por eso en el versículo 9 dice, “Con ella bendecimos al Dios y Padre,” sin embargo – sin embargo, vea esto, “y con ella maldecimos a los hombres que están hechos a la semejanza de Dios”. Ahí está la duplicidad. Ahí está la hipocresía. Está la perfidia de la lengua, su traición. La misma lengua que bendice a Dios, maldice a los hechos a su imagen, los calumnia, los critica, los acusa, los abusa con ira, celos, envidia, odio y amargura. Maldecir significa desear el mal a alguien. Y el hombre está hecho a semejanza de Dios.
Es por cierto una semejanza indestructible. Ha sido estropeada, pero es una semejanza indestructible. Incluso, el hombre caído y pecador sigue siendo semejante Dios, ¿en qué sentido? En que el hombre como Dios es racional, el hombre como Dios es personal, el hombre como Dios es moral, el hombre como Dios es consciente de sí mismo. El hombre tiene voluntad, conciencia, razón. El hombre puede saber, el hombre puede amar, el hombre puede actuar sobre la base del pensamiento y el motivo y la intención racionales.
Y entonces él está hecho a imagen de Dios. ¿Y cómo puede el hombre bendecir a Dios y maldecir al hombre, cuando el hombre está hecho a imagen de Dios? Y entonces el versículo 10 dice, “De una misma boca proceden bendición y maldición.” De una misma boca, bendición y maldición. Eso es correcto. Y hay ilustración tras ilustración de eso, no solo en las Escrituras, sino ciertamente en la vida de todos nosotros.
Digo, la misma boca de los fariseos que dio un solo aliento bendijo a Dios, maldijo a Cristo. Y luego siempre pienso en la boca de Pedro, que dice, “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” Y unas semanas después, maldice con veneno diciendo, “No conozco al hombre”. La misma boca. La boca del Apóstol Pablo habló una verdad gloriosa y maravillosa. Y luego en Hechos 23, maldice al sumo sacerdote de Dios en un lenguaje que no tiene cabida en la boca de un siervo de Dios. “Dios te golpeara a ti, pared blanqueada”. Él dice. De la misma boca, su boca, mi boca, la boca de todos nosotros, viene la bendición y la maldición.
Y por eso dice al final del versículo 10, “Hermanos míos, esto no debe ser así.” No es correcto. Ese es un negativo fuerte, por cierto, solo se usa aquí en todo el Nuevo Testamento muy fuerte. No está bien. Está diciendo: eso no está bien. Cualquier palabra profana es inconsistente, es inaceptable, es un compromiso. Dios nos ha salvado, y cuando Dios nos salvó, nos transformó, y cuando nos transformó, nos dio la capacidad para palabras nuevas, y espera que hablemos de esa manera. Es un compromiso imposible de tolerar.
Y Santiago ilustra lo obvio con tres imágenes, versículo 11, “¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?” ¿Cuál es la respuesta? La respuesta es no. ¿Alguna fuente echa – el verbo echar significa sacar a chorro o estalla – por la misma abertura, la misma opes, el mismo agujero o hendidura – en la roca dulce o amarga? Por supuesto que no, es imposible. Y la pregunta aquí espera una respuesta, no, metí, espera una respuesta negativa. No puede ser glucu, que es dulce en griego, y también picrón, imbebible. Esa es una ilustración simple, ¿no es cierto? No puede tener una fuente que saque agua dulce y amarga. Versículo 12, “Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas?” ¿Qué le parece esto? La vid, ¿higos? Absolutamente imposible. Absolutamente imposible.
Deje que la naturaleza le enseñe lo que es obvio. Usted no puede tener agua dulce y amarga saliendo de la misma fuente. No puede tener aceitunas en una higuera y no puede tener higos en una vid. Y luego, viene la declaración de hecho que termina el pasaje, versículo 12, “Así también – así también, conclusión – ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.” Ésa es una conclusión, amigos, no una pregunta. Él está diciendo que un corazón limpio, un corazón fresco no puede producir agua amarga, y un corazón amargo no puede producir agua dulce. Entonces, el sabor del producto dice la naturaleza de su fuente, ¿verdad? Así que ha vuelto al punto de partida.
Los verdaderos creyentes se revelarán en sus palabras. Y si usted es un verdadero creyente, debería poder ser visto por sus palabras, será visto por sus palabras. Dice usted, “Bueno, espera un minuto, de vez en cuando hay un poco de agua amarga entre las frescas”. Yo sé eso. Pero Santiago está trazando líneas exactas para nosotros, y él está diciendo que es un truismo, que el agua salada no puede salir de una fuente fresca. Y es un truismo en su vida que si ha sido transformado por Cristo sus palabras lo mostrarán. Eso es lo que él está diciendo.
Un higo debe tener una higuera en su origen. Una uva debe tener una vid en su origen. Una aceituna debe tener un olivo en su origen. El agua salada tiene como fuente la sal. El agua dulce tiene como fuente el agua dulce. Las palabras amargas provienen de un corazón amargado. Las palabras críticas vienen de un corazón crítico. Las palabras que difaman y no tienen amor surgen de un corazón donde el amor de Jesús es extraño. Los verdaderos creyentes se revelarán en sus palabras y deben ser revelados en sus palabras.
Y entonces, Santiago llega a esto con la atención a la vista. Una vez dice, “Si eres cristiano, así será.” En otra ocasión está diciendo, “Si eres cristiano, así debe ser.” Y entonces, mientras que dice que es verdad, nos llama a estar seguros de que es verdad. Y ésa es la atención en la que tenemos que vivir. En Lucas 6, versículo 43, Jesús dijo, “No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto, porque cada árbol se conoce por su fruto, pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. El hombre bueno del buen tesoro de su corazón saca lo bueno. Y el hombre malo del mal tesoro de su corazón saca lo malo, porque de la abundancia del corazón habla la boca”.
Y creo que Santiago tenía eso en mente cuando escribió esto. Realmente, se estaba refiriendo a lo que nuestro Señor había dicho. El creyente verdadero es conocido por sus palabras. Un creyente verdadero habla con una lengua que está bajo control. Pero dice que el creyente verdadero quiere amar la vida, 1 Pedro 3:10, “Ver días buenos, refrena su lengua del mal y sus labios para que no hablen engaño”. Por un lado, lo haremos; por otro lado, debemos hacerlo.
Y así, Santiago nos advierte sobre dos cosas: una, que somos revelados por nuestra boca; dos, que en nuestra boca tiene un potencial tremendo para el desastre. Y entonces, nos llama a tener una lengua domesticada. Y si lo hacemos, es evidencia de que somos cristianos. Y si lo hacemos, es evidencia de que estamos caminando en obediencia. Y al mirar sus vidas, amados, si ven esas cosas que salen de su boca y que no deberían salir, deben confesarlo como pecado y apartarse de él. Y cómo reacciona a esos momentos en que el agua amarga sale de la fuente dulce es la clave de su fuerza espiritual, la clave de su efecto y poder espirituales. Bueno, hay mucho más que decir, pero oremos.
Padre, te agradecemos de nuevo esta noche por tu palabra para nosotros. Ayúdanos a controlar la lengua. Danos el poder para hacer eso, que seamos los hombres buenos que del buen tesoro de nuestro corazón sacamos cosas buenas, fuentes dulces que producen agua dulce, que cada vez que abramos la boca ministremos gracia a los oyentes.
Oh Señor, recordamos ese pasaje maravilloso, maravilloso del Apóstol Pablo en Efesios 4 donde él dice, “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca sino la que sea buena para la necesaria edificación a fin de dar gracia a los oyentes”.
Y recordamos que la Escritura dice, “Sea amable su palabra sazonada con sal”. Señor, que nos conozcan no solo por lo que hacemos, sino que nos conozcan por lo que decimos, y que seamos caracterizados por el habla santa. Y, por lo tanto, lleguemos a ser conocidos como hijos de Dios. Y te agradecemos por capacitarnos para hacer eso, porque nos has dado un corazón nuevo, y con él una lengua nueva. Bendecimos Tu nombre, por amor al Salvador. Amén.
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