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En esta noche como sabemos, vamos a ver nuestro mensaje número ocho en la serie, “Mirando hacia el cielo.” Y quiero decir también que no he intentado hacer estos demasiado difíciles de entender, pero muy simples, muy básicos para que todos podamos entender las realidades del cielo como son reveladas en la Palabra de Dios, y espero que han sido útiles para usted, como han sido útiles para mí en mi propio corazón al darme esa expectativa del cielo que debe caracterizar a todo creyente.

En Filipenses 3:20, recordará que el apóstol Pablo nos dice que nuestra ciudadanía está en los cielos. Ahí es en dónde tenemos nuestro hogar. Ese es nuestro lugar apropiado. Y Jesús dijo, que Él se fue para preparar lugar para nosotros, un lugar en la casa del Padre. Y, que algún día Él vendrá y vendrá por nosotros y nos llevará para estar con Él. Entonces, en lo que a los cristianos concierne, nuestro lugar apropiado es el cielo. El lugar correcto para nosotros es el cielo. Ese es nuestro hogar. Y hemos estado viendo más de cerca nuestro hogar en este estudio en particular, juntos.

Ahora, queriendo entender todo lo que podamos acerca del cielo, hemos abordado el tema al hacer y responder algunas preguntas. Necesito recordarles cuales son. Comenzamos haciendo la pregunta: ¿Qué es el cielo? Decidimos que el cielo es un lugar. Después preguntamos” ¿Dónde está el cielo? Decidimos que la Biblia indica que el cielo está arriba, más allá del primer cielo, del segundo cielo. Está más allá del universo creado como lo conocemos. La esfera en dónde Dios vive en presencia infinita. Después hicimos la pregunta: ¿Cómo es el cielo? Y entramos al Antiguo y Nuevo Testamento, pasajes que describen algo de la belleza, la maravilla, la inmensidad, la naturaleza incomprensible del cielo.

Después tratamos con la pregunta: ¿Quién está en el cielo? Hablamos de Dios, ahí vive Él. Hablamos de los ángeles santos. Hablamos del hecho de que los que conocemos al Señor también somos ciudadanos de ese lugar. Después discutimos el tema: ¿Cómo será en el cielo? Tomando la descripción del cielo, poco más a fondo. Y después, ¿Cómo serán nuestras relaciones en el cielo? Cómo nos relacionaremos con Dios. Cómo nos relacionaremos con Cristo. Cómo nos relacionaremos con los ángeles. Cómo nos relacionaremos el uno con el otro. 

Y ahora, estamos viendo la pregunta: ¿Qué haremos en el cielo? ¿Qué haremos? ¿Qué estaremos haciendo por la eternidad? Y estamos escarbando un poco, una vez más, en esa pregunta en particular, esta noche. Ahora, permítame darle un repaso porque ya comenzamos a ver esto. La primera cosa que dijimos es que adoraremos a Dios y a Cristo, esto es adoraremos. El cielo es un lugar de adoración, será un lugar de adoración amorosa. Estaremos adorando a Dios, glorificando a Dios, exaltando a Dios en Su totalidad. Será un tiempo de alabanza emanando de motivos puros, y de expresión perfecta. Nuestros corazones estarán bien cuando adoremos y la expresión de nuestros corazones será tan perfecta como nuestros corazones lo son.

En un sentido real vimos que ese es un cumplimiento del diseño de Dios en la salvación, porque recordamos en Juan 4, que nuestro Señor dijo que el Padre busca adoradores verdaderos. Y Dios nos ha redimido junto con el resto de la gente a quien ha redimido, para hacernos adoradores eternos, que pasaremos la eternidad dándole gloria y dándole alabanza. Y recordamos la definición de un cristiano a partir de Filipenses 3:3, somos aquellos que adoramos a Dios en el espíritu. Y esa es la característica de un creyente.

Entonces, en primer lugar, pasaremos la eternidad adorando a Dios, adorando a Cristo en actos de adoración. En segundo lugar, señalamos que reinaremos con Dios, reinaremos con Cristo. Eso nos habla de nuestra autoridad, la esfera de nuestra responsabilidad. Todo creyente, tengo la confianza de que en el cielo tendrá alguna esfera de responsabilidad, alguna esfera de autoridad. Se nos delegará esa autoridad con toda certeza, no habrá gobernantes autócratas, no habrá gobernantes independientes, todos operaremos bajo la autoridad delegada de Dios, así como Cristo lo hizo. Recordará que Cristo dijo que Él solo hacia lo que el Padre le mostró que hiciera, y claro que Él reina sobre una herencia que el Padre le ha dado.

Entonces, así como Cristo tiene autoridad delegada del Padre, así también nosotros tendremos autoridad delegada en el cielo. Reinaremos, la Biblia dice, en el trono del Padre, en el trono con el Hijo y el Padre, y expresaremos ese reino, mediante sabiduría perfecta. Entonces reinaremos sobre una esfera de responsabilidad, habiendo recibido autoridad delegada, y nuestro reinado será un reinado perfecto, con sabiduría perfecta, nunca cometeremos un error, nunca evaluaremos algo de manera equivocada, nunca erraremos, todo lo que hagamos en nuestra esfera de responsabilidad será perfecto y correcto.

Ahora, fuimos entonces salvados para ser adoradores, pero también es verdad que Cristo no solo nos salvó para hacernos adoradores, sino que nos ha salvado para hacernos gobernantes. Y vimos el hecho de que hay varias porciones en las Escrituras que se relacionan con el hecho de que seremos gobernantes en el cielo, tendremos una esfera de gobierno, gobernando hasta cierto punto en un reino. Pero observe también lo que este versículo dice de manera explícita, Él nos ha hecho un reino y después dice, sacerdotes de su Dios, y Padre.

Ahora, mantenga eso en mente, ese es un entendimiento muy vital, no sé si usted entiende eso en términos de sus implicaciones eternas. Hablamos mucho del sacerdocio del creyente, que a todos se nos ha dado acceso a Dios, todos somos sacerdotes en el sentido de que podemos entrar inmediatamente a la presencia de Dios. Pero, ¿alguna vez ha pensado usted en el hecho de que vamos a ser sacerdotes eternos, como vamos a ser adoradores eternos, y gobernantes eternos? También somos sacerdotes eternos. Se nos ha dado un sacerdocio que es interminable. Somos salvos para ser sacerdotes de Dios y el Padre de nuestro Señor Jesucristo.

Ahora, ¿qué hacen los sacerdotes? Sea lo que sea que hagan los sacerdotes, lo haremos en el cielo. Y la respuesta es muy simple, sirven a Dios. Entonces, el siguiente punto que quiero que usted escriba, conforme usted está pensando en esto, en tercer lugar, en el cielo serviremos a Cristo y serviremos a Dios. La primera cosa que vimos, alabaremos; la segunda cosa, reinaremos; en tercer lugar, serviremos. Serviremos. Y usemos la palabra ‘deber,’ seremos llamados a adorar, seremos llamados a la autoridad, y seremos a llamados al deber. ¿Qué hacen los sacerdotes? Los sacerdotes sirven a Dios. Cuando Ana deseó dedicar la vida de su hijo, un regalo de Dios llamado Samuel, él tomó ese hijo pequeño cuando él había sido destetado, y lo entregó al Sumo Sacerdote, colocó a Samuel en la casa de Dios y lo dejó ahí por el resto de su vida, realmente, hasta que él había madurado como un hombre. Él fue un regalo para la casa de Dios, con el propósito de servir a Dios. Y eso es lo que los sacerdotes hacen, sirven a Dios, ofrecen sacrificios y ofrendas y servicio a Dios. La clave es servicio. Prestan servicio a Dios.

Pero hay otro elemento de ese servicio que quiero enfatizar, lo que los sacerdotes hacen es servir a Dios en intimidad, en intimidad. En el Antiguo Pacto, usted lo sabe bien, que el sacerdote tenía una relación única con Dios. De hecho, el Antiguo Testamento enseñó que ningún israelita común y corriente podía acercarse demasiado a algo que simbolizara a Dios. Ningún israelita común o corriente podía acercarse a cosas que eran símbolos de la presencia de Dios, e inclusive los levitas solo podían acercarse hasta cierto punto, se encargaban de las cosas de la adoración, pero no podían acercarse tanto como los sacerdotes podían. Solo ellos podían servir a Dios en intimidad, los levitas servían a Dios, los coatitas servían a Dios al transportar el acta del pacto.

Todo el pueblo de Israel servía a Dios en muchas, muchas maneras. Pero los sacerdotes servían a Dios en intimidad, en intimidad. Cualquier persona que no fuera un sacerdote, que tocaba cosas sagradas moría. Solo los sacerdotes podían acercarse a Dios. Y únicamente el sumo sacerdote podía entrar al lugar santísimo, y solo una vez al año y únicamente por un tiempo breve, y únicamente después de haber atravesado por una gran limpieza ceremonial, y una limpieza verdadera de corazón, podían entrar a la presencia de Dios. Los sacerdotes entonces, de manera única podían servir a Dios en intimidad, pero bajo el antiguo pacto, esa intimidad estaba limitada.

En Números, ahí tiene usted una discusión de aquellos que violaron el cargo sacerdotal. Dice que Moisés envió un citatorio a Datán y Abiram, los hijos de Eliab, Y dijeron, “No vendremos, no es suficiente que nos has sacado de una tierra que fluye con leche y miel, para que muramos en el desierto, pero ¿también quieres enseñorearte de nosotros?” Y usted se acuerda de la historia que sigue de Coré y el resto de ellos, que entraron al cargo sacerdotal y los resultados trágicos cuando fueron castigados terriblemente, terriblemente. Ahora, estas personas que invadieron el cargo sacerdotal, cuando no tenían derecho a hacerlo, se acercaron a Dios, más allá de la barrera que debió haberlos limitado, únicamente los sacerdotes podían acercarse tanto como ellos. 

Levíticos capítulo 16 nos dice que el sumo sacerdote únicamente podía acercarse más que el resto de los sacerdotes, y eso únicamente una vez al año. No obstante, en el antiguo pacto, la característica que aparta al sacerdote es intimidad, comunión, cercanía a Dios. Ahora, en el nuevo pacto ¿qué sucedió? Cuando Jesucristo murió en la cruz el velo del templo fue rasgado de arriba hacia abajo. El lugar santo en el templo de Jerusalén quedó abierto, el lugar santísimo quedó abierto a todo mundo, y Dios mediante una ilustración vívida estaba diciéndole a todos aquellos que creen en Mi Hijo, ahora pueden entrar a Mi presencia.

Entonces, en el nuevo pacto, todo creyente es un sacerdote, y todos tenemos acceso a Dios. Somos un real sacerdocio. Literalmente, 1 Pedro 2:9, “Somos llamados a la luz admirable de Dios.” Ahora, simplemente piense en eso, somos llamados a la luz admirable de Dios, ¿qué significaba eso para un judío? Eso era entrar a la Shekinah la cual en el antiguo pacto los habría consumido. Pero en el nuevo pacto, debido a que Cristo ha abierto nuestro camino, literalmente entramos a Su luz admirable, porque Dios nos llama a Su luz. Porque como Pedro dice, “Somos pueblo,” subraye esto, “de posesión de Dios,” mismo versículo, 1 Pedro 2:9. “Real sacerdocio, pueblo adquirido por Dios, llamados por Dios a Su luz admirable.”

Entonces, bajo el nuevo pacto todos disfrutamos de intimidad, todos tenemos acceso. Esa es la razón por la que el escritor de Hebreos dice, “Acerquémonos confiadamente al trono de la gracia. Entramos confiadamente a la presencia de Dios para tener comunión con Él. Y a partir de esa comunión intima, le servimos. Esa es la razón amados, por la que no hay sacerdocio, no hay sacerdocio especial. No hay cosa tal como un sacerdote en la iglesia, quien de alguna manera es un intermediario entre nosotros y Dios. No existen intermediarios como esos. “Hay un mediador,” dice Pablo en 1 Timoteo, “entre Dios y los hombres, y ese es el hombre Cristo Jesús.” No existe cosa tal como un orden de sacerdotes, que están entre el pueblo y Dios. Eso fue abolido en la cruz de Jesucristo. Todos somos sacerdotes bajo Dios. Todos somos un real sacerdocio, y todos tenemos comunión con Dios en intimidad, y no necesitamos un sacerdote intermediario para acercarnos a Dios a favor nuestro.

Pero algún día en el cielo, seremos sacerdotes perfectos. Y, escuche este pensamiento, no solo nos acercaremos al trono de la gracia, iremos más allá del trono de la gracia, el cual Tomás Manton, el gran puritano, dice, “es el patio del cielo,” y nos acercaremos al trono de gloria. Podremos ir al trono de gloria, no solo al trono de gracia. Únicamente ahora podemos ir al trono de la gracia, porque somos pecaminosos y podemos detenernos en el patio del cielo, en dónde recibimos gracia. Si fuéramos al trono de la gloria, seriamos consumidos debido a nuestro pecado. Pero algún día cuando dejemos este mundo y vayamos al cielo, y estemos en un estado perfeccionado de cuerpo y alma, nosotros en nuestro estado perfeccionado seremos sacerdotes perfectos, e iremos más allá del patio del cielo, el trono de la gracia, hasta el trono de la gloria. Le daremos servicio eterno a nuestro Dios viviente, disfrutaremos intimidad eterna y perfecta con Dios.

Dice en Apocalipsis que Dios vivirá con nosotros, y nosotros viviremos con Él. Él literalmente va a levantar Su tienda con nosotros, dice que todo el cielo es un templo, y toda persona ahí es un sacerdote y Dios ocupa la totalidad de ese cielo eterno. Es un gran cielo eterno, infinito en el que Dios lo llena con su presencia y nosotros ministramos como sacerdotes a Él. El templo de Dios y el templo del Cordero, es tan vasto como el cielo eterno, infinito, y somos Sus sacerdotes. Piénselo. Somos Sus sacerdotes.

Entonces, serviremos a Dios como sacerdotes, sacerdotes que tienen acceso íntimo, nunca jamás necesitamos limpiarnos, no necesitamos lavarnos en ningún lavatorio, no necesitamos ofrecer ningún sacrificio para que nuestra vida esté bien, para que podamos accesar a Dios, no necesitamos apelar al trono de la gracia, podemos ir a un trono de gloria porque no hay necesidad de sacrificio, no hay necesidad de limpieza, todo eso ha sido cubierto en el pasado. Maravilloso. Entraremos al cielo, y entraremos en la plenitud de nuestro servicio sacerdotal, dando servicio a Dios. Y alguien dirá, “Bueno, ¿qué es lo que hacemos?” Y la respuesta es, lo que Él quiera que hagamos, de manera dispuesta, feliz y perfecta.

En Isaías 58, un par de versículos podría ayudar a expandir su entendimiento, dice en el versículo 13, “Si debido al día de reposo, vuelves tu pie de cumplir tu propio placer en mi día santo, y llamar al día de reposo un deleite. El día santo de Jehová es honorable, y lo honraras desistiendo de tus propios caminos, de buscar tu propio placer, y hablar tu propia palabra, entonces te deleitarás en Jehová, y yo te haré estar en las alturas de la tierra, y te alimentaré con el legado de Jacob tu padre, porque la boca de Jehová ha hablado.”

Ahora dice usted, ¿“Qué está diciendo eso?” Ahora escuche con atención, permítame volver a leer esto. Este es el deseo de Dios para nosotros. “Si debido a que es el día de reposo, vuelves tu pie de cumplir tu propio placer, en mi día santo,” esto es lo que Dios siempre ha querido. Él siempre ha querido que aquellos que lo representan, hagan su servicio. Y si llamas al día de reposo un deleite, el día santo del Señor honorable, y lo honras desistiendo de tus propios caminos, de buscar tu propio placer, y hablar tu propia palabra, entonces te deleitarás en el Señor, y te haré elevarte en las alturas de la tierra.”

Eso es lo que Dios está buscando. Y eso es lo que va a pasar en el cielo. Vamos a volvernos de manera total de cualquier cosa que se nuestro propio placer, y llamaremos al día reposo de la eternidad un deleite, llamaremos el día eterno, santo del Señor, honorable. Desistiremos de todos nuestros propios caminos, y desistiremos de buscar nuestro propio placer y de hablar nuestra propia palabra, y nos deleitaremos de manera total y eterna en el Señor y en su servicio, y Él nos hará elevarnos sobre las alturas de la tierra. Ese es el reposo, el reposo sacerdotal al que entramos en el cielo. Y cuando hablamos de eso como un reposo, un reposo de día de reposo, no es el reposo que significa que no hacemos nada. Es el reposo que significa que no nos cansamos, no somos débiles, no nos distraemos, no somos interrumpidos en nuestro servicio eterno a Dios, nuestro servicio eterno a Dios.

Serviremos a Dios, eso es lo que hacen los sacerdotes. Ahora, para reforzar esto a partir de textos específicos, vayamos al final de la Biblia, al libro de Apocalipsis, por un momento y veamos lo que la Biblia dice acerca de nuestro servicio en el cielo. Veamos Apocalipsis capítulo 7. Aquí en este séptimo capítulo, se nos presentan algunas personas, en el versículo 9, “Una gran multitud que nadie podía contar, de toda nación y toda tribu, y pueblos, y lenguas, estando de pie ante el trono, delante del Cordero, vestida en túnicas blancas, y ramas de palmeras estaban en sus manos, clamaban en alta voz diciendo: La salvación es de nuestro Dios que está sentado en el trono, y del Cordero.”

Y aquí están todos los redimidos en el cielo, y están alabando a Dios, y exaltando a Dios, “Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono, y todos los ancianos y las cuatro criaturas vivientes, cayendo postrados sobre su rostro, delante del trono, adoraron a Dios, diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder sean para nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén.”

“Y uno de los ancianos respondió diciéndome: Estos que están vestidos en ropas blancas, ¿quiénes son? ¿y de dónde han venido? Y yo le dije: Señor mío, tú sabes. Y él me dijo: estos son los que salen de la gran tribulación, y han lavado sus ropas y las han hecho blancas en la sangre del Cordero.” Esta multitud en particular, son los redimidos del período de la tribulación, ese período de siete años de juicio después del rapto de la iglesia. Y estos redimidos han salido de la tribulación habiendo lavado sus ropas, y las han hecho blancas en la sangre del Cordero, esto es, son salvos.

“Por esta razón,” versículo 15, véalo, “están delante del trono de Dios,” ¿y qué hacen? como verdaderos sacerdotes, “le sirven,” ¿qué? “día y noche en Su templo.” Y aunque no hay día y noche, usted tiene la idea de especie de terminología terrenal, le sirven continuamente. “Y el que está sentado en el trono, esparcirá su tabernáculo sobre ellos­,” o su tienda, “y no tendrán más hambre, ni tendrán más sed, ni el sol los afectará, ni el calor. Porque el Cordero, en el centro del trono, será su pastor y los guiará a fuentes de agua de vida, y Dios enjugará toda lagrima de sus ojos.” Ese es el reposo del servicio. No hay lágrimas, no hay agotamiento, no hay calor, no hay hambre, no hay sed.

Ahí estamos cerca del trono de Dios, cerca del trono de Cristo, protegidos por la presencia de Dios en la presencia del Cordero, quien es nuestro Cordero, quien es nuestra guía, eso es servir como sacerdotes en intimidad. ¿Lo ve usted? Esa es la intimidad del cielo. Le servimos día y noche, en Su templo, y Dios quien está en el trono, esparce ese tabernáculo sobre nosotros. Nunca estamos fuera de Su presencia, y el Cordero está en el centro de todo. La palabra servir aquí es latreu, significa servicio sacerdotal. El servicio que se da por un sacerdote en intimidad a Dios.

Puedo añadir una nota a pie de página que le va a ayudar a entender lo que estoy diciendo. En el cielo, no nos serviremos los unos a los otros como tales, serviremos a Dios. Usted me necesitará a mí, y yo no lo necesitaré a usted para poder llenar alguna carencia en su vida. ¿Entiende eso? No vamos a necesitar servirnos unos a otros, de la manera en la que lo hacemos ahora, lo cual en un sentido edifica las debilidades unos de otros en áreas de necesidad. No tendremos esa necesidad, debido a que todos seremos perfectos y glorificados, y como Cristo, todo nuestro servicio será servicio directamente a Dios. Esa es la razón por la que nunca dejaremos Su presencia, siempre seremos como sacerdotes, cuyo deber consumado y completo, es servir a Dios. Servicio sacerdotal.

Ahora, vayamos a Apocalipsis capítulo 22, el último capítulo de este maravilloso libro profético, y encontramos palabras que no son desconocidas. Son muy parecidas a las que acabamos de leer, versículo 1, “Me mostró un río del agua de la vida, claro como el cristal, saliendo del trono de Dios, y del Cordero, en medio de su calle en ambos lados del río, había un árbol de vida, dando doce tipos de frutos, dando su fruto cada mes. Las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Y ya no habrá más maldición, y el trono de Dios y del Cordero estará ahí, y sus siervos que le servirán.” De nuevo, la misma palabra, dulos latreu, esclavos que realizan servicio sacerdotal.

Serviremos como sacerdotes a Dios, nunca estaremos fuera de Su presencia. Estaremos ahí, ante el trono de Dios, ahí ante el trono del Cordero. En el versículo 4, “Y veremos su rostro, y su nombre estará en nuestras frentes,” de alguna manera Dios nos va a marcar con Su propio nombre. Como aquellos sacerdotes que pertenecen a Él. “Y no habrá más noche, no habrá necesidad de luz, o de lámpara, o de la luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará y reinarán por los siglos de los siglos.” Ahí está el otro elemento, reinamos para siempre, servimos como sacerdotes para siempre. Servicio sacerdotal.

Esto es tan emocionante, tan emocionante. Me da tanto gusto oír esto, porque como le dije esta mañana, al mencionar el servicio en esta noche, no podré imaginar algo peor que simplemente estar en algún lugar, por toda la eternidad sin hacer nada, simplemente no tiene sentido, ¿por qué? porque hay algo en la naturaleza humana, algo en la imagen de Dios, que está en mí, que necesita servir, que necesita hacer algo. Necesita en primer lugar, en mi estado perfeccionado, hacer algo para Dios quien me redimió. De hecho, de manera personal, creo que es obvio que cuando usted es cuerpo y alma perfeccionado en la presencia de Dios, usted literalmente estará consumido para siempre con un deseo motivador contundente de servir a Dios. Y eso tiene que tener alguna manera de ser expresado, alguna satisfacción, y lo será. Usted satisfacerá la motivación más profunda de su ‘yo’ redimido de servir a Dios.

Usted dice, “¿Qué tipo de servicio haremos?” No nos da los específicos, porque tratar, no podemos entender el cielo. No podemos entenderlo todo, pero serviremos a Dios de alguna manera. Pero eso encaja con mi propio sentido de humanidad, de lo que un hombre o mujer realmente es. Necesitamos servir, tenemos un sentido de creatividad incorporado en nosotros, queremos ver algo cumplido. Yo recibo placer de hacer algo bien, ¿usted no? Yo encuentro placer en el sentido de alcanzar algo, de hacer una tarea. Yo encuentro gran placer por servir y saber que alguien es agradado, y que maravilloso es servir a Dios, Y Él será agradado de manera perfecta. Está el desafío de la tarea, está el desafío de hacer algo, de cumplir algo, de alcanzar algo. Está el desafío de hacer algo y hacerlo de manera perfecta, imagínese eso, que a lo largo de la eternidad todo lo que usted hace lo hará de manera perfecta. Y lo hará sí, lo hará, no es que Dios lo hará de manera perfecta y automática, usted lo hará y siempre será perfecto. Eso es lo que Dios quiso que usted fuera, y haga.

Ahora, permítame darle otro pensamiento mientras que estoy en este punto. Realmente creo que la naturaleza de nuestro servicio, ahora, piense en este, la naturaleza de nuestro servicio probablemente es determinado por nuestro servicio aquí y ahora. ¿Entiende eso? Ahora, se acuerda que le dije que la naturaleza de nuestra herencia en la gloria estará relacionada a cómo maneja su herencia aquí. Si usted fue fiel sobre poco, Él lo hará señor sobre ¿qué? sobre mucho. Y vimos las parábolas de esos fieles con unos cuantos talentos, y recibieron más y la parábola, aquellos que fueron fieles sobre unas cuantas ciudades, recibieron más ciudades. Y creo que eso, nos lleva a la gloria.

Hay un sentido en el que, si usted es fiel sobre un poco de responsabilidad aquí, Dios le dará más responsabilidad allá, esa es su herencia. Si usted es fiel sobre algún servicio aquí, Él le dará de manera proporcional más servicio allá. Esa es su recompensa. Y hablamos de las recompensas de los creyentes. Yo creo que las recompensas de los creyentes no son algunas cosas que usa usted en su cabeza, como una corona. No son algunas tiras que usted cuelga sobre su túnica blanca, no son recámaras en su mansión, de tal manera que entre más servicio usted realizó aquí, más grande es su mansión. Esa es su recompensa. No es que su carro va a ser más grande y más rápido que el de cualquier otra persona, o que sus caballos blancos lo serán.

Yo creo que su recompensa en el cielo, va a ser una capacidad de servicio, y entre mayor su compromiso es al servicio aquí, mayor la capacidad que Dios le dará a usted allá, para que usted pueda expresar en una capacidad mayor, su servicio a Dios. La capacidad para el servicio eterno es, creo yo, la esencia de lo que su recompensa será. No va a ser un sombrero que usted use. No van a ser tiras sobre su túnica. No va ser una casa en la que usted se ve que se vea mejor que la casa de cualquier otra persona. No va a ser eso, va a ser la capacidad de servicio espiritual. Cada uno de nosotros será recompensado.

Vea 1 Corintios por un momento, examinemos el capítulo 4, y después el capítulo 3, de manera muy breve. 1 Corintios 4, versículo 5, “No juzguéis antes del tiempo,” esto es el tiempo cuando el Señor venga, “sino esperad hasta que el Señor venga, quien traerá a la luz las cosas escondidas y la oscuridad, y descubrirá los motivos de los corazones de los hombres.” Después, escuche esto, “Y después la alabanza de cada hombre, vendrá a él de Dios.” Cada hombre, al mismo tiempo, cuando el Señor enfrente a ese hombre, recibirá alabanza de Dios. Pero la alabanza de cada hombre, vendrá a él de Dios, de manera única.

Dios va a ser el avalúo de nuestra administración, versículo 1, “somos administradores y siervos.” Versículo 2, “los administradores deben ser fieles.” Versículo 3, “no me importa cómo me juzgan, o inclusive como me juzgo.” Versículo 4, “inclusive yo ni siquiera sé que hay algo en contra de mí mismo. Dejo el juicio en manos de Dios. El día vendrá cuando Él juzgue mi motivo, y Él va a juzgar mi servicio, y Él me va a dar su alabanza.” Entonces, Dios tiene el plan de recompensar a todo creyente, por favor observe, “la alabanza de todo hombre vendrá a él de Dios.” Todo creyente recibirá alabanza de Dios, todo creyente recibirá una recompensa, las recompensas pueden diferir.

Usted notará, de regreso en el capítulo 3, que la obra que realicemos puede diferir también, usted recuerda que él dice en este capítulo, llegado al versículo 12, “Si algún hombre edifica sobre el fundamento, eso es Cristo, con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de todo hombre se volverá evidente.” Seremos todos recompensados, pero todos seremos recompensados de manera diferente. Algunas de nuestras obras serán oro, algunas, plata, algunas piedras preciosas, algunas, madera, algunas heno y hojarasca.

Madera, heno y hojarasca no son malas, no son impías, no son malas, simplemente no tiene tanto valor. De hecho, tienden a quemarse. Todos seremos recompensados y recibiremos alabanza de Dios, pero cada uno será recompensado de manera diferente, según el servicio que hemos prestado. Y la recompensa, creo yo, será la capacidad para servir a Dios en la gloria. Y eso, creo yo, es señalado para nosotros en esas parábolas dónde aquellos que fueron fieles sobre poco, recibieron más. El siervo que se encargó de unos cuantos talentos, recibió el doble de eso por el Señor que lo recompensó. El siervo, al que se le dieron cinco talentos, se le dio el doble por el Señor que lo recompensó. Lo que hacemos con nuestro servicio al servir aquí, determinará lo que Dios hace con nosotros al dejarnos servirlo allá.

Y en esas parábolas de los siervos, que encontramos en Mateo y Lucas, recordamos que en cada caso cuando el Señor regresó a recompensar a sus siervos, él los recompensó en proporción al darles una mayor esfera de servicio, mayor esfera de dominio. Entonces, gobernaremos y serviremos en relación a cuan fielmente hemos cumplido con nuestra responsabilidad de gobierno aquí, nuestro servicio aquí. Ahora, las Escrituras tienen mucho que decir acerca de estas recompensas, y no quiero entrar en un mensaje entero en el asunto de las recompensas. Pero permítame tan solo leerle unas cuantas Escrituras.

Daniel 12:3, “Y aquellos que tienen entendimiento brillarán con brillo, como el brillo de la expansión del cielo. Y aquellos que llevan a los muchos a la justicia, como las estrellas por los siglos de los siglos.” Ahora, lo que él está diciendo ahí es muy simple. Si usted guía a muchos a la justicia, usted brillará como las estrellas por los siglos de los siglos. Su recompensa entonces, depende de la fidelidad con la que usted proclamó el mensaje de justicia. Todos aquellos que tienen sabiduría, brillarán como el brillo de la expansión de los cielos. Y lo que Daniel está diciendo ahí es que la manera en la que usted funciona en esta vida con la sabiduría de Dios, la manera en la que usted funciona en esta vida con la proclamación del mensaje de Dios, determinará como brilla usted en la eternidad venidera.

En el Nuevo Testamento, 1 Tesalonicenses capítulo, tantas escrituras no quiero amarrarme a muchas, a demasiadas, 2:19 él dice, “Porque quien,” literalmente, “es nuestro esperanza o gozo, corona de exaltación, no soy vosotros en la presencia de nuestro Señor Jesús en Su venida, porque vosotros sois vuestra gloria y gozo.” Pablo dice, parte de la recompensa que vamos a tener en el cielo va a ser la recompensa de ver a aquellos que están ahí, debido a nuestra fidelidad. Eso será parte de nuestra recompensa. Parte de nuestra, escuche esto, no solo es servir, sino, gozo. Simplemente el gozo de ver a personas que están ahí, porque fuimos fieles y será parte de nuestra recompensa. Una parte importante de nuestra recompensa. Y de nuevo enfatizo, no es algo que usted usa, es algo que usted experimenta. Mayor servicio, mayor responsabilidad, mayor gozo, eso es esencial en entender todo este asunto.

En 1 Corintios 9:25, Pablo dice, “Recibiremos, no una corona corruptible, sino una incorruptible.” Ahora, recuerde ese pensamiento. Lo que eso significa es que cuando recibamos nuestra recompensa nunca jamás morirá. Los atletas que han ganado grandes victorias, o han recibido grandes honores conocen la emoción. En mi propia carrera deportiva, se lo que es ganar un gran juego, ganar un tazón, ganar un reconocimiento, ganar algún premio, un reconocimiento nacional o lo que sea, usted sabe lo que es ver a un atleta ascender por las escaleras para recibir la medalla de oro en la olimpiada, ese momento, ese momento de éxtasis. Ese momento de exaltación no es mas que un momento.

La otra noche estaba viendo el Tazón de la Naranja, viendo a Jimmy Johnson, que él estaba siendo sacado del campo en un éxtasis por ganar el Campeonato Nacional. Y probablemente despertó a la mañana siguiente, a la realidad. Bueno, si usted puede expresar eso en términos celestiales, el cielo será disfrutar para siempre ese momento máximo de emoción. Nunca disminuyendo. Nunca jamás desvaneciéndose. Usted estará en el estado del ganador, recibiendo la medalla de oro, de la adulación del Dios Viviente, por los siglos de los siglos, esa será su experiencia interminable, continua, que no será interrumpida jamás. Usted estará recibiendo esa corona que nunca perece, nunca hay una mañana después. Simplemente gozo y exaltación continuos.

Ahora, la Biblia promete una corona de vida, una corona de corredor y todas esas cosas. Todas esas son capacidades de servicio, o simplemente se refieren a la vida eterna. La corona de vida, creo yo, es vida eterna. La corona imperecedera. en un sentido, es vida eterna. La corona de gozo, eso es vida eterna. Pero es vida eterna, llena de gozo y gloria y privilegio para el servicio. Pablo escribe en 2 Timoteo capítulo 4, usted conoce este versículo, uno conocido, versículo 8, él dice, “en el futuro, me espera una corona de justicia, la cual el Señor, el Juez justo me dará en aquel día y no solo a mí, sino a todos aquellos que aman su aparición.” ¿Qué es la corona de justicia? Esa es justicia eterna. La corona de vida es vida eterna. La corona de gozo es gozo eterno.

Entonces, la corona no es algo que usted se pone. Lo vuelvo a decir, es algo que usted experimenta, vida eterna, gozo eterno, privilegio eterno para servir, bendición eterna. Esa es la recompensa. Pedro, escribiendo en 1 Pedro 5, creo que usted probablemente se acuerda de los versículos 2 y 3, él dice: “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, ejerciendo supervisión no por obligación sino de manera voluntaria, según la voluntad de Dios. Y no por ganancia deshonesta, sino con disposición, no como enseñoreándoos sobre aquellos que os han encomendado, sino mostrando ser ejemplos de la grey, del rebaño. Y cuando el príncipe de los pastores aparezca, recibiréis la corona incorruptible de gloria.” ¿Qué es eso? gloria eterna. La corona de vida es vida eterna, la corona de gozo es gozo eterno, la corona de gloria es gloria eterna, la corona imperecedera es aquella recompensa que es para siempre.

Entonces, serviremos, y nuestro servicio creo yo, eternamente, dependerá de nuestra fidelidad aquí y ahora. Realmente creo que la manera en la que vivimos ahora, está determinando las capacidades para el servicio en los días que pasemos en la eternidad, no días realmente, sino las épocas que pasemos en la eternidad. En Apocalipsis 2:26 dice, “El que venciere, que guarda mis obras hasta el final.” ¿Escucho eso? “A él, le daré autoridad sobre las naciones, y él las gobernará.” En otras palabras, lo que usted hace ahora determina lo que el Señor va a usarlo a usted para hacer en ese entonces. Es correcto. Apocalipsis 2:26.

Entonces, lo que hacemos ahora, determina la capacidad para recompensa futura. Escuche Apocalipsis 22:12, “He aquí, Yo vengo pronto, y mi recompensa está conmigo,” escuche, “para dar a todo hombre, según lo que ha hecho.” ¿Escuchó eso? para dar a todo hombre de acuerdo con lo que él ha hecho. ¿Escucho eso? Su capacidad para gozo eterno, gloria eterna, recompensa eterna, está relacionada con lo que usted ha hecho. Oro, plata, piedras preciosas, o madera, heno, hojarasca. ¿Qué vamos a hacer en el cielo? Vamos a adorar, vamos a reinar, vamos a servir. La capacidad para nuestro reinado estará relacionada a cuán fieles fuimos con nuestra responsabilidad de administración aquí. La capacidad de nuestro servicio será determinada por nuestra fidelidad al servir aquí. La corona de vida será proporcional a nuestra obediencia aquí. Disfrutaremos la vida eterna al máximo de nuestra capacidad, pero esa capacidad será determinada por nuestra vida aquí. La corona de gozo, será gozo eterno, en una capacidad determinada por la fidelidad que mostramos aquí. La corona de gloria, la misma cosa.

Entonces, en este punto en particular, en el tiempo, estamos haciendo cosas en esta vida para servir al Dios viviente como sacerdotes y afectarán nuestra capacidad de servirlo a Él en la eternidad. Eso debería motivar su corazón. Algunas veces la gente quiere ser alentadora y decir necesitas reducir la velocidad y hacer menos, pero si usted lo ve así, es lo opuesto, ¿no es cierto? Realmente deberíamos entregarnos al máximo aquí, para que podamos tener la capacidad al máximo nivel a lo largo de la eternidad, para darle gloria al gran Dios y nuestro Padre, y al Señor Jesucristo.

En cuarto lugar, esto es algo más que haremos en el cielo. Realmente no es lo que hacemos, sino va a encajar en algún lugar, entonces, lo voy a meter aquí. Seremos refrescados continuamente por Él, llamémosle reposo. Reposaremos en el cielo. Reposaremos en el cielo. Hebreos 4, habla de entrar al reposo, hay un reposo para el pueblo de Dios. Jesús dijo, llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí porque soy manso y humilde de corazón, y tendréis descanso para vuestras almas.” Una de las promesas que el Señor ha dado para aquellos que creen en Su Hijo, es que conoceremos descanso, descanso de nuestras labores, las labores de tratar de encontrar a Dios, por así decirlo, por nosotros mismos. El reposo de obras, justicia, pero no el reposo del deber. En Lucas 13:29 dice que “nos reclinaremos en la mesa de un banquete.” Entramos a eso al principio en nuestra serie. Eso no significa que simplemente vamos a estar sentados todo el tiempo. Y en Hebreos 3 y 4 cuando habla del reposo que está ahí para el pueblo de Dios, significa que nunca nos cansaremos, significa que nunca nos debilitaremos, significa que nunca estaremos insatisfechos, significa que nunca seremos interrumpidos. Es un tipo de reposo único.

Observe Apocalipsis 14, mientras que está ahí, versículo 11, “Y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos.” Y esto está hablando de aquellos que fueron juzgados en el tiempo de la tribulación y su juicio es sin reposo, obviamente. Pero por otro lado, versículo 12, y aquí está la perseverancia de los santos que guardan los mandamientos de Dios y su fe en Jesús, “Oí una vez que desde el cielo me decía, “Escribe: Bienaventurados, de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí dice el Espíritu,” ¿qué? “descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.” Descansarán, descansarán.

2 Tesalonicenses 1:7, lo llama, “alivio, alivio.” Dice que cuando Jesús venga, el da alivio a los afligidos. Alivio, descanso. ¿Qué significa eso? Significa descanso espiritual, significa descanso del cansancio, y la debilidad. Nunca habrá hambre, nunca habrá sed, nunca habrá cansancio, nunca habrá calor alguno que nos canse, ese es el descanso eterno. No significa que no servimos. Reinamos, servimos en deber incesante, junto con descanso perfecto. ¿Puede usted entender eso? Dicho de esta manera, entre más sirve usted, más descanso tiene usted. Entre más sirve usted más refrescado está. Como puede ver, no es la ley de la termodinámica que llamamos entropía, que causa que todo se desintegre. No va a estar en efecto, no va a estar en vigor. Y entonces, no habrán fuerzas que debiliten, entre más sirve usted, más cumple su propósito, más es refrescado usted. Ninguna energía jamás será gastada. ¿Entendió eso? Usted nunca gastará energía alguna. Usted nunca va a suspirar. Usted nunca se quedará sin aliento. Usted nunca va a reducir su paso. Pensamientos increíbles. Descanso perfecto. Descanso perfecto.

El gran pastor puritano Richard Baxter escribió, y vale la pena escuchar estas palabras: “Descanso, que palabra tan dulce es esta para mis oídos. Me hace pensar en el sonido convertido en sustancia, y habiendo entrado en el oído, posee mi cerebro y de ahí descendió a mi corazón. Yo pienso que siento que me agita y trabaja por todas mis partes, y capacidades. Pero opera de diferentes maneras, en mis diferentes partes. Para mis sentidos cansados, y espíritus agotados, parece un opio poderoso que me aquieta. Para mis capacidades que están cansadas es espíritu y vida, a mis ojos oscurecidos es tanto un bálsamo de ojos y un prospecto.

A mi gusto es dulzura, a mis oídos es melodía, a mis manos y pies es fortaleza. Yo creo que lo siento digerido conforme procede e incrementa mi calor y mi humedad como si estuviera acostado y reviviendo de manera cordial mi corazón y a partir de ahí anima mi espíritu, el cual palpita por todos los pulsos de mi alma. Descanso, no como la piedra que descansa sobre la tierra, no como estas partes de carne que descansarán en la tumba, y así como nuestra bestias deben también descansar igual que nosotros. No, no es la satisfacción de nuestros deseos carnales, no es un descanso como el mundo carnal lo desea. No, no. Tenemos otro tipo de descanso, diferente al de estos.

Descansaremos de todas nuestras labores, que no fueron más que la manera y el medio para descansar. Sin embargo, esa es la parte más pequeña. Oh bendito descanso, en dónde nunca descansaremos, ni de día, ni de noche, clamando Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los descansos. Cuando descansaremos del pecado pero no de la adoración, del sufrimiento y la tristeza pero no de la frescura. Oh día bendito cuando descansaré con Dios, cuando descansaré en conocer, amar, regocijarme, y alabar. Cuando mi alma y cuerpo perfectos, juntos en estas cosas de manera perfecta, disfruten perfectamente al Dios más perfecto. Cuando Dios también, quien es amor mismo, de manera perfecta me ame a mí, sí. Descansa en su amor hacia mí como yo también descansaré en mi amor a Él. Y me regocijaré con gozo y canciones, como me regocijaré en Él.” (fin de la cita). Descanso, descanso, descanso.

Finalmente, y este me conmueve. Pase a Lucas 12, Lucas 12, versículo 35, él dice, “Estad vestidos, listos, y mantengan sus lámparas encendidas. Sean como hombres que están esperando a su amo cuando él regresa de la boda,” para que él pueda abrir la puerta de manera inmediata. “Para que ustedes puedan abrir la puerta de manera inmediata a él para cuando él venga y toque,” ahora siga esto, “bienaventurado son aquellos esclavos, a quienes el amo halle alerta cuando él venga. De cierto os digo, que él mismo se ceñirá para servirlos, y que se reclinen en la mesa y que él les sirva.” Deténgase en ese punto.

Ahora eso es increíble, hay otra cosa que vamos a experimentar en el cielo. ¿Está listo para escuchar esto? El Señor Jesucristo nos servirá. El Señor Jesucristo nos servirá. “Bienaventurados son aquellos esclavos a quienes el amo hallará alerta cuando él venga. De cierto os digo, que él se ceñirá para servirlos, y hará que se reclinen en la mesa y vendrá y les servirá.” Esta listo para escuchar esto, hay otra cosa que va a suceder en los cielos, por los siglos de los siglos de los siglos, Dios el Hijo va a prestar servicio a los redimidos. Esa es una cosa increíble. Jesús aquí adopta la imagen humana de un gran Señor que regresa a su palacio, sus esclavos están ahí esperando, todo está preparado, han sido fieles a su señor y en su venida él llama a que haya una gran reunión juntos. Él no busca descansar, él no le dice a sus esclavos, bueno, quiero irme a dormir un rato, he tenido un viaje tan largo. Él dice, no quiero esclavos que se sientan y yo voy a servirles una comida, motivado por la gratitud por su servicio a mí, y porque estuvieron preparados cuando yo vine.

El Señor no busca descansar. Él no buscar retirarse a descansar para la noche. Él cambia sus esclavos en reyes, y él hace un festín para ellos. Y de manera sorprendente, no ordena otros siervos que les sirvan, él lo hace. Ahora, dije hace unos momentos, que no nos serviremos unos a otros en el cielo, sino que seremos servidos por el Señor mismo. Es un pensamiento fantástico. El Señor celestial mismo, por los siglos de los siglos, nos sirve a nosotros. Cuando él venga y vea que hemos sido fieles, Él nos servirá para siempre. ¿Es esa una verdad motivadora? ¿Cómo es que el cielo puede tener una bendición más grande que esa? Cuán maravilloso pensar en adorarlo para siempre, en reinar con Él para siempre. Cuan maravilloso pensar en servirle para siempre, en descansar en ese servicio para siempre. Pero maravilla de maravillas, más allá de eso, imaginar que Él nos va a servir a nosotros para siempre.

Sin embargo, no debería sorprendernos. Él lavó los pies de los discípulos, porque Él los amó. Juan 13. Y Él entonces nos amará perfectamente también, y Él nos servirá. Bueno, cuándo usted piensa en el cielo, es algo único, ¿no es cierto? Tomás Watson dijo, “Un verdadero santo, diariamente voltea al cielo, sus pensamientos y deseos son como querubines que vuelan al paraíso.” (fin de la cita). Tiene sentido mirar hacia el cielo, amados. Tiene sentido. Tiene sentido poner su mira en las cosas de arriba, cuando nos damos cuenta en que consiste el cielo.

Quiero cerrar con una pequeña lista de un inventario personal, y quiero que entienda esto, porque esta es la conclusión de esta serie. Simplemente de manera breve, no se salga de sintonía. Sígame. ¿Cuál es el beneficio de mirar hacia el cielo? Porque ocho semanas de esto. Escuche con atención. Voy a darle varias. He escrito siete. ¿Cuál es el beneficio de mirar hacia el cielo? Beneficio número uno: Es evidencia de salvación genuina. Es evidencia de salvación genuina. ¿Está usted preocupado por el cielo? Esa es una buena indicación de que usted es salvo. ¿Es ahí dónde está su corazón? ¿Anhela usted estar en los lugares celestiales? ¿Anhela usted tener comunión con Dios? ¿Se hace usted tesoro en ese lugar? ¿Pone usted la mira en las cosas de arriba y no en las cosas de la tierra? Mirar hacia el cielo es evidencia de salvación genuina. Un corazón concentrado en el cielo es un corazón concentrado en Dios. Y un corazón concentrado en Dios es un corazón que Dios ha cambiado. La evidencia más pura de la gracia salvadora podría ser una actitud celestial.

En segundo lugar: Mirar al cielo es importante porque es el motivo para la excelencia más elevada de virtud cristiana. Es el motivo para la excelencia más elevada de virtud cristiana. Nada puede motivarlo a usted para ser lo que Dios quiere que usted sea, de manera más fuerte. que las verdades acerca del cielo. Si usted entiende la herencia y las recompensas, y las glorias, y los gozos, y los privilegios, y las capacidades del cielo, y usted entiende que Cristo mismo lo va a servir a usted para siempre, motivado por gratitud por lo que usted ha hecho, esa es la realidad más contundente para motivarlo a usted hacia la excelencia más elevada  de virtud cristiana. Esa es la esperanza que purifica, Juan dijo, que purga el corazón, tener comunión con el Señor del cielo, viajando ahí mediante la oración y la meditación y la devoción, purga el corazón y motiva hacia la obediencia.

En tercer lugar: el beneficio de mirar hacia el cielo es que es el camino más verdadero a una vida de gozo. Es el camino más verdadero a una vida de gozo. Si usted quiere ser miserable, simplemente concéntrese aquí a este mundo, si usted quiere estar gozoso concéntrese en el cielo. David dijo, “La luz del rostro de Dios alegra el corazón.” Nos regocijamos en la esperanza, y podemos soportar cualquier sufrimiento a la luz de la gloria, dijo Pablo. El peso eterno de gloria, mucho más allá de cualquier cosa que suframos en esta vida. Y entonces, conforme vemos hacia el cielo, se convierte en la evidencia de salvación genuina, el motivo para la excelencia más elevada de virtud cristiana, y el camino más verdadero para una vida de gozo.

En cuarto lugar: Mirar hacia el cielo es el mejor preservador en contra de la tentación y el pecado. Es el mejor preservador en contra de la tentación y el pecado. ¿Por qué? Una mente celestial no se inclina a la profundidad de la maldad. Una mente celestial no se inclina a la vanidad. Una mente celestial no es una víctima de impulsos sensuales, una mente celestial es una mente celestial, no una terrenal. Y cuando usted pone la mira en las cosas de arriba, Colosenses 3, usted dice Pablo, “hará morir las obras de la carne.” Usted las matará. El intento de Satanás en la tentación y el pecado, es colocar sus trampas para atraparnos con nuestra mente en la tierra. Pero muéstreme usted un creyente cuya mente está en el cielo, que anhela la justicia completa y la presencia de Dios, y la mostraré a uno que no es una presa fácil de Satanás.

En quinto lugar: Mirar hacia el cielo mantiene el vigor del servicio espiritual. Mirar hacia el cielo tiene el beneficio de mantener el vigor o la energía del servicio espiritual. Escúcheme, si usted reduce la velocidad en la carrera cristiana, y usted ha trabajado muy poco en el servicio cristiano, si usted es infiel en prestar el servicio al Señor que Él merece, es porque usted tiene poco el premio prometido. ¿Escuchó eso? porque si usted tuviera una perspectiva apropiada del premio celestial, se vería motivado a servir espiritualmente. La diligencia viene de la visión de la recompensa del cielo. Y conforme usted entiende la realidad de la recompensa eterna del cielo, usted se verá motivado al servicio espiritual.

En sexto lugar: El beneficio de mirar hacia el cielo es también, que honra a Dios ante todos. Honra a Dios ante todos. ¿Qué quiero decir con eso? Simplemente, cuando su corazón está concentrado en el cielo, usted demuestra su amor por Dios. Usted demuestra que exalta a Dios. Su servicio fiel, le da a la gente que lo ve a usted, una perspectiva elevada de Dios que Él no solo demanda a todos, sino que Él es digno de todo. Usted vive en una esfera celestial. Y usted está honrando al Dios exaltado. Usted vive en lo mundano, y en el lodo del mundo, y usted está deshonrando a Dios al decir, esto es más importante para mí que Él. Si usted vive su vida mirando hacia el cielo, usted honra a Dios ante todos aquellos que ven su vida. Y usted dice, que Dios sirve usted, tan digno de lo mejor que usted tiene.

Finalmente, el beneficio de mirar hacia el cielo es que le devuelve a Dios el pago. Le devuelve a Dios el pago. Dice usted, “¿Qué quieres decir con que le devuelve a Dios el pago?” Bueno, su corazón siempre está concentrado en nosotros, ¿porque nuestro corazón no debería estar siempre concentrado en Él? Su corazón siempre está inclinado hacia nosotros, ¿por qué nuestros corazón no debería siempre estar inclinado hacia Él? Y por cierto, no hay nada en este mundo en lo que valga la pena concentrar su corazón, ¿verdad?

Inventario personal. ¿Cuáles son los beneficios de mirar hacia el cielo? Número uno, es la evidencia de salvación genuina. Vea su vida, vea su vida, ¿está viendo constantemente hacia el cielo? ¿es el hambre de su corazón las cosas de Dios, comunión con Dios, las realidades de la eternidad? Esa es la evidencia de que usted es un cristiano. Si no está ahí, la evidencia no está ahí.

En segundo lugar, si usted está mirando hacia el cielo, es el motivo para la excelencia más elevada de virtud cristiana. Cuando usted tiene comunión continua con el Dios vivo, cuando usted tiene una esperanza del cielo eterno, eso purifica su vida, eso purga su corazón. ¿Es eso verdad en su vida? ¿Está usted tan concentrado en el cielo que su vida es pura? También es el camino más verdadero a una vida de gozo. ¿Está usted experimentando gozo en su vida? O cuando usted realiza un inventario ¿está usted constantemente deprimido, en cierta manera amargado a lo largo de la vida? Eso es porque usted ha perdido su gozo, porque su rostro está metido en este mundo pasajero.

En cuarto lugar dijimos que la mirar hacia el cielo, es el mejor preservador contra la tentación y el pecado. Si usted se encuentra continuamente cayendo en las trampas de Satanás, es porque usted está preocupado con las cosas de aquí, en lugar de estar preocupado con las glorias de Dios. En quinto lugar, dijimos que mirar hacia el cielo mantiene el vigor del servicio espiritual. Si usted está teniendo problemas con ser fiel, con ser diligente, con entregar su todo al servir a Cristo, es porque usted está teniendo en poco el premio prometido. No le importa a usted que Dios le ha prometido a usted una recompensa eterna. No es tan importante para usted como lo es cualquier tipo de cosas triviales que usted está haciendo aquí.

Y en sexto lugar, mirar hacia el cielo significa que usted está honrando a Dios ante todos. Si usted está viviendo ese tipo de vida, la gente que lo ve a usted va a decir, “Él debe estar sirviendo algún Dios maravilloso. Ella debe servir a algún Dios maravilloso, como para entregar su vida de manera total a Él. Y finalmente, cómo es que no vamos a estar preocupados por tener nuestro corazón concentrado en Dios, cuando el corazón de Dios siempre está concentrado en nosotros. Mirar hacia el cielo, le devuelve el pago a Dios, El salmista dijo, “Estaré satisfecho cuando despierta a tu semejanza.” Cuando despierte a tu semejanza. ¿Estará usted satisfecho con algo menos que eso? Si es así, entonces usted no entiende la actitud de vivir con una perspectiva celestial. ¿Qué lo satisface a usted? ¿Qué es lo que realmente lo satisface? Cualquier cosa menos que ser como Cristo, pierde el objetivo.

Inclinémonos en oración. Bendito Padre, gracias por estos días maravilloso en los que hemos estudiado este tema increíble. Gracias inclusive por esta noche, por lo que has hecho en nuestros corazones. Gracias por la esperanza del cielo. Señor Dios, ayúdanos a que nuestro enfoque esté en dónde debe estar. Ayúdanos a estar viendo constantemente hacia el cielo. Dando evidencia de nuestra salvación, estando motivados al nivel más elevado de virtud cristiana, siguiendo el camino más verdadero al gozo, estando preservados contra el pecado, manteniendo el vigor y la energía de nuestro servicio, honrándote a Ti y devolviéndote a Ti, por tu afecto y amor constante hacia nosotros.

Padre, ayúdanos a todos los que estamos aquí a examinar nuestros corazones, para que vivamos de tal manera como para ser obedientes a la esperanza del cielo. Para vernos motivados en la expectativa de las cosas que tienes para nosotros, por causa de Jesús.

Amen.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org 
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