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Ahora, si quiere regresar en sus Biblias al capítulo 19 de Lucas el cual leí hace un momento, van a estar en el contexto para nuestra mirada a la coronación baja del Rey alto del cielo. El texto que leí, si estaban escuchando se dieron cuenta de que realmente está lleno de ironía, lleno de contrastes impresionantes, tiene usted el reconocimiento de Jesús por parte del pueblo y después la condenación del pueblo por parte de Jesús. Éste tiene que ser la coronación más excepcional y sin paralelos jamás vista. Por un lado, es grande, entusiasta, llena de aclamación y de admiración generada por la esperanza gozosa del pueblo por parte de su Mesías que está llegando. Por el momento parecía como si Jesús podría ser ese Mesías, y que esa victoria inminente sobre todos sus enemigos estaba por venir.

Y en expectativa de eso y en las glorias de ese triunfo, y la llegada del reino de Dios ellos estaban literalmente emocionados. Por otro lado, vemos la superficialidad de esa emoción, vemos la superficialidad de esto, vemos la hipocresía de esto, porque todo termina en un pronunciamiento de destrucción. En lugar de que la condenación caiga sobre sus enemigos y la llegada del Mesías traiga la victoria, la condenación caerá sobre ellos, producida por ese Mesías mismo. En lugar de ver las glorias de la conquista, experimentarán las agonías de ser conquistados. En lugar de experimentar la bendición de Dios, están a punto de experimentar el juicio de Dios.

Entonces, el contraste entre las palabras del pueblo y de Jesús, es fuerte. Ellos después de ver los milagros de Él, tienen lo mejor en mente. Es el momento para el reino, es el momento para la exaltación. Él después de ver la incredulidad de ellos tiene lo peor en mente, es el momento para la devastación, no exaltación. Ellos esperan a un héroe conquistador, en lugar de esto reciben a un Juez condenador. Si algún momento ha habido una coronación como esta dónde al rey se le ofrece el trono, rechaza el trono, y se vuelve contra el pueblo que se lo ofrece y pronuncia destrucción. No crea que jamás ha habido una coronación como esa, pero ese es exactamente el caso en esta coronación baja del Rey alto del cielo.

Habían pasado algunas semanas desde que Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, habiendo echo eso en Betania, Él entonces se fue a Galilea, pasó unas cuantas semanas en Galilea, y después regresó hacia Jerusalén para la Pascua. Conforme Él fue hacia el sur de Galilea cruzando el Jordán al lado este a Perea, descendió al sur a Perea y después cruzó el Jordán al norte de Jericó. Él llegó a Jericó, sabemos que cuando Él estuvo en Jericó, Él sanó a dos mendigos ciegos, les trajo salvación y también trajo a salvación a un hombre muy famoso, de estatura baja llamado Zaqueo, quien era un recaudador de impuestos.

Después de esos encuentros únicos en Jericó, Él entonces procedió hacia arriba, hacia Jerusalén. Está a unas más de diecisiete kilómetros hacia arriba, de abajo del nivel del mar, de Jericó hasta más de cuatro mil pies de altitud a la ciudad de Jerusalén. Él habría caminado por ese camino bien protegido por los romanos, no solo, sino que más bien con una congregación más bien grande de personas que se habían acumulado porque ellos también se dirigían hacia la Pascua. Una multitud que estaba creciendo más y más, de viajeros.

Entonces, habían personas que estaban esperando ahí en la ciudad para la Pascua. Había una multitud que usted podría decir, enfrente de Él, y había una multitud con Él, y detrás de Él también. Juan 12:1 dice que Él llegó a Betania, el cual está a más de dos kilómetros al este de Jerusalén. Él llegó a Betania seis días antes de la Pascua. Eso sería antes de que se pusiera el sol el sábado, y ese sábado, a Él se le invitó a una comida en su honor. Mateo describe esa comida, como también lo hace Marcos. Estamos a tan solo seis días de los clavos, las espinas, la burla, que le escupan, que lleve el pecado, a tan solo seis días antes de que experimente la cruz desamparado por Dios, conforme Él se vuelve el sacrificio por el pecado.

Durante esos primeros días al llegar, Él buscó comunión. Realmente era la última ocasión de comunión antes de que se involucrara con la ciudad, una vez que había entrado. Pero por un poco de tiempo Él está con sus discípulos y Él está con sus amigos María, Marta, las hermanas de Lázaro, quien Él había resucitado de los muertos. Pero no fue la comunión más pura, porque Judas estaba ahí, y Él está muy consciente de lo que Judas estaba a punto de hacer. Al otro día era domingo y Él se quedó en Betania hasta dónde podemos saber y el pueblo salió a verlo. Según Juan capítulo 12 oyeron que estaba en Betania, sabían que Él había resucitado a Lázaro de los muertos, salieron para ver a este obrador de milagros, a este que había resucitado a personas muertas. Era lunes, de hecho, cuando entró en Jerusalén, lo celebramos como el domingo de ramos, pero lo más probable es que fue el lunes y ahí es en dónde lo encontramos en el texto de Lucas 19, y en los otros relatos comparativos del evangelio.

En todas las coronaciones que se hicieron, en toda la historia del mundo, nunca ha habido un monarca tan supremo, tan exaltado, tan puro, tan poderoso, tan glorioso, tan soberano, y tan digno como Jesucristo. Nadie se acerca, ni todos ellos juntos tocan el borde de Su gloria infinita. Aunque Él es la persona más gloriosa que jamás había recibido una coronación, es la coronación más hipócrita y baja y superficial de todas las coronaciones. Ese lunes procede de Betania, ahí sube la montaña a Jerusalén, Él sabe lo que viene, una semana de conflicto intenso, inmenso, comienza eventualmente con la limpieza del templo. Y Él ahí despedaza la religión falsa del judaísmo, en lugar de atacar a sus enemigos los ataca a ellos.

Y después del conflicto con los líderes de Israel día tras día, tras día, hasta que finalmente un juicio falso y Su crucifixión el viernes. Él se dirige a la montaña, a la muerte, está simplemente a más de dos kilómetros desde Betania, pero es el fin de un viaje largo desde el cielo a la tierra, a lo largo de años, y años de vivir en este mundo maldecido por el pecado, tres años de ministerio, muchos viajes a Jerusalén, muchas Pascuas. Ésta es la última. Él se dirige a la muerte para la cual Él asumió la vida, una muerte que rescata, que redime, que reconcilia, una muerte que ratifica el Nuevo Pacto de perdón mediante la gracia. Una muerte que provee expiación completa para los pecados de Su pueblo, una muerte que va a conquistar la muerte, va a ser la muerte de la muerte. La muerte que provee perdón de pecados y cielo eterno para todos aquellos que creen. Antes de que Él venga a reinar, Él debe venir a morir y resucitar.

Ahora, es importante señalar que hasta este punto Jesús nunca había permitido que hubiera demonstración pública, abierta, de declararlo como Mesías. Él nunca había hecho eso. De hecho, cuando usted lee los evangelios usted sabe que Él buscaba quitarse de situaciones que comenzaban a ir en esa dirección. Ésta es la primera vez en su vida, en la que Él permitió esa demostración pública, abierta que lo declaraba como Mesías, que se llevara a cabo. Esta es la única ocasión. ¿Y porque ahora? ¿Por qué ahora? Estuvo diseñada para incitar a Sus enemigos, más que cualquier otra los incitaría para que ellos se movieran rápidamente para quitarle la vida.

Él sabía que el plan de Dios era que Él moriría como el Cordero de Dios, y que Él moriría el viernes siguiente, en el momento en el que los corderos sacrificiales estaban siendo matados, Él moriría como el Cordero escogido por Dios, muriendo por los pecados de Su pueblo. Él tenía que crear un acontecimiento que enfurecería a Sus enemigos a tal grado que los empujaría a llevarlos rápidamente a la cruz, pensando que estaban operando en base a su propia agenda, en base a su propio tiempo, pero realmente estaban operando al plan de Dios hasta ese momento y Él quería el despliegue más grande, la muestra más grande, Él quería estar expuesto a la mayor cantidad de gente posible para que se movieran rápidamente para llevarlo a la cruz, pensando que ellos estaban operando en base a su tiempo, pero en realidad estaban cumpliendo con el plan de Dios hasta el último momento.

Él quería ser expuesto ante la multitud más grande posible, para amenazar a los líderes judíos que eran sus enemigos, y hacer así que apresurarán Su muerte, porque Él necesitaba estar en la cruz el viernes. Decenas de miles de personas estaban en Jerusalén en la Pascua. Diez años después tenemos un registro de que doscientos sesenta mil corderos fueron matados en una Pascua diez años después. ¡Doscientos sesenta mil corderos fueron matados! Un cordero podía ser matado por una familia entera, multiplicando ese número le daría a usted una cantidad enorme de personas que estaba en Jerusalén. Ésta fue una preparación para enfurecer a Sus enemigos, estaba en el momento correcto, en el lugar correcto, conforme al plan divino. Al final del viaje Él comenzó en el cielo, como dije antes, pero como nos dice en Lucas 9:51, comenzó ahí cuando colocó Su rostro hacia Jerusalén, y comenzó a moverse en esa dirección, éste fue el último viaje de Su vida y éste el fin de Su viaje de Su encarnación.

Él finalmente se está dirigiendo a Jerusalén. Su llegada produce este acontecimiento enorme. Quiero que veamos Lucas 19, y quiero que veamos tres cosas, tres cosas que básicamente afirman que Él es el Mesías. Una tiene que ver con esta expectativa del acontecimiento. La otra tiene que ver con la adoración que Él recibió, y la final tiene que ver con Su adjudicación que cayó sobre las cabezas del pueblo. Vemos que Él es Dios, Él Hijo, el Mesías, porque Él es omnisciente, porque Él está cumpliendo la profecía. Vemos que Él de manera legítima es Dios el Mesías porque Él recibe adoración que solo es para esa persona. Vemos de nuevo que Él es Dios el Mesías, el Hijo de Dios porque Él es el Juez, que trae juicio final. En estos tres también vemos al pueblo comprometido, después vemos a los curiosos, y vemos a los contrarios, vemos a los discípulos, vemos a la multitud, y vemos a los fariseos. Vemos a los verdaderos seguidores de Jesús, vemos a los seguidores falsos de Jesús, y vemos a los rechazadores de Jesús.

Entonces, pensemos en primer lugar en la anticipación. De regreso al versículo 28 de Lucas 19. “Dicho esto, iba adelante subiendo a Jerusalén.” Dicho esto, se refiere a una parábola que Él contó, una parábola anterior que ilustró la experiencia misma que Él tiene en esta coronación. Él terminó la parábola y Él se dirigió hacia Jerusalén. “Y aconteció que llegando cerca de Betfagé y de Betania, al monte que se llama de los Olivos, envió a dos de sus discípulos.” Ahora, simplemente para detenernos ahí, como dije ahí, es una caminata de unos cuatro mil pies desde Jericó ahí, pero está Betania, está a más de dos kilómetros al este, pero Betania está por la parte de atrás de los montes. Entonces de Betania usted realmente no ve la gloria plena de la ciudad de Jerusalén. Él viene en esos kilómetros finales, no como conquistador sobre un caballo blanco sino como veremos viene como un sacrificio bajo montado en un asno.

Estas dos pequeñas aldeas, Betfagé, es la única mención de esta aldea en relación a Su entrada triunfal. Y Betania significa casa de dátiles, y eso refleja la naturaleza agrícola de esa área. Y, se dice que ambas estaban cerca del Monte de los Olivos, el cual está al este de Jerusalén. Hay una cordillera montañosa que va de norte a sur al este de Jerusalén, y esa cordillera montañosa tiene tres montes, uno es el monte Scopus, a unos veintiséis mil pies de altitud, después está el monte la Corrupción, la parte que está más al norte, el Scopus está en parte del sur extrema. El norte viene de 2 Reyes está en la parte norte extrema, se llama el monte de Corrupción porque ahí los israelitas establecieron ídolos, muchos ídolos, Astoret, Kemos, e incluso la adoración de Baal.  Así llegó a ser conocido como el monte de la Corrupción, pero en el medio está el Monte de los Olivos. La ciudad no puede ser vista hasta que usted llega a la cima del Monte de los Olivos y después aparece abajo de usted.

Y entonces, conforme Él vino acercándose a Betfagé y Betania, no había visto aún a Jerusalén, ni la gente en la ciudad lo había visto aún, entonces envió a dos de Sus discípulos, diciendo: “Id a la aldea de enfrente, y al entrar en ella hallareis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado jamás, desatadlo y traedlo. Él está reduciendo la velocidad en Su viaje, en Betania, Él los envía a Betfagé muy cerca, con un propósito en mente específico, demostrar Su omnisciencia y cumplir la profecía. Dice en el versículo 30, “Id a la aldea, de enfrente,” lo más probable en frente de Betfagé, “y al entrar en ella encontrareis un pollino atado” ¿cómo lo sabe? Porque Él es omnisciente. Él sabe eso. Mateo dice que inmediatamente encontraron un asno. Él sabe eso, Él sabe que este es un asno, es un pollino, la madre de ese pollino va a estar ahí también. Él también sabe que este es un pollino en el cual ningún hombre ha montado jamás.

“Desatadlo.” De una u otra manera Él dice, desatadlo cinco veces. Éste animal estuvo reservado para el Mesías. Ningún hombre había montado jamás en él. “Desatadlo” al final del versículo 30, “Traedlo.” “Y si alguien os preguntara,” versículo 31 dice, “¿Por qué lo desatáis? Le responderéis así, “Porque el Señor lo necesita.”” Él no se lo estaba robando, únicamente lo estaba tomando prestado por el día. ¿Cómo es posible que la gente sin problema cedió al animal? Es bastante claro que ellos sabían quién iba a ser que lo iba a montar. No hay explicación, en el versículo 31, fuera de que el Señor lo necesita, debieron haber sabido quien era el Señor.

¿Pero porque esto? versículo 32, “fueron los que habían sido enviados y hallaron como les dijo.” Aquí está la primera demostración de la deidad de Dios, Su omnisciencia. Él conocía detalles que no eran visibles para ninguna persona en Su presencia. Se acuerda usted ahí atrás en las otras partes del registro de los evangelios, en Juan capítulo 1, Él vio a Nataniel con Su omnisciencia antes de que lo viera con Sus ojos. En Juan capítulo 2, dijo que nadie tenía que decirle lo que había en el corazón del hombre porque Él conocía lo que había en el corazón del hombre. En Mateo capítulo 6:17 Él dijo a los discípulos que fueran y arrojaran su línea de pez y sacaran un pez y ahí en adentro del pez encontrarían monedas para pagar impuestos.

En Lucas 22 cuando era el momento de la Pascua, para que se llevara a cabo la comida de la Pascua les dijo que sabrían dónde era el lugar dónde iban a celebrar la Pascua porque ellos iban a encontrar un hombre que llevaba un cántaro de agua. Ese era el deber de una mujer normalmente, pero encontrarían a un hombre cargando agua y si lo siguen los va a llevar al lugar dónde iban a celebrar la Pascua. Varias indicaciones en su vida, en el registro de los evangelios de Su omnisciencia. Pero hay más aquí que tan solo Su omnisciencia, versículo 35, “Y lo trajeron a Jesús, y habiendo echado sus mantos sobre el pollino, subieron a Jesús encima. Y a su paso tendían sus mantos por el camino.” Es realmente una muestra sorprendente. Desataron al pollino, y obtuvieron el permiso para llevarse al pollino, y ellos dijeron porque el Señor lo necesita temporalmente y lo trajeron a Jesús de regreso a Betania, y habiendo echado sus mantos sobre el pollino, subieron a Jesús encima.

Y, por cierto, esa es una conexión con la línea real. Si usted regresa en 1 Reyes capítulo 1, tanto David como Salomón estuvieron montados sobre una mula real. De acuerdo con 1 Reyes 1, incluso Salomón en su coronación, nuestro Señor tenía una razón por montarse en un pollino. Un pollino, no necesariamente para asociarse con David y Salomón, hay algo mucho más significativo que eso. De regreso a Mateo capítulo 21, en el relato de Mateo de este mismo acontecimiento leemos esto, “Esto se llevó a cabo para cumplir lo que fue hablado por el profeta.” Y esto es lo que fue hablado por el profeta, “Vi a la hija de Sion, he aquí vuestro rey viene a ti, gentil y montado sobre un pollino, incluso sobre un asno, un pollino, un animal de carga.” Eso es Zacarías 9:9. Zacarías profetizó que cuando el Mesías viniera el Rey vendría de manera gentil, montado sobre un asno y no solo un asno, sino el pollino, el pollino de un asno. Él ni siquiera se monta sobre una mula real, sino un pollino, lejos de lo que el pueblo hubiera esperado para el rey. Zacarías el profeta había profetizado y predicho eso quinientos años antes de que la gente lo reconocería como su rey, montado sobre un pollino.

Incluso los discípulos honestamente estaban sorprendidos por esto, y en el momento que estaba pasando no lo entendieron. En el capítulo 12 del evangelio de Juan, en el versículo 16 dice esto, “Estas cosas” hablando de él montando a ese animal, “estas cosas sus discípulos no entendieron al principio, pero cuando Jesús fue glorificado entonces recordaron que estas cosas fueron escritas de Él, y que habían hecho estas cosas a Él. ¿Por qué no entendieron que Él se montaría sobre un pollino? ¿por qué no entendieron que Él cumpliría Zacarías 9:9? Respuesta: porque en su propia teología mesiánica, Él habría venido a reinar, habría venido a conquistar, ellos habrían asumido que vendría montado sobre un caballo blanco, y Él vendrá la próxima vez, pero eso de manera clara está diseñado para ser revelado para nosotros en Apocalipsis capítulo 19.

Entonces, conforme vemos los acontecimientos de preparación, los preparativos, vemos la divinidad de nuestro Señor, vemos el cumplimiento exacto preciso de la profecía establecido de manera específica en el Antiguo Testamento. Este es el Mesías verdadero, lo vemos en Su omnisciencia, lo vemos en el cumplimiento de la profecía. Entonces, toda esa expectativa, esa anticipación nos lleva a la convicción de que verdaderamente este es el Mesías. Hay una segunda característica en este texto, y vamos de la anticipación a la adoración. Y eso es exactamente lo que sucedió ahí en el versículo 36. “Y a su paso, tendían sus mantos por el camino.” El pueblo comenzó a arrojar sus mantos sobre el camino para que el animal caminara sobre los mantos.

Cuando llegaban ya cerca de la bajada del Monte de los Olivos, había ido a la cumbre del Monte de los Olivos, y empieza a bajar usted, empieza a ver la ciudad de Jerusalén conforme ya estaban cerca de la bajada del Monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces, por todas las maravillas que habían visto, diciendo, “Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor. Paz en el cielo, y gloria en las alturas.” Usted regresa a 2 Reyes capítulo 9, y usted ve una ilustración de la costumbre antigua de arrojar su manto frente a un monarca, eso era una manera de expresar honor, y sumisión. Usted estaba diciendo, coloco mi manto como un acto en cierta manera de sumisión simbólica como yo colocaría mi vida a tus pies, como mi rey. Ellos esencialmente están diciendo, nos colocamos bajo tus pies, nos colocamos en sumisión bajo tus pies. Esta es la versión judía de “Que viva por muchos años el rey.”

A pesar de lo que nuestro Señor había dicho de que, la idea de que el reino vendría cautivó a todo mundo, el Rey estaba ahí, el reino debe seguirlo a Él, y las emociones comenzaron a incrementarse. Él será su Rey, Él será el cumplimiento de todas las promesas hechas a Abraham, y a David, y a los profetas. Él va a conquistar a nuestros enemigos, Él va a establecer a Jerusalén. Y el rey desde Jerusalén que va a cubrir el mundo. Esa era su expectativa, su anticipación. Esa es la razón por la que el versículo 37 que toda la multitud de los discípulos gozándose comenzaron a alabar a Dios a grandes voces. Nunca habían tenido un momento como este en su historia. Habían estado esperando durante siglos la llegada del Mesías. El camino desde Jericó llega a su culminación al Monte de los Olivos conforme se ve la ciudad, la multitud está lista para que Jesús llegue, la multitud está frente a Él y atrás de Él, la multitud entera está gozosa. ¿Y qué fue lo que los convenció? Todos los milagros que ellos habían visto, por todas las maravillas que habían visto, ese es el resumen del ministerio de toda Su vida.

De hecho, Juan termina su evangelio al decir esto, “También hay muchas otras cosas que Jesús hizo, que, si fueran escritas a detalle, supongo que ni el mundo mismo no podría contener los libros que serían escritos.” Juan, en su evangelio, establece milagro, tras milagro, tras milagro, tras milagro y después lo resume al decir, estos son únicamente muestras de una cantidad inmensa de los milagros que Él hizo que todos los libros en el mundo no podrían contener, el pueblo había visto todo esto, había hecho Él esto públicamente y ahora Él va desde Galilea en dónde Él tuvo claro su ministerio primordial, y se han congregado y han descendido junto con Él, junto con la gente en Jerusalén. Esta es una confesión abierta por parte de ellos de la validez de los milagros de Él. Ellos nunca cuestionaron la legitimidad de los milagros de Él.

La multitud está creciendo, y escuche lo que ellos dicen, “Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor, paz en el cielo y gloria en las alturas.” No se ha escuchado desde Lucas 2, cuando fue dicho por los ángeles que anunciaron el nacimiento de Él. Ellos le rindieron el honor y la adoración que los ángeles llamaron a que se le diera, pero Él nunca lo recibió hasta este punto. Cómo veremos fue muy superficial y temporal, y cuando Él no hizo lo que ellos querían que Él hiciera se volvieron en contra de Él, con tal furia que no tomó mucho tiempo para que gritaran ¡Crucificadle! ¡Crucificadle! Y eso es exactamente lo que hicieron. Pero en este punto, las esperanzas de ellos están elevadas y están gritando, versículo 38, y están gritando “¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor! ¡Éste es el Rey del Señor! ¡Éste es el Rey de Yahweh! El Rey, Sacerdote, y Profeta prometido. Esta es la hora de paz en la tierra y gloria en las alturas.

Mateo añade, la mayoría de la multitud esparció sus montes sobre la tierra, sobre el suelo. Y otros estaban cortando palmas de los árboles y esparciéndolo sobre el suelo. Juan capítulo 12, versículo 13 dice que su rama en particular eran ramas de palma, ramas de palmas en la historia judía han sido históricas de la salvación, simbolizan el gozo, la salvación, Mateo también indica que la multitud estaba dividida, entre aquellos que estaban frente a Él y los que estaban detrás. Entonces, Él estaba siendo aplastado en medio de ellos. Y la multitud estaba creciendo, por así decirlo, en su fuego por el momento, a tal grado que dice en Juan 11, que los principales sacerdotes y los fariseos habían dado órdenes a cualquiera que supiera dónde estaba Jesús que lo reportaran para que lo aprendieran. Juan da advertencia apropiada de que cuando esto pase los fariseos y los líderes de Israel no estarán felices.

La emoción de la multitud incrementa el enojo de los líderes judíos, en una voz están diciendo todos, “¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor!”. Mateo añade, ¡Hosanna el Hijo de David! Hosanna es una exclamación que significa ¡Salva ahora! ¡Salva ahora! ¡Líbranos ahora! Tenían una salvación temporal en mente, terrenal, pero Él tenía una espiritual, no para conquistar a Roma, sino conquistar la muerte y el pecado, y reconciliar a pecadores a Él. Y ellos dijeron, “Hijo de David”, el título más común del Mesías. Ellos realmente estaban haciendo un eco de los Salmos, y en particular estaban haciendo eco del Salmo 118.

Podría verlo usted ahí en su Biblia, Salmo 118, en el versículo 22, leemos esto, “La piedra que los edificadores rechazaron se ha vuelto la principal piedra del ángulo.” Claro, que eso se refiere a Cristo, “esto es obra del Señor y es maravillosa a nuestros ojos. Este es el día que hizo Jehová, regocijémonos y estemos contentos en él. ¡Oh Jehová, salva!” Eso es Hosanna, ¡Oh Jehová, te rogamos envía prosperidad! ¡Bendito es el que viene en el nombre de Jehová! Te hemos bendecido desde la casa de Jehová. ¡Bendito el que viene en el nombre de Jehová! Eso se llama un salmo de salvación, a veces se llama un salmo de conquista del conquistador. Unos cien años antes de esto fue usado para reconocer a uno de los Macabeos, porque él había derrotado a los sirios.

Entonces, en este caso es aplicado a Jesús, ellos dicen a partir del Salmo 118:26 adorando al Mesías, que “ha venido en el nombre del Señor”, lo cual significa que ellos dicen que él trae la autoridad y aprobación plena de Yahweh. Es un salmo, algunos lo llaman, de coronación. La atmósfera está súper-llena de emoción, paz en la tierra, gloria en las alturas, eso se oye como Lucas 2:14 casi lo que dijeron los ángeles, palabra por palabra, este es el momento cuando Dios está en paz con los hombres. Dios ha decidido terminar con toda la hostilidad en contra de Su pueblo y traer paz. Marcos 11:10 añade que algunos de ellos estaban diciendo “Bendito es el reino venidero de nuestro padre David. ¡Hosanna en las alturas, salva ahora en las alturas! Todo eso claro estaba cargado de anticipación, de expectativa para una liberación física, pero Él no había venido a liberarlos físicamente. Él había venido a liberarlos espiritualmente.

Esto incrementó este momento tan elevado, fue más de lo que los enemigos de Él podían sobrellevar. Versículo 39, “Entonces, algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: ‘Maestro, reprende a tus discípulos.’” Por cierto, esa es la última referencia a los fariseos en el evangelio Lucas, es lo último que oímos de ellos. Le pidieron a Jesús que detuviera esta alabanza, que detuviera ésta adoración y alabanza, este reconocimiento. Lo ven como blasfemia. Están enojados ante el honor mesiánico que se le está rindiendo a su archienemigo, a quien habían anhelado por mucho tiempo, matar. Ellos no pueden callar a la multitud, ellos saben es demasiado grande. El único camino razonable es pedirle a aquel que tiene la atención de la multitud, y pedirle que calle a los discípulos, que detenga la blasfemia, porque obviamente están involucrados de manera legítima en la adoración. 

Odiaban a Jesús, y su odio ahora llegó a un nivel aterrador, el cual nos lleva a la sección final la adjudicación, y vemos Su gloria incluso en esto. Versículo 40, “Él respondiendo les dijo: ‘Os digo, que, si estos callaran, las piedras clamarían.’ Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla lloró sobre ella diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses a lo menos en este tu día lo que es para tu paz, más ahora están cubierto de tus ojos! Porque vendrán días sobre ti cuando tus enemigos te rodearán con vallado y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán. Y te derribarán a tierra y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.” Él es el Mesías, Él es el Hijo de Dios, Él es el Cristo, Él es Aquel que es omnisciente, que Él todo lo conoce, incluso esas cosas que no son perceptibles mediante medios humanos.

Él es el que cumple la profecía del Antiguo Testamento específicamente. Él es el exaltado que debe recibir honor y adoración, pero Él también es el Juez soberano. Juan nos presenta esa realidad, en el quinto capítulo del evangelio de Juan, versículo 22, “Porque ni siquiera el Padre juzga a nadie, sino que ha dado todo juicio al Hijo, para que todos honran al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que le envió. De cierto, de cierto os digo, el que oye mi palabra y cree en el que me envió tiene vida eterna y no vendrá a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida. De cierto, de cierto os digo, que viene la hora y ahora es cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y aquellos que oigan vivirán. Porque, así como el Padre tiene vida en Sí mismo, así también le dio al Hijo el tener vida en sí mismo. Y Él le dio autoridad para ejecutar juicio, Él es el Hijo del hombre. No os maravilléis de esto, porque viene hora en la que todos los que están en los sepulcros oirán su voz y saldrán. Aquellos que hicieron bien a resurrección para vida, aquellos que cometieron el mal a resurrección de condenación.”

Él es el que tendrá el juicio final, pero también es el que va a emitir el juicio en esta ocasión. La escena se mueve inmediatamente de gozo a horror, desde lo más alto hasta lo más bajo, todos están diciendo “paz, paz en el cielo. Gloria, gloria en las alturas.” Él clama, “Destrucción.” Ellos pronuncian sobre Él gloria, Él pronuncia sobre ellos, juicio. El fin es impresionante, es conmovedor, es trágico. Cómo dije, por primera vez en su vida entera ha permitido la declaración y la adoración pública hacia Él como Mesías, de lo cual Él es digno, y toda la alabanza que pueden dar ellos no será suficiente. Él no va a callarlos. Poco después, esa multitud superficial va a gritar, ¡Crucificadle, crucificadle, no queremos que este hombre reine sobre nosotros!

Entonces, Jesús en el versículo 40 dice, “Os digo, que, si estos callaran, las piedras clamarían.” Esto es lo que va a pasar, esta es una afirmación de realidad, aquellos que están alabándolo en voz alta van a detenerse, y van a callarse, y va a suceder rápidamente, a principios de la semana, sino es que al otro día. Y después, las piedras van a gritar. ¿Qué significa eso? las piedras clamarían. La oposición hacia Jesús se va a volver tan fuerte no solo por parte de los líderes sino también por parte del pueblo, la persecución se va a volver tan intensa que la confesión de Jesús va a ser como un deseo de muerte. Jerusalén, se va a callar, después de este día no oímos nada de alabanza saliendo de estas multitudes en la Pascua.

Incluso después que Él resucitó de los muertos, no oímos ninguna alabanza para Él. Y cuando todos ellos se callan, las piedras van a clamar. ¿De qué está hablando Él? Sigamos el texto, “Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella.” La multitud está gritando aleluyas, en mero gozo, Él está llorando, abrumado por la tristeza. El contraste como dije es fuerte. Es claro y está establecido que los líderes de la nación van a persistir en su rechazo y la celebración del pueblo va a ser breve y superficial, Él sabe lo que viene. Y va a venir rápido. Van a callarse en su adoración falsa, y entonces Él lloró. No es la misma palabra griega que es usada en Juan 11:35 cuando Jesús lloró por la muerte de Lázaro, es una palabra mucho más fuerte. La idea es que estaba sollozando, su cuerpo se estaba moviendo en impulsos agonizantes con tristeza que lo cautivaba. La palabra más fuerte posible para la tristeza en el idioma griego.

Él literalmente está destrozado hasta lo más profundo de Su ser, frente a la superficialidad de su alabanza, y su rechazo que vendría pronto, y los resultados consecuentes que vendrían que Él mismo traería sobre ellos. Versículo 42, diciendo, “Oh, si también tú conocieseis a lo menos en este tu día lo que es para tu paz.” Están hablando de paz, no saben las cosas que traen la paz, más ahora estén cubierto de tus ojos. Esa es una afirmación aterradora. Tuvieron su oportunidad, ahora no la tienen. Hubo un momento en el que ustedes podían ver y creer, ahora ya no es posible. Las piedras van a clamar. ¿Qué quieres decir? “Porque vendrán días sobre ti cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conocisteis el tiempo de tu visitación.” Cuando el juicio venga no va a dejar nada más que escombro, nada más que escombro. Solo Dios conoce el futuro, solo Dios diseña el futuro, y Cristo es el que de hecho va a traer el juicio.

¿Por qué Él está tan triste? Porque ellos tuvieron la oportunidad para paz, si ellos lo hubieran recibido. Tuvieron la oportunidad conforme cierra el versículo 44, para reconocer el tiempo de tu visitación cuando el cielo descendió en la encarnación del Hijo de Dios. El juicio está por venir, si tan solo hubieras conocido, si tan solo hubieras conocido, si tan solo hubieras conocido en este día, ¿cuándo? en Su presencia, en el tiempo de Su presencia. Si tan solo hubieras conocido, si tan solo hubieras creído, habrías entendido lo que es para tu paz con Dios. Ese es lenguaje de salvación, por cierto, el evangelio de paz con Dios mediante Jesucristo. La paz aquí no se refiere a condiciones terrenales con el liderazgo judío o Roma, sino que es la paz personal de estar reconciliado con Dios.

Habían tomado ya su decisión, cuando en términos del Señor, de regreso en Lucas capítulo 13, versículo 33, “Debo seguir,” dijo Él, “Hoy y mañana y el próximo día, porque un profeta no debe perecer afuera de Jerusalén.” Y después dijo esto, “Oh Jerusalén, Jerusalén, la ciudad que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados. Cuántas veces quise congregar a tus hijos como la gallina congrega a sus polluelos bajo sus alas y no quisisteis. He aquí, vuestra casa es dejada desierta y os digo: ‘No me veréis hasta que venga el tiempo cuando digáis bendito es el que viene en el nombre del Señor.”

Bueno, eso pronunció juicio sobre Jerusalén, y quizás fue cancelado, porque eso es exactamente lo que dijeron “Bendito es el que viene en el nombre del Señor.” ¿Esa expresión de fe validó una expresión de fe que hiso a un lado la promesa de juicio? Esto es tan superficial, como es evidenciado por el hecho de que gritan por Su sangre. Tuvieron su oportunidad para la paz, ahora el juicio vendrá, está escondido de tus ojos. Por ahora. No quisisteis creer, y ahora no pueden creer. Solo hubo un pequeño remanente, ¿verdad? en el Aposento Alto, conforme la nación continúo con su rechazo obstinado. Y después el resultado será juicio. ¿A qué se refiere el juicio en los versículos 43 y 44? Es el juicio de la destrucción de Jerusalén, y su templo.

“Porque vendrán días sobre ti” con frecuencia usado por cierto en el Antiguo Testamento, para una expresión de juicio. Isaías lo usó, Oseas lo usó, y otros. Es una declaración de juicio, Jesús lo dijo ahí atrás en el capítulo 13, se lo acabo de leer. Pero aquí Él les presenta este juicio, “tus enemigos te rodearán con vallado”, esto era para sellar la ciudad, para que nadie pudiera entrar o salir. Esto literalmente mata de hambre a una ciudad. Según Josefo, esto es exactamente lo que los romanos hicieron. “Y te sitiarán para que nadie entre o salga”, la ciudad se sella, no puede entrar nada a la ciudad, alguien que trate de escapar después de que ha sido sellada la ciudad será matado. Miles adentro van a morirse de hambre.

Eso es exactamente lo que pasó en el sitio de la ciudad de Jerusalén en el 70 DC los judíos se revelaron en contra de Roma en el 66, y eso llevó al sitio contra Jerusalén, y para el 70 DC decenas de miles de judíos murieron muriendo de hambre bajo el sitio romano, sellándolos y acorralándolos en todos lados, y una vez que los romanos entraron, versículo 44, “ellos te derribaron a la tierra”. Beraltizo, es un verbo que significa, ‘despedazar hasta la tierra,’ destrozar, la ciudad será despedazada. Eso es exactamente lo que los romanos hicieron, y cuando llegaron al templo, claro, derribaron las piedras y lo derribaron. ¿Y cuáles son las piedras que van a clamar? Estas son las piedras. Las piedras que claman no es algún tipo de afirmación eufemista, son piedras reales que fueron un tributo al juicio divino, el escombro del templo, el escombro de Jerusalén grita la verdad de la incredulidad y rechazo de Israel contra su Mesías.

Todo fue tan superficial ese lunes, “Y a tú y a tus hijos dentro de ti”, después de cinco meses de sitio, vencieron a los judíos que no podían defender a Jerusalén. Entraron los romanos y mataron a todos, a los que vieron, a los jóvenes más fuertes los capturaron y los hicieron gladiadores. Destruyeron la ciudad, todo excepto por el muro occidental de los lamentos. Decenas de miles de personas murieron, procedieron a dejar la ciudad y pasaron por la tierra de Israel y básicamente devastaron a novecientas ochenta y cinco ciudades y aldeas matando a sus habitantes, y la destrucción va a ser tan fuerte que no van a dejar ni una piedra sobre otra, una destrucción total, juicio divino.

¿Por qué? porque no reconociste el tiempo de tu visitación. Visitación, episcopes, la visita del Dios encarnado, la visita del Hijo de Dios. El día de visitación, por cierto, es una frase del Antiguo Testamento que se refiere a la venida de Dios que se está acercando a Su pueblo. Y puede ser para bendición, pero también puede ser para juicio. Él vino para bendición, lo rechazaron, y entonces Él trae juicio. Aquellos que no creen van a ser visitados por el Señor en juicio. ¿Quién es este Jesús? ¿Es Él el Mesías? Bueno, Él era omnisciente, Él conocía cosas que no se podían conocer mediante los sentidos humanos. Él cumplió la profecía a la letra. Él recibió adoración y alabanza y Él predijo y pronunció juicio. Y ese juicio vino.

La visitación de Dios viene, o en salvación o en condenación. Viene de una u otra manera. Cada uno de nosotros va a experimentar la visitación de Dios, Dios se va a aparecer en la vida de usted para salvación ahora, y para siempre, o para juicio en el futuro, y para siempre. Jesús visitó la tierra de Israel en ese siglo, pero desde ese tiempo mediante las páginas de las Sagradas Escrituras Él continúa visitando a toda generación. Y toda generación tiene la misma responsabilidad de reconocerlo como el que ha venido de Dios, como nuestro Salvador y Redentor, y quien vendrá en el futuro de regreso como nuestro Rey.

Y si usted lo reconoce como Cristo y Señor, y confía en el Él como su Salvador, usted ha recibido la visitación de Dios para salvación. Si usted lo rechaza, usted tendrá una visitación por parte de Dios, pero será para juicio. Y Él que vino a ofrecerse a Sí mismo como el Salvador de usted, Él mismo se volverá el Juez de usted. Esta es la gran realidad de la verdad divina en relación a su forma más importante en referencia a todo ser humano. Usted va a tener una visitación de parte de Dios, sea para salvación o para condenación. O para recibir el regalo de la vida eterna, y el perdón de pecado mediante la fe en Cristo, o para recibir la sentencia de castigo eterno, porque usted rechazó a Cristo.

Hay muchas personas en nuestra sociedad en la actualidad que tienen un tipo de interés sentimental en Jesús, muy parecido a esta multitud. Incluso usted puede pensar en el como un obrador de milagros, pero que no vienen a Él como Señor y Salvador. Quizás como la multitud pueden pretender arrojar sus mantos bajo sus pies y someterse, pero al final del día, cuando a, cuando Él no les da lo que ellos quieren, inmediatamente ellos se vuelven de Él, para ser visitados otra vez, pero esa visita final será en juicio. Usted tiene un momento con Dios que está por venir, cada uno de ustedes, o para salvación, gozo y bendición eternas, o condenación, castigo eterno, y tristeza. Si usted entiende este día, en la oportunidad que es usted y entrega su vida al Señor Jesucristo, hágalo.

Oremos. Padre nuestro de nuevo, estamos agradecidos por la verdad clara que sale de Tú Palabra. Estamos agradecidos por la presentación gloriosa de nuestro Redentor Jesucristo, la única esperanza de salvación. Lleva a cabo ese milagro poderoso en corazones que ellos sean visitados por Ti para salvación, y nunca para condenación. Que Tú gracia abunde en corazones incluso el día de hoy. Oramos por causa de Cristo. Amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org 
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