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Una de las acciones de gracias, si no la más grande, que tengo continuamente en mi vida es el hecho de que nuestros cuatro hijos están en Cristo. Y antes de hablar de eso hoy y este mes, quiero decir una palabra personal de amor profundo y gratitud a mi esposa, Patricia, por sostener un compromiso tan inquebrantable con Cristo y a través de una vida recta que fue incrustada en la vida de nuestros hijos, para que no solo tuvieran un predicador por padre, sino un modelo por madre.

Y además de eso, la gente a veces dice: "¿Qué influencia fue la más importante en tus hijos?" Y la respuesta, por supuesto, es mamá y papá. Pero muy de cerca detrás de eso está el impacto de tantos de ustedes en mis hijos, mis nietos y ahora mis bisnietos; y ustedes tocaron todas sus vidas aquí en Grace, de modo que no es solo lo que yo predico, lo que Patricia dice y hace, sino que está respaldado por la fuerza de la convicción y la vida cristiana y la dedicación que los niños crecieron viendo, e incluso los bisnietos también están viendo.

Entonces, estoy profundamente agradecido. Hemos navegado por el mundo como padres y abuelos, y ahora bisabuelos, y hemos visto la mano del Señor y visto Su gracia. Y eso es muy alentador; quiero que usted sepa eso, porque creo que hay muchos que asumen que esta es una tarea casi imposible realizar, dado el mundo en el que vivimos. La crianza de los hijos, cristiana, bajo la influencia de la Palabra de Dios y una vida piadosa, envuelta en una iglesia fiel, es el diseño de Dios para criar a la próxima generación para que ame al Señor Jesucristo. Se puede hacer. Y aunque hay cosas que cambian y cambian en la cultura, todas son superadas por Dios, el Dios viviente, cuando seguimos Su camino.

Así que este mes queremos hablar de las Escrituras con respecto a la familia y, en particular, los niños. Usé el título "Sombra para los niños" porque hace cinco o seis años atrás, di una serie sobre la sombra para los niños; hay un proverbio chino que dice: "Una generación planta los árboles, la próxima generación recibe la sombra". Y cada generación debe comprender la responsabilidad que tiene de plantar los árboles para que haya sombra para la próxima generación.

Lo que estamos enfrentado hoy es intenso, lo confieso. De todas las cosas que me perturban en esta cultura, de todas las influencias horribles, pecaminosas, miserables, perversas y corruptas que ocurren en esta cultura, creo que lo que más me angustia es la guerra contra los niños. Esta cultura está armada para destruir a los niños; está diseñada sistemáticamente para hacer eso. 62,5 millones de ellos han sido matados en el útero desde Roe contra Wade en los años 70. Todos entendemos el colapso de la familia. Si un niño puede escapar del aborto y nacer, ese niño tiene una probabilidad de un 50% de nacer en una pareja casada. Es probable que esa pareja casada se divorcie. Es probable que serán infieles a sus votos matrimoniales. Es probable que el niño sea enviado a una escuela pública y sea colocado bajo la influencia de aquellos cuyas metas son anti-Dios, anti-Cristo, anti-Escritura.

Y como ustedes saben nuestro país, los políticos que lo dirigen están haciendo leyes que son devastadoras para los niños bajo la presión de la libertad sexual, la homosexualidad, el transgénero. El deseo es hacer que eso sea normal y castigar a las personas que hablan en contra de eso con leyes en la categoría de discurso de odio. Las mentiras del racismo sistémico y los estafadores de razas dominan las ideologías de las universidades e incluso de las iglesias. Productores de música, cineastas, proveedores de redes sociales, los grandes de la tecnología, lo que sea, literalmente producen cosas que destruyen a los niños. Los niños están bajo el ataque implacable de todas las fuerzas del mal y están indefensos.

Y tenemos una sociedad y una cultura que quiere asegurarse de que aquellos que están produciendo esta destrucción tengan la libertad de seguir haciéndolo sin restricciones. Los niños están indefensos cuando sus padres los venden a un traficante de personas que los arroja de dos a diez pies por encima de un muro hacia Sodoma y Gomorra por sí mismos, o cuando la Corporación de Disney crea personajes que son transgénero para seducir a los niños para que acepten la maldad como algo normal, o cuando los padres ofrecen locamente a sus hijos opciones de identidad de género.

Los niños están siendo atacados ahora. El gobierno quiere tener aún más influencia sobre ellos, por lo que el presidente anunció, les gustaría brindar educación pública gratuita desde la edad de los tres hasta los veinte años. Ustedes entienden la situación. Desde el presidente y los principales políticos y burócratas, maestros, estafadores de raza, pornógrafos, gente de los medios de comunicación, gente de la tecnología, incluso médicos, los niños, los más indefensos, están bajo ataque. Hay una guerra contra los niños.

Ahora sabemos que los niños tienen algunas cosas en su contra solo porque nacieron de padres pecadores. Comienzan caídos, por lo que su naturaleza es pecaminosa, y hablaremos más de eso en un momento. Pero además de eso, nacen en un mundo en el que tienen que soportar el impacto de los pecados de sus padres. Éxodo capítulo 20 dice que Jehová tu Dios castiga a los hijos por el pecado de los padres hasta la tercera y cuarta generación. En Números 14:18, dice que el Señor visita las iniquidades de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación. Jeremías 32:17 y 18, “Señor, castigas la maldad de los padres en sus hijos después de ellos”.

Ahora, eso no significa que Dios castiga personalmente a los niños por el pecado de sus padres. En Ezequiel 18, el profeta Ezequiel bajo la inspiración del Espíritu Santo, dice: "Nadie es castigado por los pecados de otra persona, nadie". Pero lo que dicen esos pasajes es que los pecados colectivamente, de cualquier generación de padres, crean una cultura que es el producto de ese pecado que tienen que soportar los hijos que nacen en esa cultura. Esto es axiomático, obviamente, obviamente.

Lo que sea cierto sobre una generación determinada va a afectar a la siguiente generación. Esta es la realidad predeterminada. Los niños nacen como pecadores, y nacen en cualquier nivel de pecado y corrupción que les dejó la generación o generaciones anteriores. Es tan axiomático que incluso la literatura antigua como Eurípides, cuatrocientos años antes de Cristo, decía: "Los dioses visitan los pecados de los padres sobre los hijos". U Horacio en sus Odas dice: "Por los pecados de los padres, aunque no tengas culpa, tú debes sufrir". O Shakespeare, El mercader de Venecia, esa famosa frase en la que dice: "El pecado de los padres debe recaer sobre los hijos". Todo mundo entiende eso. Entonces llegan al mundo pecadores, y llegan a un mundo que está definido por los pecados de las generaciones anteriores, y van a tener que navegar en eso.

En Deuteronomio capítulo 5, leemos en el versículo 9, bueno, regresemos al versículo 6: “Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto” —Dios les está diciendo a los hijos de Israel conforme se preparan para entrar en la Tierra Prometida después de vagar cuarenta años. Y Él dice: “No tendrás dioses ajenos delante de mí. No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las servirás, porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen”. “Si me odias, las generaciones siguientes son afectadas por ese odio ". El versículo 10 dice: “y que hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos". Hay esperanza. Si usted ama a Dios y guarda sus mandamientos, hay esperanza de sobrevivir tanto a su propia caída como a la clase de corrupción en la que nace un niño.

Quiero que abra su Biblia ahora en Deuteronomio capítulo 6, y quiero darle un panorama que creo que es muy instructivo y fundamental conforme hablamos de esto. Los hijos de Israel en el libro de Deuteronomio están a punto de entrar en la Tierra Prometida. Era una tierra prometida, pero era una tierra pagana. No hubo ninguna influencia en esa tierra en absoluto, en términos del Dios vivo y verdadero. El pueblo de Israel había sido llevado cautivo siglos antes. Ahora habían regresado a la tierra; estaba ocupada, la tierra de Canaán, por tribus interminables de adoradores de ídolos. Era el peor tipo de paganismo: paganismo inmoral y blasfemo, totalmente absorbido por Satanás. Y cuando llegaron, los hijos de Israel son instruidos sobre algunas cosas.

Si usted ve Deuteronomio 6 y ve cómo comienza el capítulo: “Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla, para que”, vea esto, “temas a Jehová tu Dios, tu hijo, y el hijo de tu hijo”. Usted tiene una responsabilidad con sus hijos y sus nietos. ¿Y qué debe enseñarles? “a temer “ a Jehová tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados”. Sumisión, obediencia, adoración, amor y temor a Dios de por vida.

Versículo 3, “Oye, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y os multipliquéis, como te ha dicho Jehová el Dios de tus padres". Haz lo que te acabo de decir. Haz todo lo que el Señor te manda hacer. Témelo, obedécelo toda tu vida, para que puedas transmitirlo a tus hijos y nietos, para que puedas disfrutar de la bendición plena de la tierra de leche y miel”.

Versículo 4, el famoso Shemá: “¡Oye, Israel! Jehová nuestro Dios”, vea eso, sabes eso porque estás entrando en el paganismo con muchos dioses, “Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón”.

Si quieres prosperar en la tierra, si quieres transmitir la justicia a la próxima generación y a la próxima, ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Y eso se muestra en obediencia, versículo 6: "Lo que te estoy mandando, estará en tu corazón". Empieza en el corazón con amar a Dios.

Luego versículo 7: “Y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”.

En otras palabras, el tema constante de la vida y la plática—dentro del hogar, afuera del hogar, todo el tiempo, desde el amanecer hasta el anochecer—es la Palabra de Dios, la Palabra de Dios. Hablas de eso cuando te sientas en la casa, cuando sales y caminas por el camino, cuando vuelves y estás listo para acostarte por la noche, y cuando te levantas por la mañana: la plática es siempre la misma: es la ley de Dios, la ley de Dios, que abarca amar a Dios y obedecer a Dios.

En el versículo 8, él dice: "Las atarás como una señal en tu mano y estarán como frontales entre tus ojos". La idea ahí es que tus manos deben operar en respuesta a la ley de Dios. Tu mente debe concentrarse todo el tiempo en Dios y en Su ley. Eso es algo que fue torcido por los rabinos que decidieron que lo que eso significaba era que tomabas una cajita y la ponías en su mano, y tiene el Shemá adentro, otra cajita en su cabeza con el Shemá escrito y metido en la caja pequeña. Y andaban con lo que se llamaba filacterias. Esa no es la idea. Dios no quiere que uses una caja en tu cabeza y una caja en tu brazo; Quiere que tus manos reflejen su amor por Él y tu obediencia. Quiere que tu mente refleje tu amor y obediencia.

Y luego, en el versículo 9, “las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas”. Entonces, ya sea que usted entre o salga, la Palabra de Dios es todo. De nuevo, si usted va a un hogar judío incluso hoy, encontrará Deuteronomio 6:4-6 enrollado en un pequeño rollo, metido en una pequeña caja pegada en el marco de la puerta de cada hogar judío ortodoxo. No tiene sentido hacer algún tipo de objeto cuando se habla del corazón. En otras palabras, su amor por Dios debe controlarlo todo el tiempo, en todas partes, en lo que usted piensa, en lo que usted dice y en lo que usted hace.

Luego el versículo 10: “Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob que te daría, en ciudades grandes y buenas que tú no edificaste, y casas llenas de todo bien, que tú no llenaste, y cisternas cavadas que tú no cavaste, viñas y olivares que no plantaste, y luego que comas y te sacies”, en otras palabras, “La tierra está lista para ustedes. Van a entrar y vamos a tomar acción contra los paganos. El juicio va a venir sobre ellos, y ustedes van a intervenir y tomar lo que han preparado”.

Pero el versículo 12 dice: “Cuídate”, cuando todo esté ahí para ti, “de no olvidarte de Jehová, que te sacó de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. A Jehová tu Dios temerás, y a él solo servirás, y por su nombre jurarás. No andaréis en pos de dioses ajenos, de los dioses de los pueblos que están en vuestros contornos; porque el Dios celoso, Jehová tu Dios, en medio de ti está; para que no se inflame el furor de Jehová tu Dios contra ti, y te destruya de sobre la tierra”. Dios es un Dios celoso.

De regreso al cuarto capítulo de Deuteronomio, versículo 24, “Porque Jehová tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso. Cuando hayáis engendrado hijos y nietos, y hayáis envejecido en la tierra, si os corrompiereis e hiciereis escultura o imagen de cualquier cosa, e hiciereis lo malo ante los ojos de Jehová vuestro Dios, para enojarlo; yo pongo hoy por testigos al cielo y a la tierra, que pronto pereceréis totalmente de la tierra hacia la cual pasáis el Jordán para tomar posesión de ella; no estaréis en ella largos días sin que seáis destruidos. Y Jehová os esparcirá entre los pueblos, y quedaréis pocos en número entre las naciones a las cuales os llevará Jehová. Y serviréis allí a dioses hechos de manos de hombres, de madera y piedra, que no ven, ni oyen, ni comen, ni huelen. Mas si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma”. Les advirtió: "Soy un Dios celoso. Y cuando vayan a la tierra y comiencen a producir hijos e hijos de hijos y a tener familias, y se aparten de Mí y se vuelvan a los ídolos, Yo los exterminaré. Yo los exterminaré”.

Vaya al libro de Jueces, porque el libro de Jueces nos da una idea de lo que hizo la primera generación cuando entró en la tierra. Jueces capítulo 2, versículo 6. Ahora su líder es Josué, y “Ya Josué había despedido al pueblo, y los hijos de Israel se habían ido cada uno a su heredad para poseerla". Así que ahí están: están en la tierra, han sido advertidos. Han sido advertidos para que transmitan la justicia a sus hijos y a los hijos de sus hijos, a amar a Dios con todo su corazón, alma y mente, a obedecerle.

Así que observe en el versículo 7, “Y el pueblo había servido a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían visto todas las grandes obras de Jehová, que él había hecho por Israel”. Esa primera generación que había visto los milagros del Éxodo y las vueltas por el desierto y cómo Dios les proveyó alimento y protección, y cómo Dios les permitió entrar a Canaán y cómo Dios hizo que los muros de Jericó cayeran, y ellos habían visto todo eso. Y esa generación fue fiel: “había servido a Jehová todo el tiempo de Josué", e incluso después de su muerte, “todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué". Esa primera generación fue fiel.

“Pero”, dice el versículo 8, “murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de ciento diez años. Y lo sepultaron en su heredad en Timnat-sera, en el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas. Y toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación,” oh, aquí está la siguiente, después de ellos, “que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel”. Qué desastre no transmitir todo eso a la siguiente generación. Qué desastre. Qué gran fracaso.

Así que el versículo 11, “Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová y sirvieron a los baales. Dejaron a Jehová el Dios de sus padres”. Versículo 13, “Y dejaron a Jehová, y adoraron a Baal y Astarot". Sorprendente fracaso de los padres, enorme. El pueblo original, esa primera generación, fue testigo ocular del Éxodo y de los milagros posteriores en el desierto, y fracasaron al no enseñar a sus hijos. Los resultados predecibles se encuentran en los verbos en los versículos 11 al 13: "hicieron lo malo", "sirvieron a los baales", “dejaron a Jehová", “fueron tras otros dioses", “a los cuales adoraron", “provocaron a ira a Jehová". Este es el mayor fracaso monumental que puede cometer una generación.

Baal y Astarot. Baal fue llamado "señor del cielo", supuestamente el hijo de un dios llamado El. Él era el dios de la lluvia, era el dios de la tormenta; se le identifica como "señor poseedor". Era adorado, por cierto, con sacrificio de animales. Era adorado con ciertos rituales. Era adorado con danzas llenas de lascivia. Era como todas las deidades, aparentemente adorado con prostitutas sagradas, tanto hombres como mujeres. Y supuestamente Astarot, su hermana-esposa, era la diosa del sexo y la diosa de la guerra, una prostituta llamada virgen santa. Ahí es donde terminaron en una generación.

Versículo 14, “Y se encendió contra Israel el furor de Jehová, el cual los entregó en manos de robadores que los despojaron, y los vendió en mano de sus enemigos de alrededor; y no pudieron ya hacer frente a sus enemigos. Por dondequiera que salían, la mano de Jehová estaba contra ellos para mal, como Jehová había dicho, y como Jehová se lo había jurado; y tuvieron gran aflicción”. Dios juzga, cuando una generación fracasa en su responsabilidad de transmitir la justicia a la siguiente.

Los versículos 16 y 17 dicen que Dios levantó jueces. No fue una monarquía; no eran gobernantes nacionales, simplemente eran libertadores que en puntos diferentes Dios levantó para proteger al pueblo de Israel de la destrucción total. “Y Jehová levantó jueces que los librasen de la mano de los que les despojaban; pero tampoco oyeron a sus jueces, sino que fueron tras dioses ajenos, a los cuales adoraron; se apartaron pronto del camino en que anduvieron sus padres obedeciendo a los mandamientos de Jehová; ellos no hicieron así”. Una generación. Una generación.

Durante trescientos años los jueces intentaron. Durante trescientos años o por ahí Dios levantó jueces para protegerlos. El final de la historia de los jueces es básicamente relatada en el versículo final, capítulo 21, versículo 25, “En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía”. Una generación, y después trescientos años—la segunda generación, la tercera generación, la cuarta generación—la iniquidad aumentó y terminó con esa impiedad sin refreno que es definida como “cada uno hacía lo que bien le parecía”.

De regreso en Deuteronomio 12, versículo 8, Dios había dicho, y estoy citando ese versículo, “No haréis como todo lo que hacemos nosotros aquí ahora, cada uno lo que bien le parece”. Lo estaban haciendo, ahí atrás en el capítulo 12 es descrito, y durante trescientos años siguieron haciéndolo hasta que fue la realidad definitiva, dejando al Dios verdadero, dejando la responsabilidad de transmitir la verdad acerca del Dios verdadero a la generación nueva. No criando hijos, tomando lenguaje del Nuevo Testamento, en la disciplina y amonestación del Señor, en el temor de Dios, es un desastre de generaciones múltiples que invita no solo a la dificultad del hecho de que todos los que nacen son pecaminosos, que todos los que nacen básicamente nacen en una cultura pecaminosa, corrupta que ha sido producida en generaciones múltiples. Eso es bastante malo, es bastante difícil, e invita juicio divino.

Pero quiero agregar algo. No solo todos esos niños nacieron como pecadores y nacieron en idolatría, nacieron en una generación que no conocía a Dios y hacían lo que bien les parecía, sino que la cultura de hecho se volvió contra los niños. Regrese al capítulo 12, Deuteronomio. No Jueces, Deuteronomio. Y en Deuteronomio capítulo 12, versículo 28, “Guarda y escucha todas estas palabras que yo te mando, para que te vaya bien”, les dijo al principio. Estamos de regreso al principio. Fuimos al final en Jueces; estamos de regreso al comienzo de su llegada a la tierra.

“Te mando para que te vaya bien a ti y a tus hijos”, tus hijos, “después de ti para siempre”, porque estarás haciendo lo que es bueno y recto ante los ojos de Jehová tu Dios. “Cuando Jehová tu Dios haya destruido delante de ti las naciones adonde tú vas para poseerlas, y las heredes, y habites en su tierra, guárdate que no tropieces yendo en pos de ellas, después que sean destruidas delante de ti; no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré. No harás así a Jehová tu Dios; porque toda cosa abominable que Jehová aborrece, hicieron ellos a sus dioses;—y así de mal se pone—“pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a sus dioses”. ¿Qué? No basta que el niño es pecaminoso, no basta que la cultura básicamente ha sido definida por generaciones de corrupción e idolatría, sino que de hecho matan a los niños, los queman.

En Cartago, uno de los lugares donde se ofrecían sacrificios de niños, habían dioses representados por algún tipo de metal. Tenían brazos así, inclinados un poco, y bebés vivos eran colocados en sus brazos, apenas encima del fuego; y conforme el fuego eventualmente causaba que el pequeño se enrollara, caía por uno de los brazos del ídolo de bronce al fuego como un sacrificio de los padres. Cuando a los padres se les acababan los hijos, compraban niños pobres, pagaban a sus padres pobres por un hijo para usarlo como sacrificio. Eso es lo que hacen los paganos.

En el capítulo 18, versículo 10, versículo 9 primero, “Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego”. Nunca ofrecerás a tus hijos como un sacrificio. Es triste decirlo, cuando entraron en la tierra, fueron desobedientes, y ofrecieron a algunos de sus hijos en el fuego.

Un pasaje en Ezequiel, creo que Ezequiel dice tanto de esto que es útil. Él le está hablando a la gente años después de que habían estado en la tierra en Ezequiel 16. Hay muchos lugares donde podríamos ver esto. Pero por razones de tiempo, Ezequiel 16, versículo 20, Además de esto, aquí viene la acusación, “Además de esto,” Dios está hablando en todo este capítulo, “Además de esto, tomaste tus hijos y tus hijas que habías dado a luz para mí”. Qué afirmación. Los diste a luz para Mí, son míos, y los sacrificaste a ídolos, para que fuesen consumidos. ¿Eran poca cosa tus fornicaciones, para que degollases también a mis hijos? …vea eso. En el sentido más puro, sus hijos no son de usted, ¿de quién son? Son del Señor. Los diste a luz para Mí. Degollaste a mis hijos.

En el versículo 36, “Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto han sido descubiertas tus desnudeces, y de nuevo, todas estas idolatrías paganas estaban diseñadas básicamente en torno a cultos al sexo, “Por cuanto han sido descubiertas tus desnudeces en tus fornicaciones, y tu confusión ha sido manifestada a tus enamorados, y a los ídolos de tus abominaciones, y en la sangre de tus hijos, los cuales les diste; por tanto, he aquí que yo reuniré a todos tus enamorados con los cuales tomaste placer, y a todos los que amaste, con todos los que aborreciste; y los reuniré alrededor de ti y les descubriré tu desnudez, y ellos verán toda tu desnudez. Y yo te juzgaré por las leyes de las adúlteras, y de las que derraman sangre; y traeré sobre ti sangre de ira y de celos”. Los hijos de Israel hicieron las cosas mismas que Dios les dijo que no hicieran. Esto es impensable, impensable que llegaran al punto de entregar sus propios hijos en un fuego.

Capítulo 20 de Ezequiel. De nuevo, versículo 30, “Así ha dicho Jehová el Señor, ¿No os contamináis vosotros a la manera de vuestros padres, y fornicáis tras sus abominaciones?”, versículo 31, “Porque ofreciendo vuestras ofrendas, haciendo pasar vuestros hijos por el fuego, os habéis contaminado con todos vuestros ídolos hasta hoy; ¿y he de responderos yo, casa de Israel? Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no os responderé”. No me pidan nada, nada. Han ido demasiado lejos como para demandar algo de Mí.

Capítulo 23, de nuevo, versículo 37: Porque han adulterado, y hay sangre en sus manos, y han fornicado con sus ídolos; y aun a sus hijos que habían dado a luz para mí, hicieron pasar por el fuego, quemándolos”. En otras palabras, alimentaron sus hijos a los dioses. Aun esto más me hicieron. Versículo 39, Pues habiendo sacrificado sus hijos a sus ídolos, entraban en mi santuario el mismo día para contaminarlo, y he aquí, así hicieron en medio de mi casa”. Iban de sacrificar sus hijos a los ídolos a aparecerse en mi casa. No, por favor no vayan a adorar a Dios el Día de reposo si acaba de ofrecer a sus hijos a un dios como un sacrificio humano el viernes. Dejar al Dios verdadero y Su adoración y la obediencia es un desastre de generaciones múltiples, un desastre de proporciones enormes.

El sacrificio de niños es una parte de la historia religiosa del mundo. Los arqueólogos han encontrado todo tipo de evidencia. Ahora sabemos que los aztecas sacrificaban a sus hijos diariamente. Los incas lo hacían regularmente. Los mayas lo hacían y creían que el niño existiría en algún tipo de forma resucitada. El sacrificio de niños masivo ocurre en el norte de Perú en una tribu llamada Moche. Uno de los dioses andinos era Equeco, en su honor, niños eran ofrecidos.

Los fenicios en la costa de la tierra de Israel ofrecían sacrificio humano. Lo mencioné antes, las personas de Cartago, ellos saben de estos ídolos porque han encontrado evidencia de ellos, donde el niño era colocado para que se resbalara hacia el fuego. Plutarco, escribiendo de sacrificio de niños en Cartago, también dijo que era común comprar a pequeños de los pobres y cortar su garganta antes de que los aventaran al fuego. A usted podría sorprenderle saber que los documentos del Corán dicen que los árabes estaban involucrados en sacrificio humano de niños a Alá. Todo tipo de evidencia de esto en la Europa pre moderna, particularmente en África del sur y Uganda. Hay evidencia de canibalismo de niños en la historia humana.

Recientemente todos nos enteramos de que los bebés abortados estaban siendo desmembrados, y partes de los cuerpos de los bebés estaban siendo vendidas por la Asociación de Padres por plan. Cuando se descubrió y relató en video, en lugar de acusar a esta asociación por vender partes de bebés abortados, el hombre que tomó el video fue acusado de 9 delitos. Este es un lugar muy peligroso para los niños. Tienen una posibilidad de 50 por ciento de sobrevivir en el vientre. No hay manea de escapar del juicio. La guerra de Satanás comienza en el vientre y nunca la suelta. Es llevada mediante todo medio posible para destruir a los niños: familias destrozadas, padres pecaminosos, en todo medio electrónico, sistema educativo, está por todos lados. La guerra de Satanás contra los niños, por cierto, es una guerra contra Dios porque los niños le pertenecen a Él.

Quiero mostrarle eso, entonces cerremos al ver Marcos capítulo 10. Marcos capítulo 10. Creo que es seguro decir esto: que a los fariseos no les interesaban los niños. Aparentemente su teología de obras básicamente había excluido a los niños, debido a que no podían hacer obras justas, entonces eran ignorados. Pero en el versículo 13 de Marcos 10, este también es el mismo relato de Mateo y Lucas, Y le presentaban niños, la gente, para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios.” Hombre, qué declaración. “De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía”. Ellos son de Él. Ellos pertenecen al reino, y entonces el Rey los tomaba en sus brazos y los bendecía, así como en Ezequiel, “Estos son mis hijos”.

Para ayudarle con eso, Salmo 127. Solo un par de pasajes que son realmente importantes. Salmos 127, versículo 3, es una afirmación sin excepciones, “He aquí, herencia de Jehová son los hijos”. Los hijos son un regalo del Señor. Cosa de estima el fruto del vientre. Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; no será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta”. Hablaremos más de eso en las próximas semanas. Pero solo quiero que vea el versículo 3, “Herencia de Jehová son los hijos”.

Vea el Salmo 139: “Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos”. Tú conoces todo de mí, todo de mí. ¿Cómo puede ser? Vaya al versículo 13, “Porque tú formaste mis entrañas, Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré, porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos”, cuando solo era un cigoto, “y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas. ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!” Tú me entretejiste en el vientre; yo te pertenezco. Salmo 22:9, David le dice a Dios, “Tú eres el que me sacó del vientre. Tú eres el que me sacó del vientre”.

Regrese a Génesis—y no literalmente, solo pensando en su mente; no tenemos tiempo para eso. Desde Génesis 4:1, cuando una mujer concebía un hijo era visto como un acto de Dios. Incluso en el capítulo 17, versículo 20, un hijo nacido a un incrédulo, Ismael, es un regalo del Señor. Rut capítulo 4, versículo 13, “Booz tomó a Rut, y ella fue su mujer…y Jehová le dio que concibiese y diese a luz un hijo”. Primero de Samuel 1:19-20, Ana concibió un hijo de Jehová. En todos lados desde Génesis, los hijos son de Jehová.

Los fariseos no tenían interés alguno en los niños, su sistema legalista. Pero Jesús lo tenía, aparentemente, y no era raro que padres vinieran a Él. De regreso en el capítulo 9 hay un par de referencias a los hijos. De regreso en el 9:36, Él tomó a un niño en Sus brazos, habló de recibir uno. Aquí algunos padres traen a sus hijos; solo quieren que Jesús los toque. Él curó, por cierto, con un toque. Entonces ellos sabían que Él tenía poder. Pero los discípulos lo reprendieron.

En el judaísmo era común que los niños fueran traídos para una bendición especial el día antes del Día de la Expiación. Los judíos siempre habían valorado la bendición de un padre, la bendición de un profeta, la bendición de un rabino. El Talmud dice que trajeron niños a la sinagoga con este propósito mismo. Conforme el padre colocaba sus manos en la cabeza del niño, él los llevaba a los ancianos para que los ancianos colocaran sus manos sobre su cabeza pequeña. Y uno por uno, le pedía a los ancianos en la sinagoga que bendijeran al niño y oraran porque el niño creciera, y aquí hay una cita de algo de su literatura: “Que crezca para ser famoso en la ley, fiel en el matrimonio, y abundante en buenas obras”. Famoso en la ley, fiel en el matrimonio y abundante en buenas obras. Entonces la gente estaba acostumbrada a esto.

“Y los discípulos reprendían”. Por cierto, estos son niños muy pequeños. Mientras que Mateo y Marcos usan el término general paideia, que significa niño, Lucas usa brephos, que significa un bebé, un niño pequeño. Entonces estaban trayendo a niños a Él y eso incluiría a los niños más pequeños, a los más pequeños de los niños. Y sabemos que son pequeños porque el versículo 16 dice que, “tomándolos en los brazos”. Los padres querían que Jesús los tocara: un toque de bendición, un toque de oración, darles algo de esperanza. Si este hombre de Dios, este profeta de Dios obviamente poderoso tocaba a sus hijos, quizás los bendeciría con lo definitivo: vida eterna. Pero los discípulos los reprendían. Epitemáo es el verbo: censurar, reprender. Literalmente usado para castigo. Ellos explotaron contra estos padres.

Versículo 14, Viéndolo Jesús, se indignó, explotó de regreso. Él estaba enojado. Ellos estaban equivocados, y Él estaba enojado. Usted tiene que entender, que esto no era algo insignificante. Él estaba enojado ante la indiferencia de ellos hacia los niños, “y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios”.

Esa es una declaración increíble. “De los tales es el reino de Dios”. Él no dice, “A estos les pertenece el reino de Dios”, como si estos niños resultaran ser niños elegidos. Él dice, “De los tales es el reino de Dios”, a esta categoría de humanos, esta clase de seres, estos tipos de personas. Mateo dice, “de los tales es el reino de los cielos”. Ellos son de Dios. Él los llama, “Mis hijos” en Ezequiel. Por cierto, no se dice nada de la fe de los padres. No se dice nada de un pacto, un bautizo, una circuncisión, un rito, un ritual. Si hubiera un lugar para comentar del bautismo de infantes, este habría sido. Jesús no dice absolutamente nada.

De los tales es el reino de los cielos. ¿Qué? Sí—niños pequeños, antes de que lleguen a la edad en la que pueden creer o rechazar, le pertenecen a Dios. Eso significa que cuando los pequeños que usted tiene llegan, usted los está administrando para Dios. ¿Son pecadores? Claro. Salmo 51:5, “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre”. Salmo 58:3, “Se apartaron los impíos desde la matriz”. Claro.

La pecaminosidad no es una condición que viene más adelante sobre la gente; algunas personas tratan de enseñar eso, que todos nacimos neutrales, y somos pecadores porque escogemos ser pecadores. Eso es absurdo a primera vista ya que eso significaría que nadie jamás escogió no serlo. Sabemos que son pecadores porque eso es evidente en el hecho de que mueren. Todos mueren eventualmente. Algunos mueren en la niñez, algunos mueren en el vientre, algunos mueren en el acto mismo del nacimiento. Pero antes de que lleguen a la edad en la que pueden entender su pecaminosidad y el evangelio, ellos le pertenecen a Dios. Y lo que eso significa es que cuando mueren, Él los reúne para Sí mismo; son parte de Su reino. Le voy a decir, esta generación de personas, los líderes, la gente inmoral que está involucrada en este ataque enorme contra los niños, van a tener que responder a Dios, y ese día vendrá.

Pero ¿qué hay acerca de nosotros? También vamos a tener que responderle a Él, también vamos a tener que responder por los pequeños que Él nos da. Cuando llegan, son de Él, y nuestro compromiso de por vida es asegurarnos de que conforme crecen y nosotros los influenciamos, vienen a la fe en Cristo, ¿verdad? Eso es criar a sus hijos en la disciplina y amonestación del Señor.

Tengo cuatro páginas más, y todo es lo mejor. ¿Qué puedo decir? ¿Eso significa que van a regresar la semana próxima? Muy bien, vamos a retomarlo ahí. Oremos.

Aceptamos esa responsabilidad, ese deber, ese privilegio, esa oportunidad de criar a estos pequeños preciados que nos son dados. Oh Señor, como oro porque Tú les des a los padres sabiduría, que les des gracia, que les ayudes a enfocar su vida entera en transmitir justicia a esos pequeños preciados que Te pertenecen. Son Tuyos. Tú los colocas en nuestras manos para administrarlos, para criarlos “en la disciplina y amonestación del Señor”, dice la Escritura.

Pensamos en todos los niños que están aquí en estas familias congregadas hoy, y probablemente miles de ellos por todo este campus y más esta noche. Señor, da sabiduría a sus padres. Que toda esta iglesia los abrace y los ame y les muestre lo que es amarte a Ti. Levanta una generación que no hará lo que bien le parezca, sino que haga lo que a Ti te parece bien. Esa es nuestra oración, en el nombre de nuestro Salvador y para Su gloria. Amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org 
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