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Esta noche de nuevo, al llegar a nuestro tiempo en la Palabra de Dios quiero llevarlo a 1 Pedro capítulo 1, 1 Pedro capítulo 1. Esta mañana vimos los versículos 3 al 5, esta noche, así como la semana pasada queremos avanzar a los versículos 6 al 9. 1 Pedro 1:6-9. El tema de Pedro es el gozo de la salvación. Él sale de la doxología maravillosa de alabanza a Dios en los versículos 3 al 5, y en el versículo 6 dice, “en lo cual vosotros os alegráis.” Y él llama a la alabanza para que sea dada a Dios por la salvación, por la herencia eterna y gloriosa que le pertenece al creyente.

Comencemos, y siga conforme leo los versículos 6 al 9. “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos por diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe mucho más preciosa que el oro, el cual, aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.”

Es claro que el tema aquí es gozo. Ahí atrás en los versículos 1 y 2, la indicación es que aquellos que le pertenecen a Cristo son escogidos por Dios. Los versículos 3 al 5 nos dicen que esa decisión soberana de Dios en base a su gran misericordia nos ha hecho renacer a una esperanza viva mediante la resurrección de Cristo. Y por lo tanto se nos ha prometido una herencia que es nuestra salvación plena y final. Y esa herencia nunca puede corromperse, ser contaminada o desvanecerse, está reservada para nosotros y estamos reservados para ella. Como consecuencia nos gozamos grandemente, el gozo de la salvación es el tema que Pedro tiene en su corazón.

Cómo usted sabe a lo largo de la Escritura, aquellos que conocen al Señor, y aquellos que caminan con Dios, aquellos que colocan su confianza en Él experimentan gozo. Por ejemplo, si usted fuera a leer a largo de los Salmos usted encontraría ese como un tema resonante en los Salmos; el gozo. En el Salmo 4:7 dice, “Tú has colocado gozo en mi corazón.” En el Salmo 5:11, “Que todos los que toman refugio en Ti estén contentos, que siempre canten por gozo.” En el Salmo 9:2, “Estaré contento y me exaltaré en Ti,” o me regocijaré en Ti, “cantaré alabanzas a Tu nombre, Oh mi Altísimo.”

En el Salmo 32:11, creo que es, “Estén contentos en Jehová y regocijaos vosotros justos, y griten de gozo todos aquellos que son rectos de corazón.” En el Salmo 37:4, bien conocido, “Deléitate en Jehová.” Salmo 43, versículos 3 y 4, “Envía tú luz y tú verdad y déjalos guiarme, que me lleven a Tu monte santo, a los lugares de Tu morada, entonces iré al altar de Dios.” Y después esta frase maravillosa, “A Dios mi gozo excesivo, y sobre la lira te alabaré a Ti. Oh Dios, mi Dios.” Y después él hace esta pregunta, ¿Por qué estás en desesperanza, oh alma mía?” Cuándo usted ha recibido salvación, usted nunca debe estar en desesperanza. Usted siempre debe experimentar gozo. Para resumirlo podríamos decir que el deber del cristiano es estar tan gozoso como él puede estar. También podríamos decir que es el propósito de Dios y el plan de Dios y la voluntad de Dios ver que estamos tan gozosos como podemos estar.

Ahora, la pregunta viene, ¿cómo podemos aferrarnos a ese gozo? Tantas veces no tenemos ese gozo. Necesitamos oír lo que Pablo dijo, el mandato, “Regocijaos,” porque hay ocasiones cuando no lo hacemos. ¿Cómo capturamos ese gozo? ¿Cómo aprendemos a enfocarnos en ese gozo? Pedro nos da la respuesta. Él nos dice aquí como podemos hacer que ese gozo de salvación sea una realidad en nuestras vidas. Y es cuestión de enfoque. Realmente todo depende en que escoge ver usted, en que escoge usted concentrarse.

La primera cosa y le debemos varias, la primera es que es una herencia protegida. Esa es la primera causa de gozo a la que Pedro se refiere. Y obsérvela en el versículo 6, “en lo cual vosotros os alegráis.” Y explicamos esto la última vez. ¿Qué quiere decir con ‘en lo cual’? Él se refiere a la salvación descrita en los versículos 3 al 5, en la herencia eterna reservada en el cielo para usted, la cual es incorruptible, incontaminada, e inmarcesible. Debido a que Dios le ha prometido a usted una herencia protegida, la cual es la plenitud de la salvación eterna, usted debe regocijarse. Regocíjese en esto, que usted tiene una herencia protegida.

En Hebreos capítulo 10, versículo 32 dice: “Acordaos de los días antiguos cuando después de haber sido iluminados, soportasteis un gran conflicto de sufrimiento, en parte siendo hechos un espectáculo público a través de menosprecios y tribulaciones, y en parte al volverse participantes con aquellos que son tratados así. En otras palabras, sufrieron como creyentes, porque mostraron compasión hacia los prisioneros, y aceptaron gozosamente que les quitaran su propiedad. ¿Por qué? Sabiendo que tiene para vosotros una mejor posesión y una permanente. ¡Qué gran afirmación!

El escritor de Hebreos dice, han aceptado con gozo, que les quitaran su propiedad terrenal, porque saben que tienen una posesión mejor, y una permanente. Esto es una propiedad, una posesión, una herencia que nunca podría ser quitada, y nunca podría ser confiscada, nunca podría ser robada. Ese el gozo de esperar su herencia protegida. Amados, debemos tener gozo continuamente, porque nada puede quitarnos nuestra vida eterna, y nada puede quitarnos de eso.

Ahora, la segunda fuente de gozo de salvación que señalamos la última vez, no solo es una herencia protegida, sino una fe probada. Esto es tan vital. El versículo 6 también dice, “Aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas.” En otras palabras, ustedes se regocijan, aunque están pasando por pruebas. Y después en el versículo 7, “Porque la prueba de vuestra fe.”

Ahora, recordará usted que vimos la semana pasada que en ese gran versículo 6, Pedro nos da una teología real del problema. Él nos dice que el problema no dura cuando él dice, “por un poco de tiempo,” él nos dice que el problema sirve un propósito cuando él dice, “si es necesario.” Dios lo trae porque es necesario para nuestra perfección espiritual, nos dice que trae dolor, y lo dice al decir “habéis sido afligidos,” él nos dice que viene en muchas formas al decir “varias pruebas.” Y él también nos dice que no tiene que disminuir el gozo, por esa pequeña frase “aunque ahora.”

En otras palabras, aunque usted está teniendo una prueba, no toca su gozo. Tiene un propósito, viene en muchas formas, trae dolor, pero no dura. Es para su perfección, es para su desarrollo espiritual. Spurgeon, en una ocasión dijo: “Los pasos por los que ascendemos al lugar del gozo, normalmente están mojados de lágrimas.” Y él dijo: “En medio de las cenizas de nuestro dolor, se encuentran las chispas de nuestro gozo, listas para encenderse cuando son infundidas por el Espíritu Santo.” El gozo sale del dolor.

Ahora, ¿por qué esto es así? ¿Cómo podemos tener gozo en el dolor? Versículo 7, “porque pruebe la validez de nuestra fe.” Prueba nuestra fe, y prueba que nuestra fe es más preciosa que el oro, el cual es perecedero, aunque es probado por fuego. Tenemos una fe probada. ¿Se acuerda usted que dijimos la semana pasada que el gran consuelo del creyente es saber que su fe es real? No al probarle su fe a Dios. Él lo sabe. No al probarle su fe a Dios. Él lo sabe. Si no probar su fe a usted, para que usted tenga confianza y descanse en esa fe.

Algunas veces alguna persona vendrá y dirá: “Hombre, estoy inseguro. No sé si soy salvo. No sé si mi fe es real. Dudo si mi fe es real en ocasiones, no estoy seguro de que soy salvo.” Y con mucha frecuencia no hay nada que pueda ser dicho para incrementar esa confianza, porque esa confianza va a venir cuando esa persona pase por pruebas. Y cuando las pruebas severas vienen y se van, y todavía usted está creyendo, y usted no ha levantado su puño ante el rostro de Dios y se ha ido, esa es la evidencia de que su fe es real.

Y cuando usted tiene esa fe probada y revelada y genuina, entonces hay gozo en su corazón, emoción en su corazón y usted verdaderamente se puede regocijar. Me regocijo en una fe probada, lo cual para mí es mucho más precioso que el oro, incluso cuando ha sido probado por el fuego. No puede tocar el tesoro de una fe probada. ¿No se regocija usted en eso? ¿No se regocija usted en la confianza de que su fe es real y que su salvación es real y su herencia de manera genuina se cumplirá?

Ahora vayamos al tercer pensamiento aquí. Pedro nos está dando razones para el gozo y nos recuerda que una fe probada, junto con una herencia protegida debe causar que nos regocijemos constantemente. Después en tercer lugar, nos presenta otra realidad muy importante y ese es un honor prometido. Un honor prometido. Y yo creo que en el versículo 7, él nos lo presenta en términos magníficos. Él dice, la prueba de vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual, aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria, y honra, cuando sea manifestado Jesucristo. Usted se regocija en su herencia protegida, usted se regocija en su fe probada, y le voy a decir, usted se regocija en su honor prometido.

Yo me regocijo cuando veo hacia adelante, me regocijo ante el prospecto de lo que Dios tiene para mí en el futuro, por Su gracia. Ahora, simplemente un aspecto técnico en este versículo, la palabra “para que,” al principio del versículo 7 ‘hina’ con un subjetivo en el griego, indica propósito. Y lo que él está diciendo aquí es que la prueba de su fe, y después él describe la fe como más preciosa, pero es la fe que será hallada para resultar en alabanza, gloria y honra en la manifestación de Jesucristo.  

Entonces, no solo es el gozo de la fe probada, sino que es el gozo de la recompensa que se espera. La prueba de la fe no es aquí el pensamiento principal, la prueba de la fe no es el propósito, la prueba de la fe es el medio para llegar al propósito, el medio para llegar al fin, el medio para llegar a la meta. Y la meta es alabanza, gloria y honra en la manifestación de Jesucristo. Esa es la meta; su recompensa eterna.

Entonces, usted se regocija mucho debido a su salvación eterna. Usted se regocija mucho en medio de todas las pruebas y aflicciones de la vida, las cuales simplemente son maneras de probar su fe, porque una fe probada en últimas, será una fe honrada. Y la fe verdadera va a superarlo todo, y al final alabanza, honra y gloria en la manifestación de Jesucristo.

Ahora, no quiero quemar sus fusibles espirituales, pero quiero que entienda algo aquí, la alabanza, la gloria y el honor, creo yo, tiene que ver con usted. Tiene que ver con usted. En otras palabras, Dios quiere concederle alabanza, y Dios quiere concederle gloria, y Dios quiere concederle honor. No dice aquí que resultará en que nosotros alabemos, glorifiquemos y lo honremos a Él, sino que nosotros seamos hallados debido a nuestra fe, dignos de alabanza, dignos de gloria, dignos de honor, debido a nuestra fe, dignos de alabanza, dignos de gloria, dignos de honor, cuando Jesús venga.

Es increíble pensar en eso. Digo, imaginarnos que algún día veremos al Señor y recibiremos de Él alabanza, es increíble. Increíble. Vea el capítulo 2, versículo 20. A la mitad del versículo, “si cuando ustedes hacen lo que es correcto,” ¿lo ve usted ahí? “Si cuando ustedes hacen lo que es correcto y padecen por él de manera paciente y lo soportáis, esto haya,” ¿qué? “favor con Dios.” ¿No es maravilloso saber que usted puede tener favor con Dios, que usted puede agradar a Dios? Regrese a Mateo capítulo 25, por un momento. Ese gran sermón de nuestro Señor, de la segunda venida.

Mateo capítulo 25, usted recuerda esta afirmación en la parábola de los talentos, versículo 21, su amo le dijo, al siervo que ganó cinco talentos más, “Bien buen siervo y fiel, en lo poco has sido fiel, te pondré a cargo de muchas cosas. Entra,” ¿a qué? “al gozo de tu Señor.” ¿Sabía usted que usted puede hacer que Dios se regocije? Yo puedo hacer que Dios se regocije. Dios va a decir: “Bien, buen siervo y fiel. Te voy a poner a cargo de muchas cosas, entra al gozo de Tu Señor.” El versículo 23 dice lo mismo, al que ganó dos talentos, lo mismo exactamente. Recibiremos alabanza de Dios debido a la salvación.

Observe Romanos 2:29, “Él es judío el que lo es internamente, y la incircuncisión es aquella que es del corazón por el Espíritu, no por la letra,” y escuche, “y su alabanza no es de los hombres, sino” ¿qué? “de Dios.” La fe verdadera recibe alabanza de Dios, eso es algo increíble porque la fe verdadera es un regalo de Dios. ¡Qué pensamiento! Él nos la da, y después nos alaba por ella. ¡Qué generosidad! Cuándo estemos cara a cara con Jesucristo en la manifestación, en Su aparición, en el Apocalipsis, en el descubrimiento, en la manifestación de Cristo, recibiremos alabanza de Dios. Yo creo que eso tiene que ver con alabanza verbal, yo creo que es cuando Dios nos va a reconocer verbalmente, “Bien buen siervo y fiel.” Encontraremos alabanza de Dios hacia nosotros.

El segundo término que Pedro usa es ‘gloria,’ alabanza y gloria. Y yo creo de nuevo, que él hace referencia aquí a la gloria que recibimos. Observe Romanos 2:7 mientras que está ahí. Dice: “Aquellos que, por perseverancia en hacer el bien, buscan gloria y honra e inmortalidad implícita, Dios concederá vida eterna.” En otras palabras, aquí él está hablando de creyentes, y él dice que es la búsqueda de los creyentes el buscar gloria y honra, e inmortalidad. Versículo 10 dice: “gloria, y honra y paz,” implícito, será dada a todo hombre que hace justicia, al judío primero y también al griego. Y de nuevo, Dios nos va a dar gloria.

Si la primera alabanza significa reconocimiento verbal, esto significa, perfección de persona, perfección de persona. Dios no solo nos va a dar reconocimiento verbal, Él nos va a dar Su gloria, Él nos va a conceder Su gloria. Jesucristo, recordará usted dice en la Escritura, Juan 1:14, “fue Dios encarnado,” Él dice “y vimos su gloria, gloria como el Unigénito del Padre, lleno de gracia y verdad.” Jesús fue la gloria de Dios encarnada, y la Biblia dice que cuando le veamos seremos, ¿qué? seremos como Él.

Entonces, poseeremos la gloria de Dios. Entonces recibiremos reconocimiento verbal y perfección, perfección gloriosa, eterna, de persona, la semejanza de Cristo. Y la tercera palabra que Pedro usa es ‘honra’. ¿Qué quiere decir con eso? Probablemente recompensas. Si examinamos estas palabras realmente podrían ser sinónimos que se solapan, pero si buscamos un significado único en cada uno, el primero es reconocimiento verbal; el segundo es perfección de persona; y el tercero es recompensas, honra de Dios dada a nosotros debido a nuestro servicio prestado a Él.

En Apocalipsis 22:12 Jesús dijo: He aquí yo vengo pronto y mi galardón conmigo para dar a todo hombre conforme a Su obra. Y Él viene a dar recompensas, 1 Corintios capítulo 3, explica el servicio que prestamos y el hecho de que Él va a venir para recompensarnos. 2 Juan 8, nos advierte a no perder esas recompensas, si no en fidelidad recibir una recompensa plena. Realmente es un pensamiento increíble. Realmente un pensamiento absolutamente increíble, que Dios, quien solo Él que es digno de alabanza, Dios quien solo es Él es digno de gloria, y Dios quien solo Él es digno de honor, nos dará los tres a nosotros.  

Dice usted, ¿cómo puede pasar eso? Porque en ese momento en el tiempo seremos a la imagen exacta de ¿quién? de Cristo. Y debido a que somos hechos a la imagen de Cristo, poseedores plenos de la justicia de Cristo, recibiendo de manera plena esa perfección de cuerpo y alma que solo la eternidad puede producir, entonces seremos dignos de alabanza y dignos de gloria y digno de honor. ¿Y cuándo pasará eso? En el Apocalipsis, en la manifestación de Jesucristo. Eso se refiere al día de Cristo, al momento en el que Él regresa a juzgar y recompensar a Su pueblo redimido.

Observe el versículo 13 del capítulo 1, Pedro realmente tiene esto en su mente como lo tienen todos los creyentes que sufren, creo yo. “Ceñid los lomos de vuestro entendimiento,” dice 1 Pedro 1:13, manténganse sobrios en espíritu, mantengan sus prioridades. “Fijen su esperanza completamente en la gracia que será traída,” ¿qué? ¿cuándo? “en la manifestación de Jesucristo.” ¿Y que es esa gracia? ¿qué es ese regalo de gracia que Dios dará? “alabanza, gloria y honra en la revelación de Jesucristo.”

Capítulo 4, de 1 Pedro, versículo 13, él dice, “al grado que compartan los padecimientos de Cristo, síganse regocijando, para que también en la revelación de su gloria, se regocijen con exaltación.” Regocíjense ahora, que en su fidelidad y regocijo aquí, serán recompensados con un regocijo mayor en la revelación de Jesucristo cuando Él venga. En algún sentido nuestra recompensa eterna, claro, está conectada a nuestra fidelidad aquí. Y él parece estar diciendo que seremos recompensados con un gozo más grande, si hemos expresado un gozo más grande en esta vida.

1 Corintios 1:7 también se refiere a “la revelación de nuestro Señor Jesucristo,” y en el siguiente versículo, “el día de nuestro Señor Jesucristo.” Entonces, amarraríamos la revelación del Señor Jesucristo al día del Señor Jesucristo, el cual es ese tiempo, con el cual el Señor viene a recompensar a Su pueblo redimido. Ese es nuestro honor prometido. Será desarrollado en ese momento. ¡Qué realidad gloriosa es esa! reconocer lo que Pablo dice en 2 Tesalonicenses, él dice que el Señor viene, pasaje maravilloso, Él viene.

Ésta es una indicación clara, versículo 5, del juicio justo de Dios para que sean considerados dignos del reino de Dios, para el cual de hecho están padeciendo, porque después de todo es únicamente justo, retribuir con aflicción por parte de Dios a aquellos que los afligen, y dar alivio a ustedes, que son afligidos, y a nosotros también, cuando el Señor Jesús sea revelado desde el cielo. Él vendrá desde el cielo y nos dará alivio de toda aflicción. Él va a dar retribución a todos aquellos que no conocen a Dios, y aquellos que no obedecen el evangelio del Señor Jesús, y estos pagarán el castigo de destrucción eterno, alejados de la presencia del Señor y de la gloria de Su poder, cuando Él venga para ser glorificado en sus santos en ese día.

Entonces, Él viene para juzgar a los impíos y para ser glorificados en Sus santos, en ese día. Pablo dice en ese texto familiar que mencioné esta mañana, “los sufrimientos de esta vida no son dignos de ser comparados con la gloria que en nosotros se manifestará en aquel día.” Y entonces, la prueba de nuestra fe aquí, será hallada como genuina aquí, será recompensada de manera gloriosa en el Apocalipsis de Cristo. Observe una cosa, no dice que nuestra fe tiene que esperar para el rapto para que sea hallada genuina. Nuestra fe ya ha sido probada como genuina, espera su recompensa eterna. No hay inseguridad en esto, la prueba de la fe ya probada, resulta en el honor, la gloria, y la alabanza.

Entonces, esto no está enseñando que nunca sabremos sino hasta ese momento, podemos saber conforme nuestra fe es probada. No hay inseguridad aquí, solo que una promesa es muy clara, una fe probada, verificada como algo real mediante las pruebas, puede vivir en una expectativa de recompensa eterna. Si eso no le da gozo a usted, usted está amarrado a la tierra. Piense en lo que tendrá en el cielo.

Explicamos algo de esto en esta mañana, la perfección de cuerpo y espíritu, la autoridad y dominio, el poder y presencia del pecado, quebrantados para siempre, jamás su efecto negativo en la vida y las relaciones, libertad perfecta de toda maldad, nada que contamine, placer perfecto, conocimiento perfecto, consuelo perfecto, amor perfecto, deleite perfecto, paz perfecta, gozo perfecto. Y nos regocijamos ahora en el prospecto de eso.

Entonces, en ese gran tiempo cuando el Señor Jesús venga y sea revelado, Él viene para juzgar a los impíos y recompensar a los suyos, estaremos con el Señor en comunión. Esa es la relación suprema del cielo. Veremos al Señor en comunión cercana, íntima. Esa es la visión suprema del cielo. Seremos amados, y ese es el honor supremo del cielo. Reinaremos y compartiremos su gloria, el privilegio supremo del cielo. Y serviremos, y ese es el deber supremo del cielo. ¡Qué honor!

Se acuerda usted de Lucas capítulo 12, permítame referirme a él brevemente, versículo 35. “Vístanse, estando listos y mantengan sus lámparas encendidas, y sean como hombres que están esperando a su amo cuando él regrese de la fiesta de bodas, para que inmediatamente abran las puertas a él cuando él venga y toque. Bienaventurados esos siervos cuyo amo encontrará alerta cuando él venga. De cierto os digo, que él se va a ceñir para servir.” ¿Se acuerda usted que en nuestra serie del cielo hablamos de la increíble realidad de que cuando Jesús venga por nosotros, no solo le vamos a servir, sino que Él, ¿qué? nos va servir? Él nos va servir. Él se va a reclinar en la mesa y va a venir y nos va a servir. Alabanza, gloria, y honor dados a nosotros.

Pedro dice: No importa cuales sean sus circunstancias, no importa cuales sean sus pruebas, deben tener gozo pleno, deben regocijarse grandemente en su herencia protegida, su fe probada, su honor prometido. En cuarto lugar, y esto es tan magnífico, encontramos gozo en una comunión personal, una comunión personal. Y yo, quizás diría, que, en muchas maneras, esta es la fuente más dulce de gozo de todas. Es maravilloso contemplarlo, observe el versículo 8, “a quien amáis sin haberle visto, en quien, creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso.”

¿Por qué se regocija usted? ¿Por qué se regocija grandemente? ¿Por qué su gran gozo es inefable y lleno de gloria? Porque usted lo ama, y porque usted confía en Él. Esas son las dos cosas que él dice. Usted lo ama, y usted cree en Él. Y usted nunca lo ha visto. Pedro exalta el amor y la confianza. ¿Puedo decirle en este momento, que esa es una afirmación profunda en ese versículo? Estoy convencido sin lugar a dudas, de que los dos ingredientes clave en cualquier relación significativa son amor y confianza. Amor y confianza. Esa es la esencia de una relación. Es la fuente de gozo excesivo en cualquier relación. Viole el amor y la relación se desintegra. Viole la confianza y la relación se desintegra. Hay un pathos profundo, real en este versículo, un pathos profundo.

¿Cuál de los apóstoles, fuera de Judas, demostró más una confianza y fe débil en Cristo? ¿Cuál? ¿Cuál? Pedro. ¿Cuál de los apóstoles de Cristo, fuera de Judas, tuvo que enfrentar a Jesucristo y enfrentó que su amor fue cuestionado? ¿Cuál? Pedro. Pedro fue el líder a quien se le dijo: “hombre de poca fe.” Pedro fue el líder a quien Jesús le dijo tres veces, Pedro, ¿qué? ¿me amas? Yo veo aquí una humildad muy hermosa. Y Pedro reconoce a estos creyentes que están sufriendo, y les dice: “Nunca lo han visto, y lo aman. Y ustedes no lo ven ahora, pero creen en Él.”

Y el pathos en el trasfondo, es la actitud humilde de Pedro porque en su corazón él está diciendo, “ustedes están mucho más allá de dónde yo estoy, o dónde yo estuve, porque yo lo vi, y no pude sostener mi amor. Y lo vi, y no pude sostener mi fe.” Pedro, en humildad verdadera reflexiona en la diferencia entre él mismo en el pasado y estos cristianos afligidos. Él había visto a Cristo, había caminado con Cristo, había estado con Cristo por más de tres años, y él demostró una fe débil y un amor débil. Ellos nunca habían visto a Cristo, sin embargo, su fe era fuerte, y su amor era verdadero, en medio del mismo tipo de pruebas, ante los cuales Pedro sucumbió.

Entonces ahí hay un pathos profundo en este versículo hermoso, en el corazón de Pedro, como un hombre humilde, humilde, se abre. Observe esa primera frase en el versículo 8, “sin haberle visto, aunque no lo han visto.” Oh, esa es una afirmación tan profunda. Cómo puede ver es normal confiar y amar a alguien a quien usted ha visto, a alguien a quien usted ha tocado, alguien a quien usted ha conocido, pero estos cristianos nunca habían conocido a Jesucristo como nosotros, nunca habían visto su cara, nunca lo habían tocado, nunca habían comido con Él, nunca habían caminado con Él, nunca habían hablado con Él, nunca habían oído su voz, nunca habían sentido sus manos, nunca habían visto sus ojos.

Sin embargo, dice él, lo aman. Presente activo indicativo, agapao, ustedes lo están amando, constantemente. El amor de la decisión, esa palabra expresa el amor de la voluntad, han escogido ser fieles al Amado. Y eso para mí es la esencia del gozo. Es esa relación de amor íntima que tienen con Cristo.

Ahora, permítame tan solo llevar esto en mayor profundidad. Creo que lo que Pedro está diciendo aquí es categóricamente la descripción de la esencia de lo que significa ser un cristiano. Si usted me pregunta que es un cristiano, le voy a decir es alguien quien ama a Jesucristo con el amor de la voluntad, quien lo ama. No creo que hay una mejor manera de describir la expresión esencial de la nueva naturaleza que decir que ama a Cristo continuamente.

Me encanta una traducción de 1 Pedro 2:7, “Para aquellos que creen Él es preciado.” Y Pablo dice en 1 Corintios 16:22, “Si alguno no amare al Señor Jesucristo, sea,” ¿qué? “anatema,” entregado a destrucción, maldito. El cristiano puede ser mejor descrito como alguien que ama al Señor Jesucristo. Y ahí es, realmente, en dónde usted necesita analizar cuando busca determinar la relación de alguien con Dios, pregúntele que piensan de Jesucristo. Y si describen un amor íntimo, consumidor, hacia Cristo, esa es la marca de un corazón transformado, amar a Cristo.

1 Juan trata con eso de manera tan maravillosa. 1 Juan, se acuerda del capítulo 4, versículo 19, “Nosotros lo amamos a él,” ¿por qué? “porque él nos amó primero.” Esa es una relación recíproca, es la esencia de la vida espiritual, amar a Cristo. Esa es la razón por la que la Escritura dice que la ley es cumplida, el amar al Señor su Dios, con todo su corazón, alma, mente y fuerzas.

Escuche lo que Pablo dijo en el último versículo de Efesios, capítulo 6, versículo 24, “la gracia sea con todos aquellos que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable.” ¿No es eso maravilloso? La gracia sea con todos aquellos que aman a nuestro Señor Jesucristo con un amor inalterable, incorruptible. Eso es básico. Yo me atrevería decir que alguien que dice que no ama al Señor Jesucristo, jamás podría ser cristiano. Esa es la esencia del cristianismo.

Jesús lo dijo en Juan 14, versículo 15, “si me amáis guardad mis mandamientos”. Versículo 21, “el que tiene mis mandamientos y los guarda, éste es el que me ama.” Versículo 24, “el que no me ama no guarda mis palabras.” En otras palabras, Jesús unió el amarlo a Él con obedecerlo, amarlo, con guardar sus mandamientos.

Entonces, un creyente es alguien que ama a Cristo. Entonces, Pedro dice, “realmente sé que su gozo fluye de su amor hacia Cristo, un amo invisible a quienes ustedes aman.” Y después en segundo lugar él dice: “Y aunque no lo veráis ahora,” implícito, con los ojos físicos, pero creen en Él.” Eis, de hecho, en el griego. En otras, aunque no lo ven creen en Él, confían en Él.  

Entonces, ahí están los dos elementos de la relación: amor y confianza. Y se acuerda, estoy seguro de que se acuerda en Juan 20:29, Jesús le dijo a Tomás: “¿Por qué me has visto, crees? Bienaventurados son los que no ven, y” ¿qué? “creen.” Bienaventurados los que no han visto sin embargo creyeron. Esas son las dos cosas que nos ligan a Cristo en intimidad, lo amamos y confiamos en Él. Amados, quiero decirles que el alma que cree no puede evitar el amar y el alma que ama no puede evitar el creer. ¿Se acuerda usted de 1 Corintios 13? “El amor todo lo cree”.

Permítame decírselo de esta manera, la fe acepta el registro de Jesucristo. Ese registro lo presenta en toda Su belleza y en todo lo hermoso que es Él, y nos lleva a amarlo. Entre más la fe puede conocer de Cristo y tener ese conocimiento en el corazón, más fuerte se vuelve el amor, porque entre más la fe cree la verdad de Cristo, más maravilloso y hermoso es visto Él, y entre más confianza hay, produce más amor a Aquel que es tan maravilloso.

Entonces, creed y amar; amar y creer define nuestra comunión íntima con Cristo. Ustedes lo aman y creen en Él. ¿Cómo se manifiesta eso? ¿Anhela usted promover Su gloria? ¿Es ese su anhelo? ¿Anhela usted servirlo con su corazón y alma y mente y fuerzas? ¿Usted se deleita en su belleza, usted le encanta hablar de Él, le encanta leer de Él, le encanta tener comunión con Él? ¿Usted desea conocerlo mejor y conocerlo en mayor profundidad? ¿Usted tiene un fuerte deseo en su corazón por ser como Él? Esa es la expresión de la relación de amor y confianza.

Robert Layton escribió en el 1853 en un comentario maravilloso de 1 Pedro, dijo esto: “Crea y usted amará. Crea mucho y usted amará mucho. Trabaje por tener una persuasión fuerte y profunda de las cosas gloriosas que se hablan de Cristo, y esto llevará al amor. Ciertamente si los hombres de hecho creyeran en su dignidad, entonces lo amarían, porque la criatura razonable no puede sino afectar aquello que cree con mayor firmeza como lo más digno del afecto. ¡Oh, esta incredulidad engañosa que hace que el corazón sea frío y muerto hacia Dios! Busque entonces creer en la excelencia de Cristo y su amor hacia nosotros, y nuestro interés en Él, y esto avivará tal fuego en el corazón que lo hará ascender en un sacrificio de amor hacia Él.” (Fin de la cita)

Ese es el corazón viviente de nuestra relación con Cristo, confiamos en Él, y lo amamos. ¿Disfruta usted de ese tipo de relación? Eso es causa de gozo, ¿no es cierto? ¿Usted simplemente lee acerca de Cristo y se regocija? ¿Usted llega a estar de rodillas en oración habiendo tenido comunión con Él y se regocija? ¿Usted simplemente se regocija porque usted cree en Él y tiene confianza en esa fe? ¿Usted algunas veces simplemente siente una emoción en su corazón porque usted tiene el gozo de amarlo?

En términos personales yo creo que todos estaremos de acuerdo en que el amor sentido es mucho más maravilloso que el amor recibido. Mi amor hacia otros es mucho más emocionante para mí que el amor de ellos hacia mí. Yo estoy mucho más emocionado al amar a otros de lo que yo estoy en que ellos me aman, porque cuando yo los amo yo experimento el amor, y me regocijo en mi corazón a partir del gozo de amar a Cristo. Eso es emocionante para mí, en muchas maneras más que Él me ame a Mí, porque yo puedo sentir profundamente mi amor hacia Él.

Entonces nos regocijamos. ¿Y que nos hacer regocijarnos? Una herencia protegida, una fe probada, un honor prometido, y una comunión personal. Y nos da, observe al final del versículo 8, una alegría que es un gozo inefable. ¿Qué significa eso? Aneklia, es por encima del lenguaje, por encima de las palabras, más alto que las palabras es lo que literalmente dice. Es tan divino que excede el poder de las palabras y el pensamiento. Usted no lo puede comunicar. Es bastante difícil comunicar el amor a otras personas. Digo, tratamos en la esfera humana. Las canciones del amor son ad infinitum and ad nauseum, ¿no es cierto? Simplemente seguimos apilándolas tratando de expresar todos los sentimientos del amor de humano a humano, pero el amor que tenemos por Él es inexpresable.

Más alto que las palabras, por cierto, ese es el único lugar en el que esa palabra se usa. Y después añade esta afirmación increíble. “Y glorioso,” ¿qué significa eso? Creo que significa, es capacitado por gloria divina. Es algo dado de manera sobrenatural. ¡Qué pensamiento! ¡Qué pensamiento! Es el fruto del Espíritu, amor; es el fruto del Espíritu, gozo. El amor que tenemos por el Señor no es un amor humano, es una gloria divina infundida en nosotros, lo cual capacita nuestros corazones para amar a Dios con un amor que Él nos da. Y nos regocijamos con un gozo que es el gozo del Espíritu. Nuestro gozo entonces es la radiación de un gozo celestial, porque nuestro amor es la radiación de nuestro amor celestial porque nuestro amor es la radiación de un amor celestial. Entonces, nos regocijamos.

Y después Pedro nos da un pensamiento final. Debemos experimentar gozo constantemente debido a una liberación presente, una liberación presente. Más allá de la herencia futura, y el honor, y junto a la comunión personal presente, está la promesa de una liberación presente. Versículo 9, “Obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.” No creo que él estaba viendo al futuro aquí, él no dice, obtendrán, es tiempo presente, obteniendo. Aquí y ahora, presente. Usted podría literalmente traducir esto, “recibiendo en la actualidad para ustedes mismos.” Es la voz media.

La palabra, por cierto, komiz significa ‘recibir lo que es merecido,’ ‘ganar algo que se les debe a ustedes,’ y el gozo inefable y glorioso liga no solo al versículo 8, sino también al versículo 9, “fluyendo de esa comunión personal que tenemos con Cristo mediante el amor y la confianza, está el resultado de nuestra fe, lo cual hemos obtenido aquí y ahora, esto es, la salvación de sus almas.”

Entonces, ustedes ahora poseen el resultado de su fe, o el resultado, o el fin, el resultado de su fe, el fin lógico de ella, el resultado lógico de ella. Incluso esto es la salvación de sus almas. ¿Qué salvación? Esa liberación en tiempo presente continua. ¿Qué significa alma? La persona entera, la persona entera. Usted. Usted podría leerlo de esta manera, se regocijan porque en el presente han obtenido y continúan disfrutando del resultado lógico de su fe probada. Esto es, la liberación constante de ustedes mismos. ¿De qué? Oh, ¿de qué necesitamos ser librados continuamente? Del pecado, la culpabilidad, la condenación, la ira, la ignorancia, la aflicción, la confusión, la falta de esperanza, todo lo que es caído y contamina.

No está hablando de algo futuro, estamos librados, estamos librados del poder del pecado. Somos librados, somos librados del poder del pecado. Somos librados de sus deleites, de sus pasiones y placeres. Y a cambio de eso Él nos da vida nueva y gozo inefable. Tenemos una salvación en tiempo presente constante, de eso está hablando aquí, el resultado presente de su fe probada es la liberación continua que ustedes disfrutan. Nuestra salvación aquí y ahora nos rescata de deleites terribles, condenadores, que dejan cicatrices y nos hace anhelar a Cristo. Nuestra salvación en tiempo presente para presentar un retrato coloquial, llama a los hombres y a las mujeres a no beber más del charco sucio, vil, del lodo de pecado, sino de los arroyos de cristal de la fuente de la vida eterna.

Y entonces, aquí estamos en este mundo, y estamos bajo todas las presiones, pero el pecado ya no tiene, ¿qué? dominio sobre nosotros. Ya no somos sus esclavos, ya no estamos en esclavitud a él, y entonces tenemos gozo. Gozo no solo en el futuro, gozo en el presente, debido a una liberación presente. Entonces, hay gozo incluso en nuestras pruebas porque el Señor nos libera de todas esas. No hay prueba que jamás enfrentemos para la cual el Señor no presentará una manera de escapar. Bueno, realmente no hay razón por la que debamos perder nuestro gozo, ¿verdad? Podemos ver una herencia protegida, podemos agradecerle a Dios por una fe probada, podemos esperar un honor prometido, y podemos disfrutar de una comunión personal y una liberación presente.

Amados, necesitan disfrutar de los recursos del gozo que están disponibles para ustedes como cristianos. Jesús dijo en Juan 15:11, “Estas cosas os he hablado a vosotros, para que mi gozo esté en vosotros y para que vuestro gozo sea cumplido,” o pleno. Él quiere que conozcamos gozo. Y conoceremos ese gozo conforme nos concentramos en estas grandes realidades.

Hace muchos años atrás, Jean Sofía Pigott escribió un himno hermoso. Las palabras de una frase van así: “Jesús, estoy descansando, descansando en el gozo de lo que Tú eres. Estoy descubriendo la dulzura de Tu corazón amoroso.” ¿No es eso hermoso? ¿Está usted descansando en el gozo de quien es Él y encontrando la dulzura en Su corazón amoroso? Muchos siglos atrás, Bernard de Clairvaux escribió lo que ahora se ha vuelto un himno conocido, “Jesús, Tú Gozo de Corazones Amorosos”.

No es nada nuevo, sea que usted regrese un par de generaciones a la dama que escribió el himno, o siglos a Bernard de Clairvaux, los cristianos que disfrutan de sus recursos espirituales viven en gozo, sin importar cuales fueron las circunstancias. Y no creo que Dios espera que vivamos de una manera diferente. Confío en que usted conocerá el gozo que Cristo anhela darle a usted. Inclinémonos juntos en oración.

Sería tan amable en tomar tan solo un momento en silencio y si necesita hacerlo, repetir la oración que David hizo: “Señor, restáurame el gozo de tu salvación.” ¿Y podría pedirle usted al Señor que le dé la plenitud de Su gozo? ¿Y podría pedirle usted a Él que le ayude a ver esa herencia protegida, y agradecerle por esa fe probada, y ese honor prometido? ¿Y le podría decir que usted lo ama y confía en Él y usted se está regocijando en esa relación personal? ¿Y podría agradecerle por esa liberación constante presente, que incluso ahora usted disfruta, conforme le da a usted victoria porque su fe ha vencido al mundo? Pídale que llene su vida de gozo, el gozo del Espíritu.

Padre, oramos también por aquellos que no conocen a Cristo, para quienes este gozo es una fantasía. Oh, Señor Jesús, que te reciban hoy abriendo su corazón, aceptando el regalo de salvación que Tú ofreces mediante Tu muerte y resurrección; recibiendo el perdón de pecados y vida eterna. Lleva a cabo Tu gran obra en todo corazón, para que conozcamos gozo que redundará para Tu alabanza por los siglos de los siglos.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org 
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