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Conforme en cierta manera atamos, me imagino, en ciertas maneras, las cuerdas de los últimos dieciocho meses asombrosos más o menos: que la iglesia ha tenido que convertirse en algo un poco diferente de lo que era en el pasado, no teníamos idea de lo que el Señor haría. Todavía estamos asombrados de cómo el ministerio de esta iglesia ha crecido y se ha desarrollado durante este período de tiempo. No creo que a nadie se le hubiera ocurrido esta situación del COVID como una estrategia para el crecimiento de la iglesia, pero ha resultado así.

Tengo un poco de curiosidad, ¿cuántos de ustedes han venido a Grace durante el período de COVID, desde hace dieciocho meses hasta ahora? Levante la mano. Eso es lo que pensé, sí. Así que solo hago esa pregunta porque quiero que comprendan que ha habido un cambio en la vida de la iglesia durante este período de tiempo; y no creo que eso sea accidental porque Dios está a cargo de todo. Y 1 Pedro 4:17 dice: "El juicio debe comenzar por la casa de Dios”.

Durante años, todos los que entendemos la Palabra de Dios y lo que ha de ser la iglesia, hemos llevado la carga pesada sobre nuestras espaldas de iglesias infieles. Hemos abordado los problemas que definen y describen a las iglesias infieles. Nos hemos enfrentado a su teología mala, a su práctica mala. Nos hemos enfrentado a su liderazgo descalificado; lo hemos abordado una y otra vez a lo largo de los años. Hemos tenido decenas y decenas de Conferencias de Pastores, pastores de todo el planeta viniendo aquí, y hemos abordado todos los problemas de la iglesia.

Y con el apóstol Pablo en 2 Corintios 11, a lo largo de los años hemos tenido que decir que además de todo el sufrimiento físico que uno puede soportar en el ministerio, la peor parte es el cuidado de las iglesias porque amamos a la iglesia. Amo la iglesia. Amo al Señor de la iglesia y, por lo tanto, amo a la iglesia. El apóstol Juan dijo que, si usted ama al Señor, ama a los que lo aman. La iglesia no es una opción para un creyente verdadero, es la familia misma de Dios de la cual todo creyente verdadero anhela ser parte.

Y eso es exactamente lo que Grace siempre ha sido. Pero hemos llevado la carga de lo que debería ser una iglesia y, por lo tanto, de qué iglesias se quedan cortas; y hemos abordado esas cosas, como dije: Conferencias de pastores; he escrito innumerables libros. He escrito más de lo que sé, tratando de abordar todos los problemas que están mal en la iglesia; y ha sido parte de la tristeza del ministerio ver tanta tergiversación de la enseñanza de la Palabra de Dios, tanta teología mala, tanta práctica mala, tantos escándalos y todo eso en la iglesia. Y uno se preguntaba: "¿Cuál sería una forma en la que el Señor podría simplemente traer juicio sobre eso?”

Bueno, en mi vida, nunca había visto nada tan efectivo como esta situación del COVID. Ha cerrado más iglesias malas que cualquier otra cosa que pudiera haberlo hecho. Ha puesto fin a las iglesias falsas, el liderazgo narcisista; y el Señor ha sacudido y purificado a su iglesia. El juicio comienza en la casa de Dios. Eso no quiere decir que Grace sea perfecta; sabemos que no es así. Pero diré que esta iglesia es fiel, fiel a la Palabra de Dios porque la Palabra de Dios domina nuestra vida y nuestro pensamiento y nuestra conversación y nuestra conducta y nuestras relaciones. Y por lo que sea que haya sucedido con el COVID, por lo que sea su experiencia con el COVID, o la mía, eso fue solo una alteración en la pantalla temporal. Lo que realmente importa en el mundo es la iglesia de Jesucristo. Y la iglesia necesita ser la iglesia.

Hubieron algunas iglesias fieles que creo que actuaron de una manera menos valiente; no conozco todas las circunstancias. Pero habían muchas iglesias infieles que debían cerrar. El juicio ha llegado de muchas formas. Me ha aterrorizado mucho más la falsa doctrina que cualquier virus. En este mundo se hace mucho más daño por las enseñanzas falsas, las iglesias falsas, los pastores descalificados, la teología mala, las iglesias que defienden cosas que blasfeman el nombre de Dios. Entonces yo podría tomar dos semanas del COVID, para ver la mano de Dios de una manera tan poderosa derribando lo que, entre otras cosas, ha sido un juicio sobre Su iglesia. Y creo que es la separación de la iglesia verdadera de la falsa.

Ahora sabemos cómo el Señor se preocupa por Su verdadera iglesia, leemos eso, Salmo 91. Sabemos que el Señor está comprometido con Su verdadera iglesia. Él le dice a la iglesia verdadera: "Nunca te dejaré ni te desampararé". Él le dice a la iglesia verdadera: “En el mundo tendrás aflicción. Tened buen ánimo; He vencido al mundo." Él le dice a la iglesia verdadera: "Edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella". Él le dice a su iglesia verdadera a través del apóstol Pablo: "Siempre triunfamos en Cristo”.

Lo que ha sucedido ciertamente, entre otras cosas, ha sido en parte un juicio sobre las iglesias falsas y las iglesias débiles y las iglesias infieles. Y ha sido un tiempo purificador, y ha colocado un faro sobre los fieles. Han sido sometidos a intimidación; no solo nosotros, sino muchas iglesias. Algunos pastores encarcelados por ser fieles, todo tipo de limitaciones, todo tipo de agresiones. Pero los fieles han sido fieles y el mundo lo ha visto.

Ustedes saben que el Señor nunca duda en juzgar abiertamente. A veces escucho a la gente decir: "Bueno, algunas de estas cosas malas que están sucediendo en la iglesia me preocupan mucho porque el mundo está viendo". Claro que sí. Y Dios va a juzgar a Su iglesia frente a ellos. No lo hará en secreto.

No fue ningún secreto cuando Ananías y Safira cayeron muertos en Hechos 5. Y toda la ciudad dijo: "No vayas allí, la gente muere allí". Dios siempre ha juzgado abiertamente a un pueblo infiel; Su juicio nunca se oculta. Y todavía está sucediendo mientras vemos escándalo tras escándalo tras escándalo relacionado a las iglesias y el liderazgo. Todo está expuesto. Todo este asunto de la justicia social, multiplicado con esta epidemia, ha arrojado luz sobre el comportamiento de las iglesias y los líderes.

Pero en medio de todo esto, hemos visto la mano del Señor de una manera poderosa, ¿no es así? La pregunta en la que quiero que nos concentremos hoy es: ¿Qué está haciendo el Señor en Su iglesia verdadera? ¿Qué está haciendo en su iglesia verdadera? No hay necesidad de especular sobre eso. Abra su Biblia en Apocalipsis capítulo 1, Apocalipsis capítulo 1. He estado guardando este capítulo para este domingo en particular; no sabía cuándo llegaría, pero aquí está, porque este es uno de los capítulos más magníficos y gloriosos y dramáticos e instructivos y que exaltan a Cristo en toda la Sagrada Escritura.

Apocalipsis, es como ustedes saben, identificado en el primer versículo, "La revelación de Jesucristo". El libro de Apocalipsis revela a Jesucristo. Cuando usted piensa en Apocalipsis, usted debe inmediatamente pensar en la revelación de Cristo en el juicio, que vendrá en el futuro, y en Su regreso para juzgar y establecer Su reino; y luego el cielo nuevo y la tierra nueva y la Nueva Jerusalén que concluye el libro de Apocalipsis. Usted piensa en el futuro, usted piensa en el futuro. Pero el libro de Apocalipsis no solo trata sobre el futuro. No se trata solo del futuro.

El primer capítulo trata, de hecho, del presente. Y si usted baja al versículo 4, quiero leerle hasta el versículo que termina este capítulo, el versículo 20. “Juan a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono, y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito. ”—o “el principal”- “de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre.

“Y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén. He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén. Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso. Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.

“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas.

“Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último;

y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas. El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias.”

Escuchar eso leído, sé, que plantea preguntas en su mente en cuanto a su significado. Su significado le resultará claro a medida que lo veamos más de cerca. Basta decir que esta es una imagen de Cristo en su iglesia; eso es muy claro. A Juan se le da una visión. Él ve los siete candeleros, versículo 13, y allí ve a un Hijo del hombre. El Hijo del Hombre se describe en detalle. Sabemos quién es; es "el que vive", versículo 18, que "estaba muerto" y está "vivo para siempre", y tiene "las llaves de la muerte y el Hades".

Es el mismo que se menciona atrás en el versículo 5: “Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra”, el “que nos ama y nos libra de nuestros pecados por su sangre, “El que” nos hizo un reino, sacerdotes para su Dios y Padre”, aquel a quien damos “gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.” El que “viene con nubes, y todo ojo le verá, y los que lo traspasaron”—sin duda una referencia a la nación judía—“y todas las tribus de la tierra llorarán por él. Así será. Amén.”

Tenemos una imagen de Cristo en Su iglesia. Esta es la única imagen en toda la Escritura de Cristo en Su iglesia. Y cuando usted ve a la iglesia en los tiempos en los que vivimos, como supongo que incluso el apóstol Pablo hizo, y todos entre él y yo, podría estar muy desanimado y desilusionado. Pablo lo estuvo. Estaba desconsolado. Fue llevado a las lágrimas por los problemas que la iglesia demostró, como evidencia de su desobediencia e infidelidad. Y aquellos de nosotros que predicamos y los que pastoreamos el rebaño de Dios estamos continuamente cargados por la preocupación de la iglesia. Esto no es administrativo; esto es cuidado espiritual. Tenemos que rendir cuentas a Dios por el rebaño que pastoreamos.

Entonces, ¿qué anhelamos? Bueno, anhelamos que las personas en la iglesia tengan una comunión profunda con Cristo, no algo superficial o ligero. Deseamos que las personas que son la iglesia vean el poder sobre la tentación, las pruebas y el pecado. Oramos por ellos para que sean fieles, fuertes, victoriosos. Y, por supuesto, deseamos su santidad, su virtud. Deseamos la pureza de la iglesia, en doctrina y conducta. Deseamos que comprendan la autoridad de la Palabra de Dios y que sean santificados por ella. Anhelamos que los líderes piadosos den un ejemplo santo al pueblo de Dios.

Deseamos que la iglesia esté protegida del engaño satánico y profano que proviene de los falsos maestros por dentro y por fuera. Y nos preocupa que la novia de Cristo refleje verdaderamente Su santa gloria, muchos serán atraídos por Su belleza y Su salvación. Eso es lo que le importa a un pastor genuino: la comunión de la iglesia, el poder de la iglesia, la pureza de la iglesia, la obediencia a la Palabra de Dios de la iglesia, el ejemplo de los líderes piadosos en la iglesia, la protección de la iglesia, y el reflejo de la gloria de Dios a través de la iglesia. Eso es lo que queremos ver, porque eso es lo que nuestro Señor desea.

Pero la vida puede ser muy difícil y la iglesia puede traer un desánimo inmenso. Podríamos empezar con Juan ahora ya es un hombre mayor, Juan. Juan está a finales de ese primer siglo, tal vez alrededor del 96 d.C. Él tiene toda razón para estar desanimado. Había vivido para ver a Jerusalén destruida, no exaltada, no elevada, sino destruida y destruida por manos de los romanos paganos.

Él había vivido para ver un baño de sangre, dependiendo a qué historiador le crea usted, ciertamente cientos de miles de judíos fueron masacrados en Jerusalén por los romanos, y debe haberse estado preguntando a sí mismo una pregunta: "Pensé que cuando llegara el Mesías, Jerusalén sería exaltada, y los enemigos de Dios serían destruidos, y el pueblo de Dios sería salvo”. Los romanos también hicieron una operación de limpieza en el resto de la tierra de Israel, y básicamente atacaron 985 pueblos y ciudades, atravesaron y masacraron a las poblaciones allí y destruyeron todo.

Él también había vivido más que sus compañeros apóstoles, que habían sido martirizados. Él sabía que todos habían pasado a la gloria, casi todos ellos por manos de los que odiaban a Cristo. Y él está en una isla, que el versículo 9 llama Patmos. He estado allí varias veces. Es una roca de unos 10 kilómetros por 16 kilómetros, de ancho y largo, que sobresale del mar Mediterráneo. Es solo una roca. Y él está ahí como un criminal. Le dice a usted por qué está allí; estaba allí debido a su fidelidad, versículo 9, a "la palabra de Dios y el testimonio de Jesús". Así que no mataron a este apóstol, lo exiliaron esencialmente a lo que era una colonia carcelaria. Él tenía muy poca comida, solo la ropa que llevaba puesta, trabajo duro.

¿Qué preguntas, qué preguntas escatológicas estaban surgiendo en su mente? "¿Dónde estaba el reino?" Todo iba por el camino equivocado. Dice usted: "Bueno, había iglesias, ¿no?" Sí, había iglesias. Y en particular, Juan supervisaba siete de ellas en Asia Menor, que es Turquía moderna. Y son nombradas en el versículo 11; y ellas, por cierto, comenzando en Éfeso, muestran la ruta postal a través de Asia Menor.

Comenzando desde Éfeso, la iglesia que fue establecida primero por Pablo, se establecieron otras iglesias a lo largo de la ruta postal. Pero hubo algo de desánimo con esas iglesias porque Éfeso había dejado su primer amor, y el Señor estaba a punto de darle a Juan una carta amenazando a esa iglesia que el Señor mismo la cerraría. Pérgamo era idólatra e inmoral, y ni siquiera habían salido del primer siglo todavía; y el Señor dijo que va a pelear contra esa iglesia. Y Tiatira se vio comprometida por el pecado y la mundanalidad, y también enfrentó el juicio. Sardis estaba muerta. Y Laodicea era tan falsa que le daba náuseas al Señor mismo.

En realidad, es un panorama triste para Juan. Es el único apóstol que queda. Toda la deserción en cinco de las siete iglesias: ellas habían sucumbido a todos los compromisos que el mundo arroja a la iglesia; no muy diferente a la actualidad: formas interminables de comprar los compromisos del mundo, ya sea liberalismo, legalismo, división, racismo, inmoralidad, carnalidad, materialismo, doctrina mala, lo que sea. Entonces Juan no es diferente a Isaías. Necesita algo de claridad: "¿Qué está pasando en la iglesia?" Y aquí radica la razón por la que encuentro este capítulo tan alentador, porque yo me siento como Juan, que tuvo que sentirse como Isaías, que tuvo que sentirse como Elías: “Yo, solo yo, quedo”.

Una de las razones por las que comenzamos The Master´s Seminary fue que había esta pasión que encendió mi propio corazón, de que tenemos que formar hombres fieles. Y mucho de eso surge no solo del sentido del deber, sino también del desánimo.

Entonces Juan está desanimado. Retomemos la narración en el versículo 9. “Yo Juan, vuestro hermano”. Esa es la tercera vez que usa su nombre, y creo que hay algo de incredulidad ahí: “¿Cómo es que yo llegué a estar en esta posición? Solo soy uno de ustedes, yo solo soy su hermano ". No hay rango aquí; él no desfila su autoridad apostólica. Él está literalmente atónito por el hecho de que, en medio del desánimo, el Señor vino a él y le dio mucho más, infinitamente mucho más de lo que hubiera esperado tener en términos de una visión para animar a un apóstol en problemas.

“Yo, Juan, vuestro hermano, solo un copartícipe en la tribulación, en el reino y en la perseverancia. Y yo estoy con ustedes, yo estoy en los problemas, estoy en el reino, estoy aguantando. Yo estuve en la isla llamada Patmos, y estuve allí debido a la Palabra de Dios y el testimonio de Jesús; yo había sido exiliado allí. Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor". Sabemos una cosa: era un domingo, el día del Señor.

¿Qué quieres decir, Juan, que estabas en el Espíritu? "Bueno, no sé si puedo decirlo de otra manera. Yo no estaba en la carne; Yo estaba en el Espíritu. Estaba en alguna zona espiritual un domingo, y escuché detrás de mí una voz fuerte como el sonido de una trompeta, que decía: 'Escribe en un libro lo que ves y envíalo a las siete iglesias: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea '”. Él era un hombre, aquí hay un hombre mayor desanimado sentado en harapos. Hay una cueva en la isla de Patmos que se remonta a la tradición como uno de los lugares donde Juan, sin duda, pasó el tiempo. Me he sentado en esa cueva, una experiencia increíble.

En medio del desánimo en un domingo, el cielo se abre. Él es sacado de las percepciones normales del tiempo y el espacio, y él está en el Espíritu. En otras palabras, él está a punto de tener una revelación espiritual. Y comienza con una voz como el sonido de una trompeta, que suena para llamar su atención. Se oyeron trompetas fuertes en el Sinaí; este es ese tipo de trompeta fuerte, que tiene la intención de llamar su atención. Y él está a punto de descubrir por qué no está muerto. Él es viejo, pero no está muerto, porque no ha terminado.

En el versículo 11 se le dice por esta gran voz: “Escribe en un libro lo que ves. Estás a punto de escribir todas las visiones que te llegarán hasta el final del libro de Apocalipsis. Haz siete copias y envíalas a las siete iglesias. Y en esas copias habrán cartas para cada una de esas iglesias individuales, y habrá el resto de las visiones que se te den. Escribe el libro de Apocalipsis “.

Siete candeleros de oro aparecen después en el versículo 12: "Me volví para ver la voz que hablaba conmigo", y él "vio siete candeleros de oro". ¿Qué están indicando? Bueno abajo en el versículo 20, "Los siete candeleros de oro son las siete iglesias". Entonces son símbolos de las siete iglesias. Y debido a que siete es el número de finalización, son símbolos de todas las iglesias en todos los períodos de tiempo.

Estos candeleros son candeleros portátiles. Tenían pequeñas lámparas de aceite, una jarra pequeña llena de aceite. Ponían una mecha en él, lo encendían y lo ponían sobre un candelero. Estaría elevado como si elevara una lámpara para llevar la luz arriba de donde la necesita, para que pueda ver. Él ve los candeleros. Y luego este es el momento más importante: "En medio de los candeleros", en el versículo 13, "Vi a uno como un hijo de hombre". Él vio a Cristo. Este es Cristo en medio de los candeleros. Los candeleros representan la iglesia, la luz en el mundo. Este es Cristo en Su iglesia.

Y la pregunta en la mente de Juan es: "¿Se preocupa Él por su iglesia?" ¿Conoce Él el estado de su iglesia? ¿Entiende Él lo que está pasando y lo mal que está? " Y Juan supervisaba estas siete iglesias. “¿Acaso Él entiende lo qué viene del exterior y qué viene del interior que puede hacer tanto daño? ¿Qué está haciendo el Señor en Su iglesia ahora? La creación está terminada. La expiación ha terminado. Su vida en la tierra ha terminado. Entonces, ¿qué está haciendo Él ahora? Bueno, claramente, Él se está moviendo en Su iglesia.

Los candeleros son de oro, lo que habla del precio de la iglesia, comprado con su propia sangre. Siete iglesias, nuevamente, hablan del simbolismo de toda la iglesia. Y Juan ve a Cristo en Su iglesia, y ese es el escenario para entender este pasaje increíble. Lo que les estoy diciendo es que el Señor está en Su iglesia verdadera. Ese es el primer punto que quiero que observe: Él habita Su iglesia.

“En medio de los siete candeleros”, versículo 13, “vi a uno como un hijo de hombre”. “Hijo del hombre” está tomado de Daniel 7:13 y 14, donde el profeta Daniel dice: “A uno como un Hijo de Hombre” —hablando del Mesías— “le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará y su reino uno que no será destruido”. Entonces Daniel nos presenta al “Hijo del Hombre” como un título mesiánico.

El primer aliento de Juan es, el Señor está en Su iglesia. Él habita en Su iglesia. Él ha redimido a su iglesia. Él es dueño de Su iglesia por la compra de sangre. Él vive en su iglesia. Él es quien dijo, Mateo 28:20, “He aquí yo estoy con vosotros todos los días". ¿Correcto? “he aquí, yo estoy con vosotros todos los días”. O Juan 14:18, "Yo no os dejaré". O Juan 14:23, "Si alguno me ama, haré mi morada con él". O Colosenses 3:11, "Cristo es todo, y en todos”.

No importa cómo luche la iglesia, la iglesia verdadera, no importa cómo vacile, el Hijo del Hombre está vivo en medio de Su iglesia verdadera. Él trae el cielo a la tierra. Y cuando usted tiene comunión con la iglesia viva y verdadera, está en comunión con el Cristo vivo y verdadero. Me encanta lo que Pablo dice en Colosenses 3; él dice: "Cristo, nuestra vida". Gálatas 2:20, “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”. Él está en Su iglesia, no en el edificio, pero ha establecido su residencia en la gente. Si usted tiene a Cristo, usted tiene el Espíritu de Cristo — Romanos 8: 9 — viviendo en usted.

Cristo no puede, no abandonará a Su iglesia verdadera. Juan dice que tenemos comunión con Él y con el Padre. Esto es comunión, asociación, y es inquebrantable. Usted nunca podría estar fuera de comunión con el Señor. La gente solía hablar así: "¿Estás fuera de comunión con el Señor?" Eso es imposible. Si usted es cristiano, Cristo está en usted, está en Cristo; eso es para siempre. Así que quiero animarlos, amigos. Lo que sea que vea que va mal, es limpieza. Pero el Señor está vivo en Su iglesia verdadera, lo que significa en creyentes verdaderos.

Conforme leemos un poco más adelante en el versículo 13, vemos que no solo Él está en medio de Su iglesia, vivo en Su iglesia, sino que está vestido con una túnica, y esa túnica llega hasta los pies y ceñida sobre Su pecho con un cinto de oro. Podērēs es la túnica. Podría ser el manto de un profeta; se usa de esa manera en la versión Septuaginta del Antiguo Testamento. Podría ser la túnica de un rey; también se usa de esa manera. Pero la mayoría de los usos de podērēs en el Antiguo Testamento en la versión griega del Antiguo Testamento se refieren al sumo sacerdote. De hecho, creo que seis de cada siete veces donde ve usted este término, se está refiriendo a una túnica que usa el sumo sacerdote. Lo que es aún más distintivo es el comentario en el versículo 13 de que “ceñido por el pecho con un cinto de oro". Si usted regresa a Éxodo 28, Éxodo 29, Éxodo 39, verá que esa banda es la que llevaba el sumo sacerdote.

Entonces aquí vemos, no solo Cristo está en Su iglesia, sino que Él está intercediendo por Su iglesia. Él está intercediendo por su iglesia. Él está actuando en nombre de su iglesia. Eso es tan reconfortante. Yo oro por esta iglesia, sin cesar. Confío en que todos oramos por el bienestar, la bendición y la utilidad de la iglesia. Y aunque nuestras oraciones son inevitables porque nos preocupamos, hay Uno cuyas oraciones son infinitamente más grandes que las nuestras, y ese es el Hijo del Hombre mismo, que intercede a favor de Su iglesia.

Hebreos 2:17 lo identifica a Él como un Sumo Sacerdote misericordioso y fiel, poderoso para socorrer a los que son tentados. Él siempre está intercediendo ante el Padre. Jesús el Sumo Sacerdote de nuestra confesión, fiel sobre su casa, cuya casa somos; siempre intercediendo por nosotros, siempre ante el trono. Satanás el acusador puede venir y acusar a los creyentes. Cristo es su defensor. Hebreos 4:15, “un sumo sacerdote que puede compadecerse de nuestras debilidades.”

¿Cómo son esas oraciones? Vaya a Juan 17. Juan 17 es la única muestra en todo el Nuevo Testamento del ministerio sacerdotal de Jesús para Su iglesia. Jesús viene al Padre y la noche de su traición. Y dice en el versículo 6: “He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran y me los diste, y han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste”. Entonces aceptaron la verdad.

Ahora versículo 9, “Yo ruego por ellos; No ruego por el mundo” – “No estoy intercediendo por el mundo” - “sino por los que me diste; porque son tuyos; y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos". “Estoy orando por ellos”.

"¿Qué estoy orando?" Abajo en el versículo 15, "No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del maligno". Versículo 17, “Santifícalos en la verdad; Tu palabra es verdad". Versículo 18, “Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo”. Versículo 20, “No ruego solamente por éstos” —estos discípulos— “sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos” —la próxima generación de creyentes— “que todos sean uno” —por su unidad - “como tú, oh Padre, en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste”. "Estoy orando por la santificación, el entendimiento y el poder de cada generación sucesiva de creyentes”.

“Padre”, versículo 24, “aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo”. “Estoy orando para que lleguen al cielo. Estoy orando para que lleguen al cielo". ¿Cree usted que el Padre escucha las oraciones del Hijo? El Hijo siempre ora según la voluntad del Padre. Incluso usted tiene una promesa en Juan 14 de que si usted ora de acuerdo con la voluntad del Hijo, sus oraciones serán contestadas. El Hijo siempre ora según la voluntad del Padre, y la voluntad del Padre es que ninguno de estos perezca. Ellos están asegurados no por la declaración de ese hecho, sino por la intervención del Sumo Sacerdote.

Aquellos que son la iglesia verdadera no se perderán. “Todo lo que el Padre me da”, Juan 6, “vendrá a mí, y al que a mí viene, no le echo fuera. Sino que lo resucitaré en el día postrero". De la elección a la glorificación, eso está decidido. A quien el Padre escogió, Él justificó. A quien Él justificó, santificó, Romanos 8, a quien santifica, glorifica. Nadie se cae por las grietas. Es bueno reflexionar sobre Romanos 8 en ese sentido.

“Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica; ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió”—después esto—“más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. Entonces, ¿quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? No.

“En todas estas cosas conquistamos abrumadoramente por medio de Aquel que nos amó. Estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir. . . ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”. Estamos asegurados en esa relación por la intercesión de Cristo. Entonces las buenas noticias, amigos: la iglesia todavía es la iglesia, ¿verdad? Todavía es la iglesia. Él no perderá a ninguno de ellos.

Hay un momento en el capítulo 18 que siempre me ha impresionado, el capítulo 18 de Juan. Judas traiciona a Jesús y Jesús protege a sus discípulos. Es una escena bastante asombrosa. Llegan al huerto, los soldados, Judas habiendo traicionado a Jesús. "Él les dijo: 'Yo soy Él" - "Yo soy el que buscan". “Ellos retrocedieron y cayeron al suelo. Por lo tanto, nuevamente les preguntó: '¿A quién buscáis?'”. Lo mismo que les preguntó en el versículo 4, por segunda vez. “Dijeron: 'Jesús el Nazareno”. ¿Por qué les preguntó dos veces? Versículo 8, “Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a éstos”. Ese es un momento increíble.

Jesús sabía que los discípulos no podrían resistir lo que sucedería si fueran arrestados, así que se aseguró de que nunca sucediera. ¿Entiende usted eso? Estamos asegurados porque Él controla las circunstancias. Dos veces hace que los romanos digan públicamente que no tienen autorización para nadie más que Él, y Él dijo eso para protegerlos a ellos, para cumplir la Escritura en el versículo 9, "De los que me diste, no perdí ninguno". No es solo que no lo pierde a usted porque dice que no lo hará, no lo pierde usted porque controla las circunstancias por las cuales podría usted perderse.

¿Qué está haciendo Cristo en su iglesia? Él está vivo en Su iglesia, dando vida a Su iglesia verdadera, intercediendo ante el Padre en nombre de Su iglesia, para llevarlos a la Nueva Jerusalén. Y eso nos lleva al versículo 14. Y pasamos de lo que vestía a Su propia persona: “Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; y sus ojos como llama de fuego. Y sus pies semejantes al bronce bruñido”. Juan ha pasado de Su ropa ahora a Su persona: Su cabeza, Su cabello, Sus ojos, Sus pies. Y pronto será Su voz, Su mano, Su boca, Su rostro. Estamos recibiendo un retrato del Cristo exaltado.

"Su cabeza y Sus cabellos eran blancos como lana blanca, como nieve”. Daniel 7: 9, ese pasaje mesiánico donde encontramos el término "Hijo del Hombre", describe a Dios el Todopoderoso de la misma manera. Entonces Cristo tiene las mismas características que Dios el Todopoderoso. El "blanco" aquí es leukon, no un blanco simple sino un blanco resplandeciente, un blanco brillante, como la luz, el blanco. ¿Qué significa esto? Bueno, significa que Él no está corrompido por el mal. Luz pura, una gloria resplandeciente, la luz blanca de Su santidad eterna, gloriosa y pura.

Ahora, a partir de esa santidad pura y resplandeciente, la shekinah, que apareció incluso en el huerto, salieron dos corrientes penetrantes como láser. Juan ve esto. Y el rostro de Cristo es una luz resplandeciente, y de él salen dos llamas láser. “Sus ojos eran como llama de fuego”, “como antorchas encendidas” en Daniel 10: 6. ¿Qué es esto? Inteligencia santa, penetrante. Esta es omnisciencia. Hebreos 4:13 dice: “No hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia, y todas las cosas están desnudas a sus ojos". No se le escapa nada.

Él intercede por su iglesia y, al mismo tiempo, nada hará que deje de amar a Su iglesia. Nada hará que Él retire el perdón por los pecados de Su iglesia. Pero eso no significa que Él sea indiferente a su pecado. Jonás trató de esconderse, ¿no es así?, de huir de Dios y luego hundirse en las profundidades del barco para esconderse. Usted no puede esconderse de Dios.

El Señor está presente en Su iglesia, está intercediendo por Su iglesia y también está viendo con santidad láser el comportamiento de Su iglesia. Según 2 Corintios 11, Él quiere que la novia sea una virgen pura. Quiere presentar una virgen pura a Cristo; ese es el deseo de Pablo. El Señor Jesucristo dio su vida para santificar y limpiar a la iglesia. Él quiere, Efesios 5, una novia pura, como en 2 Corintios 11. Él quiere que la iglesia sea santa, de tal manera que la primera instrucción que llega a la iglesia es Mateo 18: Y si alguien peca, usted va a ellos, usted confronta el pecado. Si no se arrepienten, lleva dos o tres testigos. Si no se arrepienten, usted se lo dice a la iglesia. Si aún no se arrepienten, los saca.

Él quiere pureza en Su iglesia al grado que si usted es un cristiano pecaminoso podría perder su vida, como pasó con algunos en Corinto, porque profanaron la Mesa del Señor, estaban enfermos y algunos de ellos murieron. Ananías y Safira murieron frente a toda la iglesia por mentirle al Espíritu Santo. Otra forma de ver eso metafóricamente es en el lenguaje de Juan 15, donde nuestro Señor dice: "Cada rama Él purga". Por amor a Cristo, por gozo, por utilidad, por testimonio, Él confronta el pecado de Su iglesia y Él actúa.

“Sus pies”, versículo 15, “semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno”: bronce al rojo vivo, brillante. Juicio en la iglesia; El juzgará. ¿Cómo juzga Él? Podría ser por muerte; podría ser por enfermedad; podría ser por desenmascarar, solo desenmascarar. Pero Su juicio es severo, ardiente, fundido, puro, refinado, pies resplandecientes de juicio. Él quiere que Su iglesia sea tan pura que Él no dudará en traer juicio sobre la iglesia.

¿Se está moviendo Cristo en su iglesia? Lo está haciendo. Él está vivo en Su iglesia; está intercediendo por Su iglesia; y está, con omnisciencia pura y santa, plenamente consciente de los pecados de Su pueblo y traerá juicio sobre ellos. No significa la pérdida de la salvación; significa la pérdida del gozo y podría significar la pérdida de la vida. Juan está siendo alentado: el Señor quiere la pureza de la iglesia más que Juan. El Señor quiere la pureza de la iglesia, Juan está siendo alentado, el Señor quiere la pureza de la iglesia más que Juan.

Conforme usted llega a la segunda parte del versículo 15, hay una cuarta imagen: "Su voz era como estruendo de muchas aguas". Una de las cosas que uno nota si visita Patmos, y lo vería en cualquier isla, es que las olas golpean esa pequeña roca en todas las costas; y como no hay playa, es ruidosa. En realidad, es un sonido fuerte. "El sonido de muchas aguas". Encontramos eso desde Ezequiel 43. Esa era una metáfora que la gente usaba cuando querían hablar de algo que era fuerte y que tenía autoridad. ¿Qué nos está diciendo esto? Que Él manda a su iglesia. Él habla con autoridad a Su iglesia. Su voz es como el sonido de muchas aguas.

He estado observando algunas de las tonterías que están ocurriendo con algunas iglesias que están intentando suavizar la homosexualidad. Y lo que se ha convertido en una frase popular es que "Dios habla en voz alta sobre muchos pecados, pero susurra sobre la homosexualidad". Eso ha estado en Internet. Esa locura se ha extendido: "¿Dios susurra sobre la homosexualidad"? No creo que estuviera susurrando en Sodoma y Gomorra. Antes de que la lava los enterrara a todos, el ruido habría sido más de lo que nadie había escuchado en toda su vida. Dios no susurra sobre las transgresiones, Él habla con una autoridad aplastante, como las olas que golpean la costa de las rocas.

La voz que Juan escuchó en el versículo 10, ahí atrás era fuerte, quizás una voz angelical, o quizás la voz del Señor. Esto lo eleva algunos niveles. "Toda autoridad me es dada en el cielo y en la tierra", Él dijo, ¿no es así? Y Su Palabra habla con autoridad. Por eso Tito dice: "Habla. . . con toda autoridad ". Así que la buena noticia es que el Señor está hablando a Su iglesia, Su iglesia verdadera, con autoridad. Sabemos de dónde viene eso. Viene de Su Palabra.

Hay un quinto aspecto de esta visión que nos anima a Juan y a nosotros: “Tenía en su diestra siete estrellas". Solo digamos que Él controla Su iglesia. Él controla Su iglesia. ¿Qué son estas siete estrellas? En el versículo 20, ahí abajo dice que son "los ángeles", o mejor, "los mensajeros". Son los líderes, los pastores. Es la palabra ángelos, y a menudo se traduce como "ángeles", por supuesto; pero es la misma palabra para “mensajeros".

Estas son buenas noticias; controla a los líderes de su iglesia. Él nunca se quedará sin líderes fieles; siempre tendrá líderes fieles. Él siempre tendrá líderes piadosos. Puede que tenga que buscar en la pila para llegar a ellos. Pero Él dio, Efesios 4, a Su iglesia los evangelistas-pastores, pastores evangelistas que enseñan evangelistas, así como dio a los apóstoles y profetas en el pasado. Él siempre tiene líderes fieles.

Entonces, ¿qué está haciendo Él en su iglesia? Él está vivo en Su iglesia, purificando Su iglesia, intercediendo por Su iglesia, proclamando la verdad a Su iglesia, disciplinando a Su iglesia cuando es necesario, y luego — me encanta esto; volviendo al versículo 16 — protegiendo a Su iglesia. "De Su boca salía una espada aguda de dos filos". ¿Para qué es eso? Los pies eran los instrumentos de juicio en la imagen. ¿Para qué es la espada? Pase al capítulo 2, versículo 16; nos apuraremos en esto.

Capítulo 2, versículo 16: “Vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos". ¿Contra qué? Falsos maestros, falsos maestros que se han mencionado en los versículos anteriores. “Pelearé contra ellos con la espada de mi boca. "Pelearé contra ellos con la espada de mi boca". Esta es una romfáia de dos filos: grande, enorme, espada ancha que corta en toda dirección.

Él, me encanta esto, es el protector principal de Su iglesia verdadera. El protegerá a su iglesia. Él dio a su iglesia instrucción, en 2 Pedro, para poder reconocer a los falsos maestros. Lo repitió en el libro de Judas. Él advirtió en las epístolas finales, 1, 2 y 3 de Juan, sobre lo importante que era la verdad, y no escuchar a nadie que dijera algo que no era verdad. Pero por mucho que nos preocupe eso, él está aún más preocupado por eso. Y entonces Él protege a Su verdadera iglesia, y lo hace por medio de pastores fieles, mensajeros fieles que Él sostiene en Su diestra, la mano del poder y la mano de la autoridad. Ellos están ahí fuera.

Número siete en la imagen, volviendo al versículo 16: "Su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza". Esta es la suma de esto: Él muestra Su gloria a través de Su iglesia. Usted sabe, todos, queremos ser glorificados; y todos sentimos que nos quedamos cortos, ¿verdad? Pero Juan vio el rostro del Hijo del Hombre, y fue como un sol abrasador al mediodía en un día claro como el cristal. Mateo 13:43, se dice que los rostros de los justos “brillan. . . como el sol." Segunda de Corintios 4, Él brilla en nosotros “para dar la luz del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo”.

El Señor no se ha rendido con Su iglesia. Odio cuando escucho a esta gente decir eso. “Ven y únete a nuestra pequeña secta, porque la iglesia ya no es buena; apostató, se volvió demasiado organizada”. Tanta gente atacando a la iglesia. El Señor todavía está iluminando la luz de Su gloria a través de Su iglesia, lo que quiere decir que al final de todo, el evangelismo es el propósito: que la gente pueda ver a la iglesia y ver a través de la iglesia, la gloria del Señor de la Iglesia.

Entonces aquellos de nosotros que formamos parte de la iglesia no debemos desanimarnos. Y durante este último período de tiempo podríamos haber tenido muchas razones para estar desanimados, pero ha sucedido todo lo contrario, ¿no es así? Hemos visto al Señor hacer todas estas cosas. Ha sido un viaje increíble. Y Él ha estado vivo entre nosotros; muchos han llegado a la fe en Cristo. Él ha enriquecido nuestro compañerismo más allá de lo que jamás podríamos imaginar. Él nos ha disciplinado. Él nos ha purificado. Él continúa hablándonos con autoridad a través de Su Palabra, mandando, controlando soberanamente. Y Él ha permitido que Su rostro, el rostro de Su gloria, brille a través de Su iglesia. Y le damos toda la alabanza y toda la gloria.

Yo no puedo imaginar, en toda la vida de ministerio que he vivido, una demostración más grande de la obra del Señor en Su iglesia que la que he visto en los últimos dieciocho meses. No tema, el Señor está en Su iglesia.

Padre, te agradecemos por la verdad. Te agradecemos por darnos una visión que nos consuela. Podría abrumarnos y, como Juan, podríamos caer como hombres muertos. Pero si lo hacemos, Tú nos recogerías y dirías: "Espera un minuto, no es necesario que te caigas. Yo estoy vivo. Estoy vivo. Tengo las llaves de la muerte y del Hades. No necesitas temer. Yo morí por todos tus fracasos y Yo vivo para llevarte a la gloria ". Padre, te agradecemos por el hecho de que Cristo murió y llevó nuestros pecados en Su propio cuerpo, y que resucitó de entre los muertos, está vivo para siempre y nosotros resucitamos en Él; No tenemos nada que temer. Gracias por mostrarnos, en Tu Palabra y en nuestra experiencia estos muchos meses, la gloria de Cristo en Su iglesia. Amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org 
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