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Estamos regresando al capítulo 15 de 1ª Corintios en esta tarde, y a una porción muy interesante, breve, de este capítulo que creo que usted va a encontrar muy práctica y muy útil. Conforme avanzamos a lo largo de este capítulo largo, hasta el versículo 58, hemos llegado aproximadamente a la mitad del capítulo, con el versículo 29, y quiero leerle los versículos 29 al 34, para prepararnos para el estudio de la Palabra de Dios para nosotros en esta noche.

“De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos? ¿Y por qué nosotros peligramos a toda hora? Os aseguro, hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro Señor Jesucristo, que cada día muero. Si como hombre batallé en Efeso contra fieras, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos. No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres. Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo.”

Esa es una sección pequeña fascinante, fascinante. Varias preguntas y una advertencia muy seria, seguida de una condenación. ¿Qué es exactamente lo que está pasando aquí? Durante veintiocho versículos, desde el comienzo de este capítulo, hemos estado aprendiendo de la resurrección, que todos vamos a ser resucitados en cuerpos glorificados, todos los creyentes, todas las personas que mueren serán resucitadas, pero esto trata de creyentes y todos nosotros seremos resucitados en cuerpos glorificados, seremos congregados al cielo en nuestra forma final glorificada, espíritus eternos, almas eternas, pero con cuerpos eternos aptos para el cielo.

Este es el plan de Dios, esto es lo que Dios está cumpliendo en la historia redentora, y algún día todo llegará a su culminación. Y eso es lo que vimos en los versículos 26 al 28, cuando todo mundo finalmente sea congregado al cielo en esa forma final en nuestros cuerpos de resurrección, todos estaremos reunidos en Cristo, y Cristo mismo se entregue y a todos nosotros al Padre para que Dios sea todo y en todos. Esa es una especia de momento culminante a la mitad de este capítulo, y nos ha estado indicando de manera clara, que hay una resurrección real. Resucitaremos.

Y lo que eso dice es que seremos los que somos en la vida venidera, no vamos a creer en las filosofías de los griegos, conforme Pablo se dirige a ellas aquí, de que en cierta manera todos nos disolvemos en el ser eterno, en cierta manera todos desaparecemos y nos disolvemos en la deidad definitiva. Seremos quienes somos para siempre, seremos nosotros para siempre, Dios tiene un plan para nosotros, no en algún tipo de masa indefinida, sino como personas individuales. Todos resucitaremos en cuerpos glorificados para ser para siempre quienes somos. Eso es claro a lo largo de la Escritura.

Ahora, esto tiene algunas implicaciones serias, el hecho de que usted será usted para siempre en el cielo, que yo seré yo para siempre en el cielo, en alguna forma perfeccionada, tanto en alma como en cuerpo, tiene algunas implicaciones muy serias. Esas implicaciones pueden ser vistas en este texto, pero en cierta manera presentándose en el texto, simplemente le recuerdo que esta era la confianza de los santos a lo largo de la Escritura. Job quien sufrió tanto, soportó ese sufrimiento, nunca desapareció su fe, él incluso dijo: “Aunque Él me mataré, aún confiaré en Él.” Pero él dijo esto: “Yo sé que, en mi carne, yo veré a Dios.”

Sabemos eso, sabemos que cuando Jesús se apareció en el monte de la transfiguración, Él apareció ahí con Moisés y Elías, quienes eran Moisés y Elías. Sabemos que Jesús dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, e Isaac.” Fue una declaración por parte de Dios acerca de esos hombres, después de que habían muerto físicamente, pero Dios todavía era su Dios porque todavía estaban vivos en Su presencia. No es nada corto de esa realidad de resurrección, esa esperanza y confianza de resurrección que causó que Esteban, por ejemplo, se ofreciera a sí mismo, por así decirlo, bajo las piedras sangrientas y muriera como un mártir, dándose cuenta que él en su propia persona en forma glorificada, entraría inmediatamente a la presencia del Señor. Fue esa confianza que causó que Pablo dijera, “porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia. Mucho mejor partir y estar con Cristo.”

No fue menos que esa esperanza de resurrección que debió haberle permitido a Andrés enfrentar el martirio con confianza al ser amarrado a una cruz, y haber sido dejado ahí durante días para morir. O Pedro, siendo crucificado de cabeza. O Jacobo siendo decapitado. Nada sino la esperanza de resurrección pudo haber hecho que el apóstol Pablo colocara su cabeza sobre un bloque, y que hubiera sido separada de su cuerpo en la confianza de que no era el fin de él, que realmente era el comienzo, un apóstol perfecto y eterno.

Éste es precisamente el punto de Pablo aquí. Ahora, la religión promete la vida después de la muerte, como usted bien sabe, si usted está siguiendo lo que dicen los terroristas en la actualidad, están viviendo en el engaño de que, si matan a infieles y si en el proceso de matar infieles se quitan la propia vida, van a terminar con 72 vírgenes en algún lugar especial en el cielo, en dónde todas las vírgenes estarán esperándolos en almohadas verdes, para satisfacerlos para siempre. Una mentira que viene del infierno mismo, por cierto. pero una mentira por la cual muchos entregan sus vidas.

La verdad es que solo en Cristo usted resucitará a la gloria celestial, y no será nada bajo, será semejanza a Cristo, y la justicia misma que Él posee pertenecerá a nosotros. Vivimos nuestras vidas esperando la resurrección, sabemos que se nos prometen recompensas, recompensas personales. Sabemos que nos espera una herencia, esperándolo a usted, esperándome a mí. Sabemos que hay una corona de vida, una corona de justicia, una corona de gozo que nos serán concedidas a nosotros personalmente. Esta realidad de nuestra personalidad eterna en forma glorificada, espíritu y cuerpo es esencial para la fe cristiana.

Ahora, Pablo ve esa realidad en los versículos que le acabo de leer. Y encontramos que él ve esto como un incentivo a tres niveles. Un incentivo, un incentivo contundente a tres niveles. Y es una porción fascinante de la Escritura, permítame ayudarle a ver cuáles son esos niveles. En primer lugar, creo que Pablo está diciendo aquí, que el hecho de que seremos quienes somos, en formas glorificadas, seremos eternamente nosotros, pero en una realidad perfeccionada en el cielo, tanto en alma como en cuerpo, es una motivación para la salvación. Ese es el primer punto que quiero que vea, es una motivación para la salvación.

Ahora, usted podría estar luchando por ver eso, pero permítame tan solo ayudarle con el versículo 29, uno de los versículos más difíciles de toda la Escritura, y confieso en este punto que no puedo ser absolutamente dogmático, ni siquiera puedo ser dogmático, pero puedo darle lo que creo que es el entendimiento que es el mejor y más simple de este versículo. Versículo 29, como si dijera: “Si no hay resurrección,” lo cual él ha estado afirmando durante los primeros veintiocho versículos, “Si no hay resurrección, sin la resurrección, ¿Qué harán aquellos que se bautizan por los muertos? Si en ninguna manera los muertos resucitan, ¿Por qué pues se bautizan por los muertos?” ¿De qué está hablando esto? ¿Qué es el bautismo por los muertos? Si usted se ha confundido por eso, bienvenido al club.

Recuerdo un amigo mío que hizo una disertación a nivel post-grado, de las posturas de ese versículo, y él cubrió cuarenta de ellas. Podrían haber cien. Este versículo en particular ha sido para muchas personas una especie de laberinto. Pero quiero darle lo creo que es la manera, la mejor manera, y la más simple en la que puedo entender lo que el apóstol Pablo está diciendo. Y no creo que él está tratando de ser oscuro o vago, como siempre él está tratando de darnos algo que es muy práctico.

Pero permítame retroceder de la verdad y usted conoce algo, y darle a conocer algo del error. No quiero darle demasiado de esto, pero una secta muy conocida es el mormonismo. Los mormones enseñan el bautismo vicario, y dicen que lo encuentran en este versículo. Que necesitamos, dicen como mormones, no solo ser bautizados por nosotros mismos, sino ser bautizados de manera vicaria por personas que ya están muertas. Esa es teología mormona. Los líderes mormones enseñan que los espíritus de aquellos que han muerto están suspendidos en algún lugar, y no entran al cielo hasta que otro mormón es bautizado por ellos, lo cual entonces lo saca de dónde quiera que están y entran al cielo.

Ésta también fue la postura de algunos de los primeros herejes Sarent and Marción, quién Marción fue una especie de gnóstico antiguo, él tenía mucha herejía, él creía que Jesús era un espíritu sin cuerpo, pero él también creía en un bautizo en lugar de alguien que estaba muerto. Esta postura afirma que Pablo está enseñando que un cristiano que ya ha sido bautizado, y que se vuelve a bautizar y quizás una y otra vez y otra vez y otra vez por personas que han muerto sin bautizo, y eso sería de manera categórica personas no salvas que no pueden entrar al cielo.

Entonces, el bautismo de ese creyente, digamos, por sustitución es acreditado a la persona muerta, y la persona muerta entonces tiene acceso al cielo. Ahora, obviamente la Escritura no enseña eso. De hecho, su propio bautismo no lo salvó a usted. Y no puede haber un bautismo de usted que salva a alguien más, su bautismo no lo salva a usted. No existe algo tal como ser salvo por ningún bautismo, sea por usted o por alguien más, no existe algo tal como salvación vicaria.

Éste es el error grave del bautismo de infantes, la idea de que el niño es bautizado en ignorancia completa del evangelio, pero es colocado en el pacto, en algún tipo de lugar seguro, en dónde algunos dicen que usted incluso podría presumir la regeneración en base a la fe de los padres que trajeron al bebé para ser bautizado. Eso es una salvación, de nuevo, por lo que alguien más, por lo que alguien más hace, el bautismo no salva a nadie en ningún momento jamás, ni a bebés, ni a adultos. Y el bautismo ciertamente no salva a incrédulos muertos.

¿Pero de qué está hablando él aquí? Veámoslo un poco más de cerca. Él reconoce que hay personas que están siendo bautizadas con alguna referencia a personas muertas. ¿Qué es lo que eso podría significar? Bueno, comencemos y vamos a desmenuzarlo. Él dice: “¿Qué harán los que se bautizan por los muertos?” Deténgase ahí. Él tiene que estar hablando del bautismo cristiano, el bautismo cristiano, el acto de proclamar la unión de uno con Cristo, realizada en respuesta a la fe salvadora. El creyente que ha colocado su confianza en Cristo atraviesa por una inmersión, como símbolo de su muerte, sepultura y resurrección en Cristo. Esto es tan sinónimo con el cristianismo, que el bautismo de hecho se volvió un sinónimo para salvación.

En la Gran Comisión, al final del evangelio de Mateo nuestro Señor dice esto: “Por tanto id y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.” Ese es el esfuerzo evangelístico; asume fe en Cristo. El bautismo era tan inseparable de la fe salvadora que se habla de eso en su lugar. Lo mismo sucede en Efesios 4 dónde usted tiene la afirmación: un Señor, una fe, un bautismo. Y ese bautismo es el bautismo en agua que estaba tan conectado de manera tan universal en la primera iglesia con la fe salvadora, que se hablaba del bautismo como si fuera la fe salvadora misma.

Entonces, estamos hablando del bautismo cristiano aquí, el bautismo de creyentes. ¿Y que significa que los creyentes son bautizados por los muertos? Bueno, sabemos lo que muerto significa. ¿Qué hay acerca de ‘por los muertos’? Permítame ayudarle con eso. La preposición aquí traducida ‘por’ en su Biblia es ‘húper’ de lo cual obtenemos ‘hiper’ en español, pero es ‘húper’ y puede traducirse de muchas, muchas maneras. Es una preposición muy flexible, puede significar: por encima, sobre, más allá de. Puede significar: en lugar de, en nombre de, el cuál es el significado que adoptan los mormones. Puede significar a favor de o puede tener un significado de causa, y puede significar: debido a, debido a.

Si tomamos ese significado tan normal para la palabra, lo leeríamos de esta manera: “¿Qué harán aquellos que son bautizados debido a los muertos?” ¿Qué significa eso, ser bautizados debido a los muertos? ¿Por qué alguien sería bautizado debido a una persona muerta? Bueno, sabemos que el bautismo está conectado a la salvación, entonces algunas personas han sido salvas y bautizadas debido a personas que están muertas. Eso no está muy lejano, ¿verdad? Hay muchas personas que vinieron a la fe en Cristo al leer algo escrito por alguien que está muerto o al recordar un testimonio dado por alguien que ahora está muerto, un padre, un amigo, o incluso por la influencia del testimonio de alguien que estaba muriendo que ahora está muerto. El bautismo se refiere a la salvación. Algunas personas están siendo salvadas y bautizadas viniendo a la salvación, entrando a la familia de Dios, el cuerpo de Cristo debido a la influencia de creyentes que están muertos.

Eso podría significar tres cosas, eso podría significar, número uno: debido al testimonio de creyentes que ya se han adelantado. El testimonio de creyentes que conocemos que enfrentan la muerte, en segundo lugar. En tercer lugar, debido a, y este es uno clave, la promesa de una reunión. Inevitablemente cuando usted asiste al funeral de un creyente, la gente va a decir que todos nos volveremos a reunir otra vez. Cuando alguien pierde a un hijo, alguien pierde a un cónyuge o alguien pierde a un muy buen amigo, un ser querido, quien es un creyente, tenemos la esperanza de la reunión.

Eso siempre se menciona en un servicio memorial. La esperanza de la resurrección, y la reunión que sigue a la resurrección es un incentivo para la salvación. Tendría sentido entonces leer este versículo, entendiendo que hay aquellos que son bautizados, que vienen a la fe en Cristo, y que pasan por el bautismo cristiano debido a la influencia de personas muertas, cuyo testimonio ellos oyeron y leyeron, y ahora ya no están, o debido al estar ahí y ver cómo la gente enfrenta la muerte y cómo murieron, o, en tercer lugar, debido a la esperanza de la reunión con esas personas que están muertas.

Un buen lugar para ver esto, en cierta manera desarrollándose es el capítulo 11 de Hebreos, permítame invitarlo a que me acompañe al capítulo 11 de Hebreos. Este es un capítulo que esencialmente dice exactamente lo que acabo de decir. El escritor de Hebreos quiere que tengamos fe, fe en el evangelio, a lo largo de Hebreos él está diciendo no retrocedan, no se aparten, vengan hasta la verdad, lleguen al evangelio, vengan hasta llegar a Cristo.

El versículo 39, el cuál termina en el capítulo 10 dice: “No somos de aquellos que retroceden para perdición, sino de aquellos que tienen fe para la preservación del alma.” Muévanse hacia adelante en fe salvadora. Y después, para proveer motivación para eso, él entra al capítulo 11, y el capítulo 11 está lleno de muchas personas muertas. Muchas personas muertas cuyo testimonio es un motivo para la fe en Cristo, la fe en Dios.

En el versículo 4 él habla de Abel, habla de Enoc, habla de Noé. En el versículo 8 entra Abraham; versículo 11, Sara. El versículo 13 lo resume, todos murieron en fe, todos murieron en fe. Un testimonio de su fe frente a la muerte es el registro del Antiguo Testamento. Y después él llega a Isaac y a Jacob, José, y Moisés en el versículo 23. Después él llega Rahab la ramera, en el versículo 30. Y después en el versículo 32, es Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel, los profetas, “que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección.”

Todas estas personas están muertas, todas muertas, todos vivieron una vida de fe esperando una resurrección. “Otros experimentaron vituperio y azotes, y a más de esto prisiones, y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados.” ¿Por qué hicieron esto? Hicieron esto hasta llegar a la muerte, porque sabían que había una mejor resurrección. Son ejemplos de una vida de fe. Son los muertos que nos dan un retrato de la vida de fe.

En el capítulo 12, versículo 22, Hebreos dice, se han acercado al monte Sion cuando han venido a Cristo, “han venido al monte Sion a la ciudad del Dios viviente, Jerusalén la celestial, y a muchos ángeles y a la congregación general y a la iglesia de los primogénitos que están en el cielo, y a Dios el Juez de todos y a los espíritus de los justos hechos perfectos, y a Jesús el Mediador de un nuevo pacto.”

Él dice, cuando vienen a Cristo han venido a la comunión de la asamblea general, y a la iglesia de los primogénitos que están inscritos en el cielo. Serán congregados un día con los justos que ahora han sido hechos perfectos en el cielo, y a Jesús el Mediador de un nuevo pacto. Al principio del capítulo 12 él dice: “Incluso Jesús, el Autor y Perfeccionador de nuestra fe, quién soportó la cruz por el gozo que fue puesto delante de él, menospreciando el oprobio y se ha sentado a la diestra del trono de Dios.” La manera en la que Jesús enfrentó a la muerte es como muchos santos enfrentaron la muerte, esperando una vida mejor, una vida después de la muerte, una vida de resurrección.

El punto de Pablo es este: Si los muertos no resucitan, entonces ¿cuál es el punto de todos estos testimonios? ¿cuál es el punto de ver a los santos que han seguido y nos han dejado su testimonio, o habiendo visto como murieron en fe, incluso cuando fueron cortados por la mitad, o les cortaron la cabeza, o fueron matados de alguna otra manera? El punto de Pablo es este: Si los muertos no resucitan, si estas personas simplemente dejan de existir y se vuelven parte de la neblina amorfa de alguna deidad impersonal, entonces, ¿cuál es el punto de las promesas de reunión? La reunión es un incentivo fuerte, fuerte, para la salvación.

Tantas veces he hablado de eso en servicios memoriales y funerales. Y le he recordado a miembros de familias y amigos que se pueden volver a reunir en la presencia de Cristo. Hay esperanza para una reunión, hay esperanza para aquellos que son parte de la asamblea general, los primogénitos y los espíritus de los hombres justos hechos perfectos, y aquellos que son resucitados en la venida de Cristo, de congregarse en torno al trono de nuevo. Si no hay resurrección, si no hay reunión, sino vamos ahí para reunirnos con las personas que conocemos y amamos, y que han ido antes de nosotros y nos han dado el testimonio de una vida de fe, ¿cuál es el punto? ¿cuál es el punto?

Incluso David, ahí atrás en 2 Samuel 12, cuando el bebé pequeño, concebido en su pecado, por Betsabé murió, usted recuerda la reacción de David. David tenía tristeza, estaba llorando por la muerte de este bebé, hasta que el bebé murió. Y cuando el bebé murió, David se lavó su rostro, se limpió, limpió sus lágrimas y dijo: Yo iré a él. ¿Yo iré a él? Él no está hablando de ser sepultado en el mismo cementerio, él está hablando de una reunión. Yo iré a él. Cuándo su hijo adulto, Absalón, quien básicamente fomentó una rebelión en contra de él, cuando él murió, cuando se le atoró su cabello en un árbol y fue matado, David no podía ser consolado. Era imposible consolarlo, porque él no lo volvería a ver, jamás.

Cuándo vamos al cielo seremos quienes somos. Pablo dice al escribirle a los tesalonicenses, ¿quién es nuestra esperanza o esperanza o gozo o corona de exaltación? ¿No sois vosotros en la presencia de vuestro Señor Jesús, en su venida? Vosotros sois vuestro gloria y gozo. Pablo dice: Ustedes saben cuál es la atracción del cielo. Son ustedes. Son ustedes tesalonicenses. Ustedes son la corona de gozo, ustedes son la esperanza.

En el cuarto capítulo de 1ª Tesalonicenses en el versículo 13, “Porque no quiero que ignoréis hermanos de los que durmieron, o han muerto, para que no os entristezcáis como los que no tienen esperanza, porque creemos que Jesús murió y resucitó, así también Dios traerá con él a aquellos que han dormido en Jesús.” Todos nos vamos a volver a reunir. Esto es reunión. Éste siempre ha sido un incentivo para que la gente venga a Cristo.

El testimonio de aquellos que han muerto en el pasado, y han dejado sus testimonios con nosotros, ¿cuántas personas han sido salvas al leer el testimonio de un gran predicador que ya no está aquí, un testimonio de un gran misionero que hace mucho que no está aquí. Quizás una carta de alguien que había muerto. ¿Cuántos han venido a Cristo al ver a alguien morir y ver su fe frente a la muerte? ¿Cuántos han venido a Cristo motivados por el incentivo de la esperanza de la reunión?

En el séptimo capítulo de Hechos, creo que podríamos asumir que algo así se estaba llevando a cabo mientras que Esteban estaba siendo apedreado. El final del sermón que Esteban predicó, registrado en el libro de los Hechos, el pueblo se sintió convencido de su pecado por lo que dijo. Y él les había declarado que Cristo era el Mesías, y el pueblo eran los traidores y asesinos de su propio Mesías.

“Oyendo estas cosas,” versículo 54, “se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él. Pero Esteban lleno del Espíritu Santo, puesto los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre que está a la diestra de Dios. Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos y arremetieron a una contra él, y echándole fuera de la ciudad le apedrearon. Y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba SAULO. Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi Espíritu. Y puesto de rodillas clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió. Y Saulo consentía en su muerte.”

Mmm. Simplemente me pregunto, simplemente me pregunto si más adelante cuando Saulo, en el camino a Damasco fue confrontado por Jesús, no fue sacudido de nuevo por el momento inolvidable y las palabras moribundas llenas de esperanza y confianza, y triunfales de Esteban, que él había oído algunos años antes. Él podría encontrarse con Esteban, en cuya muerte él participó. Pero si los muertos no resucitan, no hay reunión. La tumba es el final, no hay esperanza, no hay nada.

Entonces, como puede ver, si negamos la resurrección perdemos este gran incentivo para la salvación. Hay un segundo incentivo aquí, que creo que el apóstol Pablo nos presenta acerca del cual realmente no hay duda, está en los versículos 30 al 32, ¿Y porque nosotros peligramos a toda hora? Os aseguro hermanos por la gloria que de vosotros tengo en nuestro Señor Jesucristo que cada día muero. Si como hombre batallé en Éfeso contra fieras, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos porque mañana moriremos.”  

¿Cuál es el punto de servir al Señor? ¿cuál es el punto del sacrificio? ¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Por qué estoy viviendo mi vida entera en peligro a toda hora? ¿cuál es el propósito de vivir diariamente? ¿Por qué estoy peleando con bestias salvajes en Éfeso? ¿Por qué no simplemente como bebo y me muero? Si no hay resurrección no hay motivo para el servicio o para soportar de manera sacrificial el servicio que conlleva sufrimiento. Y Pablo sirvió de la manera más valiente. Él incluso se identificó a sí mismo con un soldado, un guerrero, como un boxeador, como un luchador, como un corredor.

Pablo y los otros apóstoles básicamente vivieron en peligro su vida entera. En cualquier hora un golpe de persecución podía derribarlos. Y de hecho sucedió. ¿Por qué estoy viviendo así? ¿Por qué estoy arriesgando mi vida? ¿Por qué estoy en peligro en todo momento, desde el momento mismo de mi conversión cuando fui visto inmediatamente por los judíos como un traidor? ¿Por qué tuve que ser descolgado por encima de un muro para escapar de las tramas de los judíos ahí en Damasco, en el comienzo mismo de mi vida cristiana? ¿Por qué fui enviado a Tarso por los discípulos en Jerusalén, porque los griegos estaban buscando matarme desde el comienzo?

¿Por qué he soportado todas las cosas que están enlistadas en la carta a los corintios, la segunda carta a los corintios? ¿Por qué tengo que ser afligido de toda manera? ¿Por qué tengo que ser afligido de toda manera? ¿Por qué tengo que ser perseguido, azotado? ¿Por qué siempre tengo que estar llevando en el cuerpo la muerte de Jesús? ¿Por qué es esto necesario? ¿Por qué la muerte se está cumpliendo en mí todo el tiempo? ¿Por qué necesito estar en la cárcel? ¿Por qué estoy siendo acusado falsamente? ¿Por qué estoy en naufragios, pasando noche y día en el océano? ¿Por qué he sido golpeado con varas tantas veces y azotado por los judíos? ¿Por qué?

Versículo 31, “Os aseguro, hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro Señor Jesucristo, que cada día muero.” Eso no es algo místico espiritual, literalmente él dijo, espero morir cada día. De hecho, morir. Cuándo él dice, os aseguro, ésta es una partícula griega que presenta un juramento. Él literalmente está presentando un juramento. Les estoy dando un juramento, y tengo un derecho de declarar esto; muero diariamente. ¿Por qué estoy haciendo esto? Para que pueda gloriarme en la fe de ustedes, sino resucitamos.

No es que él está orgulloso de sí mismo, es que él está agradecido por la obra que el Señor ha hecho. La frase, ‘cada día muero,’ o la afirmación ‘cada día muero’ es muy, muy fuerte. Realmente está diciendo, ‘juro que cada día por causa de ustedes estoy a la puerta de la muerte. ¿Por qué estoy haciendo esto si no hay resurrección? ¿cuál es el punto de jugarme la vida? No tiene sentido. Y él incluso se refiere a un incidente en particular en el versículo 32, si por motivos humanos yo peleé, o literalmente, humanamente hablando, batallé en Éfeso contra fieras, ¿qué me aprovecha?

Ahora, ¿de qué está hablando él aquí? Realmente no tenemos nada en el libro de los Hechos o en el registro de la vida de Pablo que indique que él fue arrojado a una arena con bestias salvajes en Éfeso. Pero en el capítulo 19 del libro de los Hechos leemos esto en el versículo 23. Cuándo él estuvo en Éfeso no hubo un disturbio pequeño, un hombre llamado Demetrio, un platero quién hacía pequeños templos de plata de Artemis, la diosa de los efesios, no traía un pequeño negocio a los artesanos, estos se congregaron con los artesanos de oficios semejantes y dijeron:

“Hombres, vosotros sabéis que nuestra prosperidad depende de este negocio, ved y oíd que no solo en Éfeso, sino en casi en toda Asia, éste Pablo ha persuadido y alejado número considerable de personas, diciendo que los dioses hechos con manos no son dioses en absoluto. No solo hay un peligro de que este comercio nuestro se acabe, sino que también el templo de la gran diosa Artemis sea considerado como sin valor, y ella quien toda Asia y todo el mundo adoran será derrocada de su magnificencia.”

“Cuando oyeron esto se llenaron de enojo y comenzaron a clamar diciendo: “Grande es Artemis de los efesios.” La ciudad se llenó de confusión y juntos llegaron al teatro en dónde Pablo estaba arrastrando a Gallo y Aristarco, los compañeros de Pablo de Macedonia. Y cuándo Pablo quiso entrar a la reunión, los discípulos no lo dejaron. Usted conoce la historia de su escape, ¿acaso se refiere a eso? ¿acaso en cierta manera son esas bestias salvajes metafóricas, o hubo alguna otra ocasión cuándo él de hecho fue arrojado a una arena con bestias salvajes? Podría ser alguna de las dos.

No hay razón necesariamente para asignarle esto al incidente que leí en Hechos 19. Bien podría ser que de hecho él fue arrojado en una arena con animales salvajes, muy parecido a Daniel. Hay leyendas acerca de eso. Hay una leyenda de que, quizás es tomada de Daniel, que Pablo fue colocado en una arena con bestias salvajes, y las bestias salvajes lo trataron de la misma manera en la que los leones trataron a Daniel, simplemente se sentaron ahí y nunca atacaron. La palabra usada aquí es el tipo de descripción que vemos conectada a los gladiadores que peleaban contra los leones en la arena. No sabemos. No sabemos. Sea lo que sea, Pablo dice: ¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Por qué estoy viviendo diariamente al filo de la muerte humanamente hablando? Esto no me sirve. ¿Cuál es el punto de esto? ¿Por qué estoy llevando en mi cuerpo las marcas de Cristo? Gálatas 6:17.

“Si los muertos no resucitan,” por favor, “simplemente comamos y bebamos porque mañana moriremos.” Simplemente seamos hedonistas. Esas palabras, por cierto, se citan de manera directa de Isaías 22:13, en dónde hay una expresión del hedonismo del Israel apóstata. La Israel era tan hedonista, en el día de Isaías, que básicamente vivían esto, “comamos y bebamos porque mañana moriremos.” ¿Qué tipo de hedonismo impío? Oigan, si no hay resurrección, si no existo en el futuro, entonces, ¿por qué estoy haciendo esto? ¿por qué estoy esperando una reunión con los más nobles y lo mejor de la humanidad, aquellos que han llegado a conocer al Dios verdadero, y a vivir para Él? ¿Por qué estoy entregando mi vida? ¿Por qué estoy sacrificando algo? Es necio. Si no hay resurrección entonces vivamos como animales.

Esto es lo que creo que estaba asustando a Salomón, al escribir Eclesiastés. Escuche las palabras de Eclesiastés capítulo 2. Esto es sabiduría humana, hablando humanamente, “No hay nada mejor para un hombre,” Eclesiastés 2:24, “que comer y beber, y decirse a sí mismo que su labor es buena.” Se acabó, come y bebe, es lo único que hay. Capítulo 3, versículo 12, sé que no hay nada mejor que regocijarse y hacer bien en la vida de uno, y que todo hombre debe comer y beber y ver el bien en su labor.

En el capítulo 5, versículo 18, “Esto es lo que he visto que es bueno y apropiado, comer y beber y disfrutar de toda la labor en la que uno se esfuerza debajo del sol, durante los pocos años de su vida, que Dios le ha dado, porque ésta es su recompensa.” Ese es un cinismo hedonista absoluto. Saca de esta vida todo lo que puedes obtener, esto es lo único que hay.

En el capítulo 8, en el versículo 14, leemos: “Hay vanidad que se hace en la tierra, y es esta. Hay hombres justos a quienes les pasa conforme a las obras de los impíos. Por otro lado hay hombres malos a quienes les sucede conforme a las obras de los justos. Digo que esto también es vanidad. Entonces, recomendé el placer porque no hay nada mejor para un hombre bajo el sol más que comer y beber y disfrutar, y esto estará con él en su esfuerzo, a lo largo de los días de su vida, que Dios le ha dado bajo el sol, debajo del sol.”

Y si lo único que hay es lo que hay debajo del sol, y si usted simplemente es un protoplasma que espera a convertirse en estiércol, ¿cuál es el punto de servir a Dios, de sacrificarse? Ve entonces, capítulo 9 de Eclesiastés, versículo 7, “come tu pan en felicidad, bebe tu vino con un corazón contento, porque Dios ya ha aprobado tus obras. Que tu ropa sea blanca todo el tiempo, y que no falte ungüento en tu cabeza. Disfruta la vida con la mujer que amas, todos los días de tu vida pasajera, porque esta es tu recompensa debajo del sol.” Jesús nos contó de un rico insensato en Lucas 12, quien dijo: “Come y bebe y regocíjate, porque mañana moriremos.”

La literatura clásica está llena de esto. Esto infectó el mundo griego, el mundo romano. Heródoto, el historiador griego, nos cuenta de una costumbre entre los egipcios. En las reuniones sociales entre los ricos, cuando el banquete ha terminado, un siervo lleva por todos lados un ataúd a varios invitados, en los que está una imagen de madera de un cadáver que está grabada y pintada para representar una persona muerta lo más posible. El cadáver de madera se le presenta a todo invitado y a todo invitado se le dice: Ve aquí, bebe y disfruta porque cuando mueras serás así.” Pero si hay una resurrección, entonces existe toda razón para servir y recibir una recompensa completa.

Y como le leí en Hebreos 11, hay una resurrección mejor. Resucitaremos, 2 Corintios 5, “Sabemos que, si el tabernáculo terrenal, el cual es nuestra casa, y es derribado, tenemos un edificio de Dios, una casa no hecha con manos, eterna en los cielos,” otro cuerpo eterno, un cuerpo de resurrección. Pero si no hay resurrección no hay incentivo para una reunión, entonces, si usted simplemente va a dejar de existir, no tiene sentido. No hay incentivo para el servicio, si esto es lo único que existe, más vale que usted aproveche todo el placer que pueda.

Hay un tercer incentivo que Pablo menciona, no solo como un incentivo en la resurrección para la salvación y el servicio, sino para la santificación. Esto es muy importante, versículos 33 y 34, “No erréis,” y esa es una advertencia muy común. Gálatas 6:7, “no erréis, todo lo que sembrareis esto también cegaréis.” 1 Corintios 6:9, “No os engañéis”. Santiago 1, “No erréis.” Es un tiempo presente, podría leerse, deténganse, dejen, dejen de ser engañados, las malas compañías corrompen las buenas costumbres.” Hay tanto que podría decir de eso, pero no lo voy a hacer. Es una afirmación increíblemente importante. Las malas compañías corrompen las buenas costumbres.

Ahora, usted ve la palabra ‘compañía’ o conversaciones, no sé lo que su versión podría decir, pero esa no es realmente la mejor traducción. Compañías es una palabra demasiado benigna, ésta es una palabra mucho más profunda. Es la palabra griega, homilía, homilía. Su significado básico es asociación, comunión. De hecho, es usada únicamente aquí en todo el Nuevo Testamento. Pero cuando es usada en el Antiguo Testamento griego, la Septuaginta, en Éxodo 21:10, tiene referencia a las relaciones sexuales en el matrimonio. Es un tipo de asociación muy significativo. Pero más que eso, es usada de nuevo en el Antiguo Testamento, y únicamente en esos dos lugares, en Proverbios 7:21. Y ahí es traducida, ‘palabras seductoras.”

Entonces, lo que es tiene tonos de seducción. Incluso de conducta sexual. Esto debe saberlo usted. Las asociaciones malas, el exponerse a las palabras seductoras, y en otros escritos griegos se refiere a una clase o lección, incluso un sermón. Podríamos resumirlo y decir esto: La mala enseñanza corrompe los valores buenos. La mala teología corrompe los valores morales buenos. Las malas asociaciones corrompen los valores morales buenos. ¿De qué tipo de asociaciones estamos hablando? La respuesta viene en el Salmo 1. “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en caminos de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado.” 

Usted no camina en el consejo de los impíos. Usted no debe escuchar su instrucción, no puede detenerse y relacionarse con pecadores. Y usted no se sienta y es instruido por escarnecedores. La mala doctrina, las percepciones malas, la información mala corrompen los valores morales buenos. Y aquí hay mala información, no hay resurrección. Eso corrompe los valores morales buenos. Si usted tiene la esperanza de Cristo, dándole la bienvenida a usted a Su presencia, entonces usted entenderá 1 Juan 3:3, versículo 2, “Somos los hijos de Dios ahora, pero aún no se ha manifestado lo que seremos. Pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos como él,” una persona que se puede reconocer.

“Y lo veremos como él es, y todo aquel que tiene esta esperanza, en él se purifica a sí mismo, así como él es puro.” La esperanza de la reunión de resurrección con Cristo, es una esperanza purificadora. La teología mala, la instrucción mala, la enseñanza mala, las creencias malas corrompen los valores morales buenos. La gente vive su teología, viven sus convicciones, viven lo que creen. Los compañeros malos, las asociaciones malas, lo exponen a usted a la teología mala, a la doctrina mala. Y eso corrompe los valores morales buenos.

Entonces, en el versículo 34, él dice: “Sean sobrios como deben, y dejen de pecar, porque algunos no tienen conocimiento de Dios. Y esto lo digo para vergüenza de ustedes.” Si están siguiendo a estas personas que son completamente ignorantes y están siguiendo su teología mala, deberían avergonzarse de ustedes mismos. Dejen de pecar. La doctrina equivocada produce conducta mala.

Tucídides cuenta de cómo cuando la plaga fatal vino a Atenas, la gente cometió todo crimen inconcebible, vergonzoso. Él dice: “Se entregaron a todo placer de lujuria, porque creían que la vida era corta y no había resurrección. No tendrían que pagar precio alguno por su vicio.” El poeta romano Horacio, escribió esto: “Diles que traigan vinos y perfumes, y los dos retoños de la rosa hermosa que viven poco. Mientras que las circunstancias y la edad y las cuerdas negras del destino todavía nos permiten hacerlo.” Entregarse al placer.

Uno de los poetas más famosos, de los poetas latinos es Catulo. Usted lo puede buscar por Google, y encontrar algunas cosas interesantes. Catulo escribió esto: “Vivamos mi Lesbia,” Lesbia era su seudónimo para su amante, a quien le escribió muchos poemas, que todavía existen. “Vivamos Lesbia mía, y amemos. Y valoremos los cuentos de hombres de la antigüedad, austeros, de manera barata.” En otras palabras, inútiles y baratos. “Los soles se puede poner y después regresar, pero para nosotros una vez que nuestra luz breve se pone, no hay más que una noche perpetua, en la que debemos dormir para siempre. Vivamos, amemos antes de que dejemos de existir.”

Quite usted el pensamiento de la vida venidera, quite el pensamiento de la resurrección, quite el pensamiento de la rendición de cuentas, quite el pensamiento del castigo, quite el pensamiento de la recompensa y la vida se vuelve un desastre hedonista. Una metáfora para eso es simple y visible para todos nosotros, vea las noticias, cuando hay manifestaciones en una ciudad y la gente sabe que la policía no puede detenerlos, destrozan el lugar, porque saben que no habrá consecuencias. La consecuencia definitiva, claro, para el incrédulo es el infierno. La esperanza definitiva para el creyente es el cielo. Ambos colocan un peso serio en la manera en la que vivimos nuestras vidas.

Entonces, versículo 34, “Vuélvanse sobrios en su manera de pensar”. Piensen con claridad, vivan de manera justa, dejen de pecar, detengan su conducta vergonzosa. ¿Importa la resurrección? Claro que importa. Vamos a vivir para siempre. La resurrección de Cristo es una realidad, y debido a que Él vive, nosotros también viviremos. La salvación entonces puede ser buscada esperando una reunión de resurrección y la vida de resurrección. El servicio puede llevarse a cabo con sufrimiento, incluso con martirio porque producirá una recompensa eterna en la resurrección. La santificación debe ser la meta de nuestras vidas aquí, la pureza la meta de nuestras vidas aquí, porque seremos recompensados eternamente en la presencia del Señor. Cualquier cosa menos que esto es un engaño vergonzoso.

Señor, gracias de nuevo en esta noche por Tu Palabra. Simplemente nos cautiva con su claridad, sus verdades, su poder. Y Señor entendemos que esta vida es una neblina que aparece por un poco de tiempo y después desaparece, y vivimos para siempre. Vivimos para siempre. Nosotros que somos tuyos vivimos para siempre contigo. Oramos porque Tú hagas que vivamos a la luz del cielo, esperando las reuniones gloriosas ahí con todos los santos que han ido antes de nosotros, incluyéndote a Ti, nuestro Cristo bendito. Que viviremos vidas de servicio sacrificial, sabiendo que seremos recompensados en Tu presencia, y podremos arrojar nuestras coronas a Tus pies.

Que viviremos vidas de santificación siendo purificados en la esperanza de esa resurrección que nos unirá a Ti. Queremos oír: “Bien, buen siervo y fiel.” Te damos gracias Señor por la promesa de vida que quita toda la vaciedad e inutilidad de vivir debajo del sol, y la reemplaza con la esperanza para cómo vivimos aquí, como amamos aquí, como servimos aquí. Nos volveremos a aparecer en nuestra bendición eterna, y por ella podremos disfrutar y glorificarte por los siglos de los siglos. Que nuestros corazones estén prontos para abrazar la vida que está por venir. Y que no nos aferremos a las cosas de este mundo.

Estas cosas pedimos en el nombre de Cristo. Amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org 
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